El asesino de los siete
Todo inicio un 9 de mayo cuando encontraron el primer cuerpo, James Morales un chico uno o dos años mayor con el que compartía clases extra curriculares, un chico alto, castaño de buen ver y con una risa que alegraba a todos... un chico que fue encontrado mutilado y sin pene con una pequeña nota con solo una palabra tachada LUJURIA.
El segundo cuerpo fue Eva Perkins, la llenaron de agua hasta que sus intestinos explotaron y una vez más la encontraron con una nota con solo una palabra GULA y como podrás imaginarte los demás fueron encontrados de igual manera, AVARICIA intoxicado por metano, PEREZA... Bueno preferiría saltarme pereza para no ser tan descriptivo, en fin IRA fue quemado vivo y ENVIDIA atropellada y como sabrás faltaba el padre de los pecados SOBERBIA.
Lo único que tenían en común era que tenían cabello castaño, estudiaban en la misma escuela y por naturaleza todos eran populares, y te preguntarás ¿Por qué? Bueno todos habían cometido pecados frente a mí.
Mi madre siempre dijo que los pecadores debían ser castigado y porque no tomar sus castigos en mis manos.
La que más lloro en el funeral de LUJURIA fue su amada novia... la oficial pues James Morales tenía otras tres novias más, una de ellas embarazadas, a GULA le encantaba atascarse en comida para después vomitarla, AVARICIA no soportaba la idea de que alguien fuera mejor que ella por lo que tendía a sabotear a los demás, PEREZA se la vivía a expensas de sus padres ricos los que hacían todo por él, IRA era explosivo y ENVIDIA... ella quería tanto tener el carro de su hermana que fue el mismo que la atropelló.
Al final todos pecaban para mantener las apariencias y no me puedo excluir de ellos pues yo fingía ser igual a ellos en la mayor parte, fingía ser amable, fingía que me importaban de verdad, fingía no saber quién era el asesino de los siete.
Y es que eran tan estúpidos, solía comunicarme con ellos por Instagram haciéndome pasar por sus amigos, a muchos de los que pensaría serían acreedores a mis castigos solamente eran desechados pero los finalistas eran quienes más podrida tenían el alma.
Confieso que después de LUJURIA quise parar pero no pude... tenia que terminar con lo que empecé y hoy estaba por terminar.
SOBERBIA o más conocido como Beck Jones sería mi última víctima.
Lo había escuchado por los pasillos burlarse de los chicos muertos y a pesar del toque de queda, las características físicas que lo hacían vulnerable y las constantes advertencias decidió hacer una fiesta de disfraces en su casa.
Tan imprudente, tan idiota, tanta soberbia seria lo que lo llevaría a su muerte.
Decidí disfrazarme de padre porque claro tenía que darle honor a mi nombre.
Prepare todo para estar listo, la última muerte sería legendaria.
Se suponía sería una fiesta casual con tres o cuatro personas pero sin el factor ruido, bebidas y adolescentes sería imposible, todos mis asesinatos habían salido bien gracias a estos factores.
Una fiesta de cinco se volvió en una de cincuenta donde el ruido y la música callarían las súplicas de piedad.
Mi primera labor era llenarlo de alcohol, lo suficiente para aturdirlo pero no demasiado como para dejarlo desmayarlo y fue tan fácil... una vez más cayeron ante la presión social.
—Lindo disfraz —alago mirándome con una sonrisa.
—Lo mismo digo —sonreí por su "disfraz" de americano que no era más que su uniforme.
Beck se sentó a mi lado para hablar y probablemente si algo de él me hubiera dejado la más mínima sospecha de que no era merecedor probablemente me hubiera detenido esa noche... pero no, tuvo que abrir la boca y asegurar lo que ya pensaba de él.
Fue fácil atraerlo a solas, como todos los demás solo buscaban atención.
Debió sospechar cuando lo lleve hasta su ático, pero ser gay de closet solo lo llevo a seguir su instinto de placer.
—Estoy dispuesto hacerlo solo si no lo dices —se giró para mirarme.
No pudo decir más cuando la pala lo golpeó en la cabeza, me encantaba el sonido del metal estrellarse contra su cráneo.
Tenía aproximadamente dos horas hasta que alguien se empezara a preocupar por él.
Lo amarre a la silla, había dejado arreglado todo la noche anterior.
Empezó a despertar cuando terminaba de amarrarlo.
—Y yo que pensaba que los nudos que aprendimos en los Scouts nunca nos funcionarían —bromeé.
—¿Qué... haces Caín? —preguntó confundido.
—Solo me divierto un poco —sonreí mirando sus brillantes ojos.
—Bien eres de los que les gusta el sexo salvaje pero esto ya fue demasiado, suéltame —ordenó molesto.
Sonreí divertido.
—Oh pequeño Beck desearías que fuera solo sexo —confesé sacando mis utensilios.
—¿Tú? —preguntó para soltar una carcajada— venga ya suéltame y volvamos a la fiesta.
—Esto es una fiesta —dije tomando mi bat para golpearlo en las piernas— y tú eres la piñata.
Una vez más ese sonido que tanto amaba seguido de su gran alarido de dolor, un grito fuerte pero no lo suficiente como para que lo escucharan.
—Caín... —trató de pronunciar pero el dolor lo impidió— por favor... no.
Las lágrimas aparecieron en sus ojos, verdaderas por una vez en su vida.
—Sabes cometí el mismo error con los primeros pero esta vez no —aseguré.
Saqué hilo y una aguja para proceder a cerrar su boca de una vez por todas.
—Caín no por favor —rogó mientras me acercaba él— solo dejémoslo así, diré que me caí por las escaleras lo juro, no dire nada.
Suspire me sorprendía la oferta pero no lo suficiente.
—Oh tranquilo no dolerá —intenté calmarlo pero cuando inserté la aguja no hubo más que chillidos.
Muchos creerían que la piel es dura pero es tan fácil como cortar un pedazo de carne.
Cuando por fin terminé me miraba con odio, ya no había chillidos y ahí estaba el porque de su asesinato... se creía mejor que los demás.
—Soberbia, el padre de los pecados —exclamé— te preguntarás ¿Por qué este chico que conozco de toda la vida está por matarme?, Bueno Beck solo te salvo del infierno, estás por saldar tu deuda.
Sonreí pero él solo me miraba, tranquilo, aguardando.
—Esto te gustará, planeaba usarlo con pereza pero deje lo mejor para el final —expliqué orgulloso.
Saqué la bolsa de sangre que había traído para él junto con mi hermoso cuchillo limpia pecados.
Me acerqué y coloqué la bolsa colgándola a una altura apropiada, gracias al trabajo de mi madre me era fácil conseguir suministros médicos.
Con mi pequeño cuchillo corte su antebrazo, una cortada concisa y profunda que haría su sangre correr.
Aunque sus ojos mostraban dolor ni una palabra, gemido o súplica.
La sangre corría sin parar mojando todo el suelo.
—Tal vez estés pensando en cómo vas a morir si estás recibiendo sangre —sonreí— esa es la mejor parte, sé que lo sientes, ese terrible dolor por cada gota de sangre que derramas pero apenas estamos iniciando —expliqué— pronto empezarás a sentirte cansado y con frío, mucho frío.
En ese momento trató de atacarme pero eso solo hizo que saltara más sangre de su vena, me empecé a reír.
—Esa pequeña bolsa de sangre sólo alargará tu agonía —sonreí más— pierdes más sangre de la que entra pero no la suficiente para no morir.
Balbuceó algo que no entendí pero la verdad es que ni siquiera me importaba.
—Te liberó de tus pecados —exclamé liberador— que Dios te reciba en el cielo.
Me fui de ahí sintiéndome feliz, libre, al fin había terminado mi cometido.
Baje a la fiesta para festejar un rato, un par de tequilas no estarían de más, mientras baila a con algunos chicos un grito se escuchó tan fuerte y tan claro que hizo callar el ruido en la casa.
¿Lo habían descubierto?¿Seguiría vivo?¿Al fin me había ganado el título del asesino de los siete o tendría que iniciar de nuevo?
Escrita por KBarbosaK
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