25. Morir para vivir
Las piernas le temblaban a cada paso que daban, detrás de ellos se escuchaba los gruñidos del demonio, ambos jóvenes saltaron un gran tronco y cayeron tambaleantes al piso, retomaron la marcha pasando al lado de dos enormes árboles que cubrían los rayos del sol.
Amber y Mathew detuvieron su paso al observar el gran acantilado frente a ellos, ambos miraron hacia su espalda.
—Tendremos que saltar— hablo Mathew mirándola.
—Es muy alto— negó Amber y miro hacia abajo, regreso su vista a el— No, no puedo hacerlo— Lo siento, yo no...
—Amber— halo Mathew y la tomo del rostro obligándola a verlo, los ojos verdes comenzaban a llenársele de lagrima, la rubia lo miro y se abrazó a el— Venir aquí fue lo mejor que me pudo haber pasado— le susurro.
Amber se alejó de él y coloco sus labios sobre los del chico, Mathew sonrió y le correspondió.
—Estaremos bien— hablo Mathew colocando su frente junto la de Amber— Confía en mí.
Ambos se tomaron de la mano, el demonio los miro desde lejos y volvió a emprender su marcha, asintieron mirándose y corrieron hacia el acantilado cayendo al agua profunda y negra hundiéndose ante su peso. Amber comenzó a patalear hacia la superficie intentando subir, pero el peso del agua la hundía, miro a Mathew quien apretó su mano y el joven miro hacia el fondo, sus ojos se ampliaron al ver la oscuridad, su más grande terror, con miedo miro a Amber, atraería al demonio con su miedo, la miro por una última ves y le sonrió. No iba a arrastrarla a la muerte, lentamente la soltó de la mano y comenzó a caer al fondo.
Amber movió su mano intentando volver a tomarlo de la mano, pero le fue inútil, miro hacia arriba donde los rayos del sol se filtraban en el agua, algo nado hacia ella y la joven se espantó. Agramon se aproximaba y sus ojos brillaban mientras más se acercaba. Amber cerró los ojos sintiendo miedo, pensó que no podía subir pues sería imposible debido al peso y tomo una decisión.
Dejo de patalear, de luchar y comenzó a hundirse, sintió como sus pulmones comenzaban a llenarse de agua, recuerdos de su infancia atravesaron su mente, su llegada al hospital, cuando conoció a los que se volvieron sus mejores amigos, cuando reían y se apoyaban, luego, cerró los ojos y su cuerpo ya no era pesado, ya no había dolor ni desesperación pues Amber había fallecido con un recuerdo feliz en su mente.
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