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Capítulo VI

Capítulo VI:

La Señorita Gray estaba pasando una serie de datos que escribió en una pequeña libreta y las transmitía vía radio hacia Cherburgo y ésta iba para Holanda, donde se estaban terminando de preparar los Comandos bajo el mando del Coronel Steiner. Desde Francia, el Coronel Radl empezaba a tener una cierta esperanza de poder revertir las cosas, a pesar de su total desagrado a ese proyecto y que era el propio Hitler, alentado por Himmler, en emplearlo para torcerle el brazo a los Aliados de Occidente. Se imaginó cómo podían ser los resultados hipotéticos del mismo: La "Operación Albatros" se convertiría en un gran éxito, alentaría a la población, que vivía entre los constantes bombardeos Aliados contra las ciudades alemanas, despertaría ese espíritu que había alicaído tras la derrota en la Batalla de Stalingrado y con ello, tras traer al Primer Ministro Churchill en calidad de detenido, Londres se vería inmersa en una profunda crisis. 

Obviamente, lo que harían los que estaban aligados a Churchill sería el de mantener la calma pero, por otro lado, el envío de agentes alemanes y los simpatizantes británicos a favor de la causa de Hitler, muchos de ellos Soldados provenientes del frente, aquellos que combatieron en el fallido desembarco en Francia y los jóvenes que veían aquella guerra como una estupidez "Infantil", presionarían al gobierno, lo mismo la prensa, la cual clamaría por iniciar negociaciones con Berlín. Al principio, ellos no querrían hacerlo pero, viendo que la noche se les venía encima, cederían. Roosevelt no podría tolerar semejante acto de traición y pondría fin al envío de armas para los británicos. Aquello sería un golpe devastador y mientras que Moscú lucharía con sus propios recursos, el tema estaría en el que, pronto, sus fábricas se verían envueltas en una falta feroz de materias primas y ya no podría enviar suministros para sus tropas en el frente.

Aprovechando eso, los Alemanes se rearmarían, ante la desaparición de los bombardeos, la retirada de EEUU y en donde Stalin pediría, tal vez, un "Alto al Fuego"; ellos lo aprovecharían al máximo, maquinando una serie de planes y tras aceptar la propuesta del Líder Soviético, Berlín se haría cargo de aplastar a los Norteamericanos y Británicos en Italia, expulsándolos hacia África e incluso retomar las posiciones perdidas en el Norte de aquel Continente. Luego, una vez cerrado el Frente Africano, vendría el Este, donde atacarían a los Rusos de una forma tan violenta que no les daría tiempo a nada, pudiendo llegar a poner, esta vez, en jaque a Moscú. 

Roosevelt, por su parte, se las tendría muy complicadas las cosas con los Japoneses, ya que éstos también aprovecharían la retirada de los Británicos y lanzarían sus ofensivas contra Australia y La India, las cuales caerían como fichas de "Dominó". 

Teniendo a Winston Churchill cautivo, éste vería la caída del glorioso Imperio Británico, Hitler se apoderaría de Moscú y Londres, mientras que los Japoneses cerrarían el Frente del Lejano Oriente con una poderosa victoria, lo que pondría fin a la guerra y con ello la futura caída de Stalin, con el cual, muchos alemanes y en especial sus familias (sin contar a muchos disidentes rusos, ucranianos, bielorrusos, entre otros) clamarían por el fusilamiento del Líder Soviético justo al mismo tiempo en el que las tropas del "Eje" marcharían sobre Moscú. 

Todo intento de resistencia sería en vano: Los Mariscales Tito de Yugoslavia y De Gaulle, quien se encontraba en el exilio, verían caer sus expectativas. Los Partisanos serían perseguidos y ejecutados, sus cadáveres expuestos, incluso vendidos por aquellos que consideraban a la guerra como una tontería y de ahí ya no tendrían guerrillas que molestaran en el camino del "Eje". Sumando a las graves consecuencias psicológicas para De Gaulle, el cual caería en una profunda depresión y terminaría con su vida o, para mantener su honor intacto, lucharía contra los Alemanes, del lado de los Partisanos hasta morir bajo la metralla Germana, inútilmente, como tantos jóvenes franceses hicieron o que terminaron siendo traicionados por sus amigos, ya que también vieron a sus familias morir por culpa de las acciones de aquellos que pensaron que sería una "lucha Patriótica" de enfrentarse al mayor Ejército que había, en esos tiempos, en el Mundo.

Imaginando lo que sería el desfile de los tanques "Panzer" a lo largo y ancho del Palacio Buckingham, la Familia Real prisionera del "Tercer Reich" e incluso el clamor popular porque fusilaran a Churchill animaba a la Señorita Johana Gray para que ocurriera. Al tener frescos esos momentos en los que su madre y hermana fueron encerradas en campos de concentración británicos cuando era pequeña, tras el final de la "Guerra Anglo-Boers" de 1899, un sentimiento de odio yacía en su corazón. Ahora, en esos momentos, la mayor de todas las oportunidades se presentaba ante sus puertas y no la iba a dejar pasar por desapercibida.

Pronto, una vez que terminó de mandar aquellos datos secretos, puso fin a la conversación, apagó la radio, la guardó y con ello puso todo en orden, además de colocar su libreta bajo llave en un cajón que tenía en su escritorio del altillo/desván. Bajó las escaleras, su perro la fue a recibir y ésta le pasó la mano por la cabeza, sacándolo a pasear, mientras que tomaba su uniforme de la "Sociedad de Damas Voluntarias" para cumplir con su servicio, desconociendo, para aquellas otras mujeres, lo que esa joven ocultaba.

Por su parte, Devlin y Olek, tras lo ocurrido en el bar, pusieron manos a la obra. Viajaron por la carretera principal hasta llegar a la "Estación del Guarda-Parques". El Irlandés tomó la llave y abrió la puerta, siendo recibidos por un aire frío que se cernía en su interior, por lo que éste fue a preparar todo para convertirlo en su base de operaciones.

- Bien.- Dijo el pelirrojo, mientras que encendía un fuego en la chimenea para calentar el sitio.- Esto es lo que haremos: Yo iré a buscar el camión que han preparado en el taller para los Comandos de Steiner, tú te harás cargo de llevar a cabo la tarea de investigar la geografía de la localidad para el desembarco aéreo.- Le encomendó esa misión.

- Tranquilo, esto será pan comido.- Respondió Olek, saliendo afuera.

- Chico.- Le detuvo Devlin, llevando a que éste se diera la vuelta y el otro lo mirara.- Lo que hiciste contra ese tipo no fue culpa tuya: Te defendiste. Está bien.- Le animó.

- No me importa lo que un borracho diga, de mi familia y de mí nadie se mete.- Sostuvo el albino, tomando una libreta y lápiz.- Buena suerte, Devlin.

- Lo mismo digo. Nos veremos aquí para el Atardecer.- Finalizó y con ello partieron para sus respectivas tareas encomendadas.

El Irlandés dejó el vivaque que se encendiera y tras acomodar todo, esperó a que las llamas se acomodaran hasta alcanzar un grado moderado. Las chispas dejaron de saltar, ahora estaba volviéndose un sitio cálido y reconfortante. Se iba a dar un descanso pero tuvo la impresión de que, por ahí, la escopeta que Johana le había dado y el lugar en el que estaba apostado junto al ruso debería de contar con municiones. Buscó y encontró unas cuantas en uno de los armarios que estaban colgados, tomando un par para el arma y guardando otras en su abrigo, por si las cosas se ponían complicadas.

Salió al exterior pero, para su sorpresa, notó a alguien que se bajaba de un caballo y caminaba hasta la puerta de la Estación. Al verla mejor, Devlin se sorprendió al que se trataba de la muchacha que trabajaba en el bar. Éste venía con un caballo tirando una carreta que traía unos tambos con leche fresca para el pueblo, los cuales había repartido en el negocio del citado lugar. Se acomodó su gorra de Tweed y de ahí se acercó a la citada, quien iba bajando los tambos de su sitio.

- Hola.- Oyó la voz esa voz y al voltearse, casi se le caía uno de los citados por lo que fue el Irlandés en darle una mano, sosteniéndolo a tiempo.

- Ufff, usted...- Dijo Molly, recuperando el aliento.- Vaya, no me esperaba encontrarlo por aquí. Gracias.- Le agradeció y de ahí lo puso en el suelo.

- "El Mundo es un pañuelo" dijo alguien una vez.- Resaltó Devlin con una pequeña risa.- Además, se nota que eres fuerte, dominas muy bien esos tambos.- Señaló a los citados.

- Y que lo digas. Los he tenido que llevar hasta el local de los Armin. Estoy exhausta.- Resopló Molly, por lo que tomó asiento en la carreta.- Mañana, por suerte, tengo el día libre, así que aprovecharé para salir a pasear con mi caballo.-

- ¿Es este?.- Preguntó el Irlandés, señalando al animal, acariciando su cabeza.- Wow, sí que es un pura sangre. Una belleza.

- Y que lo digas.- Respondió la chica, quien no tenía aliento para dar más palabras a la charla, por lo que Devlin se sentó a su lado y le ofreció una caja de chocolates que llevaba consigo, llamando su atención.- ¿De dónde lo sacaste?. Es alemán.

- Tranquila, lo compré en Francia, antes de la invasión.- Le tranquilizó el muchacho, llevándole la calma a la joven y se lo guardó consigo.

- Bueno, tengo que admitirlo: Me gustaría poder comer algo de chocolate, hace tiempo que no lo pruebo por culpa del racionamiento.- Apuntó Molly, guardando consigo la caja en su abrigo.- Y dime: ¿Qué se siente ser el nuevo "Guardián de las Marismas"?.- Preguntó, yendo por otro lado, para tener una conversación más tranquila y relajada.

Devlin se encogió de hombros, sacó un cigarrillo y se dispuso a fumarlo pero vio que Molly le hizo una seña si podía convidarle uno. Ni lerdo ni perezoso, siendo todo un Caballero, el pelirrojo le entregó otro y se lo encendió, por lo que fumaron un buen rato, permaneciendo al aire libre.

- Qué te puedo decir.- Comenzó a hablarle y moviendo su mano con el cigarrillo entre los dedos.- Soy un hombre de la Naturaleza, alguien que está conectada con ella.- Respondió.

- Ya veo. Por eso Arthur te faltó el respeto, al igual que hizo contra tu amigo.- Al mencionar ese nombre, Molly sintió asco de tan solo pensarlo.

- ¿Y ese tipo es tu...?.- Devlin le iba a preguntar al respecto pero ella reaccionó.

- Nada. No es nada para mí. Solo un imbécil borracho que se piensa que yo seré su novia pero ni en un millón de años. Tiene problemas con el alcohol y no me gusta ese tipo de hombres. Si tan solo, entre tanta locura, hubiera alguien en quien confiar.- Resaltó y él notó el pesar de sus palabras, de la soledad pero no podía hacer mucho por ella, aunque Devlin lo quisiera.- Al menos tengo a mi hermano aquí. Es Sacerdote de la Iglesia Católica de Studley Constable. Si buscas alguna palabra de apoyo moral, busca al Padre Verecker.- Señaló y de ahí vio que se le había pasado el tiempo.- Mierda. Se me hace tarde pero, al menos, fue bueno tener una charla con usted, Señor Devlin. Si necesita algo, avíseme. Nos vemos.- Se despidió, dándole un beso en la mejilla, dejándolo cautivado y de ahí subió a su caballo, partiendo por el camino que daba hacia las colinas hasta desaparecer entre las líneas del bosque.

Pronto, el Irlandés quedó solo pero cautivado por sus palabras y ese cálido corazón que Molly tenía consigo.

- Eres un todo un ganador, Devlin, ladronzuelo sinvergüenza.- Apuntó éste, así mismo, mientras que se ponía de pie y volvía a "poner los pies sobre la Tierra".- Ahora es momento de ponerse a trabajar.- Sentenció con tono serio y subió a la moto para dirigirse a aquel taller.

El camino por la carretera principal fue tranquilo, pasando de ser bosques tranquilos hasta adquirir las características urbanas donde estuvieron unas horas atrás. Dobló por una calle que secundaba la vía Central y de ahí fue a detenerse ante un edificio de chapas y maderas. Allí, un muchacho pelirrojo le hizo señas, a través de la ventana, para que se detuviera y de ahí Liam frenó su moto hasta caminar para la entrada del lugar.

- ¿Te siguieron?.- Preguntó Sean O'Collin, un integrante del "IRA" que trabaja allí junto a sus otros dos hermanos, Billy y Clay.

- Tranquilo.- Le tranquilizó Liam, alzando las manos, revelando que no estaba armado, salvo por la escopeta que se traía consigo, por las dudas y que dejó en la motocicleta. Pronto, extrayendo un sobre de su abrigo, se lo extendió al Billy y éste descubrió que era una gran suma de dinero por los gastos y preparativos del camión, el cual estaba camuflado con la insignia del "Ejército Británico" y también un jeep que consiguieron al ser integrantes del "Mercado Negro".

- Tienen que tener mucho cuidado. Hemos visto a un grupo de "Rangers" ir a la taberna del pueblo.- Advirtió Clay con tono serio y de ahí se dirigió hacia Liam.- Amigo, estás jodido, meterte en algo así y encima en este puto suelo inglés. Si la Policía te ve, puede caer una condena de larga duración o peor, condenarte al paredón de fusilamiento por colaborar con el "IRA".- Advirtió el tercer integrante de los Hermanos O'Collin pero Liam le calmó.

- No pasará nada y con respecto a los "Rangers", los mantendré bajo vigilancia. No creo que estén mucho tiempo por aquí.- Dijo éste, tomando las llaves de ambos vehículos, verificando que estuvieran funcionado y lo estaban.- De acuerdo, quiero que los lleven para la "Estación de las Marismas", allí hay un galpón donde podrán ocultarlo de cualquier curioso.- Les dejó esas instrucciones y sin decir nada más, Billy se subió al camión mientras que Clay y Sean al jeep, saliendo de allí para dirigirse hasta aquel "Punto de Encuentro", aprovechando que el Sol estaba cayendo y la Oscuridad les sería de gran utilidad.

Mientras tanto, en las playas, allí se encontraba Olek tomando nota de la geografía local, revisando la profundidad de las aguas y la composición del suelo, así como también verificó si habían trampas caza-bobos y antisubmarinas como minas en la zona. Se acercó hasta unos acantilados, la arena blanca y resplandeciente bajo la luz del Crepúsculo y se topó con una malla de seguridad y un cartel que decía "Prohibido el paso: Minas Anti-Personales". No le tomó unos segundos en agarrar una piedra lo bastante grande, tirarlo y verificar que la zona estaba completamente despejada, que era un engaño para que los curiosos y sobre todo aquellos que fueran agentes del Nazismo estuvieran al tanto de lo que ocurría allí. Dibujó la zona con los datos asignados y de ahí, una vez revisado el terreno tras varias revisiones, guardó la libreta y el lápiz en su abrigo de Oficial, borró las huellas y de ahí procedió con volver a pie hasta la "Estación de las Marismas". 

Estuvo caminando por los bosques, tranquilamente, pensando en los suyos y en qué estarían haciendo. Himmler había prometido enviar un emisario para comunicarles que, desde su palabra, el Conde y Caballero de los Ivanisevic estaba sano y salvo pero no podía dejar de lado el temor a que algo les pasara. En un momento dado, unas luces se hicieron presentes, por lo que se corrió del camino y justo, ante él, se detuvo un jeep con la Estrella Blanca del "Ejército de los EEUU" y tres Soldados estaban montados en él. Uno iba en la ametralladora, ya que era uno artillado, el otro al volante y el último a su lado como acompañante.

- Buenas tardes, Oficial.- Saludaron los tres norteamericanos, haciéndole la venia y pronto Olek volvió al papel que había sido asignado en Berlín. Respondió del mismo modo y de ahí el que manejaba se dirigió a éste.-

- ¿Todo en orden?.- Preguntó el asignado, quien tenía un acento proveniente de Nueva York.

- Todo en orden, Caballeros.- Respondió Olek, empleando su acento británico.- No hay novedades enemigas.

- Eso es una buena noticia. ¿Recién llegado?.- Quiso saber el Soldado que se encontraba al mando de la ametralladora.

- Recién llegado el día de ayer desde Londres. Capitán George Cockney del "5*Regimiento de Paracaidistas Británicos".- Se presentó y entregó los documentos falsos, cosa que el Suboficial al mando se lo creyó.- ¿Algún problema?.

- ¿Cómo?. Oh, no, no, no, ningún inconveniente. Que tenga buenas tardes, Capitán. Si quiere pasarse un día, nosotros en "Manning House", a unos 4 kilómetros de Studley Constable.- Le dio aquella dirección del Cuartel General en donde se encontraban instalados los "Rangers".

- Puede que un día me pase de visita y nos echemos una partida de póker.- Respondió Olek, llevando a que los Soldados se rieran y de ahí pusieran en marcha el jeep.- ¡Que tengan buenas noches, Caballeros!.- Se despidió y una vez que el vehículo se fue de su vista, el muchacho echó a correr, a toda prisa, hacia la "Estación" en donde le esperaba Liam.

En aquellos mismos instantes, en los cuales el Irlandés se despedía de los Hermanos O'Collin, vio llegar a Olek, quien estaba agitado tras mucho correr por el camino hasta arribar a su destino.

- Tenemos problemas, Liam. Ve adentro.- Le pidió el muchacho.

- ¿Cómo? ¿Qué quieres decir?.- Preguntó entre sorprendido y asustado.

- Cuando volvía, me topé con tres miembros del "Cuerpo de los Rangers Norteamericanos".- Le contó y pronto notó que las facciones asustadas de Devlin cambiaban a uno de suma tranquilidad.

- ¿Eso es todo?.- Dijo éste, tranquilo y caminando hasta donde estaba la radio que se hallaba instalada allí.

- ¿Cómo?. Si, por supuesto.- Alegó Olek, aún sintiendo su corazón que latía sin parar.

- Bah, es cosa común eso.- Le tranquilizó el Irlandés, mientras que iba encendiéndolo.

- ¿"Cosa común"?. Devlin, tenemos a los Norteamericanos a 4 kilómetros de Studley Constable. Están ubicados en "Manning House"; el Cuartel General de ellos.- Sostuvo el albino, evitando no enojarse.

- Ya lo sé, pero no habrá de qué preocuparse. Una vez que lleguen Steiner y los nuestros, ellos pensarán que somos sus Aliados al venir disfrazados de Paracaidistas Polacos. Una vez que la "Operación Albatros" se haya consumado y tengamos a Winston Churchill en nuestro poder, no sabrán qué los golpeó.- Le animó y dio palabras de que todo estaría bien.

- Pero...- Intentó el chico en convencerlo.

- Tú tranquilo, además, esto no iba a ser una operación sencilla, ya nos había advertido de ello el Coronel Radl.- Apuntó el Irlandés, mientras que iba encendiendo la radio militar.- Ahora, ven y toma asiento. Necesito todo lo que anotaste en tu libreta.- Pidió y el chico obedeció, viendo que, tal vez, Devlin estaba en lo cierto y de ahí se sentó, pasándole el citado objeto que comenzó a transmitir, con sus datos, por aquel aparato de comunicaciones.

A su vez, en Holanda, el mensaje había sido recibido. El Comandante Vorgüen de la "Luftwaffe" había encomendado al Capitán Peter Gericke para que manejara el "C-47 Dakota" y en él fueron embarcados los Comandos bajo el liderazgo del Coronel Steiner. Sin que él lo supiera, su padre, el General Walter Steiner, quien había pertenecido a la "Resistencia Alemana", la cual estaba integrada por Oficiales de la "Wehrmacht", las "SS" y otros grupos militares a fines de poner punto final al gobierno de Hitler, recientemente había fallecido a causa de sus heridas causadas en los calabozos tras las torturas sufridas por sus Carceleros.

Inmediatamente, una vez subidos, equipados y adiestrados como miembros del "Cuerpo Libre de Paracaidistas Polacos" y con su Comandante haciéndose pasar por un Oficial inglés de alto rango, el Capitán Gericke inició el vuelo con rumbo hacia la zona en cuestión: Las playas de Studley Constable iban a ser el sitio ideal para el aterrizaje de los Comandos y una vez instalados allí, llegaría el gran momento que todos estaban esperando.

[Bueno y con este capítulo se termina la "Paz". La "Operación Albatros" ha entrado en una fase sin retorno, los Comandos de Steiner están por llegar a su objetivo pero la presencia de los "Rangers" puede ser un tanto incómoda así como también los sentimientos entre Devlin y Molly.

Ahora de aquí en adelante se vienen momentos bastante tensos que pueden cambiar o no la historia. 

Espero que les guste, Camaradas. Mando saludos y agradecimientos para shadowbellatrix55margaritaerickshakespare20089LucasAbad0EltioRob95MrR199 y los demás seguidores.

Cuídense, amigos. Nos estamos viendo y que tengan un buen comienzo de semana para todos ustedes, Camaradas.].

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