Con Deidara seguíamos andando en su ave, yo miraba en la dirección donde dejamos a Sasori esperando poder verlo y así avisarle a Deidara.

—Sasori-senpai se está demorando demasiado. —murmuré con aburrición. —¿Quizá debamos ir a ayudarlo?

—El Maestro Sasori sabe lo que hace. —me dijo Deidara confiado. —Nosotros sigamos sus órdenes.

Me estaba aburriendo de esperar por lo que se me ocurrió una fantástica idea.

Molestar a Deidara.

—Dígame una cosa, Senpai. ¿Las bocas que se encuentran en ambas manos pueden sonreír?

—Sí.

—¡Genial! ¡¿También hacen otras cosas?!

—Pueden hacerte explotar en este mismo momento.

—Pero usted no lo hará porque sino Sasori-senpai lo convertirá en marioneta. —le informé a lo que él se quedó callado. —¡Punto para mí!

—Sabes, tu voz chillona me es muy molesta.

—Mi voz no es chillona.

—Chillona.

Miré hacia atrás viendo como Sasori se acercaba.

—¡Es Sasori-senpai! —anuncié a lo que Deidara comenzó a descender aterrizando así en la arena. —¿Ha matado a aquel chico? —pregunté curiosa.

—El veneno que he incorporado en su sistema hará efecto dentro de poco.

—Se ha tardado maestro Sasori. —habló Deidara. —Creí que no le gustaba hacer esperar a los demás.

—Así es, pero no pude evitarlo.

—Será mejor ir andando.

—¿No descansaremos en ningún lugar? —pregunté con un suspiro. —No hemos descansado y tengo sueño.

—No se puede hacer nada. —dijo Sasori para luego enrollarme con su cola y posicionarme sobre el ave de Deidara. —Descansa ahí.

—La consiente mucho, maestro Sasori. —dijo con molestia Deidara. —Lo dejaré pasar porque descansaremos de su voz chillona.

—Mi voz no es chillona. —digo con molestia mientras me recostaba en el ave. —Despiértenme cuando lleguemos.

Cerré mis ojos para poder descansar.

❇❇❇

Desperté al sentir un fuerte golpe, miré donde me encontraba viendo así que ya habíamos llegado y que el golpe que recibí fue porque Deidara me había tirado de su ave.

—Llegan tarde. —decía la voz de Pain.

—El Jinchuriki era demasiado fuerte. —le dijo Deidara. —Además, ___ no supo colocar bien sus trampas.

—¡¿Ah?! —exclamé mientras me incorporaba. —¡Mis trampas funcionaron! El que ese chico las evitara no fue mi culpa.

—Debiste de preparar todo bien. No estás calificada para estas misiones.

—¿Qué has dicho? —pregunté fríamente. —Repítelo.

—Basta de peleas. —decía Pain. —Debemos de sellar al Shukaku.

Pain comenzó a formar unos sellos, entonces del suelo comenzó a aparecer la estatua demoníaca y también aparecieron los demás miembros de Akatsuki posicionándose en los dedos de aquella estatua; nosotros tres nos quitamos nuestros sombreros para luego posicionarnos con los demás.

—¿Cuánto durará esto? —pregunté. —Quiero ir por unos dulces.

—Esto tardará unos tres días, protejan sus cuerpos reales. —les dijo Pain a los demás. —Zetsu, que el área exterior esté protegida.

—Entendido.

—Tres días...—murmuré realizando un sello. —Mis dulces deberán de esperar.

Cerré mis ojos para así concentrarme a sellar al Shukaku.

❇❇❇

Ya nos faltaba poco para sellar al Shukaku, yo quería terminar para así poder ir a comer uno de mis dulces favoritos.

—Se acerca unos enemigos. —nos informó Zetsu.

—¿Enemigos? —preguntó Deidara.

—Parecer ser fuertes. El nombre de uno de ellos es Maito Gai.

—¿Quién es?

—Un Jounin de Konoha que utiliza el Taijutsu para el combate. —respondió Itachi. —Pero aún así, no deben subestimarlo.

—Es el animal peligroso, ¿eh? —dijo Kisame.

—¿Animal peligroso? —pregunté confundida. —¿A qué se refiere, Kisame-senpai?

—Después te explicaré los detalles. —me dijo. —Yo me haré cargo de aquel tipo. Tengo un tema personal con él.

Kisame había ido a encargarse de aquel hombre.

—Se acercan más personas. —nos informó nuevamente Zetsu.

—Al parecer has alborotado las cosas, Deidara.

—Ese Jinchuriki era más fuerte de lo que creí. —se defendió.

—Ya te había dicho que tú no tienes las técnicas indicadas para realizar misiones silenciosas. —habló Sasori.

—Puede que yo haya armado mucho alboroto, pero ___ con sus trampas también lo ha hecho.

—No me meta en sus cosas, Senpai. —digo de manera neutra. —Usted fue el que quiso capturar al Jinchuriki por sí solo.

—Solo estás resentida por no ayudar.

—Yo hubiera capturado al Jinchuriki de manera silenciosa.

—¿Así? ¿Cómo pensabas hacerlo?

—Silencio. —nos interrumpió Pain. Él sonaba bastante molesto. —Manténgase concentrados en el sellado. ¿Quién irá esta vez?

—¿Podría ser yo? —se auto sugirió Hidan.

—Estos también son ninjas de Konoha. —informó Zetsu.

—Siguen intentando interrumpir y no conseguiré mis dulces...

—Itachi.

—Lo sé.

Quien fue a ocuparse de los otros intrusos fue Itachi por lo que todos los demás seguimos con el sellado.

❇❇❇

Habíamos terminado con el sellado, Itachi nos explicó que entre los ninjas que se estaban dirigiendo hasta aquí, se encontraba el Jinchuriki del Kyuubi.

—Se están acercando más rápido de lo que creí. —dijo Zetsu.

—No importa. Los hemos retrasado lo suficiente. —decía Pain. —Deidara, Sasori y ___ serán los que se encarguen de ellos.

—¡Genial! —exclamé emocionada. —¿Han oído? ¡Me ha nombrado!

—Ella sí que tiene energía. —soltó una pequeña risita Kisame. —Me agrada.

—Tendremos que preparar una buena bienvenida. —dijo Deidara. —Espero no lo arruines, ___.

—Bien. Se los dejo a ustedes.

Los demás desaparecieron, yo miré el cuerpo de aquel chico que se encontraba muerto debido a la extracción de su Biju, me acerqué para hincarme a su altura.

—Es una pena que haya muerto. —digo picando su mejilla. —Hubiéramos sido grandes amigos.

—Eras la primera en querer vencerlo y hablas de amigos, hmp.

—Al parecer han llegado. —nos informó Sasori.

Nosotros tres nos quedamos ahí esperando a que los enemigos aparecieran, yo esperaba el momento de poder golpear a uno de ellos y así vencer a mi primer enemigo.

—¿Por qué demoran tanto en venir? —pregunté impaciente. —Ya quiero golpearlos.

—Ya me estoy cansando de esperar aquí parado. —decía con molestia Deidara para luego sentarse sobre el cuerpo de Gaara. —Así está mucho mejor.

—¡Que cruel, Deidara-senpai! —exclamé paranoica para luego empujarlo y así yo sentarme sobre el cuerpo de Gaara. —Debería dejarme el asiento a mí.

—¡No me empujes! —exclamó molesto. —¡Y sal de ahí!

—¡No!

Deidara me tomó de los brazos para sacarme de ahí, pero yo realizaba fuerza para mantenerme en mi lugar y entonces la cola de escorpión de Sasori se colocó entre medio, haciendo que nosotros nos quedáramos tranquilos.

—Ustedes dos me están cansando.

—¿Ya ves lo que provocaste, ___?

Iba a decir algo, pero entonces la gran roca que tapaba la salida fue destruida y dejó ver a los demás.