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Ataque de celos

Allam y Aloy llegaron hace una hora a Meridian. Ambos decidieron hacer una para técnica en el mercado de la ciudad, con la intención de reabastecerse.

Allam no tenía su casco puesto como la última vez, pero esta vez no tenía la capucha del poncho puesta. Su armadura y su rifle estaban cubiertas por el poncho como de costumbre.

Allam sabía muy bien que si alguien veía su equipo empezaría a hacer muchas preguntas y no quería arriesgar que la gente supiera que era alguien que venía del pasado, el quería mantenerlo un secreto por el mayor tiempo posible. Los únicos que sabían quien el era en verdad eran Erend y Aloy; y prefería mantenerlo así.

Hablando de la pelirroja, Aloy estaba conversando con un comerciante muy raro, el cual quería tazas de los antiguos.

Allam estaba hablando con un herrero Oseram sobre su cuchilla y el gancho. El sabía que estos humanos ya trabajaban con ganchos mecánicos, como pudo ver hace unos días a unos cazadores Carja, que utilizaban un arma pesada que lanzaba lanzas con cuerda para atar a un Pisoteador. El soldado mantuvo fuera los detalles de la procedencia de la armadura que el estaba portando.

Allam: ¿Entonces, quieres 200 esquirlas por el seguro de la cuchilla y 1000 esquirlas más un corazón de Patas Largas para el gancho?-le preguntó el soldado estando seguro de que escuchó bien lo que le dijo el hombre.

Herrero: Así es. Tendré tú cuchilla lista para la próxima hora, pero el gancho no estará listo hasta mañana o pasado-dijo el hombre de brazos cruzados.

Allam asintió y rebuscó en su bolso las esquirlas de metal y se las entregó, junto al núcleo de la máquina que el pedía. Este se quitó ambos brazales de la Ultrawave y se los dio al hombre.

Herrero: Bien, pues nos vemos en una hora amigo-dijo mientras se iba devuelta a su lugar de trabajo.

Allam busco con la mirada a Aloy y la encontró hablando con un comerciante mientras traía unas brochetas en las manos. Su bolso traía lo que parecía ser otro tipo de ropa, pero no la pude identificar. La cazadora Nora se percató de que el soldado antiguo la estaba mirando, Allam solo sonrió y le saludo desde lejos de forma juguetona, pero la cazadora Nora se sonrojó y miró para otro lado, ganándose la mirada confusa de Allam.

Allam: ¿Y a esa que le pasa?-se preguntó confundido el soldado mientras arqueaba una ceja.

Aloy estaba sonrojada y con el corazón latiéndole más rápido de lo normal, ya que ella por fin entendía que era lo que le pasaba con Allam; ella estaba enamorada de él.

Aloy aprendió sobre lo que era el enamoramiento después de que lo leyó en su foco y por los últimos dos días ha estado actuando muy rara alrededor de Allam, como sonrojándose de la nada y tartamudeando aveces, cosas que no eran normales en ella. Cuando era niña Rost le comento lo básico sobre cómo tratarse en una relación, pero ella nunca lo entendió del todo.

Ella respiro hondo para calmarse y volver con el soldado antiguo, con brochetas de pollo en mano. Ella le dio una y el agradeció con una sonrisa y asintiendo con la cabeza.

Ambos jóvenes se sentaron en unas sillas debajo de un árbol y estos empezaron a comer, disfrutando de su comida en un silencio confortante. Allam decidió entablar conversación.

Allam: El herrero me dijo que me podrá devolver mi cuchilla en una hora, pero tendré que esperar hasta pasado mañana para poder recibir el gancho...que molestia-le contó el soldado acabando de masticar, a el no le gustaba hablar con la boca llena.

Aloy: No suena tan mal, tendrás tu cuchilla en una hora al menos-le respondió la cazadora Nora, sin importarle si tenía la boca llena o no.

Aloy: Hable con un comerciante obsesionado con tu civilización, se llama Palas, el quiere que le traiga vasijas antiguas pero lo que da risa de todo el asunto es que el solo las aceptará en sets-le contó la cazadora Nora mientras recordaba la extraña conversación con el hombre.

Allam: ¿Vasijas? ¿A que te refieres con eso?-pregunto el hombre no entendiendo mucho lo que ella quería decir.

Aloy: Ya sabes, esas vasijas de cerámica que tienen palabras y diseños que a ustedes tanto les encantaba-decía ella mientras sacaba de su bolso una vieja taza blanca que decía MIRIAM, Allam reconoció el objeto y el nombre de la compañía al momento de verla.

Allam: Eso es una taza Aloy, las usábamos para beber-le respondió el hombre, tratando de no soñar muy rudo mientras veía con melancolía la antigua taza.

Aloy: ¡Ajá! ¡Lo sabía!-exclamo ella con felicidad y con sonrisa triunfante en su rostro, el hombre se sonrojó un poco al ver la sonrisa de la cazadora pero a la vez, la miro extrañado, cosa que no pasó desapercibida por la pelirroja.

Aloy: Es que ese Palas cree que ustedes las usaban para afeitarse o para rituales religiosos-le explicó ella al hombre, a lo que el asintió ya entendiendo a donde iba la conversación.

Allam: A decir verdad, el no está tan equivocado, habían personas que ponian sus pastas de dientes y cepillos, pero en el caso de las religiones, eran tazas especiales, usalmente hechas de oro o marfil-explicaba el hombre sin mucha importancia, pero la joven Nora lo miraba sorprendida y con la boca abierta hasta el piso.

Aloy: ¡Cuéntame más por favor!-le pidió la mujer con estrellas en los ojos mientras acercaba su cara a la de Allam, sonrojando un poco al hombre por la inesperada cercanía de la pelirroja.

Allam: Pues, para eso las usábamos aveces, habían personas que las coleccionaban. Mis hermanas coleccionaban tazas como locas, aún recuerdo que ellas me suplicaron por unas tazas de California cuando fui de visita con unos amigos-le contaba el hombre a la mujer, que no se cansaba de escuchar lo que el decía.

Aloy: ¿Las coleccionaban? ¿Por que?-le preguntó la cazadora Nora con curiosidad.

Allam: A decir verdad, no estoy muy seguro del por qué lo hacían, les puedes preguntar cuando las descongelemos-le respondió el hombre, recordando a sus hermanas menores que estaban congeladas.

Allam: Oye Aloy, ¿Que traes en el bolso?-le preguntó con curiosidad mientras veía la bolsa.

Aloy: Es ropa...si te digo la verdad no se ni por que la compre pero se veía tan linda, aunque no importara mucho porque siempre nos terminamos ensuciando-decía la cazadora con una expresión avergonzada, pero la sonrisa nunca abandonó su rostro.

Allam solo sonrió al pensar que Aloy haya decidido comprar ropa. Era una persona fuerte y una superviviente, pero también había que recordar que era una dama y la tentación de ropa nueva es muy fuerte para ellas, según su madre.

Allam terminó de comerse su brocheta y tomó agua de su cantimplora.

Aloy: Oye Al, ¿que tan avanzados eran ustedes?-pregunto la mujer con curiosidad, Allam sonrió de par en par, pero trataba de mantener sus ojos en la cara de Aloy.

Allam: Pues, fuimos a la luna-dijo tranquilamente, pero Aloy tuvo una gran expresión de sorpresa en su rostro.

Aloy: ¡¿Que?! ¡¿Eserio?!-exclamo ella muy sorprendida y con estrellas en los ojos.

Pero antes de que el Antiguo pudiera responder, unos guardias se pararon enfrente de ellos.

Allam: ¿Se les ofrece algo caballeros?-pregunto el hombre mientras arqueaba una ceja mirando a los hombres enfrente de el.

Guardia: El Rey Sol ha solicitado su presencia inmediatamente-exclamo el guardia, generando miradas confusas entre ambos jóvenes.

Ambos se miraron y decidieron seguir a la escolta hasta el puente que los llevara al palacio real. Al otro lado del puente los esperaba un hombre moreno, era de ojos marrones, tenía el cabello amarrado en una cola de caballo
Y tenía una pieza de metal en su frente, este portaba una túnica morada mezclada con negro.

Marad: Ah, ustedes deben de ser los jóvenes de los que hablo Erend. La cazadora Nora y el hombre Antiguo-los saludó el hombre a ambos, pero a la vez generando el asombro por parte del soldado y algo de molestia, ya que Erend no pudo evitar ser una vieja chismosa.

Marad: Me conocen como Marad El Intachable, pero solo llámenme Marad. Soy el consejero y confidente del Rey Sol Avad, su iluminisencia los está esperando-se presentó el hombre, Aloy y Allam se presentaron respectivamente y seguido de esto, Marad les ordenó a los jóvenes a seguirlo por unas escaleras.

Allam: Oye, te juro que cuando vea a Erend le voy a tumbar los dientes por no saber cerrar la boca-amenazo el soldado en voz baja, Aloy le dio un codazo en señal para que se controlara. Allam a regañadientes lo intentaría, pero solo porque Aloy se lo pedía y no quería parecer como un bruto delante de ella.

Había una larga fila de nobles que esperaban hablar con el rey y al parecer, no estaban muy contentos con que dos forasteros recién llegados vayan primero. Pero hubo una mujer noble que se destacó de entre la multitud.

Mujer noble: ¿Pero que carajos Marad? Llevo todo el día esperando para hablar con el Rey Sol; llegan unos forasteros y ¿Ellos van primero?-dijo la mujer indignada lanzando dagas por sus ojos hacia Allam y Aloy. Varios nobles la secundaron, pero Marad no se inmutó ante las palabras de la mujer noble.

Mujer Noble: ¿Ven eso gente? Una salvaje Nora sin clase y un extranjero misterioso son más importantes para el rey que sus propios ciudadanos-decía la mujer atacando a ambos viajeros, cosa que los disgusto a ambos.

Marad iba a callarla, pero Allam hizo un comentario despectivo, lo suficientemente alto como para que ella lo escuchara.

Allam: Si son perras engreídas como tú, pues no me sorprendería-comento para si mismo el soldado, haciendo que la mujer lo vea ofendida por sus palabras.

Mujer noble: ¿Como me llamaste? ¿Tú sabes quien soy yo?-le preguntó la mujer ofendida por lo dicho; Allam, sabiendo que lo escuchó, decidió no ceder ni contenerse.

Allam: Oh, perdóneme su malditisima majestad. ¿Quien es usted?-le respondió el hombre con un notorio sarcasmo en la voz.

Mujer noble: Yo soy-iba a decir la mujer pero Allam la interrumpió.

Allam: Una tabla que habla, eso es lo que eres-le dijo el hombre con una sonrisa burlona en la cara.

La mujer estaba hecha una furia, tan molesta estaba que se puso roja y las palabras no le salían.

Marad los alejo de la mujer y siguieron caminando hacia donde estaba Avad. Aloy se acercó a Allam y no se le veía muy feliz.

Aloy: Allam, ¿que fue eso allá atrás? ¿Estás demente?-le regaño en voz baja al soldado antiguo.

Allam: Ella estaba siendo muy grosera sin ninguna necesidad, solo la puse en su sitio. Tampoco es que le haya hecho la gran cosa-le respondió el hombre en su defensa.

Aloy: Es cierto que no estuvo bien lo que dijo, pero no había necesidad de hacer todo ese escándalo. Esa mujer quizás estaba desesperada por hablar con ese tal Rey Sol-le refutó Aloy aún molesta por la escena anterior.

Allam: Ay por favor Aloy, ella era parte de la nobleza, los nobles van al Rey a quejarse de cualquier tontería que no les guste-le respondió a la cazadora Nora. Aloy iba a responderle pero Marad se volteó y los miro a ambos.

Marad: El rey los espera-dijo el hombre mientras apuntaba a lo que era un balcón que tenía vistas hacia toda Meridian.

Ambos empezaron a caminar hacia el balcón donde estaba Avad, Aloy le dirigió una mirada fría al soldado Antiguo, ordenándole a comportarse; y el sintió cómo se le heló la sangre del terror, el ya había visto de primera mano cómo puede ser Aloy cuando se molesta, pero el supo que esta vez si la cago.

Ambos llegaron y vieron al Rey. Era un hombre moreno, de cabello negro lacio y ojos marrones. Traía una especie de velo blanco con detalles dorados y una gran corona hecha a base d empiezas de metal. También traía algo de maquillaje ceremonial debajo de los ojos. El era un hombre joven, de la edad de Allam más o menos. Podría decirse que eran casi del mismo tamaño.

Marad: Su iluminicensia, Aloy y Allam han llegado-dijo Marad haciendo presente la presencia de ambos jóvenes. El hombre se vio sorprendido por nosotros.

Avad: Aloy, la Nora domadora de máquinas, la que ve lo invisible-saludó el Rey a la joven Nora, lo que se ganó un pequeño sonrojo por el halago. Allam se dio cuenta y y en ese instante, había algo que le estaba picando detrás de la nuca. Eran los celos.

Avad: Allam, el hombre del mundo de metal, el asesino de máquinas-le saludó el Rey con cordialidad, Allam simplemente asintió con una sonrisa forzada.

Avad: Erend me contó lo qué pasó en Huesos Tenues e hicimos un descubrimiento. Erend, explícales-ordeno el rey al capitán Oseram.

Erend: Cl-Claro, tenias razón Aloy, ese no es el cadaver de Esra, no tenía la cicatriz debajo de la rodilla...se la hice cuando éramos unos niños-contó el soldado Oseram.

Allam: Bien, eso significa que ella está viva, pero ahora hay que descifrar quien se la llevo y en donde está-respondió el soldado antiguo.

Marad: Yo quizás tenga una idea de quien pudo haberle tendido la emboscada a Esra: Dervahl-dijo el hombre uniéndose a la conversación.

Erend: ¿Derval? ¡Pero eso es imposible, todos los clanes de La Conquista lo quieren muerto! ¡Debería estar muerto para ahora!-respondió el hombre sorprendido por la suposición del consejero.

Marad: ¿Pero quien más podría ser que el? Dervahl es un hombre astuto y persistente, además cabe mencionar que el ya tenía una vendetta con Esra-le respondió el consejero al hombre y a decir verdad, el argumento era bastante sólido.

Allam/Aloy: ¿Quien coño es Dervahl?/¿Dervahl?-preguntaron ambos viajeros confundidos sobre lo que hablaban los hombres.

Avad: Dervahl es un Oseram radical, me odia a mi y a Meridian hasta sus entrañas. El no está a favor de la Paz que tenemos los Carja y los Oseram-les explicó Avad, a lo que ambos asintieron entendiendo.

Marad: Tengo un informante cerca de la frontera entre el Solminio y La Conquista, en un asentamiento llamado Pitchcliff-dijo el hombre.

Avad: Si lo que dice Marad es cierto, entonces no puedo enviar a la guardia sin provocar a los Oseram, pero quizás pueda enviar a la Vanguardia de Erend, a una habilidosa Nora y a un Antiguo-dijo Avad, haciendo que Aloy diera un pequeño sonrojo por el halago.

Allam no estaba muy contento que digamos. Además de que sus celos parecían aumentar, al igual que su extraña irritación hacia Avad.

Avad: Marad, Erend y Allam, podrían dejarnos solos, necesito hablar algo con Aloy-pidió el hombre, Erend y Marad asintieron y se retiraron, pero Allam solo se cruzó de brazos y no se movió.

Avad se percató de esto y pudo ver que la expresión de Allam no era la más amigable de todas, Aloy se giró para hablar con el y ella pudo ver la expresión de molestia e incomodidad.

Allam: ¿Por que me están mirando?-pregunto el soldado antiguo no moviéndose de su posición.

Aloy: ¿Pues porque el Rey Sol me quiere hablar de algo en privado?-le respondió la pelirroja mirándolo.

Allam: ¿Y tiene que ser solos?-pregunto el soldado aún con la misma expresión poco amistosa de antes

Aloy se estaba empezando a hartar de la mala actitud de Allam, pero lo último que le dijo fue lo que realmente la molesto.

Aloy: ¿Que estás insinuando Allam?-pregunto la cazadora Nora de manera retadora mientras lo veía a los ojos. Ella estaba muy segura que Allam estaba insinuando algo, conociéndolo.

Allam: ¿Yo? Nada-le respondió el soldado-Solo digo que lo que sea que te vaya a decir lo puede decir delante de mi, tampoco es que sea una misión ultra secreta que si se sabe se acabará el mundo-respondió el hombre con sarcasmo leve en su voz.

Avad: Allam, necesito discutir unos asuntos con Aloy, así que por favor, te pido que nos dejes solos, no eres su guardaespaldas-le reprimió el soberano al soldado, levantándose de su trono.

Allam: Es que no entiendo que es tan secreto-dijo el hombre levantando sus brazos.

Avad: Te ordenó como Rey que te vayas-le ordenó Avad con la cara más dura.

Allam: Miren quien creció un par-respondió el soldado con sarcasmo en su voz.

Antes de que las cosas pudieran escalar, Aloy decidió intervenir de la única manera posible.

*SLAP*

La marca roja de una mano quedó incrustada en la mejilla del soldado antiguo, el cual estaba sorprendido por la acción de la joven cazadora; y no era el único, Avad también estaba sorprendido.

Aloy: No se que te esta pasando hoy, estás actuando como un tremendo idiota y no eres así. ¡No te necesito ahora, largo!-le grito con furia la cazadora al soldado, este simplemente se volteo y con un salto doble salió del sitio, cayendo en el patio del palacio y seguir caminando hasta el puente.

Avad estaba sorprendido, no solo por ver al Antiguo "volar", pero también por la tremenda cachetada que le dio.

Con Allam...

Allam estaba caminado por las calles de Meridian, con su capucha puesta sobre su cabeza. El estaba realmente molesto, pero a la vez lastimado sentimentalmente. La mujer que le gusta lo había abofeteado y lo expulsó del palacio.

Allam: Ese maldito Avad...es tan indeseable y molesto. Y hasta habla como si fuera a llorar-maldecía el soldado Antiguo por lo bajo, al Rey Sol.

Allam: Estábamos tan bien, pero nooooo...el maricon de Avad tenía que venir y joderlo todo-maldecía el soldado.

Allam vio que había una especie de bar o cantina y decidió entrar para tomarse una cerveza o algo, eso quizás le ayude un poco.

Allam entró al sitio y vio que el lugar era de poca madre. Este se acercó al contador y se sentó en un taburete hasta que vino el encargado.

Encargado: ¿Que desea joven?-le preguntó el hombre.

Allam: Una botella de cerveza o una copa de whisky-ordenó el hombre, dejando unas cuantas esquirlas de metal en el contador, el hombre las contó y volvió con una copa de whisky.

Allam empezó a tomarse el baso en silencio, este puso algo de música en su foco para entretenerse. De un momento a otro empezó a cantar por lo bajo.

Allam: No one knows what is like...to be the bad man...to be the sad man...behind blue eyes-cantaba en voz baja el soldado mientras seguía bebiendo de su bebida.

Allam Pov
Si soy sincero...Ni siquiera yo se que me pasa...pero es tan jodidamente frustrante cuando la mujer que te gusta, también le gusta a todo el puto mundo. Es como si nadie hubiera visto una mujer bella en su vida. Quisiera cargármelos a todos aveces.

Aloy estará ocupada con el puto ese del Tutankamon barato. Lo que me da risa, es que ella no se da cuenta que la vaina esa estaba coqueteando con ella. Te apuesto 50,000 dólares a que el muy cabrón le gustaba la hermana de Erend y sabe que esta muerta, pero ahora está buscando carne fresca para llorar la perdida y que mejor que una mujer Nora que ha vivido aislada de la sociedad por 18 años.

Di un suspiro y di otro sorbo de mi bebida, el alcohol caliente bajando por mi garganta. Lo que daría por unos cubos de hielo o una soda para acompañar al whisky.

Yo: Me quedare por aquí un rato...hace tiempo que no tomo una bebida y sería bueno estar a solas con mis pensamientos-me dije a mi mismo mientras empezaba a perderme en la canción que estaba en mi Foco.

Varias horas más tarde...

Empecé a abrir mis ojos y sentía un horrible dolor de cabeza. Además de me dolían los nudillos y un poco la cara. Estoy en una habitación oscura, la única luz que parecía entrar era por una especie de ventana. Al juzgar por la iluminación, diría que ya es de noche, ¿cuantas copas me tome?

Me levante a duras penas y con un mareo de mil demonios.

???: Ah, la bella durmiente ya despertó-dijo una voz detrás de mi y veo que era un guardia.

Yo: ¿Donde carajos estoy?-le pregunté al soldado.

Guardia: Estás en el calabozo-dijo el hombre como si fuera lo más normal del mundo

Yo: ¿Calabozo? ¿Pero por que?-pregunte muy confundido.

Guardia: ¿No recuerdas? Que estoy diciendo, claro que no te vas a acordar, estabas muy pedo-dijo el soldado de manera burlona.

Yo: ¿Que pasó?-le pregunté al guardia, el cual se acercaba a la puerta de mi celda.

Guardia: No se todos los detalles, pero se qué hay como 20 personas muy lastimadas y un bar destruido. Por lo que escuche, tuvieron que buscar 10 guardias para poder pararte-me contaba el guardia mientras abría la puerta de mi celda.

¿20 personas? No pero si soy una cosa bárbara.

Guardia: Dale, alguien pidió que te liberaran, ahora lárgate de aquí y no lastimes a nadie mas ni rompas nada-dijo el soldado, cosa que me confundió, ¿Quien habrá pagado mi fianza?

Empecé a seguir al guardia hacia la salida. Me fijé que estaba en el patio del palacio real y enfrente de mi estaba la persona que menos quería ver, Tutankamon y su fiel perro faldero.

Yo: Avad-dije con algo de confusión.

Avad: Rey Avad para ti, Antiguo-respondió el hombre con tono autoritario.

Yo: Pues alguien se levanto con el pie izquierdo-dije con sarcasmo mirando al soberano.

Marad: Cuida tus palabras Antiguo, tienes suerte que la Nora te defendiera, sino aún estuvieras un buen rato ahí abajo-dijo el hombro de manera despectiva.

Yo: A ver, a ver coletas, ¿que tiene que ver Aloy en esto?-le pregunté al hombre, más que claro de que no estaba muy agradado por la presencia de el.

Avad: Aloy me pidió que te dejáramos ir al momento que despertarás...tienes suerte que ella te tenga tanto aprecio, después de tu comportamiento Esra te hubiera dejado ahí dentro como castigo-explico el soberano al hombre.

¿Aloy pidió que me liberaran? ¿Me habrá visto tan borracho?

Yo: Mira, te agradezco que me hayas dejado ir, pero no compares a Esra con a Aloy, no son la misma persona-le agradecí a regañadientes, pero al final le tuve que poner eso en claro. Aun me sorprende que Aloy me haya defendido, después de lo que hice.

Se que esto se me va a cobrar con algún favor que le deba.

Yo: ¿Donde esta Aloy?-le pregunté al hombre, necesito hablar con ella y pedirle disculpas.

Avad: Ella no está en Meridian, se fue con Erend y varios miembros de la Vanguardia a buscar a Dervahl, si todo sale bien, diría que todos volverían mañana por la tarde.

Suspire derrotado. No se donde está y aunque supiera, no la alcanzaría a tiempo. Me despedí de ambos hombres y volví a la ciudad, dispuesto a buscar un motel donde pasar la noche.

Pase por el bar donde fui esta mañana y lo vi hecho un desastre. Ventanas rotas y adentro se veían mesas y sillas destrozadas. Veo al dueño del bar afuera apilando unos escombros y este al verme se molesto muchísimo.

Encargado: ¡Vete de aquí maldita bestia, mira lo que le hiciste a mi precioso negocio, era todo lo que tenía!-me grito el hombre con odio y veneno.

Sentí lástima por el hombre, todo el sitio estaba destrozado y fue por mi culpa. Seguí caminando hasta que por fin encontré otra taberna. Entre dentro del establecimiento para ver si tenían camas disponibles y por suerte tenían una. Pague las esquirlas requeridas y me fui al cuarto a descansar.

Yo: Que puta mierda de día-dije mientras ponía un poco de música en mi foco y dejaba que el cansancio se adueñara de mi cuerpo.

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