Capitulo 43
- Así que los altos orcos eran tus soldados- dijo el orco mientras me acercaba- ¿Quién eres y como entiendes nuestra lengua?- pregunto- aún que, no importa.
Me acercaba de forma lenta al salón donde escuchaba las voces, suspire cada vez más cerca.
Narrador omnisciente
- Él está aquí, y no tienes siquiera una oportunidad para luchar en contra- dijo con arrogancia.
- ¿De quién estas hablando?- pregunto el pelinegro. Estaba enojado y mucho por lo que sucedió, en cierta parte aliviado de sentirla a ella y que su hermana se encontrara a salvo.
- La destrucción- contesto el orco- y se que puedes sentir la energía.
El pelinegro no entendía de que hablaba, lo único que sentía cerca era a la persona del otro lado de la puerta, ya sabía de memoria quien era. Sonrió con arrogancia.
- Menos mal que llegaste a tiempo- la mujer que apareció por la puerta se dejó ver por los presentes en el aula.
Los or os miraban impresionados a la chica mientras que el pelinegro sonreía imperceptible, la analizo con la mirada pero pasuso en su pierna que sangraba.
Si antes estaba enojado, ahora estaba furioso.
- Impostora!!!- grito el jefe de los orcos. Ambos humanos lo veían sin entender- ¡¡Ataquen!!- grito, enseguida comenzó la lucha.
Narra Tn
Esquibaba los ataques, había perdido mucha sangre y comenzaba a sentirlo. También el miedo en mi espina dorsal al sentir la energía del pelinegro.
Era una masacre, el contrario detenía los golpes con facilidad y activaba las habilidades para luchar. Cuando mate a uno de los orcos mire al resto. Ningún otro seguía en pie, sólo el que parecía el jefe de ellos.
Cuando quise darme cuenta, tenía al orco agrrandolo fuertemente y estampadolo contra la pared. Miro a los costados, notando la muerte alrededor.
- ...¿Por qué lo hiciste?¿por qué matar humanos de esta forma?- pregunto.
- Una voz... la voz en nuestras cabezas que nos dicen el matarlos- contesto con miedo y como pudo el orco.
- ¿Y qué hay de mi?- pregunto fríamente el pelinegro- ¿También la escuchan?
- No... Ni a ti o a ella- dijo mirándome, el pelinegro me vio de reojo. Estaba en una pared apoyada.
Mire mi pierna, no entendía el porque no se había sanado ya, era extraño, nunca había sucedido esto.
- Entonces porque la atacaron?!- grito furioso.
- Ella tiene su aura!- grito en desespero el orco. Lo mire curiosa- es como él, es como él!
- ¿¡Como quien?!- mando el contrario apretando más el rostro del orco. Note la intención de decirlo, iba a acercarme pero al dar el primer paso sólo...
Matalo.
Cerré los ojos y al abrirlos me encontré otra vez en otro sitio. Mire alrededor, una habitación blanca, lo único diferente era el espejo delante mío.
Miraba mi reflejo, este era diferente. Una representación de mi con armadura roja y el cabello del mismo color. Parecía que habían hilos en sus extremidades cual títere.
- Estas atada- le dije a mi reflejo, su mirada apagada sólo me reflejaba a mi.
- Por que tu no ves los hilos que te atan- contesto. Entonces los sentí, hilos afilados como dagas que se enrollaban a mis extremidades, de forma fuerte y contándome en el proceso.
Quería soltarme pero cada vez se enterraban más en mi piel, haciendo que ardan.
- ¿Por cuanto tiempo más crees que tendrás el control?- pregunto. Cerré los ojos con fuerza y al abrirlos me encontré con la cabeza apoyada en el hombro del pelinegro.
- ¿Qué?- mire donde estábamos, un vehículo de la Asociación y con el presidente Go Gun-hee- Presidente.
- Hola, señorita Park- dijo con una sonrisa. Toque mi cabeza unos segundos frunciendo el ceño.
- ¿Cómo estás?- pregunto Jin tomando mi mentón para que lo vea.
- Bien- no entendía que había sucedió- ¿paso algo en la escuela?- baje la vista y mi pierna se encontraba curada- ¿qué?
- Te desmayaste por falta de sangre- dijo este- me asusté- sincero- por suerte logre curarte.
- Gracias- susurre algo avergonzada.
- La juventud- dijo el mayor haciendo que cayeramos en cuenta de que estaba presente- ahora se avergüenzan?- pregunto divertido- admito que... son una linda pareja.
Mire a Jin quien sonrió de lado, sacó de debajo de su camisa el collar con el anillo dejando que se vea. El mayor miraba el objeto curioso.
- Esta invitado- dijo, refiriéndose a nuestro casamiento.
- Sin duda asistire- contesto este.
Llegamos al cabo de unos minutos al hospital donde se encontraba Jin-Ah. Mire por la ventana el sitio. Mientras tanto escuchaba la conversación que se hacía, el aumento de portales y de cazadores.
- Un equilibrio- mencione, ambos me vieron- por eso también me mandó a limpiar las mazmorras.
- Así es- dijo el contrario.
Asenti y sólo baje cuando entendí la mirada del presidente, quería hablar sólo con el pelinegro. Entre al hospital, había varias personas esperando el estado de sus hijos, suspire y seguí mi camino.
Cuando llegue a la habitación de la menor, toque para luego entrar, allí estaba su madre quien al verme no tardó en levantarse y abrazarme.
- Me alegro que estés aquí- dijo esta. Devolví el gesto.
- Saben que siempre estaré si me necesitan- conteste al separarnos.
- Me alegro que mi hijo se vaya a casar con una mujer como tu lo eres- sonreí algo avergonzada, mire hacia atrás, sabía que también estaba el pelinegro.
Ambos, madre e hijo se abrazaron, yo mire a la menor en la camilla durmiendo. Nos explicó que se encontraba bien Pero que aún así debía descansar por lo sucedido.
Así pasaron los días, la primera incursión oficial de el gremio, en la cual no participe por estar cerrando mazmorras en otros sitios de Corea.
Vea donde vea, de todas formas estaban hablando de mi relación con el pelinegro, ya cansaba aquello. Pasaron dos semanas de eso Y aún seguían.
- ¿Acaso no se cansan?- pregunté para mi misma, suspire.
- Es algo que dejó a todo el mundo con expectativas, es de los eventos más importantes que abran- bufe.
- Es sólo un casamiento- dije obvia.
- En el cual asistirán por lo menos tres o cuatro rangos Nacionales, S y Sung Jin-Woo como el novio- mencionó. Tenía razón.
- Bueno Kim- suspire- ya me iré- mire el teléfono unos segundos- debo de ir a retirar unos estudios para la Asociación y...- no logre terminar, sólo tape mi boca rápidamente y me acerqué a un tacho cercano.
Expulse todo lo que había almorzado en aquel lugar, sentía que todo me daba vueltas.
-¿¡Señorita Park?!- grito esta- ¡¿se encuentra bien?!
- Si, lo estoy- suspire y escupi, el sabor era horrible- no tienes algo para...- enseguida me dio agua y unas pastillas de menta- gracias.
- No hay de que- dijo esta- creo que lo mejor sería que fuera a su casa- aviso al verme.
- Si, puede ser- enseguida mi teléfono comenzó a sonar. Vi que era del pelinegro por lo que conteste- Hola.
- ¿Estas libre?- pregunto.
- Debo de buscar unos estudios, pero si lo estoy, ¿Que sucede?- pregunté.
- Ya se donde está el portal.
- Dime la dirección e iré- dije segura- no llegues a entrar antes de que llegue, ¿de acuerdo?
- Si- dijo con una risita- nos vemos- sin más corto. La dirección llegó por lo que era cerca, la escuela.
- Iré a otro sitio, es más cerca- suspire- luego iré por los documentos- la chica me miraba asustada- estaré bien.
Asintió y sólo me dejó ir. Tome las llaves del auto para arracar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro