Capítulo 16
Doflamingo agarró un Den Den Mushi para dirigirse a todos en la ciudad.
—Ciudadanos e invitados de Dressrosa. Podría haber reinado sobre ustedes con el terror desde el principio —vi cuando apareció la imagen de Doflamingo para que todos en la ciudad lo vieran—. Después de saber la verdad, seguro que muchos de ustedes quieren matarme. Por eso he preparado un juego... Un juego para matarme.
Apreté los dientes con molestia por su actitud altanera, sabe que no morirá; la sonrisa de Doflamingo no desaparecía. Él saltó hasta el borde del muro cortado.
—Estoy en el palacio real, no huiré ni me esconderé. Si pueden tomar mi vida, obviamente, el juego terminará. Pero hay otra forma de terminar el juego. Tendrán que matar a las personas cuyo nombre voy a decir a continuación. Además, daré un gran premio por matar a cada uno de ellos. Maten o mueran. ¡Todos los habitantes del país serán cazadores! ¡La única forma de sobrevivir es matando a alguien!
Podía escuchar a las personas gritando por estar matando involuntariamente a otros, o muriendo. Cerré los ojos pero eso solo me hizo imaginar el sufrimiento de todos, es tan desastroso que me provocan náuseas.
—¡Griten! ¡Odien! ¡Sufran! ¡Son víctimas totalmente inocentes! —Doflamingo ríe a carcajadas con su retorcida diversión—. Piénsenlo bien, o vienen a matarme o se alían con la Familia Don Quixote y castigan a los doce imbéciles que se rebelaron contra mí. Si eligen mal, el juego no se terminará.
Doflamingo alimenta el deseo de matar a los doce al ponerles precios importantes, sabía que así pensarían que sería más fácil y recompensado que elegir matarlo a él. Pagaría cien millones de berries por cada estrella que tenga el objetivo. Él empezó a mostrarles a los ciudadanos, los objetivos de una estrella, cada uno de ellos valía cien millones de berries.
Los siguientes fueron los de dos estrellas, valiendo doscientos millones. En los de tres estrellas con una recompensa de trescientos millones estaban Law y Luffy. Y por último Usopp ¡¿Con cinco estrellas?!
Doflamingo dio inicio al "juego" antes de bajarse del muro y caminar hacia mí. Sonrió aún más y con sus hilos me arrastró para mantenerme cerca y asegurarse de que no me fuera a escapar. Con solo verlo... sé que es igual a los demás Dragones Celestiales, esto me confirma que en verdad lo es. Merece estar con ellos, merece pudrirse con ellos.
—No necesitas mirarme tan mal, _________ —Doflamingo se ríe nuevamente—. Formarás parte de la familia Donquixote, y yo no trato tan mal a mi familia.
—Prefiero morir —mencioné.
—No digas eso... harás que te lo cumpla, y aún quiero ver la expresión de Law cuando venga aquí.
Resoplé agachando la mirada y cerrando los ojos, pero al hacerlo... al hacerlo en esta situación... solo puedo pensar en lo que viví en Mary Geoise. No había diferencia... la sensación de impotencia, la frustración y el miedo, son iguales. Podía ver la sombra de Doflamingo sobre mí y mi mente me haría ver la de ese Dragón Celestial. ¡Joder, tengo miedo! ¡No quiero volver a eso! ¡No quiero que vuelva a suceder!
Law... Ayúdame...
—¿Qué pasa, __________? —Doflamingo me obliga a levantar la mirada con sus hilos, lo miré con enfado para disimular el miedo, pero eso no funcionaba del todo gracias a las lágrimas en mis mejillas—. No te preocupes... yo no soy tan cruel como para prohibirte llorar. Hazlo si quieres, pero guarda algo... Cuando veas a tu capitán derrotado lo vas a querer hacer aún más.
Aparté la mirada nuevamente y evité sollozar como él quería. Tragué el nudo en mi garganta y miré hacia afuera del castillo. Tenía la esperanza de que Law haya podido sacarse las esposas y que aparecería en algún momento. Pero por el momento solo eran mis deseos hablando...
—Me pregunto si Law querrá buscarte a ti en específico —miré a Doflamingo sin comprender su comentario—. O quizás no quiera salvarte, quizás quiere abandonarte como lo hicieron los de la marina hace ocho años, ¿no? Confiabas en ellos pero te traicionaron...
—No. Law no es como esa basura —respondí segura, pero mi voz tembló y no pude deducir si fue por el llanto o por... duda.
—¿Quieres apostar? Eso lo veremos cuando él esté cerca. Pero te recomiendo no esperar tanto de él... a Law solo le importan sus propios objetivos, le importa si eres de utilidad. Ahora mismo... no lo eres. Quizás y yo tenga razón, quizás y a él en realidad no le importas como tú crees.
—¡Cállate! —grité con fuerza—. Tú no tienes idea de nada... solo eres un maldito y despreciable... pirata.
—Igual que él.
Abrí los ojos de par en par sintiendo una opresión en el pecho. Nuevas lágrimas rodaron por mis mejillas aunque quisiera evitarlas, porque... ¿y si tiene razón? ¿Y si a Law ya no le importa lo que me pase? Estoy aquí, a merced de un Dragón Celestial como hace ocho años, pero a Law solo le importa matarlo por lo que le ha hecho a Corazón, alguien que sí era verdaderamente especial para él.
Bajé la cabeza hasta tocar el suelo con la frente, lo intenté, realmente lo intenté... pero no pude evitar sollozar. Quería creer que era mentira, quería que mi corazón le ganara a mi cabeza, pero... es algo que me resulta imposible. Mi cabeza tiene más voz que mi corazón. No quería creer en alguien como Doflamingo, pero no podía evitarlo, el pecho me duele... duele demasiado que resulta insoportable.
Porque tiene razón, no soy de utilidad. Y si no sirvo entonces ¿por qué valdría la pena ayudarme? Supongo que eso han de haber pensado mis compañeros de la marina para no querer ayudarme. Tendría sentido que así fuera.
—¿Te diste cuenta de que Law no es el héroe que te imaginabas? —se ríe Doflamingo nuevamente—. Los héroes no existen y mucho menos si es un pirata como Law.
—Ya no sigas... Te..Te lo suplico. Ya basta... —pedí derrotada. Supliqué como lo hacía antes de ser llevada a la subasta, cuando aún estaba al poder de ese Dragón Celestial.
No creí que el miedo a los Dragones Celestiales regresara para destruir la confianza que me había costado conseguir en estos dos años. Creí que era más fuerte. Creí que finalmente me había convencido a mí misma de tener compañeros leales y que no me abandonarían, pero ahora toda esa confianza se tambalea. Sin embargo, aún siento algo en mi corazón que impide que me termine de derrumbar. Ese único hilo... era Law. Sí, el mismo por el cual Doflamingo está intentando manipularme para hacerme perder toda esperanza. Pues fue Law quien me sacó de la subasta, fue él quien me prometió la libertad que merezco, fue quien me creyó y apoyó completamente durante dos años aunque fuera una ex marina.
Recuerdo esa noche, esa noche en la que cubrió aquella quemadura que tanto odiaba con su marca. Lo hizo él... tomándome como parte de su tripulación. No me abandonó en Amazon Lily ni en ningún momento después de ese. Confío en él, y lo seguiré haciendo hasta que él mismo me diga que no soy de utilidad y cumpla con su promesa de matarme cuando ese momento llegue. Y lo hago... porque en verdad lo amo, que recibiría cualquier disparo por él y moriría por él. Tan ciego es mi corazón que aunque él viniera aquí solo a matar a Doflamingo, mi corazón pensaría que vino también por querer ayudarme.
—¿Terminaste? —Doflamingo me mira al verme levantarme.
No respondí y solo me mantuve sentada en el suelo mientras los hilos hacían más presión en mi cuerpo.
—No quiero arriesgarme a que te sueltes antes de tiempo. Será mejor resguardarte bien para cuando llegue el momento.
Los hilos empezaron a enrollarse a mi alrededor por completo, cada vez eran más capas y más. Hasta que estaba completamente envuelta en hilos, ni siquiera podía ver al exterior, solo a mi alrededor, estaba dentro de una cápsula de hilos que me sujetaban de todos lados. Suspiré profundo y me aferré a la idea de ser alguien lo suficientemente importante para Law, al menos como parte de su tripulación, no puedo dejar que Doflamingo gane esta vez.
Porque se me rompería el corazón si así fuera y si estuviera diciendo la verdad.
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