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Memorias del mundo antiguo

Allam cabalgaba sobre el Embestidor hacia el campamento Oseram. Los mencionados se percataron de la presencia del hombre, confusos y a la vez sorprendidos por haber visto a alguien más venir de Luz Baldía.

El soldado antiguo entró al campamento y y vio que un Oseram venía a hablar con el.

Oseram: Ah nuestro primer cliente, bienvenido al Oeste Prohibido mi osado amigo, me llamo Keruf y esta es mi pandilla -se presentó el hombre, con la carísima típica de un comerciante.

Keruf aparentaba estar a mediados de sus treintas, tenia el cabello castaño, ojos marrones y piel enrojecida por el sol. Era alguien de hombros anchos, como muchos Oseram.

Allam: Un placer, pero no vengo a comprar. Necesito información sobre alguien -le dijo el soldado antiguo con cortesía.

Keruf: ¿Rastreando a alguien, eh? Quiero ayudarte, pero necesito saber tu nombre, amigo -dijo el hombre.

El soldado soltó un suspiro, conociendo cómo son los Oseram, ellos pedirán algo a cambio de lo que el quiere.

Allam: Allam Blake -se presentó el hombre, a lo que la expresión de Keruf cambió completamente al darse cuenta de quien era aquel misterioso hombre.

Keruf: Eres el Héroe de Meridian, tú fuiste el que detuvo a Dervahl y a los Eclipse -dijo el hombre en asombro, causando que su pandilla empezara a murmurar entre sí.

Allam: Ese soy yo. Mira, no quiero que ambos estemos perdiendo tiempo, si me conoces a mi, estoy muy seguro que conoces a la persona que estoy buscando -le dijo el hombre al Oseram.

Allam: Es algo más bajita que yo, de pelo rojo, ojos verdes, piel clara y enrojecida por el sol, pecas y se ve más fuerte de lo que parece -le describió el soldado y el Oseram escuchaba atentamente.

Keruf: ¿Hablas de la Redentora de Meridian? Se fue hacia el norte, cruzando por Tierra de Nadie. No me dijo el por qué, no hablamos mucho -le respondió el hombre.

Allam: ¿Tierra de Nadie? -le preguntó al Oseram.

Keruf: Así se llama esta región. Son kilómetros y kilómetros de campo de batalla que nadie ha reclamado. Sirve como una zona neutral entre los Carja y los Tenakt, pero con los rebeldes merodeando por ahí, quien sabe que tan cierto sea eso -el hombre explicó, ganando la curiosidad del soldado.

Allam: ¿Que sabes sobre los rebeldes? -le preguntó el soldado.

Keruf: No mucho, se que odian a cualquiera que pise tierras Tenakt, pero odian con fervor a los Carja y a los demás clanes -explicó el hombre.

Allam: ¿Hay algún modo de identificarlos? -preguntó el hombre con curiosidad.

Keruf: Sí, hay dos formas. Si ves a alguien portando una armadura de color verde. Los Tenakt usaron esos colores en la guerra contra los Carja. La otra forma, es que son los únicos, además de la Redentora, que pueden cabalgar máquinas -explicó el hombre, causando el asombro e interés del soldado antiguo.

Allam: ¿Dices que cabalgan máquinas? -pregunto el hombre, no estando seguro de lo que escuchó.

Keruf: Si, ellos montan máquinas. Cuando atacaron la embajada, ellos estaban montados sobre distintas máquinas -explicó el hombre, dejando al soldado antiguo pensativo.

Allam a sabía que si una persona en el mundo podían domar máquinas además de su familia, Sylens.

Allam: Aprecio tú ayuda. Será mejor que siga hacia el norte y trate de encontrarla -dijo el hombre para despedirse, al darse la vuelta para irse, Keruf lo volvió a llamar.

Keruf: Quizás quieras investigar un campamento Carja qué hay más al noroeste, quizás puedas encontrar algo de información por ahí -dijo el hombre, a lo que el soldado le agradeció y siguió su camino.

Allam se subió sobre su Embestidor y empezó a cabalgar hacia el norte. Durante su travesía a través de Tierra de Nadie, Allam observaba los cascarones oxidados de Escarabajos y tanques de guerra con una triste melancolía. Los cascarones de máquinas que acabaron con miles de millones de vidas, en todo el planeta.

Allam veía a la distancia como los antiguos cañones de plasma, que en su tiempo eran una de las armas mas eficaces contra los Horus, yacían destruidos y oxidados, dejados al olvido y expuestos a los elementos.

Allam observaba uno de los cañones y con sus ojos, él trazaba como aquellas bestias armamentísticas cargaban sus disparos de plasma, diezmando docenas de robots Faro.

Allam siguió adentrándose más en el antiguo campo de batalla. Era depresivo; la cabeza del soldado antiguo empezaba a doler, mientras escuchaba ecos de los disparos de las ametralladoras, rifles y cañones antiguos, peleando con uñas y dientes contra la Plaga Faro...peleando por un futuro mejor.

Allam se encontró con vehículos militares volteados y destrozados. Todos tenían algo en común, cada uno tenía un Escarabajo o dos sobre estos, atravesando sus defensas y matando a quien estuviera dentro de ellos, sin darles una oportunidad de defenderse ante sus agresores.

Allam fijó su mirada nuevamente al frente, pero no se fijó en la cola oxidada de un Escarabajo, la cual le había dado en toda la cara, haciendo que caiga al suelo aturdido.

El soldado antiguo abrió sus ojos y lo qué pasó a ser un soleado día, con vientos calientes y arenosos, a un día nublado, lleno de nubes grises.

Allam escuchaba disparos y los chillidos de las máquinas de guerra. Allam escuchó un zumbido y se fijó como el cañon de plasma se estaba cargando, preparándose para dispararle al Horus que se acercaba a la distancia.

Allam se miró a su indumentaria y veía que traía puesto su armadura Ultrawave y su exoesqueleto.

??: ¿Blake, estás bien? -grito una voz femenina.

Allam buscó con la mirada y se encontró a dos soldados viniendo hacia el. Allam los reconoció rápidamente.

La mujer, que había gritado su nombre, era Jessica Dobbers, una mujer de 23 años, de pelo lacio negro, recogido en un moño, piel clara y ojos marrones. Ella era una Especialista, un rango mayor que el, en su tiempo.

El hombre, era Josiah Kauffer, un hombre de 22 años, pelo crespo de color negro, con una barba creciéndole por no afeitarse, de piel morena y ojos marrones. El era otro Cabo de Primera Clase, su mismo rango.

Allam: ¿D-Dobbers...Ka-Kauffer? -dijo el soldado, viendo a sus antiguos compañeros, corriendo hacia el, vivos.

Kauffer: Levántate bro, este no es lugar para descansar -dijo el moreno, ayudando al hombre a levantarse.

Dobbers: Perdimos a Foxtrot, el Horus rompió sus defensas como si nada -dijo la mujer al soldado antiguo, que aún seguía un poco en shock.

El estruendoso disparo del cañón de plasma se escuchó por todo el valle. Los tres se giraron y vieron como aquel Horus había caído destrozado al suelo, a los pocos segundos, de su dirección aparecieron Jets de combate, disparando y dejando sus cargas explosivas en los robots.

Kauffer jaló al soldado antiguo y se montaron en un buggy militar.

Dobber: Blake, toma la torreta -ordenó la mujer y el soldado antiguo se montó en la torreta, preparándola para el combate.

Dobber piso el acelerador a fondo y los tres salieron disparados hacia su siguiente destino.

Kauffer: Debemos llegar hacia Papaya antes que los robots, tenemos que proveer refuerzos al puesto. Los robots les estan pateando el culo a nuestros muchachos -explicó el cabo al soldado antiguo.

Allam: ¿Q-Qué pasó con la Presa Hoover? -le preguntó el soldado antiguo a sus compañeros.

Dobber: Cayó, los robots pasaron las defensas. A pesar de que destrozamos Boulder City con una ojiva nuclear, esos malditos aparecieron en los cientos de la nada -explicó la mujer, con veneno.

De la nada un Escarabajo, empezó a perseguir al trío, el soldado antiguo se giró y empezó a acribillar a la máquina con su torreta, causando que la máquina cayera al suelo, con sus patas dañadas.

Más máquinas se sumaron a la cacería y Allam y Kauffer le disparaban a los Escarabajos, pero no se dieron cuenta del Kopesh que apareció y les disparó, haciendo que el buggy se voltee.

Allam salió disparado y cayó a un lado del camino, aturdido. El soldado antiguo vio como un Escarabajo se lanzó sobre el carro y empezó a incrustar sus patas sobre el chasis del vehículo.

Allam vio cómo Kauffer salió de una esquina y empezó a dispararle a la máquina desde el aire, pero el Escarabajo lo empaló con su cola, para después estrellarlo al suelo y clavarle su pata en su torso.

Allam veía la Muerte de su amigo sin poder hacer nada.

Dobber: ¡No! -grito la mujer, haciendo que la máquina se enfoque en ella, causando que sea empalada por ella.

Allam veía como sus amigos habían muerto sin más nada. Allam escuchó el sonido de Jets de combate y vio cómo un misil había golpeado al Escarbajonde lleno, matándolo y enviando a Allam a volar.

Allam abrió sus ojos y dio una gran bocanada de aire. Allam volvió a ver el cielo soleado, que ahora tenía el sol de medio día golpeándolo en la cara.

Allam se levantó del suelo y veía su entorno, qué pasó de ser un sangriento campo de batalla, a un cementerio del mundo antiguo. Allam se fijó que su Embestidor nunca se había ido de su lado, por lo que se montó sobre este y siguió su camino, aún espantado por el recuerdo vivido.

El momento en el que Kauffer y Dobber morían se repetía en su cabeza como una cinta de video dañada. Lágrimas querían escapara de sus ojos, pero el hombre empezó a hacer ejercicios de respiración para poder calmarse.

Allam: Cálmate Blake...ya los lloraste -se dijo a sí mismo el soldado, tratando de convencerse a sí mismo de que estaba bien.

Aquel golpe que se había dado en la cabeza solo empeoró la terrible migraña que el ya tenía. Allam soltó un suspiro y cerró sus ojos, tratando de mitigar los efectos de la migraña, el hombre se relajó un poco y se recostó, como pudo, sobre el lomo del Embestidor.

El sonido de un motor hizo que el abriera sus ojos. Allam se fijó que ya no estaba cabalgando sobre aquel Embestidor, ahora estaba sentado en la parte trasera de un camión blindado militar.

Allam miró a sus lados y veía a la mayoría de los soldados durmiendo, Allam activó su foco y vio los detalles de la misión en la que estaba.

Era un transporte de civiles. Allam miró hacia afuera, a través de la rejilla; y se fijó que se estaban alejando de Boulder City, dejando a un batallón atrás para defender la ciudad y a la Presa Hoover en caso de que el perímetro que se encontraba en el Norte de Vegas caiga a manos de las máquinas.

Allam recuerda que no fue hace más de dos semanas que Nash lo había dejado a morir en aquel convoy fallido, en el desierto del Mojave.

??: ¿Todo bien Blake? -dijo una voz gruesa al lado del soldado.

Allam se giró y vio a su antiguo Sargento de escuadrón, Sargento John Doe. Allam miraba al hombre y este asintió...pero el sabía que no había nada bien.

SGT Doe: ¿Sigues pensando en aquel chico que te dejo por muerto en el Mojave? Ya te dije, en cuanto acabemos con la Plaga Faro, lo enviaremos a corte marcial por esto -dijo el sargento con una mirada simpática.

Allam: O un robot lo va a matar antes de eso, estoy esperando que ese sea su destino -le respondió el soldado antiguo, lleno de resentimiento y veneno.

El hombre mayor suspiro y posó una mano sobre el hombro de Allam.

SGT Doe: El recibirá lo que se mereceré Blake. Tal vez no se hoy ni mañana, pero un día el pagara-dijo el sargento, reasegurando al soldado.

Allam suspiro y cerró sus ojos un momento, para a después volver a abrirlos y encontrarse recostado sobre el Embestidor. El soldado se fijó en que la luz solar había disminuido y el cielo ahora estaba formado por el azul y el naranja del anochecer.

Allam: ¿Que tanto tiempo estuve dormido? Será mejor que busque un refugio para la noche -se preguntó a sí mismo el soldado antiguo.

El soldado cabalgó un poco más, hasta encontrar el museo del Parque de Zion. Allam se bajo y se dispuso a encontrar una entrada hacia el viejo museo. En su búsqueda, Allam encontró unos brillantes cristales rojos, los cuales él nunca había visto.

Allam: ¿Que diablos es esta cosa? -preguntó el hombre, algo asombrado de haber descubierto el cristal.

Allam le resto importancia a los cristales y siguió explorando las ruinas, hasta por fin encontrar un agujero por el cual meterse. Luego de verificar que el lugar estuviera vacío, Allam creó una fogata y empezó a calentar un poco de comida.

Allam se quitó su gabardina y su gorro y los puso a un lado, doblados. El soldado pensaba en los recuerdos que lo atacaron en la mañana y el sin número de recuerdo de la sangrienta batalla.

Allam: Te go que salir de aquí...mi Estrés Postraumático está como loco aquí...si tan solo tuviera a Aloy aquí...no, eres un hombre adulto Allam, puedes calmarte tu solo -decía el hombre, tratando de convencer a su mismo de que estaba bien.

No pasó mucho para que el sueño volviera a retomar al soldado. El hombre se acomodó lo mejor que pudo y dejó que el cansancio tomara control de su cuerpo y lo llevara al mundo de los sueños.













¡Enemigos a las doce en punto!

  >Gritos en lenguaje extranjero<





¡Lanzó una granada!


      >Una explosión y varios
      gritos humanos se escuchan<



¡Hay que sacar a los civiles del puente!


     >Gritos desesperados<








¡Han derribado un helicóptero!




   >Algo se escucha caer
      a alta velocidad <




¡Blake, tenemos que llegar a aquella camioneta!



  >Disparos de un subfusil<



¡¿Donde diablos están los
malditos Marines?!


   >Disparos de un
    rifle de asalto<





¡Si esa cosa explota, todo el
maldito puente se va a caer!

       >Disparos de una
     ametralladora ligera<


¡Alfa Niner, necesitamos
refuerzos en el Golden Gate!


      >Estática de radio<



¡Nash, necesito cobertura!



     >Balas golpeando metal<


¡Toda la maldita ciudad está siendo atacada, no es solo aquí!



  >Múltiples explosiones lejanas<




Es la única manera, Al




   >Cuenta regresiva
     de una bomba<





¡Todo esto es tu maldita culpa!




>Se escucha un cuerpo
   caer al suelo<






¡Ayúdanos, por favor!


       >Gritos desesperados de
        hombres, mujeres y niños<




¡Aquí no hay más supervivientes!



   >El batir de las hélices
   de un helicóptero de rescate<



El juego estaba trucado
desde el principio


>Disparó de un revólver<


Allam abrió los ojos de repente y soltó un grito al aire. El soldado agarró su pistola y se puso a apuntar a todos lados. Su respiración era agitada y errática, sus ojos racaneaban cada rincón oscuro de la sala en la que estaba, tratando de encontrar al fantasma que lo atormentaba.

Al no ver nada, Allam hecho un grito desesperado y el soldado cayó de rodilla, quebrado. Allam rompió en llanto, al recordar las caras de todos los que murieron y todos los que el no pudo salvar...recordar aquel horrendo día, donde la muerte lo vio a a la cara y se rió de él.

Allam lloraba desconsoladamente, sintiéndose sin esperanza. El mundo está muriendo, no sabía dónde estaba su esposa, estaba lejos de su hija y estaba persiguiendo a un fantasma, que lo estaba volviendo loco.

El hombre se sentía débil...quebrado y cansado. Cansado del dolor, del sufrimiento, de tener que ir a dormir con miedo a que los demonios vuelvan a salir a atormentarlo.

Él pensó que su Estrés Postraumático estaba calmado, pero con la aparición de Nash y el disparo en la cabeza, trajeron todo de vuelta.

Era como una maldición que no se iba a ir nunca. Allam miró hacia el resto de su equipo e identificó su gabardina, la cual tenía pintada en su espalda una bandera americana, el símbolo del antiguo mundo y de su antigua vida.

Y de la nada, él sintió como si hubiera tenido una revelación. Allam miró a aquella gabardina nuevamente y recordó haber pensado las razones del por qué le regalarían algo así, pero el por fin lo entendía.

Aquel inofensivo regalo de cumpleaños representaba el pasado de Allam, el recuerdo de un mundo que él aún no ha podido abandonar del todo, el mundo que lo forjó y no lo dejó que se convirtiera en un salvaje al despertar en este nuevo mundo.

Los recuerdos de aquel pasado que ya no existe y que lo persiguen como lobos a una presa, servían como anclas que lo mantenían siendo igual que cuando estaba en la guerra contra la Plaga Faro.

Aquella bandera era Allam, todo lo que él representa y por lo que pelea; el bien común.

Allam podía huir del pasado todo lo que el quiera, pero el debe de afrontar y abrazar quien el fue en su antiguo mundo, no desterrar y olvidar aquella parte de él.

Allam fue un soldado americano, un guerrero con un entrenamiento riguroso y la determinación y perseverancia de diez hombres; él ahora es un padre y un esposo, un hombre que usa sus habilidades para proteger a su hija y la determinación de diez hombres para pelear por un futuro mejor para su esposa e hija.

Allam: El pasado quizás quiera venir a morderme como si fuera un perro...pero yo soy el que decido si dejo que eso me derrumbe -dijo el soldado antiguo para si mismo, ganando nuevas fuerzas.

Allam: Mi Estres Postraumático va a seguir y venir...pero debo de seguir...por Aloy y por Elizabeth -dijo el soldado, animándose a pelear.

Allam se limpió la cara y vio que eran las cinco de la mañana, no tardaría en amanecer.

Allam: Será mejor que vaya a chequear aquel campamento Carja, ellos quizás habían visto a Aloy -me dije para mí mismo, para después echarle arena a la fogata y extinguirla.

Con nuevas fuerzas y una mejor convicción sobre si mismo, Allam siguió en su búsqueda de su esposa y de la guarida Eclipse.

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