Capítulo 21
Sai dejó dos tazas de té sobre el comedor y le dedicó una mirada furtiva a la rubia antes de ver su teléfono.
—Tu apartamento se ve más arreglado hoy —dijo Ino mientras delineaba el contorno de la taza con su dedo— Eso me alegra mucho.
—Ahora que no hago doble turno en la cafetería de Danzo-sama tengo más tiempo —respondió dejándose caer sobre la silla frente a Ino, le dedicó otra mirada notando la curiosidad en el rostro de su novia, sonrió antes de dejar el teléfono a un lado— Se nota que quieres preguntarme algo, belleza.
Los pómulos de Yamanaka se tiñeron provocando que sonriera nerviosa.
—De hecho, dijiste que tenías algo que mostrarme y que por eso me habías citado hoy en tu apartamento.
—Ah —sonrió el azabache.— Es verdad, pero primero disfrutemos de la hora del té.
—¿Sabes? Es gracioso ver cómo la hora del té nos unió —la sonrisa de Ino se agranda más al recordar su primera interacción, bueno, en realidad estaba recordando las nalgas de Sai en aquel uniforme. Cómo extrañaba verlo en ese uniforme.
—Creo que lo que nos unió fue otra cosa.
—¿Cómo qué?
—Quién sabe.
La rubia levanta una ceja confundida sin embargo pasa de querer interrogarlo. Los minutos en silencio pasan entre sorbos y tecleos en el teléfono. Por fin, el azabache levanta la vista enfocándola en los labios de Ino que estaban húmedos por el té, sonrió y se levantó inclinándose hacia ella. Ino despegó la vista de su teléfono y cuando lo vio él ya estaba a centímetros de su cara, antes de que pudiera sonrojarse o incluso decir algo, Sai aprisionó sus labios de una manera suave que revolvió todo el interior de Ino. Se alejó de ella con la satisfacción reflejada en su rostro, Ino estaba estupefacta y no tardó en sonrojarse.
—¡¿Qué fue eso!?
—Un beso —respondió Sai mientras se encogía de hombros.
—Ya lo sé señor obviedad pero por qué... Tan de repente.
—Quería saber si el té de tus labios era bueno, dejame decirte que sabe mejor de lo que espere —lamió su labio inferior.
—Tú y tus cosas —murmuró avergonzada mientras terminaba su té— ¿Me mostrarás eso o qué?
—Pensaba hacerlo en nuestra luna de miel pero ya que insistes —dijo Sai mientras se levantaba y comenzaba a desabrocharse el pantalón.
—Muy gracioso, sabes que no me refiero a eso y deja de decir cosas de esas —respondió demasiado avergonzada, tanto que ni siquiera podía verlo a la cara, aunque no iba a negar que por un momento la curiosidad casi le gana.
—Lo sé —sonrió como solía hacerlo y abrochó su pantalón, con un ademán hizo que Ino lo siguiera hasta el principio de lo que era un pasillo— En ese cuarto está lo que quiero mostrarte —señaló el último cuarto del pasillo.
Ino dudó por un momento si acompañarlo o no, desconfiaba de lo que había o de lo que Sai pudiese hacerle en ese cuarto.
—¿Qué hay allí? —preguntó mirándolo con cautela.
—¿Por qué no vas y lo averiguas tú misma? —le sonrió pícaramente notando la tensión en ella.
—Sa-sabes me acabo de acordar que dejé la estufa encendida en mi casa, ay ya debe haber un incendio, será mejor que me vaya... —titubeando se dio la vuelta, hasta que se vio obligada a detenerse cuando las manos de Sai se estamparon con tras la pared una a cada lado de la cabeza de Ino, acorralandola— ¿S-Sai?
—¿A qué le tienes miedo Ino? —susurró, su voz escuchándose más ronca de lo normal, Ino tembló, se encontraba acorralada por Sai quien la veía con intensidad, no había una sonrisa en su rostro, sólo seriedad.
—A-a nada.
—¿Nada? ¿Segura?
—Completamente —trató de no escucharse con miedo.
—Bien, entonces vamos.
—Sai, yo no muevo de aquí hasta que me digas que hay en ese cuarto.
Sai suspiró mientras pasaba sus dedos por su cabello azabache. Sonrió y se acercó a Ino para cargarla sobre su hombro. La rubia comenzó a patalear y exigir que la bajara.
—¡Sai espera! ¡Espera! yo quiero decirte que ando con el período y que cualquier cosa que intentes no te va a gustar —exclamó mientras le daba golpes en la espalda, cosa que parecía no afectarle al pálido. Por un momento su vista bajó a sus nalgas y abrió la boca un poco, de cerca se veían más grandes.
¿Sí le apretaba las nalgas la bajaría?
Ino estaba tentada a hacerlo. «Diosito gracias por permitirme ver esas montañas» pensó, estaba totalmente hipnotizada.
—¿De qué hablas? —escuchó como Sai reía— Malpensada.
Ino volvió su vista hacia el trasero de Sai y se mordió el labio.
—Ah ya qué ni tenía ganas de caminar —le respondió como excusa de que no la bajara, la vista que tenía era muy buena— Pero eso sí, si me haces algo Dios no te va a dejar entrar al cielo.
—¿Y crees que viéndome el trasero te dejará entrar a ti? —prefuntó hilarante haciendo que Ino se tensara— Ni creas que no siento como me ves el trasero, belleza.
Ino rió nerviosa para luego sentir como la bajaba. Estaban junto a la entrada del cuarto.
—Aquí estamos —dijo Sai tomando el pomo de la puerta para abrirla.
—Sai yo... —tenía cierto miedo, Sai se giró a verla y tomó su mano.
—Confía en mí.
Y confió en él.
¡Tanto sin actualizar! Pero aquí estamos nuevamente con esta historia.
No sean malpensados no la va a violar (?
A no seeeer...
Ahre no.
Opiniones constructivas y votos son bienvenidos~.
Cjau.
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