25: Nietzsche
Caminaba sola por las calles de camino al Instituto, abrazando mi cuerpo en busca de calor, pues el frío poco a poco calaba en mis huesos haciéndome tiritar por ello.
Aquel fin de semana había sufrido más insomnio que en los últimos 3 años, mi cuerpo no consentía pegar ojo, lo único que hacía era pensar y pensar.
Aquella noche memorable que pasé con Kim ocupaba un 25% de mis pensamientos, cómo me tocaba, lo atractivo que se veía Kim sonrojado, con una fina capa de sudor sobre su piel y con aquellos jadeos roncos que me informaba de que aquello lo estaba disfrutando tanto como yo.
El otro 75% lo ocupaba Jimin y su sermón después de ver a Kim en mi casa.
No sabía de qué habían hablado Kim y él, al igual que tampoco me atreví a preguntar pues Jimin se veía bastante enfadado.
Sabía que Jimin tenía razón, fue un gran error acostarme con Kim, repetía una y otra vez que no estaba aquí para eso, mi única finalidad aquí era salvar a Kim, y según Jimin que me involucrara con él de esta manera empeoraba y complicaba todo mucho más.
Entendía a la perfección los sentimientos de Jimin, no quería que la historia se repitiera, no quería sufrir ni que yo lo hiciera, se había empeñado todo este tiempo en salvarlo, según él era un chico especial y con el cual se sentía identificado, pero ambos no habían corrido la misma suerte claro estaba.
No paraba de repetir que no saldría ilesa de este asunto, que sufriría las consecuencias de no hacer las cosas como se deben, pues una vez que te metías de lleno en ese mundo ya no había vuelta atrás, el daño ya estaría hecho.
Pero como alguien muy sabio dijo una vez, el ser humano es el único ser que choca dos veces con la misma piedra, y como bípedo implume y cabezota que era no podía faltar a aquel dicho, estaba segura de que tropezaría mil veces más con aquella hermosa piedra y la idea no llegaba a desagradarme en absoluto.
Alcancé las puertas del Instituto, caminé hasta la clase con intención de deleitar nuevamente a mis alumnos con la filosofía.
Ocupé mi asiento y esperé a que la clase se llenara, Kim hizo acto de presencia en los últimos minutos.
Vestía una sudadera casual, se veía bastante bien, pues sus porciones corporales eran increíblemente buenas, tenía sin duda planta de modelo.
Aclaré mi voz una vez todos mis alumnos estuvieran sentados, con el fin de comenzar aquella clase, en la que el protagonista sería uno de mis filósofos favoritos.
–Hoy es el turno de Nietzsche –hablé emocionada–, comenzaré a hablaros acerca del vitalismo de Nietzsche, rasgo característico en su filosofía. Nietzsche con su vitalismo reivindicaba la vida como valor fundamental, consideraba que realmente era lo único que tenía valor por sí mismo y que el resto nos servía para vivir. Nietzsche entiende la vida desde su valor biológico y emocional, dándole un énfasis esencial al cuerpo, los sentimientos e instintos. Es un filósofo irracionalista que parte de una desconfianza hacia la razón y apela a la dimensión más sentimental del ser humano.
La emoción que sentía en aquel momento no era compartida por mis alumnos, la mayoría me miraba como si hablara en otro idioma, otros ni siquiera me miraban y luego estaba Kim que prestaba tanta atención a mis palabras que me hacía sentir satisfecha, al menos había conseguido captar la atención de alguien.
–¿Alguien sabe qué filosofía crítica duramente Nietzsche? –pregunté esperanzada de que alguien supiera contestar.
Sin esperarlo y sin siquiera levantar la mano Kim rompió aquel silencio que previamente se había formado en el aula.
–El dualismo antropológico de Platón, Nietzsche pensaba que la separación del cuerpo y alma que hacía Platón iba en contra de la vida, además de que Platón era un filósofo racionalista mientras que Nietzsche como bien ha mencionado usted era irracionalista, me atrevería incluso a decir que es empirista –habló serio sin apartar su mirada de mi.
En aquel momento pensé si pedirle matrimonio sería demasiado precipitado.
–¿Y tú Kim te consideras racionalista o empirista? –pregunté intrigada, me encantaría saber más acerca de la filosofía de Kim.
–Considero que en el equilibrio de ambas corrientes es donde reside la verdad, la razón es necesaria, pero no todo nuestro conocimiento se basa en la razón, al igual que los conocimientos a través de la experiencia, son necesarios pero no considero que nos aporten todo el conocimiento.
–Comparto tu reflexión, en el equilibrio reside la virtud.
Mis palabras hicieron curvar los labios de Kim.
Por un momento parecía que nos encontrábamos tan sólo él y yo en aquella aula.
No faltó mucho para que el timbre hiciera su aparición, desalojando la clase a excepción de Kim, que como siempre recogía lentamente esperando a que el resto se marchara.
Una vez la clase completamente vacía a excepción de nosotros, Kim se fue acercando hacía mi mesa.
Me miraba de una forma tan intensa, causando un sentimiento de intimidación que me esforzaba por no demostrar.
Apoyó ambas manos en la mesa, inclinándose sobre ella.
Sin previo aviso y sorprendiéndome gratamente Kim unió sus labios con los míos, robando un rápido beso que me dejó atontada y con ganas de más.
Me regaló una gran sonrisa después de aquel fugaz beso haciéndome sonreír a mi también, no esperaba que tuviéramos este tipo de acercamiento en el aula, donde en cualquier momento alguien podría entrar.
–¿Qué ha sido eso? –pregunte haciendo referencia al beso.
–¿Acaso no ha prestado atención a su propia clase señorita Kang? Estoy practicando el vitalismo de Nietzsche.
Aquello me hizo reír.
–¿Desde cuando Nietzsche incita a robar besos a la profesora de filosofía? –enarqué una ceja.
–Nietzsche dice que vivamos la vida, digamos que he versionado ligeramente ese concepto de forma que me es necesario besarla para poder vivir mi vida –pronunció sorprendiéndome.
–Mm así que tu forma de rebelarte contra el dualismo de Platón y practicar el vitalismo es pecar con la profesora de filosofía –concluí.
–Como hila mis reflexiones señorita Kang –elogió sin poder apartar aquella sonrisa que se formaba en sus hermosos labios.
–Me gustaría hilar algo más que tus reflexiones Kim –hablé seductora dándole más de un sentido a aquella frase.
Aquello hizo reír a Kim.
–No la recordaba tan promiscua.
–Será la edad –contesté sin darle mucha importancia.
–¿Y qué planes tiene la vieja señorita de filosofía para esta tarde?
–Mmm –fingí pensar sujetando mi barbilla con una de mis manos –probablemente follarse a uno de sus alumnos de primera fila, un tal Kim creo recordar.
–Respetuosamente señorita Kang, follar respetuosamente –recordó Kim.
–Siempre Kim, eso siempre.
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Gracias por leer💜💜💜
Love u Sinners ❤️❤️❤️
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