Ocho
Su vida se convirtió en una rutina tortuosa en su mayor parte. Se despertaba por la mañana, iba a la escuela, se sentaba en clase, trataba de ser educado y luego se iba a casa. El trabajo era muy parecido, los turnos de la mayoría de las noches quitándole más de su tiempo libre.
Entre la escuela y el trabajo, Minho se encontraba pasando todos sus ratos libres con Taemin. Por lo general, optaban por quedarse en la piscina, pero otras veces, metía al chico a escondidas a su habitación en medio de la noche y observaba al tritón humanizado dormir a su lado en las sábanas. Minho adoraba sentir esa suave piel bajo de sus dedos y la sensación de los labios del joven sobre los suyos. Taemin era como una droga para él.
Adictivo, intoxicante y pensaba que podía vivir con su sola presencia. No podía obtener suficiente.
A Taemin tampoco le importaba, siempre ansioso y dispuesto a pasar todo el tiempo besándose si el estado de ánimo era el correcto. Nunca le admitiría a Minho lo mucho que lo extrañaba cuando estaba en la escuela. Sería egoísta de su parte pedirle que se salte clases cuando fue él quien insistió en que el mayor se esforzara y tratara de divertirse. Además, nunca admitiría haberse puesto un poco celoso cuando Minho mencionó a una chica de su clase que había hablado con él.
Sabía que eso no era sensato, por supuesto, y sabía que el mayor le era leal, pero no podía evitarlo. En el fondo, estaba muy cohibido y sentía más por Minho de lo que debería. Si Minho siguiera adelante antes de que él tuviera la oportunidad de alejarse... eso lo mataría. Una vez que rompiera su relación, podría dejar al humano en libertad para que este pudiera estar con otra persona, cualquier otra persona.
Porque sabía que no podía quedarse tanto como quisiera.
Estaban acurrucados en la cama de Minho en un ventoso sábado por la tarde cuando alguien llamó a la puerta de abajo. Por más que el adolescente quiso ignorarlo, suspiró y soltó a regañadientes el brazalete de perlas de Taemin (con el que tenía la costumbre de jugar porque se veía muy bonito y perfecto en la delgada muñeca del tritón) para levantarse y abrir la puerta.
El recuerdo de los sospechosos hombres le vino a la mente y se volvió hacia el menor.
—Quédate aquí, ¿de acuerdo?
Taemin parpadeó pero asintió, decidiendo no cuestionar el motivo de Minho mientras lo observaba salir de la habitación. Aunque se encontraba curioso. No mucha gente solía tocar la puerta, especialmente no un sábado. Se escabulló lentamente de la habitación y bajó las escaleras de puntillas para poder escuchar.
Cuando Minho abrió la puerta principal, se encontró con dos hombres jóvenes, ambos mayores que él, pero en definitiva no eran los dos raros que había visto en el restaurante. Estos dos parecían coreanos también.
Uno de ellos se veía extremadamente sofisticado. Llevaba unos pantalones ajustados y una camisa que parecía haber salido de una revista de moda, gafas de sol sobre los ojos y su cabello era una mezcla de colores, verde y azul en su mayoría. El otro más bajo vestía más sobrio, unos pantalones oscuros y una camisa azul con botones abrazaban su espalda más ancha, y llevaba unas gafas de sol sobre sus cabellos rubios.
Minho frunció los labios, ¿qué diablos era esto?
—¿Sí?
—Hola, estamos buscando a alguien —dijo el más llamativo.
—¿Oh? —preguntó Minho, complacido de que le estuvieran hablando en coreano.
—Así es.
—Es como de ese alto —dijo el primero, señalando con una mano a la altura de su barbilla—. Cabello rojo oscuro, ojos azules. ¿Lo has visto?
Minho estaba a punto de negar que, de hecho, había visto a una persona así cuando Taemin apareció a su lado. Ni siquiera tuvo tiempo de regañarlo por ignorar lo que había dicho antes; Taemin corrió hacia el chico más alto y fue inmediatamente envuelto en un abrazo. Incluso Minho pudo ver que no era romántico de ninguna manera, sino amigable, casi fraternal en su calidez. Esta persona se preocupaba mucho por Taemin como si fuera familia y entendió que la separación debe haber sido desgarradora.
—S-su Alteza, ¿qué está haciendo aquí? —jadeó el menor.
El otro pasó sus manos por el cabello de Taemin.
—Vine a buscarte.
—Realmente nos tenías preocupados —agregó el otro hombre, colocando su mano en el hombro de Taemin. El chico se soltó del abrazo del otro y rápidamente rodeó al rubio también—. Kibum y yo pensamos que te estaba pasando algo terrible.
—Lo siento, Jonghyun, Kibum. Lamento no haber regresado a casa de inmediato... —murmuró Taemin, separándose lentamente—. Pero... bueno, al principio estaba asustado, no quería abandonar la piscina, pero ahora mi razón para quedarme es mucho más honorable que el miedo.
Sacudiendo la cabeza, el hombre de pelo multicolor, Kibum, sonrió.
—No hay nada de qué avergonzarse si tienes miedo, Taemin.
—De todos modos —declaró el menor—. Deseo quedarme un poco más, solo hasta que mi compañero esté cómodo con su vida aquí.
Los ojos de Kibum se dirigieron hacia Minho al instante, mirándolo fijamente.
—¿Compañero?
Los ojos de Minho ya estaban en Taemin, sorpresa escrita en toda su cara. ¿Compañero? Novio, suponía que sí, ¿pero compañero? La palabra le parecía tan... extraña. Sus mejillas inmediatamente se pusieron rojas.
Las mejillas de Taemin se sonrojaron de igual manera cuando se paró junto al humano y se apoyó en él.
—Sí. Lo considero mi compañero. Su Alteza, me gustaría presentarle a Minho. Minho, este es mi buen amigo, el futuro rey de mi gente, el Príncipe Heredero Kibum. Y este es su compañero, Jonghyun.
Minho miró al supuesto príncipe y a su compañero, reconociendo que no eran una amenaza, pero todavía no estaba seguro de ellos.
—¿Desean pasar? —preguntó, solo para ser educado, haciendo un gesto hacia adentro. Taemin se preocupaba por ellos, así que tenía que ser amable al menos.
Kibum negó con la cabeza.
—Sé que Taemin está a salvo. —Luego se volvió hacia el menor, dio un paso adelante y tomó su mano, con sus dedos tocando el brazalete en la muñeca del más bajo—. Pero sabes cómo indicarme si estás en peligro.
Taemin asintió.
—Sí.
—Estoy cerca de la costa, un amable rey de la región sur del Mar del Coral tuvo la gentileza de dejar que nos quedemos en su palacio hasta que podamos regresar a casa juntos —explicó Kibum—. Solo por favor, ten cuidado, ¿de acuerdo?
Con otro asentimiento, Taemin abrazó a su buen amigo, feliz de que él entendiera. Le dio a Jonghyun un rápido abrazo también.
—Nos iremos ahora, entonces —anunció Kibum, despidiéndose con una mano casualmente mientras se iba con Jonghyun por la vereda del frente—. ¡Adiós!
Taemin agitó la mano con entusiasmo, de pie en la puerta hasta que no pudo verlos más. Al principio, le preocupaba que Kibum lo arrastrara de regreso a casa de inmediato, pero ahora estaba contento de tener permiso para quedarse en tierra por un tiempo más. Se preguntaba si Kibum se daba cuenta de cuánto tiempo eso podría llegar a ser. Ya había determinado que Minho estaba listo para quedarse solo (podría haberse ido la semana anterior), pero ahora era cuestión de encontrar el coraje para dejarlo y saber que ambos acabarían con el corazón roto. No sabía si podría soportar tanto dolor todavía.
—Así que... ese es el príncipe, ¿eh?
El más joven casi saltó cuando sus pensamientos fueron interrumpidos por la pregunta de Minho.
—Sip —respondió—. Es mi mejor amigo. Crecimos juntos —explicó mientras cerraba la puerta principal.
Minho asintió, suspirando como si estuviera aliviado.
—¿Qué sucede? —preguntó Taemin, juntando las cejas con preocupación.
—Me alegro de que tengas a alguien ahí afuera —explicó, guiando el camino de regreso a su habitación.
—¿Eh?
—Bueno, sabes que tengo una familia aquí para apoyarme, pero, ¿cómo podría haber sabido que en realidad tenías a alguien en casa? —aclaró, sus brazos rodeando la cintura de Taemin mientras permanecían de pie afuera de su habitación—. Es un alivio saberlo con seguridad, eso es todo.
El menor sonrió, apoyando su frente contra la de Minho.
—Gracias. Es bueno saber que te preocupas por eso.
—¿Qué clase de compañero sería si no me preocupara?
La cara del tritón se puso completamente roja de vergüenza.
—No entienden el concepto de novio o novia —explicó rápidamente—. Es "compañero" de donde soy y tuve que hablar nuestro lenguaje o no me habrían dejado quedarme.
Minho se rio entre dientes, tirando de Taemin para un beso juguetón. Solo un toque de sus labios, nada más.
—No me importa ser tu compañero si así es como me ves. Siempre y cuando no sea algo raro, estoy bien con eso.
—No es nada raro —le aseguró Taemin.
—¿De verdad? —preguntó, levantando la ceja con escepticismo mientras daba un paso atrás, tratando de no reír.
—¡No lo es!
Empezó a entrar en su habitación.
—¿Estás seguro?
—¡Sí! —insistió Taemin, siguiéndole.
—No estoy seguro si estás siendo honesto conmigo —bromeó Minho, disfrutando de la forma en que la cara de Taemin seguía enrojeciendo.
El menor lo sorprendió entonces, empujándolo sobre la cama, poniéndose a horcajadas sobre su cintura con una mano a cada lado de su cabeza.
—Estoy. Siendo. Honesto —siseó.
Todas las bromas fueron inmediatamente dejadas de lado, los ojos de Minho ensanchándose un poco, sus pupilas dilatadas mientras observaba al chico que estaba encima suyo. Estaba muy consciente de la forma en que el menor se encontraba sentado en la parte inferior de su estómago y de lo cerca que estaban sus caderas. Quería sentir eso. Quería que Taemin se retorciera en sus brazos de placer mientras dejaba que sus endurecidos miembros se frotasen juntos en deseo incontrolable.
Estuvo tan cerca de agarrar las caderas de Taemin para hacer justamente eso cuando escuchó movimientos en la parte de abajo. Se quejó con molestia, la cabeza de Taemin alzándose en dirección a la puerta.
—¿Esa es Shayla? —preguntó.
Minho asintió.
—Mi padre no estará en casa hasta después del turno de la noche en el restaurante.
—Bien —murmuró el tritón, aplastando sus bocas en un beso desesperado, moviendo sus dedos para arrastrarlos por las mejillas del adolescente.
—Mmnn, Taemin, no deberíamos.
—A ella no le importa —respondió el menor, lamiendo el labio inferior de Minho, rozando sus dientes—. Solo quiero probarte un poco —jadeó con las manos moviéndose debajo de la camisa del otro para tocar su firme estómago.
—Taemin —advirtió, su determinación estirándose hasta sus límites.
El menor gimoteó en queja.
—Solo un poco más —suplicó, sus dedos yendo hacia la cintura de los pantalones de Minho.
La voz de Shayla se escuchó de repente desde la parte inferior de las escaleras, gritando el nombre de Minho para que bajara y ayudara a traer las compras del supermercado.
El mayor aprovechó esa oportunidad para apartar a Taemin de él, jadeando con las mejillas enrojecidas.
—Debo ir a ayudarle —dijo rápidamente.
La mano del tritón estaba repentinamente en su muñeca, deteniéndolo.
—¿No me quieres?
Miró hacia atrás, encontrándose con el joven que lucía triste y miraba hacia abajo, como si fuera a llorar.
—¿Q-qué? Por supuesto que sí —dijo en voz baja, tirando de Taemin para que se pusiera de pie con él—. Dios, si Shayla no hubiera vuelto a casa, ni siquiera habría pensado en detenerte —insistió—. P-pero... realmente no quiero hacer nada de eso con ella o alguna otra persona cerca, eso es todo.
Los ojos del menor aún estaban pegados al suelo, viéndose desanimado.
—Taemin —Minho suspiró, alzando su barbilla para obtener contacto visual con él—. En otro momento. En cualquier momento cuando estamos solos en casa. Lo prometo.
—¿En cualquier momento? —preguntó esperanzado.
—Mientras estemos solos —permitió.
Taemin hizo un puchero, pero se inclinó para otro beso.
—Bueno.
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N/T: Siempre les cortan el momento.🙂
¿Ya quieren el lemon pronto?👀
Sus comentarios siempre me animan, espero retomar el ritmo de actualizar al menos una vez por semana, si es que no dos.
¡Gracias por leer!🐬🌱
🌸Mini spam del Jongkey porque son lo más bello de este mundo.🌸
De nada.
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