Por el Werak
Allam caminaba por el asentamiento de Borde de la Canción, buscando a Aloy y a Ourea, las cuales deberían estar en algún lado. El soldado antiguo no portaba su casco en aquellos momentos, dejando su rostro fornido y cabello recortado al descubierto.
Los Banuk, que estaban haciendo sus cosas del día a día, se detenían para observar al soldado antiguo pasar por la aldea.
Allam se fijó en las miradas atentas de los tribales, dándose cuenta que todos empezaban a formarse detrás de el, mientras murmuraban para si mismos. Allam no podía escuchar que decían, pero estaba muy claro que hablaban de él.
El joven camino hasta el centro de la aldea, donde habían conocido a Burgrend cuando llegaron hace varios días.
Allam no veía por ningún lado a su novia ni a la chaman, dejándolo confundido. El soldado se iba a girar para volver por donde había venido, pero una gran multitud de Banuks le cortaban el paso.
Antes de que el joven militar pudiera pedir al grupo de tribales que se movieran, una voz ronca y fornida lo detuvo.
Aratak: ¿Entonces, tú eres el forastero que se ha interesado por nuestro pedazo de tierra?-pregunto el hombre al soldado, el cual no se había percatado de la presencia del cacique del Werak.
Allam: ¿Como sabes qu-?-preguntó confundido el joven.
Aratak: Mi gente canta sobre tus canciones, forastero. Somos Banuk y no necesitamos la ayuda de ningún extranjero, pero aún así decidiste ayudar y demostrar tu temple, ¿pero por qué?-dijo el hombre mientras golpeaba su lanza contra el suelo, haciéndola resonar para darle efecto intimidatorio y callar a cualquier voz que estuviera hablando por lo bajo.
El soldado sabía que las mujeres que el estaba buscando no estaban aquí, por lo que tendrá que empezar sin ellas.
Allam: Porqué te quiero desafiar Aratak-dijo el soldado antiguo mientras desplegaba su cuchilla, ganándose la atención del cacique y de los presentes.
Allam: Por el Werak-dijo el soldado antiguo mientras miraba de manera desafiante al corpulento hombre, el cual observaba al joven soldado sin poder creérselo.
Aratak: ¿Me estás desafiando?, ¿Tú? ¿Un extranjero que nadie conoce? Ni siquiera tienes una lanza-dijo el hombre con incredulidad y algo de ofensa.
Allam: No necesitó una lanza para matar Aratak, ya soy peligroso de por si-dijo el joven soldado con arrogancia y seriedad al hombre corpulento.
Aratak: Esto es absurdo, ni siquiera eres Banuk-dijo el corpulento hombre sin poder creérselo.
Ourea: No es absurdo Aratak-dijo la chaman, la cual había aparecido junto con Aloy.
El cacique miró con recelo a la chaman Banuk.
Aratak: Ourea. Debí suponer que esto sería obra tuya, utilizar a unos forasteros como tus peones. Sabías que no podría negar el desafío si el estaba siendo respaldado por ti, eres diabólica, hermana-dijo el hombre con molestia, ganándose la sorpresa de la joven pareja.
Ourea: El único diabólico aquí eres tú Aratak. Has estado en mal camino desde el momento en el que me prohibiste volver a Tambor del Trueno, hermano-dijo la mujer con recelo hacia el hombre.
Ambos jóvenes estaban confundidos ante la conversación de los ahora descubiertos, hermanos.
Aloy: ¿Hermanos? Esto hace las cosas...un poco más diferentes...y complicadas-dijo la pelirroja con confusión e incredulidad, Allam soltó un silbido mientras miraba hacia un lado cómicamente.
Allam: ¿Hermanos? ¿Qué es esto una novela?-dijo el soldado antiguo con asombro, usando sus chistes como forma de expresarse, su novia le dedicó una mirada seria, la cual no pasó desapercibida y era su señal para ser serio y no hacer chistes.
Aratak: Al parecer no les contaste todo, hermanita. Esto tiene una simple solución, te veré mañana en los Picos Helados al amanecer, y le pondré un fin a esta estupidez-dijo el hombre corpulento con voz amenazadora para después empezar a caminar hacia la salida de la aldea.
La pareja miró a la mujer con miradas acusadoras, la mujer solo suspiro.
Ourea: Lamentó no haberles contado toda la verdad, no pensé que sería necesario que lo supieran-dijo la mujer algo apenada.
Aloy: Eso ya no importa. Aratak le dijo a Allam que se encontrarían en los Picos Helados, si queremos que Allam gane, tenemos que saber a qué nos enfrentamos-dijo la pelirroja con algo de seriedad, tratando de hacer que la mujer se concentrara en el desafío.
Ourea: Tienes razón, no tiene sentido arrepentirse por el pasado. La prueba consiste en subir y bajar la montaña, mientras cazar tantas máquinas como sea posible. Tienes que iluminar unas balizas para indicar que ya acabaste con el desafío. Hay dos en total. Cuando vuelvan a la base de la montaña, se traerán dos maquinas para cada participante y estos tienen que matar a su máquina primero que su adversario. El ganador es concedido el título de Jefe-explicó la mujer a la pareja, Aloy asintió, pero Allam se veía algo nervioso.
Aloy se fijó en como su novio se estaba nervioso. La pelirroja tomó su mano la apretó un poco, el soldado miró a la ojiverde y esta formó una sonrisa calmante en su rostro, haciendo que el soldado antiguo se sonrojara y sonriera por su parte.
Allam: Bien, suena fácil-dijo el soldado antiguo con algo de sarcasmo.
Ourea: Estarás bien Allam, demostraste mucha habilidad y destreza para pelear contra máquinas y personas. Le puedes ganar-dijo la chaman para reasegurar al hombre, el cual asintió.
El grupo decide emprender camino hacia los Picos Helados, con la visión de vencer a Aratak en sus mentes.
La noche cayó y montaron un pequeño campamento dentro de una caverna inhabitada.
Oyera estaba sentada frente a la fogata, mientras veía con atención las llamas, pérdida en sus pensamientos.
Allam y Aloy estaban acurrucados el uno con el otro, disfrutando de la compañía del uno y del otro.
Aloy le dio un beso en el cachete al Antiguo, el hombre la miró con ojos amorosos y le dio un beso en los labios, ambos derritiéndose en el toque de sus labios.
Ocurra los veía con una pequeña sonrisa, haciéndola recordar tiempos simples de su juventud.
Horas más tarde...
El sol empezaba a salir, calentando un poco las tierras heladas del Tajo.
El grupo había llegado a la montaña antes de qué saliera el sol. Pires estaba arreglando un par de cosas en la cara y casco de Allam.
Ourea: Y ya está...ahora pareces más un contrincante-dijo la mujer con orgullo mientras miraba con orgullo su trabajo.
Allam tenía tres líneas de color azul cielo en sus pómulos, que le llegaban hasta las orejas. Su barbilla había sido pintada con amarillo y las cuencas de sus ojos estaban rodeadas de pintura blanca.
Su casco tenía una mezcla de azul, amarillo y blanco, esparramado por todo el.
Se escucharon oso y se veía como Aratak subía la montaña con varios Banuk más. El hombre también Yeni pintura de guerra puesta.
Araran: Veo que si viniste. Pensaba que no vendrías. Aún estás a tiempo de retirarte extranjero, no te dejes manipular por mi desilusionada hermana-dijo el hombre pero Allam solamente lo miraba con mirada desafiante.
Allam: No puedo esperar para barrer el piso contigo-dijo el soldado antiguo en tono desafiante.
El hombre soltó un suspiro cansado.
Aratak: Te voy a humillar tanto que desearas nunca haber pisado tierra Banuk-dijo el hombre con tono amenazante.
Ourea los llamo hacia un risco y está empezó a explicar las reglas del desafío. Allam miraba a la montaña con determinación.
El sonido estruendoso de un cuerno resonó por el area, dando inicio al desafío.
Allam salió disparado hacia la base de la montaña, con Aratak por detrás.
Allam Pov
La primera prueba era acabar con tres maquinas en la base de la montaña, habían cinco, por lo que una de ellas tenía que llevársela uno de nosotros. Me fijé que eran chatarreros, algo fácil.
Desplegué mi arco y preparé dos flechas, una explosiva y una eléctrica, me detuve un momento y solté las flechas, ambas golpeando puntos clave de la máquina.
Me acerqué a la máquina y con mi cuchilla la acabe. El otro chatarrero intento darme un zarpazo, pero hice un salto doble y esquivé a la máquina por poco.
Agarre las mismas flechas y le dispare estando en el aire. Aterrice al suelo sin ningún problema y me lance contra la máquina, acabando con ella usando mi cuchilla.
Me acerqué a mi tercer chatarrero y dispare dos flechas más, las cuales dañaron severamente la máquina, pero una lanza apareció de la nada y acabo con la máquina.
Yo: ¿Pero que carajos?-dije con confusión, pero sentía la rabia aparecer en mi corazón.
Me fijé en la dirección que vino el arma y me fijé que era Aratak. Detrás de él habían dos chatarreros más, el había conseguido los tres chatarreros.
Yo: Hijo de puta-maldije para salir corriendo hacia el tope de la montaña.
Di un salto doble y empecé a subir y escalar la montaña lo mejor que podía. Llegue a mi baliza y la encendí, enviándola al aire, pero la de Aratak ya estaba casi en vuelo.
Al paso de 20 minutos, ya estábamos casi al tope de la montaña, me fijé que Aratak y yo estábamos a la par.
Ourea me advirtió que Aratak era bueno escalando montañas; !pero esto es ridiculo¡
Yo: Desearía tener el gancho aquí-comente mientras pensaba en mi antigua herramienta.
Llegue a la cima y encendí mi baliza, enviándola al aire primero que la de el. Empecé mi descenso de la montaña.
Llegando casi a la base, hacia un claro con muy poca nieve, era la línea de meta y el área donde iríamos a cazar nuestra última máquina.
Escuche pasos detrás de mi y Aratak venia corriendo detrás mi, yo aceleré el paso.
Esta carrera me está matando, estoy cansado desde que llegue a la cima. El maldito frío no me deja respirar bien, desde que llegue aquí he estado más lento.
Llegue al claro, Aratak literalmente a la par mía. Ambos derrapamos en la nieve y nos mirábamos con molestia y asombro.
Ambos estábamos jadeando de lo cansados que estábamos. No era el único que estaba cansado.
Aratak: Eres habilidoso...te otorgaré ese cumplido...extranjero -dijo el hombre entre jadeos.
Yo: Y tú...eres muy rápido...lo mismo...digo para ti -dije entre jadeos al igual que el.
Me fijé que el hombre empezó a mirar en otra dirección y vi que observaba a Ourea y a Aloy, las cuales estaban observando desde un risco.
Escuchamos gritos viniendo del otro lado del pie de la montaña. Unos cazadores Banuk venían siendo perseguidos por dos Garras Heladas.
Prepare mi rifle Gauss, esperando una pelea difícil. Recargue mi lanzallamas con lumbre y lo dejé listo para la acción.
Pov General
Aloy: !¿Garras Heladas?¡ Tenemos que detener el desafío-dijo la pelirroja a la chaman, pero esta negó con la cabeza.
Ourea: No podemos, la única manera de que termine es si alguien acaba con las máquinas primero o ambos mueren-dijo la mujer con preocupación y pena en los ojos.
Aloy escuchó un fuerte estruendo y ve a Allam en el aire, disparando contra la máquina. El hombre aterriza y usa su lanzallamas para atacar con una llamarada de fuego a la gran máquina.
Allam: Vamos Oso Yogui, pensé que te gustaba la comida -grito el soldado mientras disparaba más balas contra la gran máquina.
Por su parte Aratak, estaba teniendo algo de problemas con su garra helada, siendo que la máquina le estaba ganando.
Allam se fijó en esto y con su lanzallamas atacó al otro Garra Helada, calcinándolo también.
Allam: ¿Oye Bubu, no quieres un poco de esta parrillada?-dijo el soldado llamando la atención de la máquina.
Aloy veía como su novio peleaba contra ambas máquinas, saltando usa su exoesqueleto para evitar sus ataques.
De lo que Allam no se fijó, fue del Garra Helada que le lanzó un gran pedazo de tierra, el cual se comió de lleno e hizo que perdiera el balance y cayera de cara contra el suelo, sus armas lejos de él.
Allam se levantó y trató de hacer un salto doble, pero los ventiladores de los compresores estaban llenos de nieve y tendría que quitársela.
Aratak lanzó unas cuantas flechas explosivas a las máquinas, haciendo que se concentren en el.
El soldado antiguo agarró su rifle Gauss y siguió disparando contra ambas máquinas.
Allam sacó la cápsula del compartimentó de lumbre de su lanzallamas y la cambió por una nueva. Allam agarró otra cápsula en su mano y se acercó a una de las máquinas.
Con su cuchilla rompió la mandíbula de la máquina y le metió la cápsula de lumbre dentro de ella.
Allam: Bon appetite Yogui-dijo el soldado con burla.
El soldado antiguo salto y le disparó en la boca a la maquina, prendiéndola en fuego desde adentro, acabando con ella.
El otro Garra Helada no tardaría en caer también.
Los Banuk se reunieron al frente e ambos cazadores. Estos trataban de descifrar quien era el ganador, ya que los Garra Helada no estaban previstos.
Aratak: Es obvio que el extranjero me gano-dijo el hombre, sorprendiendo a todos.
El corpulento hombre se giró a mirar a Allam y este le puso una mano en su hombro.
Aratak: Me salvaste y me ganaste muchacho, tu has demostrado las habilidades de un Jefe...yo estoy a su disposición, Jefe-dijo el hombre, tragándose su orgullo.
Allam: Tranquilo, no es para siempre. Ya volverás a ser el Jefe, no hay alguien mejor que tú para esto...pero esta era la única manera de conseguir lo que queremos -dijo el soldado al hombre y este asintió.
Allam veía como una bandada de cabellos rojos se acercaban a toda velocidad a su persona, lo siguiente que supo fue que estaba en el suelo y tenía a una feliz Aloy sonriéndole de par en pr.
Aloy: Lo lograste mi amor, lo lograste -decía la mujer con felicidad, el se reía por la cantidad de besos que ella le estaba dando.
Allam: ¿Pensabas que no lo lograría? -preguntó con gracia el soldado a su novia.
Ella simplemente se encogió en hombros con una sonrisa, causando que Allam se ría.
Aloy se le quitó de encima y ayudó al soldado antiguo a levantarse.
Horas más tarde...
Aloy y Ourea estaban dentro de una tienda Banuk, donde esperaban a Allam.
El soldado antiguo salió con una modificación de su armadura Sarwave, con los colores y pelajes de los Banuk.
Allam: ¿Como me veo? -pregunto el soldado antiguo.
Ourea: Como un jefe, ya mañana hablaremos, es mejor que hoy descanses. Felicidades por ganar el desafío, Jefe -dijo la mujer para dejar a la pareja a solas.
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