Capítulo 2
Son las 5:30 de la mañana el reloj no deja de sonar, he intentado todo para que se apague, pero sigue sonando.
— Vamos cosa estúpida, apágate. — Digo golpeándolo contra el escritorio.
Mi puerta se abre y entra Logan sin decir una palabra. Se para junto a mi cama, presiona un botón que está en la pared y la alarma deja de sonar.
— Por si no lo sabes tú ropa sale todos los días de aquella gaveta, la sacas y pones tu ropa sucia allí para que sea lavada.
— Entiendo, gracias.
— Como digas.
Sin más Logan salió de mi habitación. Abrí la gaveta y dentro estaba mi ropa, la tomé, me di una ducha y me vestí. Coloqué la ropa sucia en la gaveta dónde tomé la ropa nueva y la cerré, me dio mucha curiosidad saber si la ropa seguía allí así que volví a abrir la gaveta, pero mi ropa ya no estaba, la cerré nuevamente y salí de mi habitación en dirección a la granja, cuando llegué ya había algunas personas trabajando.
— Hola Hope, mi nombre es Matt, llegas justo a tiempo.
— Hola Matt.
— Ven voy a enseñarte que es lo que hacemos.
Seguí a Matt a la parte de atrás de la granja.
— Aquí es donde cultivamos, tenemos arroz, maíz, frijol y algunas verduras por allá, los animales están en aquella cerca, tenemos gallinas, cerdos y algunas vacas lecheras. Toda nuestra producción va a aquel edificio, nosotros también ayudamos en la cocina. Si decides quedarte aquí tendrás que arar tierra, sembrar y cosechar, alimentar a los animales y ayudar a matarlos y a cocinarlos, también ayudarás a servir las comidas y lavar platos. Pero no te apresures con tu decisión, ya tendrás tiempo de pensarlo.
En lo único que puedo pensar es en que no quiero asesinar animales.
— Si.
— Ven, empezarás por aprender a cosechar, ella es Sonia, ella te enseñará.
— Hola Hope, es un gusto tenerte aquí.
— Gracias.
— Ponte estas botas, y ten esto, corta desde abajo.
— Esta bien.
Luego de una hora cortando maíz al fin cambiamos de trabajo.
— Lo hiciste muy bien, ven ahora irás con Benet.
— Esta bien. — Digo recuperando el aliento y secando el sudor en mi frente.
Seguí a Sonia hasta el área donde tienen a los animales. Solo pedía porque no me pusieran a matar a un indefenso animal.
— Benet. — Grito Sonia.
Un chico de ojos azules y tez blanca volteó a ver y camino hacia nosotras.
— ¿Qué pasa?
— Ella es hope, Recuerdas que tienes que enseñarle a hacer esto. ¿Verdad?
— Si, tranquila.
— Hope, él es Benet.
— Es un gusto conocerte. — Dice el chico extendiendo su mano cubierta de tierra.
— Igualmente. — Digo estrechando su mano.
— Entra. — Dijo abriendo la cerca.
Entré y me dio una bolsa.
— Es la comida de las gallinas, ve a alimentarlas.
— ¿Como?
— Solo tira los granos al suelo.
— Esta bien.
Caminé hasta el gallinero y las gallinas me miraron con atención, comencé a tirar comida y todas corrieron hacia la comida para poder comer, cuando se les acabó corrieron hacia mí y yo comencé a correr para que no me picotearan.
Todos comenzaron a acercarse a ver qué pasaba, se reían de mí y se burlaban, mientras yo seguía corriendo. Comenzaba a agotarme así que decidí tirar el saco de comida al suelo para que las gallinas dejaran de perseguirme.
— Oye Hope, ya deja de jugar con las gallinas. — Dijo Benet.
— No estoy jugando. — Dije mientras recuperaba el aliento.
— ¿Y el saco de comida?
Me di media vuelta y señalé a las gallinas.
— Lo siento. — Dije sonriendo.
— Esta bien, solo ve a ayudar a ordeñar a las vacas.
— En seguida.
Camino hasta una pequeña casa hecha de madera, es lo primero que veo que no está hecho de metal, abro la puerta y dentro están las vacas. Hay cinco personas ordeñando a las vacas, hay baldes de metal debajo de las vacas y un banco de metal junto a ellas.
— Hola Hope. Es un gusto conocerte. — Dice un chico algo quemado por el sol y con el cabello desordenado.
Estrecha mi mano y me sonríe.
— Es también un gusto para mí.
Sigue estrechando mi mano y sonriendo.
— Que tonto. — Dice soltando mi mano. — Mi nombre es Joan. Ellos son Dylan, Call, Dayra y Tyron.
— Bienvenida Hope. Dice Call.
— Gracias.
— Ven aquí, te enseñaré a ordeñar. — Dijo Dylan.
Camine hasta donde estaba y me indicó donde sentarme, él se sentó junto a mí y me mostró como debía tomar las ubres, la leche comenzó a salir y calló justo en el balde.
— Ahora hazlo tú.
Tome las ubres e intenté ordeñarla, pero la vaca comenzó a mugir y a moverse, lo cual provocó que me asustara y me levantara del banco para evitar que me dañara.
— Tranquila. — Dijo Dylan acariciando a la vaca. — Ven aquí, inténtalo de nuevo.
— Esta bien. — Digo componiendo mi chaqueta.
— Tómalas así— Dijo tomando mis manos. — Debes ser gentil, amable, te está regalando tu alimento así que debes estar agradecida con ella.
— Entiendo.
Comenzamos a ordeñarla, la leche comenzó a brotar de sus ubres, Dylan me soltó y dejó que lo hiciera sola.
— Eso es, vas muy bien.
— ¿Seguro?
— Si, muy seguro.
Seguí ordeñándola hasta llenar el balde.
— Bien, ahora que terminaste debes poner la leche en aquel contenedor, allí la almacenamos para luego trasladarla al comedor.
Pero déjame ayudarte esta vez. — Dijo tomando el balde.
— No, déjame hacerlo. — Digo tratando de arrebatarle el balde de las manos.
— No, yo lo hago. —Dijo dándose la vuelta.
De pronto una imagen viene a mi mente y caigo al suelo. Veo un laboratorio y estoy dentro de una especie de contenedor repleto de un líquido azul, mis manos tienen agujas, siento como se corta mi respiración.
— ¿Hope? ¿Estás bien?
Intento responder, pero siento como si me estuviera ahogando.
— ¿Hope?
— Hay que llevarla a la enfermería. — Dice alguien más.
Intento ponerme de pie, pero no lo logro por alguna razón. Miro a mi alrededor y todos me miran con preocupación, Dylan y Logan me estaban cargando hacia la entrada de la enfermería, no me di cuenta cuando Logan apareció para ayudarme.
No podía ver bien, cada vez que cerraba los ojos miraba el contenedor transparente y a un hombre mirándome y sonriendo.
Veo una luz y siento que alguien levanta mi parpado, miro borroso, pero luego de un rato veo mejor.
— Hope, ¿Me escuchas? — Dice el doctor.
— Si, ¿Que me sucedió?
— No lo sabemos. Fue muy extraño. Tus signos vitales estaban muy bajos, pero ardías en fiebre.
— Creo que recordé algo o soñé algo. Todo parecía muy extraño.
— Cuéntame.
— Estaba dentro de un contenedor transparente, había cables y estaba conectada a algo, no podía respirar y por un momento vi a un hombre que estaba observándome.
— Si... Deberías quedarte a descansar un poco más. Le diré a todos que estás mejor.
— No quiero quedarme, tengo que seguir ayudando.
— ¿Sabes qué hora es?
— No.
— Son casi las 4, a las 6 terminan de trabajar los granjeros, mejor quédate.
— Iré a ayudar. — Dije levantándome de la camilla.
— Bien, pero no te esfuerces mucho, aun estas un poco débil.
— Esta bien, tendré cuidado.
Salí de la enfermería y corrí hasta la granja. Estaban todos ayudando a terminar de cosechar. Dylan me miró y dejó caer su machete y se acercó a mí.
— ¿Estas bien?
— Si.
— Ve a descansar, mañana tienes que ir con los de inteligencia.
— Descansaré luego. Dime que tengo que hacer.
— Como quieras. — Dijo poniéndome su sombrero. — Toma ese machete y corta desde abajo.
— Entiendo. — Dije cortando el trigo.
— Lo haces bien. Sigue así.
Dylan tomó su machete de donde lo dejó y se colocó a mi lado para cortar el trigo. Paso una larga hora y no terminamos de cosechar.
— Bien, es hora de hacer la cena, ¿Quién ayudará a Gilbert y Nora en la cocina?
— Hope y yo. — Dijo Dylan levantando la mano.
— Nosotros también. — Dijeron 8 personas más.
— Bien, vayan.
Mientras caminamos a la cafetería todos hacen bromas y hablan, yo simplemente estaba en silencio.
Entramos a la cafetería y Gilbert y Nora ya estaban preparando la comida.
— ¿Como podemos ayudar? Dijo Dylan
— Necesito tres grupos. Ustedes tres se encargarán de lavar los vegetales y hacer la ensalada, ustedes cuatro pondrán los platos y los cubiertos en aquélla mesa y ustedes tres— Dijo dirigiéndose a Dylan, a otro chico y a mí. — Ustedes ayudarán a pelar las papas. Están por allá.
— Vamos Hope. Dice Dylan.
Antes pensaba que cosechar era difícil, pero ahora me doy cuenta de que pelar papas es aún peor. Dylan parece tener experiencia haciendo esto, lleva muchas más papas peladas que el otro chico y yo. Dylan me ve y me sonríe y yo hago lo mismo. Cuando terminamos de pelar papas, ayudamos a colocar los platos en las mesas junto con los cubiertos y los vasos. Justamente a las ocho la cena estaba lista y todos comenzaron a entrar y a tomar asiento. Algunos otros nos ayudaron a llevar la comida a las mesas y posteriormente tomamos asiento en el comedor de la cocina, todos reímos y bromeamos hasta que dieron las nueve y media. Todos nos fuimos a nuestras habitaciones a descansar después de un largo día, mientras esperaba el elevador Logan apareció de la nada junto a mí.
— ¿Te sientes mejor?
— Si.
— ¿Tan bien como para subir por las escaleras?
— No, de hecho, creo que me falta la respiración otra vez.
— Buena broma. Vamos, tomaremos las escaleras.
— Claro que no.
El ascensor se abrió y entre en él.
— Veamos quien llega de último. — Dije mientras las puertas del elevador se cerraban.
Un minuto después ya estaba caminando por el pasillo en dirección a mi habitación y no había rastros de Logan por ningún sitio. Sonreí triunfante. Abrí la puerta de mi habitación y Logan salió de su habitación.
— ¿Por qué tardaste tanto?
— ¿Que? ¿Como subiste tan rápido?
— Soy mucho más veloz que tú y que un ascensor, y eso que te di diez segundos de ventaja.
— Eso no es justo.
— Ya vete a dormir recluta. Descansa. — Dice entrando de nuevo a su habitación.
— No me llames así. — Grito algo molesta.
— No te escucho. — Grita desde adentro de su habitación.
Antes de cerrar mi puerta veo al grupo de vigilancia.
— Estoy en mi habitación— Grito para que me noten.
— Esta bien Hope, ya te apuntamos.
— Gracias.
Cierro mi puerta y caigo rendida en mi cama después de un largo y agotador día.
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