Capítulo VII
Capítulo VII:
El Capitán Gericke de la "Luftwaffe" divisó su objetivo, habían volado sin ningún problema o retraso. Dentro de la cabina, equipados como miembros del "Cuerpo Libre de Paracaidistas Polacos" y con el Coronel Steiner vestido con uniforme de Oficial Británico, la "Operación Albatros" había entrado su fase Central, una de la cual ya no había vuelta atrás.
El "Dakota" se encontraba sobrevolando los Cielos de Inglaterra, enfilando hacia su destino. Pronto, alzando la altura perfecta, evitando ser captado por los radares enemigos, ya que eso podía llevar a un "Derribo por Fuego Amigo", el Capitán Gericke les indicó a Steiner y sus hombres de que estaban en posición. El Coronel entendió el mensaje e hizo una seña para que se abriera la puerta. Uno de los Subalternos del piloto cumplieron con la orden y de ahí se hizo presente una intensa bocanada de aire frío que penetraba la cabina.
Desde las playas los observaban Johana, Olek y Liam. Pronto, uno por uno, los miembros de los "Comandos" fueron lanzándose en paracaídas, siguiendo, al pie de la letra, las instrucciones y el entrenamiento llevado a cabo en Holanda. En formación y cayendo sobre las aguas poco profundas, los militares alemanes camuflados como polacos iniciaron la marcha desde el Mar hasta llegar a la orilla, empapados pero de ahí harían el cambio de ropas para pasar desapercibidos.
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Olek no podía dar crédito a lo que sus ojos eran testigos. Estaba asombrado, casi le salía un hilillo de voz desde lo profundo de su garganta mientras que Devlin permanecía en posición de firmes, al igual que la joven Boers. El ruso era el único que no había tomado su postura y al verlos, adquirió la misma, evitando no faltarles el respeto a aquellos hombres que, sin interés político, salvo por su Patria y familia, iban a poner el pecho para cumplir una misión con tintes suicidas. Muchos de ellos no volverían a casa pero, sin importar los riesgos a tomar, no fallarían a su promesa y más ante el Coronel Steiner, con el cual sentían un profundo respeto.
- ¿Impresionado?.- Preguntó Devlin a su amigo.
- No tengo palabra que me ayude a describir este movimiento, amigo.- Respondió Olek, lanzando una risilla y de ahí vio que éste sacaba un cigarrillo.
- Bueno, ahí los tienes: Ya lo has visto, pan comido. Ahora viene seguir con esto al pie de la letra.- Alegó el Irlandés.-
- Aún así, su trabajo ha sido más que exitoso, menos mal que pudieron llevarlo a cabo aunque...estoy enterada de lo ocurrido con ese borracho de Seymour.- Dirigió Johana su mirada al Caballero Ivanisevic.- No importa. Ese tipo no volverá a meterse donde no le llamen.- Auguró ésta.
Lo que no sabían era que, justo en ese mismo momento en el que Steiner y sus Comandos arribaban a Studley Constable, Molly se había acercado hasta la "Estación de las Marismas", dejando una canasta con comida para Devlin y Olek. Había algo que la cautivaba, la emocionaba y deseaba conocerlo más a fondo a aquel noble pelirrojo de Irlanda. Sin embargo, sin saberlo, sus pasos estaban siendo vigilados por una figura masculina que iba hacia donde estaba. Silencioso como una rata, aquel joven ingresó en el inmueble y cerró la puerta silenciosamente pero, ante los últimos centímetros, terminó por causar un ligero azote que llamó la atención de la castaña, quien pegó un susto hacia adelante.
- Con aquí estabas.- Habló aquel sujeto, caminando hacia ella y miró la caja de chocolates que sostenía la chica, cosa que le hizo hervir la sangre.-
- Arthur...¡¿cómo pudiste hacerlo?! ¡Me estabas siguiendo, cerdo de mierda!.- Exclamó la muchacha pero el joven se le adelantó y le dio una bofetada que la dejó tirada contra el piso.
- No vuelvas, nunca más, a llamarme de esa manera, Molly. ¡Tú eres mía y...!.- Exclamó, agarrándola con fuerza del suelo.- ¿Y esto?.- Se preguntó y de ahí comprobó la verdad.- ¡Esto es alemán, te lo ha dado ese sucio Irlandés!.- Gritó, mientras que salía hacia afuera.
- ¿Adónde vas?.- Preguntó la chica, mientras que intentaba mantener el equilibrio por el mareo.
- ¡A denunciarlo con la Policía a ese colaborador de los Nazis!.- Respondió pero Molly no se lo iba a permitir.
¿Qué harías en un momento así?. La chica que habían conocido Devlin y Oleksandr se encontraba al borde del miedo. El perderlo, de que lo fueran a fusilarlo injustamente y todo por una simple caja de chocolates que compró en París un tiempo antes de la invasión de 1940 llevó a que ella corriera hacia el armario y tomara la escopeta que el pelirrojo se había dejado allí.
- ¡No, no tienes derecho en tratarlo así!.- Exclamó la muchacha.
- Ya verás y tú también vas a pagarlo.- Juró Arthur Seymour pero eso fue más que suficiente para que el miedo se apoderara de Molly.
- ¡No, por favor!.- Su último intento por rogarle de que no hiciera la denuncia fracasó y ella, por instinto, miedo, desesperación, tiró del gatillo. Hubo un fogonazo, una explosión y Arthur Seymour cayó contra el piso, recibiendo dos impactos de bala que le dieron en la espalda y atravesaron su pecho. La sangre voló por todas partes, el joven ebrio del pueblo se desplomó "ligero" y de ahí quedó, tieso sobre el frío suelo de piedra.
Molly, viendo lo que había hecho, sintió nauseas, ganas de vomitar, por lo que se sentó en una silla, a la espera de poder hablar con Liam al respecto.
- Coronel Kurt Steiner.- Se acercó Olek para saludarlo.
- Me alegra verte de nuevo, chico.- Dijo éste.- Has cumplido muy bien con tu papel. Sigue así y pronto volverás a ver a tu familia.
- Gracias, Mi Coronel. Todo está despejado, el camino ha sido recorrido y no hay peligro a la vista.- Informó el albino, dando a conocer el parte de situación.
- Coronel Steiner.- Se acercó Johana.- Un gusto en conocerlo.
- Lo mismo digo, "Emperatriz".- Respondió éste, saludándola y besando su mano.
- Muy bien, ahora que todos están aquí reunidos, vengan, hay trabajo que hacer. Yo debo partir para el pueblo, ocurrió un pequeño percance en la "Sociedad de Damas Voluntarias" por lo que necesitan de mi presencia allí. Ya el Señor Devlin ha preparado los vehículos para que puedan avanzar por el pueblo sin ningún problema. Caballeros.- Dijo la joven y tras despedirse de ellos, tan elegante y bella como era, así como también aguerrida, la muchacha partió de allí hacia la localidad, siendo escoltados Steiner y sus Comandos por los dos agentes que trabajaban allí.
Tras cruzar el bosque y meterse en donde se encontraba la "Estación de las Marismas", Devlin sintió una extraña presencia, un olor a pólvora concentrado en el interior del inmueble y tras abrir la puerta, notó que Molly estaba allí, poniéndose de pie, dejando la escopeta a un lado y corría para abrazarlo. Le tomó unos pocos segundos captar la situación: Miró hacia el suelo, el cuerpo bajo un charco de sangre que se había extendido por la superficie, "pintándolo" de rojo, mientras que lo reconocía. Olek también se hizo presente y notó lo que había ocurrido, así como también las dos balas que se encontraban tiradas.
- Bueno, parece ser que los Dioses saben cómo castigar a tipos tan egoístas y malditos como usted, Arthur Seymour.- Sostuvo el muchacho, acomodándose su gabardina.-
- Te iba a denunciar. Empezó a decir que tú eras un colaborador de los Alemanes y yo...Yo...- La pobre castaña no pudo completar su oración, rompió en llanto y con ello llevó a que Devlin la acompañara hacia afuera.
- Tranquila, no pasa nada. No lo quisiste matar a propósito.- Teorizó el pelirrojo.
- ¿Eso es verdad?.- Preguntó una nueva voz y Molly alzó la cabeza, topándose con un Oficial de cabello rubio y con el uniforme de Paracaidista Británico.
- No...No lo había nunca a usted.- Quedó ella impresionada.
- Acabamos de llegar. Soy el Coronel Miller, responsable de la "Unidad de Paracaidistas Polaca Independiente".- Se presentó éste, usando su nombre falso y haciendo la venia militar, además de tomarle de la mano a Molly para besarla.
Los hombres que le acompañaban a Steiner, llevando boinas y cascos con camuflaje mostraron sus respetos, por lo que la chica se retiró de allí con rumbo hacia su casa, prometiéndole Liam de que se harían cargo y que no tenía por qué temer, que simplemente fue un accidente. Una vez que la joven se fue de allí, Olek se acercó a ellos.
- ¿Qué hacemos con el cuerpo de nuestro "amigo"?.- Inquirió, señalando a Arthur quien seguía allí, tirado contra el suelo.
- Lo enterraremos a unos metros de aquí, en las lindes del bosque. Otto, Brandt.- Respondió el alemán y llamó a dos de sus hombres, todos ellos eran jóvenes y los citados cargaron el cuerpo de Arthur Seymour fuera de la propiedad, así como también borraron todo rastro de sangre derramada, los casquillos de la escopeta y ventilaron para que no quedara olor a pólvora.
Una vez cumplida esa parte, pusieron rumbo hacia el pueblo: Había que conocer a la población y sobre todo establecer una comunicación, un contacto para que no sospecharan nada al respecto.
En la Iglesia Católica de Studley Constable, en el interior, metido en su pequeño estudio, el Padre Verecker, un hombre consagrado a la paz y seguir los pasos de Jesucristo en su misión de llevar el amor y su Palabra al Mundo, aún en tiempos de guerra, siendo un tipo muy amable, solidario y simpático, se encontraba leyendo el periódico tranquilamente, sin sospechar de nada que fuera a ocurrir en esa localidad, alejada de las grandes ciudades que sufrían los bombardeos de la "Luftwaffe". A sus casi 40 años, con su cabeza un tanto presente en la calvicie pero manteniendo sus cabellos castaños, al igual que los de su hermana, Pamela, éste empezó a sentir una música que provenía del Órgano de la Iglesia.
Dobló el periódico, intrigado, pensando que, tal vez, alguien se había metido en el sitio sin permiso para querer hacer algo indebido, caminó y salió hasta el interior de la Iglesia, topándose con un muchacho de cabello rubio pálido al igual que su pie, vestido con el uniforme de Paracaidista Polaco además de la boina que llevaba consigo en sus manos.
El Sacerdote se quedó impresionado, tenía una gran destreza y habilidad para tocar el Órgano pero al verlo, el joven detuvo la música y bajó la tapa del instrumento.
- Oh, lo siento, Padre. No lo había visto, discúlpeme.- Dijo el muchacho, un tanto asustado por toparse con aquel sujeto.
- No, no, por favor, siga.- Le animó Verecker con amabilidad.- Tocas muy bien el Órgano. ¿Cómo te llamas?.- Felicitó y luego le hizo una pregunta.
El joven rubio pálido se puso de pie y estrechó su mano con la del Sacerdote Católico.
- Soy el Cabo Andrei Chemkosky. Mi Coronel me ha pedido que lo fuera a buscar.- Se presentó, dando su "nombre" y empleando un buen acento polaco.- Perdóneme pero no he sabido contenerme.
- Ah, no le censuro. Toca usted muy bien. La música de Bach necesita fuerza. Cada vez que me siento al Órgano me convenzo más de ello.- Fue el Sacerdote hacia ese punto, mostrando sus respetos al joven militar.
- Lo siento, Padre, pero mi Coronel.- Pidió Andrei disculpas, señalando a que le estaban esperando afuera, cosa que Verecker comprendió que no podían hacer esperar al Comandante a cargo de la Unidad.
Afuera, saliendo hacia la entrada de la Iglesia de Studley Constable, con otro Paracaidista que llevaba el casco colgando de su uniforme y la boina sobre la cabeza, el Sacerdote se topó con aquel Oficial, siendo acompañado por el Cabo Chemkosky.
- Padre Verecker, ¿verdad?.- Preguntó el hombre de boina, mientras que Andrei salía con el citado y portaba su subfusil "Sten" en las manos, cerrando la puerta.
- Sí.- Respondió el Sacerdote y de ahí vio que el Oficial le extendía la mano para estrecharla.
- Coronel Miller, destinado al mando de la "Unidad de Paracaidistas Polaca Independiente".- Se presentó tras hacer la venia.-
- Mucho gusto y a su disposición.- Saludó Verecker con respeto y le estrechó la mano, por lo que Miller caminó por el sendero.
- Padre, estamos realizando algunas maniobras. Aquí tengo algunos de mis hombres, el resto están repartidos por todo Norfolk.- Le comunicó, mientras que atrás, en el pequeño Cementerio podía verse al Sepulturero que trabajaban en la excavación de tumbas y los dos hombres eran acompañados por Andrei.- Mañana tenemos una concentración. Me gustaría que los muchachos hicieran algunas maniobras inofensivas, si es pedirle demasiado.- Señaló con la pequeña batuta que traía consigo, cosa que llevó a que el Sacerdote se riera.
- Al contrario, Coronel, nos vendría bien tener un poco de ejercicio.- Respondió el castaño con suma calma en su voz.- Estoy seguro de que todos en el pueblo harán lo que sea para ayudarle.- Argumentó y de ahí salieron al exterior de los límites de la Iglesia, en donde los estaba esperando Olek junto a Liam Devlin, los cuales aguardaban a su llegada junto al Teniente Ritter/Hans.- Cockney.- Llamó al chico albino por su "nombre falso".- Padre, le presento al Capitán George Cockney del "Real Batallón de Paracaidistas".
- Un gusto en conocerlo, Padre Verecker.- Saludó Olek, estrechando la mano del Sacerdote.
- El gusto es mío, hijo. Bienvenido a Studley Constable.- Respondió el otro, mientras que se dirigía a Devlin.- Señor Liam, un gusto en que usted sea quien guíe a estos Caballeros por el pueblo junto al Capitán Cockney, es un acto muy noble de parte de ustedes, amigos.
- Para eso estamos, Padre.- Señaló el Irlandés.- Bueno, sin más preámbulos ni nada más, debemos partir para hacernos cargo de nuestras tareas.- Argumentó Devlin.
- Por supuesto, los dejo aquí. Yo debo volver y preparar todo para la Misa de esta tarde. Nos estamos viendo.- Se despidió Verecker, quien estrechó su mano con la de los presentes y de ahí desapareció por el mismo camino hasta volver a la Iglesia.
Steiner se acercó hacia Olek y Devlin, viendo al Sacerdote que se retiraba de allí. Éste permaneció de pie, subiéndose al jeep con ellos y sus hombres al camión que los Hermanos O'Collin habían preparado para ellos desde el "Mercado Negro".
- Bueno, ¿qué te dije?.- Preguntó el Coronel al 4*Conde de los Ivanisevic, el cual respiró hondo.
- Estoy tranquilo, Mi Coronel. Sin problemas.- Respondió el joven hasta que, desde el lado Sur de la carretera, vieron llegar a un vehículo, otro jeep y que portaba la Estrella Blanca del Ejército de los EEUU. Dentro del vehículo, el conductor y una mujer rubia con uniforme azul oscuro iba de acompañante hasta que se detuvieron frente a ellos.
- Veo que han conocido a mi hermano.- Dijo la chica.- Coronel, Caballeros, les presento al Capitán Harry Clark de los "Rangers Americanos". Yo soy Pamela, la hermana del Padre Verecker.
- Mucho gusto, Señor.- Saludó un joven con uniforme marrón y gorra, estrechando su mano con la de Steiner.- Veo que tenemos a otro Capitán por aquí.- Se dirigió hacia Olek.
- Un placer.- Saludó el muchacho, dándole la mano y luego le hizo la venia tanto a Clark como a Pamela.
- Qué sorpresa verlos por aquí.- Mencionó Harry.
- Ustedes también lo son.- Repuso Steiner con una risilla, siempre manteniéndose en su papel asignado. Acto seguido, dándose la vuelta, notó que Devlin estaba sacando un cigarrillo pero también transmitía cierto "mensaje".
- "Paracaidistas Libres Polacos", ¿eh?.- Lanzó el Capitán de los "Rangers" su asombro.
- Sí, así es, Capitán.- Respondió "Miller".
- Por cierto, tenemos unos Polacos en nuestra Unidad. A sus hombres, quizás, les guste conocerlos.- Propuso un encuentro para formar lazos de Camaradería aquel Americano.
- Sí, les daré permiso. Por cierto, ¿en dónde están exactamente?.- Quiso saber sobre la ubicación del Cuartel General.
- A unas 8 millas carretera arriba, en "Meltang House".- Le dio la dirección, señalando el camino.
- Ah, "Meltang House", ¿y hay muchas fuerzas allí?.- Lanzó Steiner otra pregunta importante.
- Ahora solo 1 Compañía.- Dijo Harry sin pelos en la lengua.
- Perfecto, no me olvidaré de ello.- Señaló el Coronel, viendo que es "hacía tarde", se dirigió hacia donde estaba Pamela.- Señorita Verecker, Capitán Clark.- Se despidió, dándole la mano a la joven rubia y al Americano.
- Un gusto en haberlo conocido, Coronel. Capitán Cockney.- El "Ranger" volvió a subirse al jeep junto a Pamela, partiendo de allí hacia su destino.- ¡Soldados, suban todos a los coches!.- Ordenó y sin ninguna interrogante o demora, partieron hacia los vehículos.
Dentro del jeep, con Hans al volante, Steiner le dio indicaciones de que siempre mantuviera su izquierda y no manejara tan deprisa. Fue entonces que partieron de allí.
- Extranjeros, Polacos.- Oyó Devlin la voz del viejo Lacker el sepulturero.
- Y yanquis e irlandeses.- Bromeó Devlin a éste.- Vuelva a su madriguera, Lacker o sino se lo quitarán.- Le hizo ese chiste al hombre para salir de allí.
El jeep del Capitán Clark llegó hasta el Cuartel General de "Meltang House", un vastísimo edificio custodiado por un Puesto de Control donde el Centinela le abrió la barrera y de ahí dio paso a un bellísimo parque y amplio estacionamiento donde habían varios vehículos militares incluyendo un pequeño tanque de guerra situado en uno de los costados. Clark se detuvo y allí se topó con un Soldado que lo estaba esperando, el cual le hizo la venia militar y éste respondió, dando paso a su ingreso en el edificio, pasando por el puesto de Recepción.
- ¿Dónde has estado con tu uniforme de Capitán?.- Preguntó uno de sus colegas, quien estaba en el escritorio como otro en la máquina de escribir.
- Moss, no me conseguí estas Tres Estrellas por hacer preguntas estúpidas.- Se le acercó Clark a su amigo, hablándole con franqueza y seriedad.- ¿Qué pasó? ¿Alguna novedad?.
- El Coronel quiere verte.- Le susurró Moss, señalando a la puerta que estaba detrás suyo.
Sin decir algo más, Clark caminó e ingresó en el despacho, allí se encontraba un hombre de unos 40 años, cabello rubio, bigotes y lentes con su uniforme. El joven Capitán ingresó e hizo la venia militar ante su Superior.
- Señor.- Se presentó ante él pero el Mayor no se lo veía muy contento ese día.
- Ocho años...Ocho años en la "Guardia Nacional", una semana sí, otra no...¡Dos semanas metido en las aguas pantanosas de Luisiana luchando contra los mosquitos!.- Exclamó de rabia y sacándose sus lentes de Sol.- Pero conseguí llegar a Oficial, usted estaba en Benn cuando me dieron el mando.- Dirigió su mirada hacia el joven Clark.- Maldita sea, la mejor "Unidad" que uno podría soñar, duro entrenamiento...¡pasado mañana llega el resto de la "Unidad", teníamos que hacer entrenamiento en la playa! ¡Ésta era mi última oportunidad, Clark!.- Sentenció, tomando una hoja de papel con una información que le desagradaba.- ¡Por fin iba a mojarme los pies antes de acabar esta maldita guerra y ahora esto!.- Hizo ademán de extender el papel.
- ¿Le van a trasladar, Señor?.- Preguntó el joven "Ranger" con un cierto aire "cómico", cosa que al Coronel Pitts le hizo enfurecer aún más.
- ¡Me mandan a casa! ¡Tome, léalo! ¡Está bien claro: Pitt, Clarence, sí: 016838631, Comandante de Unidad, lugar de destino, Fort Bailey, Georgia!.- Le entregó el documento, cruzó sus manos a la espalda y caminó hacia el gran ventanal que tenía en su despacho y daba al exterior.- "Transporte Aéreo, Prioridad 2". Ni siquiera tienen prisa para llevarme.
- Qué contrariedad.- Expuso Clark su "pésame" hacia el Mayor Pitts.- ¿No puede hacer nada, Coronel?.- Preguntó, cosa que no le cayó para nada bien al otro.
- ¡¿Hacer?! ¡¿No ha visto quién lo firma?! ¡Ni uno de esos conoces el frente, ninguno de ellos conoce lo que es una batalla! ¡Ni uno!.- Señaló, volvió a mirar hacia la ventana y luego hacia el Capitán.- ¿Qué quiere? ¿Qué hace aquí, Clark?.
- Señor.- Respondió el muchacho, haciendo la venia y se retiró.
- ¡Fort Bailey, Georgia, allí hace un calor insoportable. Estuve a punto de lograrlo! ¡Recurriré a quien haga falta!.- Sentenció Pitts, arrugando el papel y tirándolo contra el suelo, molesto por esa decisión del "Alto Mando del Ejército Norteamericano" de retirarlo de allí.
El paso del tiempo se convirtió en un factor a favor de Steiner, Liam, Olek y sus efectivos integrantes en los "Comandos". Aquellos días aprovecharon para juntar la mayor cantidad de información acerca del paso que haría Winston Churchill y su comitiva por el pueblo. La carretera principal era vigilada y con la ayuda de Johana Grey mantenían un estrecho contacto para evitar que se les pasara por alto cualquier detalle de lo que tenían encima.
A su vez, con el entierro del joven Arthur Seymour, debió haber sido uno de los momentos incómodos ya que muchos pensaron en que se había tomado unas vacaciones aunque, para otros, era obvio que se había muerto en algún canal de agua por su constante dependencia del alcohol. Lo que la gente no sabía era que había sido enterrado cerca de los bosques tras aquel incidente en el que Molly le disparó por la espalda, matándolo tras intentar denunciar a Devlin de "colaborador" de los Nazis por una simple caja de chocolates.
Un nuevo día había llegado a Studley Constable y con ello se iniciaban las maniobras que Steiner le había contado al Padre Verecker, cosa que los miembros de sus "Comandos" se estaban ejercitando, siendo observados por la población local y los pocos policías que contaban allí, los cuales iban en bicicleta durante el patrullaje. Los niños, sobre todo, eran los que más se emocionaban y pasaban cerca de los senderos por donde cruzaban las tropas de Steiner para verlos de cerca pero siempre bajo el ojo vigilante de sus padres.
Olek también estaba allí, entrenando a sus "Comandos Polacos y Británicos", dando viva voz y mando sobre ellos. Un par de niños se acercó y lo imitaban en sus movimientos, causando de que éste se diera la vuelta y sintiera ternura al ver esa escena, ya que aquellos pequeños le hacían recordar a sus sobrinos que lo estaban esperando en Sarajevo junto a los demás. Respiró hondo y de ahí dio nuevas instrucciones.
- ¿Les gustó, pequeños?.- Se acercó el chico a estos, quienes asintieron.- Muy bien, así me gusta pero recuerden: Siempre se empieza desde casa, háganle caso a sus padres, ¿sí?.- Les dejó ese valioso consejo a los presentes y tras asentir con la cabeza, los citados volvieron hasta donde estaban los suyos.
- Se nota que serás un buen padre en el Futuro, Olek.- Se acercó Steiner hasta él junto a Devlin.
- No puedo negarlo, es mi sueño de tener hijos y que hereden los "Títulos Nobiliarios" de mis Ancestros sumado de que tengo a mi prometida esperándome de regreso junto a mi familia y sobrinos.- Rescató el joven albino, mirando al Coronel y al miembro del "IRA".
- Tú tranquilo: Hoy será el día en el que la "Operación Albatros" inicie su última fase. La captura del objetivo, así que no hay de qué preocuparse.- Le animó Devlin, poniendo una mano en su espalda, reflejando el fuerte lazo de amistad que tenían ellos, sin olvidarse de Steiner y sus Paracaidistas.
Eso podía ser verdad, Churchill pasaría por allí y de ahí vendría el golpe que podría cambiar el panorama internacional pero, para aquellas tres personas, fuera como fuera, la guerra aumentaría su fragor, tal vez a favor de Alemania, causando un auténtico "terremoto" a nivel político internacional frente a los "Aliados", los cuales se hundirían: Y ya podían imaginarse a las huestes Germanas volviendo a marchar hacia Moscú, Stalin desesperado, posiblemente optaría por luchar o huir como un cobarde para ser, acto seguido, capturado, fusilado y expuesto como si fuera un trofeo en las calles capitalinas mientras que Hitler se dirigía a la Nación Rusa donde se declaraba el fin de la "Unión Soviética". EEUU se quedaría afuera, ya no sostendría más a Inglaterra porque ésta tendría que firmar un acuerdo de paz y de ahí caería ante Alemania. Los Norteamericanos se verían inmersos en derrota tras derrota en el Frente del Pacífico y el General Douglas MacArthur también debería rendirse frente a los Nipones.
Todo un plan macabro, uno que resultaría o no pero, hasta el momento, tenían una "buena mano" durante aquel "juego de cartas" del destino.
Las cosas iban bien hasta que un grito de una niña que cayó a las aguas del molino despertó el temor entre los habitantes. Su madre corrió para sacarla pero uno de los jóvenes miembros de los "Comandos" de Steiner se zambulló en las aguas, rescatándola a tiempo, devolviéndola con su madre pero la corriente lo llevó hasta la rueda del molino, en donde terminó por morir, quedando su cuerpo atrapado entre el mecanismo y de ahí se detenía la marcha de la máquina.
- ¡Mierda!.- Steiner corrió y sus hombres sacaron el cuerpo del fallecido. Se sacó su boina.- Es Otto, pobre de él.- Se lamentó pero al momento en el que la gente y los policías, incluyendo al Padre Verecker se aproximaron, uno de ellos notó algo extraño en el uniforme rasgado de "Paracaidista Libre Polaco": Se trataba del uniforme "Fallschirmjager", las tropas paracaidistas de la "Luftwaffe".
- Santo Cielo...- Verecker no pudo dar crédito a lo que estaba viendo.- ¡Es alemán!.- Exclamó y al momento de levantar la mirada, oyó el martilleo de las armas que eran desenfundadas y les apuntaban a los presentes.- Coronel...Usted...
- Lo siento, Padre.- Habló aquel hombre.- Pero esto no es contra ustedes. Por favor, haga que la gente vaya para la Iglesia.- Le encomendó esa orden.- Olek, escóltalos.
- A la orden, Mi Coronel.- Respondió el muchacho, llevando a que una sombra se formara a su alrededor al oír las voces de los padres que, hasta hace unos momentos, sus hijos habían recibido ese consejo.- Por favor, nada de tonterías. Oficiales, sus armas.- Pidió el joven a los policías y éstos debieron entregarlas a los hombres de Steiner, los cuales fueron llevando las suyas junto a las municiones hacia el pueblo, en el cual tomaron posiciones de vital importancia en el bar, el molino, la Iglesia, específicamente en la Torre y en la Central telefónica junto al Correo, además de llevar el cuerpo sin vida de Otto hasta la Iglesia donde fue depositado en uno de los bancos y cubierto por una manta que tomaron de la Sacristía.
Lo que ellos no sabían era que Molly y Pamela, la hermana del Sacerdote, vieron todo y salieron de corriendo de allí con rumbo hacia un pasadizo secreto donde tomaron uno de los coches detenidos y pusieron rumbo para pedir ayuda.
La primera a la que fueron a buscar fue a la Señorita Johana Grey, ella podía ayudarlas en ese momento tan crítico.
[La "Operación Albatros" sufrió una desgracia y con ello un cambio de planes que puede o no funcionar. ¿Qué pasará ahora? ¿Conseguirán su objetivo o deberán pelear ante una posible amenaza por parte de los "Rangers". Eso lo veremos en el capítulo que viene.
Espero que les guste. Mando saludos y agradecimientos para shadowbellatrix, MrR199, erickshakespare20089, EltioRob, 55margarita y los demás seguidores.
Cuídense y que tengan un excelente inicio de día Miércoles de mi parte, Camaradas.].
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