04. Dionisio
—¡Kang HyeSook a cenar! —gritó mi madre desde la planta baja.
Recogí todos mis juguetes dispuesta a bajar al comedor, me sentía hambrienta.
Cuando bajé me encontré con la triste presencia de un par de platos sobre la mesa.
—¿Dónde están papá y Jimin? —pregunté un poco triste.
—Ya sabes que día es hoy Sookie, papá y tu hermano tienen cosas que hacer los martes por la noche.
Me desperté algo acalorada, las sábanas se encontraban pegadas a mi cuerpo y mi garganta estaba seca, como si me hubiera pasado toda la noche con la boca abierta.
Me levanté viendo la hora, percatándome de que faltaban cinco escasos minutos para que sonara mi despertador.
Me dirigí hacia la ducha, donde lavé mi cuerpo eliminando cualquier rastro u olor a sudor.
Una vez terminado me vestí simple, vaqueros y camiseta negra acompañados de una chaqueta vaquera, dejando mi pelo suelto.
Salí de mi apartamento con la intención de desayunar en el camino, había descubierto una cafetería con muy buena pinta de camino al Instituto y a pocos minutos de mi casa.
Compré un café con leche y unas galletas, las cuales devoré por el camino admirando el paisaje de ciudad que me rodeaba, era hermoso, sin duda éramos unos privilegiados que no nos dábamos cuenta de lo que teníamos.
Llegué al Instituto sonriente e impaciente por dar clase, cada día me gustaba más mi trabajo, haciéndome sentir realizada y feliz.
Entré en mi primera clase, la de último año encontrándome con una sorpresa poco grata.
Kim Taehyung enzarzado en una pelea con otro chico de la clase. Ambos se propinaban puñetazos y patadas a la vez que el resto se dedicaba a animar y avivar el conflicto.
Me quedé impactada unos segundos, pensando en que debía hacer y cómo debería actuar, ¿cómo una chica de apenas un metro sesenta y con menos fuerza que la ventosidad de una hormiga iba a separar a dos chicos altos y fuertes?
Simple, haciendo uso de mis pulmones, los cuales eran bastante potentes.
Silbé todo lo fuerte que pude llamando la atención de todos los presentes incluidos los involucrados en la pelea, en momentos como aquel agradecí ser una chica un tanto rural.
—Tú al despacho del director —señalé con autoridad el chico al lado de Taehyung—. Y tú Kim, te vienes conmigo —dije señalando esta vez al mencionado—. El resto tomen asiento y mantengan la boca cerrada si no quieren perderse todas las actividades del año.
Dicho esto salí de la clase con Kim detrás mía, no sin antes dar un portazo que indicara mi descontento ante la situación.
Llevé a Kim a mi despacho donde le hice tomar asiento.
Iba vestido de negro y con una cazadora de cuero, pelo despeinado y su olor característico de siempre, con una mezcla de alcohol que se hacía insoportable al olfato y que te dejaba embriagaba incluso con olerlo.
No podía creer que hubiera tenido la indecencia de asistir al Instituto en ese deplorable estado.
—¿No piensas decir nada? —pregunté sin saber muy bien cómo comenzar—. Estabas peleando con un compañero y encima asistes ebrio a clase.
No obtuve respuesta, sólo se dedicó a mirarme fijamente de una manera un tanto escalofriante.
—Kim el otro día te pillaron fumando y ahora esto ¿en qué se supone que estás pensando?
—¿De verdad quiere saberlo? —preguntó con media sonrisa.
—Si Kim, quiero saber en qué estás pensando, deberías ser un poco más responsable y consecuente con tu actos, ya no eres un niño —sermoneé, en estos momentos me estaba recordando a mi propio padre.
Taehyung seguía en su línea sin inmutarse por mis palabras.
—Señorita Kang, todo el mundo se ha dedicado a decirme a lo largo de mi vida lo que debería ser, lo que debería hacer o decir, así que he decidido hacer lo que me dé la gana, seguiré fumando, seguiré metiéndome en líos y seguiré bebiendo todo lo que me venga en gana por que estoy cansado del deberías ser algo que no soy —dijo dejándome sin palabras pues pensé que no se dignaría a hablar—. Pero ¿sabe qué? Desde que ha entrado usted como profesora digamos que estoy un poco más interesado en eso del cambio —comentó sorprendiéndome gratamente, me sentía como la profesora de literatura en la película de los diarios de la calle.
—¿De verdad? —pregunté emocionada—. Kim sabes que tienes todo mi apoyo y todo lo que necesites aquí estaré dispuesta a ayudarte —hablé de corazón enternecida por su afán.
—No sabe lo que me alegra oír eso señorita Kang, lo cierto es que me gustaría hacerle una propuesta.
—Por supuesto, lo que necesites —me alegraba enormemente su iniciativa.
Escuché atenta esperando a que explicará su nuevo plan de estudios o algo por el estilo.
—Estaría dispuesto a cambiar mi comportamiento, atender y asistir a todas las clases, no fumar a escondidas en la institución e intentar asistir sobrio a clase —expuso.
—Eso me parece un buen comienzo.
—Pero...en esta vida nada es gratis señorita Kang —cambió su tono drásticamente—. Me gustaría algo a cambio por mi ejemplar comportamiento.
—¿Algo como qué? —formulé no muy convencida.
—Digamos que me gustaría tener unas clases extras con usted.
—¿Clases extra? Pero Kim, si tu vas muy bien en filosofía, tu reflexión acerca del mito de la caverna del otro día me dejó anonadada —declaré con sinceridad.
—No, no lo ha entendido —sonrió irónico—. No soy yo el que necesita las clases.
Sus palabras me sorprendieron en demasía, ¿acaso pretendía darme clases él a mí?
—¿Te refieres a darme clases? ¿Y se puede saber de que quieres darme clase tú a mí? —pregunté algo indignada, pues no es que me creyera Einstein pero dudaba que Kim pudiera darme clases acerca de algo que yo no supiera ya.
—Mmm... —murmuró llevando su mano a su barbilla—. Digamos que la he estado observando estos últimos días y me he dado cuenta de que hay campos señorita Kang en los que carece de conocimiento y experiencia.
Ahora entendía el por qué de su intimidante mirada cada uno de los segundos que impartía clase a Kim.
—¿Y se puede saber qué campos son esos? —pregunté a la defensiva.
Kim me lanzó una mirada seria.
—Sexo —dijo aún con su mirada seria clavada en mi expresión.
En este mismo momento no sabía si reír o echarme a llorar por sus palabras, no daba crédito a lo que estaba oyendo.
—¿Perdón?
—Sexo —repitió sin retractarse en sus palabras, causando mi enfado.
—¿Kim Taehyung se puede saber que estás insinuando? Se ve que aún sigues bajo los efectos del alcohol —concluí intentando buscar una explicación clara por su comportamiento.
Mis palabras causaron carcajadas en Kim.
—Señorita Kang ¿sabe quienes eran los dionisíacos? —formuló aún sonriendo cambiando de tema dejándome sin habla por su descaro—. Ellos esperaban en el éxtasis encontrar respuestas sobre sí mismos.
—¿Y qué tiene que ver eso con lo que estamos hablando Kim? —pregunté irritada por su comportamiento e insinuaciones.
—Está claro señorita Kang, tómese una copa, entre en éxtasis y descubra lo que en realidad quiere, le aseguro que su opinión cambiará —habló rápido sin ápice de sonrisa volviendo la seriedad a su rostro—. Tiene hasta el sábado para contestar —terminó regalándome un guiño que me dejó sin habla.
Se levantó tranquilamente y salió por la puerta, dejándome en mi despacho, sola, sentada en aquel sillón, más pensativa de lo que en realidad me gustaría.
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Que tengan feliz sábado.
Gracias por leerme💜💜💜
Love u Sinners ❤️❤️❤️
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