Nuevos juguetes
Una nueva mañana aparecía en la ciudad de Meridian, el soldado Antiguo estaba despierto preparándose para el día, física y mentalmente.
El estaba sentado en un escritorio que tenía su habitación. Se había vendado las manos para evitar que sus nudillos se infectaran y a su lado estaban las piezas de su armadura, más limpia que el día anterior. Las manchas de sangre seca ya no estaban ensuciando la armadura.
Allam estaba escuchando algo de música mientras estaba modificando el pequeño cañón del acechador que mató hace días.
Allam: Conectó esto aquí...y entonces va aquí...quizás con algún cable lo pueda mantener junto, desearía que tuviera un soplete-decía el soldado mientras terminaba de modificarlo.
Allam: Ok, es hora de una prueba-dijo el soldado mientras cargaba el pequeño cañón con una roca y se preparó para dispararla por la ventana abierta. Este apretó el gatillo casero y la roca salió disparada del cañón a alta velocidad. El soldado antiguo sonrió para sí mismo.
Allam: No pero soy una cosa bien bárbara-dijo el soldado mientras veía con felicidad el lanzagranadas casero que acaba de crear.
Allam: Bien, ya compraré municiones para este bebé. Es hora de salir de aquí-dijo el hombre mientras se empezaba a equipar su armadura de nuevo y guardaba sus cosas.
Se enganchó el lanzagranadas en su costado, escondió su rifle y con su poncho y capucha puesta, abandonó la habitación.
Allam salió a las ocupadas calles de Meridian y se dirigió hacia el mercado para hacer unas compras necesarias y buscar su cuchilla.
Allam vio un vendedor que estaba mezclando químicos y curtiendo los en bombas, como las que usa Aloy.
Allam Pov
Ese debe de ser un alquimista o algo así, quizás el pueda ayudarme a hacer municiones para mi lanzagranadas.
Yo: Buenos días-le salude con cordialidad y este hizo lo mismo.
Alquimista: Buenas, que se le ofrece joven-pregunto el hombre mientras mostraba los diferentes tipos de bombas.
Yo: Necesito municiones. Pequeñas como del tamaño de una roca pequeña...cómo está-le explique al hombre mientras le pasaba una roca.
El hombre me veía con intriga.
Alquimista: ¿No es eso un poco pequeña? Se te caerán de la honda antes de que puedas hacer algo-dijo el hombre mientras arqueaba una ceja.
Yo: No es para una honda, es para un proyecto, ¿pero si las tiene?-le asegure y este solamente lo dejo pasar.
Alquimista: Si, tengo unas de ese tamaño más o menos, déjame revisar en la parte de atrás-dijo el hombre mientras entraba dentro de su casa y escuchaba cómo rebuscaba entre sus cosas.
Mientras esperaba, pude escuchar como mi estómago empezó a gruñir; tenía hambre.
El hombre volvió con unas cuantas bombas elementales de pequeño tamaño. Cada una de un color diferente.
Estás son las únicas que tengo, las azules son electricidad, las rojas son de fuego y las negras son explosivas, serían 200 esquirlas-dijo el hombre a lo que asentí y le pasaba el dinero. Tome la bolsa de municiones y la guarde en mi bolso.
Fui a comprar algo de comer y después de ahí fui donde un mercader a comprar una de esas flechas anti-armadura que Aloy tanto me decía que comprara.
Me senté en la banca donde Aloy y yo nos sentamos el día anterior. Me ponía tan...triste...el no tenerla aquí.
Me termine de comer la croqueta que había comprado hace rato y seguí mi camino hacia el herrero. El hombre me saludo con ánimos al verme.
Herrero: Ah joven Allam, que bueno es volver a verlo. Mire aquí está su cuchilla y su gancho-dijo el hombre con alegría, tomándome por sorpresa.
El hombre me pasó mis brazales y veo que mi cuchilla tiene un seguro manual que le puedo quitar con mi otra mano. Mientras que el otro tenía un gancho sobre mi antebrazo. En mis manos tenía una especie de manubrio. El hombre me pasó un guante negro y me lo puse.
Decidí cambiar la posición de los brazales, haciendo que la cuchilla ahora esté en mi brazo derecho y el gancho en el izquierdo.
Herrero: Hice el seguro de la cuchilla acorde a tus indicaciones, mientras que el gancho es más un diseño propio. Este bebé puede aguantar el peso de hasta dos personas o una máquina pequeña. El manubrio que tienes en la mano te permite lanzar y retraer el gancho a voluntad propia. Estoy muy orgulloso de mi trabajo-me explicaba el hombre con orgullo.
Yo: No sabe cuánto se lo agradezco, gracias-le respondí con una sonrisa.
Me despedí del hombre y me preguntaba si ya Aloy y Erend habían llegado del viaje, por lo que emprendí viaje al palacio.
Momentos después...
Estaba en el patio del palacio real y no había señales de Aloy o de Erend, caramba ni de Avad. Empecé a caminar por las escaleras y veo que Avad estaba hablando con uno de sus súbditos, el cual se escuchaba muy ajetreado.
Pov General
Súbdito: Su Iluminisencia, se lo juro, 5 guardias fueron asesinados la semana pasada y nadie de la guardia a ido a revisar y el albañil se niega a trabajar hasta que se resuelva el asesinato-decía el hombre arrodillado ante Avad.
Avad: Entiendo tus preocupaciones y las de tu albañil, pero la guardia está muy estirada para poder encargarse de cada caso, pero te aseguro que enviaré a alguien lo más rápido posible, por ahora dile a tu albañil que se deje de quejar y que sigan trabajando-comando el soberano, el súbdito simplemente asintió y salió despavorido, casi chocando con Allam de camino a la salida.
Allam vio al hombre salir corriendo y se dirigió a Avad.
Allam: Me sorprende que no le hayas pedido que te la chupara-dijo el soldado con una sonrisa sarcástica, ganándose la molestia del Rey Sol y de su consejero, su objetivo cumplido-Sabes, la gran mayoría de gobernantes de mi tiempo daban promesas que iban a cumplir a los civiles, pero al final no hacían ni un carajo-dijo el soldado antiguo mientras se acercaba a ambos.
Avad: Créeme que quiero ayudarlos...pero estamos muy estrechados y cortos de personal. Con los Oscuros en nuestras puertas y con las tensiones creciendo en la ciudad, están muy ocupados-le respondió el magnate en un suspiro mientras se frotaba la sien, con un dolor de cabeza provocando por la misión de Aloy y por la presencia de Allam.
Avad: Pero dime, ¿Que te trae por aquí esta mañana?-le preguntó con curiosidad el Rey al soldado.
Allam: Vine a ver si Aloy había vuelto, pero veo que ese no es el caso-le respondió el soldado antiguo con algo de sarcasmo en la última oración.
Avad: No eres el único que desea con ansias que Aloy vuelva-le comentó el magnate al soldado antiguo.
Allam: ¿Y Erend y Esra?-pregunto el hombre, con los celos empezando a manifestarse.
Avad: Quiero que todos vuelvan, Antiguo-le respondió el Rey con un pequeño sonrojo, no muy visible.
Allam se estaba encabronando y sus celos estaban creciendo, era obvio para el era obvio que a Avad le gusta Aloy y el no estaba dispuesto dejarse ganar por un monarca. Para evitar repetir lo qué pasó ayer, Allam decidió hacer algo para matar el rato y no tener que ver a Avad. Realmente no estaba de humor para eso.
Allam: Mira, con respecto al súbdito que estaba aquí...¿Quieres que vaya yo a investigar? Lo haré de gratis-se ofreció el soldado antiguo.
Avad: ¿Enserio? ¿Lo harás?-le preguntó el magnate sorprendido.
Allam: Sisisisisi, solo dime dónde queda la cantera y yo resolveré el problema-dijo el soldado tratando de acelerar el proceso.
Avad: Está a una hora de aquí, al norte de Meridian-dijo el hombre.
El soldado asintió y se fue del palacio.
1 hora más tarde...
Allam llegó a la cantera y vio a un hombre dando órdenes y discutiendo con lo que parecían ser sus trabajadores. Ese debe ser el albañil.
Allam Pov
Me acerqué a hablar con el hombre, con mi casco debajo del brazo.
Albañil: ¿Que quieres forastero? ¿
Ya tengo suficientes problemas como para lidiar contigo-le dijo el hombre, con una actitud no muy placentera para mi.
Yo: Mira, vengo del palacio, el Rey me envía. Me dijeron que tienes un problema con un asesinato-le respondí al hombre.
Albañil: ¿Asesinato? !Más bien una masacre, cinco guardias, todos muertos y destrozados como lechuga picada-exclamo el hombre molesto.
Yo: Voy a revisar la cantera, veré que puedo descubrir-le dije mientras empiezo a caminar hacia la entrada de la cantera. Me puse mi casco, active los visores mejorados y me puse a revisar el area.
Por lo que estaba viendo, habían muchísimos barriles de lumbre, nada fuera de lo común en una cantera. Pero algo que me llamo la atención fue un yacimiento de una especie de metal negro.
Yo: ¿Que carajo?-dije mientras me acercaba al montículo.
De repente, la tierra empezó a templar y sentía como si algo viniera por debajo de mi. Dispare mi gancho y me moví del área.
Una gran máquina salió disparada del suelo y....que más te puedo decir, era grande y fea.
Yo: Mierda...ese si es un chico grande-dije mientras preparaba mi arco.
Los escáneres del visor me mostraban que las patas podían ser destruidas con una de esas flechas AA que compre esta mañana y que la parte de atrás estaba descubierta.
Dispare una flecha a la pata izquierda y esta cayó destruida. La gran máquina volvió a meterse bajo tierra, haciendo que tiemble el suelo. Este empezó a excavar hacia mi posición y si un salto doble para quitarme del área de impacto.
La gran máquina salió del suelo y se veía algo confundido, prepare otra flecha y le dispare a la otra pata delantera. Di un salto doble y le dispare otra a la pata trasera, ambas partes cayeron desplomadas al suelo.
La máquina me miro con odio y empezó a vomitar un montón de piedras. Yo simplemente no me lo creía.
Yo: ¡Anda la puta que te remil parió!-grite a todo pulmón mientras esquivaba los escombros.
Me oculté detrás de unos bloques de piedra hasta que la máquina dejara de lanzar piedras. Salí de mi escondite y vi que estaba cerca de un barril de lumbre, prepare mi rifle y le disparé al barril, el cual explotó y prendió a la máquina en fuego.
Yo: Eso es, quémate bastardo infeliz-dije mientras agarraba mi lanzagranadas y metía una bomba explosiva.
Apunte lo mejor que pude y dispare la bomba, la cual le dio en la parte trasera a la máquina.
Empecé a acercarme rápidamente hacia la máquina y di un salto doble y con el gancho pude girar y quedar en su espalda. Lance otra bomba explosiva mientras estaba en el aire, destruyendo el área débil de la máquina y destruyéndola por completo.
Yo: Jaja, comete esa Transformer barato-gritaba de la felicidad por haber matado a una máquina tan grande.
Yo: Bueno, eso resuelve el misterio de los asesinatos. Una máquina gigante los mato, ahora ¿como te llamaré?-decía mientras me acercaba a la máquina y sacaba cualquier parte que se vea de importancia.
Yo: Te llamaré...Topo-decía mientras me alejaba del cascarón de la máquina.
Gracias al gancho volví a subir a la plataforma donde estaba el albañil. Este y los demás trabajadores estaban más que sorprendidos por lo que habían visto.
Estos me agradecieron y me dieron una caja llena de suministros y comida de manera de agradecimiento.
Me monte en mi astado y volví hacia Meridian. Además, iba a tener una pequeña charla con Avad sobre tener cuidado con máquinas subterráneas.
1 hora más tarde...
Pov General
Allam se estaba acercando al puente de Meridian e iba a dejar a su astado en el escondite de siempre, hasta que ve al galopador de Aloy ahí. Este dejó a su astado y sin importarle nada empezó a correr hacia la ciudad.
Allam corría como alma que lleva el diablo, la gente y los guardias lo veían confundido por la extraña armadura. El soldado corría y corría hasta que por fin vio el palacio enfrente de el. Allam dio un doble salto y con su gancho se elevó más para poder llegar al tope de las escaleras.
Allam dio un giro cuando cayó al suelo y pudo ver a pocos pasos a la pelirroja hablando con Avad.
Allam: ¿Aloy?-la llamo el soldado, está y todos los presentes se voltearon. Allam se quitó el casco y la sonrisa que tenía fue rápidamente intercambiada por una mezcla de sorpresa y sufrimiento.
Aloy le dedicaba una mirada fría al soldado Antiguo. Allam se acercó a la cazadora Nora y ella lo seguía mirando con esa mirada fría, con enojo y tristeza dentro de ellos.
Marad: Ah Allam, bueno que has llegado, Aloy y Erend nos estaban contando que...lamentablemente Esra ha fallecido...y que Dervahl planea un ataque en contra de Meridian-le explicó Marad al soldado antiguo, este asintió pero se mantuvo callado.
El soldado miró a la pelirroja y ella le corto la mirada, cosa que le dolió al soldado.
Allam: Lamento tú perdidas Erend-dijo el soldado cabizbajo, no de muy buen humor.
Erend musitó un simple gracias y ya.
Erend: Allam, vamos a movilizar a la guardia cerca de un almacén, necesito que vengas conmigo, nos encontraremos con Aloy allá-le dijo el hombre, Allam solo asintió.
Allam miro a la cazadora Nora una última vez y viendo que ella no le dirigía ni la mirada, este suspiro y se fue tras de Erend.
En Meridian...
Allam y Erend caminaban por las calles de Meridian de camino al almacén de Dervahl, con la guardia detrás de ellos.
Erend: Esta vez si la cagaste, ¿lo sabes verdad?-le dijo el hombre Oseram al antiguo, el cual solo asintió con la cabeza.
Allam: Quisiera poder compensarlo...me comporté como un idiota-le dijo el soldado deprimido.
Erend: ¿Y sabes por qué?-le preguntó al soldado, pero este negó con la cabeza, pero Erend ya lo sabía.
Erend: Dejaste que los celos ganaran lo mejor de ti y emborracharte y cargarte a todo un bar solo hizo las cosas peores-le dijo el hombre, lo que hizo que el soldado lo mirara sorprendido.
Erend: Sabes...un amigo me dijo una vez, que la bebida no era la respuesta a los problemas, que debías enfrentar tus problemas y hacer paz con ellos...ese amigo fuiste tú Allam, deja que acabemos con el problema de Dervahl primero, después puedes hablar con ella y solucionar tu cagada-dijo el hombre al soldado antiguo, lo cual lo sorprendió e hizo que trajera una sonrisa melancólica a su rostro.
Allam: Tienes razón, vamos a atrapar a ese pendejo y después me voy a arreglar con Aloy-dijo el hombre con ánimo.
Erend le dio una palmada en la espalda en señal de motivación y ambos siguieron su camino hasta el almacén.
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