Cuando estábamos a punto de salir de la guarida nos encontramos con Zetsu y un hombre encapuchado que no había visto antes, aquel hombre tenía un aspecto sumamente extraño y no me gustaba la manera en como me miraba.

—Finalmente vas ha salir. —habló Zetsu blanco.

—Han ocurrido un montón de cambios en nuestros planes. —habló mi padre.

—Desearía que no dijeras algo como que es mi culpa. —habló el hombre encapuchado.

—Gracias a ti tuvimos que cambiar nuestra estrategia. —decía Zetsu negro.

—Gracias a mí tu fuerza militar y la variación de sus ataques incrementaron, ¿no es así?

—¿De que está hablando? —pregunté confusa. —¿Qué cambios hubo? ¿Quién es esta persona?

—Te lo explicaré todo cuando volvamos. —me dijo mi padre para luego dirigir su mirada al hombre encapuchado. —No quiero que hagas nada raro mientras no estamos.

—Somos camaradas. Deberías confiar un poco más en mí.

—Tú solo estas tras tus propios intereses.

Mi padre comenzó a caminar por lo que comencé a seguirlo.

—¿Ni siquiera me dirás a donde se dirigen?

—A la villa oculta de la lluvia. —respondió de manera fría.

—¿La lluvia oculta? Ellos aún no se han envuelto directamente en la Gran guerra Ninja. —decía confundido aquel hombre. —¿Por qué se dirigen allí?

—Eso no te importa.

Seguimos nuestro camino hasta salir completamente de esa guarida y comenzamos a dirigirnos a la aldea oculta de la lluvia, el lugar donde se encontraría Konan.

❇❇❇

Nos encontrábamos frente a Konan, ella nos miraba sin algún tipo de expresión.

—¿Buscan algo? —preguntó calmada.

—Sí. ¿Dónde has puesto el cadáver de Nagato?

—No lo encontrarás aquí.

Ella comenzó a dividirse entre sus papeles formando pequeñas mariposas, nosotros comenzamos a seguirla y llegamos a un lugar un poco más alejado.

—El Rinnegan...—mencionó mi padre. —Al parecer no vas a cooperar y decirme donde se encuentra Nagato.

—Sabía que aparecerían antes que yo. He estado esperando por ustedes. —decía colocando una expresión totalmente seria. —Así podría detenerte.

—Sólo porque solías ser una camarada no significa te mostraremos piedad. —dijo mi padre con total seriedad. —Akatsuki no tolera a los traidores. ¿Entiendes?

—Yo tengo una pregunta. —hablé captando así la atención de Konan. —¿Por qué ustedes nos han traicionado? Creí que eran ninjas muy leales.

—Uzumaki Naruto es la luz. —decía Konan extendiendo su brazo del cual comenzaban a salir pequeños papeles. —Por él podemos llevar flores de esperanza.

—Has sacado tus garras. —habló mi padre. —Aún continúas usando aquella capa, veo que aún estás conectada a Akatsuki.

—Quien fundó Akatsuki fue Yahiko. —respondió Konan de manera sería. —¡Estas nubes rojas representan la sangre que cayó en la Lluvia oculta de la guerra! Estas capas son nuestros legados, no de ustedes.

—Interesante. —fingí emoción.

—Además, Nagato un shinobi de la aldea oculta de la lluvia despertó el Rinnegan. Eso también le pertenece.

Konan formó shuriken de papel y nos lanzó, pero estos simplemente nos traspasaron.

—Te equivocas en dos puntos. —rió mi padre. —Soy el que animó a Yahiko a crear Akatsuki y también fui yo el que le dio el Rinnegan a Nagato.

Con eso ultimo dicho ha dejado a Konan completamente sorprendida.

—Oh. Eso ni yo lo sabía. —digo con impresión para luego mirar a Konan. —La expresión que estás haciendo ahora mismo es bastante graciosa.

Konan frunció el ceño para luego formar unas alas de papel en ella y comenzar a volar, ella vino directamente hasta nosotros utilizando un ataque múltiple para así tener la oportunidad de atacarnos cuando nos materialicemos.

—Por aquí.

Mi padre la atrapó por su cuello comenzó a utilizar su Kamui para llevársela a la otra dimensión y entonces me di cuenta de que algunos papeles eran bombas.

—¡Son papeles bomba! —exclamé.

Aquellos papeles explotaron, yo no había absorbido nada de esos papeles por lo que no sufrí ningún daño y una vez aquella explosión terminó, me di cuenta de que mi padre terminó sin un brazo y con la mitad de su rostro al descubierto.

—Nunca imaginé que ella también podía utilizar aquella habilidad. —decía con cansancio Konan. —¿Quién eres?

—Es verdad. Ustedes nunca supieron quien era ella en verdad. —rió mi padre. —Te presento a mi hija. Uchiha ____.

—¿Tu hija? —decía sin creérselo Konan, pero enseguida colocó una cara totalmente sería. —Bueno. Eso no importa ahora. Ustedes morirán como Padre e Hija.

Konan alzó su brazo y entonces el agua comenzó a desarmarse, todo estaba hecho del papel de Konan; comenzamos a caer al no tener en que sostenernos e íbamos a utilizar el Kamui, pero al ver que aquellos papeles eran de bomba, no podíamos hacer nada.

—¿Qué haremos? —pregunté con preocupación. —¡Padre!

—¡Silencio! ¡Estoy pensando! —me gritó.

Konan intentaba que aquellos papeles se nos quedaran pegados, pero simplemente estos nos traspasaban.

Esto no duraría mucho, solo podemos mantenernos de esta forma como unos cinco minutos y una vez el tiempo acabe estaremos perdidos.

—Junté tan solo 600 billones de papeles bomba para matarlos. —decía mirándonos con frialdad y odio. —¡Seguirán explotando por diez minutos!

Konan nuevamente extendió su brazo y aquellos papeles bomba comenzaron a explotar uno por uno.

—¡Padre!

De un momento a otro mi padre me atrajo hacia él, yo cerré mis ojos con miedo, miedo al morir y que todo lo que habíamos planeado se haya desperdiciado.

Oía la gran explosión y una vez no la oí más abrí mis ojos de golpe, encontrándome con la sorpresa de que me encontraba con vida y que mi padre le había incrustado un fierro a Konan.

—Izanagi. —nombró mi padre. —A cambio de perder la vista en mi ojo te até entre la ilusión y la realidad. Este es un jutsu prohibido de los Uchiha.

—¿I-Izanagi? —preguntaba Konan con dificultad.

Ella se quitó aquel fierro y comenzó a correr con mucha dificultad, entonces el cielo se despejó formando así un arcoíris.

Konan miraba aquel arcoíris para luego girarse a vernos con mucha seriedad y determinación, comenzó a atacarnos nuevamente con sus papeles.

Ella se encontraba débilmente por lo que aproveché la oportunidad de que estaba atacando a mi padre para tomarla del cuello con fuerza.

—¿Dónde has dejado a Nagato? —pregunté viéndola fijamente con mi Sharingan. Ella evitada descontroladamente evitar mi mirada, pero entonces no pudo soportarlo más. —¿En dónde se encuentra?

En un parpadeo Konan nos contó donde se encontraba el cuerpo de Nagato, presioné aún más su cuello para darle fin a la linda de Konan y entonces la dejé en el agua.

—Andando. —me dijo con seriedad.

—¿Así me agradeces que haya conseguido la información? —pregunté de mala gana. Él no me respondió. —¡Gracias hija por salvarnos el trasero! O ¡Gracias por salvar el tan dichoso plan!

Nuevamente no dijo nada, simplemente se limitó a desaparecer a lo que rodeé los ojos y comencé a ir al lugar que había mencionado Konan.

❇❇❇

Una vez recuperado los ojos que tenía Nagato volvimos a la guarida, ahí mi padre me ha dicho que fuera a ver como estaba Sasuke y que me buscaría una vez todo esté listo.

Cuando llegué a la habitación donde se encontraba Sasuke, entré sin antes golpear y lo vi ahí sentado.

—¿Eres tú, ___?

No respondí simplemente me acerqué lentamente con una sonrisa traviesa para sacar un dulce de mi porta shuriken, él iba a decir algo y ese momento lo aproveché para darle aquel dulce.

—¡Esa ha sido una gran reacción! —exclamé divertida al verlo escupir aquel dulce. —Aún así me molesta que desperdicies mis maravillosos dulces.

—Tks...eso fue asqueroso. No vuelvas a hacer algo así. —decía con asco. —Ahora siéntate aquí a mi lado.

—No me des ordenes, Uchiha. —digo con seriedad para quitarme la máscara y sentarme a su lado. —Simplemente me quedo aquí porque estoy cansada.

—Hmp.

—Ha sido todo tan agotador. —murmuré apoyando mi cabeza en su hombro. —Solo déjame dormir un rato.

Cerré mis ojos sintiendo, así como Sasuke me rodeaba con su brazo y me atraía aún más a él.