Capítulo IV
Capítulo IV:
1916 y la Primera Guerra Mundial continuaba su curso, la "Guerra de Trincheras" no había cambiado en lo absoluto, el empleo de las primeras armas químicas como el gas mostaza y el cloro dejaron horribles consecuencias para aquellos que se enfrentaron sin la protección adecuada: Incontables murieron en los campos de batalla y muchos otros sufrieron terribles heridas, sobre todo en la piel y los pulmones. A su vez, las batallas en el mar seguían su curso y los submarinos alemanes estaban al acecho, cazando a todo navío británico, francés o ruso que intentara enviar suministros al frente. Por su parte, EEUU seguía sin meterse en el conflicto, a pesar del hundimiento del "Lusitania" en ese mismo año pero cedieron, ya que se estaban produciendo una serie de ataques de tiburón en las costas de Nueva York y Nueva Jersey, dejando a varias víctimas mortales.
Las enormes puertas de la Sala del Trono Imperial se abrieron y un hombre de cabello negro, largo y con frondosa barba del mismo color, tan oscura como la noche y sus ropas, parecidas a las de un Sacerdote, se hizo presente, acompañado por varios Guardias y "Caballeros de la Orden de Sarajevo", quienes se detuvieron ante el Zar Nicolás II y la Zarina Alejandra. Éste se hallaba con la mirada alicaída, perdido y siendo apoyado por su esposa. De inmediato, un hombre de cabellos rubios se acercó y tomó acto de presencia.
- Su Majestad, aquí tenemos a la persona que nos han hablado por todo este tiempo: Grigori Yefímovich Rasputín.- Habló el joven Capitán Antonov Ivanisevic de la "Orden de los Caballeros de Sarajevo". El hombre que estaba a su lado, hizo un movimiento con su cuerpo, aquella mirada parecía cautivar a más de una persona y sobre todo a los Zares. Antonov dirigió sus ojos y notó que aquel hombre tenía una mirada brillante, casi hipnotizante. Pronto, caminando con paso tranquilo y educado, llegó hasta donde se encontraban aquellos Monarcas.
Permaneció en silencio, el Capitán solo dirigió su mirada hacia el hombre traído para solucionar los problemas que aquejaban a los Zares, mientras que mantenía esa postura. ¿Qué sabía? ¿Qué era lo que poseía?. En medio de una guerra catastrófica, con millones de muertos que iban acumulándose cada vez más, los heridos que volvían del frente ante la incapacidad de los Generales Imperiales de poder sostener una férrea defensa. Los Alemanes y sus Aliados estaban en las fronteras rusas, mientras que las tropas y el pueblo pasaban hambre, cosa que era una gran carga para la Familia Romanov, quienes intentaban paliar aquellos desastres uno tras otro.
- ¿En dónde está el niño convaleciente?.- Preguntó Rasputín, de golpe, llamando la atención de los presentes, mientras que su voz se hacía sentir por todo el Salón del Trono Imperial.-
- Es por aquí.- Se levantó la Zarina Alejandra, acompañándolo con su marido hacia la habitación en donde se hallaba el pequeño Alexei Romanov.
El pobre sufría de hemofilia, un mal en la sangre que le provocaba una mala coagulación y que afectaba al resto del cuerpo. Estaba pálido, casi sin poderse mover y asistido por los médicos y las Doncellas del lugar, apenas podía emitir palabra alguna, cosa que le destrozó, a ambos padres, el dolor por el que padecía el niño. Rasputín caminó y quedó frente a la cama del Príncipe heredero. Lo observó y pasó su mano por la cabeza, tenía fiebre, por lo que se quedó callado y sentado en una silla al lado de la cama.
- ¿Va a poder salvarse, Poderoso Rasputín?.- Preguntó Nicolás II.
No hubo respuesta. Aquella mirada fría, gélida e hipnotizante los calló a todos ellos, dejándolo "trabajar" en el silencio más profundo que pudiera percibirse. Con ambas manos levantadas sobre el cuerpo del chico, comenzó a recitar unas palabra que ellos desconocían. Antonov Ivanisevic se acercó, dos de sus Camaradas de la "Orden" intentaron detenerlo pero se sentía atraído. Podía percibirse que la atmósfera cambiaba, era como si se estuviera por desatar una tormenta de nieve. La habitación se estaba volviendo mucho más fría, las temperaturas caían, el fuego de la chimenea ya no era más que unas breves ascuas que, anteriormente, se habían alzado hasta casi consumir los leños pero, de golpe, perdieron todo color, brillo e intensidad. Rasputín continuaba con ese rito, los ojos de Antonov se abrieron como platos...¿Qué estaba viendo? ¿Acaso...Acaso era un tiempo que ellos no sabían que vendría?. Podía percibir un Mundo completamente distinto, uno en donde habían unas grandes máquinas voladoras y que descendían unas misteriosas personas con armas mucho más avanzadas que las suyas.
De ahí, en medio de aquel ritual, las imágenes se iban trastocando, era como si se tratara de una película. Los cabellos rubios del joven Capitán de la "Orden de los Caballeros de Sarajevo" se movían al compás, "danzando" con los de Rasputín. Pudo percibir esa "energía", ¿acaso era Magia?. No, imposible pero...¿acaso sus Ancestros no habían consultado al Oráculo de Delfos en los tiempos de la Antigua Grecia? ¿No habían ido a pedir consejo al Templo de Júpiter Óptimo Máximo para que Roma prosperara y saliera de las guerras?. Luego se vio así mismo, en aquellas calles de antaño, contemplando a los Aliebro, la rama de la Antigüedad de los Paleólogo e Ivanisevic. Llevó sus manos a la cara, quería gritar, salir de aquel "Mundo" por el asombro que tenía consigo pero una mano se posó sobre sus hombros.
- No grites.- Dijo la voz de Grigori Rasputín, apareciendo ante él, como si de un Ente se tratara, dándole ánimos.- Esta es tu historia, la de tus Ancestros: Vívela, respírala.-
Decidió no ceder ante el miedo y cuando el tiempo fue avanzando por distintas etapas: Los Palacios Minoicos y Micénicos, la Edad Oscura, la Edad Arcaica, las Polis, las Tiranías, las "Guerras Médicas y del Peloponeso", el auge de Atenas, Esparta y Tebas, la llegada del Rey Filipo II de Macedonia, su hijo, Alejandro Magno, el "Imperio Alejandrino", las "Guerras de los Diádocos" y la expansión de Roma. Luego, en aquella civilización, la Era Republicana, las "Guerras Púnicas", las Reformas de los Hermanos Tiberio y Cayo Graco, las luchas por el poder, la Dictadura de Sila, Cayo Mario, Julio César, la "Guerra de las Galias", sus conflictos con Pompeyo, los "Idus de Marzo", Augusto y el comienzo del Imperio Romano hasta el año 476 D.C y de ahí veía a la eterna Familia Aliebro hasta la llegada de los Paleólogo en el Imperio Bizantino que duró hasta el año 1453 D.C, el viaje de León Basileus Paleólogo, su esposa Helena, el Oficial Imperial, Leo Bashara, entre otros hasta Rusia y de ahí seguía la historia hasta que...de golpe...
- Un momento...¡Es el "Palacio de Invierno"! ¡¿Qué está pasando?! ¡¿Por qué todo está en llamas?! ¡¿Qué significa todo esto?!.- Quería saber Antonov, mientras que veía a una gran cantidad de personas y militares que irrumpían en el lugar, tirando abajo las rejas y metiéndose allí, desatando todo un baño de sangre. Como su instinto protector le decía, desenfundó su espada y se preparó para pelear, sin embargo, aquellos atacantes pasaban como si nada ante él.- ¡Vuelvan aquí, cobardes!.- Bramó, con su sangre hirviendo y listo para dar una buena pelea, igual que sus Antepasados pero la viva imagen de Rasputín le detuvo, tomándolo de las manos.
- No debes ver esto. No ahora. Por el momento, abre los ojos y vuelve con tu alma a tu cuerpo.- Le dedicó esas palabras y como si fuera un Hechizo, el joven Capitán abrió los ojos, encontrándose, nuevamente, en aquella habitación, donde el niño Alexei había abierto los ojos y comenzaba a sentirse mucho mejor. Sus padres lo abrazaban y sobre todo Nicolás II le había tomado de las manos a aquel sujeto, agradeciéndole por su labor.- "¿Cómo...Cómo pasó?".- Quiso saber el rubio pero, por "Arte de Magia", Rasputín le hizo una seña con uno de sus dedos, pidiéndole que guardara silencio.
Ahora no era el momento para hablar.
- Por favor, Señor Rasputín, quédese aquí esta noche, es nuestro "Huésped de Honor".- Insistió la Zarina, sin embargo, aquel hombre comenzó su retirada, yéndose de allí para dirigirse en su misión de ver y atender a otros que padecían distintos males.
Con su mirada, todavía perdida pero recapacitando tras lo ocurrido, el Capitán Antonov consiguió salir de ese trance y dio un paso al frente.
- Yo lo acompañaré, no se preocupe, Su Alteza.- Dijo y de ahí fueron abiertas las puertas, siendo conducidos hacia el exterior del "Palacio de Invierno".
La caminata fue silenciosa. Rasputín tenía sus manos contra la espalda, avanzaba tranquilo, sereno y respiraba con normalidad. Por el rabillo del ojo, aquel sujeto no se dejó "impresionar". Había visto a aquel joven de la Familia Ivanisevic en esa visión y éste ansiaba saber si era verdad o no. Aquello no podía dejarlo escapar y fue entonces que, habiendo llegado hacia el exterior del edificio, con un movimiento de su mano, el peli negro lo invitó para que lo acompañara en un paseo cerca de un lago que, todavía, estaba congelado.
Iban por el sendero de la orilla, el sendero cubierto por las hojas, ya secas, del Otoño y el Invierno que persistía en Europa del Este. El frío que tocaba sus rostros, el tiempo que pronto mejoraría y con ello la llegada de la Primavera al Hemisferio Norte.
- No viniste, únicamente, como mi acompañante para dejar el Palacio, ¿no?.- Preguntó Rasputín, de golpe, rompiendo el silencio y de ahí se detenía.- Lo viste, sabes de lo que fuiste testigo, Capitán Antonov.
- Sí.- Fue la respuesta del rubio, quien quedó a unos metros de distancia de éste, quien se dirigió hacia donde estaba de pie.-
- Muy bien.- Comprendió Grigori aquella decisión.- Fuiste testigo de la Historia Ivanisevic, desde los tiempos de la Antigua Grecia, Roma y Bizancio hasta ahora pero has visto más allá. ¿Qué es lo que pudiste atestiguar?.- Inquirió, poniendo sus manos en los hombros del joven.
- No...No lo sé...Solo...Solo sé que vi un vasto Imperio que desconocía, unas extrañas máquinas y gente bajando de ellas con armas que desconocía.- Relató lo primero que vio, cosa que dejó a Rasputín callado.- ¿Qué fue eso?.
- Aquello puede significar muchas cosas pero no vale la pena, no por ahora, deja que sea el Futuro y de quienes estén allí para que cumplan con su misión.- Apuntó el hombre de barba negra.- Yo sentí que algo te asustó, dijiste haber visto algo más.
- Sí...Es verdad, yo vi el "Palacio de Invierno" pero todo estaba en llamas, había gente en las calles, tirando abajo los portones e ingresaban con las tropas. Luego todo se volvía rojo.- Dio a conocer ese detalle, mientras que el hombre que curó a Alexei permanecía callado.- Grigori, dime, ¿qué es lo que era eso? ¿Por qué estaba el pueblo en el "Palacio de Invierno" junto al Ejército? ¿Qué significa todo esto?. Por favor, dímelo.- Pidió pero al momento de tocar su espalda, el segundo le agarró de las manos y ambos quedaron en una especie de trance.
https://youtu.be/q5dKzi2gJtE
- Dime, joven Capitán Antonov, ¿qué es lo que ves? ¿Qué te están dando estas visiones?.- Preguntaba Grigori, mientras que el viento gélido movía sus cabellos, el ambiente se volvía mucho más frío y de ahí el chico estaba siendo testigo de lo que se veía encima.
- Veo...Veo...Veo a Rusia, sobre todo a Moscú, la Capital Imperial, está envuelta en caos, hay sangre por todas partes...¡Es una maldita guerra pero no puedo ver la fecha ni el año! ¡Veo a un hombre hablándole al pueblo, muchos lo están escuchando!.- Decía entre el asombro, el miedo y la angustia por lo que estaba viviendo.-
- Sigue.- Le animó y de ahí continuaban viéndose más escenas.
- Están...¡Están incendiando los Símbolos Imperiales y una bandera roja ha sido izada en la "Duma"!.- Añadió el muchacho.- ¡¿Qué significa esto?!.
- No te lo puedo decir hasta que termine la visión. Debes continuar.- Sostuvo el "Monje" y con ello veía más imágenes, todas ellas diferentes y en donde no había ni un rastro de los Romanov.
- Ellos desaparecieron...¡los Romanov ya no están pero...!...Pero...Pero sí mi familia...los Ivanisevic.- Alegó, viéndose que estaba contemplando una misteriosa marcha de personas hacia su destino.
- De eso mismo quería hablarte, Antonov.- Sostuvo Rasputín y con ello todo se difuminó, desaparecieron las imágenes y con ello se pudo ver que todo volvía a la normalidad pero no para aquel joven rubio.
Se sentía mareado, tenía ganas de vomitar por todo lo vivido por lo que el "Monje" lo recostó en un tronco de árbol caído a unos metros del lago. Mientras que recuperaba el aliento y veía qué clase de respuesta podía darle el otro, Grigori Rasputín se le quedó viendo y luego dirigió sus ojos hacia las aguas congeladas.
- ¿Cuándo pasará?.- Preguntó Antonov.-
- En un año. Para 1917, aunque no podría decirte la fecha.- Respondió el hombre de barba negro y enigmáticos ojos.
- Por lo que vi...Esto ocurrirá entre el Otoño y el Invierno de ese año.- Teorizó el rubio, reconociendo el contexto de esas imágenes.
- Sí.- El lento y despacio silbido que dio Rasputín le incomodaba aún más al joven Capitán.- Y habrán dos cosas importantes a tener en cuenta. No, tres: La primera será que Alemania declarará una "Guerra Submarina sin Restricciones", la entrada de los EEUU a la guerra y la salida de Rusia del conflicto.- Dio a conocer esas señales al muchacho.
- ¿Los EEUU?. Pero si el Presidente Woodrow Wilson ni está interesado en esta guerra. Él vive para su pueblo con su Aislacionismo.- Se negó el chico en creerse aquello.
- Así es como lo ves pero Wilson no es más que alguien que busca cualquier beneficio para que país no sea visto como un pelele, chico.- La mirada de aquel hombre parecía asustarlo pero no, le estaba dando su advertencia.- Sumado a ello, están deseando poder mantener su "Política del Buen Vecino" en toda América Latina y más con sus intervenciones que han hecho en Nicaragua, Haití y República Dominicana. Están asustado porque los Mexicanos aceptaron la ayuda del "Servicio Secreto Imperial Alemán" para recuperar los territorios perdidos hace años, el "Telegrama Zimmerman".-
- Ellos casi se metían en la guerra: Les habían hundido el "S.S Lusitania".- Indagó Antonov.
- Pero, ¿acaso usted sabía de que fue "enviado por error" a aguas infestadas de submarinos alemanes?.- Preguntó Rasputín y el Capitán calló.- Sí, lo ve, apenas conoce una parte de la historia y ellos lo harán. Además, Lenin está ganando mucho apoyo entre el pueblo y los militares debido a las derrotas.- Comentó.
- Lenin...pero él está exiliado.- Comentó el rubio.
- Pero volverá. Ahora escúchame con atención, Capitán Antonov. Tienen tiempo y si queres que el Legado de los Romanov e Ivanisevic, entonces deben salvar a toda la gente que puedan y dirigirse hacia el Sur.- Le dio esas indicaciones.
- ¿Al Sur? ¿Te refieres a...?.- Preguntó pero Rasputín le adelantó.
- Así es: Para los Balcanes, allí es donde podrán ponerse a salvo y continuar adelante. No desperdicien esta oportunidad o será tarde. Yo volveré a hablar contigo dentro de dos Lunas.- Indicó y antes de que Antonov pudiera hacerle otra pregunta, el peli negro desapareció en medio de la niebla.
¿Creerle o no? ¿Cómo podía ser verdad?. Tal vez era un truco pero, aún y mucho a su pesar, Antonov tuvo que reconocer una cosa muy importante: Aquello podía ser un anuncio de algo que estaba por venirse y las palabras de Rasputín continuaban golpeando en su cabeza, diciéndole que no debía bajar la guardia, por lo que se dirigió al "Palacio de Invierno", una vez más y de ahí se dirigió a su habitación para pensar a fondo.
"Querido Fiodor: Hola, primo, ¿cómo estás? ¿Qué tal te encuentras con Luykan y los demás?. Espero que estén todos bien y que puedan dar con Camila. Aquí estamos a salvo, pero no para el pueblo: La crisis económica nos está golpeando con todo, la gente desconfía del poder político y lo mismo los militares, quienes están hartos de combatir. La guerra, para nosotros, está perdida, no tiene sentido continuar.
Sin embargo, hoy vino un hombre que todos ya conocen en Rusia: Grigori Rasputín y...no sé como explicártelo con mis palabras pero...él curó la hemofilia que tenía Alexei. Creer o reventar. Aún así, él me ha contado algo que necesito revelarte. Será mejor que se apresuren y vuelvan rápido para Moscú.
Cuídate, primo.
Capitán Antonov Ivanisevic".
Una vez que guardó la carta en un sobre y la selló, éste salió para enviarla a los mensajeros del "Correo Imperial".
- ¿Podrán llegar al Frente Occidental cuanto antes?.- Preguntó el rubio.
- Descuide, Mi Capitán, lo haremos.- Juraron los emisarios y tras subirse a los caballos, partieron de allí, perdiéndose en medio de la nieve que todavía caía sobre Moscú.
[Bueno: A partir de este momento, esta historia entra en su fase más importante y sobre todo con la aparición de Rasputín y sobre el Futuro que le ha mostrado a Antonov.
El peligro se cierna sobre dos frentes: En Rusia como en el Frente Occidental. ¿Lograrán Fiodor, Luykan y los otros encontrar a Camila? ¿Podrán volver a su Patria?. Eso lo veremos en el capítulo que viene, el cual será el "último" de esta "Primera Parte" que integra a la Primera Guerra Mundial.
Espero que les haya gustado, amigos. Mando saludos y agradecimientos para shadowbellatrix, MrR199 y los demás seguidores.
Cuídense y que tengan un buen inicio de día Jueves de mi parte, Camaradas.].
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