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20: Lección 5 l

Kim Taehyung

–Descartes se caracteriza por su duda metódica, duda de todo, de la realidad, el pensamiento y hasta de sí mismo y sus sentidos. Uno de los razonamientos que lo llevaron a poner en duda la realidad de nuestros sentidos fue la dificultad que tenemos los humanos para distinguir el sueño de la vigilia –explicó la señorita Kang con entusiasmo la filosofía de René Descartes.

La observé detenidamente como en cada clase, tal y como lo llevaba haciendo desde el primer día que la vi en aquella pequeña iglesia.

Vestía una falda de vuelo azul marino, acompañada de una camisa celeste que le hacía ver aún más hermosa. Aquella falda se ajustaba a su cintura, cayendo por sus muslos y glúteos, haciéndola ver más deseable ante mis ojos.

Desde aquella charla con HoSeok no había podido parar de darle vueltas a la señorita Kang y a mi mismo.

No atrasaría más lo inevitable, aquella tarde daría la quinta y última lección con la señorita Kang. Llevaba tiempo mentalizándome de que aquello debía suceder, de que la quinta lección debía ser impartida y que debía superar mis miedos y cumplir con mi palabra y alardes.

El timbre hizo presencia haciendo que la señorita Kang diera por terminada su clase. Todos los alumnos recogían rápidamente con ganas de salir de allí, por lo visto no eran devotos de René Descartes.

Por supuesto yo esperé, recogí mis libros con lentitud, con el propósito de quedarme a solas con aquella bella mujer.

Una vez todos estuvieron fuera me acerqué a ella con sigilo, estaba sentada en su escritorio absorta en unos apuntes que tenía encima de la mesa.

–¿Me apremiaría con su presencia esta tarde señorita Kang? –pregunté sobresaltándola.

–¿Qué? –formuló desorientada haciendo que una pequeña sonrisa naciera en mis labios.

–¿Qué si tiene que hacer algo está tarde?

–No ¿alguna sugerencia Kim? –preguntó alzando una ceja.

–Unas cuantas –contesté con una sonrisa maliciosa –podríamos ir a su apartamento y dar nuestra última lección.

–¿Última? –habló sorprendida.

–Si, son cinco –aclaré.

–Pensaba que eras un experto en sexo ¿no tienes nada más que enseñarme? –preguntó haciéndome reír irónico.

–Señorita Kang, usted y yo sabemos lo mucho que hemos estado mintiendo todo este tiempo –confesé algo que ambos ya sabíamos–, usted sabe que le he mentido, y que probablemente sepa usted más de sexo que yo, pero no soy el único que miente aquí –aclaré si apartar mi mirada de ella.

La señorita Kang guardó silencio, mirándome algo sorprendida.

–Puede que esté un poco mal de aquí –dije apuntando a mi cabeza– pero no soy gilipollas, sé que no es casualidad que usted esté aquí, sé que no es casualidad que sea mi tutora y sé que no es casualidad que haya aceptado mi trato y condiciones. Ambos nos hemos ayudado en nuestro cometido.

–¿Si sabes por qué estoy aquí por qué me propusiste las lecciones?

–Usted y yo buscamos lo mismo señorita Kang. El resultado que ambos ansiamos poseen bastante similitudes.

–¿Desde cuándo lo sabes?

–Desde el día en el que la vi, el día que aceptó mi petición, pero la llamada a mi madre confirmó mis sospechas.

–Eres demasiado listo ¿no crees?

–Si fuera listo no estaría así.

–¿De qué trata la última lección? –formuló cambiando de tema.

–De invocar una nueva noche de los caídos. Estaré en su casa a las cinco –dije antes de marcharme de aquella clase dejando a la señorita Kang algo confundida, pero no demasiado, pues sabía lo que aquello significaba.

(...)

Sentado a horcajadas encima de mi moto, me encontraba esperando en la puerta del portal de la señorita Kang.

Desde que salí de clases el tiempo había descendido su ritmo, los minutos no pasaban, al igual que ahora, me encontraba atrapado en las 4:58, juraría que habían pasado horas desde que el reloj marcó dicho número.

Llevé mis manos sudorosas al bolsillo de mi chaqueta, sacando mi mechero, prendiéndolo y apagándolo reiteradamente, sin duda estaba nervioso.

No había sido claro con la señorita Kang, dije que le daría clases de sexo, pero lo cierto en que no he vuelto a tocar una chica desde que perdí mi virginidad.

Estaba aterrado, aquel día y sus consecuencias me perseguían día y noche, en cierta manera temía que se volviera a repetir.

Ni siquiera recuerdo con nitidez aquella noche, sólo recuerdo a la chica, la cual desconocía, lo mucho que nos reímos y sus gemidos, los que aquella vez me parecieron de lo más erótico, ahora me daban escalofríos y repulsión.

El condón usado y un gran dolor de cabeza me golpearon a la mañana siguiente y con ellos la culpa por haber faltado a mis votos, el asco que sentí hacía mi mismo y el miedo por lo que se avecinaba al haber errado.

Esta vez sería diferente, todo sería diferente, confiaba que ella recordara para así poder sanar mis heridas.

Miré mi reloj, el cual marcaba las 5:00, sin duda la hora más ansiada del día.

Me bajé de la moto y me adentré en aquel portal, subí las pocas escaleras que me llevarían a la puerta de la señorita Kang.

Una vez delante de aquella pieza de madera, la golpeé con mis nudillos, ansiando una inmediata respuesta.

Así fue, la puerta se abrió dejándome ver una señorita Kang con la misma vestimenta de aquella mañana.

Sonreí nervioso al verla, pero manteniendo mi frialdad característica.

–Hasta que llegas –comentó al verme.

–¿Ya me echaba de menos señorita Kang?

–Digamos que hay partes de mi cuerpo que te han echado más de menos que yo.

Sonreí ante su descaro.

–Pasa –dijo haciéndose a un lado, permitiéndome el paso.

No dudé en entrar, el apartamento seguía igual que la última vez.

Giré mi rostro observando como la señorita Kang me miraba, sonreí por ello, sentía que al fin me deseaba tanto como yo a ella.

–Me tienes intrigada por la lección de hoy.

–¿Intrigada o ansiosa? –pregunté sin vergüenza aunque en mi interior mi corazón latiera sin control.

La señorita Kang soltó una carcajada ante mi pregunta.

–Más bien ansiosa ¿y tú Kim?

–Compartimos sentimientos señorita Kang –aclaré dándole a entender que ansiaba esto tanto como ella.

–¿A qué esperas entonces?

No hicieron falta más palabras para que la lección número cinco comenzara.

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Maratón 1/?

Gracias por leer💜💜

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