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🍯 : capítulo dos .

JongHo era un precioso universitario de 18 años. Un chico dulce y amable que estudiaba música, algo que realmente amaba. Su voz era sumamente atractiva y hermosa, su natural talento te hacía sorprenderte ante su vocal.

A sus cortos 18 años JongHo la mayor parte de su tiempo se la pasó solo, su etapa en secundaria era algo que muy amargamente prefería olvidar. Nunca tuvo un amigo, nunca tuvo una pareja, eso hasta que Kang Yeosang, su precioso y mejor amigo llegará a su vida.

Tal vez no tenía pareja, pero si tenía a un bonito Yeosang que alegraba sus días y que sobretodo le quería.

JongHo sabía que no era una persona obesa, du doctor muchas veces le había informado que su salud se encontraba en perfectas condiciones y que simplemente era un chico con buenas proporciones.

Cosa que sus compañeros no entendían y a diario recibía más de una burla por ser el “Gordito Choi”, cosa que tal vez si le había causado muchas inseguridades, no se sentía bonito y su pensamiento no cambiaba pese a recibir elogios de su padre y mejor amigo.

Muchas veces intentó cambiar para tratar de agradarle a los además, pero tan pronto inició también acabó. Tiñó su cabello de rojo, se sintió tan bonito por instante... Pero pronto sus compañeros le bajaron de su nube al hacerle burla comparándolo con una manzana por redondo y gordo.

Claramente Yeosang había salido a defenderlo sin dudar, Yeosang y YunHo...

Oh, YunHo.

Aquél precioso chico del cual secretamente ha estado enamorado... En realidad YunHo, sin olvidar a Yeosang, era el único que no le hacia comentarios hacia su aspecto. En realidad YunHo siempre que presenciaba alguna escena donde le molestaban les ponía un alto y le defendía sin dudar mientras que se aseguraba que estuviera bien.

JongHo simplemente avergonzado le agradecía mientras sus mejillas tomaban un fuerte carmín y suspiraba aún más enamorado por él. YunHo era muy amable, no importaba que, Jeong era el chico más dulce y de ensueños que el pudiera imaginar.

Jeong YunHo era tan perfecto.

Tan inalcanzable.

Por ello jamás imaginó que en aquel partido del día viernes, el gran Jeong YunHo se le confesara. Al principio creyó que todo se trataba de una cruel broma, pero Yeosang se encontraba ahí y se notaba por su sonrisa que era cómplice, y JongHo sabía que su mejor amigo sería incapaz de hacer algo que le lastimara.

Por ello cuando cayó encuenta de que lo que estaba pasando era verdad, su emoción e Incrédulidad salieron a flote.
Jamás se imaginó vivir algo tan cercano al romace, mucho menos con YunHo, la persona de la cual el estaba profundamente enamorado.

YunHo esa misma noche se contactó con él, le dijo un montón de cosas bonitas y le deseo las buenas noches con un "caramelito" como apodo y un corazón al final. Y JongHo mentiría si dijera que no sintió una gran estampida de elefantes en su pancita y durmió con una brillante sonrisa abrazando dulcemente a su osito de peluche.

El sábado y domingo así se la pasó, YunHo enviándole mensajes, hablando de ellos, sus gustos y conociéndose. Claro que Jeong era todo un coqueto que no dudaba en darle dulces halagos que le dejaban las mejillas rojas y le provocaba sonrisas tontas.

Ya habían pasado tres días desde su confesión y JongHo no sabía que hacer o como reaccionar ante YunHo. Para su buena suerte hoy no compartía clase alguna con el mayor, como en el resto de la semana.

¿Huiria de YunHo?

Por supuesto que si.

No lo culpen, se encontraba sumamente nervioso... En especial por ser ahora el centro de atención de absolutamente toda la escuela. En su mayoría recibía solo malas miradas de enojo, otras de envidia y otras un poco menos desagradables.

—¿Sabes cuanto tiempo me tomo convencer a YunHo para que se confesara a ti y tu solo huyes?

Yeosang le habló mientras le dejaba un besito a sus coloredas mejillas.

—Es que... Estoy nervioso y yo siento que realmente todo esto es solo un sueño...

—Jonggie... De verdad le gustas a YunHo, no puedo hablar demás pues finalmente son cosas que Jeong me confesó y confío, pero el de verdad está igual o más enamorado que tú. Eres un chico sumamente precioso, tan precioso y talentoso. Está bien sentir nervios, yo aún me siento nervioso cuando SeongHwa me da besitos y me abraza— dijo lo último con un leve sonrojo —Las maripositas y el nerviosismo pueden resultar normal cuando se trata de la persona que te gusta, por favor... No dudes más de ti mismo, se que me puede resultar fácil pedírtelo, pero sabes que nunca te dejaré solo o haré algo que te lastime.

—Trataré de mejorar en mi confianza...

—Yo se que si y sabes que yo estaré ahí para apoyarte en el proceso.

—Gracias Sanggie— respondió JongHo dándole un fuerte abrazo.

—Muy bien, tu tienes clase en el salón de música y yo en el de baile... ¿Almorzamos juntos?

—Me parece perfecto Yeosanggie y tal vez me quede unos minutos más ensayando, pero prometo llegar.

—Está bien, ¡te estaré esperando con tu almuerzo y SeongHwa!

Dijo Yeosang para proceder darle un beso en la mejilla como despedida, para después verlo irse directamente a su salón.

Tal vez... Y solo tal vez, ya no huiria de YunHo.

La clase de música finalmente había llegado a su final y con ello la mayoría de los estudiantes ya habían abandonado el salón dejándolo prácticamente solo.

JongHo en vez de salir e ir a disfrutar la hora del almuerzo, procedió a dirigirse a ese bello piano blanco que ocupaba una de las esquinas del salón. Se sentó en el taburete y delicadamente procedió a entonar una dulce melodia.

JongHo amaba los sonidos que los instrumentos musicales emitían, siendo el piano y la guitarra sus favoritos. Amaba la sutilesa de estos instrumentos, cantar a la par junto a ellos y ver como su voz y las melodías de estos se unían.

Mientras entonaba la dulce melodía de “Only” y tarareaba al compás del piano, su mente rápidamente voló hacia cierto y apuesto chico de nombre y apellido Jeong YunHo. Sus mejillas rápidamente tomaron un fuerte carmín y el sonido de unos pasos acercándose lo sacaron de sus fataseosos pensamientos, haciendolo levantar la mirada, encontrándose con la avellana de Jeong, quien venía caminando hacia él con una brillante sonrisa.

Al parecer... Lo había invocado.

Hizo el ademán de parar de tocar el piano, pero YunHo le hizo una seña para que continuara con lo suyo. Así que JongHo continuó, pero ahora con sus manos temblorosas puesto que Jeong le observaba sumamente concentrado y con un extraño brillo en sus ojos.

Para cuando entonó la última tona, Jeong automáticamente le aplaudió con su característica brillante sonrisa.

—Eres muy hermoso.

JongHo rápidamente se puso completamente colorado ante el repentino halago y nervioso encontró su mirada con la penetrante de Jeong. YunHo por su lado le sonrió brillante, le causaba demasiada ternura ver las reacciones del menor ante sus halagos, ver como sus mejillas se ponían rojitas y su expresión sorprendida y tal vez algo asustada le volvían loco de ternura.

—Tan lindo y perfecto.

—Hyung... ¿No tenía clases de baile?— en cambio JongHo preguntó al no saber que responder ante los halagos del mayor.

—Es hora del almuerzo.

—Es cierto...

—Yeosang me dijo que te quedarías un rato en el salón, ¿No te molesta que me haya tomado en atrevimiento de venir por ti?

—No me molesta YunHo Hyung, gracias...

—Entonces, vamos caramelito.

JongHo asintió ya completamente enrojecido hasta las orejas y prendió marcha para salir del salón.

—JongHo...

Escuchó que el mayor le detuvo antes de salir por la puerta.

—Digame YunHo Hyung— respondió expectante a Jeong.

Lo que menos esperó es que YunHo le tomara de la cintura y acercara demasiado su rostro hacia el de él, rápidamente su respiración se cortó y soltó una risita ante su nerviosismo.

—Gracias— murmuró el mayor cerca de su oído.

—¿Gracias?— preguntó confundido —¿Gracias por qué Hyung?

—Porque enamorarme de ti hizo que amara más la música.

Y con ello un besito fue depositado en su mejilla.

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