Los truenos resonaron en el cielo mientras que Amber terminaba de alistarse, se miró en el espejo roto y luego coloco su mirar en la ventana, pequeñas gotas de lluvia comenzaban a caer lo que la hizo desanimarse. No le gustaba la lluvia, siempre la había visto deprimente y triste, se volvió a ver al espejo y se sonrió, era su primer día de trabajo y nada la iba a arruinar

—Buen día— exclamo la rubia al mirar a sus compañeros, escucho a William murmurar un "que tiene de buenos" y lo ignoro, Marilyn le daba vueltas a su café y le dio un sorbo— No los veo animados por el primer día— hablo tomando un vaso de la cocina y tomando agua del grifo.

—Me animaría más seguir durmiendo— hablo Mathew mientras sacaba una bata blanca de su maleta.

La lluvia comenzaba a ser cada vez más fuerte cuando Amber abrió la puerta sin soltar su vaso de agua, miro el reloj que marcaba media hora antes de las nueve. Observo como la lluvia caía con fuerza y luego se quitaba un poco, se cruzó de brazos sintiendo el frio recorrer sus brazos, las batas no eran muy calientes. Cerro la puerta y atravesó la pequeña cocina hasta llegar una puerta trasera, de ahí extrajo una sombrilla negra y volvió a asomarse al ver que no habían más.

—Es la única— hablo Mathew señalándola— Y no creo que nos cubra a todos, así que he ideado un plan para no discutir por ella.

—¿Te iras caminando bajo la lluvia y nos dejaras con ella? — pregunto Marilyn sin dejar de ver su café negro.

—No, algo mejor, haremos un juego para ver quién se queda con la sombrilla— sonrió Mathew.

Marilyn dejo la taza de café sobre la mesa y lo miro con el ceño fruncido.

—Necesito uno de sus pies aquí— señalo colocando su pie, Amber se colocó frente a el y William imito el acto, Mathew miro a la rubia— Vamos Mary.

—Es Marilyn, como Marilyn Monroe— lo corrigió, se quitó su zapato blanco y lo dejo al lado del pie de William— Puedes comenzar, no esperes que me levante.

Mathew la miro y luego se arrodillo, comenzó a mover su mano en los pies y zapatos, cayó en William y luego volvió a mover su mano hasta quedar en el zapato de Marilyn.

—Esto es injusto, ni siquiera se levantó y gano la sombrilla— señalo Amber, la joven castaña sonrió tomando su zapato y la sombrilla.

Mayer abrió la puerta sujetando la sombrilla con una sonrisa, se giró hacia los tres.

—No olviden la llave.

Amber alzo su gorro de su chamarra y salió sintiendo las gotas de lluvia caer sobre ella, comenzó a caminar con rapidez dejando a los otros atrás.

—¿Por qué caminan tan rápido? — les grito Marilyn cuando pasaron a su lado— ¡Disfruten de la lluvia!

Marilyn soltó una risa mirándolos caminar con velocidad, el aire soplo con rudeza y la sombrilla fue lanzada hacia atrás destruyéndosela. Marilyn soltó una maldición mientras la acomodaba y miro hacia su espalda, frunció el ceño al mirar a una mujer a la distancia vestida de blanco, quito la vista de la mujer suponiendo que sería otra de las trabajadoras. Movió la sombrilla que se había quedado trabada, levanto la vista al sentir una presencia cerca y alzo sus ojos, a unos metros de ella venia la mujer de blanco, los ojos de la joven se abrieron al ver que esa mujer estaba flotando al menos un metro lejos del suelo.

La sombrilla cayo de sus manos y salió corriendo sin pensarlo dos veces, el frio aire golpeaba su cara y no tuvo la valentía para ver hacia atrás.

—¿Por qué caminas tan rápido? ¡Disfruta la lluvia! —Willam repitió las mismas palabras que empleo Marilyn.

—¿Y la sombrilla? — grito Mathew y negó con la cabeza— Una vez más se comprueba que las mujeres están locas.

Amber lo miro.

Marilyn llego hasta el hospital y atravesó sus puertas, se recargo en la pared mientras su corazón latía con velocidad, miro hacia la lluvia y luego se preguntó ¿Acaso sería un paciente? ¿Se habría escapado? Pero ¿Por qué estaría flotando?

—¿Estas bien? — pregunto Amber mirándola, frunció el ceño al mirar su rostro tan pálido, las gotas de agua caían de su cabello.

—Había una mujer flotando detrás de mí— explico con voz adolorida al haber corrido.

Los dos hombres intercambiaron una mirada y la regresaron mirando a Marilyn.

—Bienvenidos— hablo una voz, una enfermera los miro y luego coloco sus ojos en Marilyn frunciendo el ceño— ¿Esta bien señorita?

La joven castaña asintió con la cabeza y le sonrió.

—Se me ha roto la sombrilla y tuve que correr para no seguirme mojando— se señaló.

La enfermera asintió con la cabeza.

—Ustedes deben ser los nuevos— volvió a hablar— La lluvia es muy fuerte, en un momento les proporcionare algo para que se seque, ahora, síganme, hoy harán su primera actividad.