Capítulo V
Capítulo V:
El día tan esperado por todos en Yugoslavia llegó con el tronar de las salvas provenientes de los cañones que dispararon hacia los Cielos justo cuando los primeros rayos del Sol tocaron las montañas y fueron bañando con su luz los valles hasta alcanzar las zonas urbanas y rurales. Hacía frío, la escarcha sobre los autos, la nieve que cubría los caminos pero la actividad en Sarajevo bullía a más no poder. Desde muy temprano se habían ordenado los preparativos para celebrar el día de la victoria sobre las Potencias del Eje y los Aliados, una clara demostración del poderío de Tito frente a sus enemigos, no solo aquellos que ya no estaban, sino contra la futura OTAN y la URSS que simbolizaban la opresión y muerte.
Los civiles se congregaban alrededor de la Plaza Central de Sarajevo, emocionados, enarbolando banderas al igual que aquellos que las ponían en las fachadas de los edificios, casas, negocios, hospitales, comisarías, bases militares, entre otros tantos puestos importantes. La radio transmitía, desde hacía horas, el momento en el que el Mariscal llegaría para dar su discurso ante los pueblos Eslavos, sin embargo, desconociendo sobre los movimientos del enemigo, la "Operación Saturno" que Stalin había enviado desde Moscú para eliminar a su mayor enemigo y así anexarse dichos territorios bajo su "Órbita Soviética", permanecían en posición y dirigidos por Vladech, quien era uno de los sicarios enviados desde la Capital Soviética, habían colocado explosivos por la calle principal, habiendo estudiado bien el camino que Tito tomaría con el fin de dirigirse hacia su gente, mientras que los otros habían sido distribuidos a lo largo y ancho de la urbe capitalina, así como también tenían a francotiradores y expertos con granadas y paquetes-bomba por si el explosivo principal fallaba su cometido.
- Krunchlic, busca a Valerana, que cubran el Norte y el Sur. Estén atentos.- Pidió Vladech a sus fuerzas, quienes asintieron en silencio.
- ¿Tenemos el vehículo de escape?. Se nos vendrán encima todos los que viven aquí, Vlad.- Se dirigió Kamilskin al joven pero éste la tranquilizó.
- Todo está preparado y listo para cometerse. Esto será, solamente, un "Paseo por el Parque".- Auguró el rubio, mientras que venían que llegaba más gente y con ello sabían, gracias a sus expertos en comunicaciones, teniendo las mismas interferidas, que Tito se hallaba en camino.- Muy bien: A sus puestos, ¡por el Camarada Iosif Stalin!.- Deseó éste, alzando el puño al aire.
- ¡Por el Camarada Iosif Stalin!.- Le siguieron sus colegas y de ahí tomaron posiciones.
Pietor Piedrich, Valentino Sterogorov, Tatiana Anastromishka, Valerina Kamenet conformaban, junto a los otros el "Escuadrón Rojo", la "Línea y Fuerza de Élite" destacada para llevar a cabo el magnicidio.
- El Camarada Stalin ha ordenado de que, sin importar que hayan bajas civiles, el objetivo debe perecer.- Le hizo recordar Valerina a Pietor, quien asintió en silencio.
- Solo espero que Krunchlic no vaya a cagarla. Ese es un idiota al pie de la letra.- Fue el ruego que hizo el muchacho de cabello negro, viendo que no tenía confianza en el otro.
- Todo depende de cómo se use a esta gente.- Le tranquilizó Valentino a su Comandante, viendo que la gente iba ocupando más terreno en los alrededores de la Plaza.- Je, pobres ilusos. Es increíble que unos atrás cayeran por el engaño del Capitán Fritz Klingenberg de las "Waffen-SS" y así dejaron que entraran los Alemanes. Son tan pobres de mente que incluso nosotros terminaríamos ganándoles.
- No te hagas ilusiones, Valentino.- Le advirtió Tatiana, caminando hacia su lado.- Esta gente no es ignorante, no te lo creas. Una cosa son los que se vendieron a Stalin, como los Ucranianos, pero nosotros no somos ingenuos tampoco.- Hizo recordar que todos tenían sus pros y contras.-
- Aún así, lo sucedido con el Camarada Stalin, sin olvidarnos de la expulsión de los Chechenos de sus tierras...- El tono que empleó Valerina con respecto a lo ocurrido en 1944.- Temo de que esto vaya a traer consecuencias.
- ¿Los Chechenos?. Vamos, Tati, esos sí son un puñado de campesinos incultos y religiosos con Alá. ¿Qué harán? ¿Declararnos la guerra con simples herramientas del campo?. No hay que ser idiotas.- Apuntó Pietor.
- Ella tiene razón.- Le defendió Valentino a la joven.- Lo que dijo sobre no subestimar al enemigo es verdad. Si llegamos a cometer un error, nos costará la cabeza.
- Gente.- Alertó Valerina a los demás, señalando el paso del coche en el que viajaban el Mariscal y su gente, produciéndose gritos de emoción, confeti y flores que eran lanzadas en medio de la procesión.
- Llegó el objetivo, todos a sus puestos.- Ordenó Pietor, mientras que daba sus órdenes por radio a los que estaban mezclados entre los civiles.
En el medio de la calle, protegido por una escolta bien armada junto a Ditar y Helena, el Mariscal Tito saludaba a la gente y de ahí volvía a su asiento.
- Hasta ahora todo va bien.- Anunció el militar Yugoslavo.- No han habido señales de que Stalin intente alguna estupidez por aquí.
Ditar lo escuchaba con atención, pero tanto él como Helena tenían la mirada puesta en todas partes. Pronto, una vez que el coche se detuviera, el Mariscal y su gente fueron bajando. Subieron por unas escaleras de madera hasta el escenario levantado para dar su discurso ante todos los que esperaban conocer las novedades acerca de lo que les deparaba el Futuro.
- ¿Acciono la bomba de la calle?.- Preguntó uno de los sicarios a su Comandante.
- Aún no. Primero hay que esperar a que el "Primer Pelotón" haya tomado la emisora de radio.- Fue la respuesta que dio éste.-
En aquellos momentos, a unas cuadras por el Sur de la Capital, los miembros de aquel "Equipo de Élite" se hallaban enfrentándose con los militares, los cuales les tendieron una emboscada, llevando a que tuvieran varias bajas desde el primer momento en el que intentaron tomar por asalto la emisora.
- ¡Carajo! ¡Que alguien llame a Krunchlic, nos están haciendo pedazos estos hijos de puta! ¡Nosotros nos replegamos, es imposible tomarla!.- Ordenó el Comandante Sparov a sus hombres, viendo que no tenían ninguna de forma de asaltar el edificio.
Varios de sus colegas yacían muertos contra el piso y los heridos eran sacados de allí pero, a su vez, el Coronel Wulchev de Serbia ordenó a sus huestes que cercaran a los terroristas, los cuales debieron rendirse y Sparov fue llevado hacia los callejones para que hablara.
- ¡No, no, no!.- Pidió éste antes de que le hicieran cualquier tipo de tortura.- ¡Nos envían desde Moscú, los otros, el "Núcleo Principal" se halla en las inmediaciones de la Plaza!.- Rogó por piedad a cambio de darles la información que poseía.
- Muchas gracias, pero eso no les salvará de la cárcel.- Le "agradeció" Wulchev, mientras que los subían a un camión para prisioneros tras haber conseguido desbaratar el intento de asalto contra la emisora de radio local.
Volviendo con Pietor y los otros, éste intentaba en establecer contacto con Sparov y los suyos pero no había forma alguna de que le respondieran, por lo que tuvo que dar la orden de pasar a la siguiente fase del plan y era emplear los explosivos que estaban instalados en las cercanías de la Plaza, las calles y la tarima, por lo que dio la orden de hacerlos estallar uno tras otro.
A su vez, el Mariscal Tito se hallaba allí, con el micrófono encendido, dando su discurso ante todos los presentes, mientras que la gente le ovacionaba.
https://youtu.be/ojWahXvdMTw
- "Han sido años muy duros para los Balcanes, desde el fin de la presencia Otomana en nuestras tierras hasta los últimos acontecimientos bélicos vividos en carne propia. Vimos morir a muchas familias, amigos, gente que queríamos pero juntos salimos adelante. Pero ahora, los cobardes que vienen desde Moscú nos amenazan, diciendo que quieren acabar con mi vida, instalar un gobierno que esté a las órdenes, como si de una marioneta se tratara, de Stalin y sus secuaces que dejaron morir de hambre al pueblo ruso, ucraniano, bielorruso y a tantos más. El hombre que se jacta de haber ganado la Batalla de Moscú y en Stalingrado, arrebatándole el éxito y la gloria al Mariscal Giorgi Zhukov. Stalin solo dedicó en esconderse de los Alemanes que estaban pisándole los talones, mientras que su gente moría de hambre y sufrían los constantes ataques enemigos. Ahora, en tiempos de paz para nosotros, él quiere mi cabeza pero no se lo pienso a permitir, porque yo conozco a este tipo pero no tiene ni las agallas ni el coraje de venir para pegarme un tiro. Solo va, igual que un perro, ante el llamado de sus Amos, pero eso no se va a repetir aquí, en Sarajevo. Ahora, Pueblos del Este de Europa, yo les digo que unamos nuestra causa en el Nacionalismo que nos trajo hasta aquí: No en manos y ni aras de la colonia ni el esclavismo, sino en nuestra libertad y determinación para salir adelante".- Prometió aquel hombre, dando a entender que no serían esclavos de nadie, ni de EEUU ni de la URSS. La gente le aplaudía y lo ovacionaban pero, desde sus puesto en las calles y los edificios, los enviados por Stalin lo miraban con odio y desprecio por lo que decían.
- Sigue hablando, infeliz, que esta será tu última mañana.- Prometió Pietor, quien tomó el detonador y accionó la primera carga, la cual se encontraba en plena calle, produciéndose una explosión que mandó a volar restos de pavimento, asfalto y baldosas como si fueran metralla, alcanzando e hiriendo a las personas que estaban cerca. La segunda explosión fue en una de las veredas, la cual fue atestiguada por Ditar y Helena, en donde una gran cantidad de civiles resultaron muertos o heridos.
Cundió el pánico, la gente corría asustada, mientras que las ambulancias intentaban en llegar junto a la Policía. Tito pedía que no se asustaran, que ayudaran a los que yacían heridos pero todo se había convertido en un verdadero caos. Por el rabillo del ojo, dándose vuelta en ese instante, Helena se percató de un brillo que provenía de la azotea de un edificio que estaba dando hacia la Plaza.
- ¡MI MARISCAL!.- Corrió la chica y protegiendo con su cuerpo a Tito, ésta recibió un disparo que impactó contra su pie izquierdo, pero sin importarle el dolor, cubrió con su cuerpo a aquel hombre.
- ¡HELENA!.- Se acercó Ditar.
- ¡NO TE PREOCUPES POR MÍ, SACA AL MARISCAL DE TITO, DITAR!.- Le ordenó ella pero el chico se quedó pasmado al verla que resistía al dolor con todas sus fuerzas, llegando a apretar sus dientes y la sangre que salía de la herida.- ¡¿ACASO ERES SORDO O ESTÚPIDO?! ¡OBEDECE MI ORDEN, CARAJO!.- Bramó ella, sacándolo de sus pensamientos.
- Sí...Sí...¡Sí, enseguida!.- Acató éste su llamado pero, al momento de ayudar a Tito con ponerse de pie, sintió que alguien martillaba una Pistola, por lo que se preparó para desenfundar su Parabellum pero el atacante recibió un tiro que lo alcanzó en el estómago, cayendo sin vida contra el piso.
Giró la vista y vio a Helena con su Pistola Makarov en la mano derecha, temblándole por la Adrenalina que surcaba su cuerpo pero no cejó en su misión de proteger al Mariscal, incluso con su vida.
- ¡Por todos los Demonios, ¿qué está pasando con Sparov y los otros que no responden?! ¡Ya deberían de haber establecido contacto con Moscú desde la Central Telefónica y la emisora de radio local!.- Bramaba Pietor a más no poder.
- Olvídate de ellos.- Le aconsejó Valentino con seriedad.- Tenemos problemas mucho más graves.- Señaló hacia las calles, en medio de todo el caos, uno de sus sicarios yacía muerto a los pies del escenario y el francotirador mantenía a los oponentes bajo la mira.
- Que Dennis se haga cargo de matar a Tito.- Le encomendó Tatiana a Valentino para que se pusiera en contacto con él ahora mismo y lo hizo.
- Enseguida.- Asintió el peli castaño, mientras que llamaba por radio al francotirador.
Dennis Volgarov, uno de los mejores asesinos de Stalin, tenía un importante "Repertorio" de acciones llevadas a cabo, en especial durante el asesinato de León Trotski en 1940 en México. Parapetado y con su rifle apuntaba hacia Tito pero el momento en el que Helena se lanzó para protegerlo, lo tomó por sorpresa y ahora tenía a un testigo de vital importancia, así que debía eliminarla cuanto antes.
- "Elimina a ambos. Uno es Ditar Ivanisevic, 5*Conde y Caballero de la Familia. La otra es la Princesa Helena y tiene lazos con la Realeza Griega".- Le ordenó Valentino por radio a Volgarov.
- No tienes por qué preocuparte, colega. Esto será pan comido.- Prometió el hombre con boina y de ahí jaló el gatillo, disparando una ráfaga de metralla que acribilló la tarima, haciendo volar restos de madera y astillas por doquier.
- Hijo de puta.- Le maldijo Helena, por lo que tuvo una idea: Se puso de pie y comenzó a tirar contra el edificio. Las balas daban contra la posición de Dennis, el cual tuvo que salir de allí por el polvillo que se le había metido en los ojos y la nariz, ocasionándole una fuerte reacción alérgica y que le empezaran a lagrimear por dicho agente nocivo.
Justo cuando se hubo recuperado, alguien le apuntaba a la cabeza con una Pistola Parabellum.
- Más te vale no moverte, amigo mío.- Oyó una voz con acento irlandés y allí se topó con Liam Devlin y Oleksandr Ivanisevic, quienes habían llegado a tiempo.
- Maldita sea.- Dijo Dennis, rindiéndose y tirando el arma a los pies de ellos.
- ¡Pero qué buen servicio, muchas gracias!.- Exclamó Olek, tomando el arma y de ahí llevaron al francotirador bajo arresto.
Todo ello fue observado por Tatiana, la cual intentaba lanzar una nueva ofensiva pero era en vano. Una de las últimas bombas había sido descubierta, en la tarima, por lo que no pudieron hacerla explotar, sin embargo, contaban con la última que estaba en la calle, una segunda, por lo que Pietor activó el detonador y de ahí estalló la siguiente, provocando una nueva nube de polvo que se levantó por los Cielos junto al humo.
- Hemos fallado la misión.- Informó Valerina a los presentes.- Stalin va a querer nuestras cabezas.
- ¿Y qué sugieres que hagamos?.- Preguntó Tatiana a ella.
- Viéndolo todo esto desde un punto de vista y con mayor realismo hay que aceptar lo siguiente: Si volvemos para Moscú, terminaremos en prisión y no quisiera ir a un Gulag en medio de la Siberia con -50*bajo cero, así que ésta es mi postura: Huyamos de aquí con lo que tengamos y vayamos para otra parte: Francia, EEUU, España.
- ¡¿A España?! ¡Nos descubrirá el Generalísimo Francisco Franco y terminaremos expuestos en la "Plaza Mayor", colgados igual que a Mussolini y su amante, Clara Petacci!.- Se negó Valerina en ir al último país.
- Argentina tampoco: El Teniente General Juan Domingo Perón es un hombre muy hostil hacia el Comunismo y el Capitalismo, por lo que allí terminaremos presos. Además de que muchos Jerarcas del "Tercer Reich" han ido allí, respaldados por éste.- Señaló Pietor esa otra opción que descartaron inmediatamente.- Toda América Latina está plagada de Gobiernos Nacionalistas que son anti-Comunistas y anti-Capitalistas, por lo que no es recomendable pasar por allí ni en broma.
- Entonces nos dividiremos: Valentino, Valerina, ustedes partirán junto al resto para Francia. Tatiana, yo y los otros nos largamos para EEUU. Destruyan la radio y quemen todos los documentos antes de que irnos.- Fue la orden que Pietor les encomendó a todos ellos, por lo que tuvieron que hacer una verdadera carrera contra el reloj.
El caos que ellos habían desatado, uno sin iguales, había sembrado las calles de Sarajevo de miedo. Parecía como aquella vez, en el mes de Julio de 1914, cuando el estudiante Bosnio, Gavrilo Princip, había asesinado al Archiduque Francisco Fernando y a su esposa, desatando la Primera Guerra Mundial. Ahora, el intento de magnicidio contra Tito había fallado pero cuando el citado personaje se puso de pie, viendo lo que había ocurrido, notó el fuego, el humo, los cuerpos de aquellos que no pudieron salvarse de la explosión, los heridos, la sangre y el dolor de los civiles, llevaron a que éste respirara hondo y enfrentara la situación.
- Ese de ahí.- Señaló al terrorista muerto en las escaleras que daban hacia la tarima.- Que busquen a sus colegas, no debe ser el único que hizo esto.
- ¡Sí, Mi Mariscal!.- Respondieron unos policías que habían llegado y más arribarían con el paso del tiempo.
- Ditar, Helena.- Llamó a los dos. La chica había sido auxiliada por un médico, quien le curó de su herida de bala y que, por suerte, no tenía ningún riesgo de sufrir alguna infección bacteriana, por lo que ella escuchó el llamado de aquel militar Yugoslavo.
- Ordene, Señor.- Acataron ambos el llamado del deber.
- Les encargo, a partir de este momento y dentro del contexto de la "Operación Cólera de los Romanov" que todo enemigo que sea capturado, luego de un interrogatorio, será pasado por las armas sin ningún tipo de concesión ni perdón. Esto ha sido más que suficiente, la gota que colmó el vaso y es Stalin quien está detrás de toda esta...carnicería.- Señaló, frunciendo el entrecejo, mostrando aquella aura de frialdad gélida hacia su enemigo número.
- Atraparon a varios que intentaron tomar la Central Telefónica y a otro grupo que quiso copar la emisora de radio local.- Informó Ditar.- Olek y su amigo Devlin consiguieron detener al francotirador que casi lo mata.
- Muy bien.- Le felicitó.- Y este crédito también va para usted, Princesa Helena. De no haber sido por usted, esa bala me hubiera alcanzado de lleno.
- Agradezco sus palabras y apoyo, Mi Mariscal, pero no ha hecho más que empezar. Hay que darles caza a esos malditos y fusilarlos. Lo que acaban de hacer es imperdonable y Stalin lo va a sentir en lo más profundo de su alma.- Juró ella, preparándose con sus armas de fuego y las Dagas que llevaba consigo.- Ditar.- Llamó ella al joven rubio.- ¿Vienes?.
- Por supuesto que voy.- Acató éste su llamado y de ahí ambos emprendieron la marcha hacia donde se encontraban los máximos responsables del atentado.
[Y aquí es donde se produce el "Punto de Inflexión", uno que seguirá adelante y con el correr de los años para la Familia Ivanisevic. El capítulo que viene será un salto en el tiempo, en la mitad, donde pasaremos a los años 50, más que a nada a uno muy en particular: El 5 de Marzo de 1953.
Ahora: ¿Lograrán darles caza a Pietor y su grupo o éstos conseguirán huir?.
Eso lo veremos en el próximo capítulo.
Cuídense, amigos. Mando saludos y agradecimientos para shadowbellatrix, EltioRob95, erickshakespare20089, LucasAbad0, 55margarita, ElLinternaVerde2814F y los demás seguidores.
Buen comienzo de semana, Camaradas.].
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