Capítulo IV
Capítulo IV:
Era cerca del Amanecer cuando el Mariscal Tito había llegado al Cuartel General instalado en Sarajevo. Había sido despertado por una llamada telefónica proveniente del Comandante del Aeropuerto, el cual le contó sobre la llegada de Olek, Ditar, Liam y el Capitán Vaughan desde Moscú, Capital de la Unión Soviética y en la cual pedían verlo los dos miembros de la Familia Ivanisevic, por lo que éste se preparó y una vestido con su uniforme, se instaló en su Despacho de Gobierno, a la espera de que arribaran aquellos responsables.
Pronto, las puertas se abrieron y allí entró el "Grupo Comando" que envío para Moscú. Ditar y Olek avanzaron y colocaron una serie de carpetas y documentos sobre la mesa, llamando la atención del Líder Yugoslavo, el cual alzó la cabeza para ver de qué se trataba todo el asunto, por lo que abrió una de ellas y notó varias fotos que estaban dentro, dejándolo helado.
- Pero...- El hombre no podía dar crédito a lo que estaba viendo cuando tomó una de las fotografías para examinarla, helado al ver al hombre que dirigía toda esa operación contra él.
- Lavrenti Pavlovich Beria, Jefe de la Policía y el "NKVD", el Servicio Secreto Soviético.- Dijo Olek, abriendo el hilo de la conversación.
- Y hay más, Mariscal.- Añadió Ditar.- Este hombre estuvo a cargo de la "Gran Purga" de 1937, ha cometido asesinatos, violaciones contra las mujeres y otros crímenes atroces. Ahora es él quien dirige las operaciones contra usted.
Tito permaneció callado y frío al respecto. Se tomó un poco del café que le habían servido sus allegados mientras que digería las palabras y la situación en la que se encontraban inmersos.
- ¿Y qué hay de la rata de Yurokvsi?.- Preguntó el citado con seriedad.
- Muerto junto a varios miembros de la "Policía Secreta Soviética".- Respondió Olek sobre el asunto, mientras que Tito se levantaba.- Mi Mariscal, debemos actuar pronto. Esta gente puede ya estar metida en Yugoslavia, ¿quién sabe lo que puedan estar haciendo aquí?.- Inquirió el joven Caballero y 4*Conde de los Ivanisevic.
- Le doy razón a Olek, Mariscal Tito: Estamos en serios problemas y si Stalin lo quiere muerto a usted en estos días, entonces vamos hacia una posible infiltración Comunista desde cualquier flanco o frente.- Añadió Ditar, mientras que examinaba las fotos.-
- La mayoría de los que aparecen allí son colegas con quienes yo estuve en el Ejército Rojo. Me cuesta creerlo de que se vendieran por dinero y se convirtieran en Mercenarios.- Señaló Tito con bronca, casi tirando la carpeta con las fotos por la rabia que le invadía.- Esto no va a quedar así.- Sentenció y se puso de pie.- Amigos, ustedes han hecho un excelente trabajo, sin olvidarme del Capitán Vaughan y del Señor Liam Devlin. Estoy en deuda con ustedes y sus familias, por lo que voy a encargarles la siguiente misión y con ello les daré todos los datos sobre los otros responsables por la muerte de los Romanov.- Prometió el hombre más poderoso de Yugoslavia, entregándoles un sobre que ellos abrieron para encontrarse con unos papeles y fotos de aquellos involucrados en la caída de los Zares en 1917.
- No solo Yurokvsi estuvo metido, también hay unos cuantos más, muchos trabajan para Stalin ahora, por lo que será fácil darles caza y si algunos se hallan aquí, entonces esto será como darles caza.- Relató el sujeto, encendiendo un cigarrillo.- Ahora escuchen: Dentro de pocos días habrán desfiles y festejos en Sarajevo y toda Yugoslavia por la victoria sobre el Tercer Reich. Entre tanta gente metida, muchos de los asesinos de Stalin estarán camuflados entre la población, por lo que les encargaré esto: Estén cerca mío, yo actuaré de señuelo para esos estúpidos y cuando caigan en la trampa, ahí los liquidarán de una.- Ideó Tito su plan ante ellos.
- Una estrategia muy parecida a la de los Antiguos Griegos y Romanos, Mariscal. Nada mal.- Le felicitó Ditar.
- Pueden estar seguros de ello y no se preocupen por Stalin: Ya me encargaré yo mismo de él. Hay un viejo dicho que se dice por ahí: "La palabra es más fuerte que la espada" y yo soy también una persona que ha intimidado con la Oratoria a mis enemigos.- Prometió y mientras que Olek, Devlin y el Capitán Vaughan salían del Despacho de Gobierno para irse a dormir un rato, Ditar los seguía cuando fue interrumpido.- Joven Ditar Ivanisevic, acérquese, por favor.- Le invitó Tito.- Tome asiento.
Lo hizo y de ahí comenzó a encender su cigarrillo.
- ¿Fuma?.- Le ofreció uno, por lo que el muchacho aceptó. Viniendo del hombre más poderoso de toda Yugoslavia, esto era como estar conversando sobre política y estrategias militares con Julio César, por lo que no podía hacer a un lado ese ofrecimiento que le hacía el otro.
En medio del silencio, el humo que salía de los cigarrillos, Tito notó al chico callado.
- ¿Agotado?. Te entiendo.- Dijo antes de que el chico respondiera.- Esta misión en Moscú ha sido un éxito pero es solo el comienzo de lo que se viene.-
- La muerte de esa rata de Yurokvsi fue solo el primer golpe contra Stalin.- La voz de Ditar era seria y eso era algo que motivaba a Tito para que el chico continuara hablando.- No sentí el más mínimo ápice de sentimentalismo ni compasión hacia él. Mató a los Romanov, fue partícipe y el verdugo de ellos. Ahora que reciba su castigo en el Inframundo, más que nada en el Tártaro.
- Usted no es de creer en Dios, ¿no es así?.- Preguntó el Mariscal.
- Soy Cristiano Ortodoxo, como todos en mi familia, pero los Ivanisevic tenemos ese gusto por las creencias Paganas, Chamánicas e incluso en el Culto hacia los Ancestros.- Respondió el joven.
- Una lección motiva más a la causa.- Le felicitó el militar y de ahí siguió fumando.- Escucha, Ditar, hay algo que quería contarte. Es...Bueno, algo que te va a interesar.
- Soy todo oídos.- Sostuvo el joven rubio, mientras que lanzaba una nueva bocanada de humo gris.
Mientras que Tito se preparaba para hablarle, aquel mismo helicóptero que había recogido a Helena en los campos de Polonia iba aterrizando en el techo del Cuartel General Yugoslavo. De aquel descendieron la chica junto al piloto y los dos Soldados que la acompañaron hasta allí, ingresando en uno de los "Puestos de Mando" controlado por un Oficial, quien tramitó todo y les dio vía libre en el edificio, no sin antes corroborar las credenciales y documentos que traían consigo para evitar errores que pudieran resultar fatales.
- ¿Sucedió algo, Mariscal Josip Broz Tito?.- Se dirigió Ditar con respeto hacia aquel hombre y hablándole con el nombre completo.
- Por favor, chico, no tienes por qué dirigirte hacia mí dando mi nombre entero.- Le habló éste con calma.
- Deberá disculparme, pero también es parte de mi familia dirigirnos hacia gente importante con el nombre completo.- Respondió el muchacho, sonriendo y mostrando que era muy arraigado a las tradiciones de su gente.
- Eso es algo que se debe seguir: Las tradiciones familiares, los Ancestros, las raíces de las que uno tiene. Nosotros, los Eslavos, antes de que nos asentáramos aquí, estaban otros grupos étnicos: Sármatas, Romanos, Griegos, luego los Bizantinos, entre la Edad Antigua y Media, afianzamos e incorporamos lo que nos fue perteneciente y forjando nuestra historia y cultura. ¿Te imaginas lo que hubiera pasado si Stalin nos gobernara?. Ese infeliz mandaría a destruir las estatuas de los Reyes, igual que ordenó hacer en Alemania con las de los Prusianos. Maldito hijo de puta, una cosa fue lo que hicieron los Nazis pero, por otro lado, destruir su cultura, demonizarlos es lo más bajo cuando él empezó a matar a más gente que Hitler. A veces...A veces pienso...No, no es un "a veces", está mal esa palabra, no sirve.- Se quedó pensativo, mirando hacia el techo y luego a su alrededor hasta donde estaba Ditar.- Recuerdo esa frase que dijo el General George Patton: " Los Aliados hemos luchado contra el enemigo equivocado".-
- Ese hombre tuvo tanta razón, Mariscal Josip Broz Tito, tanta razón que los muy malditos en el poder, tanto Stalin como Churchill y Truman lo silenciaron e hicieron creerle al Mundo que murió en un simple "accidente automovilístico" en Europa. Una mentira más grande que me da ganas de vomitar: Patton fue un digno Caballero como lo fueron Rommel y Zhukov. Mira cómo acabaron también: Uno que tuvo que suicidarse por su papel en el "Atentado del 20 de Julio de 1944", la "Operación Valquiria" y el otro, el Héroe de Moscú que detuvo a los Alemanes para que no entraran en la Capital, degradado a ser un simple militar de Oficina porque no simpatizaba con Stalin y hasta tuvo sus tensiones y discusiones con él.- Remarcó el muchacho con seriedad, tirando las cenizas sobre el cenicero.
- Eso mismo es lo que reflejo, muchacho. Cuando estuve en Moscú, unos meses antes de la "Ruptura", vi a todos ellos aplaudiendo a Stalin como si él fuera Odín, me quedé pensando y dije para mis adentros: "¿Seré el único cuerdo en este Mundo de locos?" ¿Qué tan estúpido que ser para creerle a ese tipo?.- Cuestionó Tito a aquella persona.- Y ahora, porque no estoy con él, quiere verme muerto. Bueno, yo no seré el idiota que deje su brazo a torcer: Lo voy a esperar y ustedes combatirán a mi lado.
- Je, seré un honor enviar a esas porquerías Comunistas a lo más profundo del Tártaro, Mi Mariscal.- Prometió Ditar, mientras que volvía a fumar.
- Y hablando de ello, de lo que se tendrá que hacer en los desfiles que se vienen aquí, en Sarajevo, quiero que presentarte a alguien que también ha estado en Moscú al mismo tiempo que ustedes.- Pidió el hombre más poderoso de Yugoslavia, viendo que había llegado el momento ideal para que hiciera su entrada.
Escoltada por los dos Soldados del helicóptero, Helena iba caminando por allí, sintiendo las miradas de todos los presentes, quienes le hacían la venia militar en señal de respeto.
- ¿Hubo alguien más? ¿Quién?.- Deseó saber Ditar.-
- Precisamente, verás: La "Operación Cólera de los Romanov" ha agregado a alguien más, alguien que también tiene su odio hacia Stalin y que procede de una Familia Aristocrática pero de Grecia, por lo que estamos uniendo fuerzas para acabar con esta amenaza y...- En aquel momento, para sincronización de los responsables, llamaron a la puerta.- Ya están aquí. ¡Pasen!.- Les invitó el Mariscal y de ahí se abrió la misma.
Mientras tanto, en el "Kremlin", Lavrenti Pavlovich Beria, aquel que era considerado como el "Himmler" de Stalin, uno de sus más allegados Tenientes y con más fanatismo hacia su Líder, se hallaba en un estado de silencio puro, contemplando el trabajo de los Bomberos tras extinguir las llamas de aquel edificio. En su Oficina también se hallaba el Jefe de la Policía Secreta Soviética, el Coronel Sponz, un hombre sin escrúpulos, violento contra sus enemigos y temido por todos al dirigir las represiones más violentas contra todos aquellos que se alzaran contra la máxima figura de autoridad.
- ¿Cómo va la "Operación Saturno" en tierras Yugoslavas, Sponz?. Stalin se está impacientando demasiado y este ataque que hubo en Moscú lo ha puesto en una posición sumamente "vulnerable". No para de desconfiar en todos, nos ve como enemigos, incluso a mí.- Preguntó Beria, siendo franco.
- Tengo a mis mejores Agentes entrenados y listos para cometer el magnicidio de ese infeliz de Tito. Descuida, saben lo que hacen. Le haremos saber que con Moscú nadie se mete ni sale impune.- Prometió el Coronel del Monóculo, poniéndose de pie.- Pero, en vista de que todo este contexto ha llamado mi atención, quisiera saber qué harás con Jrushchov.- Inquirió éste sobre aquel militar.
- Nikita Jrushchov...- Al decir ese nombre completo, Beria se agarró la garganta, sintiendo él ácido que le subía por la boca del estómago en forma de "fuego".- Ese infeliz me ha causado más problemas con mi salud y con su moderación. No entiendo cómo es que no terminó en un Gulag.
- Es uno de los máximos Comandantes en haber resistido en Stalingrado.- Le hizo recordar Sponz, sirviéndole una copa de Vodka.
- Aún así, se ha convertido en un escollo para nosotros, igual que el Mariscal Zhukov, aunque a este último se lo ha mandado a que sea un militar de Oficina.- Resaltó Beria con desprecio, mientras que el Coronel se fumaba un cigarrillo.
- Lavrenti, no tienes por qué preocuparte: La "Operación Saturno" ha llevado un tiempo en preparativos, Logística e Inteligencia. ¿Crees que Tito se de cuenta?.- Le animó Sponz pero notó la seriedad en el rostro del otro hombre.
- No es eso, amigo, sino en esos malditos Ivanisevic. Son la piedra de mis zapatos y de otros tantos.- Dijo y se dio la vuelta.- No solo eso, también me han dicho que otra Casa Aristocrática ha estado detrás de la "Masacre del Edificio", al mismo tiempo en el que mataron a Yakov.- Advirtió y mostró una foto del periódico.- Alguien dijo haber visto a esta mujer y los que detuvieron a su chofer, en Polonia, lo dejaron ir sin más.- Indagó, cosa Sponz lo miró de cerca y pudo notar quién era, alzando una ceja por el asombro.- ¿Qué? ¿Qué pasó? ¿Sabes quién es?.-
De vuelta en Sarajevo, las puertas que daban al Despacho de Gobierno se abrieron poco a poco, revelando a una figura femenina y bien vestida, elegante, como para ir a alguna "Fiesta de Gala", cosa que llevó a que Ditar se levantara para presenciar aquella llegada tan imponente, majestuosa que lo dejó casi con la boca abierta.
- 5*Caballero y Duque Ditar Ivanisevic, le presento a mi mejor "Asesina de Élite", alguien que ha forjado su nombre con la sangre de sus enemigos y que ha estado operando en Moscú desde otro lado de la calle.- Habló el Mariscal en señal de respeto hacia ella, quien caminó, se oyó el paso de sus zapatos de Stiletto sobre el piso de parqué, mientras que la muchacha alzaba su brazo en señal de saludo.
- ¡Ave, Mariscal Josip Broz Tito!.- Hizo su entrada y aquello fue el primer "contacto" que tuvo Ditar con ella, quien se volvió hacia él.- Mucho gusto, Caballero: Mi nombre es Helena Gradivechenko, conocida por mi "Apodo de Guerra" como la "Princesa de las Dagas Escarlata" y soy la Princesa de la Casa Dinástica Homónima en Grecia y Macedonia.- Se presentó, tomando la mano del muchacho, besándola y éste no tenía palabra alguna que le ayudara en describir lo que estaba viviendo en esos momentos hasta que aclaró sus pensamientos.
- El placer es mío en conocerla, Princesa Helena Gradivechenko. Me sorprende ver a una de su Casa Dinástica en el frente de batalla.- Mostró Ditar sus respetos hacia ella.
- Lo mismo digo, pero dejemos de lado la cordialidad y el conocernos para después.- "Sugirió".- Aún estamos en guerra contra Moscú y sus "Hordas Stalinista", tal como y ha dicho el Mariscal Tito.- Argumentó ella, cediendo la palabra al citado militar.
En Moscú, nuevamente en su Despacho, Beria reveló las fotografías de los implicados en el futuro atentado, la "Operación Saturno". Todos ellos eran hombres y mujeres, divididos en varios "Comandos" que ya deberían de estar infiltrados en Sarajevo, a la espera de poder cometer el magnicidio y apoyados por elementos y agentes del Poder Soviético con el fin de desestabilizar a los Balcanes.
- Pietor Piedrich, Valentino Sterogorov, Tatiana Anastromishka, Valerina Kamenet, lo mejor de lo mejor y entrenados gracias a ti, Sponz.- Resaltó Beria al Coronel del Monóculo.
- Haces que me sonroje pero eso no me cae, en lo absoluto, hacia mi personalidad.- Objetó éste con seriedad al respecto.- Dime: ¿Cuentan con apoyo de colaboradores Yugoslavos?.
- Me temo que no. Nadie ha querido entrar en contacto con nosotros. Son todos unos viles y aliados de Tito por lo que digamos que si estallan un par de bombas en Sarajevo, no me importará las víctimas colaterales. No eran parte del objetivo pero de algo tenían que morir.- Resaltó el hombre y mano derecha de Stalin.
- Aún así, Beria, no subestimes a tu enemigo. Te lo digo como amigo y consejero. Recuerda lo que nos pasó hace varios años atrás: Por poco y los Alemanes ya estaban marchando pro la "Plaza Roja". Te lo advierto. Si fallamos, entonces Tito se hará más fuerte.- Avisó el Coronel Sponz al presente.
- No le temo al fracaso, amigo mío.- Resaltó Beria, cruzado de brazos en la espalda.- Ni tampoco a perder.- Si no logramos el éxito que buscamos en la "Operación Saturno", entonces pasaremos a la acción con el envío de otros Agentes para el extranjero con el fin de asestarle un nuevo golpe al maldito de Tito.- Auguró Beria pero Sponz le detuvo.
- Me temo que eso no se podrá cumplir.- Señaló el militar, quien se puso de pie.
- ¿Qué? ¿Por qué?.- Inquirió el hombre de lentes.
- Stalin ha pedido que, en el caso de fallar la "Operación Saturno", todos los sicarios deberán permanecer en Moscú. Él sabe que los Ivanisevic podrían venir hasta aquí y volver a desatar un baño de sangre como el que acabó con Yakov y los otros. Aún cuando tengas a estos tipos bien entrenados y pertrechados, sabes muy bien que están en territorio enemigo.- Dijo pero eso llevó a que Beria apoyara las manos sobre el escritorio, dirigiendo la mirada hacia su amigo.
- Cuento con tu apoyo y con el de la "Policía Secreta Soviética". Lo tengo todo calculado. Solo espero que, para cuando llegue el momento, que todo intento de comunicación entre Moscú y Sarajevo queden privados a las radios que ellos empleen junto a la toma de la emisora Central de la Capital. ¿Puedes con ello? ¿Pueden interferir en las comunicaciones?.
- El Teniente Molkoist está a cargo de ello.- Respondió Sponz, siempre manteniendo la frialdad en su ser.
- Bien. Muy bien. Será mejor poner manos a la obra ya mismo. Que todos vayan a sus puestos: Comienza la "Operación Saturno". ¡Gloria a Iosif Stalin!- Pidió Beria, alzando su puño.
- ¡Viva el Camarada Iosif Stalin!.- Bramó Sponz y partió al exterior del edificio para prepararse junto a los otros para lo que se vendría.
A su vez, en Sarajevo, la entrada de Helena había sido cautivadora. La chica era alguien que se diferenciaba al cuadro de una mujer común y corriente: Su porte y físico, la contextura, belleza pura pero esa mirada cargada y aguerrida contra cualquiera que se interpusiera en su camino, además de portar aquellas Dagas en unos estoques, las cuales estaban limpias y relucientes para cualquier tipo de combate, lo que aumentaba más la curiosidad del otro joven.
- Princesa Helena Gradivechenko, le presento al 5*Caballero y Duque Ditar Ivanisevic.- Hizo Tito la presentación del rubio, el cual se dirigió a ella.
- Un placer en conocerla, Señorita Helena Gradivechenko.- Saludó éste con cordialidad mientras que le tomaba de la mano para besarla.
- Igualmente. Ahora, yendo al punto, Mariscal: ¿Cuáles son nuestras órdenes?.- Preguntó la muchacha.
- ¿Cómo "nuestras órdenes"?.- Inquirió el rubio con asombro.
- Ella y usted formarán serán el equipo que me protegerán de los asesinos de Stalin. También Oleksandr, Liam Devlin, el Capitán Asa Vaughan y el Coronel Kurt Steiner han unido sus fuerzas para cumplir con esta misión. Como bien sabrán ambos, el enemigo ya debe de estar entremezclado con la población y no les pienso mentir: Va a correr mucha sangre para mañana, así que evitaremos la mayor cantidad de bajas civiles en lo posible. ¿Puedo contar con ustedes?.- Impartió Tito su voluntad y órdenes.
- Siempre listos para el combate, Mariscal.- Juró Helena.
- Preparado para enfrentar a las "Hordas de Stalin", Señor.- Añadió Ditar, mientras que daban por concluida la reunión.
[El capítulo que viene será el último de los Años 40 y pasaremos a los 50 pero los eventos más importantes ocurrirán en los 60 y 70.
Espero que les guste, amigos. Mando saludos y agradecimientos para shadowbellatrix, erickshakespare20089, , eltíorob95, LucasAbad0, y los demás seguidores.
Que tengan un buen comienzo de día Domingo de mi parte, Camaradas.].
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