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08

Yoongi suspiró mirando a su derecha, Jimin se encontraba dormitando con la cabeza recargada en la ventana, la idea de regresar a Busan estaba rondando por su mente por más de dos horas, llevarse al chico que apenas conocía y que además era menor de edad, por mucho, era una de las cosas más estúpidas que haya hecho en su vida, en ese momento no pensó en las posibles consecuencias de sus actos y ahora sólo estaba vigente el arrepentimiento. 

Aparcó en la primera estación de servicio que veía desde hace horas, la oscuridad rodeaba el camino, miró el reloj del tablero para darse cuenta que era de madrugada, se volvió y con la mano movió ligeramente el hombro de Jimin, este gimió molestó por ser despertado.

—Jimin despierta—dijo con un gruñido—. Tienes que ir al baño y a comprar algo de comer, ahí hay una tienda, pide la llave del baño—le miró con seriedad, los ojos de Jimin apenas estaban abriéndose—. Anda, el camino es largo.

Tallando sus ojos, Jimin se reincorporó, Yoongi aprovecho para bajar y cargar gasolina, estirar las piernas le dio un alivió casi inmediato, el frío de otoño mantenía frías sus manos. Estaba por cargar gasolina, cuando escuchó la puerta ser abierta, Jimin bajó con lentitud, pudo ver su mueca de incomodidad, no sabía si era por el entumecimiento de su cuerpo o porque tenía golpes más allá del rostro. Se acercó a él con ojos somnolientos.

—Ve al baño, estaremos por lo menos cuatro horas más en carretera antes de encontrar otra estación, en esa tienda puedes comprar lo que quieras—sacó de su bolsillo dinero y se lo tendió, pero Jimin no se movió—. Vamos, tómalo, me traes una coca cola y un paquete de chicles de menta.

Jimin alargó la mano tomando el dinero. —¿Puedo comprar unas galletas y un jugo?

Yoongi pensó que preguntaba por molestar, siendo que le había dicho que podría comprar lo que quisiera, sin embargo, la duda en sus ojos le dijo que no estaba bromeando.

—Puedes comprar lo que quieras.

—Entonces compraré las galletas y el jugo—le respondió con una sonrisa.

—Sí, si, como quieras—bufó desviando la mirada, cuando Jimin se alejó, Yoongi le observó con una mueca.

Jimin era un niño perdido, uno que no encontraba su lugar en el mundo, él comprendía el sentimiento, tal vez no hayan vivido lo mismo, ninguna historia es igual, pero, sabía lo que era sentirse perdido en un mar de personas, se encontró a sí mismo negando, no podía dejar que sus propios sentimientos nublaran su juicio, tenía que pensar con claridad para así tomar una decisión, una que no le llevara a la cárcel.

Sacó su teléfono y revisó que tuviera recepción, la conexión no era la mejor, pero serviría para hacer una pequeña llamada. Espero con el celular en la oreja, sin despegar la mirada de la tienda, a través de los vidrios podía ver a Jimin fisgoneando alrededor.

—¿Bueno? ¿Taemin? —preguntó en voz alta.

—¿Yoongi? Maldita sea, hasta que llamas, la tía está enojada, es mejor que la llames—respondieron en la otra línea.

Sonrió ladino al escuchar la voz de su primo. —La llamaré por la mañana, eres el único que está despierto a las tres de la mañana, quiero pedirte un favor.

—Claro, dime.

—Quiero que me consigas el teléfono de Heechul, creo que hace poco lo cambio.

—¿Heechul? —preguntó con un tono de voz diferente—. ¿Por qué? ¿Paso algo? ¿Tienes algún problema?

—No, sólo quiero hacerle una pequeña consulta, no preguntes sólo hazlo—bufó entrecerrando los ojos cuando vio a Jimin salir de la tienda con dos bolsas—. Estaré en Daegu en dos días, tengo algunas entregas, nos vemos hasta entonces, me voy.

—Está bien, adiós, cuídate.

Colgó antes de que Jimin llegara en su encuentro. Este al verlo le sonrió apenado, le sorprendía que aún quisiera mover la boca, tomando en cuenta que tenía el labio inferior reventado.

—Ya regresé—dijo con voz baja—. También compré gomitas, espero que no le moleste.

—No Jimin, no me molesta—respondió con un suspiro—. Creo que tengo una chamarra debajo del asiento, póntela—dijo señalando a la camisa de manga larga ligera que llevaba, Jimin se abrazó a sí mismo bajando la cabeza—. Pronto nos iremos, sube.

—Está bien—asintió caminando al tráiler.

Yoongi terminó de cargar la gasolina, tomó su tarjeta y teléfono, se estiró y terminó por encaminarse a la puerta, le quedaba por delante una noche larga y llena de preocupaciones, cuando subió, Jimin estaba comiendo una gomita, al verlo alargó el paquete ofreciéndole.

—No, gracias—dijo con amabilidad.

Al mirarlo, se dio cuenta que este llevaba su chamarra, la cual le quedaba más grande, rio por lo bajo antes de acomodarse en el asiento. Soltó un profundo suspiro que alertó a Jimin.

—Lamento haberle causado muchas molestias. 

—Jimin...creo que esto esta mal, bueno, soy un adulto y tú un menor, tú padre puede estar buscándote.

Jimin negó. —Él no haría eso, el único que creo que sí me buscaría es Namjoon.

—¿Tú hermano? —preguntó con una ceja alzada.

—Sí—asintió mordiendo su labio inferior—. Debe estar preocupado.

—Jimin, te voy a regresar—le dijo con seguridad, aunque por dentro sabía que era lo mejor, su pecho sentía una extraña opresión, estaba preocupado de ese chico, y de su estado, sus golpes eran visibles—. Lo mejor es que ustedes denuncien a su padre.

Los ojos de Jimin se agradaron, lo miró confundido, como si lo que dijera se tratara de la más terrible de las infamias. Yoongi le sostuvo la mirada, demostrando que no estaba diciendo aquello a la ligera.

—No...no...puedo hacer eso—balbuceo al momento que negaba, sus manos estaban sobre su regazo, apretadas en fuertes puños, su tensión era palpable.

—Jimin ¿Estás bien? —preguntó preocupado al ver la reacción atemorizada del menor. Estaba al tanto de las consecuencias que se tenía al vivir en un ambiente violento, sin embargo, nunca lo había visto con sus propios ojos. Tenía la fortuna de haber crecido con unos padres amorosos, que si bien, le llamaban la atención, sin recurrir a la violencia.

—Puede dejarme en la próxima cuidad, yo puedo arreglarmelas solo.

—¿Y qué vas a hacer tú solo en la cuidad? A eso me refiero con que eres un chico demasiado confiansudo—negó con una mueca—. ¿Qué hubiera pasado si yo hubiese sido un asesino? ¿O un abusador? ¿Tienes idea de lo peligroso que es?

—Ahora entiende que yo preferí a un posible asesino a quedarme con mi padre—confesó con dolor—. Pero no pasó, tuvo la oportunidad de hacerme daño y no lo hizo así que creo que por una vez en la vida tengo suerte.

Yoongi le miró con una mueca. —Eres un mocoso muy extraño Jimin, pero igual no quiero que tu hermano haga algo, necesito que le llames.

—Él no tiene teléfono—hizo una mueca.

—¿Puedes contactar a alguien que le diga? —preguntó con una ceja alzada.

—Puedo hacerlo—asintió—. Pero es tarde, no me va a contestar.

Yoongi asintió. —Será por la mañana, puedes descansar un poco, dormiremos un rato antes de seguir.

—¿Por qué eligió esta profesión? —preguntó curioso.

—Aquí hay dinero—se encogió de hombro—. La necesitad hace que tomes decisiones algo difíciles, dejar la escuela fue lo más idiota que pude hacer, pero, era necesario.

—¿Por qué? —preguntó con una ceja alzada.

—Digamos que, sin dinero no puedes criar a un hijo.

—¿Estás casado? —abrió mucho los ojos recordando cómo se habían conocido.

—No, sólo tengo un hijo—se encogió de hombros—. Aunque si me preguntas es más como mi hermano menor, realmente ni siquiera me dice papá.

—¿Y donde vive?

—Daegu—suspiró.

—Hyung, usted quiere a su hijo ¿Verdad?

Yoongi sonrió ladino. —No lo sé Jimin.



Holaaa 💜

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