Dos vidas, una mentalidad (Mexicano)
Esta historia es de 2 jóvenes de diferentes nacionalidades, diferente cultura y diferente crianza, pero con la misma mentalidad, al menos cuando se trata del box.
Y como todo historia, no solo comenzaremos desde el principio, sino viendo sus vidas y que los llevo a tomar esa decisión, que marcaría sus vidas de por vida.
Leonardo Damián Sánchez Ramos, nació el 8 de Junio, en Ciudad de México. En una familia que a pesar de ser pobres, la comida y el dinero faltaba, pero eso no quiere decir que se salvaba de abusos. Pues aunque el padre trabajaba sin quejarse, gracias a eso era raro las veces que estaba en casa, y creciendo sin una figura masculina, hizo que no supiera cómo comportarse, según su género, tampoco ayudo, que cuando él llegaba solo se dormía todo el día y se iba al siguiente. No es que fuera malo, pero eso lo hizo sumiso y el guardar sus verdaderos sentimientos, pues así lo educo una madre, con la mentalidad: "los hombres no deben llorar". Y no, no necesaria mente era feminista o borracha.
Aun así fue creciendo y el mismo fue encontrando, esos valores que tanto le faltaban, pero tenía que esconderlos, pues su madre le insistía que tenía con ese hecho. Eso lo convertía en blanco de burlas, y siempre que llegaba a su casa, golpeado le preguntaba:
-¿Por qué llegas llorando?
El solo respondía
-Me pelee -. Lo decía de esa forma, pues realmente lo golpeaban, pero no podía decirlo así, ya que sino no le ayudaba con sus heridas. Y un día su mamá fue a la escuela por él, viendo una de sus golpizas, y solo observo y se fue. Cuando su hijo llego, ella procedió a nalguearlo, mientras lo reprochaba por no defenderse. En eso, le grito:
-Nunca me enseñaste a defenderme.
Después de eso, al día siguiente en vez de ir a la escuela, busco donde poder aprender a defenderse, mientras pasaba por su colonia, con ese objetivo, vio por una ventana, como unos tipos se golpeaban el uno al otro, y aun que se hacen bolita responden cuando deben. Entro y pregunto:
Se acercó un entrenador y le pregunto:
-¿Puedo subir?
-¿Qué haces aquí? -responde el entrenador.
-¿Quiero aprender? -Respondió con una mirada firme.
En eso llega otra persona, el señor le apunta. Y le grita:
-!Ve a prepararte¡ -Voltea a ver a Leonardo -¿Qué edad tienes?
-12 años
-Bien. Ven mañana ¿si puedes sobrevivir a él?, yo mismo te entrenare.
Le da una lista de, ¿qué? y ¿cómo?, venir. Toma la lista y sale del recinto.
-¿Oye papá? -se le acerca su hijo, que también era entrenador -apenas es un niño, sin experiencia.
Solo se voltea, miro a su hijo, y le dijo:
-Y él un huevon.
Al día siguiente Leonardo, llego con su uniforme escolar, pero en su mochila traía las cosas de la lista. Él señor le da la bienvenida y le muestra donde cambiarse.
-A vísame cuando termines -menciona -. Te enseñare a ponerte las vendas en las manos.
Una vez termina, como le dijo, le enseña aponerse el vendaje y lo manda a correr, junto a su hijo. Después de 36 minutos (la distancia no era mucha), el señor lo deja descansar, luego pone a su hijo a enseñarle estiramientos.
A pasado 1 hora desde que Leonardo llego y su oponente no. Entonces el señor le habla, y lo pone frente al costal.
-¿Quiero qué le pegues? -le dice en seco. Le pega, pero con la mano -No, mira se le pega así -lo toma del brazo y hace que le pegue con los nudillos, lo mismo con el otro y lo deja.
Pasan 15 minutos, el oponente sigue sin llegar, él señor va con Leonardo, y ahora le dice:
-Pon tu frente pegado al costal, y golpea así. -Lo toma del codo y muñeca, enseñándole a golpear en forma de gancho.
Pasan otros 15 minutos, y nada. Vuelve con él, y ahora le dice:
-Pon tus pies de esta forma -le pone su pie izquierdo adelante y con la punta de frente y el pie derecho atrás y la punta volteado. -Ahora pegaras de esta forma -toma su hombro y codo, le gira la cintura, al tiempo que estira su brazo - y eso es un gancho.
Otros 15, y todo igual. Él señor ya sin saber que más enseñarle para entretenerlo, el hijo se le acerca, y lo manda a una cuerda.
-Mira, vas a cruzar esta cuerda de la siguiente forma -se pone frente, baja con la cintura todo el torso, mientras estira su pierna, arrastrando el pie, en forma de cómo le enseño su padre, a Leonardo, se levanta con la cabeza de un lado de la cuerda, mientras en la acción juntaba sus piernas, de la misma manera, de cuando las separo. -tu turno.
20 minutos después, por fin llega el suso dicho.
-Ve a cambiarte -le ordena el jefe -Tu niño -le apunta a Leonardo - descansa un rato y cuando el otro vuelva de correr, en te pondré la protección.
Dicho y hecho, cuando el otro volvió de correr, le puso guantes, careta y el protector oral, lo mismo para el otro.
-Bien -menciona el hijo del señor -suban yo supervisare el encuentro.
Ambos suben mientras Omar (que así se llama él otro), esta con una sonrisa sarcástica, Leonardo tiene la mirada baja.
-Serán 2 rounds, de 3 minutos -menciona el viejo. Y toca la campana.
Omar pone una postura con los 2 brazos levantados cubriendo su cara, mientras Leonardo una convencional (como cuando te peleas con alguien en la calle).
Omar se acerca rápido y una vez dentro de su rango (distancia), suelta un golpe que le da de lleno en la cara, esto marea a Leonardo y Omar empieza a golpearlo sin parar, solo con la izquierda, durante 12 segundos y muy lento, para alguien que lleva 2 años entrenando y es peso ligero. Leonardo empieza recuperarse del golpe, pero no responde, solo cierra sus brazos, casi pareciendo una bolita. 2 minutos después Omar cada vez es más lento y empieza a exhalar por la boca.
-"¿Por qué es tan lento?" -piensa Leonardo -"de todos modos eso no importa, siempre es así, yo una bolita, mientras me golpean.
Termina el primer round, van a la esquina que les dieron.
-¿Qué sentiste? -le pregunta él señor.
-No entiendo -responde.
-Eso. ¿Qué sentiste cuando te golpeo? -especifica -Rabia, inutilidad, frustración o todo junto -cuando le dice eso, Leonardo baja la mirada -si sientes eso, es porque sabes que puedes defenderte y te molesta no usarlo -termina el minuto de espera y sale del ring -Solo sobrevive -eso es todo.
Suena la campana y Omar comienza como el anterior, lo mismo para Leonardo solo se cubre, pero, por su mente pasan las palabras del señor.
-"¿Qué me quiso decir con eso?" -piensa, pero en este caso, pasa algo que su cuerpo, mientras lo piensa.
En un punto se agacha, se acerca al cuerpo de Omar, y golpea con un gancho, que da al hígado (¿casualidad?), da un golpe recto a la cara, que manda atrás a Omar y antes de alejarse mucho, golpea con un volado y lo manda al suelo.
Termina el encuentro con Omar noqueado.
-¿Vas a la escuela? -pregunta el hijo del señor.
-Sí.
-Bien, tienes 1 mes para comprante unos guantes y protector oral -le ordena -y cada que termines las clases vendrás directo -termina de decirle eso y lo manda a casa sin antes decirle su nombre y el de su padre (Javier-hijo y Antonio-señor).
Antes de ver lo que sucedió después, en el siguiente capítulo, veamos al otro protagonista, que se encuentra al otro lado del mundo (literal).
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