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Capítulo IX

Capítulo IX:

El Embajador Kremlic Ivanisevic se encontraba despierto desde hacía varias horas. Había estado durmiendo junto a su esposa cuando, de golpe, un mensajero entró a su domicilio y llamó a la puerta de la habitación para traerle un importante mensaje. Éste estaba acortado, muy poca información pero cuando se hizo la mañana, bebiendo un café, al lado de Samantha, llegó otro emisario, quien estaba pálido y de ahí entregó la misiva al matrimonio. El rostro del Embajador Imperial estaba pálido, agotado tras no haber podido dormir por mucho tiempo, por lo que su esposa se hizo cargo de leerlo. El muchacho permaneció allí, de pie, a la espera de alguna información extra pero notó que el rostro de la joven se iba volviendo blanco al leer el contenido de la misma.

- ¿Qué pasó? ¿Qué dice, cariño?.- Preguntó su marido.

- Es...Es difícil de creerlo.- Respondió Samantha, dejando la carta en la mesa y de ahí abrazaba al hombre de frondosos bigotes, llorando a más no poder.- Mataron a los Zares, Mi Amor...Los Bolcheviques.- Relató la citada, cosa que dejó frío al rubio.

La noticia del fusilamiento de la Familia Romanov se hizo sentir en toda Europa. El Gobierno Provisional de Kerensky se retiró de la "Triple Entente", dejando de combatir y eso puso las cosas muy difíciles para Inglaterra y Francia. A pesar de la entrada de EEUU a la guerra, la "Triple Alianza" estaba decidida en cumplir con el "Plan Schlieffen", aún con la retirada de los Rusos y la firma del "Tratado de Brest-Litovsk" con Alemania no significó el fin de la contienda bélica. 

El "Ejército Blanco" se enfrentaron en una lucha feroz contra el "Ejército Rojo", el cual había sido fundado por Lenin, sumando a los Anarquistas que habían fundado una "República" y que unieron sus fuerzas con los Bolcheviques. 

Durante aquella contienda, los Generales Imperiales habían conseguido enormes victorias contra los Rojos pero, a su vez, los Ivanisevic tomaron otro camino. Mientras que las operaciones militares se estaban llevando a cabo contra las tropas de Lenin, Antonov consiguió salvar los Símbolos Imperiales, incluyendo las Águilas Romanas y las de los Paleólogo con el Estandarte, los Escudos de Armas de las dos familias y enviarlas a Italia para que fueran puestos a salvo, además de pedirle a Kremlic y Samantha que les acompañaran en el futuro viaje a los Balcanes.

El día antes de finalizada la "Guerra Civil Rusa", viendo que los Bolcheviques estaban a 24 horas de entrar en Moscú, lugar en donde había establecido, los miembros de la Facción Blanca su Cuartel General, Antonov junto a Fiodor estaban reunidos con Grigori. Aquel hombre tan enigmático, misterioso y con esa mirada que hechizaba a más de uno, permanecía con la mirada clavada en la ventana, apuntándola hacia el Norte por donde se oían explosiones, cañonazos y algún que otro disparo solitario. 

- En todos estos siglos en los que los Ivanisevic cuidamos a los Zares, teníamos que vernos envueltos en otra caída. Primero Roma, luego Bizancio, ahora Rusia.- Sostuvo Fiodor, con la mirada clavada en Rasputín y su primo, luego tomó un cigarrillo, lo encendió y comenzó a fumarlo.

Habían movilizado el Capital y Patrimonio que les quedaba hasta allí, debido a que en San Petersburgo, ahora rebautizada como Leningrado, se había convertido en un lugar muy inseguro. La Familia Ivanisevic se había quedado separada, ya que muchos seguían allí, a la espera de poder dar su último golpe y matar a Lenin. Si aquel hombre moría, las consecuencias serían devastadoras para los Bolcheviques. Pero, por el otro lado, muchos otros integrantes de su "Cúpula" lo sucederían en el cargo. Era bien sabido que él, aparte de líder, era un excelente orador y con sus palabras movilizaba a multitudes. 

Las noticias sobre la desaparición de la Princesa Anastasia seguían vigentes pero, para sorpresa de todos ellos, Lenin no ordenó buscarla: Ella era libre de ir adonde quisiera, por lo que no podía enfocarse en dos frentes. Por su parte, el Comandante Udeski había sido otro de los más golpeados por la muerte de los Romanov. Dentro suyo crecía un profundo odio hacia los Socialistas, ya que muchos amigos suyos de las Fuerzas Armadas Imperiales, por negarse a ser parte de la "Revolución de Octubre", fueron fusilados por los militares a favor de Lenin, llevando a que desarrollara dicho sentimiento hacia esa gente.

Él, junto a los que fueron con Fiodor para buscar a Camila, permanecían en Moscú. Tanto él como Kodorov y otros habían conseguido traer a sus familias con ellos para pasar el momento hasta que llegara el final.

La tenacidad y fiereza de los Ivanisevic en el combate era extraordinaria. Bajo un liderazgo de tropas, enarbolando la antigua Bandera Imperial Rusa, dirigían feroces cargas y asaltos contra las posiciones del "Ejército Rojo", llevando a que, muchas veces, los intentos por llegar hasta Moscú se vieran retrasados por las luchas en el campo y las ciudades. 

Desde su Cuartel General instalado en la antigua Capital Imperial, Lenin recibía noticias e informes desde el frente, por parte de sus Oficiales y Generales acerca de lo que se estaba viviendo y las demoras habidas en la toma respectiva de Moscú. 

- Hoy hemos sumado otros 100 caídos, entre muertos y heridos.- Le explicaba uno de sus Comandantes al hombre a cargo de la revolución.-

- ¿Cómo es posible que puedan seguir luchando bajo un orden que ya no existe?.- Cuestionó otro de los integrantes de la "Cúpula Militar".

- Debe ser una fuerza extraordinaria.- Alegó uno de los Consejeros del ruso pero el hombre se puso de pie y miró hacia la ventana que daba al exterior.

- Quizás...No, no es un "quizás" sino más bien es, en efecto, su lado combativo y salvaje, casi podría decir que me recuerdan a las tribus Eslavas y Vikingas que habitaron aquí hasta la Cristianización. He leído mucho sobre estas familias y sus raíces vienen desde las Antiguas Grecia y Roma, pasando por Bizancio hasta aquí. Es una larga Dinastía que los ha llevado a pelear por quienes aman, por su Patria y por los caídos. Ese es el "Motor" que los impulsa y, si tengo que decirlo, lo diré ahora mismo, para que todos lo sepan y no quiero que nadie vaya a tergiversar o a hacer lo que quiera pero cuando los combates hayan terminado, no se los tocará ni nada. El que vea robando o saqueando algo de ellos, violando a sus mujeres, etc, se las verá, directamente conmigo y yo mismo daré la orden para fusilar a los que desobedezcan, ¿quedó claro?. Esa gente se ha ganado mis respetos.- Dejó aquella fascinación ante los presentes y de ahí todos asintieron, sin contradecirlo en nada.

Mientras tanto, en Moscú, Fiodor podía percibir cómo continuaban los combates. Había estado en el frente, luchando contra el enemigo, matando a Comunistas y Anarquistas. Sin embargo, ahora, en el Cuartel General, ubicado en la "Plaza Roja", el muchacho se hallaba pensativo, observando, oteando el horizonte, las columnas de humo y el fuego que iban subiendo hasta los Cielos, los cañonazos de ambos bandos y disparos lejanos daban una postal de lo que podía ser una "Guerra Civil" en pleno sentido de la palabra. Sabía muy bien que, a pesar de todo, se llegaría a una solución. Por otro lado, el joven no dejaba de pensar en sus amigos del Imperio Alemán, ya que nunca había dejado de mandarles cartas, sobre todo a Paul pero le extrañaba que su número de respuestas fuera bajando hasta casi convertirse en un auténtico vacío.

Fue hasta su escritorio y comenzó a redactar una nueva, mientras que oía otras explosiones llevando a que el edificio y sus alrededores temblaran, producto de las ondas expansivas que daban contra el suelo o los objetivos asignados en los bombardeos con Artillería.

La lámpara osciló sobre su cabeza hasta que detuvo su rotación. Tomó una birome y comenzó a escribir una nueva carta para su amigo, teniendo las otras a su lado, leyéndolas y en las que le contaba acerca de cómo seguían las cosas en el Frente Occidental.

"Querido Fiodor: ¿Cómo te encuentras, amigo?. Espero que estés bien junto a tu familia. Aún me sigo acordando de ti, de esos momentos en los que, al principio, casi nos dejamos llevar por la guerra, estando a punto de acabar con nuestras vidas pero todo dio un giro de 360*. Fue un gran momento, tanto para mis amigos como para mí el verlos y que uniéramos fuerzas.

Yo estoy bien, lo mismo Kat. Sin embargo, la vida en el Frente Occidental se ha tornado mucho más complicada, a pesar de las enormes luchas y bajas que les estamos infligiendo a los ingleses y franceses. Los Americanos han decidido meterse en el conflicto. Nosotros estamos pasando hambre, la comida sabe horrible, la Artillería ya no sirve, nuestros cañones están tan desgastados por el uso que al apuntarlos, las granadas caen cerca de nuestras tropas. Tenemos a muchos Soldados con diarrea, cólicos y Gastroenteritis Severa por la comida, así como también en el agua. Cada día lleguen más jóvenes, muchos tienen la edad de niños, ¿cuánto tiempo vivirán aquí?. Una semana.

Los muertos se multiplican. Nosotros seguimos peleando pero ¿cuándo acabará todo esto?.

Espero que estés bien. Te extraño, amigo.

Ojala nos podamos volver.

Te quiero mucho

Tu amigo, Paul Baumer"

Esa carta estaba fechada a finales de 1917, el 31 de Diciembre, justo en la víspera de la Nochevieja.

"Querido Paul: Con saber de que tanto tú como Kat y los otros están bien alegra mi corazón. Mi hermana se halla en perfecto estado, en compañía del Príncipe Luykan y mi familia pero...¿Cómo podría explicarte esto, amigo?. No solo esta "Gran Guerra" ha matado al Mundo, sino también la que se ha liberado sobre Rusia: Ya no existe el Imperio de los Zares, la Dinastía Romanov acabó el día que llegamos todos a San Petersburgo.

Paul, los mataron, a todos, incluyendo a los niños, los hijos de los Zares y hasta los perros. El Comandante Udeski encontró al perrito que había encontrado en las ruinas de esa granja, en la Campiña Francesa, quien protegió a los pequeños con su vida. 

Estalló una revolución pero, según Vladimir Ilich Ulianov, mejor conocido como Lenin, ha dicho que él nunca dio la orden de fusilarlos. Aún, con o sin haberlo hecho, es el responsable de haber ejecutado a los Zares. Nos dijo de que no tenía problemas con nosotros, que nos fuéramos tranquilos y que respetarían todo pero no, no lo hicimos: Lo llevamos en la sangre, Paul. Los Ivanisevic no damos nuestro brazo a torcer y lo que han hecho estos monstruos es un crimen horrendo.

Aún así, temiendo de que nuestro destino termine igual o peor que el de los Romanov, todos mis familiares están acudiendo, incluso desde Londres, en donde mi tío Kremlic, casado con Samantha Sharp, perteneciente a una rama de la Casa Windsor, han llegado a Moscú para estar juntos. Nuestra sangre es eterna, imposible de erradicar. 

Aún así, si tenemos que morir peleando, lo haremos.

Solo espero que esto termine bien, de todos modos, para volverte a ver. 

Te extraño muchísimo y ruego a todos los Dioses de que estés bien.

Cuídate y cuando nos volvamos a ver, iremos a ese lugar que nos hablaste, todos juntos.

Te deseo lo mejor y un buen comienzo de Año Nuevo.

Tu amigo: Archiduque Fiodor Ivanisevic".

La Primera Guerra Mundial había terminado pero aquello no significó que los viejos conflictos siguieran entre las Naciones vencedoras con Alemania y sus Aliados. Todo lo contrario, ninguno de ellos sabía de que el Kaiser Guillermo II había abdicado y partió al exilio junto a su familia en los Países Bajos, instaurándose un Gobierno con tintes Socialistas, pasando a conocerse como la "República de Weimar" pero que trajo serios problemas económicos y tensiones políticas entre las distintas facciones que se peleaban por el poder Central. 

Entre las cartas que se enviaban Paul y Fiodor, cierto día, éstas dejaron de venir. Lo tomó por sorpresa. Tal vez, por la "Guerra Civil Rusa", muchos caminos estuvieron intransitables para el Correo, así que debieron implementarse otras formas de comunicación, yendo por barco, único medio disponible o los Zepelines. 

Aún así, nunca arribaron nuevos mensajes de Paul y los otros, cosa inquietó a Fiodor pero, con aquel conflicto interno en su tierra natal, lo único que podía hacer era esperar a que todo terminara y así volver a reencontrarse con los suyos. 

Todo eso cambió el día en el que cesaron los bombardeos con Artillería y vieron llegar a una delegación del "Ejército Rojo" acompañando a Lenin, quien descendió del coche que lo traía y notaron que éstos llevaban banderas blancas, cosa que tomaron como una clara rendición, por parte de los Socialistas, aunque siguieron con la guardia en alto.

Pronto, ambas facciones se encontraron y fueron hacia el interior del edificio, frente a la "Plaza Roja", para sellar sus condiciones de paz. Una vez que tomaron asiento, cada quien empezó con sus exposiciones acerca de lo que se tenía que hacer al respecto.

- Damas y Caballeros.- Lenin, para sorpresa de todos ellos, los miembros y Comandantes del "Ejército Blanco", lo vieron de pie y hacer una reverencia ante ellos, cosa que los asombró pero no se iban a dejar con facilidad. Todo lo contrario, aquello no lo tomaban como una "muestra de respeto", quizás lo veían como si fuera una burla.-

- Ahórrese eso, Señor Ulianov.- Le espetó Katherine Sharp, la madre de Fiodor y Camila, quien se encontraba junto a Nikolai Ivanisevic, padre de los chicos y ambos ostentaban el Título Imperial de Duques, además de que aquella mujer de más arriba era británica y su marido ruso.- Nuestras tropas han combatido sin descanso contra los asesinos y traidores que integran sus filas. No piense que daremos nuestro brazo a torcer,  a pesar de que los nuestros también han dado su "Cuota de Sangre" para vengar a los Romanov, asesinados por esos viles miserables.- Respondió con frialdad en su voz, manteniendo, siempre, su postura rígida y seria ante aquel hombre.

Nikolai no decía nada, solo sentía odio hacia esa persona que se hallaba con ellos. Quería tomar un arma y pegarle un tiro pero sería empeorar las cosas, así que decidió quedarse allí, a la espera de que sucediera algo más importante. Lenin, a su vez, manteniéndose en su posición, respiró hondo y exhaló.

- Yo sé que ustedes estén furiosos pero, vuelvo a decirles: Jamás ordené el fusilamiento de los Romanov. Hubo muchos exaltados, gente que no sabía lo que hacía y se guiaban por el odio. Ustedes también padecen lo mismo pero es razonable.- Lenin se dirigió a ellos con un claro mensaje, quería llevarles tranquilidad pero ¿cómo le resultaría aquello?. Era un avispero y cualquier insulto o falta de respeto despertaría la ira de los Ivanisevic. Tomó un momento para aclarar su garganta y de ahí volvió su mirada hacia ellos.- Sé que no puedo devolver a los Zares a la vida. Eso ya es cosa de Dios, pero, lo que sí puedo hacer por ustedes es demostrar mis respetos. Han combatido con una ferocidad nunca antes vista, sabían muy bien que, a pesar de la superioridad numérica, estaban dispuestos en darlo todo por su Patria. Lo reconozco y gracias a ello, se han ganado mis respetos. Sé que no podremos llevarnos bien, pero, por lo menos, quiero hacer esto por ustedes, en darles la oportunidad de ser libres, escoger su destino.- Añadió, dándoles la mano.

- ¿Con qué promesa?. Ustedes son traidores, saben cómo apuñalar a la gente por la espalda.- Preguntó Nikolai, sosteniendo la mano de su esposa británica.

- Ninguna traición, ninguna falta de respeto hacia mi palabra: Yo perdono sus vidas, sus tierras e inmuebles, nada será expropiado. Así como también su religión y objetos de valor. Tengo a mis mejores Oficiales a cargo de que los suyos puedan llevarse sus pertenencias consigo a donde piensan ir.- Respondió Lenin, cosa que, a pesar de ser el enemigo y de dirigir la "Revolución Rusa", Antonov, el cual se hallaba presente allí, lo miró fijo y de ahí caminó hasta quedar cara a cara.- 

- ¿Lo promete con la verdad y las palabras del corazón, Señor Lenin o solo por el mero hecho de querer alcanzar lo que ya tiene?.- Preguntó el rubio a éste.

- Con la mera verdad y honestidad que uno, a pesar de ser un Socialista, tiene y es su corazón.- Respondió con sinceridad y de ahí, tanto Lenin como el Capitán de la "Orden de los Caballeros de Sarajevo" estrecharon sus manos en señal de paz y de que era una promesa, nadie iba a ser lastimado.

En esos mismos momentos, en una de las casas que ellos tenían, habiendo enviado buena parte de sus muebles para los Balcanes y la otra mitad a donaciones para los pobres, Camila se hallaba tomando sus joyas, acompañada por Luykan y su familia. Todo iba bien hasta que, de golpe, notó que un grupo de miembros del "Ejército Rojo" se hallaban revisando y tomando una caja repleta de joyas y otras riquezas de la familia.

- ¡¿Qué están haciendo?! ¡Suelten eso ya mismo!.- Bramó la chica, acercándose a uno de los Soldados.

- Esto ya no es de tu propiedad, Aristócrata de mierda.- Respondió una mujer, dándole un empujó.-

- ¡Es de mi familia y me pertenece como herencia, zurda hija de puta!.- Exclamó la prometida del Príncipe Luykan y en aquellos momentos, estuvo por estallar una trifulca cuando apareció un Oficial en la habitación.

- ¿Qué está pasando aquí?.- Preguntó y miró a la muchacha con lo robado.- El Señor Ulianov ha ordenado de que todos los bienes y riqueza de esta familia no serán tocados, son de ellos, así que déjelo inmediatamente, Soldado o la enviaré, yo mismo, al paredón de fusilamiento.- Le encomendó y ésta, cediendo, le devolvió la caja, yéndose de allí con los suyos. Pronto, el Oficial se acercó a Camila, quitándose su gorra de plato.- Mis disculpas, Condesa, hay muchos que no aprenden y debo estar detrás de ellos para que no se repitan estas cosas.

- Descuide, se lo agradezco, Oficial. Espero que, un día de estos, pueda asistir a mi boda con Luykan.- Fue el deseo que ella pidió y aquel hombre asintió.

- Aunque me lleve tiempo, lo haré. Buena suerte.- Le deseó y de ahí se vio otro cambio importante, en donde se hallaba Fiodor y Antonov, el cual fue enviado hacia la misma casa, donde tenían los Símbolos Imperiales resguardados tras la "Caída del Zarismo" y con ello fueron trasladados hasta aquel lugar, protegidos por Destacamentos de Soldados a fines al Imperio.

Con el correr de los días, aquello se hizo presente en todos los rincones de Europa y el Mundo: La Primera Guerra Mundial había llegado a su fin, Europa salió victoriosa junto a EEUU, el Imperio Alemán no existía, sino de que fue instalada la "República de Weimar", la cual tuvo que hacerse cargo de los gastos de la guerra y las indemnizaciones a las Naciones implicadas en el conflicto. A su vez, la llegada al poder del Socialismo a Rusia marcó un antes y un después en la Historia de dicho país de Europa del Este, llevando a que se tuvieran que hacer muchos cambios en el orden político y económico pero, a pesar de la derrota en la "Guerra Civil Rusa", Lenin había visto el potencial de aquella familia milenaria, por lo que él había mostrado sus respetos y con ello les permitió irse de allí, acompañados por los suyos hacia su nuevo hogar.

En aquella mañana de Enero de 1920, bajo una nevada intensa, el convoy que integraba a los exiliados, dirigió, por última vez, su mirada a Rusia. 

Habían perdido Roma, Bizancio y ahora aquella Nación. Tantas generaciones que vieron guerra, muerte y destrucción pero nunca un nuevo exilio. Ahora, con la marcha iniciada hacia los Balcanes, comenzaba a escribirse una nueva página en la Historia de la Familia Ivanisevic.

Era el año 1920, el período de la "Postguerra", el "Boom Económico" para EEUU y la "Belle Epoqué" para Europa. 

Pero para ellos, esto significaba un nuevo comienzo para todos ellos, uno que sería el más importante dentro de sus filas milenarias.

[Y con este último capítulo, finaliza el Arco VI, el más largo de todos pero ojo, aún nos quedan otros más, que irán desde 1920 hasta 1945 y el otro desde 1945 hasta 1996. El tercero y último llegará hasta Alexander y también pienso mostrar al de Alexandra, la versión femenina de él.

Bueno, amigos, espero que les haya gustado. Nos estamos viendo. Mando saludos y agradecimientos para eltíorob95shadowbellatrixLucasAbad0MrR19955margarita y erickshakespare20089.

Nos estamos viendo, Camaradas y en el Arco que viene veremos dos asuntos importantes que quedaron pendientes: El destino de Paul y sus amigos, así como también el de la famosa Princesa Imperial Anastasia.

Cuídense y que tengan un buen inicio de fin de semana de mi parte.].

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