Arco VII: 1920-1945
Capítulo I:
La carretera estaba silenciosa, no se oía ni veía a nadie que circulara por allí. Desde el fin de la Primera Guerra Mundial, muchas cosas habían ocurrido a lo largo y ancho del Mundo. Para empezar, los "Imperios Centrales" de Alemania, Austria-Hungría y Turquía habían sido eliminados, en su lugar, se encontraban una serie de Repúblicas, sobre todo en el caso Germano, en las cuales las crisis económicas, políticas y sociales, sumando al enorme gasto y las reparaciones por la guerra que fueron adjudicados por la "Tripe Entente", integrada por Francia, Inglaterra, Italia, Japón y EEUU, ya que el Imperio Ruso había salido en 1917, producto de la "Revolución de Octubre" que depuso a los Zares e instauró a Lenin, tras la "Guerra Civil Rusa"; en el poder. Un sentimiento de amargura embargó a los Alemanes, quienes vieron el fin de su orgulloso "Segundo Reich", mientras que los Comunistas y Socialistas izaban sus banderas Rojas en Berlín ante la triste retirada de las tropas y la abdicación del Kaiser Guillermo II, quien marchó al exilio junto a su familia. Por su parte, para EEUU, la guerra, aún habiendo entrado tarde a la misma, fue de grandes lujos, ya que entraron en un "Boom" que se iría viendo, más adelante, a lo largo de los Años 20.
Sin embargo, para los Ivanisevic, ese cambio de paradigma en el poder político también significó el fin de una Era Imperial. Habían perdido pero conservaron sus tierras, propiedades, las cuales Lenin dio su palabra, incluso arrodillado y tomando las manos de ellos, de que nadie las iba a tomar ni a expropiar. Aún así, eso fue, en el fondo de todos ellos, un acto frío, desde su punto de vista, al verse que los Romanov ya no existían, el Imperio Ruso desapareció y ahora flameaba la Bandera Roja del Socialismo con la Hoz y el Martillo en el edificio de la Duma.
Desde Moscú, Capital de Rusia, Lenin miraba aquella larga comitiva que se iba de allí. Muchos eran militares Zaristas, Oficiales, Soldados, Suboficiales, Comandantes y Generales pertenecientes a las Fuerzas Armadas Imperiales, así como también sus familias, amigos, vecinos. Gente conocida y desconocida. Observando todo desde la ventana de su despacho, ubicado en la Duma de la urbe capitalina, sintió una mezcla de emociones que iban desde la victoria alcanzada pero...¿a qué precio?. Se cuestionaba la orden suya, muchos habían desobedecido sus palabras, en especial la de no tocar a los Romanov. Una parte suya decía que la revolución fue un éxito pero con sabor amargo, algo que lo perseguiría para siempre y que también estaba el sentimiento de odio hacia aquellos que pertenecieran a la Izquierda, sobre todo la maldición que había tirado el Comandante Udeski contra Yakov y todos los responsables por la muerte de los Zares.
- "Ahora no hay tiempo para castigar a los culpables. No sé si esto deba dejárselo a Dios o a quien sea que se muestre capaz de juzgarlos. El pueblo necesita medidas para paliar todos estos desastres dejados tras la "Gran Guerra" y la posterior lucha entre nosotros contra los Zaristas. Sé que debería castigarlo a él y a los otros que mataron a los que respaldaban a Nicolás II pero no puedo. Aún así, prometo cumplir con mi palabra con los Ivanisevic. Ellos se han ganado mis respetos y no pienso fallarles".- Pensó Lenin, mientras que comenzaba a trabajar en el gobierno.
El exilio había empezado para los Ivanisevic, un viaje sin retorno desde Rusia hasta los Balcanes, en donde les esperaba su destino. Ya algunos miembros de su familia se habían instalado allí, cuando se produjeron las "Guerras Balcánicas" para liberar los territorios de la influencia Otomana. Aún así quedaba un sabor amargo y mientras que marchaban cerca de las fronteras entre Polonia y Alemania, allí pudo divisar, Fiodor, a un gran masa de Soldados provenientes del segundo país.
Montó a su caballo y fue hasta ellos, buscando a Paul, Kat y los otros. No los halló en ninguna parte, habían muchos heridos que estaban siendo llevados, tras pasar un tiempo en otro país, hacia sus hogares. Eran jóvenes, casi niños, enviados a una guerra sin sentido pero al Archiduque de los Ivanisevic le inquietaba no poder hallar a sus amigos. Oyó que alguien venía, a todo galope y era Luykan con Camila.
- ¿Han visto a Paul?.- Preguntó Fiodor.
- Recién encontré a Detering.- Señaló Camila con un gesto de su cabeza.
- ¡Vamos!.- Pidió su hermano y los tres marcharon hacia donde se encontraba aquel joven granjero, el cual iba acompañado por otros Soldados y un Cabo de bigotes negros.
Sentado en un fardo de heno, acompañado por otros Soldados, tomando, cada uno de ellos, una bebida caliente, el muchacho de Sajonia escuchó que venían personas a caballo, por lo que se puso de pie, con dificultad debido al frío. Uno de sus colegas le ayudó y de ahí éste miró a los recién llegados. Su rostro se alegró de saber quiénes eran, aunque algunos de sus amigos los desconocían por completo, al igual que el Suboficial que les acompañaba.
Pronto, bajándose de los caballos, Detering caminó hasta ellos y los abrazó a los tres. Fiodor, Luykan y Camila sintieron que el muchacho lloraba en silencio, sus lágrimas empapaban los uniformes de los presentes y cuando alzó la cabeza, se río tranquilo. Una risa de reencuentro, mientras que los otros le ponían su mano en los hombros.
- No saben lo mucho que me alegra de volverlos a ver, amigos.- Dijo el granjero, rompiendo el silencio.- Pensé que habían muerto. Les había enviado correspondencia, al igual que Paul.-
- Cuando estalló la "Guerra Civil Rusa", no pudimos enviar más. Los caminos estaban destruidos o tomados.- Le contó Camila y de ahí miró a su alrededor.- Un momento, ya que lo mencionaste, Detering, ¿en dónde están Paul, Kat y los otros?.- Preguntó la chica, deseando volver a ver a aquel chico de Alemania.
https://youtu.be/_Nf2eunvwdQ
Al mencionarlo, el granjero bajó la cabeza y volvió a tomar asiento. Fiodor fue el primero en percatarse del hecho, inclinándose y tomando las manos del chico.
- ¿Dónde están, Detering? ¿Qué pasó con Paul? ¡Dímelo, por favor!.- El miedo lo había invadido por completo. Sacudió al joven de Sajonia, no parecía querer responder a sus preguntas y más sobre el destino de su amigo.- ¡Detering, dímelo, te lo ruego!.
- ¡Está muerto!.- Al decir aquello, el corazón del Archiduque se quebró en miles de pedazos. Vio los ojos del granjero humedecerse por las lágrimas, intentaba contenerlas pero no pudo. El dolor le había ganado la "pulseada" y de ahí rompió en llanto ante todos ellos.- Está muerto.- Repitió la anterior frase y de ahí el joven Ivanisevic casi se desmayaba contra el piso.
- No...No...¡No, me niego en creerlo, no!.- Gritó éste, corriendo para buscarlo.- ¡Paul! ¡¿Alguien lo ha visto?! ¡Paul Baumer! ¡¿Saben dónde está?!.- Preguntaba a varios Soldados pero ninguno respondía. Algunos no lo conocían o simplemente estaban cansados después de tanta guerra vivida.
Cayó de rodillas contra el piso y golpeó el suelo: Todo lo que él conocía, aquellos amigos que había hecho durante la Primera Guerra Mundial, estaban muertos, el Imperio Ruso ya no existía, los Romanov habían sido eliminados, con excepción de Anastasia, quien seguía desaparecida y ahora Paul ya no estaba en este Mundo. Las lágrimas emergieron de sus ojos, cayendo contra el piso, maldiciendo en silencio aquel destino que les había tocado vivir. Inmediatamente, ayudado por Detering y el Cabo de bigotes, quienes lo pusieron de pie ya que estaba muy débil, fue llevado hasta aquellos fardos de heno para que se sentara.
- Lo siento mucho, pero es verdad lo que dice el Soldado Detering.- Le dijo el Suboficial.
- ¿Usted quién es? ¿Cómo lo sabe?.- Preguntó Fiodor con el corazón destruido.
- Soy el Cabo Himmelstoss y fui el Instructor de Paul y sus compañeros de clase en 1916.- Respondió aquel hombre.- Lamentablemente es verdad lo que Detering les ha dicho.- Sostuvo y miró a Camila, quien lloraba contra los hombros de Luykan.
- ¿Cómo murió? ¿Qué sabe al respecto?.- Interrogó el Príncipe y futuro marido de ella.- ¿Fue...Fue largo? ¿Cuánto duró?.-
En ese momento, Himmelstoss negó con la cabeza, respiró hondo, su nariz se "achicó" por esa acción y de ahí los miró a todos ellos.
- Poco antes de que se firmara el "Armisticio", Kat y él habían ido a buscar comida a una granja pero el primero recibió un tiro en el costado izquierdo del abdomen. Creyó que no era grave pero, al parecer, la munición le infectó la herida y murió poco tiempo después en el Hospital de Campaña.- Les contó el Suboficial, mientras que Fiodor se secaba las lágrimas.
- ¿Y Paul?.- Preguntó el Archiduque de los Ivanisevic.
Himmelstoss se quedó callado un momento. Necesitaba reordenar sus palabras, estaba un tanto "nervioso" por saber qué clase de expresión debía emplear ante ellos, por lo que tuvo que ser lo más cauto y moderador en lo posible.
- Faltaba poco para que se declarara el fin de la guerra. Esto fue en 1918. Noviembre de 1918 y habían ordenado de que se atacaran las posiciones franco-americanas. Fue todo un caos: Muertos y heridos por doquier de ambos bandos, metralla, fuego, granadas. Parecía la Batalla de Germania contra Roma. Fue entonces que, en un momento dado, Paul fue herido en el pecho por un americano, al cual él llegó a matar. Sin embargo, terminó por sucumbir a sus heridas justo cuando se declaró el fin de la guerra y el comienzo del Armisticio. Yo estaba allí junto a los franceses y americanos juntando los cuerpos de nuestros caídos cuando lo vi. Eso es todo.- Contó el Cabo y de ahí, con un nudo, todavía en su garganta, Fiodor miró una serie de fotos que se había tomado, tiempo atrás, primero grupal, con los dos grupos que estuvieron en la búsqueda de Camila, luego todos ellos, juntos, en las fronteras polaco-rusas y de ahí tenía una donde estaba con Paul.
El Suboficial se puso de pie, caminó unos metros y fue a buscar algo al Puesto de Correos. Inmediatamente, éste volvió y se las dio a Fiodor.
- Estas son las cartas que le llegaban a Paul todos los días hasta 1918. Le encantaba escribirte y nos contaba de cómo era el Imperio Ruso. Aún así, a pesar de que ya no esté, se ve que forjaron una gran amistad y eso es algo que deben guardar para siempre.- Les dijo, con tono tranquilo y animándolos a seguir. Fue entonces que respiró hondo y volvió a mirar hacia el Oeste.- Ha sido una guerra muy larga, perdimos tanta gente y ahora Alemania ya no es la misma. Sin embargo, un día de estos, en el Futuro, todo volverá a la normalidad pero ruego que nunca vuelvan a ocurrir cosas así. Yo también la viví, combatí aunque con miedo pero tenía que hacerlo.- Siguió y de ahí Fiodor miró la última carta que estaba fechada el 10 de Noviembre de 1918, un día antes de finalizar la "Gran Guerra".
Fue entonces que la abrió y allí pudo ver dos fotos más: La primera se trataba de Paul y sus amigos, con fecha el año 1916 y de ahí estaba la segunda, donde se hallaba una en donde estaban Fiodor y él junto a un mensaje que le escribió su amigo.
"Querido Fiodor: Tal vez ésta sea mi última carta que te enviaré pero no importa. Lo que quiero expresar aquí, desde lo más profundo de mi corazón es que ha sido un gran honor el haberte conocido y ayudado en encontrar a tu hermana, Camila.
Sé que no podré cumplir mi promesa de que nos reunamos todos en aquel restaurante de Berlín, pero eso no es motivo para que tú no lo sigas: La guerra se ha vuelto mucho más dura, corren rumores de que el Kaiser y su familia han abdicado pero seguimos peleando por una República que no sabe nada del liderazgo. Kat ha muerto y eso es algo que me ha roto el corazón, además de enterarme de lo ocurrido en Rusia.
No dejes que esos Comunistas te hagan daño. Sé que pelearás con todas tus fuerzas. Te conozco y tú siempre me lo has dicho: Los Ivanisevic nunca se rinden, aún cuando estén rotos, nunca serán doblegados.
Puede que mañana o cualquier otro día en el frente de esta guerra interminable me llegue la hora, pero para ti no; por eso te pido esto: Vive, Fiodor. Vive y disfruta cada momento de lo que se te ha entregado.
Hazlo por mí y por todos aquellos que no están.
Vive, Fiodor.
Siempre te recordaré y los llevaré a ti, Camila, Luykan y los demás en mi corazón.
Te deseo un buen Futuro.
Te quiero mucho: Tu amigo, Paul Baumer".
https://youtu.be/e1qR1qBQjgo
Había terminado de leerla, las lágrimas caían de sus ojos contra el papel, intentando, en vano, no llorar pero no pudo. Lanzó un suspiro, alzó la cabeza y terminó por quebrarse. Aquello era una mezcla de sentimientos que iban desde la pérdida, la negación, la angustia y otros por no saber qué hacer ni cómo seguir con su vida. Aún así, cuando vio que Albert Krupp estaba allí, en muletas por un disparo que había recibido en su pierna, éste se le acercó para verlo.
- Me alegra saber de que ustedes también se encuentran a salvo. Cuando oí lo de Rusia, no me lo podía creer. Pero...con respecto a Paul, yo también sufrí y más cuando estuvimos en el Hospital de Campaña. Sabía que esta guerra iba a cobrarse su vida, pero él dejó ese mensaje para ti, Fiodor y los tuyos: Quiere que vivas tu vida, cada momento de la misma, que sigas adelante y que nunca los olvides.- Le animó el joven y de ahí, ambos se abrazaron, siguiendo por Detering y Himmelstoss.
Poco tiempo después había llegado la orden de que ellos volvieran para Alemania. Cada quien cargó sus cosas, equipos, subiendo a los camiones o seguir a pie hasta alcanzar las fronteras. No les quedaba mucho pero era un largo camino a casa, en donde también se encontraba un joven que sería de gran importancia, dentro de la Literatura Clásica, habiendo vivido, en carne propia esa experiencia bélica.
Para Fiodor iba a llevar un tiempo recuperarse pero lo haría por Paul, Kat, Tjaden, Müeller, Westhus y los otros que ya no estaban, guardando las fotos y cartas que su amigo le había enviado, respirando hondo, recordando esos buenos momentos y de ahí, subió a su caballo.
- Adiós, Lady Camila y Lord Luykan. Lo mismo para usted, Archiduque Fiodor. Ojala, un día de estos, nuestros caminos vuelvan a encontrarse.- Fue el deseo que les envío Albert, acompañado por el Cabo Himmelstoss y Detering.
- Lo mismo digo, amigos. Un día de estos, nos reuniremos en Berlín e iremos a ese restaurante, para homenajearlos a todos ellos...nuestros Camaradas...Sí...- Habló Fiodor, sintiéndose renovado y con ese pensamiento en su cabeza, sabiendo que lo cumpliría.- ¡Por los Camaradas Caídos!.- Exclamó, alzando su voz y mirando a todos ellos, mientras que les daba un último abrazo a aquellos Alemanes.
- Así será entonces.- Sostuvo Detering con una sonrisa.- ¡Adiós y buena suerte, amigos!.
https://youtu.be/_NISPSeUBck
Pronto, iniciando la cabalgata hacia donde estaban las enormes y extensas columnas de refugiados, entre Aristócratas, Nobles, militares, civiles, policías, obreros y campesinos que habían huido de Rusia para unirse a ellos en su viaje hacia los Balcanes, bajo el Crepúsculo que iba llegando, notaron a aquellos jóvenes que se dirigían hacia donde estaban. Fiodor se detuvo un momento, arriba de una loma, para ver el Estandarte, el Escudo de Armas de la Familia Ivanisevic y las Banderas Imperiales que portaban los miembros de la Caballería lideradas por el Comandante Udeski, quien se hallaba en compañía de su familia y por el Dr. Kodorov.
El Águila, el Lobo y el León junto a las de los Paleólogo y los Romanov que brillaban y resplandecían bajo el Sol del Atardecer.
El Imperio Ruso había desaparecido, la "Gran Guerra" terminó junto a la llegada de los Rojos al poder pero eso no significaba el fin para aquella familia milenaria.
Era solo el comienzo y pocos días después de una larga travesía, finalmente habían arribado a su destino: Los Balcanes.
[Capítulo muy emotivo, donde se reveló el destino Paul Baumer y sus amigos. Y créanme que hasta yo lloré al escribirlo, recordando las películas y el libro de "Sin novedad en el Frente" de Erich María Remarqué.
Aún queda saber qué pasó con Anastasia Romanov, eso lo veremos en el capítulo que junto a los primeros días de los Ivanisevic y su gente en los Balcanes, así como también volveremos a ver a Rasputín.
Espero que les guste este capítulo, amigos. Les aconsejo que preparen los pañuelos porque habrán lágrimas, como ya dije.
Envío saludos y agradecimientos para todos ustedes, sobre todo para MrR199, eltíorob95, shadowbellatrix, erickshakespare20089, LucasAbad0, y los demás seguidores.
Cuídense y que tengan un buen comienzo de día Miércoles de mi parte, Camaradas.].
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro