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Aloy Blake: La Campeona de los Tenakt

Allam y Aloy por fin se habían reencontrado, después de estar tanto tiempo separados. Ambos mantenían sus frentes juntas, sumergidos en su propio mundo, disfrutando del tacto entre ellos.

Talanah miraba la reunión de los esposos con felicidad, feliz por ver a su amiga estar contenta.

El momento fue interrumpido por el carraspeo de cierto Jefe Tenakt, lo cuál captó la atención de la pareja.

Aloy separo su frente de la de Allam y se secó las lágrimas, limpiándose la cara lo mejor que pudo, para después voltearse y encarar al jefe de los Tenakt.

Hekarro: Aloy, no quiero interrumpir, pero Kotallo y yo necesitamos unas cuantas respuestas sobre quienes son estos individuos -dijo el hombre mayor, tratando de no sonar muy tosco contra la mujer.

Aloy: No hay ningún problema Hekarro -dijo la pelirroja.

Hekarro era un hombre mayor, con pintura tribal de colores azul y blanco por todo su cuerpo. Él tenía el cabello largo y de color gris, con ojos color avellana. Para su edad, el hombre se veía bastante fortachón.

La pelirroja se acercó a la cazadora Carja, Talanah, para presentarla.

Aloy: Jefe Hekarro, está es la Halcón Solar de la Logia de Cazadores de Meridian, Talanah Kane Padish -la Nora presentó a la mujer, la cual se había inclinado en señal de respeto hacia el jefe.

Talanah: Es un honor conocerlo, Jefe Hekarro -se presentó la mujer, con algo de nerviosismo.

Kotallo: Creí haber escuchado a ese extraño decir algo sobre la Logia. ¿Que hace una mujer Carja dentro de tierra Tenakt; y más aún sin un pase? -pregunto el hombre con intriga y algo de desconfianza.

Kotallo era un hombre alto y con una constitución fuerte, de ojos café y cabello negro, amarrado en el tope de su cabeza con un moño. Algo distintivo del hombre, era que le faltaba el brazo izquierdo.

Talanah: Vine buscando a alguien que se ha perdido y Aloy a decidido ayudarme a encontrarlo -le respondió la mujer, pero el mariscal Tenakt no se veía del todo satisfecho con la respuesta de la mujer.

Kotallo: Eso lo entiendo. ¿Pero como llegaste tan lejos sin un pase? -le preguntó el hombre, mientras se apreciaba más desconfiado.

Talanah no se inmutaba ante el Tenakt, manteniendo su postura calmada y sumisa.

Kotallo y Hekarro veían con desconfianza a la cazadora, algo que no había pasado desapercibido ante los ojos atentos de Allam y Aloy.

Allam: Con lo que se sobre la mala sangre qué hay entre los Carja y los Tenakt, no me sorprendería que ellos estén pensando que ella estuvo matando Tenakts. Ella nunca me dijo cómo logró llegar tan lejos. Tengo que ayudarla -dijo el soldado antiguo para sus adentros.

Antes de que Allam tan siquiera pudiera hablar, fue interrumpido por Talanah.

Talanah: No es mi primera vez en el Oeste Prohibido, una familia Utaru que conocía me ayudó a cruzar, antes de que Aloy me encontrara -le explicó la cazadora Carja.

Kotallo miraban a la mujer con desconfianza, sin creer lo que ella había dicho, pero el Jefe Hekarro, que era un hombre más sabio y gracias a experiencias de la vida, podía notar la verdad en las palabras de la cazadora.

Jefe Hekarro: ¿Si no es mucha molestia, podrías explicarnos, como conociste a aquella familia? -le preguntó el Tenakt a la mujer.

Talanah: No es problema, Jefe Hekarro. Cuando yo era más joven, mi padre y mi hermano se opusieron ante los Asaltos Rojos del Rey Sol Jiran. Por oponerse a él; los envió al Coliseo del Sol y un amigo de la familia me ayudó a escapar al Oeste Prohibido. Aquella familia de Utarus nos encontró en el desierto y nos dio asilo, luego de haberles explicado mi situación -les contó la mujer.

Aloy escuchaba a Talanah y una pequeña sonrisa fue esbozada en su rostro. Ella estaba orgullosa de Talanah. Con el tiempo, se le ha hecho mas fácil hablar de su familia; a diferencia de cuando la conoció.

Hekarro: Gracias por ser honesta con nosotros, Halcón Solar. Cualquier amiga de Aloy, es amiga mía. Nos ayudaste a derrotar a Regalla y por ello, te estoy agradecido -le agradeció el hombre a la cazadora, a lo que ella simplemente asintió en señal de "no hay de que".

El Jefe se gira y se encuentra cara a cara con el soldado antiguo, el cual estaba al lado de Aloy, pero su postura era un poco más tensa. Tomando en cuenta que el fue capturado por los Tenakt.

Hekarro: Yo te recuerdo, tu eres aquel cabalga máquinas que mis exploradores capturaron -comentó el Jefe Hekarro, haciendo que Aloy lo mirara con confusión.

Allam: Y usted debe de ser el Jefe Hekarro, escuche hablar mucho sobre usted -le respondió el soldado antiguo.

Kotallo: Pero no te conocemos a ti, forastero. ¿Quien eres? -comentó el mariscal, el cual fijó su mirada en el soldado antiguo.

Allam: Allam Blake, soy el esposo de Aloy -se presentó el soldado antiguo.

La expresión de Kotallo pasó de una mirada desconfiada a una confusión inmensa.

Kotallo: ¿Esposo? Pensé que tú esposo estaba muerto -dijo el Tenakt, mientras observaba a Aloy con confusión.

Aloy: Lo se, yo pensaba lo mismo hasta ahora -dijo la pelirroja, recostándose del hombro del soldado antiguo.

Hekarro: ¿Su esposo? Huh. Bueno, es un placer conocerte, Allam. Lamento haberte capturado. Cuando mis exploradores te vieron, pensaron que eras un espía de Regalla -se disculpo el hombre, Allam lo miró con confusión.

Allam: ¿Por que pensaron que era un rebelde? Ni siquiera me veo como uno de ellos -dijo el soldado antiguo, refiriéndose a los Tenakt.

Hekarro: Los rebeldes y Aloy son las únicas personas que hemos visto cabalgando máquinas. Nosotros no sabíamos que estabas relacionado con Aloy -le explicó el hombre al joven soldado.

Allam asintió. El tuvo que suponerlo, no todo el mundo cabalga máquinas y con la guerra, cualquier persona sobre una máquina, que no sea una pelirroja de los Nora, es el enemigo.

Allam: No hay problema, no fue tan malo como ustedes creen -dijo el soldado antiguo.

Hekarro: Ahora que sabemos quienes son ustedes, es justo que presente a mi asociado. Este es Kotallo, mi último mariscal y sobreviviente del asalto a la Embajada en Luz Baldía -presentó el jefe Hekarro al mariscal Tenakt.

Talanah/Allam: Un placer/ Un gusto -respondieron ambos extranjeros al hombre.

Luego de todos haberse presentado, el Jefe de los Tenakt posó su mirada en la cazadora Nora.

Hekarro: Aloy, cumpliste tu parte del trato y un poco más. Puedes acceder a la trampilla -le dijo el jefe a la pelirroja, la cual asintió, dejando a Allam y Talanah confundidos.

Aloy: No me tardo -dijo la pelirroja, mientras caminaba hacia el trono de Hekarro.

Los presentes vieron cómo Aloy camino detrás del trono y escucharon como una trampilla de metal se había abierto.

Allam Pov

Vi como mi esposa se había ido detrás del trono de Hekarro y había entrado a una especie de trampilla, dejándome completamente confundido.

Kotallo: Allam -me llamó el Tenakt, giré mi cabeza a verlo.

Kotallo: ¿Tú conocías a ese extraño que mató a aquel soldado? -me preguntó el mariscal Tenakt, a lo que asentí.

Yo: Lo conozco, pero no es mi amigo. El es la razón por la que tengo esta cicatriz -le respondí, mostrándole mi cicatriz.

Kotallo había asentido en silencio y el me observa de pies a cabeza, tratando de descifrar de donde provenían mis prendas.

Yo: Se que me veo raro, Kotallo. Y no, la ropa no es de los Nora, es Antigua -le comenté al hombre, el cual me miraba con curiosidad.

Antes de que el tan siquiera pudiera preguntarme a lo que le refería, una voz entre cortada hizo eco por todo el edificio.

Los presentes nos giramos y vimos un holograma gigante aparecer y desaparecer a mitad de un mensaje.

Hekarro: ¡Aloy, ven a ver esto! -le llamó el Tenakt a la pelirroja.

Me fijé en la entrada y vi como mas Tenakts entraban al área del trono. Todos traían diferente colores, por los diferentes clanes.

Tenakt #1: ¡Las visiones se arreglaron! -grito un Tenakt, sorprendido.

Tenakt #2: ¡Ahora podemos entender las visiones! -grito una Tenakt, igual de sorprendida.

Esos y muchísimos más gritos si miliares venían de las bocas de los Tenakt que empezaban a abarrotar la sala del trono, cosa que me dejaba a mi y a Talanah confundidos.

Yo: ¿Visiones? ¿De que están hablando? -le pregunté a Kotallo, el cual estaba sorprendido escuchando las reclamaciones de los Tenakt.

Kotallo: Las visiones nos muestran las hazañas y la vida de los Diez, pero nunca pudimos descifrarlas, solamente el Jefe Hekarro supo que significaban, antes de que se corrompieran -me explicó el mariscal Tenakt.

Observe la plataforma que estaba en el centro de la habitación y vi que esta tenía un panel táctil, que se había activado de la nada.

Al lado de aquella plataforma, yacía el revólver que Nash tenía, que se le había caído durante nuestra pelea.

Camine hasta la plataforma y recogí el revólver, percatándome que era el mío. Era el revólver que el me había quitado cuando me disparó.

Yo: Es bueno tenerte de nuevo -dije en voz baja, mientras inspeccionaba el arma.

Abrí el tambor del revólver y vi que aun tenia cinco balas.

Guarde el revólver en mi bolsillo trasero, al tener a la pistola en su cartuchera. Me fijé en el panel y la por lo que podría mostrar me estaba matando.

Presione el panel y un gigantesco holograma hizo acto de presencia.

Me eche para atrás para poder observar el holograma con mejor detenimiento. Sentí una mano en mi espalda y me giré a ver a mi esposa; ella me estaba regalando una sonrisa enamorada, la cual reciproque, con una sonrisa enamorada por igual.

Ambos nos movimos a un lado de la habitación, para no bloquearle la vista a nadie.

Pov General

Los presentes miraban al holograma. El holograma está conformado por un grupo de militares de alto rango en el fondo, parados en la posición de descanso militar y una mujer hablando al frente.

Narrador: Ahora, escuchen las palabras que reunieron al pueblo -empezó contando la voz masculina.

Narrador: Después de los trágicos acontecimientos de la guerra, Anne Faraday, la principal arquitecta del esfuerzo de reconciliación, se dirigió a una nación necesitada de esperanza. -contaba la voz masculina a los presentes.

Anne Faraday: SI miramos hacia el futuro a través de la lente del pasado reciente, nuestros miedos se avecinan. Guerras libradas contra las máquinas. Escasez de alimentos y agua. Tormentas que nos alejan de nuestros hogares -contaba el holograma con firmeza y autoridad.

Anne Farady: Pero el verdadero coraje significa enfrentar esos miedos con convicción en lugar de cinismo, unidad en lugar de división. Liderar el esfuerzo de mantenimiento de la paz con estos valientes hombres y mujeres, estos "mariscales" del nuevo suroeste ha fortalecido mi convicción de que cuando estamos unidos en un propósito, podemos superar cualquier amenaza -dijo el holograma de la mujer, inspirando a varios de los Tenakt presentes.

Anne Farady: Únanse a mí, únanse a nosotros, en esa convicción, mientras luchamos por una nación y un mundo sin necesidad ni guerra -dijo el holograma con inspiración y determinación.

El holograma de Anne Faradya se giró, ahora mirando a los hologramas detrás de ella. Uno de los hologramas llamó a los oficiales a atención y saludó militarmente a la mujer, la cual reciprocó el gesto y ahí, el holograma terminó.

Hekarro, quien había caminado hacia el segundo piso de su palacio, observaba cómo los Tenakt lo observaban y lo saludaban de manera militar, el cual recíproco el gesto. Los soldados dejaron de saludar y Hekarro desapareció detrás de unos muros, buscando la forma de bajar.

Allam y Aloy habían visto todo desde una esquina de la habitación, ambos satisfechos con lo sucedido.

Allam Pov

Ambos escuchamos pasos acercándose a nosotros y vimos a Talanah y a Kotallo acercarse a nosotros.

Notarlo: Mariscal Kotallo, reportándose para el deber, Comandante -dijo el Tenakt, tomándonos por sorpresa.

Kotallo: Me...Me voy con ustedes -dijo el mariscal.

Aloy: Pero Hekarro te necesita, Kotallo -dijo la mujer, tratando de razonar con el hombre.

Kotallo: Ya no, gracias a ti, él ahora tiene un nuevo grupo de mariscales y a un pueblo unido. Es hora de que te ayude a ti, en tú misión -dijo el hombre.

Aloy le iba a responder al hombre nuevamente, pero fue interrumpida por Kotallo.

Kotallo: Yo elijo que hacer con lo que me queda de vida -le dijo a la mujer, una mirada suplicante decoraba su rostro.

Aloy: No se como decirle que no a eso...está bien -dijo la mujer, otorgándole su deseo a Hekarro.

Aloy: Talanah, lleva a Kotallo a la base, tengo que hablar unas cosas con Allam, por favor -le pidió mi esposa a su amiga, la cual asintió.

Talanah: Eso haré, vamos Kotallo -le señaló al hombre para que la siguiera.

Yo me giré y mire a mi esposa con curiosidad, la cual me pidió que la siguiera. Ambos caminábamos por el palacio de los Tenakt, que ahora sabía que era el museo de la Batalla del Mojave, un conflicto armando entre el gobierno federal y una unidad especial de la Fuera Aérea, los JTF-10.

Yo: ¿Amor, a donde vamos? ¿Por qué no nos fuimos con los demás? -le pregunté a mi esposa, la cual caminaba a paso rápido.

No obtuve respuesta. Caminamos hasta una habitación vacía del palacio, donde de repente Aloy dio un portazo, encerrándonos en ella.

Me giré y fui besado bruscamente por Aloy, pegándome a la pared de la habitación. El beso me había tomado por sorpresa, era mas dominante a lo que estaba acostumbrado, pero no estaba quejando.

No tarde en recomponerme y tomar un poco más las riendas. Era algo nuevo.

Aloy: Aún no me lo puedo creer...estás aquí -dijo la pelirroja, poniendo sus manos en mis mejillas, yo coloqué las mías en su cintura y la traje más cerca de mí.

Yo: Yo también estoy sorprendido, no pensé que iba a vivir tanto tiempo sin ti -le respondí a la mujer en broma, haciendo que la se ría un poco por la broma.

Volvimos a besarnos otra vez. Sentía una pasión carcomiéndome por dentro desde que la volví a ver.

La amaba a ella y todo su ser, estar tan lejos de ella, era como estar encerrado en una prisión sin salida ni ventanas. Todo de ella me encantaba, sus pecas, sus curvas, su actitud fuerte y atrevida, su fuerza, sus habilidades, su belleza; todo de ella me volvía loco.

Nos volvimos a separa del beso y nos miramos directamente a los ojos. A través de aquellos ojos verdes, que me perdían en su belleza, yo podía ver el fuego y la pasión viniendo desde el fondo de su alma, pero junto a ello, también veía el dolor que le había causado nuestra separación.

Yo: ¿Te he dicho que eres la mujer más hermosa del mundo? -le dije a ella, como si estuviera en un trance.

Aloy: En más de una ocasión -dijo ella con una sonrisa.

Aloy posó sus brazos sobre mi cuello y trajo mi cara más cerca de la de ella.

Aloy: Pero me encanta cuando me lo dices -me susurro ella de manera seductora, causando que me subiera un escalofrío por todo el cuerpo.

Un escalofrío de los buenos.

Aloy me dio un beso en el cuello y sentí una pequeña mordida en este, haciendo que suelte un pequeño gemido. Ella despegó su boca de mi cuello, con una sonrisa juguetona plasmada en su rostro.

Yo: M-Mujer, me vas a terminar de matar -le respondí a ella con algo de vergüenza, a lo que ella se rió.

Aloy: Lo lamento amor, díganos que me emocione demasiado -dijo ella algo entre risas.

Yo: No te preocupes, a decir verdad, me sorprendiste -le dije a ella, una pequeña risa escapando de mis labios.

A decir verdad, me parecía algo raro que ella se había vuelto tan dominante de la nada, pero no me estaba quejando.

Yo: ¿Entonces, me trajiste aquí para comerme a besos con privacidad? -le pregunté con algo de sarcasmo, a lo que ella asintió.

Aloy: No quería besarte en frente a los Tenakt. Pero, también quiero hablar un par de cosas contigo y no puedo esperar para contarte -dijo ella con sinceridad y note como se volvió mas seria con respecto a lo que quería contarme.

Recuerdo que Nash mencionó algo sobre unos tales Zenith y que ellos eran las claves para entender lo que el él había hecho. Él dijo que Aloy sabía de que él estaba hablando.

Yo: No eres la única, amor -le respondí a la cazadora.

Aloy: Hay tanto que tengo que decirte, que no se por donde empezar -comentó la pelirroja, tratando de pensar en que contarme.

Yo: ¿Por qué mejor no empezamos con que has estado haciendo los últimos siete meses? ¿Por que te fuiste? -le pregunté a mi esposa, la curiosidad carcomiéndome por dentro.

Aloy: Es...es una larga historia, Allam -dijo ella con pesadez, su rostro tenía una expresión de remordimiento.

Yo: Tenemos todo el tiempo del mundo, 'Loy. Soy todo oídos -le respondí, causando que mi esposa se ponga algo sentimental por haber dicho su apodo, algo que probablemente no ha escuchado venir de la boca de nadie en mucho tiempo.

Aloy: No exactamente, Al -dijo ella, su expresión cambiando a una de pesar.

Pose una mano en el hombro de mi esposa y la mire con preocupación, ante aquel cambio en su humor.

Yo: ¿A que te refieres? -le pregunté a la mujer, a lo que ella suspiro.

Aloy: La Tierra está muriendo, Allam -dijo la pelirroja con pesadez, tomándome por sorpresa.

Yo: ¿M-Muriendo? ¿Por qué? -le pregunté a mi mujer.

Aloy: Cuando GAIA se destruyó, el sistema de terraformacion se fue con ella, lo que causó la locura de la maquinas y que las subfunciones se salieran de control -me explicó ella, algo que ya sabíamos.

Aloy: Debido a que las máquinas no están funcionando como deberían, el sistema está destruyendo la biosfera poco a poco. ¿Aquellas algas rojas que Sarah y Janet se encontraron por primera vez? Son el producto del sistema de terraformacion dañado -me explicó la pelirroja, a lo que la veía con sorpresa y un nudo en mi estómago se empezó a formar, recordando la ciudad de Cantollano y como todos los cultivos estaban envueltos en aquella alga roja.

Aloy: ¿La misión de tus hermanas? La termine. Logré encontrar una copia de GAIA en una instalación de pruebas llamada Latopolis. Ahí es donde también, crearon a HADES -me explicó la mujer, a lo que la miré alarmado por la información que me ha dado.

Una sonrisa se plasmó en mi cara y sentía que había un rayo de esperanza entre todo este desmadre. Quizás no todo estaba perdido

Aloy: GAIA ya está activada y está combinada con MINERVA y acabo de sacar a AETER del sótano de Hekarro -me dijo mi esposa, mientras sacaba una cápsula de contención de su bolsa.

Observaba la cápsula con detenimiento y como dentro de ella, había una bola holográfica flotando.

Yo: Así que ese es AETER -dije mientras veía a la bola brillante de color azul, volar en los confines de la cápsula.

Aloy: GAIA me dijo que detectó la señal de POSEIDON y de DEMETER aquí en el Oeste Prohibido. ELUTIA y EFESTO siguen desaparecidos, por ahora -me explicó la pelirroja, a lo que asentí.

Yo: Eso es perfecto, ahora hay que encontrar a las subfunciones renegadas y podremos restaurar a GAIA -le dije a ella y está asintió.

Yo: Haz estado ocupada. Yo pensaba que te habías ido detrás de Nash...¿por qué no te quedaste en casa? -le había comentado a ella, a lo que Aloy hizo una mueca incómoda.

Aloy: Ese era el plan original amor, pero después de ver cómo estaba el mundo, decidí poner mi búsqueda en pausa, hasta que pudiera restaurar a GAIA. No quería que Elizabeth viviera en un mundo a punto de morir, quería que ella tuviera una vida...y si eso significaba dejar al asesino de su padre merodeando en esta vida por un poco más, pues yo estaba decidida a tomar ese riesgo -me explicó ella, aquella expresión de culpa había vuelto.

Yo: Eso lo entiendo Aloy. ¿Pero, por qué tenías que ser tú la que se fuera? ¿Por qué Janet, Sarah y Mahur se quedaron en el Abrazo y tú no? -le volví a preguntar a mi esposa, dicho enigma me estaba matando desde que me había despertado.

Aloy soltó un suspiro y apartó su mirada de mí, como si estuviera tan avergonzada que no podía verme a la cara.

Yo: ¿Amor, qué pasa? -le pregunté a la pelirroja, preocupado.

Pose mis manos en sus hombros y con suavidad moví su cabeza para quedar cara a cara. Podía observar sus hermosos ojos verdes cristalizándose.

Aloy murmuro algo por lo bajo, algo casi inaudible para mí.

Yo: ¿Qué dijiste? -le pregunté nuevamente a la mujer y está soltó un suspiro pesado.

Aloy: Porque me sentí culpable de lo que te pasó -me dijo ella, tomándome por sorpresa cuando lo dijo.

Yo: ¿Culpable? Pero, tú no tuviste nada que ver con eso. Nash nos engañó a los dos, Aloy -le dije a ella, pero ella negaba con la cabeza en silencio.

Aloy: No Allam, yo tuve que ser más inteligente, yo tuve que haber analizado la situación mejor. Yo tuve que haber sospechado de que algo andaba mal...yo...yo -decía la mujer con tristeza, pero la engullí en un abrazo.

Sentí los brazos de Aloy en mi espalda, reciprocando en abrazo. Le bese el tope de su cabeza y no la solté por nada del mundo.

Yo: Yo nunca te culpe por lo que me pasó amor. A decir verdad, una parte de mí estaba feliz de que no estabas allá; así Nash no te hubiera lastimado -le dije a ella, manteniéndola en el abrazo.

Aloy: Cuando te vi en la cama, casi sin vida...no podía...no podía ni mirarte a la cara -dijo la pelirroja, entristecida.

Aloy: Janet me dijo que no sabía si sobrevivirías, al no tener las medicinas ni el equipo de tu tiempo. Cuando me iba, pensaba que buscar a Nash y matarlo iba a solucionar el problema, pero muy profundo, sabía que eso no haría nada. Matarlo no te traería devuelta...lo mismo pasó con Helis y Rost -contaba la pelirroja, yo simplemente la sostenía en mis brazos y la reconfortaba con mi calor.

Aloy: Cuando aprendí de que la Tierra estaba muriendo, me enfoqué en restaurar a GAIA, necesitaba proteger al mundo de Elizabeth Sobeck, darle una oportunidad para pelear. Yo quiero darle ese mundo digno del que hablamos a Elizabeth -decía la cazadora Nora con pesar, recordando a nuestra pequeña pelirroja devuelta en casa.

Aloy: Janet y Sarah se ofrecieron a ir por mi, a seguir buscando la copia de GAIA, pero les dije que no. Las necesitaba en el Abrazo para cuidar de ti y de Eli...hay días que deseo haberlas enviado a ellas en mi lugar y que yo me hubiera quedado contigo...pero yo sé, que esa fue la mejor decisión para todos -me contó la pelirroja y yo la acerque más a mi cuerpo, confortando la.

Yo: Janet me dijo que ibas de vez en cuando a casa, para pasar tiempo con Eli -le comenté a Aloy, a lo que ella asintió.

Aloy: Y pasar tiempo contigo, Allam. Lamento que te hayas perdido de tanto, mi vida -dijo ella, apretando el abrazo.

Yo: Lo qué pasó, pasó, Aloy. No estoy molesto contigo, estoy más que feliz por volverte a encontrar -le dije con sinceridad.

Yo: En cuanto me desperté, lo primero que llego a mi mente fueron Eli y tú. He viajado desde lejos detrás de ti, porque te amo y no puedo vivir en un mundo donde no existes -le dije a la mujer, despegándonos del abrazo.

Le di un beso en la frente y limpie sus lágrimas. Le dediqué una sonrisa y ella la reciproco. Aloy inhaló unas cuántas bocanadas de aire para calmarse.

Yo: Mi misión siempre será ayudarte, donde sea y cuando sea que me necesites. Vamos a curar al planeta y después detendremos a Nash, juntos. Esa es una promesa -le dije a la mujer, con una sonrisa confiada plasmada en mi rostro.

Aloy: Gracias Allam. Cada día me recuerdas el por qué nos casamos -me dijo ella con una sonrisa enamorada, algo que me causó risa.

Yo: Pensé que era por lo exótico que yo era -le dije en broma, causando que Aloy se ría.

Ambos salimos de aquella habitación y empezamos a salir del museo. Llegando a la entra principal, veo a un Embestidor con una silla de montar y dos alforjas.

Aloy: Me alegra que nada le haya pasado a mi montura, estoy cansada de estar cambiando tanto de máquinas.

Yo: Dímelo a mí -le dije a ella, recordando las veces que he tenido que cambiar de máquina desde que me embarque en esta aventura.

Ambos nos montamos en el Embestidor de Aloy y ella empezó a dirigirse hacia el Noreste.

Yo: ¿A donde vamos 'Loy? -le pregunté a mi esposa, con curiosidad.

Aloy: Devuelta a la base, es hora de que te pongamos al día con toda la misión y a lo que nos enfrentamos -me respondió ella con una sonrisa.

Yo: ¿Hablas de aquellos Zeniths que mencionó Nash? -le pregunté, a lo que ella asintió.

Yo: ¿Que son? -le pregunté.

Aloy: Imagínate a alguien que es virtualmente invencible, al punto de que nada le hace daño -me dijo ella, causando que la mire con confusión.


















































Nota del autor:

Hola, se que no es habitual de mi desaparecerme por tanto tiempo y a la vez, sin decir nada. Lamento no haber actualizado tanto el año pasado. He pasado por muchísimas situaciones fuertes, tanto personales como económicas y laborales.

Este año espero volver a escribir con más frecuencia y mejor.

He sentido que he perdido algo de mi toque a la hora de escribir, aquella chispa de comedia e ingenio para los insultos se me ha perdido.

Gracias a todos los lectores que me escribieron al privado para saber cómo estaba, es algo bastante motivador saber que un extraño se preocupa por mí.

Espero que todos hayan disfrutado las fiestas con familiares y amigos.

¡Nos veremos en una próxima edición!

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