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Capítulo II

Capítulo II:

[Antes que nada, les aviso de que en estos últimos Arcos que quedan, de vez en cuando aparecerán pequeños avances del Futuro de la Familia Ivanisevic, en especial con Alexander

Ahora sí, volvamos a la emisión normal de la historia.].

Futuro:

- "Un día tendrás al Mundo a tus pies, hermanito, pero recuerda: Nosotros siempre supimos gobernar con fuerza y moderación. Siempre manteniendo un equilibrio. Un Emperador jamás debe sobrepasarse con su poder y de lo contrario será rechazado por su pueblo".- Le hablaba una chica rubia platinada a un niño rubio como el Sol. 

De vuelta a 1833:

El descontento entre los gauchos argentinos que se quedaron en las Islas Malvinas había alcanzado su "Punto Máximo" cuando los malos tratos llevados a cabo por el Mayordomo anglo-argentino, Matthew Brisbane, quien les había extendido las pesadas tareas campestres, las cuales eran largas y no eran remunerados con dinero metálico, sino con Vales firmados por el ex-Gobernador Luís Vernet, los cuales no eran aceptados por el responsable de los almacenes, William Dickson de Irlanda. Sumado a ello, no podían alimentarse del ganado doméstico y tenían que cazar animales silvestres para sobrevivir. De los 13 gauchos que habían allí, un grupo de ocho de ellos se sublevó el 26 de Agosto de 1833, seis meses después de la ocupación británica de las Islas Malvinas. 

Su líder fue Antonio Rivero, apodado "Antook" por los ingleses, siendo secundado por Juan Brasido y José María Luna más cinco indios Charrúas, cuyos nombres eran Luciano Flores, Manuel Godoy, Felipe Salazar, Manuel González y Pascual Latorre. Armados con facones, boleadoras, espadas, pistolas y mosquetes decidieron actuar por sorpresa, aprovechando de que William Low, Faustin Martínez, Francis Muchado, José Manuel Prado y Antonio Manuel se había ausentado para cazar lobos marinos, atacaron la Comandancia y dieron muerte a Brisbane, Dickson, Juan Simon, Ventura Pasos de Argentina y Antonio Vehingar de Alemania, todos ex-empleados de Vernet hasta que se pasaron al bando inglés. Ninguno de ellos pudo tomar sus armas y defenderse cuando los atacantes tomaron por asalto la Comandancia y la Casa del Gobernador.

Al grupo de combatientes estaban José Antonio de Italia, un muchacho que había emigrado a la Argentina para mandar dinero a su familia y un británico de apellido Channon, el cual se hacía cargo de informarles a los ciudadanos que fueron traídos desde Londres, de que no temieran, que sus vidas y propiedades iban a ser respetadas pero que deberían obedecer las leyes argentinas.

La pala se hundió en la fría tundra y tras terminar de conformar una última tumba, arrojaron el cuerpo de Brisbane. El muchacho de cabello negro lo miró por unos últimos segundos al fallecido y le dedicó una mirada de asco, pasando a tirar la tierra sobre éste para darle una sepultura. Una vez terminada su labor, se colocó una Cruz Cristiana, tanto Católica como Protestante, en las tumbas y de ahí se dio un respiro.

- Que Dios perdone sus crímenes contra la Patria y el pueblo argentino.- Señaló con frialdad Antonio, mientras que se retiraba de allí.

El viento gélido del Sur le llevó a que se tuviera que abrigar para no contraer alguna enfermedad de esos tiempos, por lo que se abrochó su abrigo y pasó a caminar hacia Puerto Argentino, en donde algunas casas y edificios ya estaban encendiendo sus luces de velas y otros tantos más para iluminar ante la llegada del clima frío. 

- ¡José!.- Oyó la voz de Pascual Latorre, uno de los indios Charrúas que había participado en el "Alzamiento de Gaucho Rivero". Éste lo vio y corrió hacia donde estaba, cerca del camino a la pequeña Capital.- 

- ¿Qué tal estás, Pascual?.- Saludó el chico, mientras que continuaban caminando.

- Bien, pero ¿no oíste las noticias?. Me mandaron a buscarte.- Le informó el indio, cosa que tomó por sorpresa al italiano.- Ven, te lo explicaré todo en la Casa del Gobernador. Rivero está llamando a todos.

- ¿Vienen los ingleses a pelear?.- Preguntó el chico.

- No lo sé, pero parece que es muy importante lo que nos quiere comunicar.- Sostuvo Pascual y tras correr juntos hasta dicho domicilio, cuya entrada estaba vigilada por un grupo de irlandeses a fines a la Argentina, armados con rifles de caza, éstos les abrieron las puertas, encontrándose al Jefe de la rebelión, el Gaucho Antonio Rivero, quien tenía desplegado un mapa sobre la mesa del Centro del inmueble.

Al cerrarse las puertas, se dio por comenzada la reunión.

- Hace poco, desde la Isla Celedonia, nos informaron haber visto a una serie de buques navegando hacia Puerto Argentino.- Contaba Channon del Reino Unido, mostrando el camino proyectado por esa flota.- Estamos hablando de, por lo menos y según los informes de nuestros Camaradas, nueve o doce barcos, entre fragatas y goletas.- Sostuvo el británico con tono serio, mientras que Rivero analizaba más de cerca la situación.

- ¿A cuánto están de distancia?.- Inquirió José Antonio.

- No mucho, para mañana estarán aquí o quizás la niebla les impida llegar.- Respondió el británico, cosa que algunos comenzaron a murmurar al respecto.

- Que no cunda el pánico, ni mucho menos que no hayan especulaciones: Lo que vamos a hacer será movilizar todo lo que hay en el arsenal, así como también prepararemos algunas trampas en la playa.- Pidió Rivero a los presentes, sin embargo, al momento de hablar, la puerta se abrió y entró un civil, quizás proveniente de Escocia, el cual se lo notaba muy agitado.

- Angus.- Lo reconoció José Antonio.- ¿Qué pasó?.- Preguntó al pelirrojo, quien estaba recuperando el aliento tras la carrera que había tenido.

- Los...Los barcos...¡Los barcos que se vieron desde Celedonia ya han anclado en las playas!.- Advirtió el joven de Escocia.

Sin ser lentos ni torpes, los gauchos y sus Aliados tomaron las armas, prepararon los facones y las boleadoras, así como también montaron a sus caballos, partieron en dirección Sur, para las costas y así ver de qué se trataba todo el asunto antes mencionado, no sin antes dejar a una pequeña "Guardia" en la Comandancia, en la cual podía verse flamear a la bandera argentina.

La Fragata "S.S Constantino XI Paleólogo" había lanzado el ancla y desde allí descendieron las primeras tropas comandadas por la 4*Condesa Ivanisevic, la cual tocó con sus botas el suelo frío, gélido y desolado de esas tierras, mirando a su alrededor, sintiendo un pesado vaho que salía de su boca hasta perderse en el aire, no sin antes captar de que esas regiones tan alejadas del Continente eran disputadas entre dos Naciones. Las otras naves iniciaron el desembarco y con ella se sumaron la Caballería, la Artillería y las municiones con los barriles de pólvora que fueron dejando allí, a su lado.

Desde las colinas que daban hacia las playas, Rivero y su gente notaron el desembarco. Algunos como sus Lugartenientes proponían atacarlos pero el Gaucho Líder sabía muy bien cuándo actuar. De golpe, desde las otras naves vieron descender a columnas tras columnas de Soldados con sus banderas nacionales y con ello venían dos Águilas: Una que era la famosa Romana y la otra perteneciente a los Bizantinos, la Bicéfala, cosa que los dejó sorprendidos pero eso no terminó ahí. Todo lo contrario, aquel "desfile" de tropas estaban compuestas por españoles, italianos, ingleses, irlandeses, galeses, escoces, eslavos, incluyendo rusos, polacos, ucranianos, bielorrusos, austríacos, húngaros e incluso algunos argentinos que fueron reclutados cuando se detuvieron en Buenos Aires para aprovisionarse de suministros.

- ¿Quiénes son todas estas personas?. No son ingleses, por lo veo, aunque hay algunos en sus filas.- Observó José Antonio con asombro.

- ¿Atacamos, Antonio?.- Preguntó Felipe a Rivero pero éste se mantuvo en su posición, quieto, observando.

https://youtu.be/qD2XGDLBrNE

Ninguno de los presentes pudo dar crédito a lo que estaba desarrollándose en las playas. De entre la multitud, una chica de cabellos rubios, algo desordenados y mechones rebeldes que sobresalían de su gorra de plato Oficial, así como sus ojos celestes, luciendo aquel uniforme Imperial negro como la noche, avanzaba hacia donde estaban sus efectivos y de ahí, con el Águila cerca suyo, la muchacha desenvainó su espada, siendo oída por sus Camaradas.

- ¡En esta lucha solo hay dos posibles resultados: Matar o morir! ¡No quiero llorones en mis filas! ¡¿Queda claro?! ¡A partir de hoy, cuando los británicos vengan, les haremos sufrir! ¡Tendrán pesadillas, se orinarán en los pantalones cuando combatan contra nosotros! ¡Quiero que suelten toda esa ira que llevan dentro, Camaradas! ¡Muestren de lo que son capaces! ¡¿De quiénes son estas Islas?!.- Dio la chica su discurso motivador.

https://youtu.be/VCixegADW4Q

- ¡De la "Confederación Argentina" bajo el mando del Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas!.- Respondieron todos ellos con valentía.

- ¡¿A QUIÉN VAN A TEMER LOS INGLESES Y SU "GRACIOSA MAJESTAD"!.- Bramó la chica, girándose hacia todos ellos.

- ¡A NOSOTROS Y LOS VALIENTES ARGENTINOS Y EXTRANJEROS QUE ESTÁN PELEANDO AQUÍ!.- Juraron los presentes, llegando a los oídos de Rivero y su gente.

- ¡QUE NOS TEMAN Y CONOZCAN EL TERROR AL ENFRENTARSE A LA TEMIDA "LEGIÓN DEL ÁGULA"! ¡POR LOS PALEÓLOGO Y LOS IVANISEVIC!.- Dio la rubia su mensaje y grito de batalla, mientras que era aclamada por sus tropas.

- ¡AVE CESAR! ¡AVE CESAR! ¡AVE, MI 4*CONDESA IVANISEVIC! ¡4* CONDESA TANYA IVANISEVIC! ¡MI LADY! ¡SEÑORITA! ¡MI EMPERATRIZ! ¡MI COMANDANTE!.- Le aclamaron sus huestes, lanzando aquellos gritos de batalla, victoria.

José Antonio observó, atentamente, a aquella "procesión" militar. La chica era su Comandante y en un momento dado, cuatro Soldados colocaron unas astas debajo de un escudo redondo, al cual levantaron a la joven a la manera de los Jefes Celtas, cautivando la atención de los gauchos. Algunos pensaron de que ellos estaban locos, ¿quién osaba hacer algo así?. No les importó en lo absoluto cuando Rivero se puso de pie, se quitó el rifle que llevaba consigo y partió, bajando por el camino en pendiente, cuesta abajo, hacia las playas.

- ¡Antonio, pará, ¿qué haces?!.- Le llamó Juan Brasido, extendiendo una mano para frenarlo.- No confío en esa gente, pueden ser enviados por los ingleses.

- Vos tranquilo, Juan, no va a pasar.- Tranquilizó Antonio a uno de sus dos Lugartenientes y señaló a ambos lados del camino, justo entre dos colinas, a un grupo de gauchos armados con mosquetes y facones, listos para caer en plan de emboscada contra los recién llegados.- Voy a parlamentar con ellos y si dicen que pelearán por nosotros, entonces daré esta señal.- Alzando su mano en el aire.- Para que depongan las armas y así unirse.- Señaló con calma, mientras que Juan y Luna asentían en silencio.

- Dale, pero tené cuidado.- Pidió el segundo.

- Antonio, pará, voy con vos.- Se sumó José Antonio de Italia.- Puedo ser de ayuda.

Lo pensó unos momentos, mientras que se hallaba cuesta abajo por la pendiente de piedras y gravilla con arena. Acto seguido, asintió con la cabeza, dejando que aquel Italiano se sumara, siendo un intérprete del lenguaje de aquella gente.

En las playas australes, Tanya había mandado a un "Grupo de Avanzadilla" comandado por uno de sus Oficiales, Pieter de Holanda, quien volvió con su escuadrón de Caballería con noticias.

- Hemos avistado a dos hombres. Parecen ser argentinos y vienen para acá.- Informó el holandés de cabello rubio.

- De acuerdo, que nadie haga ninguna locura, vamos a establecer contacto con ellos.- Pidió la muchacha y todos mantuvieron sus posiciones.-

A los pocos segundos de haber concluido esa charla, los vieron llegar. Los ojos de la 4*Condesa de la Familia Ivanisevic se abrieron como platos ante la vestimenta rural que llevaba el hombre de barba negra junto al sombrero gauchesco mientras que, notando al segundo que le acompañaba, podía adivinar que no era un argentino, sino un extranjero. Ella dio unos pasos al frente, ninguno de los dos se movió pero la mantenían bajo vigilancia, por si acaso. El viento movió los cabellos de los tres personajes allí reunidos, era frío, cortante, podía sentirse como la piel de las manos se resecaba, por lo que la chica iba a tomar sus guantes cuando se le cayeron contra el piso, llevando a que el chico peli negro se le acercara, los tomara y de ahí se los diera.

- Aquí tienes.- Habló con un perfecto acento italiano. Ella no dijo nada, se le quedó mirando un rato, por lo que el joven le susurró algo al gaucho.- No deben comprender nuestro idioma, Antonio. 

- De hecho sí los entiendo.- Oyeron la voz de aquella rubia, tomándolos por sorpresa.- Estudié español un tiempo en Madrid, incluso uno de mis maestros era de allí junto a otro que venía de Galicia.- Habló la muchacha en un idéntico español rioplatense, dirigiéndose hacia ellos con educación. 

- Vimos a tus barcos acercarse a nuestras costas. ¿Quién eres? ¿Cómo te llamas?.- Deseó saber el gaucho.- Yo soy Antonio Rivero, líder de la "Rebelión de los Gauchos de las Islas Malvinas".- Se presentó éste, mostrando sus respetos.

- No hacen falta las reverencias, Señor Rivero.- Le detuvo la rubia con amabilidad, quien estrechó su mano.- Mi nombre es Tanya Ivanisevic, 4*Condesa de Moscú, Kiev, Minsk y los Balcanes, incluyendo Belgrado, Serbia. Mis tropas y yo hemos venido para ayudarlos en esta lucha contra los ingleses.- Dio su presentación y con ello observaron a las huestes que ella comandaba.- La "Legión del Águila", compuesta por españoles, ingleses, irlandeses, escoceses, galeses, húngaros, austríacos, alemanes, prusianos, franceses, eslavos y hasta se nos han sumado algunos norteamericanos, uruguayos, argentinos enviados por el Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas, paraguayos y chilenos.- Señaló a aquellos que se presentaron, portando sus armas y en formación militar.- ¡A MÍ LA LEGIÓN!.- Dio Tanya su grito de batalla y éstos lo acataron.

- ¡A NOSOTROS NUESTRA COMANDANTE!.- Respondieron las huestes, listas para entrar en combate.

En menos de 24 horas, ellos iban a presenciar un importante acontecimiento histórico, uno que marcaría su camino en las páginas de la Historia de América del Sur del Siglo XIX.

[Antes que nada, aviso de que el personaje José Antonio es propiedad de Franco M. Romano, todos los derechos reservados para él y el contexto en el que se hallan es la famosa "Rebelión de Gaucho Rivero" en las Islas Malvinas contra la usurpación inglesa.

Espero que les guste este capítulo, amigos. Nos estamos viendo. Mando saludos y agradecimientos para Franco M. Romano, eltíorob95MrR199 y los demás seguidores.

Cuídense y que tengan un excelente comienzo de día Jueves de mi parte.].


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