38: Horny Lessons l
Salir con la excusa de que quieres ir a ver el pueblo sin que nadie se apuntara, al parecer, era misión imposible en mi casa.
Llevaba media hora intentando convencer a mi madre de que no era necesaria su compañía, que quería pasear sola por las calles de Daegu, recordando los viejos tiempos.
Accedió al fin dejando que mi cuerpo se inundara de alegría, al fin podría encontrarme con Kim.
Salí de mi casa apresurada ante la concesión de mi madre de dejarme ir sola.
Anduve por mi calle hasta toparme con un pequeño coche azul, con un elegante Kim en su interior, por elegante me refería a Taehyung en camisa de cuadros, dejando que su look de nerd sexy fuera registrado por mis retinas.
Me apresuré a alcanzar su ventanilla, la cual se encontraba abierta.
Me incliné hacia delante apoyando mis codos en ella, dejando que mi minúsculo escote quedara más pronunciado, mostrando así un poco más de mi piel.
–Hola guapo –comenté con una sonrisa, viendo como Kim tragaba saliva a la vez que dirigía una rápida y furtiva mirada hacia mi escote.
–Hola –contestó de vuelta observándome con su característica intensidad.
Rodeé el coche sin dudarlo, antes de meterme en el asiento del copiloto.
–Esperaba tu moto de chico malo –comenté dando una mirada a mi alrededor.
Aquello hizo sonreír a Tae.
–La he dejado en Seúl, y me he tirado media hora suplicándole a mi madre para que me deje el coche.
No pude evitar reír ante sus declaraciones, al parecer hoy era el día de las súplicas por parte de ambos.
Miré al frente, esperando a que Kim emprendiera nuestra marcha.
El habitáculo se hallaba en completo silencio, pudiéndose palpar la tensión presente en el ambiente.
Miré a Kim sin entender muy bien por qué no comenzaba a acelerar aquel pequeño coche en el que ahora nos encontrábamos.
Con su camisa de cuadros perfectamente abrochada hasta su cuello, sin dejar ver un centímetro más de piel de los que no fueran necesarios.
Aquello me hizo pensar, fantasear en cómo sería desabrochar cada uno de ellos.
Cuando retiré mi mirada de su cuello me topé con unos castaños ojos mirándome, observando cada uno de los movimientos que hacía, tragando saliva cada vez que inconscientemente guardaba uno de mis mechones de pelo tras mi oreja.
–Kim... –comencé a hablar siendo interrumpida por su voz, pues ambos nos habíamos decidido a hablar a la vez.
–¿Puedo besarle? –formuló aquella inocente pregunta con súplica, haciéndome sentir demasiada ternura por él y sus palabras.
Sonreí sin poder evitarlo, viendo como Kim ni siquiera hacía el amago de moverse hasta que yo no diera la orden.
Ver la escena de cómo relamía sus labios y miraba los míos con impaciencia, me transmitía demasiadas emociones, sentimientos, demasiadas cosquillas en el estómago que rezaba porque fueran eternas, porque nunca acabaran, aquellas hermosas emociones que Kim me hacía sentir deseaba con toda mi alma que fueran indelebles, imborrables, inolvidables.
No contesté su pregunta, no me era necesario, directamente me acerqué a él lentamente, viendo como sufría por nuestra cercanía, como luchaba con las ganas de abalanzarse sobre mis labios.
Me detuve a admirar dichos labios, su sonrisa cuadrada, incluso el pequeño lunar que se posaba en su nariz, lo observé todo de él, de la misma forma que él me observaba a mi, analizándolo todo, no queriendo perder ningún detalle.
Sintiéndome igual de deseosa que él uní nuestros labios en un ligero toque, cerrando mis ojos al sentirlo a él.
No moví mis manos, no lo toqué, los únicos que se tocaban eran nuestros labios, sintiendo cada uno de los pliegues y hendiduras de este, como aquellas pequeñas carnosas esponjas acogían los míos, sin rudeza, sin agresividad, tan solo la unión de un par de labios que albergaba muchos más sentimientos de los que las palabras pudieran expresar.
Deshicimos aquella unión, cogiendo el aire que nos había sido arrebatado, uniendo ambas frentes, sintiendo con mis ojos cerrados como Taehyung seguía allí, a mi lado.
–Todos estos días –habló Taehyung buscando su mano con la mía–, la he echado tanto de menos señorita Kang –pronunció al fin encontrando mi mano, entrelazándola con la suya.
–Yo también Kim –respondí dando un ligero apretón a nuestro enlace–. Yo también –repetí antes de sentir como mis labios eran acallados por un beso.
Unió sus labios a los míos, esta vez con más desesperación, con más ímpetu, haciéndome saber lo mucho que me necesitaba, lo mucho que quería que estuviera allí, a su lado.
Llevó su otra mano a mi mejilla, dejando en ella una leve caricia.
–Usted quiere llevarme a la iglesia, quiere acabar lo que empezó el día que decidió poner un pie en Seúl –afirmó haciéndome asentir, esperando que pudiera sentir mi afirmación pues aún nos hallábamos con los ojos cerrados y nuestras frentes unidas–, yo también lo deseo señorita Kang, quiero ir a la iglesia con usted, quiero acabar con todo esto.
–En nuestra cita me llevaste a una iglesia porque querías que recordara, querías recrear aquella noche –comencé a explicar–, me dijiste que necesitabas mis recuerdos.
–Así es –habló despegando su frente de la mía, haciéndome abrir mis ojos, chocando con los suyos.
–Y yo te dije que llegaría el día en el que dejarías de pedirme que recordara –repetí la misma frase dicha días atrás.
–Me lo prometió, usted prometió salvarme. Usted me hunde y usted me saca, siempre es usted, todo este tiempo ha sido usted –pronunció Kim dejándome ver como sus ojos comenzaban a cristalizarse.
Aquello hizo que todas mis barreras se derrumbaran, como si hubieran abierto las puertas de un embalse, ahora me hallaba envuelta en lágrimas indeseadas.
–Siempre he sido yo Kim –pronuncié cerrando mis ojos con fuerza–, siempre he sido yo –repetí más bien para mi misma.
Taehyung se encargó de limpiar las lágrimas de mi rostro, depositando un casto beso en cada una de ellas, haciéndome sentir querida y amada.
Rodeé su cuello con mis brazos, teniendo la increíble necesidad de abrazarlo, de unir nuestros cuerpos y no querer que nos separaran nunca más.
Desde que había vuelto a Daegu no podía dejar de tener esa sensación, ese sentimiento y necesidad de estar con él, de sentirlo.
Taehyung no dudó en abrazarme de vuelta, en rodear mi cintura con sus grandes manos, estrechándome contra su cuerpo.
Besó mi mejilla con ternura antes de comenzar a hablar.
–Señorita Kang yo sé que la verdad le va a doler, sé que Jimin no quiere que se lo diga, pero creo que es necesario para ambos, aunque me parta el alma verla derramar lágrimas por mis palabras.
–La verdad al fin y al cabo es necesaria para poder seguir viviendo, creo que en el fondo esa es la razón por la que tú y yo llevamos años sin vivir Kim, porque necesitamos saber la verdad –reflexioné una vez mis sollozos hubieran desaparecido.
–La verdad se halla en esa iglesia señorita Kang –contestó Kim acariciando mi cabello, siendo de lo más cariñoso, de lo más atento conmigo.
Últimamente me había dado cuenta de lo mucho que había cambiado Kim su comportamiento, de lo mucho que había descubierto de él.
Había dejado de lado su faceta de chico malo, de chico al que todo le da igual, había vuelto a ser un chico tímido, un chico para nada lanzado, parecía como si poco a poco hubiera estado recobrando una identidad que había perdido o que él mismo se había encargado de destruir.
–Entonces llévame a esa maldita iglesia Kim –pedí con valentía.
Aquel deseado día había llegado, la noche de los caídos sería recordada, la verdad sería contada y nuestras mentes al fin serían sanadas o al menos aquello era lo que Kim y yo pensábamos de aquel encuentro, nuestro último encuentro antes de descubrir la verdad, nuestra última lección, nuestra última horny lesson.
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Horny lesson: lección caliente.
Este semana acaba Horny Lessons que significa que saldrán cositas nuevas.
Muchas gracias por leer💜💜💜
Love u Sinners ❤❤❤
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