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🧸 capitulo 23

Harry tardó unos cuatro días en comprar una casa nueva, más los dos días que los de la mudanza tardaron en trasladar todas sus pertenencias y dos días más en que los del servicio acomodan todas sus pertenencias en sus respectivos y nuevos lugares.

Y la antigua casa se la había vendido al banco por una jugosa cantidad de millones y millones de libras.

Su nuevo hogar estaba ubicado en una residencial privada al oeste de Londres, estaba un poco más cerca de la empresa del alfa (diez minutos) y a unos veinte minutos de la escuela de sus omegas. Aunque por ahora solo Matheo será quien regresará y Louis irá a pedir su baja temporalmente.

Era de dos pisos, con paredes de granito fino de color beige y tejados de color azul marino, poseia un toco más hogareño, rustico y bonito a lo que era su anterior casa; y no es que su anterior casa fuese mala, pero esos toques modernos no eran del gusto del omega, pues Harry explico que esa casa la habia comprado a los gustos de la madre de Matheo.


Louis le dijo que claramente tenía un pésimo gusto para las casas hogareñas.

Por mayoría de votos (cinco totalmente a favor), Harry compró aquella casa que a Louis y Matheo les gusto a simple vista, con pequeños votos de aprobación de Liam y Milo.

Los dos pisos eran de paredes altas, con luces cálidas que la iluminaban desde al amplio jardín que ya venía incluido; razones por las que Matheo estaba aún más feliz. Tenía una piscina en la parte trasera, una amplia cochera para más de cuatro autos, contaba con seis habitaciones para la familia (una de esas seis para Liam), y tres habitaciones para los de servicio (que no parecían habitaciones de servicio, pues estaban preciosas y amplias), donde se quedaría Milo y Nana. La oficina del alfa ya estaba ubicada a un lado del comedor, la oficina del trabajo de su omega sería la segunda sala pequeña que estaba para libre acceso y el cuarto de juegos y tareas de Matheo sería una de las cinco habitaciones.

Tenía también un piso subterráneo, donde había una cava de vinos, sala de juegos y un pequeño cine estaba.

Y lo más perfecto era que sus vecinos estaban a medio kilómetro de su casa, las calles eran solo utilizadas por los dueños que salían a sus respectivos trabajos y siempre estaban los de seguridad rondando a cada hora del día. Había lindo perro caminando con sus dueños como también alguno que otro pequeño niño que saludaban a Matheo cuando caminaban junto a sus nanas.

Todo estaba perfecto.


Exquisitamente perfecto.

Hasta que Harry, en la primera mañana que pasaron ahí... casi escupe todo su café por la sorpresa de ver a Nevan caminar por su jardín junto a Zayn y pasear a un perro pastor alemán.

Olvidó por completo cuando Louis le dijo que ellos vivían en esa misma residencia. Pero ahora no podía decirle nada a ese pequeño mocoso que ahora quería ir todos los días a su casa para estar con lindo humanito.

En esa mañana Louis tuvo que darle un té caliente a su alfa cuando se puso tan pálido; por la razón de que ahora Matheo le daba besitos en la mejilla a ese mocoso. ¿Por qué su bello humanito le daba besos a otro alfa que no fuese él?, su corazón no iba a soportar para el día mañana en que Matheo sea un adolecente y le presente a su primer novio.

Pero, ellos se estaban volviendo inseparables, porque bajo alguna razon ahora su lindo omeguita le decía "papi, ¿puede venir a jugar Nevan, conmigo", Harry no podía negarse, antes lo hacía porque vivían muy lejos; ahora la casa de los Malik estaba a cinco casas de la suya.

En cambio Louis, estaba feliz de que sus mejores amigos fueran sus vecinos.

Días después, el omega estaría cumpliendo los dos meses y medio de embarazo y su bebé tenía más ganas de poder notarlo. Harry parecía querer estar más cerca de su vientre, más de lo que había estado en los días anteriores y Matheo, pues él seguía igual de mimoso con mamá y con ganas de llenarlo de besitos a cada instante.


Harry quedo observando detenidamente el hinchado vientre de su omega, pensando si seria buena idea el saber el sexo ahora en la proxima sesion con su ginecologo o hasta finalizar el embarazo.

── ¿Crees que sea un intruso o una intrusa? ── cuestionó en un murmullo, donde sus labios hacían un ligero roce con la tibia piel que su omega debía mostrar al tener la camisa levantada.

── Uhm, no tengo preferencias... pero me gustaría que fuese un pequeño intruso ── respondió el omega.

Acariciando los cabellos de su alfa con su mano libre, aguantando pequeñas risitas por las cosquillas que su barba provocaba sobre su piel. Matheo se había adueñado de su brazo derecho, se había quedado profundamente dormido después de haber jugado con Nevan, almorzar y tomar una agradable ducha que agotó sus energías, y él no se movería, pues la manita de Matheo era dueño de un fragmento de su hinchada pancita.

Tenía a los Styles por todos lados, uno a su costado, el otro a su otro costado y uno creciendo en su vientre; vaya par de trío tan territorial.

Sin dejar atrás a la bolita de pelos blanca que también era una Styles y que también dormía en el borde de la cama.

── Entonces... espero que sea un intruso tan lindo como su preciosa madre ── sonrió Harry, dejando repetidos besitos en su piel. Después se


acomodo un tanto mejor, para poder abrazar a su omega, pasando un brazo por debajo de su cabeza y su otro brazo llegar hasta el cuerpo de su lindo humanito.

── Alfa... ── dijo Louis, soltando un gran bostezo por el cansancio que ahora iba creciendo en su sistema. Se cansaba en cada segundo del día y dormir era lo que más le apetecía; aunque se levantara a las cuatro de la mañana, pues a esas horas su bebé parece tener tanta hambre que su estómago da gruñidos para levantar a mamá y que fuera a la cocina por algo para merendar.

── ¿Si mi amor?

── Cuando nos lleguemos a casar, ¿vas a poner tu marca en mi cuello? ── preguntó, poniéndose de lado para ser la cucharita pequeña y abrazar aún más a su lindo cachorrito.

Pudo sentir la sonrisa del alfa sobre su piel y después un beso sobre su piel.

── Por supuesto que sí mi amor, es lo que más anhelo desde que empecé a enamorarme de ti.

Louis sintió sus mejillas enrojecerse.

── Y... Harry...

── ¿Si?

── ¿Quieres tener más hijos conmigo?


El alfa arqueo sus cejas; siempre deseo tener una gran familia, sin embargo siempre pensó que esa era la total decisión del omega con quien pasaría por el resto de su vida. Y le encantaría tener al menos cuatro hijos, o tal vez tres.

── Los que tú desees tener y quieres darme... pero siempre he deseado tener más de dos hijos.

Louis puso un mohín en sus labios.

── Yo quiero tener al menos dos bebés más. Que sean cuatro hijos los que tengamos... no con tanta diferencia, quizás así como con Matheo, que cuando nazca ese bebé esperemos unos cuatro años para tener al otro y después el otro.

Harry sonrió, su lobito sintió dar muchas vueltas de alegría y después dio un fuerte aullido de alegría.

── Entonces, ¿cuatro hijos? ── preguntó Harry.

── Cuatro hijos y ni uno más, ¿te parece bien?

── ¿Te imaginas el nido tan grande que tendremos que hacer?

── ¿Te imaginas cuantos te van a decir, suegro?

── Espero que ninguno, mis hijos nunca tengan novio.


── Oh alfa, eso decía mi papá y de milagro no murió de un ataque cuando se enteró que su pequeño omega le dijo que estaba en cinta.

── ¿Te imaginas cuando seamos abuelos?

── Me imagino todo mi futuro a tu lado Harry, hasta cuando esta vida se

nos acabe...

Harry le dio un beso en su mejilla.

── Te amo mucho omega, más de lo que unas simples palabras o acciones pueden expresarse. Eres mi vida entera y quiero que vengan más años para irte explicando poco a poco cuan grande es mi amor.

Louis entendió que Harry era el hombre perfecto. Posiblemente no muchos creerían eso, sin embargo él estaba cien por ciento seguro de que nadie iba a poder igualar a su alfa.



Noches después, era de madrugada cuando Louis quito la mano de su alfa que estaba alrededor de su cintura para sentarse en la cama, su estómago gruñía de hambre y sus ojitos tan soñolientos no querían abrirse, abrió uno de ellos para dirigirlos al reloj de la pared y gruño de fastidio al ver que eran la una.


Desde hace media hora daba vueltas en los brazos de su alfa queriendo evitar comer.

Pero su mente pensó en una exquisita hamburguesa de doble carne con tres quesos que se derritiera sobre sus bordes, sin pepinillos, pero con mucha catsup y una soda de manzana.

Gruñó de frustración por saber que nada de eso iba a estar aquí en la alacena de su casa. Su alfa había comprado cosas que alguien comía normalmente, hasta las que nadie voltea a ver en el supermercado, porque el omega ya llevaba varias noches levantándose a comer tostadas con mermelada, con crema de cacahuate, chocolate y frutas picadas. También comer carne picada con huevos estrellados o un licuado con jarabe de abeja.

Se giró hacia su alfa, la yema de sus dedos empezó a dar pequeños toquecitos en su hombro para despertarlo, se removió entre las sábanas y sus manos fueron a su cara.

── Tss, tss, Harry... ── dijo en un murmullo. ── amor...

El alfa abrió uno de sus ojos y soltó un bostezo, viendo a su omega. Louis de verdad agradecería que su alfa no tuviera un sueño tan pesado.

── ¿Qué sucede, Lou?

── Tengo hambre... bueno, tu hijo tiene hambre y no me deja dormir.


── ¿Qué quieres comer, mi amor?

── Una hamburguesa de doble carne con tres quesos que se derriten sobre sus bordes, sin pepinillos, pero con mucha catsup y una soda de manzana.

── respondió Louis un poco apenado de sus antojos.

── ¿Y a qué hora és?

── Uhm... bueno, son la una de la madrugada.

Harry extendió sus ojos sorprendido, girando su cabeza hacia su reloj y soltó un pequeño gruñido, hoy su trabajo había sido tan horrible y tedioso que solo deseaba dormir. Pero vio sentadito sobre sus talones a su omega sobre la cama, con sus manos jugando las sábanas un tanto nervioso, con un mohín en sus labios y esos lindos ojitos... que el cansancio tuvo que quedar a un lado.

── Creo que hay una tienda.... ── soltó un bostezo, sentándose en la cama y sacudiendo su cabeza para quitar el suelo, ── creo que hay una tienda que vende las veinticuatro horas en el autoservicio.

── ¿Podemos ir? ── preguntó con una sonrisa. Harry asintió.

── Ponte una sudadera, en las madrugadas hace más frío. Iré por las llaves del auto y solo le dire a Liam que cuide de Matheo. ── Louis sonrió.

Bajando de la cama para ir por una sudadera de su alfa al armario, se la puso y también busco una para Harry. El alfa se puso sus tenis al igual que


su omega, ambos bajaron con cuidado las escaleras, no sin antes decirle a Liam que se irían por un rato; el alfa asintió (pues extrañamente estaba despierto), salieron hasta el estacionamiento y ambos se fueron en la camioneta del alfa.

Fueron a la primera tienda, estaba cerrada. Louis no se desanimó.

Fueron a la segunda tienda, estaba cerrada. Harry miró con una sonrisa a su omega y palmeo su muslo para reconfortar.

Fueron a la tercera tienda, estaba cerrada. Louis tenía ganas de llorar y Harry intentaba muchas maneras de animarlo, porque odiaba ver llorar a su omega.

Llegaron a una gasolinera, donde al lado había un restaurante-bar donde se podían escuchar los gritos y música que la gente gritaba. Sin embargo Harry no estaba muy convencido de bajar por todo esos alfas que estaban sobre sus motocicletas negras fumando, bebiendo y acompañados de omegas de vestidos atrevidos. Él no quería meter a su omega ahí... pero Louis señaló la lista de comida y ahí decía que vendían hamburguesas.

Se bajaron del auto, tomó la mano de su omega para pegarlo a su cuerpo como protección; sin embargo Louis ahorita no estaba muy enfocado en ver quienes eran esas personas, solo quería su hamburguesa.

Entraron y entonces vieron el lugar en donde se habían metido. Pensaron que estas cosas solo suceden en Estados Unidos, pero se sorprendieron al


ver a tantos alfas... ¿Cowboy? , al parecer se les perdió el país o se

confundieron en el mapa.

── Hola, buenas noches, ¿venden hamburguesas aquí? ── preguntó Harry al primer mesero que vio.

── Acércate a la barra amigo, ahí es donde hacen los pedidos de comida

── señaló la barra de madera donde algunos alfas estaban.

Harry agradeció con una sonrisa, acercándose junto a su omega hasta la barra, donde tomó uno de los lugares para sentar a Louis. Alzó su mano para llamar a la señora beta que estaba ahí atendiendo a los demás alfas, cuando se acercó a ellos, le dio una cálida al omega.

── Buenas noches hijo, ¿que se te ofrece? ── preguntó ella dirigiéndose a Louis y después le sonrió a Harry.

── Una hamburguesa de doble carne con tres quesos que se derriten sobre sus bordes, sin pepinillos, pero con mucha catsup y una soda de manzana, por favor.

── Oh ── murmuro ella, ── ¿estas en cinta?

Louis asintió, frotando su pequeña pancita por encima de la sudadera.

── Digamos que sí tiene, es un antojo de mi omega... pagaré lo necesario por una hamburguesa ── dijo Harry.


── Entonces ven conmigo, subamos a mi casa para que no estés rodeado de tanto alfa alcohólico y entonces te preparare la hamburguesa que quieres ── dijo señalando aquella puerta. ── No hay nada que me haga negarle un antojo a un omega embarazado.

── ¡Muchas gracias! ── sonrió Louis, tomando la mano de su alfa para caminar entre tanta gente hasta llegar a donde estaba la mujer esperándolos.

Harry agradeció a la luna por tan noble gesto de aquella mujer.

Subieron unos escalones para llegar a la segunda planta, donde los recibió un aroma a gardenias que abundaban por cada rincón, la señora los llevó hasta el gran comedor y entonces ella se puso su mandil de cuero para empezar a cocinar. Harry sintió que conocía este lugar de algún lado de sus más antiguas memorias.

Louis estaba feliz. Su bebé estaba feliz.

Harry sintió mucho alivio.

── ¿Cuántos meses tienes, corazón? ── preguntó ella, quien estaba enfocada en preparar la carne que tenía en el refrigerador y tostar el gran pan.

── Tengo dos, me llamo Louis, él es mi alfa y se llama Harry, ¿cómo se llama usted?


── Me llamo Alessandra Bailey, pero todos mis amigos y familia me dicen Ale, soy dueña de este restaurante por los días donde más familias llegan y un poco más de bar en las noches como estas... ¿quieres papás fritas?

Louis asintió.

── Si porfavor.

── Gracias otra vez por prepararle esta comida a mi omega, señora Bailey... ── dijo Harry con una sonrisa un tanto tímida y después frunció su ceño un tanto confundido por el apellido. ── disculpe, ¿usted es viuda del señor Frank Bailey?

Ella se giró a verlo y asintió con una sonrisa.

── ¡Oh por dios, señora Bailey!, ¡es un placer volverla a ver! ── sonrió el alfa, poniéndose de pie para caminar hasta ella con una sonrisa.

── Pensé que me habías olvidado, la última vez que te vi eras un cachorro de diez años ── dijo ella, aceptando el abrazo del alfa, separándose segundos después para secar las patatas fritas. ── por eso te invite a mi casa, donde venías algunas veces de pequeño.

── Fueron muchos años... ya tengo treinta y tres, ── sonrió tímido, ── Louis, mi amor, ella es la señora Bailey, fue la primera cocinera que mi madre contrató cuando era pequeño, junto a su esposo, el señor Bailey quien era el chofer. Solo que después de su fallecimiento ella renunció...

Louis miraba todo muy sorprendido.

── Un gusto, ── sonrió el omega.


── Me alegra ver lo grande que estas, ya con tu familia formada... La última vez que te vi fue en una revista junto a un bebé, ¿es tu primer hijo de ambos? ── preguntó ella.

Ambos asintieron al mismo tiempo.

— Se llama Matheo, tiene cinco años. ── respondió Louis.

── Qué precioso nombre, espero que luego lo traigas para conocerlo y prepararle la lasaña que tanto comías de pequeño, o aquel pastel de zanahoria al cual eres adicto.

Ella terminó de emplatar la gran hamburguesa, junto a sus patatas fritas y sacó del refrigerador la soda de manzana del omega. Louis sintió sus papilas gustativas hacerse agua cuando observo el queso derretirse de sus orillas y que la catsup también se notará.

── ¡Muchas gracias! ── aplaudo Louis, cuando la hamburguesa quedó frente a él y dio un enorme bocado que saboreo con sus ojitos cerrados y un ronroneo de satisfacción; su bebé también pareció estar satisfecho de este delicioso manjar.

Jamás había probado una hamburguesa tan deliciosa como esta.

── Gracias señora Bailey, me salvó otra vez, ── agradeció Harry, sentándose al lado de su omega con una servilleta para limpiar la comisura de los labios de su omega donde el queso quedaba. Pues Louis llenaba sus mejillas de la deliciosa hamburguesa y después comía patatas fritas.


── No es nada cachorro, disfruta de tu hamburguesa.

── ¡Está deliciosa! ── chillo de alegría Louis.

Cuando se terminó toda la hamburguesa junto a sus patatas fritas y la soda de manzana, se quedó dormido en el auto de camino a casa y su alfa lo cargó hasta la habitación profundamente dormido. No sin antes prometerle a la señora Bailey que luego irían con Matheo a desayunar a su restaurante para que lo conociera, también dejando una buena cantidad de dinero por haber consentido a su omega en una urgencia... tan

urgente. Dinero que ella aceptó un tanto obligada por los bellos ojos de súplica del omega y una sonrisa noble por parte de Harry.

Cuando Harry dejó a Louis dormido sobre la cama.

Se dio cuenta que siempre haría todo por hacerlo feliz.

Hasta conducir a las dos de la mañana sin rumbo fijo, pero siempre a su lado.

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Holaaa, ¿que les parecio? ✨️

¿Qué les ha parecido la historia hasta ahora?, ¿los personajes?, ¿la trama?

💕

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