Capítulo 15
—¿Disculpe? No lo escuché bien.
Kiba se rascó la nuca nervioso, tenía una bonita -aunque molesta- rubia frente a él preguntándole por su amigo, además de los clientes que comenzaban a llenar el local, debía atenderlos, pero Ino no tenía intenciones de dejarlo pasar sin obtener respuestas.
—Señorita ya le dije que Sai no se encuentra aquí.
—Entonces ¿dónde está? ¿por qué no vino?
—No sé dónde está y, sí ha venido pero sólo vino a renunciar y con la misma se marchó, fue muy raro.
Ino fruncio más el ceño y sin decir nada más salió del local dispuesta a encontrar al azabache.
Sacó su teléfono y comenzó a marcar el número de Sai.
—Hola — se escuchó del otro lado de la línea.
—¡¿Cómo que renunciaste!? —gritó, pudo escuchar como se quejaba Sai. Estaba enfadada, de la noche a la mañana Sai había renunciado y no le mencionó absolutamente nada.
—Explicarte por teléfono no me parece la mejor idea. Te veo en la Academia Konoha dentro de diez minutos.
—¿Academia? ¿Por qué allí? —su faceta parecía relajarse a medida que Sai le explicaba que, ahora, daría clases de dibujo en dicha academia. Sin embargo no cesaba del todo su enfado— Ya veo... Está bien, te veré allí. Pero me explicarás más a detalle todo ¿entendido?
—Como gustes.
Colgó la llamada y suspiró sonoramente.
Decepcionada.
Esa palabra definía su estado emocional en esos momentos, estaba tan decepcionada, ahora ya no podría verlo en la cafetería donde lo conoció con ese traje de mesero, ya no podría pedirle aquellos cinco minutos de compañía. Ya no.
Llegó a la academia Konoha donde alguna vez estudió junto a sus amigos. Caminó por algunos pasillos preguntando por su ¿pareja? Ni siquiera sabía lo que eran actualmente y vaya que quería saberlo, su mirada quedó atrapada en el gris cabello de un hombre que esperaba en las afueras de la dirección, se acercó a él y tocó varias veces su hombro para llamar su atención.
—Perdone ¿ha visto a un hombre de tez pálida, cabellos negros, ojos oscuros y nalgas redonditas por aquí? —preguntó Ino con voz seria, el peligris hizo una mueca graciosa ante tal descripción.
—Pareces describir a mi hermano Sai.
—¡Su hermano! —exclamó sorprendida, aunque, si lo pensaba bien Sai le había comentado ya sobre la existencia de un hermano mayor.
—Pareces ser una conocida de él —dijo, Ino afirmó con un asentimiento de cabeza, el hombre sonrió con amabilidad— Mi nombre es Shin, es un gusto conocerle —se presentó el de orbes negros mientras besaba la mano de la rubia, ambos igual de caballerosos, pensó, sonrió como respuesta ante tal acción.— Me sorprende que conozca a Sai, él no me ha mencionado de su amistad con tan bella dama.
—Oh bueno, no entiendo porqué no, pero me urge saber dónde está él, sería de mucha ayuda si me dice dónde lo puedo encontrar —respondió Ino.
—Está en el despacho del director firmando su contrato de maestro. Me alegra que por fin haya conseguido un mejor trabajo, él lo merece.
Ino miró hacia la puerta donde se veía las siluetas de dos individuos conversando. Y su idea de gritarle y replicarle el porqué de su renuncia se esfumó, suspiró y decidió que felicitarlo era lo mejor, era una verdad universal que ganaría mejor paga como maestro de primaria que como un mesero del cual ni propinas obtenía. Pero ese lado egoísta suyo parecía no estar de acuerdo.
—Concuerdo con usted —dijo Ino, a fin de cuentas no podía decidir sobre Sai, ella debía apoyarlo y la verdad era que le parecía mejor que se superara desarrollándose en ese nuevo empleo. Le desearía toda la suerte que un hombre pudiese llegar a tener.
—No me ha dicho su nombre señorita.
Ino se giró a verlo con vergüenza ¡vaya modales tenía!
—Lo siento —se disculpó mientras sentía sus pómulos teñirse con vergüenza— Soy Ino Yamanaka, un gusto.
Shin asintió indicándole que tomara asiento junto a él.
—¿Hace mucho conoce a mi hermano?
—De hecho no, digamos que hace unas semanas.
—Ya veo. Es bueno ver que empieza a relacionarse con más personas, comenzaba a preocuparme.
—¿Y eso?
—Sai siempre fue muy tímido y reservado, durante la infancia no hizo muchos amigos sino hasta casi graduarse del instituto que comenzó a relacionarse con un grupo de chicos de su clase. Le ha costado aprender a ser más sociable por lo que, una vez creyendo que tiene un nuevo lazo le da miedo perderlo al punto de verse desesperado.
Ino bajó la mirada sintiendo pena por Sai, y de nuevo aquella escena donde él le preguntaba con desesperación cuál había sido su error.
—Vaya.
—Sí, es por eso que me alegra saber que se relaciona con más gente —sonrió Shin a lo que Ino asintió.
—Sí, Sai puede ser alguien raro, pero... Me gusta así tal y como es.
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