La vacuna
La vida de una hormiga no es sencilla ya que se encuentra con una gran variedad de obstáculos en el camino; más aún, siendo una criatura extremadamente pequeño y tomado por insignificante por cualquier otro a pesar de ser la especie más trabajadora. Esta pequeña hormiga negra pero sumamente peligrosa es de origen egipcio la cuál surgió hace varios siglos atrás, su nombre científico es treñquim y actualmente se cree extinta cuando en realidad está muy presente en la sociedad. En la ciudad Agimroh un virus se propaga, crece cada día e incontables muertes se presentan, los síntomas son variados por lo que es difícil detectarlo además de ser nueva la enfermedad o tal vez no, pero si desconocida. Por no saber si quiera como se transmite difícilmente se puede realizar una alerta de cuidado por lo que cualquiera puede estar expuesto. Comezón, irritación, fiebre, sudor, escalofríos, mucosidad nasal con sangre, tos, estornudos frecuentes, dolor, son unos de tantos síntomas. Los síntomas tardan en presentarse y al hacerlo es difícil detectarlo como este virus desconocido hasta que le llega muerte a la persona.
Cansado de esconderse, a corta edad la hormiga negra se aventura viajando por el mundo abandonando totalmente a su familia quienes luchan por sobrevivir y no extinguirse como muchos creen ya ha sucedido. En el camino se topa con varios seres que intentan dañarlo, pero lucha por sobrevivir a pesar de las adversidades, llega un punto en que su vida nuevamente se vuelve monótona, siempre lo mismo, atacar para sobrevivir. Su aburrida vida lo vuelve frío y agresivo hasta con aquellos de su especie, las hormigas.
Deseoso de cambiar su vida la hormiga negra se encamina a lugares que por ningún motivo transitaría en otras circunstancias, tanto es el cambio que se adentra a un mundo diferente, a un lugar de cuatro paredes con diversos objetos en su interior y a lo lejos tres siluetas, una de ellas pequeña con un peluche en la mano. Recorre el inmenso lugar con sus pequeños pasos deteniéndose al escuchar un grito.
—¡Ah, una hormiga! -Exclama una mujer llena de terror.
Al momento grandes pasos se escuchan acercarse a aquella criatura negra, este se prepara para la lucha mientras el gran hombre prepara el periódico elevándolo hasta que una silueta más pequeña aparece deteniendo al mayor.
—¡No lo mates! -El hombre la observa acercarse, la hormiga detiene su ataque, pero no baja la guardia. —Es diferente -Exclama la niña observando a la hormiga, con astucia acerca su dedo índice a esta —Vamos, sube - precavida la hormiga lo hace, nuevamente de pie, la niña habla —La llevare a mi cuarto, la pondré donde estaba Drun antes de morir.
Observado, así se siente la hormiga negra dentro de aquel mundo extraño, pequeño pero natural con paredes cristalinas con la niña frente a él, no lo negara, él también la observa, ambos sienten curiosidad por el otro, ella no sabe porque, pero él la observa con intriga, con la duda de saber ¿Por qué lo salvo? ¿Por qué no dejo que lo mataran? ¿Por qué lo mira de esa forma tan extraña que hasta sus ojos brillan de emoción?
—Eres una hormiga distinta, - escucha hablar a la pequeña —tal vez una especie nueva que aún no ha sido descubierta y por eso no hay nada acerca de ti. - Una sonrisa se forma en sus labios —Seré yo quien te investigue, es buena forma de comenzar, así quizás cuando crezca me tomen en cuenta o a tan corta edad me reconozcan teniendo puestos de trabajo accesibles, por el momento necesitas un nombre, -Golpea sus labios con el dedo pensativa. —Tu nombre será Flipi.
Así, Flipi pasa de un experimento explorativo a una mascota, con su ayuda la niña realiza una extensa investigación conociendo cada vez más sobre su especie. Juegan y platican en diversas ocasiones y en los momentos inesperados, cuando ella se encuentra en apuros el pequeño Flipi sale a su rescate. El cariño crece con el tiempo, se vuelve celoso y agresivo con aquellos que desean acercarse a su niña, nadie la toca, pero nada es total felicidad, accidentalmente la hormiga la daña, temeroso la observa mientras ella con una sonrisa intenta tranquilizarlo, pero es imposible, Flipi sabe que en cualquier momento ella morirá.
Al siguiente día por la tarde mientras ella ve televisión, un comercial informativo llama su atención, las muertes son imposibles de parar y al paso que va el virus pronto no quedara nada. Por la noche Flipi se encamina a un nuevo viaje, desea llegar donde aquellos hombres de traje blanco, cubre bocas, guantes y demás, solo él y la ayuda de esos hombres pueden salvar la vida de su niña.
Curioso observa a aquellos hombres que lo miran, al que tenía intenciones de matarlo, a quien lo ha salvado y lo mira con devoción. Con precaución camina hacia este quien le acerca la mano, sin pensarlo sube para ser dirigido a otra habitación donde se prepara para ser estudiado. Después de unas largas horas de investigación el hombre de blanco corre extasiado hasta la hormiga mirándolo con emoción.
—Eres la cura. -Sale de sus labios antes de comenzar nuevamente con la tortura, tortura que aguanta con tan de salvarla.
Afortunadamente la enfermedad es detectada a tiempo en la niña, sus padres con temor, pero llenos de esperanza la llevan a aquella clínica donde será vacunada.
—Flipi -habla contenta la niña luego de días sin ver a su hormiga, él con dolor levanta la cabeza al escucharla, feliz de saber que no morirá mientras ella con su dedo le acaricia la cabeza.
Transcurren tres días llenos de trabajo y dolor para proveer de la vacuna al virus treñquim donde la niña de vez en cuando lo visita, pero al final, el domingo uno de mayo del dos mil dieciséis a la una de la tarde un suceso inesperado ocurre, Flipi muere.
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