Louis estaba corriendo por el parque, con sus audífonos puestos reproduciendo la música que más le gustaba, llevaba un pantalón deportivo y una camisa sin mangas, sus tenis cómodo y el reloj en su muñeca para ir verificando cuanto tiempo es el que llevaba.
La mayoría de las veces, solo corre los fines de semana, largos tramos donde recorre de extremo a extremo Londres para terminar sentado en el césped del parque junto al pequeño lago.
No tiene muchas responsabilidades los fines de semana, prefiere desvelarse el viernes haciendo todos los trabajos de sus niños, calificaciones y redactar oficios para la institución de los niños que atiende en psicología. Para así estar completamente libre los sábados y domingos.
Se detuvo frente a una floreria, su omega se removió de felicidad al sentir el suave aroma de cada flor en los escaparates; quizas aqui su carrera se terminaría para comprar unas flores y regresar a casa para acomodarlas en la ventana de su cuarto.
hasta que vio al alfa que venía en sentido contrario cargando unas bolsas de papel repleta de cosas.
──Hola Lou, ¿qué haces?, ¿cómo has estado?.──dijo la voz masculina de la persona que le provocó poner los ojos en blanco.
──Hola Gavin…
──¿Estas solo?── preguntó el alfa de piel morena oscura, con ojos cafés claros con leves toques de azul, cuerpo de hombros anchos, cuerpo tonificado y alto. Cabellos negros finamente rizados pero rebajados hasta la nuca y una barba espesa alrededor de toda su mandibula.
──Estaba corriendo…──respondió el omega no muy convencido de mirar a el alfa a los ojos.
──Hace meses que no te veía.──dijo el alfa, tratando de entablar una plática.
──He estado trabajando mucho, no tengo tiempo para hacer otras cosas… si me disculpas entraré a la florería, adiós Gavin.── sonrió el omega forzosamente ante la incomodidad que le provocaba estar cerca del alfa.
queriendo caminar, el alfa lo tomó del antebrazo deteniéndose.
──¡No!, espera… quiero decir, aquí hay cerca un café, ¿no quieres venir a tomar uno conmigo?... platicar…. ya sabes, sobre nosotros.
──No, gracias. Estamos bien así, tu sigue tu camino y yo el mío, ¿si?── dijo Louis, moviendo su brazo para que él alfa soltara su brazo.
Louis quiso mostrar desesperación cuando su ex-novio no lo soltaba y ese par de ojos fríos y manipuladores lo miraban con resentimiento.
Gavin, fue el alfa con quien creía que se casaría, crearía un lazo y formaría una familia. Estaba muy enamorado, estaban juntos desde sus veinticuatro años; el alfa era amable con todos, muy cariñoso, bondadoso y un caballero total en los primeros meses.
Pero aun así nadie suele ser totalmente perfecto, el alfa solía ser excesivamente celoso, Louis tuvo que alejarse de sus amigos por mucho tiempo ya que Gavin no quería que él se juntara con ellos, algunas veces las discusiones por celos terminaban en fuertes gritos donde el alfa se iba de la casa furioso.
Tiempo después, Louis empezaba a sentirse mal; ya no se sentía él mismo. Si la rutina de ellos se basaba en tener sexo todas las noches para arreglar los problemas o evitarlos, que cuando no tenian sexo era por que el omega solia llegar cansado del trabajo o con muchos pendientes de la escuela, Gavin solía enfadarse diciéndole que solo estaba pidiendo un poco de su cariño y Louis terminaba dejando sus asuntos a un lado para atender a su alfa, aunque muchas veces el sexo solia ser fatigante, rudo y muy agotador.
Y a él le gustaba ser mimado, tratado con suavidad, besos melosos y dulces caricias; se consideraba un omega tímido ante los alfas, sabiendo darse su lugar y los límites en la privacidad, saber cómo actuar cuando un alfa obtiene su confianza total. No solía ser un omega seductor, provocativo o lleno de fetiches estando en la cama, a él le gustaba el sexo dulce, no el sexo agresivo y duro.
Era psicólogo y no sabía cómo salir de ahí.
Fue la noche del primer jueves de marzo; cuando el alfa moreno intentó golpearlo. Louis jamás había sentido tanto temor ante un alfa hasta ese momento.
Su mejor amigo del omega, quien es un alfa puro, había llegado de visita a su departamento y gracias a él fue quien detuvo al alfa moreno; un alfa puro contra otro alfa, ¿quien iba atreverse a retar a un alfa puro?, nadie, ningún alfa en pleno juicio desobedeció las órdenes de la voz de alfa de un alfa puro.
Terminaron en ese mismo instante, con Louis tirando sus pertenencias por la ventana y pidiéndole que jamás volviera a buscarlo.
──¿Me harías el favor de soltarme?── pidió en súplicas otra vez.
──Necesitamos hablar.── gruñó el alfa en tonos bajos para no alertar a la gente que pasaba a un costado de ellos caminando por la acera
──Buenas tardes maestro Tomlinson, ¿lo está molestando?──preguntó la voz masculina a las espaldas del omega.
Y era Harry junto a Matheo, quienes salían de la florería con algunas plantas y flores cargandolas.
──¡Hola maesto, Lou!──sonrió alegremente el pequeño omeguita al ver a su maestro favorito.
Gavin soltó el brazo de Louis; retrocediendo dos pasos y haciendo que Louis diera un paso hacia atrás chocando con el cuerpo del alfa rizado.
──Todo está en orden.── respondió Gavin con una falsa e hipócrita sonrisa.── hasta luego Lou, espero verte pronto bebé.
Harry lo miró con sus ojos entrecerrados, fulminando la sonrisa y al alfa que estaba poniendo incómodo al maestro de su hijo. Matheo abrazó la pierna de su papá y soltó un pequeño estornudo cuando su pequeña nariz sintió el desagradable aroma del alfa que estaba con su maestro Louis.
──¿Todo en orden?── volvió a preguntar Harry.
Louis giró su cuerpo, apartándose inmediatamente del alfa; soltó un gran suspiro y agradeció a los dioses por haberle mandado a un conocido en ese instante, por que se iba a volver loco si Gavin se hubiese atrevido a más.
──Todo en orden, gracias señor Styles.──agradeció sonriéndole penosamente. Después bajó su cabeza hacia Matheo, relajando su cuerpo cuando esos ojitos azules lo miraban con admiración.── Hola pequeño bebé.
──¿Está bien maesto, Lou?── preguntó Matheo, soltando la pierna de su papá para ponerse frente a él y sentirse en confianza cuando Louis lo miró prestando atención.
──Estoy bien bebé, ¿cómo estás tú?── trato de hablar con voz melosa para que él pequeño no notara sus nervios.
──¡Muy bien!, vine con papi a comprar floles, unas muy bonitas, ¿quie-e una maesto?
Lous miró a Harry y sus mejillas se pusieron más coloradas.
Llevaban ya varias semanas mirándose a diario; pues el alfa iba a dejar a su bebé. Y aunque en no todas las ocasiones lo miraba a la salida cuando iban a recoger a Matheo; le gustaba escuchar al pequeño omeguita hablar en todo el receso sobre las cosas lindas que hace su papá cuando juegan juntos.
──De hecho iba a comprar unas para mi casa, a mi igual me gustan mucho las flores bebé.
──Hay que comprarle floles a mi maesto papi, comprale una papi.── dijo Matheo, jalando el borde del pantalón del alfa; Harry bajó la mirada hacia su pequeño cachorrito, quien lo observaba con esos ojitos azules a los cuales nunca les podía decir que no.
Harry se quedó unos segundos callado, alzando su mirada a el omega que lo observaba con sus mejillas sonrosadas.
El alfa arrugó su nariz.
──Está bien, ve con el maestro para que elija las flores que desee, yo voy a pagarlas.
──¡Si!, ¡ven maesto Lou!── dio un pequeño salto en su lugar y dando una enorme sonrisa llena de entusiasmo.
Louis arqueo sus cejas sorprendido.
──¿¡Que!?, ¡no, bebé!, no… no es necesario que…
Matheo puso un mohín en sus labios.
──No te las vamos a comprar… mejor ve considerándolo como un regalo por parte de nosotros, no te fijes en cuanto gastar, yo soy quien accedió a que elijas las flores más bonitas…¿si?── mencionó el alfa rizado.── estas tres semanas han sido buenas para Matheo en la escuela y todo es por ti.
Louis soltó un enorme suspiro.
──Está bien… Muchas gracias señor Styles.
──Puedes decirme Harry, señor Styles me hace sentir viejo.
Louis soltó una pequeña risa.
──Está bien… Harry, tú puedes llamarme solo Louis.
El omega ojiazul tomó la pequeña manita de Matheo para entrar nuevamente a la florería; Harry había dejado su camioneta ahí cerca, así que fue a meter las plantas a la cajuela. Louis se quedó junto a Matheo eligiendo algunas plantas, el mayor sentía que sus mejillas explotaban de pena y nervios por dejarse convencer por un cachorrito a que le regalaran flores.
Eligió unas plantas de tulipanes blancas y una pequeña maceta de plantas de lirios de paz.
No se atrevía a elegir más cosas.
──¿Solo llevaras eso?, ¿seguro?── preguntó Harry cuando regresó y Louis se había acercado al mostrador para esperar a que él llegara.
Louis asintió.
──Si… vivo en un departamento, algunas plantas ya se han secado y planeo reemplazarlas por estas.──respondió.── No… quiero abusar, con estas dos son más que suficientes.
──Papi, ¿por qué mi maesto lou, no lleva unas gilasoles?, ¡esas son bonitas papi!── dijo Matheo; sus flores favoritas eran los girasolas, ante todas las cosas los girasoles siempre entraron en un papel importante en la vida de Matheo.
Y Harry por eso había mandado a colocar un enorme jardín con muchas girasoles justo frente a la ventana del cuarto de su bebé; por que cuando se despierta, es lo primero que siempre va a ver.
──Elige el girasol que más te guste.──dijo Harry hacia Matheo.
El cachorrito señaló el girasol resplandeciente que estaba a un costado de ellos.
──Entonces llevaremos esa también.── respondió Harry, acercándose hacia el mostrador y pagarle a la encargada.
Louis se quedó a su lado, sosteniendo sus plantitas y sonriendo cuando a Matheo le estaban entregando la plantita de girasoles; con sus pequeños brazos la cargo, aunque eso lo hiciera tropezar con la poquita fuerza de sus piecitos y brazos.
Harry pagó con su tarjeta negra; no había límites.
Cuando terminó de pagar, salieron de la florería; Harry ayudó a su pequeño bebé con el girasol y Matheo soltó un suspiro de alivio cuando sus bracitos dejaron de sentir tanta pesadez.
──Muchas gracias Harry, muchas gracias Matheo.── agradeció Louis.──Son realmente bonitas.
──De nada maesto Lou.──sonrió Matheo, acercándose a él para darle un besito en la mejilla; Louis se inclinó a recibir el besito en su mejilla por parte del pequeño cachorrito y después otro pequeño besito en su otra mejilla.
──Que bonitos besitos, gracias Matheo.──sonrió Louis, poniéndose de pie nuevamente.
──Ahora dale tu un besito papi.──dijo Mathe a Harry; alzando su manita para picar su propia mejilla señalando el lugar donde debe dejar el besito a su maestro.── uno pequeño papi.
Harry arqueó sus cejas y trago un poco de saliva nervioso.
──Bebé… no. No Matheo, no puedo darle un beso a Louis…── tartamudeo el alfa.
Matheo soltó un suspiro desilusionado.
Louis soltó un suspiro, pero de alivio.
──Lo siento maesto, papi no quiere darle un besito, es bueno dando besitos de buenos días y buenas noches.── dijo Matheo, encogiéndose de hombros muy triste.
──No hay problema bebé, ¿si?, no podemos obligar a papá a darme besos, solo somos amigos cariño, ¿no es así Harry?── alzó su mirada Louis hacia el alfa, quien asintió a sus palabras.
──Louis tiene razón bebé, ¿no te pongas triste, si?── acaricio sus pequeños ricitos y pego su cuerpecito a su pierna. Matheo alzó su mano para tomar dos dedos de papá Harry, ya que su pequeña mano era muy pequeña al lado de la de papá.
──Está bien papi…── respondió Matheo, con un mohín en sus labios.
Louis sintió su corazón hacerse pequeñito.
Dio un paso hacia enfrente, más cerca de ellos y se puso de puntillas para dejar un pequeño beso en el pómulo izquierdo del alfa; Harry estaba desprevenido ante esa acción que abrió su boca sorprendido.
Sintió muchos escalofríos en todo su cuerpo.
Matheo llevó sus manitas a su boca.
Louis con los nervios recorriendo cada parte de su sistema; se dio la media vuelta y empezó a caminar muy rápido con las plantas en sus brazos. ¡Le había dado un beso al papá de un alumno!, no, no quería mirar hacia atrás donde ellos se habían quedado.
Harry tocó la zona del beso con las yemas de sus dedos, parpadeando rápidamente frunció su ceño para analizar lo que había pasado.
──Debiste darle un besito papi.──se limitó a decir Matheo, en lo que era jalado por el alfa hacia el carro, con sus pequeños pies iba dando saltos de felicidad, pues su maestro Louis le había dado un besito a papá.
Harry no le iba hacer caso a su lobo; quien estaba corriendo en círculos y agitando la cola.
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