
29
4 meses mas tarde.
Dean se encaminaba por ese callejón pasada la media noche llevando de la cintura a la bartender, que acababa de salir de su turno. La chica de labios rojos, llamativo escote y lacio cabello oscuro caminaba sin prestar atención a su alrededor, idiotizada por la apariencia del cazador. Nuevamente y sin recato se detuvo frente a el buscando su cuello y arrastro su boca desde su manzana de adan hasta los labios de Dean. Desesperada por sentir sus manos inmiscuirse debajo de su ropa.
Minutos mas tarde cuando la morena intentaba deshacerse de su chaqueta ahogada estremeciendose con los besos del cazador sobre su escote, acorralada en el poco espacio que le brindaba el asiento trasero del impala. La presencia del ángel se revelo.
Sin esperar a que lo comprendiera. El rebelde de ojos azules puso un par de dedos en la frente de la chica y desapareció del carro.
-¡¿Cass?!- rugió furioso.
-Encontré a Sam- le hablo sin espera.
Dean se incorporo en el asiento había quedado todo desparramado cuando la chica desapareció. Luego mientras lo veía detenido subía el zipper de la cremallera de su pantalón.
De pronto una punzada se apodero de su cabeza. El se levanto y se paso al asiento del piloto temiendo la respuesta de lo que iba a preguntar.
-¿Como lo encontraste?-
-Sam esta en el hospital.-contesto a secas.
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Esa misma mañana
Las últimas alumnas de Sam se quedaron observándolo negándose a aceptar que la clase de yoga había terminado. El chico de ojos avellana solo se limito a sonreír encantador.
Sentándose en el pasto a abrochar sus agujetas, sin desestimar el paisaje, viendo alejarse las figuras curvilíneas de sus devotas seguidoras. Una visión tan perfecta que ni Dean la iba a llegar a sospechar.
De pronto un espasmo se apodero de su bajo vientre sacudiéndolo con violencia. El cazador no estaba seguro que demonios podía haberle caído mal. La noche recién pasada había cenado comida Thai en un sofisticado restauran, junto a una de sus compañeras de trabajo en ese centro comercial de belleza holística. Nada importante, que le quitara el sueño. Nada que pudiera provocar ese malestar.
Ya habían transcurrido varios meses de ese cambio. En el que decidió cabreado abandonarlo todo y volver a comenzar.
No podía ver a los ojos a Dean. Que se involucrarse de ese modo con Hope no se lo iba a perdonar jamás.
Mientras en algún rincón de su ser, la esperanza insistía. Ella era para el. Siempre debió serlo. Sin importar lo que opinara el mundo al respecto. Y gracias al idiota de su hermano, aun no lograba encontrarla.
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Ahora
-Gastroenterología, segundo nivel, habitación 17...- le sonrió la recepcionista a Dean dándole la información de la sala en donde se encontraba Sam y el pase pasa poder ingresar, luego de mostrar su placa del FBI.
Gabriel se materializó en el desolado vestidor, entre los casilleros de los médicos listo con la camisa y pantalón azul, las zapatillas cubiertas de esas especies de calcetín bolsa, la bata blanca y el estetoscopio colgando de su cuello.
A los segundos la alarma de una clave azul, situación de urgencia mayor se apoderó de los pasillos del nivel de Obstericia y Maternidad.
-"equipo Ángel"... Urgente presentarse al pabellón 07...- se escuchó en el parlante y el llamado volvió a repetirse otras dos veces, mientras el truquero
abandonaba con una sonrisa la habitación y al salir por la puerta un par de matronas lo alcanzaron y en el bolsillo alto de su bata blanca aparecía un bordado con la identificación de <<Doctor Ángel White>>
-¿Señoritas cuales el problema?- preguntó con una asombrosa serenidad. La pelirroja se tomo de su brazo y camino apurada.
-madre primeriza, 19 años. Llegó por sus propios medios, pero acusando un fuerte dolor en el bajo vientre, rompió bolsa amniótica, el nonato está mal encajado. Prematuro con peligro de asfixia, el cordón al rededor de su cuello.
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La especialista de turno una chica de no más de 1.60 metro que aún parecía que ni salía de la universidad, que llevaba un cabello negro extra brillante con corte pixie y contrastaba con esa pálida piel y ojos celestes se acercó al grandote luego de revisar los resultados de sus exámenes que acababan de llegar. Sam avergonzado acababa de volver a vomitar en la riñonera de metal cuando la profesional estaba ingresando.
-¿Sam me permites?- preguntó acercándose al costado de la cama y lo descubrió de la sabana y el cobertor. El grandote, lucía un pálido tono verdoso, apenas asintió.
Ella levanto su bata de ingreso palpó sin mirar si quiera el perfecto torso del grandote.
Sam se retorció de dolor. Ella lo observó con cierta lastima y ternura.
-Guapo en 3 minutos bajas a pabellón- le comentó entendiendo que esa peritonitis empezaba a consumirlo.
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-¿Peritonitis?¿Cass por qué no lo ayudaste?- gruñó furioso Dean.
-No pude... Dean no sé qué está pasando- le contestó preocupado.
Castiel había escuchado su llamado, desesperado, moribundo luego de retorcerse de dolor, en medio de una fiebre que no cedía. Sam tirado en esa cama, ya estaba conectado al suero, con antibióticos y las máquinas que controlaban sus signos vitales.
Sin detenerse a pensar en cuanto el Ángel lo encontró puso su mano sobre su estómago. Pero no logró conseguir ayudarlo.
Sam se estaba envenenando por dentro. Podría resultar irónico. Pero parecía que por fin lo sobrepasaba toda esa mierda que se habia acostumbrado a tragar.
Dean ya lucia muy alterado.
Cuando llegaron a la habitación los camilleros encargados del traslado ya lo sacaban por el pasillo en dirección al ascensor reservado para los pacientes.
Al abrirse la puerta del ascensor un gemido dolorido lleno de angustia lo recibió sin imaginar.
-Por favor... Por favor - se retorció en su camilla sujetándose del fierro del costado incorporándose para sentarse desesperada a causa de las contracciones. Los médicos sabía no le estaban diciendo toda la verdad... -¡No dejen morir a mi bebé!- gritó transpirando, afiebrada y sus ojos se resistieron a la luz de ese pasillo, a los segundos su vista se acomodó, cuando las puertas comenzaban a cerrarse.
Sam se giró hacia el costado en que se encontraba Hope, se retorció de dolor. Gruño mordiéndose muy fuerte el labio. Tanto como para provocarse un corte.
Dean y Cass buscaron otra vía al averiguar qué el otro Winchester bajaba a los pabellones de cirugía.
-¿Bebé gato?- exhalo la rubia agitada al verlo volver a girar en la camilla de enfrente mientras los paramedicos se movían intentando mantener el suero en posición para que siguiera circulando por sus venas.
-¡SAM!- chillo con mas fuerza intentando levantarse y las lágrimas se volvieron a agolpar en sus ojos.-precioso...- resoplo desesperada... Le pareció que el estaba peor.
-Señorita... Recuéstese por favor- le indico la paramedico que la acompañaba.
Sam abrió los ojos y fijo su mirada en la pequeña rubia que se movía temeraria al borde de la camilla intentando alcanzar la mano del cazador y sintió un movimiento ahora mas violento en su vientre, sus huesos desencajar. La última costilla de abajo se triso rompiendo uno de los sellos enocchianos grabados en sus huesos. El dolor fue desgarrador. Hope cayo desmallada. El ascensor llego al nivel en que se preparaban los equipos de especialistas para las intervenciones quirúrgicas.
-¡HOPE!....- rugió al reaccionar con sus últimas fuerzas-...Nena!- con esa desgarradora desesperación intento levantarse y quitarse las vías. Mientras ese recatado vientre se re-acomodaba bajo las costillas de la rubia y Dean intentaba racionalizar frente a esa escena con el rostro desencajado por completo.
-Dean...-se escucho por detrás la serena voz Castiel que sorprendido veía alejarse a la pequeña rubia en esa camilla. Los paramédicos prácticamente estaban corriendo con ella. No era buena señal... La frecuencia cardíaca del bebé estaba disminuyendo estrepitosa y la madre no estaba fibrilando.
El shock pareció apoderarse de su persona, luego de girarse. Sam salia en la segunda camilla desde ese ascensor.
El fin de semana anterior había recibido esa llamada de Garth, quien le había mencionado la ubicación de Sam. Aunque el grandote le solicitara que no le dijera donde se encontraba. Habia sido un mero accidente. Garth se cruzo con el en un pasillo de supermercado.
-Ya sangre lo suficiente por el- Dean le respondió soberbio. Sin dar su brazo a torcer. Amargo. Lo sabia. Ya iban 5 días en que podría haberlo encontrado.
Y ahora sus dos hermanos caían moribundos en manos de miseros mortales que no podían hacer mucho. Su familia se iba al infierno.
-DEAN- llamo su atención Castiel. Preocupado. Esa sombría expresión no recordaba haberla visto.
-Ya lo escuchaste... Cass- resoplo aterrado, sin voz con la garganta cerrada. Con párpados rosados, con la mirada por desbordar.-Salva a Hope-
Cass desapareció a los segundos. Entro en el pabellón de la rubia sin revelarse ante los humanos y una fuerza superior lo obligo a permanecer inmóvil observando la mesa de operación. La mirada de Gabriel se cruzo con la de su rebelde hermanito tras la mascarilla y la gorra medica. Cass no pudo dar ese paso. El arcángel trono los dedos y Cass salio expulsado de la sala.
Ahora era tiempo de ocuparse de esas dos criaturas, cuyo único pecado era estar vivas.
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Una enfermera acomodo la mascarilla sobre la nariz y boca del grandote. Y vio como caían las lágrimas recorriendo los costados de su cara. La profesional imagino un agudo dolor. Pero la desesperación y la impotencia lo estaban enloqueciendo. -en unos minutos... Todo va a pasar- le hablo con cierta ternura y acaricio su mejilla. El encargado de signos vitales confirmo que ya estaba completamente sedado y dio la autorización para que la joven doctora tomara el bisturí y se dispusiera a cortar.
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-Ya se que soy un desgraciado hijo de perra... Y que no tengo derecho a alegatos ... Pero no puedes hacer aparecer a capricho a esta ¡BRUJA!.-Sollozo cruzado de brazos frente al altar lleno de ira, con la cabeza abombaba de la tensión.- dejar que Sam se enamore de ella...-siguió con descaro cuestionando a Dios. Intento respirar y su nariz sonó congestionada. Dean sintió esa clavada en el pecho. Angustiado. No quería aceptar lo inaceptable. Pero algo había en el. El miedo lo estaba consumiendo. -...y dejar que se lo lleve...- lo soltó tiritando.
Cass apareció en la capilla justo al final del pasillo de las banquitas escucho en silencio y atribulado.
-...No si la adoro de esta manera- insistió con las mandíbulas agarrotadas. -¡No me los puedes quitar!- Gruño y cayo de rodillas al suelo temblando de impotencia. - Sam va a enloquecer sin Hope... y yo también- Las palabras del mayor de los hermanos humanos favoritos de Chuck hicieron eco por los pasillos del hospital llegando a los oídos de Gabriel.
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-Shhh....ya lo oíste precioso- balbuceo el arcángel hablándole al bebé de Hope, levantando la mirada hacia el techo del pabellón en que la chica inconsciente permanecía a merced del equipo medico.
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Todo hubiera sido tan sencillo. Dean no lo imaginaba. Se hubiera ahorrado todo ese problema si hubiera hecho caso a su instinto. Sabia que debía haberla buscado. Desde el minuto en que se había ido. ¿Pero como lo iba a aceptar? Tenía que tratarla como se merecía. Era su hermana. Si. Lo era. Y no podía con la culpa. No sabia como volver a enfrentar su mirada.
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-Hazme un favor Cass y ocúpate de Sam....- Escucho el mejor amigo de Dean que permanecía aun en la capilla, la sugerencia de Gabriel mientras atendía a Hope. Desconcertado. Sentía que se le rompía el corazón con la desesperación del cazador intentando aferrarse a algo en que creer. De todos modos lo sabia. sabia que la fuerza de la fe negada de ese hombre, era capaz de cualquier cosa.
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Cass se materializó en la sala de operación... El bisturí ya se había hundido en el costado del grandote y los médicos apresurados realizaban el aseo de rigor al rededor del órgano putrefacto ya extirpado pero parecía que la septicemia se estaba generalizando. La sangre del muchacho ya estaba comprometida. Sus signos vitales declinaban el equipo medico estaba intentando estabilizarlo.
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Un querubín, en el cuerpo de una pequeña de raza negra con frondoso cabello afro y unos estremecedores ojos violeta se acerco a Dean y le puso en frente una vela votiba encendida.
El cazador no tenía idea de donde había salido. No la escucho tampoco entrar.
-¿si tuvieras que elegir a uno de los dos?...- le hablo con esa voz inocente y dulce.
Dean enfoco su vista sobre ella. Con los ojos irritados , los párpados hinchados y la nariz rosada.
-¿Si Dios te da a escoger entre la bruja y Sam?- se dio a entender.
-Que me lleve...- Contesto de inmediato. Sin siquiera cuestionar. Era lo correcto y necesario.
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Cass alcanzo la mano de Sam y su mirada se volvió un rallo de luz brillante. La máquina que tenía conectada y controlaba esa transfusión comenzó a normalizar sus niveles, al tiempo que su corazón parecía empezar a reaccionar.
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-Pero estas sufriendo- insistió la niñita.
-No importa. Lo único que importa es mi familia- resoplo entre lagrimas. Sonriendo. Buscando algo en la mirada de la pequeña. Que se alejo sin explicarse.
Dean se levanto y camino hacia la salida de la capilla.
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-okey bonito, vuelve a tu lugar...- pensó Gabriel poniendo sus manos sobre el vientre de Hope.
El bebé de pronto sin chistar se movió de forma inhumana dentro de su bolsa placentaria. La cabeza del pequeño se acomodo entre los huesos de esa forma natural.
Hope abrió los ojos recuperándose de forma "milagrosa"...
-Okey "Mamita" ya estas apunto... Respira profundo y cuando sientas la contracción empuja con toda tu fuerza- le hablo el "Angel Doctor" con una energía sorprendente contagiandola de entusiasmo...
Hope sintió el retorcijo. Se agarro le las manillas hizo el ultimo esfuerzo y un desgarrador grito desde la médula de sus huesos invadió la sala... En segundos se escucho el llanto de la criatura envuelta aun en tejido orgánico. Abrillantado de humedad. El pequeño había reaccionado poniendo a funcionar sus pulmones sin espera. Una enfermera lo cubrió con una cálida manta. Alguien corto el cordón umbilical
Mas tarde el medico especialista ponía sobre el pecho de la jovencita a su pequeño.
-hey...- resoplo ahogada. Con los ojos empapados en lagrimas. Beso su frente y acaricio su pequeña espalda rosada.
-Te amo...- Suspiro.
El bebé pareció entender. Abrió los ojos y ahí estaban la copia exacta de esos salvajes ojos avellana, mezclados con esas pálidas y sedosas pelusas a modo de cabello rubio. La criatura tenia la nariz respingona de Hope. Cualquiera que lo hubiera visto y conociera a los Winchester habria inferido que era parte de ese clan ¿pero su padre?... ¿quien?...
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-La señorita Colt sera traslada a la sala de recuperación. El pequeño John sera monitoriado en neonatologia...- le hablo esa mujer vestida de purpura luego de notarlo perdido en el pasillo sin tener claro hacia donde dirigirse.
-¿John?- suspiro desbordado de emoción.
-....John Dagger W. Colt....- leyó en la cabecera de la cuna en neonatologia. Dean intento respirar. Ese pequeño niño que nació antes de tiempo conectado a esas maquinas que lo monitoreaban bajo esa cúpula de cristal llevaba un nombre verdaderamente intimidante.
-John tienes que lograrlo... Llevas la sangre de tu padre -pensó intentando alcanzarlo tras el cristal.-...Eres un Winchester...- insistió emocionado. Con la mirada perdida en su diminutos pies.
- Dean- Cass tomo de sorpresa a su amigo a su espalda otra vez. Se volteo a verlo. -Sam salio de pabellón...- le hablo reflejando la emoción de Dean en sus ojos.
-gracias hermano- resopló respirando más relajado.
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John Dagger's | Song
Will you by there| Michael Jackson
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Hope|COLT finaliza este sábado.
Gracias por sus votos y comentarios.
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