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16: Lección 4 ll

—Señorita Kang no juegue con fuego, pues al final se quema.

A este paso creo que ambos saldríamos ardiendo de aquella habitación.

No dudé en abalanzarme hacía sus labios, besándolo y esta vez siendo yo la que exploraba con mi lengua su boca. Pese a estar sobrio su boca seguía teniendo un gusto a ron que no me desagradaba del todo, pues se trataba de Kim.

Aún con sus manos en mi trasero comenzó a bajar la tela de mis pantalones, dejándome completamente desnuda a excepción de mis bragas.

Me percaté de que él aún seguía completamente vestido, pareciéndome de lo más injusto.

Comencé a deslizar su camiseta, con la intención de quitársela, había conseguido llegar hasta la mitad de su pecho cuando Kim se percató de mi intención.

Apartó mis manos de su tela desilusionándome.

—Preferiría dejarmela puesta si no le importa —confesó mirándome algo nervioso.

—Resulta que sí me importa Kim ¿No piensas quitarte absolutamente nada? —pregunté algo irritada, quería que se desnudara al igual que yo.

Se quedó callado unos segundos, como si estuviera pensando qué contestar ante mi pregunta.

Como si algo hubiera hecho click en su cerebro, sin esperarlo, se separó de mí, dirigiendo sus manos al botón de su pantalón, desabrochándolo, dejándome anonadada porque realmente se quitaría los pantalones.

Dicha prenda se deslizó por sus muslos, dejándome hipnotizada por la presencia de aquel bulto oculto tras su boxer.

Volvió a acercarse, abrió mis piernas para poder colocar sus propias caderas entre ellas.

Se inclinó hasta dejar su boca posada en mi oído.

—Yo ya me queme una vez señorita Kang, sólo espero que está vez ardamos ambos —comentó antes de besar mi cuello con desesperación.

Kim movió sus caderas, pegando su miembro a mi intimidad, haciéndome saber que estaba tan caliente como yo.

Gemí incontrolablemente ante sus actos, la forma en la que movía sus caderas encima mía, como nuestras intimidades se rozaban incesantemente, me hacía querer que Kim acabara con aquello que había comenzado.

—Kim —gemí ante el incesante vaivén de sus caderas.

—¿Me permite explorar más allá de su ropa interior? —preguntó captando la intención de aquel gemido.

—Explora, explora todo lo que quieras —concedí extasiada, pues en aquel momento la mitad de mis neuronas no eran funcionales, al parecer todas estaban demasiado concentradas en el placer que me proporcionaba Kim.

Mi respuesta hizo sonreír a Kim, que sin esperar más deslizó su mano por el interior de mis bragas, haciéndome estremecer.

—Está muy húmeda —notificó como si yo no fuera consciente de ello.

Era más que consciente que entre mis piernas se había formado un gran tsunami desde que sentí la erección de Kim.

Acarició toda mi intimidad con sus dedos, desesperándome por su parsimonia, quería que fuera rápido, que no sé detuviera y no tuviera piedad conmigo.

—Kim, Kim —lo detuve.

—¿Quiere que pare? —preguntó con su respiración agitada.

Que fuera tan caballeroso y que utilizará en todo momento los honoríficos conmigo hacía que el tsunami entre mis piernas se volviera aún más devastador.

—No, más bien quiero todo lo contrario —miré su expresión, parecía no entender—, no hace falta que seas tan cuidadoso, conmigo puedes ser todo lo brusco que quieras Kim —aclaré.

A juzgar por su expresión ahora me comprendía completamente, sonrió de lado y sin apartar su mirada de mi introdujo dos dedos de golpe en mi interior, sin piedad alguna, tal y como había deseado minutos antes.

Grité ante su brusquedad, realmente me había sorprendido.

Ahora Kim se encargaba de mover sus dedos frenéticamente en mi interior, haciéndome encorvar mi espalda y apretando las sábanas bajo mis manos.

—¿Es así cómo quiere que la toque? —preguntó con un tono de excitación y diversión.

—Si —gemí retorciéndome bajo sus dedos, realmente ahora era consciente de lo que esos habilidosos y largos dedos eran capaces de hacer.

Kim no paraba de observarme, clavaba sus ojos penetrantes en mi expresión, mirando como se escapaban gemidos de placer en mis labios.

Aquello me hizo sentir algo avergonzada, pero no presté mucha atención a ello, sólo me limité a cerrar mis ojos con fuerza cada vez que mis paredes ahogaban los dedos de Kim.

Hacía demasiado tiempo que no sentía algo siquiera semejante a aquello.

Kim en ningún momento se detuvo, todo lo contrario, aumentaba su velocidad cada vez que me retorcía bajo él volviéndome loca.

A parte de observar mi expresión se dedicó a dejar pequeñas lamidas en mi pezón, de una manera lenta e inocente, que no concordaba con la dureza de sus movimientos unos cuantos centímetros más abajo.

Me sentía ansiosa y deseosa de alcanzar el clímax, era casi una necesidad para poder al fin liberar lo que en mi interior llevaba guardando tanto tiempo.

Tanto como lo esperaba este al parecer se acercaba.

—Kim —gemí ahogadamente sintiendo como pronto el orgasmo se apoderaría de mi cuerpo nublando todos mis sentidos.

Mis piernas se tensaron y mi espalda se curvó inevitablemente a la vez que alzaba mis caderas en dirección a Kim, haciendo que al igual que yo, él también gimiera.

Caí desplomada de nuevo en mi cama, con mis músculos más que relajados y un estado de paz y tranquilidad que me hacían querer dormir.

Kim secó mi frente sudorosa para después sacar sus dedos de mi interior, me observaba con sus pupilas dilatadas y su boca abierta.

Se separó de mí dejándome algo aturdida y abandonó la cama en busca de sus pantalones.

—¿Dónde vas? —pregunté sin entender.

Kim levantó su mirada a la vez que introducía una de sus piernas en sus pantalones.

—A mi casa —contestó como si fuera obvio.

—¿Y nuestra lección? —Ahora si que no entendía nada.

Paró sus movimientos un segundo para contestar.

—Ya ha terminado.

—Y una mierda —solté de golpe ganándome su atención—, ¿y eso? —señalé sus boxer dónde se encontraba un miembro con algo más que una simple erección.

Kim dirigió la mirada a sus boxer observando la gravedad de su estado.

—No es nada —habló terminando de colocar sus pantalones.

¿Pero qué se supone que le ocurre? ¿Acaso pensaba irse de mi casa en aquel estado?

—Kim —lo llamé a la vez que me levantaba de mi cama, no dejaría que se fuera—. ¿Piensas marcharte así?

—Ya le he dicho que no es nada, váyase a la cama y descanse —me regaló una sonrisa a la vez que acariciaba mi mejilla.

—Quédate a dormir —pedí.

Kim clavó su mirada en sus zapatos a la vez que suspiraba.

—No creo que sea buena idea señorita Kang —confesó.

—¿Por qué no quieres quedarte?

No entendía su comportamiento.

—No es buena idea que duerma fuera de mi habitación en este estado —habló serio esta vez mirándome.

—¿Acaso te conviertes en una bestia en la noche? —pregunté irónica.

—No —contestó serio y con mayor desagrado en su tono de voz del que me hubiera gustado escuchar.

—¿Entonces?¿ De qué tienes miedo?

—Ya lo sabe —susurró.

Ahí recordé nuestra primera lección, cuando confesó odiar a su padre y temer dormir.

—Temes quedarte dormido.

—Si —afirmó.

—¿Y eso?¿No piensas deshacerte de eso? —pregunté señalando su erección.

—Ya estoy acostumbrado, se me pasará.

—Por favor quédate, no tienes por qué soñar todas las noches —supliqué.

—¿Qué pasa si lo hago? ¿Qué pasa si sueño?

—No pasará nada, sólo será un sueño.

Volvió a clavar su mirada en el suelo, dudoso.

Rezaba porque accediera, si era verdad aquello de sus sueños tendría la oportunidad de escucharlo e intentar descifrar aquello que trataba de hacerme recordar.

—De acuerdo —accedió haciendo que mi rostro se iluminara pues puede que al fin esta noche descubra algo más de Kim Taehyung.

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Voten y comenten si les ha gustado.

Gracias por leer 💜💜

Love u Sinners ❤️❤️❤️

⚠️

Para la dudas de las edades:

Limerencia:

Jeon HoSeok: 32

Jeon Jungkook: 24

Jeon ___: 17

Kang Jimin: 32

Horny lessons:

Jeon HoSeok: 25

Jeon Jungkook: 17

Jeon ___: 10

Kim Taehyung: 20

Kang HyeSook: 23

Kang Jimin: 25

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