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Creando vinculos

Pasaron varias horas después de lo sucedido con el pavo. Aloy y Allam llevaban varias horas en el camino.

Mientras más bosque pasaba, Allam veía diferentes tipos de máquinas, desde galopadores a unas máquinas que parecían ciervos y una que parecía un tigre comiendo ¿piedras?

Allam se preguntaba de donde venían esos robots y quien los habría creado. Una brisa algo fría llegó hacia nuestros viajeros y parte del cabello de Aloy obstruyó la vista del soldado, haciendo que este voltee a mirar a la mujer de cabello de fuego, la cual era un tanto misteriosa para el. Aunque era cierto que ambos habían compartido sus historias, ellos no se conocían del todo, pero si hay algo que el se dio cuenta era lo benevolente, altruista y sarcástica que era Aloy, algo que le llamaba mucho la atención. Allam recordó el momento en que la vio por primera vez y como el pensaba que ella se veía muy joven.

El joven soldado se preguntaba cuántos años ella tenía, ya que cuando la vio por primera vez, el  apostaba a que tenía entre 17 y 19, pero nunca le preguntó y el no sabía si deba, en el antiguo mundo era de mala educación preguntarle a una mujer por su edad y el no sabía si esa costumbre había muerto con su mundo o no, pero armándose de coraje, decidió preguntarle y esperar que Aloy no lo matará preguntar.

Allam: Oye Aloy-le llamo el soldado sacándola de su trance.

Aloy: ¿Si?-le respondió ella

Allam: ¿Cuantos años tienes?-le preguntó a ella, rezándole a cualquier santo que ella no le diera una patada e hiciera que se cayera de la bestia metálica.

Aloy: 18 primaveras, ¿y tú?-respondió ella sencillamente, sin molestarse ni nada, para el alivio del soldado.

Allam: ¿Yo? 21 años, pero si agregamos los años que estuve congelado, como unos 950 años-le respondió a ella, riéndose otra vez con esa risa de cerdito, diciendo que era más viejo que las Matriarcas, quienes sean que ellas.

Ambos escucharon un ruido y vieron cómo una especie de raptor metálico de un solo ojo los perseguía. Allam iba a sacar su rifle pero Aloy fue más rápida y le disparó en el ojo a la máquina, haciendo que caiga desplomada al suelo.

Aloy freno a su galopador y se bajó de este, acercándose a la máquina y con un cuchillo empezó a cortar cables y a arrancar piezas del robot.

Allam recordó que Aloy le mencionó algo sobre la caza de máquinas, cosa que puso pensativo al soldado, haciéndolo analizar un poco la situación en la que este nuevo mundo le arrojaba.

Allam: El ser humano ya no es la especie dominante en este planeta y sinceramente, yo no se cazar, muchísimo menos se como cazar a una máquina-pensó el soldado para sus adentros. Aunque es cierto que pudo cazar un pavo, el mismo admitía que fue un golpe de suerte y que los pavos son un poco tontos, por lo que cazarlos no era difícil.

Allam: Estas máquinas se comportan como animales, posiblemente las técnicas de caza antiguas funcionen con ellas...pero aún así debería de pedirle a Aloy que me enseñe lo básico sobre cazar máquinas-decía el pelinegro en voz baja mientras se bajaba del galopador.

Allam camino hasta donde estaba Aloy, la cual tenía un saco lleno de piezas del robot y estaba terminando de cerrarlo.

Allam: Déjame ayudarte-se ofreció a cargar el saco y Aloy le agradeció por la asistencia.

Aloy: Enganchalo aquí Allam-me mostró ella en una de las alforjas que ella le había puesto al animal mecánico.

Allam se acercó al galopador y vio a la máquina con más detenimiento, observaba donde iba cada cable y las partes de este. Allam acarició a la bestia metálica y se dio cuenta de que no sentía ningún estímulo como lo haría un animal. Esto despertó la curiosidad en el hombre en cómo Aloy logró domar a la bestia.

Allam: Oye Aloy; ¿cómo domaste a este galopador?-le preguntó el hombre a la chica, ella lo miró y puso su dedo verticalmente sobre su boca. Allam entendía que Aloy le decía que era un secreto, pero la expresión sería y concentrada de la joven pelirroja decía otra cosa.

Allam: Ah ya veo, es un secreto-le dijo siguiéndole el chiste.

Pero el soldado no se dio cuenta de que había algo detrás de unos arbustos. La máquina se abalanzó contra el hombre, pero Aloy lo quitó del camino de la bestia metálica, ambos cayendo a un lado del camino, como si fuera en un agujero.

Aloy agarró su arco y empezó a disparar flechas contra la máquina.

Allam Pov

¡¿Que es esa cosa?! ¡Parece un maldito dientes de sable!

La máquina y parecía una especie de tigre con los dientes serrados. Tenía armadura de color blanco por todo su cuerpo, con unas antenas en la parte trasera.

Las manos me temblanan y mi respiración se agitaba. Esa máquina me puso los pelos de punta.

Hice un salto doble y al llegar al camino vi a Aloy esquivando los ataques de la máquina. La pelirroja estaba distrayéndolo y se arriesgó el pellejo por mi, un tipo que ni bien conoce. Debía de ayudarla, ella me ha ayudado bastante y quiero devolverle el favor.

Yo: Cálmate Blake...haz peleado con peores, componte...Aloy te necesita-me dije a mi mismo tratando de calmarme.

Ella sabía cómo moverse y esquivar los ataques de la bestia mecánica, pero se le estaba acabando el terreno para esquivar y atacar.

Le quite el seguro a mi rifle y lo puse en automático.

Yo: ¡Hey, por aquí feo!-grite captando la atención de la máquina. Tragándome el miedo que me carcomía por dentro.

Yo: ¡¿Me querías a mi hijo de puta?! ¡Pues aquí me tienes!-grite apuntando con mi rifle a la bestia.

El gigante empezó a acercarse hacia mi posición demasiado rápido. Active mi foco con la máscara y apunte a sus puntos débiles, el único que encontré era su depósito de lumbre y el calor, mis balas quizás hagan ese efecto;
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, empecé a dispararle a la máquina.

Las balas chocaban contra la armadura de la bestia, la cual se iba despedazando por segundos.

La bestia se abalanzó contra mi, pero antes de que pudiera llegar a cortarme me deslicé por debajo de sus piernas y disparé al depósito de lumbre, pinchándolo en el proceso.

Una flecha bañada en fuego me roso por el costado y le dio al depósito de lumbre, haciendo una gran explosión, destruyendo a la máquina en el proceso.

Pov General

Allam estaba jadeando, toda esa emoción lo había agotado. El soldado se quitó su casco y vio al cadaver de la gran máquina. Estaba tembloroso y sentía que sus piernas le iba a fallar en cualquier momento.

El fue entrenado para soportar la presión y el estrés, pero el nunca había visto ni vivido esto, era algo nuevo. Pelear contra una de estas cosas no era lo mismo que pelear contra la línea Chariot.

Allam: Esa cosa...Eso está diseñado para matar humanos...quien sea que invento estas máquinas tenía en mente matar personas-decía el soldado mientras miraba a la gran bestia.

Aloy se poso a su lado, tratando de destapar su oído por culpa de los fuertes disparos.

Aloy: Allam, ¿que fue todo eso? ¿Tú "rifle" hizo todos esos truenos?-me pregunto la mujer Nora asombrada por lo sucedido

El soldado asintió en silencio; ella leyó su lenguaje corporal, dándose cuenta que este estaba muy tenso, sus ojos estaban abiertos más de lo normal y no apartaba su mirada de la bestia mecánica.

Aloy le puso una mano en su hombro y trató de confortarlo lo mejor que pudo; no es que la armadura le deje mucho espacio para eso.

Aloy: Se llaman Dientes Serrados, son máquinas muy agresivas y los cazadores tienden a esquivarlos. Estas máquinas cazan en parejas, si encontramos a una, lo otra no debería de estar muy lejos-le informó la pelirroja al hombre, haciendo que esté por fin desviará su mirada del cadaver y mirara a los verdes ojos de la joven cazadora.

Allam: así lo que dices es verdad, pues será mejor buscar lo que haya quedado del Dientes Serrados e irnos de aquí-le dijo el joven a la pelirroja, perdido en sus ojos verdes.

Allam y Aloy se acercaron a la máquina y está saco lo que pudo de ella, ya que varias partes fueron dañadas por los disparos del rifle del soldado Antiguo.

Ambos se montaron en el galopador y siguieron su trayecto hacia Meridian, pero para llegar a la ciudad deberán de atravesar una montaña. Mientras más subían la montaña, menos verde se veía y todo se empezaba a tornar blanco por la nieve.

Aloy saco una capa invernal de una de las alforjas del galopador y se la puso sobre ella, mientras que al soldado le prestó una manta hecha de pieles de animales para que se cubriera del frío.

Allam y Aloy decidieron acampar ahí y ya en la mañana llegarían al tope de la montaña.

Mientras Allam preparaba la fogata, este vio al horizonte y se encontró con una hermosa puesta de sol. Aloy trajo sobras del pavo y las calentaron.

Allam veía al sol ocultarse, mientras el cielo se tornaba en una mezcla entre anaranjado y azulado. Las estrellas empezaban a aparecer detrás de el dejando a la vista al hermoso cielo nocturno, uno que el nunca había visto en su mundo moderno.

Allam solo musito un leve "Wao" al ver al hermoso cielo nocturno. Aloy veía con simpatía al hombre y se sentó a su lado.

Aloy: Es hermoso, ¿verdad?-le preguntó la pelirroja al hombre y este asintió mirándola.

Allam: Si...cuando era niño e iba a la granja de mi tío Max, mis primos y yo veíamos el cielo estrellado...en la ciudad era difícil ver las estrellas con todas las luces-contaba el joven soldado mientras recordaba con nostalgia su niñez.

Aloy: Vaya, cuando era pequeña, todas las noches me escapaba de mi cuarto y me iba a la techo a ver las estrellas, me servía para aclarar mis pensamientos-le contestó la pelirroja con una mirada melancólica recordando su infancia.

Allam se acosto en el suelo con los brazos sobre su cabeza. Aloy lo miró con gracia.

Aloy: ¿Qué haces?-le preguntó la joven cazadora con una pequeña sonrisa en su rostro

Allam: Descanso, ¿que no ves?-le respondió el soldado de la misma manera.

Aloy rodó los ojos, se levantó y fue a preparar las tiendas para dormir.

Allam miró el arco de Aloy y recordó el dilema de sus municiones. No eran infinitas y casi ha pasado un milenio, por lo que era técnicamente imposible encontrar balas en ese nuevo mundo. Por lo que tendría que irse a la antigua e ir con arco y flecha como lo hace Aloy. ¿Único problema? Allam no sabía cómo usar un arco y una flecha.

Allam se llenó de valor y llamó a la cazadora.

Allam: Hey Aloy, ¿te puedo pedir un favor?-le preguntó el soldado algo apenado a la chica

Aloy: Claro, ¿que necesitas?-está le respondió mientras armaba una tienda.

Allam: ¿Hay algún chance de que me enseñes a usar arco y flecha?-le preguntó el soldado, cosa que la tomó por sorpresa a la chica.

Aloy: ¿Quieres que te enseña a usar un arco? ¿Por qué?-le pregunto ella extrañada, ya que hasta donde ella sabía su rifle era su arma por default.

Allam: Así es, porque no tengo la suficiente munición para mi rifle y en algún momento se me acabará. Lamentablemente no la puedo recrear porque los recursos para hacer las balas ya no existen o están muy viejos...¿me podrías enseñar, por favor?-lo explico el soldado y este le pidió a la joven pelirroja.

Aloy: Pues...claro por que no, te enseñaré en cuanto salgamos de esta montaña-dijo la mujer con una sonrisa, cosa que puso feliz al joven soldado.

Allam: Gracias Aloy, eres la mejor-dijo el soldado muy contento-Yo montare la primera guardia-dijo el soldado levantadose y agarrando su rifle, casco y cobija dio un salto doble para estar sobre una roca y resguardar el perímetro en lo que Aloy duerme.

Allam se sintió muy feliz por recibir la ayuda de Aloy. Este rebusco en el bolsillo de su traje y vio la foto de su familia en ella, con una sonrisa melancólica le dio un beso a la foto y volvió a guardarla en su bolsillo.

El soldado vio como Aloy entraba en la tienda para irse a dormir. Este plasmó una sonrisa en su cara, pensando en todo lo que ha pasado en dos días.

A Allam le costaba creer que llevaba solo dos días despierto y ha experimentado cosas que nadie en su vida se imaginaría. Allam pensó en su familia, en Elizabet y en...Aloy.

Allam: No se que hubiera pasado si esa pelirroja no me hubiese encontrado...pero me alegro que lo haya hecho-se decía a si mismo el soldado recordando el día que desperto y lo primero que vio fue esa cabellera roja y trenzada; y cuando estuvo más consciente pudo ver sus ojos verdes como el bosque y las pecas que decoraban su cara.

Mientras pensaba en la apariencia de Aloy, el joven soldado sintió que su pulso se aceleraba y su cara se empezo a calentar y sentía mariposas en el estómago al pensar en la pelirroja y luego se dio cuenta...tiene un crush con Aloy.

Allam: Ay no, no, no, no, no-decía el joven dándose cuenta

Allam: No estoy enamorado de Aloy, ni tengo un crush con ella...es solo admiración, si...eso, admiración-decía el soldado tratando de convencerse a sí mismo que el no sentía nada por la joven cazadora.

Allam: Quizás algo de música me despeje la mente y me ayude a pensar con claridad-dijo el soldado mientras activaba su foco y reproducía su playlist personalizada.

Lo que el no sabía y para su desgracia, esa noche el soldado criogenizado no dormiría nada debido a que ciertos pensamientos y sentimientos encontrados que tenía hacia cierta pelirroja de ojos verdes plagaron su mente hasta el amanecer.

Cuando tuvieron que continuar el camino hacia Meridian, el pobre hombre apenas estaba despierto.

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