VI
Reborn saltó del helicóptero, con una mano en la cabeza para sujetar su sombrero mientras la otra sostenía una pistola similar a la de sus atacantes.
Tras su descenso uno de los atacantes aún en pie gritó algo y las balas volaron. Sin embargo Reborn esquivó todas ellas, y de alguna manera se coló entre los hombres para coger a Tsuna y alejarles un poco del grupo.
El tiroteo se detuvo mientras los hombres se esforzaban por encontrarles, algo que Reborn aprovechó para recargar y Tsuna se agarró a la parte delantera de su traje y lloró. Reborn no se molestó en acallarle o calmarle puesto que sabía que Tsuna era todavía demasiado joven como para comprender lo fuerte que era, lo fuerte que ambos eran y este suceso haría al niño aún más fuerte a la larga.
-¡R, R, Reborn! ¡Estás herido! -Y ciertamente, una mancha roja se extendía rápidamente por su hombro. Reborn le echó un vistazo y no sintió dolor, pero sabía que Tsuna estaba espantado; su cara había palidecido y sus ojos se agrandaban con cada segundo que pasaba. Para tranquilizarlo, atrajo a Tsuna hacia sí, abrazándole-. Todo está bien; sólo es una herida superficial.
-¡P, Pero podrías morir! –balbució Tsuna, devastado por la idea de que su padrino se sacrificase para protegerle. Reborn se rió.
-Confía en mí, Tsuna. No voy a morir –Algo en las palabras del asesino hizo que el niño le creyese, aunque no estaba seguro de lo que había sido.
Tsuna sorbió por la nariz, soltándose un poco-. ¿P, Prometido?
Reborn sonrió, su mirada se dulcificó por un instante mientras le daba palmaditas en la cabeza-. Prometido.
Sonidos de pasos se acercaban; señalando que su tiempo juntos había terminado. Reborn se detuvo, tratando de encontrar una forma de que Tsuna no viese la masacre; ya estaba bastante traumatizado con lo que había visto. Teniendo una idea, se quitó la faedora para colocársela a Tsuna de manera que le cubriese los ojos, dejando la mano allí para que Tsuna no se la quitase.
-Volveré enseguida, ¿de acuerdo? No te quites ese sombrero, y no te recrees en lo que oigas. Pronto estaremos en casa –Y con esa despedida Reborn se marchó, desapareciendo entre los arbustos y uniéndose a la refriega. Tsuna se encogió, sus manos temblaban encima de la fedora. No podía explicarlo, pero tener el sombrero de Reborn hacía que se sintiese a salvo… como si esa fuese la verdadera promesa que Reborn le había hecho, en lugar de sus palabras.
Así que permaneció donde estaba, sujetando el sombrero mientras el tiroteo revivía a su alrededor, el aire lleno por gritos de rabia y dolor, algunos en aquel lenguaje desconocido pero muchos más en el que Tsuna conocía. No te quites el sombrero. Sin importar la curiosidad que sintiera, no desobedecería a Reborn. Confiaba demasiado en el hombre, y le gustaba pensar que Reborn también confiaba en él, aunque no estaba seguro de que eso todavía fuese cierto después de hoy.
No te recrees en lo que oigas. Los sonidos que pasaban por su cabeza habrían sido suficientes para darle pesadillas, pero Tsuna los ignoró todos en favor de tararear para sus adentros y sujetar el sombrero con más fuerza; podría estar bastante desmejorado cuando Reborn lo recuperase.
Pronto estaremos en casa. Una mano cálida toco su hombro, y Tsuna dio un salto, gritando de miedo-. ¡Guau, guau, calma kora! –Una voz nueva, en cierto modo familiar, detuvo su pánico. El rubio del helicóptero le sonrió, con una amable mirada a pesar de las circunstancias-. Tú eres Tsuna, ¿cierto kora?
-S, Sí. –Todavía era tímido alrededor de extraños… o semi-extraños en este caso-. T, Tú eres tío Colonnello, ¿verdad? R, Reborn me llevó a conocerte.
-¡Síp, ese soy yo, kora! Oye, Reborn me pidió que te llevase al helicóptero en lo que esperamos a que termine. ¿Así quieres venirte conmigo? –abrió los brazos invitando a un abrazo, que Tsuna aceptó con gusto. Entonces Colonnello se levantó, encorvado para protegerle de la metralla, a través de enemigos gritando y de balas (algunas de las cuales le rozaron pero nunca hirieron a Tsuna). Todo el tiempo el niño siguió las órdenes de Reborn de dejarse la fedora puesta y no pensar en lo que estaba ocurriendo a su alrededor.
Para cuando llegaron al helicóptero las balas se habían detenido y no se oía nada, salvo la suave respiración de Colonnello. Ni siquiera los animales se movían. Colonnello puso a Tsuna en el helicóptero antes de sentarse al frente. Momentos más tarde Reborn entró en el claro, su hombro sangrando profusamente y su traje cubierto de sangre. Tsuna fue lo bastante amable como para esperar a que estuviese en el helicóptero antes de agarrarse a él y abrazarle con fuerza. Reborn se rio y recuperó su fedora, colocándosela en la cabeza-. ¿Estás bien?
-¿Estás herido? –contratacó Tsuna, lanzando una mirada a la sangre de su traje. Reborn, dándose cuenta de a dónde miraba, negó con la cabeza.
-El hombro es lo único.
-Bien –Se apretó contra el asesino y Colonnello tosió, con la cara sonrosada mientras trataba de ocultar la sonrisa. Reborn le lanzó una mirada acusatoria de todas formas, pero después se relajó mientras acariciaba la espalda de Tsuna.
El helicóptero despegó, con Tsuna fuertemente agarrado a su padrino todo el tiempo, y cayó dormido conforme se dirigían a casa.
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Título original: "A Hitman's Honor"
Autor: Fallen Angel Of The Forgotten
Traductor: Una maleta llena de historias
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