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23

Seis años atrás...

—Tienes que ir—dijo Roseanne con una sonrisa—. Anda, todos van a ir, también tú novio.

—No es mi novio—bufó rodando los ojos. Pero, quisiera.

—Lo que tienes de hermoso, también lo tienes de tonto ¿Sabes?

—¿Por qué siempre me estás insultando? —hizo un puchero—. Dile algo.

—Ella tiene razón y lo sabes—dijo YoungJae quien estaba escribiendo algo en la laptop.

Los tres se hallaban en la biblioteca de la universidad, estaban a sólo un pequeño paso de graduarse, habían trabajado mucho por aquel momento, pero la presión de culminar con las mejores calificaciones para así ser contratados en una buena escuela como profesores los tenía estresados.

—No sé de qué hablan—dijo regresando la mirada a su libro de texto.

—Claro que lo sabes, pero te haces el idiota—bufó YoungJae—. Todo el mundo sabe que estás detrás de JaeHwan desde hace mucho, de hecho ¿Qué se supone que son ustedes? Parecen novios sin la etiqueta de novios.

—Es sexo Jae—bufó Roseanne—. Jin, él se acuesta con media facultad, deberías de alejarte.

—No es así.

—Claro que sí, pero bueno, tú sabes. En fin, ven a la fiesta de esta noche. Estará genial.

—Sí Jin, no tendremos muchos momentos para divertirnos, se llegan los finales, anda—YoungJae le dio un pequeño empujón en el hombro.

—Bien, iré—bufó.

SeokJin actuaba como si lo que sus amigos dijeran no le importara, pero la realidad era que le dolía mucho, había conocido a Jaehwa desde el primer día de clases, se sentaba a su lado, llamó su atención, siendo dulce y atento, pronto se acercaron, tal vez de una manera que no era beneficiosa para él, viéndose a escondidas, teniendo relaciones sin sentimientos de por medio, al menos de su parte, Jin no pudo evitar enamorarse de él, lo amaba, y le dolía cada que lo veía con otra persona, y cuando se decía que no caería en lo mismo volvía a tropezar, con el tiempo se volvió cada vez más difícil tomar distancia.

Saliendo de clases pasó a una farmacia, compró algo que no pensó jamás que estaría comprando y fue a casa, sus padres no estaban, su hermano aún se hallaba en la escuela, por lo que estaba solo, entró al baño, sacando el paquete y tembló, leyó las instrucciones las cuales siguió, después de un par de minutos estaba dando vueltas alrededor del baño, mordiendo sus uñas, hasta que el tiempo se acabó, cuando se acercó a ver el resultado, se sintió aterrado.

Lloró, como jamás había llorado, con el miedo recorriendo cada una de sus células, su cuerpo se tensó por completo, muchos escenarios pasaban por su mente, unos más catastróficos que otros, al final del día, se preguntó si había tomado una buena decisión, tomó un baño caliente, trató de relajarse para bajar a cenar con su familia. Como siempre, su hermano hablaba hasta por los codos, sus padres escuchaban, él permaneció callado.

—Hijo, me preguntaba si querías viajar a Alemania después de tu graduación.

Miró a su padre con una sonrisa. —Parece una buena idea, gracias.

Pero, sabía bien que no llegaría a tomar ese viaje, y que todo cambiaría. No durmió, y al día siguiente cuando fue a clases todo se sentía diferente, tenía miedo.

—¿Irás a la fiesta de esta noche cariño? —preguntó Jaehwan con una sonrisa encantadora.

—Sí, ammm, yo tengo que decirte algo.

—Los chicos me esperan, me lo dices en la fiesta, nos vemos.

Lo vio tomar sus cosas y salir del salón, tragó en seco, las náuseas no le habían dejado tranquilo, no sabía si era por la ansiedad o los síntomas, pero aquello último le parecía tonto, no llevaba ni veinticuatro horas que lo supo, era ilógico.

El día pasó más rápido de lo que pensaba, se arregló muy bien, siempre le había gustado verse presentable y apuesto, aunque su rostro esa noche sólo reflejaba angustia, se despidió de sus padres prometiendo que llegaría temprano, ellos no tuvieron problema alguno en dejarlo ir, confiaban en él. Roseanne pasó por él, ella estaba tan emocionada que él no abrió la boca, no quería arruinarle la noche, llegaron al lugar, había muchas personas ahí, ebrias, bailando y riendo, tomó una cerveza que su amiga le dio, ambos empezaron a hablar con quienes conocían, pero Jin, realmente no estaba prestando atención, no se divertía como otras noches, menos mirando a Jaehwan riendo con otra persona.

Tomó una bocanada de aire, no podía retrasarlo, se acercó a él y le sonrió. —¿Podemos hablar?

—Jin, claro, nos vemos después—le dijo al chico con el que hablaba.

Jaehwan lo tomó de la mano llevándolo a una de las habitaciones, aun no cerraba la puerta cuando ya se encontraba besando su cuello y acariciando su cuerpo, lo llevó a la cama, estaba por subir sobre él cuando lo detuvo.

—Espera, tenemos qué hablar.

—¿Para esto me llamaste? Jin yo quiero diversión y si tú no me la vas a dar...

—Es importante—dijo con un hueco en el corazón.

—Bien—suspiró—. Habla.

—Yo...estoy embarazado.

El tiempo se detuvo entre ambos, Jaehwan le miró con una ceja alzada. Jin sintió aquellos minutos como los más largos de su vida.

—¿Qué? Pero, se supone que estabas tomando las píldoras.

—Yo...las olvidé.

Jaehan se levantó molestó, mirándolo con incredulidad. —¡¿Las olvidaste?! ¿Qué se supone que significa esa mierda Jin? Por dios ¡Eres un estúpido!

—No fue mi intención.

—Lo hiciste a propósito ¿Verdad? ¡Y no me mientas!

SeokJin boqueo negando. —No..yo...n-no.

—Estas mintiendo ¿Quién es tan estúpido como para no cuidarse?

—Tú tampoco lo hiciste—susurró.

—¡Mierda Jin!

Debido al grito, Jin se asustó, le miró suplicante, con miedo, porque lo que él decía era cierto, había dejado de cuidarse, porque tontamente pensó que eso haría que estuviera a su lado, ahora que la realidad estaba golpeándolo en el rostro, que veía su actitud, entendía que había sido un completo error. ¿Qué estaba pensando?

—Jaehwan...

—Jódete Jin, de verdad jódete.

Y salió de la habitación dejándolo ahí, confundido y dolido ¿Qué iba a hacer? No pudo contener su llanto, lloró por la impotencia, por el arrepentimiento, ¿Por qué no había sido capaz de verlo antes? Salió de ahí huyendo, se sentía tan perdido, el camino a su casa en autobús no fue el mejor, se la pasó llorando sin importarle que las personas le miraran, estaba decepcionado.

Ese fue el peor fin de semana que tuvo en su vida, estaba tan aterrado de lo que sucedería, pensaba que era el peor ser humano en la tierra, tan estúpido por tomar decisiones sin pensar, tenía un buen futuro por delante, su familia era de una buena posición económica ¿Cómo reaccionarían? Mancharía la reputación de su padre, ellos estarían decepcionados, ¿Cómo enfrentaría las miradas en la escuela? No tenía forma de hacerlo, pensaba mucho en qué haría ahora ¿Un aborto? La idea era clara, la mejor decisión estaba frente a sus ojos, pero tenía miedo.

—Jin—dijo Roseanne sentándose a su lado, les había contado todo, ellos dos estaban ahí mirándolo, omitió la parte en donde él quiso quedar embarazado, no quería humillarse más—. Yo...lo lamento, siento mucho lo que te diré.

—¿Me dirás que soy un estúpido? No gastes saliva, ya lo sé.

—No, ella no se refiere a eso—suspiró Jae.

—Es más complicado, hay un rumor en la facultad, aparentemente Jaehwan se fue.

—¿Se fue? ¿A dónde? —frunció el ceño perplejo.

—Nadie lo sabe, algunos dicen que, a Estados Unidos, fue repentino, lo siento Jin.

Aquello fue demasiado, salió de ahí, corriendo, huyendo de las miradas, no sabía si sus compañeros sabían algo, de hacerlo, ahora sería señalado por el resto de sus días, no se detuvo a pensar, camino kilómetros mientras lloraba y se abrazaba a sí mismo, hasta que llegó a su casa, se encerró en su habitación, en medio de un ataque, donde su cuerpo estaba actuando por cuenta propia, donde su mente reproducía sin piedad todo lo que había vivido a su lado, lo amaba, le había hecho amarlo con todo su ser. En un arranque, tomó un frasco de pastillas para la ansiedad, desde niño lo sufría, las sacó todas y las puso en su mano, acabaría con todo, porque no era lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a su realidad y ser responsable de las consecuencias de sus decisiones.

En la cena todo fue denso, no estaba pensando con claridad, estaba actuando bajo el instinto del miedo, sus padres reían, ajenos a lo que le estaba pasando, su hermano como siempre hablando de cosas sin sentido, eran una buena familia, unida, con una educación y modales excepcionales. Y él había fallado a todo eso.

—Estoy embarazado y el padre del bebé huyó.

La primera reacción que obtuvo fue un silencio que erizo su cuerpo, no se atrevía a mirarlos a la cara, su madre fue quien comenzó a insultarlo de todas las formas posibles, la constante de sus reclamos era, ¿Qué va a decir la gente?

—¿Tienes idea de lo que esto significa? —dijo despreciativa—. Jin ¿Y tú futuro? Penaste en algo de eso cuando estabas...¿Lo hiciste?

—No—negó con un nudo en la garganta.

—Te dimos todo Jin, absolutamente todo, una buena escuela, confianza y cariño ¿Y así es cómo nos pagas? ¿Te parece justo?

—Lo siento, perdóname, yo...no pensé.

—¡Claro que no pensaste!

—Hay...una forma—balbuceo mirando por fin a sus padres, su padre estaba con la mirada fija en la pared, su madre con el rostro rojo, acalorada, en cólera—. Yo...no quiero tenerlo—decir esas palabras le hacía sentir un hipócrita, porque él mismo se había puesto en esa situación por decisión propia, pero, pensar en tener un hijo, le aterraba.

Después de pronunciar esa frase, sus padres se quedaron petrificados, los ojos de su madre se cristalizaron, y su padre le miró por primera vez con aquella expresión que le acompañaría de ahora en adelante cuando se dirigía hacia él. Decepcionado.

Sabía muy bien lo que su familia pensaba sobre el aborto, y que su hijo mayor, a quien creían que habían criado bien, dijera aquello, era aún más atroz que confesar que estaba esperando un hijo y que sería padre soltero.

—Jin—susurró su madre no aguatando el llanto.

—Yo...—boqueo—. No lo digo en serio, lo siento, estoy asustado—y soltó en llanto.

—Lo vas a tener, te vamos a apoyar, pero terminarás la escuela—dijo su padre con seriedad.

Ese fue el final de la discusión, tuvo que asistir a la escuela, y poco después todos le miraban, hablaban a sus espaldas, los rumores se extendían, todos confirmaron la razón por la que Jaehwan se fue. Odio cada uno de esos días, lloraba todas las noches, estaba deprimido y cansado, su familia lo apoyaba, le ayudaba, pero la relación había cambiado completamente, ya no era lo mismo. Las expectativas de sus padres recayeron en BaekHyun, dejándolo de lado, porque ya no tenía nada más que ofrecerles.

Se graduó, sus padres lo llevaron a cenar, en ese entonces estaba a punto de tener al bebé, se quedó en casa, mientras que sus compañeros vivían su vida, no sabía el sacrificio que significaba ser padre, mientras sus amigos se divertían o comenzaban su vida laboral, él estaba esperando la llegada de su bebé, del cual aún no estaba encariñado.

Todo cambio cuando nació, cuando lo sostuvo por primera vez, cuando lo abrazó, cuando su llanto despertó en él algo que jamás había sentido, un amor tan fuerte que llenaba todos los vacíos de su corazón, fue tan feliz, su pequeño Hoseok era un ángel, lo adoraba, por completo, estaba embelesado con su bebé.

Comenzó a trabajar como profesor en un instituto cuando este cumplió los seis meses, estaba tranquilo, vivía bien, su familia adoraba a su hijo y estaba orgulloso de lo que había logrado, hasta un año después cuando él apareció. Una tarde, en una cafetería cercana al instituto.

—Hola, lo siento, no quise molestarte, pero te vi y no pude evitar hablarte—era apuesto, mucho, y su sonrisa era preciosa—. Soy Jaehyun ¿Tú eres?

—SeokJin.

—¿Me puedo sentar?

—Claro.

Al principio todo fue como un cuento de hadas, por lo que sabía Jaehyun era un contador, era bueno tener un amigo, pero, su relación fue escalando y se enamoró, él trataba muy bien a Hoseok, parecía ser dulce y encantador, comenzaron una relación amorosa, llena de detalles y palabras encantadoras, se enamoró por completo.

—No me parece bien Jin, apenas lo conoces.

—Jaehyun es un buen hombre mamá, me quiere y quiere a Hoseok.

—Si te quiere tanto como dices ¿Por qué no viene a presentarse formalmente?

—No lo traigo porque sé muy bien cómo son ustedes,

Las peleas con su familia escalaron a un nivel que no pudo soportar y un día, tras una pelea muy fuerte, tomó sus cosas y se fue, se mudó con Jaehyun. Fue feliz los primeros tres meses, hasta que le dijo que perdió su empleo y se ofreció a cuidar de Hoseok mientras él trabajaba. Cada que llegaba a casa, veía que su hijo no había comido, porque se la pasaba bebiendo y drogándose, cuando quiso irse, fue el primer golpe, jamás le habían golpeado, tuvo miedo, pero no quería regresar a su casa, no quería admitir ante sus padres que se había equivocado, él se disculpó y lo perdonó, pero todo fue peor.

Los maltratos, no sólo hacía él, sino también hacia su hijo eran cada día más difíciles, cuando quiso volver a irse, se enteró que estaba esperando un hijo, los golpes y maltratos hacía él cesaron, pero no los que recibía Hoseok y por miedo, no decía nada. Lo único que hacía era esconder a Hobi cundo Jaehyun llegaba.

Una noche todo se complicó, Hoseok estaba enfermo, no podía dormir y no dejaba de llorar, lo golpeo, dislocando su pequeño hombro, al defenderlo, él fue golpeado muy fuerte, en medio de la noche, con el rostro reventado y su bebé llorando salió huyendo. En la madrugada llegó a su casa, sus padres le abrieron, su madre se puso como loca, los llevaron al hospital, relató a la policía lo que había pasado, sus padres le ayudaron a meterlo a la cárcel, pero, su rostro cambio por completo.

—Tú aún no has entendido nada SeokJin—dijo su padre—. No creo que sea conveniente que sigas cuidando de Hoseok.

—No, por favor no, te lo suplico no lo hagas, haré lo que quieras, te prometo que jamás volveré a estar con una persona, pero no me lo quites.

No sabía si fue lastima o miedo, porque les amenazó con hacerse daño, ellos no dijeron más, Taehyung nació dos meses prematuro, cuidó de él, de forma dolorosa vio lo que había hecho y prometió jamás volver a tener una relación, dedicarse a sus hijos para siempre, no caer cegado en el amor.

Estaba bien con sus bebés, muy bien, cuidaba de ellos, se independizó, pero sus padres cuidaban cada uno de sus movimientos, no le dejaban hacer nada, tomaban las decisiones de sus hijos, aceptaba todo por miedo de perderlos, y porque la culpa era tan grande, había fallado como padre y jamás se lo iba a perdonar.

Todo iba bien, todo estaba perfecto, hasta que Namjoon llegó a su puerta...


Este mes termina esta historia, no dejen de comentar y de votar 💖💓

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