5. El llanto del bebe
La lata de refresco se atoro antes de caer en la maquina dispensadora, William golpeo el cristal y la comenzó a mover intentando que su bebida cayera, la lata de refresco cayo y por fin el joven logro sacar su bebida.
Un llanto de un bebe sobresalto a William y su bebida cayó al piso abriendo la lata y derramando la bebida, el joven observo el pasillo desértico y frunció el ceño al no ver el cunero cerca. Observo de un lado a otro el pasillo y siguió el llanto del bebe, llego hasta el área de los cuneros y frunció el ceño al ver a los bebes durmiendo.
El llanto del bebe sonó con más fuerza y miro una canasta que había aparecido de la nada, William se aproximó a ella con paso lento y se arrodillo, le dio media vuelta y observo que no había nada. Se levantó de golpe del piso con el corazón acelerado y miro hacia el exterior del hospital, todo se encontraba solitario, las ramas de los árboles se movían de un lado a otro y las sombras de los arboles entraban por la ventana, el joven se aproximó a la ventana y frunció el ceño al mirar a una mujer vestida de blanco sentada en las escaleras externas del hospital.
—Demonios— exclamo caminando hacia la entrada del hospital, tomo las llaves que estaban en la primera oficina y abrió la puerta, el frio aire golpeo su rostro y camino hacia el exterior.
Se escuchaba a la lejanía el ladrido de los perros guardianes que tenía el hospital, se detuvo mirando los árboles que rodeaban el lugar y paso con lentitud su mirada buscando de nuevo la mujer que había estado afuera, negó con la cabeza creyendo que fue imaginación suya y se dio media vuelta para regresar, su respiración se detuvo al mirar uno de los perros Doberman en la entrada gruñéndole impidiéndole la entrada. William estiro su mano y comenzó a entrar al lugar sin dejar de ver los ojos del animal
—Tranquilo, tranquilo— pidió mirando al perro, pero el animal no lo veía a él sino algo detrás de él, sintió una mano que pasaba por su espalda y se dio media vuelta lentamente sintiendo el corazón latir con velocidad, al darse la vuelta, la puerta principal se cerró de un portazo y el perro comenzó a ladrar.
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