Capítulo II
Capítulo II:
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El propio Teniente Charles Lightoller, una vez concluido el "Juicio por el Titanic", junto a sus Camaradas supervivientes del navío, visitaron a la Familia Ivanisevic en Moscú un mes después del naufragio, siendo Mayo de 1912. Aún la sociedad rusa no salía de su tragedia y aquel golpe tan duro había afectado al propio Zar Nicolás II, quien se mantenía recluido y bajo el cuidado de sus médicos por la pérdida de aquella chica. Sin embargo, otros como, Fiodor Ivanisevic, Archiduque de la misma familia, se negaba en creer esa noticia. Caminaba de un lado para el otro, siendo observado por Luykan, el prometido de Camila, quien, al principio, había quedado perjudicado por la muerte de su novia y futura pareja, pero cuando oyó las palabras del otro varón, empezó a pensar, dejando de lado ese "manto de neblinas" que le impedía razonar.
- Me niego a creerme de que mi hermana haya muerto. Agradezco su visita, Teniente Charles Lightoller y lo mismo la de sus Camaradas. Sé que muchos de ustedes han perdido, también, a amigos suyos en el "Titanic" pero tengo la corazonada de que mi hermana está bien. Viva.- Se dirigió el joven con respecto hacia el rubio.
- Entiendo su preocupación por ella. Camila siempre me contaba de que eran muy unidos en esto.- Apuntó Charles y de ahí se quedó pensativo.
- Teniente Lightoller, por favor, trate de recordar los últimos momentos de mi prometida. ¿Dónde la vio? ¿Estaba todo inundado en la cubierta mientras que preparaban los "Plegables A y B"?.- Rompió Luykan el silencio, siendo observado por dos de los Oficiales británicos y de ahí, uno de ellos, el Comandante Joseph Boxhall, fue quien habló.
- Estábamos todos nosotros, tanto el Señor Lightoller como yo, Moody y el Capitán Smith, en el "Castillo de Oficiales", luchando contra el poco tiempo que nos quedaba, para liberar los "Plegables A y B". Camila, según nos contó mi citado Camarada, se había bajado del bote para cederle su asiento a una familia de italianos y a varios marineros. Además de que se negaba en dejar a su gente allí.- Comenzó a hablar Boxhall con sumo detalle, casi "reviviendo las imágenes" previas al desastre.
- Y cuando teníamos casi listo el "Plegable B", el agua subió y nos tiró. Recuerdo haber sido impulsado, por la fuerza del hundimiento, hacia la popa del bote, por lo que me subí y ayudé a uno de mis amigos, al marinero Bufford, para que se subiera. De ahí agarramos a otros más como a Malone, Rosenberg y al viejo Heimlich, uno de bigotes y con casi 45 años de edad. Perdimos de vista a James Moody, Henry Wilde y a Charles Lightoller. Tratábamos de salvar a todos los del equipo y lo conseguimos, así como también a subir a todos los pasajeros que pudiéramos. Pero con Camila la vimos ser arrastrada por la corriente.- Contó Herbert Pittman su parte de la historia.
- ¿Y qué pasó cuando Charles dijo haberla visto dirigirse al bote volcado?.- Fue la pregunta que hizo la madre de Camila, la Duquesa Kira Ivanisevic, la cual no salía del dolor por la pérdida de su hija.
- Yo subí al bote volcado junto a otras personas, incluyendo al Coronel Archibald Gracie IV y vi que ella nadaba contra la corriente para subirse. Le tendí mi mano pero, de golpe, una de las chimeneas se vino abajo y produjo una ola que la separó. Yo intenté rescatarla pero me lo impidieron, considerándolo muy arriesgado.- El tono de voz de Lightoller se había vuelto frío al rememorar aquellos eventos. Un sabor amargo le subía desde la garganta y se la tomó, casi en un intento por quitárselo de encima. Meneó con la cabeza y de ahí suspiró profundamente.
- El "S.S Carpathia" nunca encontró su cuerpo.- Intuyó Fiodor, mirando a los británcios.
- Nunca. Muchos fueron arrastrados por las corrientes oceánicas.- Respondió Boxhall, mientras que una de las Sirvientas les servía té en sus tazas.- Muchas gracias, Señorita.- Agradeció.
Esa era la gran incógnita: Si aquel barco no había encontrado el supuesto cuerpo de Camila, entonces era allí donde la teoría de que se hubiera ahogado caducaba. El chico de cabello rubio se puso de pie y miró a los presentes.
- Caballeros, agradezco su ayuda y por haber venido hasta aquí, con la misión de contarnos lo ocurrido con mi hermana. Aún así, no pienso dejar de que esto quede en la nada misma: Yo voy a ir a buscarla, la traeré de regreso y no me importa si tengo que recorrer todo el vasto Océano Atlántico, sé que la hallaré.- Prometió el chico, preparando todo para lo que sería una aventura nunca antes vista.
Mientras tanto, en Irlanda, Camila había pasado a convertirse de una integrante de la Familia Black a ser una auténtica militar en el campo de batalla contra Inglaterra, dirigiendo a las primeras "Fuerzas Revolucionarias", el Futuro "IRA" contra el opresor imperial de Londres. Sus ataques eran relámpagos, dando contra infraestructuras como rutas, ferrocarriles y puentes. Robaban armas y municiones, así como también empleaban explosivos contra sus enemigos militares y políticos, así como contra traidores a la Patria.
- ¡Vamos, Comandante!.- Le llamó O'Hare, un hombre de unos 40 años y experto en explosivos.- ¡Los ingleses han caído en la trampa!.
- Excelente. Voy para allá.- Respondió ella.- Que se preparen nuestros "Ingenieros", hoy vamos a mandarles a pique ese barco que se trajeron.- Pidió la muchacha, tomando su boina y el rifle, preparándose para combatir contra el enemigo.
Con el paso del tiempo, Camila había escrito su nombre en las páginas de aquel país de tradiciones Celtas y Cristianas, sin embargo, cuando llegó el año 1914, uno del cual todos pensaron que sería uno muy tranquilo, vieron, con horror, cómo sus vidas daban un giro de 360* y pasaban a vivir lo peor: El estallido de la "Gran Guerra" y que comenzó con el asesinato del Archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa en Sarajevo, Bosnia-Herzegovina, a manos de un joven Nacionalista de nombre Gavrilo Princip, quien les disparó a ambos y que dio, como resultado, el ultimátum de Viena contra Serbia para que entregaran a los terroristas de "La Mano Negra", conformada por miembros del Ejército del Reino de Serbia e intelectuales que buscaban la liberación, a manos de la violencia, ante el Imperio Austro-Húngaro.
Los Serbios cumplieron con una parte del acuerdo y eso llevó a que el 27 de Julio les declararan la guerra. Acto seguido, se sumaron los Imperios de Alemania y el Otomano a la contienda, dando por iniciado los bombardeos contra Belgrado y el estallido de la Primera Guerra Mundial.
Las tropas imperiales alemanas marcharon hacia París, siguiendo el "Plan Schlieffen", concretado a finales del Siglo XIX, el cual era atravesar los territorios de Bélgica, llegar a la Capital de Francia y así impedir que tanto Inglaterra como el Imperio Ruso pudieran movilizar a sus fuerzas. Un "Plan Sólido" y a prueba de tontos...hasta que al General Helmuth Von Moltke El Joven, sobrino del famoso militar que lideró a las tropas germano-prusianas contra el "Segundo Imperio Francés", hizo una serie de cambios que terminarían por afectar todo, completamente.
Mientras que se iniciaba la Batalla de Lieja, el Imperio Ruso había lanzado a sus Ejércitos para combatir en el Frente Oriental, protegerlo de una posible penetración enemiga, ya que los Austro-Húngaros recorrían las fronteras y realizaban ataques relámpago contra los Puestos de Control Imperiales.
Desde el Palacio Imperial, el Zar Nicolás I Romanov se hallaba escuchando a sus Generales, quienes habían sido convocados, al igual que la Familia Ivanisevic, para tratar aquella situación que podía inclinar la balanza en su contra. Con una mano contra el mentón, aquel hombre estaba al corriente de lo que ocurría en el Frente Oriental, por lo que tenían mantenerse en alerta constante frente a los enemigos.
- El Mariscal Paul Von Hindenburg ha asestado un duro golpe contra nuestras tropas en Tannenberg y los Lagos Masurianos, Su Majestad.- Le contó el General Vasili Imachok, señalando, en el mapa de operaciones, las derrotas rusas ante las tropas alemanas.- Y siguen avanzando. Su plan es cerrarnos el paso para que no podamos asistir a los británicos y franceses, quienes están enviando apoyo a Lieja pero las defensas van cediendo. Tarde o temprano, París va a caer y el Kaiser Guillermo II se estará paseando por las calles de la Capital.- Advirtió éste con seriedad.
- ¿Y qué hay del IX Ejército Imperial? ¿Por qué no se movilizó para atacar a los alemanes?.- Preguntó Nicolás I a ese General.
- Lo hicimos, pero los Austro-Húngaros nos tendieron una trampa en los Valles de Smolensk.- Añadió el Comandante Andrei Barmach.- Pudimos rechazar el ataque, pero tuvimos muchas bajas.
El Zar respiró hondo y supo de que aquello no estaba yendo bien para sus tropas. Tenían al enemigo en "Plan Pinzas" y sus efectivos eran vencidos por los Austro-Húngaros.
- Había dado la orden de abrir una brecha, un frente, en la frontera con Serbia. ¿Por qué no se hizo?.- Señaló el Monarca.- Teníamos que haber ingresado en Belgrado hacía más de 48 horas.
- Era una misión suicida. No estamos preparados para un asalto de ese tipo, Su Majestad.- Le explicó otro de sus agregados.
- ¡A este nivel tendremos al Kaiser en la Capital y yo luciendo grilletes!.- Exclamó Nicolás I, golpeando la mesa con seriedad.- ¡No pierdan más el tiempo, cuando digo que hay que atacar, se hace!.- Bramó y tomó asiento, tomando un poco de té para calmarse.- ¿Qué hay del chico? ¿Qué pasó con Fiodor y Luykan?.- Preguntó por ellos.
- Han salido y están acompañados por un Destacamento de la Caballería Imperial bajo el mando de Udeski y el Jefe de Sanidad, el Dr. Kodorov.- Le explicó Anastasia Ivanisevic II, hermana de Fiodor.- No hay de qué preocuparse.- Llevó ella la calma a los presentes, a pesar de que las derrotas ponían en jaque al Imperio y más a los Romanov.
Para Nicolás I, el Frente Oriental era tan delicado como una rama seca de un árbol. Había pasado días pensando en cómo deberían fortificar las fronteras ante el avance enemigo y ahora los Ejércitos de la "Triple Alianza" habían aplastado la férrea resistencia de los suyos en Tannenberg y los Lagos Masurianos, el Zar necesitaba pensar en un nuevo plan y que sus Generales aprobaran. Aquello era un tema aparte, debido a que muchos estaban teniendo serias disidencias con el Monarca y más por enviar a Oficiales inexpertos y mal equipados a los frentes de combate. Sumado a todo ello, la última revolución había dejado la estructura política imperial muy mal parada junto a los intentos de atentado. El Zar anterior, Alejandro III, quien había asumido el Trono Imperial tras la muerte de su hermano, tuvo que hacer frente a los Anarquistas que querían eliminarlos, así como también enfrentar la dura situación internacional. Ahora las cosas recaían en Nicolás I y lo único que podía esperar era que un milagro ocurriera.
A paso de caballo, lentos pero decididos, el Destacamento de Caballería Imperial, comandado por Coronel y Duque Milanovich Udeski de Serbia iba avanzando con cautela, escoltando al Archiduque Fiodor Ivanisevic y al Príncipe Luykan con la clara misión de encontrar y traer a Camila de regreso. Las últimas informaciones dadas por los Oficiales supervivientes del "Titanic" era que ella podía seguir viva, a pesar de que había habido muy pocos supervivientes. El Dr. Kodorov, Jefe de la Unidad Sanitaria, estaba curando la herida en la pierna a uno de los Soldados tras haber sido emboscados por los Austro-Húngaros en unos pasos montañosos, habiendo conseguido salir de allí antes de caer prisioneros del enemigo. Con un rápido movimiento de sus manos, terminó por suturar la herida y llamó a dos camilleros para que ayudaran al joven herido, quien fue colocado en un pequeño coche que servía de ambulancia.
- ¿Cómo se encuentra?.- Preguntó Fiodor al médico de espesos bigotes.
- Se pondrá bien.- Respondió Kodorov, lavándose las manos.- Tuvo suerte de que la bala lo haya rozado pero tenemos que evitar ese tipo de caminos, Archiduque. Desconocemos esos terrenos. Esto no es como los de sus Ancestros Bizantinos, han cambiado los accidentes geográficos.- Alertó el médico con tono serio.
- Lo sé, lo sé.- Sostuvo Fiodor.- Es que...mi hermana.- Iba a decirle pero el hombre le puso una mano en sus hombros.
- Descuida, no te lo dije por bronca, sino por precaución. Y no te preocupes por Camila, la hallaremos, ¿sí?.- Le animó.- Ahora arriba esa fuerza de voluntad, vamos que se puede.
- ¡Ya oyeron, en marcha!.- Ordenó Udeski y de ahí reiniciaron la marcha, internándose por las fronteras de Bélgica y Francia, la Antigua Galia de Vercingétorix y Roma, ahora cubierta por una senda destrucción en su suelo, producto de los bombardeos, las fortificaciones, las trincheras con alambradas de púas y nidos de ametralladora. Por donde uno avanzara, aquel panorama era triste, gris, desprovisto de vida, como si una enorme mano le hubiera quitado todo rastro de esperanza y lo cubriera con un manto de abandono. Algunos Soldados tuvieron que taparse la boca cuando encontraron cuerpos de contendientes desperdigados por cualquier, muertos a balazos, partidos a la mitad por las bombas y las ametralladoras, quedando colgados, como si de monigotes se trataran, en las alambradas.
También muchos caballos caídos, algunos trataban de ponerse de pie pero les costaba. Lanzaban coces y lastimeros llantos que les partía el corazón a más de uno de los Soldados rusos. En el suelo también habían animales de campo muertos y en medio de toda esa debacle, al pasar frente a una granja toda destruida, oyeron un pequeño llanto de tristeza, uno que le destruyó el corazón a Udeski, quien se bajó del caballo y corrió hacia el edificio principal, el cual se hallaba destruido por los bombardeos y sus dueños habían conseguido o no escapar, entre los escombros se topó con un cachorro de Gran Danés, el cual estaba temblando del frío y lloraba a más no poder.
- Ohh pobrecito, ¿quién fue el hijo de puta que te abandonó aquí?. Ven.- Le tendió su mano Udeski al pobre animalito, quien, al intentar tocarlo, éste retrocedió, asustado.- No, no, tranquilo. Soy bueno. Mírame.- Le extendió una hogaza de pan suave, la cual atrajo al perro, quien se acercó, tímidamente para comer.- Eso, eso, eso, con calma, mastica tranquilo. Descuida. Ahora, te voy a sacar de aquí.- Le habló y tomó al perrito en sus brazos, llevándoselo de allí.
- ¿Qué haces?. No puedes tomar algo que no es tuyo.- Le advirtió Fiodor, ya que podía tener familia.
- Su Alteza, disculpe, pero, tal vez y viendo el grado de destrucción que hay aquí, este perrito sea el último de su familia. Dejarlo aquí, para que muera de frío, sería un crimen tan atroz como abandonar a una persona en situación de calle.- Le explicó el Jefe de la Caballería.- Además, lo pienso cuidar yo y no interferirá.-
En el momento en el que hablaban, el cachorro se ocultó dentro del abrigo de Udeski, temblando del miedo cuando escucharon voces que provenían desde el Oeste de la granja. A unos pocos metros de allí, un grupo de alemanes venían avanzando, camino abajo, hacia las ruinas para ver si encontraban algo de comer.
- ¿Qué hacemos?. Son Rusos.- Preguntó un hombre joven, de cabellos y bigote que iba del rubio al castaño.
- Esperen, creo que podemos llegar a una solución sin derramar sangre.- Intervino otro de ellos, mientras que se acercaba hacia los Rusos, alzando sus manos al aire.-
- Viene hacia nosotros. Por eso estaba asustado el cachorro.- Advirtió Fiodor, mientras que el animalito se resistía en abandonar su refugio dentro del abrigo de Udeski.- No disparen.- Pidió y de ahí mantuvieron sus armas con los seguros puestos.
- ¡Muy buenos días, Caballeros!.- Saludó un muchacho rubio y luciendo su uniforme de guerra.- Es la primera vez que no nos disparamos.
- Podría decirse así, de esa manera.- Repuso Udeski con tono serio.- Pero tendrían que decírselo a este pobre animalito.- Señaló hacia el cachorro, quien seguía asustado.
- La guerra es así, Ruso.- Habló el otro, quien debía ser su Jefe.- Soy el Cabo Stanislav Katczinsky y estoy a cargo de estos chicos. Si tienes un problema, me lo dices en cara.- Le repuso con frialdad y de ahí comenzó a llover.
- Espera, Kat, ellos no parecen ser peligrosos. Veo que están en misión, ¿no es así?.- Preguntó el primer joven.- Por cierto, ¿dónde están mis modales?. Mi nombre es Paul Baumer, un placer.- Saludó éste, dándoles la mano que, al principio, tuvieron dudas pero terminaron por estrecharla.
- Soy el Archiduque Fiodor Ivanisevic.- Se presentó el joven ruso.
- Y yo soy el Príncipe Luykan Volodimir de Ucrania.- Añadió éste, llevando a que bajara la tensión entre los dos grupos.-
- ¿Qué están haciendo por aquí?. El frente es para allá.- Señaló Tjaden, un granjero de Sajonia, quien se preocupaba por los caballos, sus tierras y su esposa.-
- Estamos buscando a alguien, a mi hermana, se llama Camila Ivanisevic y es la Princesa de mi familia, quien estaba por casarse con Volodimir hasta que ocurrió el desastre del "Titanic". Creemos que está viva, por ello vamos para París y de ahí hacia Inglaterra.
- ¿Para Inglaterra?. Bueno, no tenemos problema en guiarlos hasta allá. Nuestros Ejércitos han establecido un pequeño "Alto al Fuego" por las condiciones invernales y se ha quedado detenido el avance, así que sí, los acompaños.- Se ofreció Paul y de ahí se sumaron a la aventura con aquellos alemanes.
A su vez, en Londres, Inglaterra, en el Ministerio de Defensa, Lord Wallington, Jefe de dicho edificio se encontraba recibiendo los últimos informes recibidos desde Irlanda.
- Entre la guerra, las bajas y que nuestras tropas no pueden quebrar las defensas alemanas, vamos a pedir un "Alto al Fuego" hasta que pase el Invierno y ahora esto. Mire, Señor Cosby.- Le mostró los reportes en su poder.
- Últimamente el "IRA" ha incrementado sus ataques contra nuestros puestos, edificios y negocios británicos en el "Ulster", así como también hacia las bases militares y barcos. Hoy me informaron de que hundieron al "S.S. King Charles I".- Contó Lord Cosby, un hombre entrado en años y con un claro signo de cansancio en su rostro.- ¿Quién será la persona que los dirige?.
- Según tengo entendido, de parte de mis agentes sobre el terreno, es de una misteriosa mujer que se hace llamar "Kantaris". Desconocemos si ese es su nombre oficial o un seudónimo pero nos ha dejado dolor de cabeza tras otro y más al perder varias naves que las dinamitaron.- Advirtió Wallington y de ahí entraba el Lord Comandante Cornualles para dar otro informe.
- Disculpe que los interrumpa, Caballeros, pero ha llegado una noticia desde el Frente Occidental.- Informó aquel joven de cabello negro.
- ¿Qué es?.- Preguntó Cosby.
- Nuestras fuerzas están dando caza a la posible Comandante del "IRA" responsable de los hundimientos de nuestros barcos en Belfast, así como también van tras sus allegados. Creemos que está buscando cruzar hacia el Frente Oriental y así ponerse bajo resguardo del Imperio Ruso.- Comunicó el Lord Comandante.
- Pero si son nuestros Aliados. ¿Acaso no será una maniobra política del Kaiser?.- Inquirió el anciano Cosby con seriedad y dudas.
- Si fuera así, viejo amigo, yo ya estaría poniendo fin a los pactos con Moscú. Tal vez deberíamos probar en integrar a los Norteamericanos.- Propuso Cornualles pero Wallington se negó.
- Antes prefiero pasearme desnudo frente a "Trafalgar Square" que ver a esos que llamamos "Primos del otro lado del Océano" combatiendo aquí. Ellos siempre llegan tarde a todas las guerras, sobrecargados, sobre-enorgullecidos y sobre nosotros.- Se negó el rubio, poniéndose de pie y mirando a sus allegados.- No saben pelear y si vinieran aquí, nos quitarán lo que nos pertenece. ¿Quieren que las tropas de Su Majestad se vean mancilladas por el Presidente Woodrow Wilson?.- Preguntó con frialdad y nadie dijo nada.- Vamos a despachar a varias "Partidas de Caza" que irán tras esos sucios y borrachos irlandeses. Una vez que los hayamos capturado, los haremos desfilar por Londres ante el Rey.- Prometió, llevando la calma y de ahí pasaban con otros asuntos.
[Inglaterra no se ha quedado fuera del juego y busca venganza contra Camila. Mientras que su hermano y su prometido han unido sus fuerzas con los alemanes, ¿qué sucederá en el viaje hacia el Frente Occidental?. Eso lo veremos más adelante, ya que me he inspirado en el libro como las películas de "Sin novedad en el Frente".
Mando saludos y agradecimientos para shadowbellatrix, MrR199 y los demás seguidores.
Cuídense, amigos y que tengan un buen inicio de día Domingo de mi parte, Camaradas.].
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