Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cuatro

Pasaron varios días y Minho pasó todo el tiempo que pudo en la piscina.

No permitió que Taemin volviera a utilizar su magia sobre él, sabiendo que simplemente no era una buena idea y que tampoco era necesario.

Nadaba varios largos como de costumbre si su padre o Shayla estaban en casa, Taemin nadando como una sombra debajo de él en el fondo de la piscina. Otras veces se quedaban sentados y miraban el cielo; contemplar las nubes se había convertido en una de las cosas favoritas de Taemin, ya que no podía ver mucho del cielo cuando estaba en el océano. Una de las muchas leyes establecía que la gente del agua debía permanecer bajo la superficie para mantenerse seguros hasta la primavera.

Minho había preguntado por qué la primavera era una excepción, pero el tritón solo se sonrojó furiosamente y dijo que era algo que él no entendía, simplemente acataba.

Taemin le había dicho al humano que se sentía feliz de tener compañía y eventualmente admitió que no había comido hace días, sobreviviendo a base de las plantas del jardín que había ingerido a regañadientes. Al escuchar eso, Minho trajo comida más nutritiva de la casa en un segundo y, aunque a Taemin tampoco le gustó, era mejor que las plantas de jardín.

—La comida de tierra es tan diferente a la que hay en el océano... —comentó el menor mientras mordisqueaba un apio—. Creo que es porque no es tan salada a como estoy acostumbrado.

Minho asintió.

—Pero es mejor que las plantas del jardín. Estas se supone que son para comer —dijo, mirando hacia el plato de verduras que había cortado—. ¿Necesitas agua fresca o algo así? Quiero decir, esta agua no es exactamente natural.

Taemin negó con la cabeza.

—Nah, estoy bien. Esta agua ya es bastante salada.

—Sí, mi papá dijo algo sobre el uso de sal que produce cloro o algo así. No entendí la mayoría de eso.

Se volvieron más cercanos a medida que pasaban los días, hablando de esto y aquello, preguntando por los días del otro, aunque los de Taemin eran mucho menos emocionantes si Minho estaba trabajando o se veía arrastrado a otra actividad de algún tipo.

El moreno pudo darse cuenta de que su padre estaba sospechando de que algo sucedía con él, pero el adolescente insistió en que solo prefería el agua fría que resultaba más refrescante que el aire acondicionado completamente seco.

—No tienes que mentir tanto, ¿sabes? Dije que no dijeras nada, no que mintieras sobre cada aspecto de tu día —dijo Taemin una vez.

—Si no miento, se enterarán de la verdad. Prometí no decirle a nadie que estás aquí y cumpliré esa promesa hasta que muera —Minho se juró—. Además, no es tu culpa mi papá sea tan entrometido.

—No es necesario ser tan dramático al respecto —murmuró el menor con un puchero—. Y bueno, es cierto, no es mi culpa que tu padre sea de esa manera, pero yo-

¡Minho!

Taemin desapareció bajo la superficie cuando una voz extraña llamó desde el interior de la casa.

El adolescente levantó la mirada cuando su padre salió de la puerta trasera.

—¡Sal ahora! ¡Tienes que trabajar en media hora! ¡Si no estás listo en quince minutos, te irás caminando! —amenazó el hombre antes de desaparecer de nuevo en la casa.

Minho suspiró, hundiéndose en el agua para darle a Taemin la señal de que su padre se había ido. Cuando salieron, otro suspiro escapó de sus labios.

—Debo irme. Tengo que trabajar esta noche.

Taemin se quejó.

—¿Justo ahora?

Él asintió con la cabeza, sonriendo ante el comportamiento infantil del tritón que había revelado que su edad era solo un poco más de un año inferior a la suya.

—Sí...

Brazos cruzados sobre su pecho, Taemin resopló con el ceño fruncido.

—Lo sé. Pero volveré más tarde esta noche y te veré —prometió Minho.

Taemin se animó, una sonrisa esperanzada estirando sus labios.

—¿De verdad?

—Por supuesto.


~*~


El restaurante no estaba tan lleno esa noche. Solo se escuchaba la charla habitual de los clientes que comían ahí y los que elegían para llevar.

Minho estaba aburrido mientras se paraba detrás del mostrador, golpeando la madera con un bolígrafo junto a la caja registradora con la otra mano sobre su mejilla, el codo sobre la encimera. Hace mucho tiempo había decidido que no le importaba si los clientes veían cuánto odiaba estar allí; ¿por qué debería fingir por ellos cuando realmente no podía encontrar nada que le gustara de trabajar en ese lugar?

Excepto por una o dos cosas.

—Minho, cielo.

Su cabeza se alzó, al darse cuenta de que una cliente se había acercado al mostrador con su recibo en mano, lista para pagar. Su nombre era Grace. Era una mujer mayor, quizás entrando a los setenta, con el pelo canoso y arrugas alrededor de los ojos y la boca. También parecía que había pasado la mayor parte de su juventud bajo el sol con su piel bronceada, sus vestidos coloridos haciéndola resaltar aun más.

Ella era la cliente más amable que frecuentaba el restaurante.

Minho sonrió, pasando una mano por su cabello como si ello fuera a arreglar su estado desaliñado, y educadamente tomó la pequeña bandeja de plástico que contenía la cuenta y su tarjeta de crédito.

—¿Qué le pareció la comida esta noche? —preguntó mientras marcaba la orden en la caja y se preparaba para deslizar la tarjeta por la máquina.

—Deliciosa como siempre. Tu papá tiene un gran restaurante, ¿no lo crees?

—Supongo —respondió Minho, terminando el pago y esperando a que saliera el recibo.

Se perdió la forma en que Grace frunció el ceño, notando su estado de ánimo abatido desde el momento en que había entrado hace poco más de una hora con sus amigas. Conocía al chico desde que había empezado a trabajar en el restaurante y, por lo general, parecía muy feliz incluso cuando se le dificultaba el idioma, pero a medida que pasaba el tiempo se dio cuenta de que en realidad había una gran tristeza bajo todas sus forzadas sonrisas.

—¿Por qué la cara triste, Minho? ¿Hay algo que te preocupe?

Minho se sobresaltó, sin esperar la pregunta en lo más mínimo.

—¿C-cara triste? —repitió, devolviéndole la tarjeta con una inclinación de cabeza por puro hábito—. No... no estoy triste.

Grace le dio una pequeña sonrisa.

—He visto muchas cosas en mi vida, Minho y una de las cosas que más me duele es ver a un joven que no está feliz por su lugar en la vida en ese momento. Es demasiado común para que sea justo. Sé que ahora mismo las cosas son difíciles y te duele, pero te prometo, querido, que las cosas mejorarán algún día. Ya lo verás.

El adolescente sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas. Grace no sabía nada de su vida ni de su hogar, no tenía idea de que su madre había muerto y apenas lo conocía, y sin embargo, había notado más acerca de sus sentimientos que su propio padre.

—Está bien... —fue todo lo que pudo decir. ¿Cómo podría responder a eso?

Ella extendió la mano y gentilmente ahuecó su mejilla, dándole toques con sus dedos.

—Solo trata de sonreír tanto como puedas y disfruta de tu juventud, Minho, ¿de acuerdo?

Él asintió.

Neh.

—Buen chico.

Pronto se fue con sus amigas, prometiéndole que volvería a verlo en una semana más o menos, como siempre. Minho se limpió apresuradamente los ojos, sintiéndose estúpido por llorar tan fácilmente, pero agradecido de que alguien que había sido tan amable con él desde el principio le diera tal impulso de confianza. ¿Cómo era que la gente así todavía existía en su vida?

Aparte de Taemin, por supuesto. Pero pasar tiempo con Taemin era como estar en otro mundo por completo, por lo que no estaba seguro de si eso contaba en cierta medida.

La puerta del restaurante se abrió y dos hombres entraron. Minho se preparó para darles la bienvenida, pero había algo extraño en ellos. Aparte del hecho de que ya estaba oscuro afuera y llevaban gafas de sol, vestían trajes que parecían demasiado formales para una noche tan agradable. Se acercaron a la caja, uno de ellos sacando una fotografía del bolsillo de su chaqueta.

—Tú ahí, ¿has visto a este chico? —exigió, empujando el papel en la cara de Minho.

El adolescente parpadeó y dio un paso atrás, tratando de ver bien la foto, solo para darse cuenta de que sí, había visto a ese chico. Mantuvo una expresión estoica, sintiendo que estas personas no eran dignas de confianza.

—No. ¿Está perdido?

Le tomó un momento al hombre responder.

—Sí.

—Gracias por tu ayuda, pero nos vamos a ir ahora —dijo el otro, guardándose la foto en la bolsillo y siguiendo a su compañero.

Él tragó saliva, exhalando como si se hubiera estado aguantando todo ese tiempo. El niño en la foto...

Era Taemin.

De vuelta a casa, caminando penosamente junto a su padre, que había salido temprano del restaurante por razones que Minho no entendía, volvió a pensar en los hombres de nuevo en su cabeza. Para empezar, no le había gustado cómo se veían, pero ahora estaba realmente preocupado.

Obviamente sabían que él estaba en algún lugar de la ciudad y debieron suponer que un tritón de apariencia asiática buscaría refugio con personas asiáticas. Entendía esa lógica, pero todavía estaba aterrorizado de lo que podría pasar si volvían a tener a Taemin en sus manos. Taemin dijo que lo habían lastimado, que intentaron realizar experimentos.

Él no podía permitir que eso sucediera otra vez.

.

.

.

.

.

N/T: Ojalá no se hayan olvidado de esta historia.

No pude actualizar antes, lo siento. He estado bastante ocupada.😔

Pero espero que les haya gustado este capítulo, aunque cortito. Espero sus comentarios, tengo muy presente a los que dejan bonitas palabras. No pude responder todos los anteriores, pero siempre los leo, lo aprecio mucho.🐬🌱✨

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro