Capítulo II
Capítulo II:
El viento movía sus largos cabellos castaños, atado con una cola de caballo y ojos índigo, debajo del "Kabuto", un casco hecho de Acero o placas de cuero remachadas juntas, se mantenía en posición de alerta, observando al enemigo que avanzaba hacia ellos, desde los Valles del Norte Japonés, en medio de las "Guerras del Shogunato" por el poder nacional. Montado a caballo y con su espada en mano, el muchacho se giró hacia donde estaban sus artilleros y de ahí alzó su mano con aquella arma blanca, filosa y radiante bajo el Sol. Los rayos Primaverales del Astro Rey se reflejaron, casi podían ser vistos por los Ejércitos enemigos pero éstos no pensaban en dejarse llevar, no caerían ante un "truco barato" y de ahí fue cuando lo bajó, rápido como un ave de presa que se lanza en picada, dando la señal para que los cañones comenzaran a bombardear las posiciones enemigas.
Una por una, el ataque con la Artillería Pesada comenzó, así como también respondieron los oponentes, lanzando con sus armas y flechas. La Caballería que él comandaba comenzó a bajar, en picada, hacia donde estaban los adversarios, ubicados en lo más profundo de los Valles de Shikoku, desatándose un feroz combate nunca antes visto. La Infantería del Shogunato se precipitaba, detrás de la Caballería, con sus espadas, lanzas, picas e incluso armas de fuego como arcabuces, trabucos y mosquetes que no paraban de disparar contra todo aquel que se moviera y fuera hacia ellos.
El castaño montado a caballo blandió su espada y trazó un arco descendente, el cual asestó contra la cabeza de un primer enemigo. La misma voló, bajo una fuente de sangre hasta rodar por el suelo y detenerse. Un segundo adversario cargó contra él, desde su corcel de batalla, apuntando con la katana pero ambos colisionaron en un feroz combate particular, dándose espadazos sin detenerse. El rival no paraba de golpear, incluso llegaba a darle contra la Armadura de Samurai pero el que debía ser el General de las Fuerzas Armadas del Shogunato no pensaba en rendirse ni tampoco en dejarles ni un ápice del terreno. Tomó las bridas de su caballo y marchó, en dirección paralela, atrayendo al oponente para que le siguiera.
Se giró y vio que un par de ballesteros le estaban tirando pero el equino que mandaba era el más rápido, un "Pura Sangre" con todas las letras y orgulloso de ello. De inmediato y con vigor, encaró al enemigo, desafiándolo a un combate, el cual aceptó, regresando a los golpes de espadas.
Pensaba en esos momentos tan duros, sabía que debía ser rápido y fue entonces que, juntando valor, consiguió ensartar al oponente con su espada en el área del pecho. Partes de la Armadura que le protegían esa zona quedaron afectadas, volando restos por doquier y su sangre que empapaba el piso.
Pronto, desde el Norte, los Generales de aquellas huestes vieron de que era imposible continuar. La "Guerra del Shogunato", para aquellas familias poderosas del Japón había terminado por convertirse en un auténtico campo de derrotas, éxodos y persecuciones. Uno de ellos, el Comandante Kyoji, fue en persona, montado a caballo, horas después y acompañado por un Destacamento de sus Soldados, portando la bandera blanca de la rendición y pidiendo una reunión para llegar a un acuerdo, cosa que aceptaron y, poco tiempo después, las guerras por la que tanto se había enfrentado, dentro del territorio nacional nipón, habían llegado a su fin, manteniendo el Shogún su poder político sobre el país.
Aún así, pequeñas luchas se produjeron en el Oeste y el Norte de Japón, llevando a que fueran sofocadas, reprimidas, evitando que se dispararan nuevos enfrentamientos a nivel nacional y mientras que esto sucedía, desde los Puertos de Moscú había salido, varios días después, la Embajada dirigida por el "Primer Duque" Alek Ivanisevic y su hermano Boris junto a Klaus, el perrito que siempre les acompañaba, además de llevarse consigo a un Destacamento de tropas rusas consigo, con la misión de protegerlos.
A su vez, en Moscú, Evelina, Duscha y sus tropas iniciaban la marcha para Siberia, con el objetivo de avanzar en la conquista de los antiguos dominios pertenecientes a los Mongoles, cosa que no sería sencillo debido a la férrea resistencia que impondrían.
- ¡Primer Duque Ivanisevic!.- Se acercó un Soldado de la "Guarida Real", entregándole una carta.- Mensaje desde Tokyo, Japón.
El chico lo tomó y mientras que Boris estaba dando las instrucciones al Almirante Lewadownski, tomó a Teodosio y de ahí fue hasta donde estaba su hermano mayor.
- ¿Alguna novedad de tu amigo?.- Preguntó éste.
- Y justo que lo preguntas, mira.- Mostró la carta y de ahí empezó a leerla.- Hmmmm. Ok. Muy bien.- Al terminar la lectura, la guardó en uno de sus bolsillos.- Dice que lo veamos en Tokyo. Hace poco terminaron con la última de las guerras que había por el poder del Shogunato.- Le explicó éste.
- Me cuesta creer que Vladislav haya decidido quedarse allí, en Japón, creí que no sería bienvenido. Los Nipones se volvieron muy aislados con el resto del Mundo, salvo con Portugal por el comercio y un poco con España, dejando que se instalen Misiones Cristianas pero hasta ahí, ¿acaso a tu amigo le ha llamado algo la atención de ese lugar?.- Inquirió su hermano menor, llevando a que el otro se encogiera de hombros y caminaran por la cubierta.
- A decir verdad, querido Boris, Vladislav siempre tuvo ese espíritu de aventuras. Ya sabes que su padre y hermanos pelearon en la Batalla de Lepanto contra el Imperio Otomano.- Hizo mención Alek sobre ese punto importante.- Además, el último Rey de Rusia lo mandó para Japón para que estableciera una Embajada y esto fue hace años. Yo creo que él necesitaba un buen cambio de aire. Después de que su hermano, Kodorov, muriera en batalla durante una incursión llevada a cabo por los Mongoles y que su familia quedó sumida en el luto, Vladislav eligió su camino y lo hizo bien: Un poco de aventuras no vienen mal a nadie.- Contaba Alek, sintiendo la fresca brisa marina.
- Si tú lo dices.- Le respaldó Boris y se apoyó contra la baranda del barco.- A propósito, ¿cuánto nos llevará llegar hasta Japón?.-
- Máximo dos semanas estaremos en navegación, posiblemente se achique la distancia si tenemos buenos vientos y no nos topamos con el Monzón que afecta la zona de La India y con ello nos iremos para Irlanda y Escocia.- Le informó de su plan de negociaciones.
- Pero, Alek, ¿acaso te has olvidado de que los Estuardo están en pie de guerra contra el Parlamento Británico?.- Preguntó su hermano menor pero el otro le tranquilizó.
- Lo sé, lo sé, pero no nos reuniremos con los Estuardo, sino con otra gente. Tú tranquilo, además, una vez que atraquemos en Japón, pasaremos unos días en Tokyo.- Le prometió y eso le tranquilizó un poco.
https://youtu.be/b5nR_xfmLu0
A su vez, desde su Cuartel General y habiendo incendiado otra gran urbe con sus huestes, Margaret se hallaba pasando revista a las tropas, viendo de lo que tenían consigo, incluyendo el armamento, la Logística y el plan que llevarían a cabo los presentes. Cada tanto observaba, desde su "Esfera de Cristal", los acontecimientos en la Tierra. Le disgustaba, como si fuera una broma del destino, que le mostraran lo que ocurría con las religiones, en especial el Cristianismo que la había condenado a la muerte junto a Angela. Por un momento, también pensaba en su hermana mayor, ¿estaría bien? ¿Qué estará haciendo con su poder?. De tan solo pensarlo, le daba asco, ganas de vomitar, por lo que sacaba la lengua hacia afuera y de ahí se quitaba la repugnancia de encima.
- Al parecer, la situación religiosa, Mi Lady.- Le informó uno de sus esbirros.- Sigue siendo latente: No parece haber una solución con respecto a lo que se vive en los territorios Protestantes y más entre los Católicos. Lo que sabemos, por el momento, es que el Sacro Imperio Romano-Germánico puede ser el sitio donde todo estalle, el polvorín ideal para que alguien cometa un error, el más mínimo, inclusive, provocando que se desate una explosión que arrase con todo a su paso.- Continuaba relatándole.
- No me extraña.- Habló la peli negra de coletas.
- ¿Disculpe?.- Preguntó el Agente de ella.
- Que no me extraña que ese sitio se vaya a quemar por dentro. A decir verdad, me hubiera gustado que todo empezara en Holanda, donde me quemaron viva en el Siglo XII D.C pero tengo que reconocer una cosa: Sea donde sea que se produzca el estallido, me importa una mierda. Lo que sí vale y mucho es que ellos sientan el Fuego que los consumirá.
- Y lo hará, Mi Lady. Puede contar con ello.- Rescató aquella devoción que tenía hacia la joven. Muchos le profesaban hasta llegar a un nivel de fanatismo extremo, peligroso que podía desencadenar en brutas peleas internas que solo ella solucionaba al respecto.- Ahora, si me disculpa, quisiera saber si ya podemos conocer su plan para que provoque al discordia en Europa.
A pesar de que sus palabras llegaban hasta los oídos de ella, la joven se quedó observando un punto en la "Esfera de Cristal", notando que un navío se dirigía hacia el "País del Sol Naciente".
- ¿Qué sabes de esto?.- Preguntó Margaret a su Agente. Éste alzó una ceja y caminó hasta donde estaba, señalando el barco que navegaba para su destino.
- ¿Eso?. A ver.- Pidió y revisó sus "Archivos".- Oh sí, sí, es la recientemente fusionada Familia Ivanisevic. Hace pocos años contrajeron matrimonio el Príncipe Sviatoslav con María Paleóloga, una de las últimas Princesas junto a sus primos Basilio, Sofía y Lyudmila, conocidos como los "Últimos Paleólogos".
- Creí que habían desaparecido con la "Caída de Constantinopla" en el año 1453 D.C.- Remarcó con frialdad ese punto.
- Bueno, casi, ya que un buen número de refugiados, dirigidos por León Basileus Paleólogo y su esposa, Helena y el Oficial Imperial, Leo Bashara, partieron hacia el "Principado de Moscú", mezclándose con la población nativa, por eso ya estaban en la última generación de dicha familia hasta su unión con los Ivanisevic.- Le explicó su Agente con lujo de detalle.
- ¿Y qué tocan en todo esto?.- Le lanzó otra pregunta.
- Eso no podría decirle bien. Hay algunos de mis esbirros que dicen que los envía el Rey Miguel I Romanov, también Dinastía reciente y que los Ivanisevic están unidos por lazos de sangre, teniendo como objetivo ir a Japón y de ahí hacer un "Tour por la Paz" en Europa ante lo que pueda ocurrir.- Siguió explicándole, por lo que Margaret cambió su expresión tranquila a una de frialdad absoluta, casi bajo cero.-
- Quiero que los vigilen inmediatamente. No me interesa Japón ni China, no en estos momentos, pero luego sí caerán, más adelante.- Pidió, como nueva misión, para su lacayo y de ahí partió para cumplirla.- "Hay algo que no me gusta y si estos Ivanisevic me llegan a arruinar mi plan de provocar la guerra en Europa, entonces voy a tener que tomar medidas contra ellos: Destruirlos a cualquier costo pero, por ahora, los voy a mantener bajo vigilancia".- Pensó, retirándose del lugar y con ello volviendo para donde estaban sus huestes, listas pero a la espera para entrar en combate.
En mitad de la segunda semana, después de contar el apoyo de los Elementos, el clima, más que nada, el navío del "Principado de Moscú" llegó hasta los Puertos de la Bahía de Tokyo, donde lanzaron el ancla y ante ellos se abría un Mundo nunca antes visto: Sus construcciones, la arquitectura, tan diferente a la de Europa Oriental, la religión, muchos Templos Shinto, las casas y edificios con sus tejados, la decoración, la limpieza y sus calles. Negocios y mercados, las carretas y el estricto orden que se mantenía allí parecía ser sacado de alguna obra de teatro o de una visión del Futuro. Boris fue el primero en descender del barco, siempre acompañado por Teofilo. El perrito Schanauzer miniatura olfateó el camino y de ahí volvió con su dueño, subiéndose hasta sus manos.
- Bien.- Dijo Alek.- Capitán Demetrio, que desciendan los Soldados.- Le encargó esa orden al Comandante del Destacamento, siendo éste un hombre de cabello negro y afeitado.
- Enseguida, Su Alteza.- Respondió y lanzó su orden, produciéndose el desembarco.
- "Nos volvemos a ver, Vladek. Siempre te gustó que te llamara así, jejeje. Bueno, ahora, ¿en dónde te hallas, Hermano Mío?".- Preguntó Alek para sus adentros, mientras que una patrulla de Rusos les acompañaban para buscar el domicilio de su mejor amigo, siendo observados por los habitantes de Tokyo y ellos hacían lo mismo.
- Jamás me podré sacar de encima la vestimenta de esta gente. Es preciosa, incluso las mujeres se ven muy bonitas.- Rescató Boris esa característica de los Nipones.
- Je, ¿ya te enamoraste, hermano?.- Bromeó Alek, dándole un pequeño codazo contra el costado izquierdo de su cuerpo.
- ¿Qué?. Solo es una observación. Aunque no lo niego, son muy hermosas.- Opinó el chico, mientras que iban avanzando los primeros metros por las calles de la urbe.
Preguntaron acerca de dónde podía encontrarse el domicilio Vladislav y un comerciante los mostró el camino, uno que iba, en ascenso, hacia una especie de "Palacio" y que estaba resguardado por Soldados armados. Una vez que se presentaron y entregaran las "Credenciales" como extranjeros, la "Guardia Privada" les dejó pasar, mostrándoles el camino y dos Centinelas les acompañaron hacia el interior.
Dentro de la Sala, Vladislav se encontraba recitando unos Poemas Haiku y dándoles de beber a sus plantas, las cuales estaban en el exterior, en unos bellos jardines que contaba el chico consigo. Una joven Geisha entró y llamó al joven ocupado en sus labores.
- Disculpe que lo interrumpa, General, pero han venido unos extranjeros que lo buscan.- Le informó la chica, llevando a que éste dejara de hacer su trabajo.
- Muchas gracias, Izumi, te lo agradezco.- Dijo éste y tras depositar la regadera en un lugar seguro, partió para recibir a aquellas personas.
Pronto, una vez vestido, se dirigió hacia donde éstos estaban, quedando cara a cara con cierto rubio que ostentaba el Título Nobiliario de Primer Duque. Ambos amigos se reencontraron y tuvieron un fuerte abrazo de hermanos inseparables, viéndose los unos a los otros a la cara.
- ¡Cuánto me alegra de volverte a ver, Mi Hermano!.- Exclamó el castaño con lágrimas en los ojos.
- Lo mismo digo, Vladek.- Se dirigió a éste con su apodo.- Tanto tiempo, Dios...Esto...Esto...Esto es increíble...Mírate cómo has cambiado.- Observó la vestimenta que el chico usaba consigo.
- Nombrado como el "Primer Ruso en ostentar el rango de General de las Fuerzas del Shogunato".- Mostró aquella distinción.- Y mira que combatí muchísimo, incluso en la ofensiva para tomar la Península de Corea pero que fracasó. Igualmente, ahora que en Japón se viven tiempos de paz, me imagino que Europa estará en lo mismo, ¿no?.- Relató el joven.- Por cierto, ¿quieren beber algo?.
- No, gracias, yo estoy bien.- Respondió Alek con educación.
- Lo mismo digo. Aunque un poco de agua me vendría bien.- Sugirió Boris.
- Enseguida.- Prometió Vladek y tras aplaudir, dos Sirvientes llegaron con una jarra repleta de agua fresca y unos vasos. Acto seguido, les invitó a tomar asiento en la mesa.- Ahora, díganme, me estoy imaginando de que esto no es una visita cualquiera.- Fue al "Punto Central" del asunto.
Ambos hermano se miraron mutuamente y comprendieron de que, lo que él decía, era verdad. Fue Alek el que dio el primer paso hacia adelante.
- Me temo que estás en lo correcto, amigo.- Resaltó, justo cuando él estaba sirviendo el agua en los vasos, acerca de su pregunta.- Europa no está pasando por un buen momento.- Informó y eso llamó su atención.
- ¿Qué quieres decir?.- Inquirió el ruso-japonés.
- Para empezar, las "Guerras de Religión" han tomado otra perspectiva y están causando mucho revuelo, muerte y destrucción en Holanda, Francia, Bélgica y el Sacro Imperio Romano-Germánico. A su vez, Francia ha comenzado a levantar cabeza, dirigiéndose para reemplazar a España en la "Pirámide de las Potencias" y ésta se halla gobernada por los "Austrias Menores".- Le contaba Alek con sumo lujo de detalle todos los acontecimientos vividos.-
- ¿Los Otomanos y los Mongoles?.- Lanzó su pregunta sobre aquellos dos grupos étnicos.
- Los primeros ya no avanzan pero siguen siendo un problema para los barcos, ya que están dedicados a la Piratería y los segundos entraron en decadencia. Hace poco se lanzó la ofensiva para tomar las tierras de los antiguos "Kanatos" en la Siberia.- Le explicó el rubio.
- Mierda, no me quisiera ni imaginar lo aguerridos que estarán ellos para defender sus tierras.- Sostuvo Vladislav con tono serio y dándoles sus vasos con agua.
- Es un problema que aún no termina pero eso no es todo: Inglaterra está metida en una serie de peleas políticas contra el Parlamento y el Rey Carlos I de Estuardo podría llevar al país a una "Guerra Civil", mientras que los Estuardo en Escocia presionan para que sean los Reyes quienes gobiernen sin el Parlamento.- Añadió el muchacho.- Por eso vinimos hasta aquí, para que nos acompañes, en forma de "Embajada", hacia Irlanda y Escocia, allí se están reuniendo muchos representantes de los países para llegar a una solución a este conflicto.- Finalizó y eso dejó al ruso-japonés muy callado, pensativo acerca de qué papel iba a tomar al respecto.
Se levantó y fue hasta un Altar donde estaban imágenes pintadas de sus Ancestros, en especial de su hermano, quien había fallecido durante una incursión Mongol contra la aldea en la que vivían en el Noreste de Moscú. Repasó a fondo y en detalle todos los acontecimientos vividos, había dejado atrás su Patria para instalarse en Japón y de ahí pasó a ser el primer extranjero en ser nombrado General por el Shogún de esos tiempos. No sabía eso pero cargaba una gran responsabilidad pero tampoco podía olvidarse de Europa, la tierra que le vio nacer.
- Acepto. Por el Futuro de nuestra amada Madre Patria.- Respondió el joven castaño, alzando un vaso con sake, servido por uno de sus Camaradas.-
- Así se habla, Vladek, así se habla.- Le felicitó Alek y chocaron sus vasos, vaciando el contenido.- Ahora dime, ¿cuándo partimos?. Tenemos la nave esperando en el Puerto de la Bahía de Tokyo?.
- Denme dos días para poner en orden mis cosas, de ahí podremos partir sin problemas.- Pidió y se lo concedieron.
Pasó el tiempo, el mencionado por el chico castaño y con ello llegó el gran día en el que partían de allí hacia Europa, nuevamente, apoyados por los fuentes vientos en altura.
A su vez, desde Siberia, la ofensiva comandada por Evelina, Duscha y un joven Capitán llamado Nicéforo de Atenas había dado por comenzada, desatando una serie de feroces combates por ver quién ganaría esos territorios.
Un tiempo después de que salieron de Tokyo, acompañados por Vladek y un nutrido grupo de Soldados nipones pertenecientes a su "Guardia de Élite", estuvieron varios días navegando por aguas silenciosas, tranquilas, viendo las costas de La India y de ahí se internaban en el Mar Mediterráneo Oriental. En la cubierta, revisando sus mapas y recibiendo informes de sus hombres, Alek se hallaba a la expectativa de que no tuvieran problemas al llegar a Irlanda y Escocia, se temía de que la guerra hubiera estallado en cualquier momento. Fuera en Inglaterra o el Sacro Imperio, ambas Naciones eran el polvorín ideal y más tras el intento fallido de Guy Fawkes y la "Conspiración de la Pólvora" para destruir el Parlamento desde sus cimientos, la crisis política no había cesado, sino de que empeoraba, con el paso de los años.
- ¿Y? ¿Ya tienes novia para ampliar la familia?.- Preguntó Vladek a su amigo, tomándolo por sorpresa, riéndose de ello.
- Ahh, ojalá, amigo, pero por estoy más enfocado en mi cosas personales.- Respondió el rubio con calma pero evitando no llamar la atención.
- Descuida, yo tampoco he pensado en ello.- Le tranquilizó su amigo ruso-japonés y de ahí se volvió serio.- Tú sabes, cuando estaba allá, en Japón, me costaba adaptarme a la vida de ellos. Todo era tan distinto, diferente, pero luego puedes acostumbrarte, cambiar de panorama. Ves de otro modo, hueles de otro modo, incluso al despertarte siente que este no es tu lugar pero, con el paso del tiempo, ves que todo ha cambiado y te acostumbras a ello. ¿Cómo crees que debería presentarme ante los Escoces? ¿Con mi Armadura Samurai o con Kimono?.- Le lanzó esa interrogante tras hacer una reflexión de su cambio de vida.
- Jajajaja, puedes ir como quieras.- Le respondió el "Primer Duque".
- Bueno, entonces iré desnudo. ¡Es broma!.- Sostuvo el otro y ambos estallaron en sendas carcajadas.
Un tiempo después de haber navegado, en silencio y sin la presencia de los Piratas Berberiscos y Otomanos, protegidos, cuando llegaron a las Costas de Crimea, por la "Armada Aqua" que comandaban las primas Bianka y Kira Ivanisevic, fueron arribando hacia el Mar Mediterráneo Occidental y con ello divisaron Francia, España y al remontar para el Norte, cruzando por Galicia, allí tuvieron frente a ellos las Islas Británicas.
En dicho lugar, la crisis política desatada tras la muerte del Rey Jacobo I de Estuardo, el ascenso del polémico Carlos I y sus consecutivas peleas contra el Parlamento iban calando hondo en su imagen, la popularidad con la que el pueblo inglés veía a sus gobernantes. Se hablaba mucho por las calles, el rumor corría, incluso dentro de los espacios más Conservadores del Sistema de Gobierno y la propia Iglesia Anglicana-Protestante veía que ese Monarca no duraría mucho tiempo en el cargo, por ello enviaron a varios representantes hacia "Tierras Neutrales", más que nada en Escocia, en una tierra llamada Loch Loud para poder llegar a una solución al conflicto, al igual que con lo que ocurría en el resto de Europa.
Amanecía sobre esas regiones montañosas, sobre las antiguas tierras de los Pictos y Celtas, siendo los primeros los guerreros más temidos por los Romanos y también donde se continuaba relatando la historia del valiente William Wallace durante las "Guerras de la Independencia Escocesa". El Sol iba despuntando, alejando las nieblas que corrían la salida al Mar del Norte y desde bien temprano que se hallaba levantado, un chico de cabello blanco como la nieve caída en el Invierno se hallaba de pie en el balcón de su habitación, sintiendo el nuevo Amanecer.
- Augustus, ¿qué haces levantado tan temprano?.- Preguntó una chica que se hallaba a su lado, siendo ésta de cabello y vestido negro.-
- Oh, hola, Lucille.- Saludó éste, girándose y dándole un beso en la mejilla.- Disculpa, no podía dormir.- Se disculpó, llevando a que ésta se quedará a su lado.- Todo lo que está llegando, desde Inglaterra o el resto de Europa, todas estas guerras, conflictos, tensiones que pueden acabar en nuevos enfrentamientos. Parece no tener fin.-
Sintió la mano de su hermana sobre sus hombros, llevando a que se girara.
- Tranquilo, todo irá bien. No tienes por qué temer.- Le animó.- Todas te apoyamos. La familia misma está contigo.
- Gracias, pero...¿y si fallo?. No quiero que mi gente sufra.- Sostuvo con pesar en su corazón y miedo al Futuro.
- Oye, eso nunca te sucederá ¿y sabes por qué?. Porque estás hecho para dirigirlos, no eres ningún don nadie: Eres el Duque Augustus Loud y tu nombre será recordado por siempre, incluso por las generaciones venideras.- Le animó la peli negra y ella lo abrazó con fuerza.
- Sí...- Alzó su vista aquel albino.- Tienes razón, hermana. ¡Lo haré!.- Juró, cerrando el puño y desafiando al peligro.
Desde el exterior de la habitación, la puerta se fue abriendo y allí apareció una castaña con un bardo en sus manos, haciendo una reverencia.
- Luna Anne, ¿sucede algo?.- Preguntó Augustus.
- No quería interrumpirles pero, hermano, ya han llegado.- Les informó la trovadora de la familia.
- ¡¿Cómo?! ¡¿Ya?!.- Exclamó el albino.- Muy bien, muy bien, con calma: Vayan todas preparándose que los vamos a recibir. Busquen a Aggie y que nuestros Ejércitos estén listos para recibirlos.- Impuso su plan y con ello partieron para el recibimiento.
En el Salón del Trono, una vez que el resto de los miembros de la familia estuvieran reunidos, Augustus dio a conocer su motivo para que se llevara a cabo la reunión.
- Sé que muchos han estado escuchando acerca de los disturbios en Inglaterra y la crisis religiosa en el Sacro Imperio como en Holanda. Reconozco que los Estuardo, en vez de hacer Justicia por la muerte de la Princesa María, ejecutada por la Reina Isabel I de la Casa Tudor, solo dejó rencillas y odios entre los partidarios de ella y los ingleses. Es así que, entonces, para poner fin a todo este reguero de sangre derramada, he establecido que Loch Loud sea el lugar de conferencias por la paz.- Habló el chico ante los presentes.
- ¿Quiénes son los que vienen?. Si se puede saber.- Inquirió Lynnda Anne Loud.
- Tenemos a los enviados y Embajadores de España, Francia, el Sacro Imperio e Inglaterra. Lo mismo están haciendo Portugal y Holanda. Lo que vamos a hacer será mantener, por varios días, reuniones con esta gente y de ahí sacaremos las conclusiones para una firma de la paz.- Respondió Augustus a la pregunta de su hermana castaña oscura.
- ¿Es verdad que han venido los Rusos?. Nunca supimos nada de ellos, salvo por sus guerras con la "República de las Dos Naciones".- Inquirió Lenaria Anne Marie y su hermano asintió con la cabeza.
- Solo ellos pueden ser, debido a su religión Cristiano Ortodoxa, la salvación para que los Protestantes y Católicos dejen las armas.- Alegó éste con tranquilidad.
- Odio interrumpir, hijo, pero ya han llegado. Están tirando el ancla en los Puertos.- Informó Lyunngus Augustus, por lo que el chico se puso de pie.
- Perfecto: Andando y sin miedo.- Pidió el joven y con ello dejaron el Salón del Trono, poniendo hacia el exterior y escoltados por una "Guardia de Élite".
Justo cuando emergieron, saliendo hacia los Muelles, ante la mirada de la fría Aggie, quien se encontraba de pie en la entrada principal, ella vio que, entre la multitud de extranjeros que iban caminando, entre ellos, una misteriosa recién llegada arribaba en escena, vestida con un conjunto negro y el cabello, del mismo color, recogido a la manera Aristocrática, cosa que llamó su atención.
- ¿Ya están todos los invitados?.- Preguntó Ritarie Anne Marie Loud a Aggie.
- En efecto, Mi Lady.- Respondió la mujer.- Solo quedan los Rusos que están anclando.- Avisó.- Un emisario de ellos pidió que los viéramos en el Salón del Trono.-
- Excelente. ¡Para adentro, amigos, síganme!.- Les guío Augustus y con ello cumplieron dicho cometido.
https://youtu.be/xd-DKmh4RHQ
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Sintió el peso de sus botas sobre la madera de los muelles, bien cuidados, pulidos y preparados para resistir a aquellos que le acompañaban. El "Primer Duque", Alek Ivanisevic, descendía de la nave que lo traía y con él bajaron Boris, Teodosio, en brazos del segundo y Vladislav, quien llevaba consigo su Armadura de Samurai junto a sus ropas tradicionales niponas. Acto seguido, el siguiente turno fue para las tropas ruso-japonesas, quienes comenzaron a tomar posiciones, bajaron con sus arcabuces, mosquetes, espadas, lanzas, picas, ballestas, arcos, flechas y cañones junto a los caballos, pólvora y municiones. El aire marítimo y fresco de Escocia se hacía sentir sobre sus rostros mientras que empezaban a caminar hasta llegar al Centro de la Ciudad.
Ya otros barcos, con sus respectivas banderas, habían anclado y sus tripulantes junto a los emisarios y embajadores estaban en el Castillo. El mensajero que ellos habían enviado ya estaba con ellos y les informó de que el Duque de aquellas tierras estaba listo para recibirlos. Con un asentimiento de cabeza, Alek ordenó de que desplegaran la bandera y el Escudo de Armas de las Familias Paleóloga e Ivanisevic, en donde aparecían el Águila Bicéfala de la primera y el Águila Imperial, el Lobo, el León y el Lobo de los segundos, iniciando la marcha, cual "desfile" les acompañaba.
En su Trono Imperial, Augustus recibió el aviso, de parte de sus "Guardias Reales", de que los Rusos estaban llegando, por lo que ordenó abrir las puertas y allí los tuvieron, en procesión, marchando silenciosos y con la mirada al frente, sosteniendo sus Símbolos Patrios, cautivando la atención de aquel chico y su familia.
[Y el primer contacto acaba de efectuarse. ¿Cómo serán las reuniones? ¿Quién es la misteriosa "Aristócrata" recién llegada? ¿Qué planes habrán para evitar una escalada de la violencia en Europa?. Eso lo veremos en el capítulo que viene.
Mando saludos y agradecimientos para eltíorob95 (derechos reservados para él con respecto a los nombres de los Antepasados de los Loud, los cuales aparecen en su fic "Reinos Fantásticos, la Duquesa del Caos"), MrR199 y Arthur_Spector_94 junto a los demás.
Cuídense, amigos y buen inicio de día Jueves de mi parte.].
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