Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6

Podía sentir mi cuerpo subir y bajar por la respiración de Bepo mientras sus ronquidos resonaban en mi oreja. Me di vuelta hacia el otro lado y seguí durmiendo sobre él como acostumbré a hacer, sin embargo, empecé a escuchar pasos acercarse. Evité reír por su nada sigilosa entrada y solo dejé que me despertaran como quisieran, imaginé gritos de sorpresa y risas... jamás lo siguiente.

—¡Sorpresa! —gritan todos mientras mi cuerpo sale volando por la borda.

—¡¿Qué caraj...?! —el agua del mar me cubre antes de poder terminar la oración. El aire escapa de mis pulmones y mi cuerpo se debilita, pero antes de alejarme más desaparecí del agua y aparecí en la cubierta.

—¡Feliz un año en la tripulación! —gritan de nuevo, pero al no verme reaccionar parecen preocuparse— ¡Se está muriendo!

Ikkaku me da vuelta y empieza a presionar mi pecho hasta que el agua abandona mis pulmones y yo me había transformado en una fuente con peces incluidos. Empecé a toser y todos suspiran aliviados, pero entonces los apunté a todos con una pistola y caen al suelo enredados por completo.

—¡¿Qué ha sido eso?! —cuestioné.

—Les dije que no lo hicieran —el capitán estaba sentado de brazos cruzados a un lado.

—¡Fue idea de él! —todos se apuntan entre ellos y yo rodé los ojos.

—Y ahora estoy empapada, gracias —dije con claro sarcasmo en mi tono de voz, pero entonces Bepo me abraza de repente.

—¡Que rápido pasa el tiempo! ¡No puedo creer que hace un año aceptaras unirte a la tripulación! ¡Fue lo mejor! —Bepo restregaba su cabeza contra la mía haciéndome sentir enternecida por ello.

—Gracias, Bepo... pero estoy mojada y tú pelechas —mencioné.

Al separarme del oso vi que mi remera que se supone era negra en la parte de en frente, ahora estaba cubierta de pelo blanco, como era el color de atrás... Reaccioné al saber que ahora, por culpa del agua, se transparentaba mi espalda y saber que esa marca podía ser visible en estos momentos me hizo recordarla y que empezara a quemar mi piel. Evité darles la espalda a todos, traté de ver por encima del hombro pero entonces un abrigo azulado de plumas se coloca sobre estos.

—Agarrarás un resfriado —el capitán se aleja mientras advierte sore enfermarme.

Sujeté el abrigo en mis hombros y me cubrí con este mientras lo veía alejarse. Sabía perfectamente que no lo decía por eso... solamente. Sabe que no me gusta que otros vean esa marca, me está ayudando a cubrirla... Saber eso me hizo sonreír inconscientemente y sentir mis mejillas acaloradas, bajé la vista al abrigo con el que me cubría, podía sentir mi corazón empezando a latir con fuerza.

—Debo ir a cambiarme por su culpa, chicos —los miré fingiendo molestia y resentimiento—. No vuelvan a tirarme al mar.

—S..Sí —ellos se paran firmes luego de que salieran de la red, fingiendo asustarse pero veía las risas ahogadas en su expresión.

Yo tampoco podía evitarlo por mucho tiempo, cuando entré al submarino dejé escapar cortas risas mientras caminaba dirigiéndome a la habitación. Estando allí me quité la ropa mojada para cambiarme por una seca. Pero... antes de ponerme la remera me miré por el espejo y volteé a ver mi espalda. Hice una mueca de disgusto con solo verla, así que me puse la remera seca rápidamente. Volví con los demás que ya estaban terminando de servir los tragos.

—¡________! —Ikkaku me abraza y me entrega un tarro de cerveza—. Toma, ¡brindemos!

Agarré el tarro y como todos los demás la levantamos en el aire. Reí suavemente mientras veía como la mayoría tomaba hasta acabar tan rápido el primer tarro, yo solo bebí un trago antes de dejar el tarro a un lado.

—¡_________! —ellos vuelven a acercarse a mí—. Tenemos un regalo para ti.

—Si me tiran de nuevo al mar, no lo quiero —me alejé para guardar una sana distancia.

—¡No es eso! —me encogí de hombros pero ellos colocan un pastel frente a mí.

—¡Se ve delicioso! —exclamé encantada de querer servirme una rebanada. Hacía tiempo que no comía un pastel, esto era lo mejor.

Los chicos estaban felices porque a mí me había gustado el pastel y la fiesta, yo estaba feliz porque se hayan esforzado tanto en hacer esto para mí... Realmente se sentía bien esta sensación, por lo que decidí divertirme con ellos hasta que todos cayeron rendidos de tanto beber, comer y moverse. Al final del día, solo era yo viendo desde el borde del barco como el sol se escondía en el horizonte, bueno, no solo era yo.

—No saben controlarse cuando se trata de una fiesta —el capitán se acerca resoplando mientras veía a su tripulación en el suelo—. Solo espero que si nos atacan, sepan que tendrán que pelear aun así.

Dejé escapar una leve risa por su comentario mientras volvía a mirar al frente, aun pensando en todo esto.

—Fue lindo... Gracias por dejar que lo hicieran, capitán —comenté—. Ni siquiera he festejado mi cumpleaños pero ellos hicieron todo esto por un año que tengo con ustedes. Me sentí... especial. No digo que sea necesario hacerlo todo el tiempo, solo... con esta vez ya es suficiente.

—Quizás —miré al capitán cuando él hizo lo mismo—. Pero no creo que los demás no quieran volver a hacer esto, una vez que tienen la idea, nadie se las quita.

Sonreí un poco antes de regresar la vista al frente, pero vi de reojo su mano sujetando la katana contra su hombro, noté entonces los tatuajes en sus dedos y en el dorso, pero sabía que no solo tenía esos tatuajes. Volví a mirar el símbolo en la vela mayor del barco por un momento.

—Capitán... ¿Puedo preguntarle algo... quizás personal? —pregunté antes de siquiera pensar en hacerlo.

—¿Qué es? —cuestiona con curiosidad.

—El símbolo de la tripulación... es el mismo que tiene tatuado... —murmuré, él asintió sin saber qué con mis comentarios—. ¿Qué significan para usted?

Parece algo sorprendido, pero solo por un segundo, aparta la mirada al frente y parece pensativo antes de abrir la boca para hablar.

—Era el símbolo de un conocido —explicó con notoria nostalgia que de todas formas intentó ocultar—. Hace trece años, desgraciadamente falleció, por lo que sigo portándola en su honor.

—Lo siento... quizás no debí preguntar —murmuré—. Pero debió de apreciarlo mucho si incluso se tatuó su símbolo. Es un gran detalle.

—Por eso lo he hecho —respondió—. Has acertado, yo sí lo apreciaba. Era un buen hombre que salvó mi vida y el curso que tomaba.

Sonreí de nuevo al escucharlo, miré el horizonte anaranjado por el atardecer.

—Bueno... entonces no solo te quedaste con su símbolo, sino también con algo más de esa persona —el capitán me mira esperando que le diga lo que era, yo lo miré con una sonrisa más amplia—. Porque también me has salvado a mí.

Noté el momento en que sus ojos se abrieron aún más y no respondió, el viento frío soplaba sin más y era lo único que se escuchaba o hacía mover algo de nosotros, hasta que yo suspiré con algo de pesar y aparté el cabello de mi espalda al sentirla arder.

—Cuando marcaron mi espalda... creí que moriría como una esclava de los Dragones Celestiales, que esa sería toda mi vida hasta llegar a aquella subasta, y cuando vi que otro de ellos me quería comprar... supe que no volvería a ese lugar. Prefería morir.

—Lo sé... Recuerdo cómo ni siquiera dudaste en agarrar aquella espada y atravesarte con ella —mencionó. Asentí al recordarlo igual.

—Pero entonces apareciste tú... y aunque te dijera que me dejaras en paz no lo hiciste. Me salvaste... no importa la razón por la que lo hicieras, realmente no importa, solo sé... que ahora no soy una esclava gracias a usted. Capitán.

Lo vi hacer una pequeña mueca de duda antes de suspirar y acomodar su katana contra su hombro, a la vez que con su otra mano bajaba su sombrero para cubrir su rostro.

—Law...

—¿Huh? —lo miré confundida.

—Llámame Law. Está bien si lo haces —menciona por sorpresa.

Lo miré esta vez yo con los ojos bien abiertos, él me mira de reojo por unos segundos antes de apartar la mirada. Volteé hacia el horizonte de nuevo cuando mis mejillas volvieron a arder y mi corazón a acelerarse. No puede ser ¿realmente me he enfermado? Debí secarme el pelo antes de salir de nuevo.

—B..Bueno, si tú lo dices... Law... —pronuncié con dificultad, pues no estaba acostumbrada a llamar a mis oficiales o capitán por sus nombres. Suspiré profundo y volteé a verlo—. ¿Puedo pedirle... digo, pedirte... un favor?

—¿Qué es ahora? —pregunta más tranquilo que yo, ignorando mi momento en el que se me trabó el habla.

—Me gustaría... Digo, si está bien... Yo quisiera... —mordí mi labio inferior sin saber por qué me costaba tanto decirlo—. Quiero cambiar de marca. La que tengo... me hace sentir que aún les pertenezco y no quiero seguir con eso. Así que... quiero cambiarla, y si estás de acuerdo, por tu símbolo.

Me mira un segundo antes de hacer ver una media sonrisa en su rostro. Finalmente se gira por completo hacia mí y golpetea un poco su hombro con su katana.

—De acuerdo. Puedo ayudarte con eso.

Incluso pude sentir como la emoción escapaba notablemente por mis expresiones faciales. Finalmente iba a dejar de tener esa horrible marca en la espalda, era lo que más quería.

De repente el capit... Law... -me costará un poco llamarlo por su nombre- usa su habilidad para cambiarnos de lugar, estábamos en la habitación donde suele hacer sus cirugías. Sacó un par de cosas, noté que eran la tinta y la aguja para hacer los tatuajes. ¿Qué mejor persona que un médico-cirujano para hacer esto? Suspiré un poco para calmarme mientras él prepara sus cosas y la camilla. Incluso se pone un cubrebocas y guantes y me mira esperando a que haga mi parte.

Apoyé una mano en mi hombro, aferrándome a mi ropa, no quería mostrarle esa marca... pero no tengo elección.

—Solo... hazlo rápido, por favor —pedí dándome la vuelta y desabrochando el frente de mi camisa y bajándola hasta mi cintura.

Me recosté en la camilla y odié cada segundo que pasaba y mi espalda estaba expuesta a alguien. Quemaba con mayor intensidad, y sentía la necesidad de cubrirme mientras pasaban los segundos y no ocurría nada, hasta que finalmente sentí que pasaba algo frío por mi espalda como primer paso.

—Considera esto mi regalo por tu celebración —lo escuché decir provocando que se me escapara una pequeña risa por eso.

Pero entonces empezaron los piquetes con la aguja, ¡joder, sí que duele! Pero gracias a lo anteriormente frío que me había puesto, el dolor era soportable. Suspiré calmándome y simplemente me dediqué a pensar en otra cosa que no fuera en mi espalda descubierta.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro