Capítulo III
Capítulo III:
1916, no solo se estaba librando una "Gran Guerra" en Europa, sino también en Irlanda, territorio que buscaba su independencia de Inglaterra. Había estallado el "Alzamiento de Pascua" y con ello estallaron los enfrentamientos por todo el territorio nacional para liberarlo de sus opresores. Los ingleses iban y venían, luciendo sus uniformes "de gala", con sus condecoraciones, hombres jóvenes que eran guiados por otros veteranos y que daban, a voces y gritos estridentes, casi parecidos a fantasmas perdidos y lamentándose por sus acciones hechas en el Pasado, ordenaban a los Soldados para que se posicionaran y los artilleros abrieran fuego con los cañones.
Uno tras otro, contra el edificio del Correo Central de Dublín, aquellas bocas ardientes "rocían" con su poder contra la fachada. El interior tiembla, escombros de distintos tamaños caen contra el piso y también en donde se encuentran los defensores. Las calles capitalinas están cubiertas de sangre, muertos y heridos, un olor dulce y pegajoso de la sangre mezclado con la pólvora y los gritos de ambos bandos. Un inglés recibe un tiro, justo en medio de los ojos, quitándole la vida. ¿Cuántos tenía?. Tal vez era un hombre de unos 30 años, sin embargo, la tiradora irlandesa niega con la cabeza. ¿Qué importa que tengan 30, 20 años?. Ellos son el enemigo, no es una fiesta de té ni tampoco un "Club Social". Desde las ventanas del piso 4 del Correo Central, la irlandesa corre y se dirige hacia donde estaba Camila Ivanisevic, reunida con el "Estado Mayor del Ejército Irlandés" y los Revolucionarios, analizaban la situación correspondiente mientras que las bombas de la Artillería y de los aeroplanos caían sin parar contra las posiciones, haciendo levantar escombros, derribando árboles, matando, hiriendo, cegando a todo aquel que estuviera en su camino.
- ¡FUEGO!.- El grito del Sargento McCoy de Escocia lleva a que los artilleros disparen con sus cañones contra el edificio, el cual ya presentaba varios incendios en distintas plantas junto a las columnas de humo negro que manaba desde el interior.
Afuera, además de McCoy, el Teniente Coronel Bernard Higgins, uno de los Oficiales más repugnantes y odiados por los irlandeses, disfruta de ese "espectáculo". Ve a un grupo de tiradores salir despedidos por los cañonazos, volando en pedazos por las explosiones y la sangre que cae como lluvia contra el pavimento.
- ¡Eso, muy bien, denles con todo a esos perros!.- Les animaba el Oficial británico de cabello pelirrojo, mientras que el combate se volvía más encarnizado, desigual, infernal. El calor de la batalla, la metralla que zumbaba sin parar y la Muerte que bailaba, alegre, ese día, en el cual recibiría una gran paga por sus servicios.
- ¡Mataron a los Hermanos O 'Riley!.- Corrió el joven Seamus hacia donde estaba Camila y pudo ver las lágrimas de aquel joven intelectual. Ella se acercó y le puso su mano en los hombros.
- La guerra es así, Seamus, nadie te va a perdonar la vida: Es matar o morir, ¿entiendes?.- Le animó la joven.-
- Fue el hijo de puta del Teniente Coronel Higgins, el muy maldito que mandó a la horca a mi hermano mayor, Dany.- Dio a conocer aquel nombre, por lo que Camila, recordando a aquel sujeto, tomó su rifle y corrió hacia una de las ventanas para cumplir con su misión.
- Seamus, quédate aquí y traigan una ametralladora Browing para hacer presión contra la "Formación Central Británica".- Pidió, en sus órdenes, a cada uno de ellos.- Bailey, O'Connor, reúnan a todo un Contingente y aseguren la "Plaza".
- ¡A sus órdenes, Mi Comandante!.- Exclamaron éstos y muchos más, mientras que iban trayendo lo que ella había ordenado.
Adara, Alana y Arlene estaban cargando los cañones que traían consigo, provocando que cayeran varios proyectiles contra las posiciones enemigas. Uno de éstos dio contra un camión, el cual voló por los aires y estalló, envuelto en una bola de fuego de distintos colores, mientras que el humo se alzaba por los Cielos.
- ¡Lord Higgins!.- Le llamó el Sargento Fox a éste, quien se giró para ver qué pasaba.
- Ah, Sargento Edward Fox, ¿qué ocurre? ¿Acaso no se siente complacido con que esta patética "revolución" y "alzamiento" va a terminar?.- Preguntó con tono burlón y superior pero el Veterano no era ningún idiota.
- No se haga el imbécil conmigo, Teniente, sepa de que esta es una orden impresa por el Gobierno Central: Se debe respetar las vidas de los prisioneros de guerra. Nada de fusilamientos o se las verá conmigo.- Advirtió Fox, dándose la vuelta, justo cuando una bala casi le impactaba de lleno.
- Esto es lo que nosotros estamos llevando para estas escorias que iniciaron una rebelión en medio de la "Gran Guerra" contra los "Aliados". ¿Acaso es esto razonable?. No lo es para mí. Pero da igual, me las van a pagar por tantos navíos que hundieron con sus bombas.- Decía, admirando y contemplando la batalla desatada, riéndose, sin saber que, desde una posición, en el interior del edificio, moviéndose como una Cazadora, Camila Ivanisevic estaba lista para disparar. Oculta, protegida por el humo y cubierta por el polvo de las explosiones se dirigió hacia donde estaba aquel sujeto hablando. Lo miró y sintió un profundo odio, aversión.
- "No se le puede llamar hombre a un monstruo como ese tipo. Uno que ha ordenado quemar pueblos enteros, dejar a la gente sin nada, abusar de las mujeres, golpear a los ancianos y hasta detener sin pruebas a los niños, pero esto se termina".- Pensó la joven y apuntó con el rifle, sin saber que el Sol estaba saliendo, un poco, de entre las nubes y con ello produjo un reflejo que atrajo la atención de los tiradores enemigos, los cuales reaccionaron y dispararon contra ella.
Impulsada hacia atrás, por su propio instinto, la muchacha rodó por el suelo y de ahí se fue a ocultar en una zona donde no fuera vista.
- ¿Lo vieron?. Ni Dios los quiere a ellos.- Apuntó Higgins.- Él está de nuestro lado, el suyo los ha abandonado y me ha protegido de esa francotiradora.- Señaló con burla y superioridad.
Desde aquella habitación donde se había escondido la chica, ésta le hizo una seña a un grupo de efectivos irlandeses para que dispararan contra la ametralladora "Browing" contra la "Formación Central Británica". Tenía un plan y con ello, desde la azotea, comenzaron a caer granadas de mano contra los enemigos, quienes debieron retroceder unos metros por las deflagraciones.
En medio del humo blanco desatado por las explosiones, varios irlandeses habían salido desde el "Correo Central" y abrieron fuego contra las tropas de Higgins. Dos de sus Suboficiales fueron alcanzados y la sangre cayó contra el rostro del orgulloso Oficial, quien se volteó y desenfundó su arma, disparando contra los atacantes pero sin poder atinarles por la, todavía, presencia de aquella estela blanquecina. Desde el lado Oriental del edificio, Camila había emergido y con su rifle apuntó, directamente, a la cabeza del enemigo y jaló el gatillo.
- Vete al infierno, hijo de puta.- Sentenció ella y con precisión, disparó.
El Teniente Coronel Higgins sintió, como lo último que pasó frente a sus ojos, fue aquella bala que hizo una entrada y salida de su cabeza para, acto seguido, desplomarse contra el piso, bajo un charco de su propia sangre que fue pintando el asfalto irlandés. Desde sus posiciones, varios ingleses vieron a la responsable pero Camila no tuvo miedo, por lo que volvió a disparar, liquidando a cualquiera que la hubiera visto.
Para la llegada del Crepúsculo del cuarto día de combates, con las municiones agotadas, los rebeldes se rindieron, no sin antes sacar a Camila de allí.
https://youtu.be/j_nuOyxMrMQ
El precio a pagar fue con la vida de muchos de los revolucionarios que fueron fusilados, sin ningún juicio previo, por parte de los Británicos, cosa que aumentó, aún más, el odio y el resentimiento de los irlandeses contra sus opresores. Entre la violencia desatada por ambas partes, incluyendo a los "Black and Tans", como ellos llamaron a las "Fuerzas Policiales Británicas", la cual cometía terribles crímenes en contra de la población civil, sobre todo incendiar los campos, violar a las mujeres y realizar redadas sin ninguna autorización en las casas de los ciudadanos, así como también enviar a sus efectivos para disparar, indiscriminadamente, en partidos de rugby, lo que llevó a que el "IRA" tomara medidas contra aquellos agentes.
Camila, por su parte, oculta en las sombras desde 1916, seguía comandando a los Irlandeses contra el invasor inglés. Los odiaba, a pesar de que una rama de su familia había contraído matrimonio con Nobles de ese país y que apoyaron la libertad de Irlanda, la Corona Británica era el problema, uno muy grande y ella pensaba en desatar una gran ofensiva, aprovechando el envío de los Ejércitos de Su Majestad para el Frente Occidental, ya que los alemanes y sus Aliados estaban causando serias bajas y no parecían detener su marcha hacia París.
Sin embargo, viendo que la situación se estaba tornando mucho más violenta y temiendo por su Comandante, sus Camaradas decidieron sacarla de allí, ya que, gracias a un infiltrado británico a favor del "IRA", dentro del Ministerio del Interior, descubrió que ella estaba en la "Lista Negra" para ser capturada por su colaboración con los revolucionarios, algo que podía desencadenar una verdadera catástrofe para la "Triple Entente", debido a que ella era una Ivanisevic y éstos permanecían al lado de los Romanov: En simples palabras, si la fusilaban, Rusia rompería relaciones y provocaría que Inglaterra quedara sola y a merced de la "Triple Alianza".
- Mucha suerte, Camila. Nunca la olvidaremos, Comandante.- Se dirigió Kate O'Mulligan a ella, dándole un abrazo junto a sus hermanos.
- No sé cómo se lo podría devolver todo esto, amigos. Yo...Yo no quiero dejarlos.- Intentó en convencerlos para que pudiera seguir peleando en aquella guerra.
- Esta lucha la continuaremos nosotros, tú nos has sido de gran ayuda. Una verdadera Guerrera Celta eres y debes sentirte orgulloso de eso.- Sostuvo Sean Garryowen.- Pero su familia también la está esperando, lo mismo su prometido.
Lo sabía, no podía negarlo y fue entonces que, despidiéndose de ellos, deseándoles lo mejor, se subió al barco que la llevaría a París, dejando la "Isla de Eire" atrás, con una guerra que continuaría por un largo tiempo hasta que se firmara la paz, una que nunca fue respetada por el Gobierno Inglés y que llevaría a más enfrentamientos, atentados, asesinatos contra políticos, fiscales, jueces y militares.
La "Isla Eire" se veía tan pequeña para aquella muchacha, la cual cerró los ojos y con ello tuvo esos recuerdos de cuando les ayudó a pelear, incluso había manejado muy bien el idioma gaélico, adoptándolo como su segunda lengua.
https://youtu.be/n730FWycrTY
Veía esos recuerdos de cuando iban recorriendo una carreta fría y cubierta por la niebla densa, entonando aquellas canciones Celtas, Patriotas y que buscaban la eliminación del opresor proveniente de Londres. Las emboscadas realizadas contra el "RIC", los temidos "Black and Tans", las bombas colocadas contra los Cuarteles enemigos e incluso el hundimiento de varios barcos de guerra, algo que era festejado por los Alemanes desde el Frente Occidental, mientras que ella demostraba su valía y lo que significaba ser una Ivanisevic.
- "Las mujeres de mi familia nunca fueron de sentarse a tejer junto al Fuego, sino que íbamos a la guerra, desde los tiempos de la Antigua Grecia hasta ahora, inclusive, demostrábamos ser lo que somos: Valientes. No cobardes, ni tampoco unas que dependen de alguien que, supuestamente, las anime a seguir adelante pero que vive lleno de dinero, no los necesitamos porque lo llevamos en nuestra sangre.
https://youtu.be/V0K1qKFRJrA
- ¿Esto es verdad?.- La pregunta que Lord Nicholson había hecho ante sus miembros del Gabinete de Guerra cuando descubrieron que había una superviviente del "Titanic" comandando a los Irlandeses.
- Me temo que es verdad, Mi Lord.- Respondió el Comandante Palmerson de la IX Brigada estacionada en Belfast.-
- ¿Y qué estaban esperando para detenerla y enjuiciarla? ¡¿Acaso son infantes que tengo que decirles cómo proceder?!.- Bramó el hombre calvo y rojo como un tomate por la ira acumulada.
- ¡Mi Lord!.- Exclamó el Sargento McCoy, quien era el más razonable de todos ellos.- ¡Usted ordenó ejecutar a los líderes revolucionarios sin un juicio previo! ¡Además, ¿detenerla?! ¡Esa chica pertenece a la Familia Ivanisevic, unida a los Romanov, si hacíamos eso, los Rusos se separaban de nosotros!.- Respondió con un tono de voz alto y causando impresión en la "Cúpula del Estado Mayor".-
Las manos de Lord Nicholson parecían temblar ante la dura verdad que aquel Oficial había dado. McCoy, a pesar de rondar los 45 años y que ya estaba por jubilarse, era un verdadero "Señor y Amo de la Lógica", su retórica lo podía haber convertido en un auténtico Opositor al Gobierno y hasta incluso de retirar a las tropas del Frente Occidental y poner fin a la "Triple Entente". Él se había dado cuenta que, luchando en ambos frentes, lo único que estaban obteniendo era que muchos jóvenes que partían a la guerra contra los "Aliados" y el "IRA" regresaban en ataúdes, el llanto y dolor de sus familias, así como también aquellos que volvían heridos, mutilados, con muletas y bastones, expresando un terror nunca antes visto. Había conocido esos rostros cargados por el miedo a la Muerte, sobre todo en Verdún y Somne, así como también en Ipres.
Él había estado en la primera de todas ellas, en Verdún, donde el barro se había "teñido" de rojo por la sangre derramada, los cuerpos destrozados de sus Camaradas, aquellos que quedaron colgando de las alambradas de púas, abatidos por el fuego de las ametralladoras alemanas, los heridos que eran rescatados y les faltaba alguna pierna, un brazo o incluso eran hallados a la mitad, producto de los bombardeos con la Artillería.
Ahora, habiendo destinado a Irlanda, sabía lo que significaba luchar en una "Guerra de Dos Frentes", una completa estupidez, un capricho infantil de los políticos que no querían reconocer que Irlanda era un auténtico polvorín que ellos mismos estaban alimentando para que estallara.
- Con el debido respeto, Sargento McCoy.- Intervino el General Bernard Shaw del V Cuerpo de Ejército Británico en el Ulster.- Aún siendo una Ivanisevic, esa chica es responsable de los crímenes más importantes que ha enfrentado la Corona. ¿Le debo hacer recordar el hundimiento del "HMS Lexington" y el "HSM Queen Elizabeth I"?.- Preguntó éste, dando una serie de pasos hacia la "Mesa de Mapas".- ¿Acaso deberíamos darle amnistía?.- Inquirió el hombre, cosa que a McCoy no le cayó para nada bien.
- ¿Sabe una cosa, General Shaw?. Detesto tener que decirlo pero su tono de voz me parece "exagerado" a la hora de hablar. Usted no ha conocido lo que es la guerra en primera persona, yo sí y estuve cerca de morir en varias ocasiones, cuatro veces en Verdún pero estoy aquí, vivo y con la suficiente capacidad como para dejar esta firme sentencia: Si le pasa algo a esa chica y los Rusos se enteran, adiós a su ayuda. ¿Quiere hacerse responsable de las miles de muertes que tendremos en nuestras filas?. Los Alemanes y sus Aliados están más que dispuestos en llegar a París y no cejarán en intentarlo. Si hace esa locura, los Rusos se van y quedamos solos, no podremos detenerlos y París será ocupada, luego harán lo mismo con el Frente Oriental, así que es mejor mantener la boca cerrada antes de que se produzca una locura suya, General.- Sentenció con frialdad y en medio de toda esa tensión, Lord Nicholson pidió un tiempo para pensarlo a fondo.
Hallándose en el parque del Ministerio del Interior, Nicholson se hallaba con Bernard Shaw y otros Oficiales que discutían, en privado, el asunto a tratar. Con su pipa en mano y los otros que fumaban sus cigarrillos, cada quien exponía lo que debía ser considerado justo a la hora de ir tras la rusa responsable de la guerra en Irlanda.
- Es obvio que está en su sangre. Los Ivanisevic siempre han sido una de las familias más importantes de toda Europa.- Alegó Nicholson.- Sus raíces comienzan en la Antigua Grecia y Roma, pasando por Bizancio a Rusia. Uno de nuestros Oficiales es descendiente del General Hayes, quien combatió en las Islas Malvinas contra la "Rebelión de Gaucho Rivero" y que fue apoyada por la Condesa Tanya Ivanisevic.
- Y además de ser una de las más importantes, son un verdadero dolor de cabeza. Ellos son la "Mente" de los Zares, siempre que ellos van, los Ivanisevic están a su lado. Es obvio que a Nicolás II no le queda mucho tiempo en el Trono Imperial.- Indagó Lord Palmerson a sus Camaradas.
- ¿Qué quiere decir?.- Preguntó el General Shaw y el otro respiró hondo.
- Hace poco han llegado informes acerca de Vladimir Ilich Ulianov, mejor conocido como Lenin, quien se halla en el exilio y que pretende volver. La crisis política, económica y social que vive el Imperio Ruso es crítica y muchos piensan que puede ocurrir una revolución definitiva. Además, las numerosas derrotas que han tenido frente a la "Triple Alianza" dejan en evidencia lo más preparadas que están las Fuerzas Imperiales Rusas ante sus adversarios.- Dijo el semi calvo, mientras que tomaba asiento en una banca.
- Yo creo que, viendo desde el punto de vista mío y que coincido con el Sargento McCoy, el envío de agentes para detener a Camila Ivanisevic puede desencadenar un desastre mucho peor para Rusia y más si muere, su familia va a pedir por nuestras cabezas y son capaces de ello.- Recalcó el Teniente Stuart Mill, el cual tenía su visión de las cosas.
- Mientras discutimos esa tontería, ella ya debe de haber llegado a París. Los Irlandeses se hicieron cargo de borrar cualquier tipo de evidencia acerca de ella en la zona.- Apuntó Nicholson.- ¿Nuestras fuerzas pueden detenerla por si cruza el Frente Occidental?.- Preguntó al General Shaw.
- ¿Qué?. Mi Lord, ¿acaso no escuchó lo que el Sargento McCoy dijo?.- Preguntó Stuart pero Nicholson alzó su mano.
- Será una detención y nada más. No tiene de qué preocuparse, Teniente. Confíe en mí.- Le llevó la calma pero tanto Mill como McCoy junto a otros Oficiales temían de lo que éstos eran capaces de hacer.
Por su parte, con Fiodor y su gente, éstos iban avanzando por rutas destruidas, caminos de tierra que fueron bombardeados y con la guerra en cada rincón. Por donde avanzaran, en los campos de Francia y Bélgica, solo veían destrucción, sangre y muerte. Transitaban por una ciudad que estaba siendo evacuada tras su caída a manos de las tropas de la "Triple Alianza".
- Pronto llegaremos al Puerto de Amberes, amigos.- Les anunció Paul Baumer, quien se había hecho de Fiodor y Luykan, a pesar de que pertenecían a dos bandos separados.
- Estoy emocionado por verla. Ruego a Dios de que Camila haya llegado sana y salva.- Fue el pedido que hizo el prometido de ella, mientras que se oían los disparos de la Artillería y los bombardeos aéreos por en la lontananza.
[El capítulo que viene marcará el fin de lo que es la Primera Guerra Mundial y el estallido de la "Guerra Civil Rusa". No le queda mucho a esta historia, así que vayan preparándose, amigos.
Mando saludos y agradecimientos para MrR199, EduardoOrejuelaCorte, eltíorob95 y los demás seguidores.
Cuídense y que tengan un buen día Viernes de mi parte, Camaradas.].
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