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17

—¡Jimin, Sunoo, a comer!

Jimin bajo el cómic que estaba leyendo desde hace un par de horas, a su lado se encontraba Sunoo, quién también había estado interesado. Ambos leían todos los días después de la escuela del niño, al principio pensó que no se llevarían bien, llegó siendo un chico asustadizo, desconfiaba de todos los que estaban alrededor, no ayudó que Yoongi se haya ido un par de semanas después de haberlo llevado ahí, pero, descubrió que los Min eran personas bastante agradables.

Sunmi y Yesung eran una pareja feliz, que se miraban con cariño y se hablaban con palabras amables, Jimin, no conocía aquello y verlo por primera vez le causaba conflicto, ¿Por qué las personas eran tan diferentes? Sunmi era una maestra de preparatoria y tenía una tienda de ropa que atendía en las tardes, Yesung era gerente de una fábrica, y también hacia trabajos de mecánica, era serio, pero amable, y respetuoso.

Ellos le habían tratado bien desde el primer momento, más al saber de su boca su historia y todo lo que había pasado para terminar huyendo de su casa, cómo Yoongi le dijo, le permitieron quedarse con la condición de que debería de estudiar y terminar el instituto. Por el momento estaba ayudando en la tienda por las mañanas y esperando a que el nuevo ciclo escolar comenzará, dormia en la habitación de Yoongi, de vez en cuando también tomaba algo de su ropa, que me quedaba grande, pero le gustaba, por fin podía dormir sin estar a la defensiva o esperando que algo malo sucediera.

Sunoo era un niño tierno, siempre dulce y acometido, siempre llevaba una sonrisa en el rostro, gritaba y jugaba por toda la casa sin ser regañado o que alguien le gritara cosas ofensivas, tenía todo el cariño y el calor de una familia, y en ese tiempo se había convertido en su sombra, lo seguía a dónde iba, siempre queriendo saber más, pidiéndole jugar y Jimin se sentía cálido cuando estaba a su lado, era como un pequeño hermanito, pensaba en que se estaba convirtiendo en Namjoon, siempre al pendiente de Sunoo, cuidado que no se hiciera daño, porque ese niño era más torpe que él.

Hablaba con Namjoon de vez en cuando, le repetía constante que estaba bien, que no tenía por qué preocuparse, que donde estaba se sentía feliz y seguro, lo convencía de no sentirse mal debido a su decisión de marcharse, pero cada vez que terminaban de hablar iba al jardín a llorar a solas, porque lo extrañaba mucho, no se había dado cuenta de todo lo que Namjoon hacia por él hasta que estuvo lejos, siempre se quejó de la vida que llevaba y ahora que estaba viviendo con una familia que era amorosa y respetuosa, dónde no faltaban las cosas básicas, es cuando más odiaba a su padre, porque creía firmemente que esté debió de hacerlo mucho mejor.

Namjoon era un niño cuando su madre murió y su padre se perdió en el alcohol, un niño que estaba al cuidado de otro más pequeño, y que trato de darle un poco de estabilidad en medio del caos. Por eso, sentía que había sido muy injusto, sin embargo seguía creyendo que era la única manera en la cual Namjoon podría ser feliz y salir adelante, Jimin tenía miedo de estar solo, pero trataba de ser buena persona para que los Min no tuvieran razones para echarlo.

—Cuando sea grande voy a ser como ese superhéroe—dijo Sunoo cuando ambos se levantaron para bajar a comer—. ¿Tú qué quieres ser de grande Jiminie Hyung?

—Yo...aún no lo sé.

—Debes de pensar rápido, porque te estás volviendo grande.

Sunoo no dejaba de recordarle que era grande después de su cumpleaños. Sus cumpleaños nunca habían sido especiales, de hecho, pasarían desapercibidos si Namjoon no le diera uno de esos pastelillos rellenos que vendían en las tiendas y le cantará feliz cumpleaños, cuando era niño, siempre deseo un pastel y una fiesta especial en su honor, pero a medida que crecía y se daba cuenta de su situación, entendía que eso no sucedería, así que se acostumbró a no esperar nada de nadie, bueno, exceptuando a Namjoon.

Ese cumpleaños habría sido el peor de su vida sin Namjoon, pero, algo diferente sucedió...

Apenas se estaba acostumbrando a estar en esa casa, Yoongi dormía en la cama y él lo hacía en la colchoneta que estaba al lado, sabía que era su cumpleaños, pero sus ojos se cristalizaron al saber que no sería despertado con una sonrisa y una canción desafinada de feliz cumpleaños. Trató de no hacer ruido, desde que llegó se levantaba temprano para ayudarle a la señora Min a preparar el desayuno, lo hacía como acto de agradecimiento.

Se vistió con la ropa que ellos habían conseguido para él y se aseo, después de eso bajo, la señora Min ya se encontraba ahí, cantando en voz baja mientras escuchaba la radio, aquella imagen lo dejo en shock, no se sentía seguro de que ellos fueran normales ¿Cómo las personas podían ser felices todo el tiempo?

—Buenos días—dijo de forma temerosa.

—Oh cariño, no debes levantarte tan temprano.

—No me molesta hacerlo ¿Puedo ayudarla en algo?

—Haré panqueques con frutas, a Yoongi y a Sunoo les encanta, ¿Puedes ayudarme a cortar la fruta?

—Claro—asintió tomando las fresas que se encontraban en un bowl desinfectadas.

—Jimin ¿Cuál es tu comida favorita?

—Realmente no tengo ninguna—sonrió a medias—. Señora Min ¿Será posible que pueda hablar hoy con mi hermano? Hyung dijo que no podía usar más su celular porque no tenía crédito, pero que podía pedir el de la casa.

—Ese holgazán, ha de querer que vaya yo a ponerle crédito, claro cariño ¿Vas a llamar a tu hermano? ¿Cómo está él?

—Preocupado—mordió su labio inferior—. No deja de preguntarme dónde estoy. No quiero llamarlo, pero, si no lo hago se va a molestar.

—¿Por qué?

—Ah, porque es mi cumpleaños y querrá felicitarme, tampoco deseo hacerle este proceso más difícil de lo que ya es.

Sunmi le miró de tajo, con sorpresa. —¿Por qué no me dijiste? Podría haber hecho un desayuno especial con lo que te gustará.

—No hay necesidad—rio apenado—. No es nada importante.

—Festejar el día de tu nacimiento es importante.

—No hay nada que festejar—balbuceo mirando hacia sus manos que mantenían las fresas.

Sunmi suspiró y se acercó a él, ella estaba siendo muy respetuosa con su espacio personal, porque últimamente tenía la necesidad maternal de abrazarlo con fuerza, no quería asustarlo, pero entre más tiempo pasaba a su lado, se daba cuenta de lo pequeño y frágil que era, apenas un niño que había sufrido muchísimo. Jimin le miró esperando, algo que siempre había querido, pero nunca obtuvo, un abrazo de mamá.

—¿Puedo?

Asintió temeroso, ella se acercó a él y lo rodeo con sus brazos, se tensó al instante, pero, después de unos segundos suspiró y le regresó el abrazo, lo sintió tan cálido y dulce que le dieron ganas de llorar, Sunmi acariciaba su cabello.

—Feliz cumpleaños Jiminie.

—Gracias—susurró con un nudo en la garganta.

Pensó, que ese abrazo era suficiente, pero, no esperaba que las demás felicitaciones llegarán, Yoongi después del desayuno, mientras lavaba los trastes, se acercó y le despeinó los cabello.

—Felicidades, tal vez no es el cumpleaños que esperas debido a lo que está pasando, pero vendrán mejores.

—Gracias hyung y lamento todas las molestias que le he causado.

—No te preocupes—se encogió de hombros—. De algo debió de servir.

El pequeño Sunoo le hizo un dibujo de cumpleaños, el cual agradeció muchísimo, y cuando el señor Min regreso del trabajo traía consigo un pastel de cumpleaños, lo sentaron en la mesa frente a el y le cantaron feliz cumpleaños, ahí se quebró, no pudo contener las lágrimas que recorrieron sus mejillas sin piedad, hipeo sin ser capaz de controlar lo que estaba sintiendo en su corazón, era tan cálido y tan memorable, ellos no lo miraban como si fuera el peor error que había nacido.

Lo que culminó ese día para hacerlo especial, fue Namjoon, lo extrañaba tanto, quería uno de sus abrazos que le transmitían seguridad y amor.

—Feliz cumpleaños Jiminie, te amo—su voz se escuchaba contenida.

—Te amo también Namjoonie hyung, gracias por ser mi hermano y por todo lo que hiciste por mi.











—Esa nube se parece a mi papá—dijo conteniendo una carcajada.

Después de la comida como era costumbre. Jimin y Sunoo se encontraban acostados en el pasto mirando el cielo, les gustaba la calma que eso transmitía.

—¿Gruñón y flojo?

Sunoo comenzó a reír con fuerza, haciendo sonreír a Jimin.

—Jimin ¿Cómo era tu papá?

La pregunta le tomó por sorpresa, hacia semanas que no pensaba en su padre, hacerlo le hacía mal, sentía un estrujon en el estómago, y le causaba náuseas ¿Su padre? Si es que podía llamarlo de esa manera ¿Dónde estaba y qué hacía? ¿Había huido para siempre? De todo corazón esperaba que si, que siguiera con su vida y que los dejara tranquilos. Era lo que más quería, tranquilidad y felicidad. Si es que eso existía para alguien como él.

—Mi padre...

—¡Chicos vengan de inmediato!

La voz de la señora Min les salvó. Ambos se levantaron y corrieron dentro de la casa, estaban confundidos, por la manera tan emocionada con la que ella les había llamado. Al entrar a la casa, se dieron cuenta que el señor Min mantenía una charla con una persona que estaba de espaldas.

—Mira, las nubes lo trajo.

Miró a Sunoo confundido antes de darse cuenta de quién se trataba, hace tiempo que no lo veía, su cabello negro era ligeramente más grande y brillante, sus ojos que sonreían al igual que sus ligeros labios, pálido y escuálido, se acercó antes de correr a abrazarlo, ¿Por qué lo estaba haciendo? Tal vez, Yoongi era la única persona con la que se había sentido seguro además de su hermano y verlo después de mucho tiempo, le hizo experimentar una gran emoción.

Yoongi frunció la frente confundido, pero, terminó por darle unas palmadas en la espalda y acariciar su cabello.

—Es bueno verte niño, te ves bien. Más rechoncho.

Jimin hizo una mueca. —Olvidaba cómo era hyung, gracias, supongo.

Yoongi no lo decía de mala manera, cuando encontró a Jimin vio que el chico estaba en un estado de desnutrición alto, era tan delgado que la ropa de niño podría quedarle sin problema, además de que su estatura no ayudaba mucho, parecía tener unos catorce años, pero ahora, después de haberlo dejado con sus padres se veía mucho más sano.

—Y tú...—suspiró mirando a Sunoo, su hijo con el que nunca pasaba tiempo, estaba creciendo y él se lo estaba perdiendo, pero no era algo que pudiera evitar—. Te traje algo—dijo sacando de su mochila una oruga de peluche, el niño corrió a tomarla y le sonrió.

—Gracias hyung.

—Papá—corrigió Sunmi.

Yoongi acarició los cabellos del niño, su madre se acercó a él y le abrazo.

—No pensé que te veríamos tan pronto, dijiste que vendrías hasta finales de diciembre.

—Digamos que conseguí vacaciones obligatorias.

—¿Por qué? ¿Qué hiciste Yoongi? —preguntó su padre con reproche.

—Golpee a un compañero y me suspendieron un mes.

Jimin le miró curioso, sobre todo, al tiempo que sacaba un cigarrillo y lo ponía en su boca.

—No se fuma dentro de la casa—dijo Sunmi negando y quitándole el cigarrillo de la boca—. Explica lo que pasó.

—Es un hijo de pu...

—¡Yoongi!

Calló al mirar al niño que le observaba con una ceja alzada.

—Perdon, un hijo de pura gracia, estaba golpeando a su esposa, una chiquilla que no sabe dónde se metió, la defendí, y al final me gritó que no me metiera, es todo un fíasco, gracias al cielo, no me corrieron, pero estaré aquí hasta enero posiblemente.

Yesung suspiró, pero sonrió de lado. —Bien hijo—dijo poniendo una mano en su hombro—. Nunca tienes descanso, así que esto puede ser bueno.

—Ayudaré en el taller—asintió—. Mamá ¿Podría comer algo?

—Claro cariño, ve a sentarte, ya te sirvo.

Yoongi le sonrió con cariño, después se volvió hacia Jimin y Sunoo.

—¿Qué me ven?

—Nada—susurró Jimin.

—Sí pareces nube.

Al decir esto salió corriendo escaleras arriba, Jimin sonrió apenado, Yoongi suspiró.

—¿Cómo estás? —preguntó con una sonrisa.

—Muy bien hyung, ¿Y usted?

—Cansado, pero bien ¿Esa camisa me parece conocida?

—Lo siento, la he tomado prestada, pero la lavere.

Yoongi soltó una ligera carcajada. —No te preocupes, puedes tomar lo que quieras.

—Yoongi la comida—dijo su madre saliendo de la cocina con un plato en la mano.

—Gracias má.

Jimin se alejó, subiendo rápidamente a la planta alta, estaba sonriendo, Yoongi le traía mucha confianza y le gustaba estar a su lado, aunque fuera un hombre de pocas palabras, realmente parecía ser más un anciano, no un adulto joven de veinticinco años, pero lo comprendía, había sido padre a los diecinueve años, y tuvo que crecer para hacerse cargo económicamente de Sunoo.

—¿Por qué subiste corriendo? —preguntó al pequeño Sunoo cuando llegó a su habitación.

—Él me asusta.

Jimin se sentó a su lado en el piso. —¿Por qué? ¿No te trajo un regalo? Eso es bueno ¿No?

—Igual me asusta, siempre es serio, no sé de qué hablar con él.

—Bueno—hizo una mueca pensando—. Puedes hablar de lo que te gusta hacer. Cómo hablas conmigo.

—Tú eres diferente, tú eres mi amigo.

Jimin le abrazó por los hombros. —Creo que hoy dormiré contigo, Yoongi hyung necesita descansar ¿No lo crees?

—Sí, ¡Juguemos toda la noche!





Estaban entretenidos, jugando videojuegos desde hace un par de horas, después de la cena, el pequeño Sunoo no tenía clases al día siguiente, así que podían aprovechar. Sólo quitaron la vista del juego cuando escucharon la puerta. Ambos se volvieron, pensando que se trataba de la señora Min.

—¿Qué hacen?

Yoongi se adentro a la habitación y les miró confuso, por su aspecto deducieron que acababa de despertar.

—Jugando. ¿Quiere jugar hyung?

—No, gracias, ¿Dormirás aquí?

—Sí, tiene que descansar está noche hyung.

Sunoo se pegó más a su costado para no tener que responder nada. Yoongi asintió.

—Buenas noches—salió de la habitación bostezando.

Sunoo suspiró. —¿Deberíamos decirle a mamá que preparé fruta? Ya vuelvo.

Jimin se dio cuenta de algo que antes había estado difuso, ni Yoongi ni Sunoo sabían cómo tratarse el uno al otro, parecían dos extraños, entonces, recordó lo que Yoongi le había dicho, y sobre la duda que estaba presente, miró de reojo a Sunoo, no tenía un parecido excepcional con Yoongi, pero algo le decía que ambos eran padre e hijo.








—Jiminie ¿Puedes llevarle esto a Yoongi al taller?

Era una tarde fría, estaban en casa bebiendo té, Sunoo se había ido de compras con Yesung y Yoongi estaba en el taller trabajando en un auto. Sunmi puso frente a él una bolsa grande de papel, que contenía algo de comida, porque Yoongi había estado tan ocupado, que perdió la comida en familia.

—Claro.

—Vuelve con cuidado—le sonrió.

Jimin tomó la bolsa y salió de la casa, el taller estaba a dos cuadras de distancia, había estado ahí con anterioridad, así que el camino no fue complicado, lo que sí era difícil fue caminar con aquel frío, no era bueno manejando las bajas temperaturas.

El taller estaba abierto, entró mirando alrededor, pero sólo el auto estaba en medio del lugar.

—¿Hyung?

Escuchó algunos ruidos debajo del auto y después unas ruedas, Yoongi sabía de debajo y le miró con una ceja alzada, su cabello estaba peinado hacia atrás y tenía una mancha negra en la mejilla derecha, sus manos también estaban manchadas al igual que la camisa de tirantes blanca que llevaba, se levantó al verlo, tenía unos pantalones anchos oscuros, la camisa se pegaba a su cuerpo, tenía un pecho ancho, con algunos músculos en los brazos y su piel era aún más pálida. Se quedó pasmado mirándolo de más.

—¿Jimin? ¿Qué haces aquí?

—Su...su madre me dijo que le trajera esto—dijo alargando las manos mostrando la bolsa con comida.

—Oh, gracias—chasqueo la lengua—. Estoy acostumbrado a no comer, así que lo olvidé por completo.

Jimin asintió desviando la mirada ¿Qué le pasaba? ¿Por qué su corazón latía tan fuerte al verlo?

—¿Estás bien? —preguntó con una ceja alzada.

—Sí hyung, yo...me voy.

Antes de que Yoongi dijera algo Jimin salía corriendo de aquel lugar, con las mejillas sonrojadas. Se detuvo recargandose en la pared y mordió con fuerza su labio inferior. No confiaba en sus pensamientos, algo raro estaba pasando en su interior, pero ¿Qué era?

Nos leemos pronto, espero jajaja gracias por leer 💙

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