19: Verdugo
El sol cubría de lleno mi rostro, deslumbrando mis sensibles ojos poco acostumbrados a la luz solar.
Miraba minuciosamente las flores que cubrían el jardín de aquella iglesia, quieto, estático, sin atreverme a levantar mis pies del suelo.
Aquella mañana mi padre se había encargado personalmente de despertarme y asegurarse de que iría andando hacia el Instituto.
Me acompañó durante todo el camino, hablando sobre lo que está bien y lo que no, lo que debería hacer y lo que no. Intentaba prestar atención a sus palabras, pero en aquellos momentos en lo único que pensaba era en apretar mis labios con fuerza, aguantando mis quejidos por el dolor que mis pies irradiaban.
Fruncí mi ceño mirando aquella flor, confundido, se veía tan hermosa. La miraba relajado, pues sabía que no había errado al observar su belleza, porque lo bello merece ser observado.
¿Entonces?
¿Por qué observar la belleza de Kang HyeSook era un error?
¿Por qué observar la belleza de las mujeres era un error?
No lograba entenderlo, mi padre observaba a mi hermosa madre y nadie acometía sobre él.
Era tan injusto no poder observar las cosas bonitas.
Un chico a mi lado me sacó de mis pensamientos, lo observé de reojo percatándome de quién era, el hijo del pastor.
–Aún eres muy ingenuo –comentó admirando aquella flor, al igual que yo.
–No entiendo –respondí ante sus palabras.
–Que aún eres muy ingenuo, por mucho que frunzas el ceño no conseguirás entenderlo, hay cosas que no tienen ni base ni explicación, como esta estúpida religión –comentó sin más, sin temor a que alguien lo escuchará.
Lo miré sorprendido, era la primera vez que alguien se atrevía a hablar de aquella manera sobre las creencias que llevábamos sobre nosotros desde nuestro nacimiento.
–Si alguien te escucha...
–¿Qué me van a hacer? ¿Castigarme? –habló con una sonrisa despreocupada.
–¿No le temes al fuego?
–Si quemas muchas veces tu piel llega un momento en el que no lo sientes, no percibes el dolor –explicó.
–¿Por qué me dices todo esto?
–Porque eres un ingenuo y el único, lo suficientemente necio, como para mirarle el culo a mi hermana.
Bajé mi mirada avergonzado al escuchar sus palabras.
–Lo siento –me disculpé por mi osadía.
–Ni siquiera te molestas en negarlo –dijo con una sonrisa burlona–, la próxima vez se un poco más disimulado o llegará el día que no sientas el suelo bajo tus pies.
El silencio sumió aquella conversación, no me atrevía a hablar, me sentía demasiado abochornado.
–Jimin, es hora de irse a casa –llamó el pastor a su hijo haciéndome dar un respingo pues no esperaba su presencia.
Jimin ni siquiera lo miró, tan sólo se inclinó hacia mí para susurrar unas palabras en mi oído.
–Permite que el fuego arremeta sobre ti, pero jamás dejes que entren aquí –señaló mi cabeza–, o estarás perdido y te volverás loco, casi tanto como ellos –dijo antes de abandonarme en aquel jardín.
(...)
Kim Taehyung
Caminaba por la calle en busca de Jungkook y su hermano, había acordado vernos en el bar que frecuentaba Hoseok.
Tardé bastante tiempo en llegar, pues me encargué de caminar con suma lentitud, pensativo, últimamente me hallaba más pensativo que nunca y todo ello se debía a la señorita Kang.
Crucé la esquina hallando la puerta del bar, por la cual entré, encontrándome a los hermanos Jeon.
–Has tardado hyung –habló Jungkook observando cómo tomaba asiento frente a ellos.
–Si, venía distraído, estaba pensando –comenté restándole importancia–. Hola HoSeok –saludé.
–Hola Tae, hacía tiempo que no te veía.
Asentí en respuesta, pues no veía a HoSeok desde que recogí a Jungkook un día en su casa.
–¿Qué os contáis? –preguntó al ver que ni Jungkook ni yo abrimos nuestra boca, ambos sumergidos en nuestro impenetrable mundo–. ¿Qué es lo que pasa en esa cabecita de adolescente?
Lo único que obtuvo fue silencio.
HoSeok resopló ante nuestro comportamiento.
–Vamos ¿tan difícil es hablar de lo que os sucede? ¿tan difícil es vuestra vida como para que os paséis los días bebiendo y fumando sin oficio ni beneficio? No me lo creo –habló.
HoSeok era el único capaz de echarnos una reprimenda sin que Jungkook o yo nos lo comiéramos, literalmente.
–Aún sois unos niños que no tenéis ni idea de nada ¿cómo vais a afrontar los verdaderos problemas que os dará la vida? Pensáis que lo que os sucede es lo peor del mundo, pero que ingenuos que sois, esto tan sólo es el entrenamiento para los verdaderos problemas que os traerá la vida ¿no pensáis decir nada?
Observé a Jungkook esperando a que se animara a hablar, pero este tenía la cabeza gacha, con su mirada clavada en el suelo y sus labios aprisionados por sus dientes. Comprendí que Jungkook no hablaría.
–Yo... –comencé a hablar titubeante, no sabía que decir– es una chica.
–¿Estas así por una chica?
–Es complicado HoSeok –me quejé.
–¿Quieres que te cuente algo realmente complicado? –asentí– complicado es saber que dentro de unos meses la mujer que amas ya no estará, complicado es saber que tu hija no volverá a ver a su madre, que el único que la verá crecer hasta que se haga una mujer seré yo. Complicado Tae es no saber cómo le explicarás a una niña de diez años que su madre se irá y no volverá. Tengo miedo, no se como coño voy a manejar esto, como voy hacerme cargo yo solo de mi hija, eso es complicado Taehyung –habló con sus ojos cristalizados–, y aún así ¿me ves que me emborrache o que me fume cinco porros para aliviarme?
– No –susurré, al parecer nuestra esperanza también tenía un límite.
– Pues entonces dejad de ser unos malditos cobardes y enfrentad vuestros problemas, en esta vida lo único que no tiene solución es la muerte.
La mesa volvió a quedarse en silencio, HoSeok tenía razón, puede que mis problemas parecieran una mierda al lado de los suyos, eso me hacía sentir estúpido.
– Tae si tu problema es la chica y toda la mierda que te traes en la mente, olvídate de la mierda y centrate en la chica –aconsejó–, y tú –señaló a Jungkook que no había tenido el valor de abrir la boca –deja de ser un imbécil, si me quieres ayudar a cuidar a mi hija deberás dejar esa mierda, sino no te quiero cerca de ella ¿me has oído?
–Si –susurró Jungkook.
–Y deja de darle tantas vueltas a las cosas Kook, eres un chico bueno, yo lo sé, algún día cuando menos lo esperes te aseguro que todo lo que tienes aquí –señaló su cabeza–, se arreglará, tan sólo tienes que ser paciente y aceptarte Jungkook, sea lo que sea que no te deja vivir acéptalo de una vez y se feliz.
HoSeok le dio un sorbo a su bebida antes de seguir hablando.
–Parece que os esforzais por sufrir, y no parais de atormentarnos por todo lo que os sucede, la vida es demasiado corta y bonita como para no vivirla. Tu llevas tres años sin vivir Tae, lo único que haces es darle vueltas a las cosas que ya han pasado y por las que ya no se pueden hacer nada, deja de encerrarte en lo que pasó y mira hacia lo que está pasando. No dejes que tus demonios te coman o cambiará el destino para todo el mundo. Tu eres tu peor enemigo, tú has sido tu verdugo todo este tiempo, no le dejes ganar esta vez.
Asentí ante sus palabras, HoSeok era como un abuelo sabio que te decía que hacer con tu miserable vida. Sabía que él tenía razón, pero se equivocaba en algunas cosas, pues no sabía la historia completa.
Él no sabía acerca de ella, no sabía que mi verdadero verdugo era ella.
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Creo que todos necesitamos a un hobi en nuestra vida.
Sorry por la tardanza.
Las loveo
Gracias por leer💜💜
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