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Reencuentro

⚠ Advertencias ⚠

*BakuDeku

*Un poco de TodoDeku

*Omega verse. Izuku Ω, Katsuki α. En este AU los omega y alfa son escasos, los beta dominan. Los omega son discriminados severamente.

*MPreg (embarazo en hombre)

*Angst con happy ending

*Situaciones de bullying, humillaciones, baja autoestima, acoso, drogas, también smut/lemon. (+18)

*Katsuki es un completo imbécil al inicio.

Esto no es un fanfic como tal, es un rolplay que estoy llevando a cabo con mi partnet moyashisa16 , la mayoría de la trama fue por ella c:

Si tienen conocimiento de nuestras historias son temas muy fuertes, pero insisto, llegan a tener final feliz.

La historia es de dos versiones principalmente, Katsuki e Izuku. Si les cansa leer el escenario dos veces simplemente se saltan a la siguiente parte después del separador (꧁_____________꧂) para retomar desde el pov que se quedaron. Me cansa que se quejen de eso cuando les digo un chingo de veces que no es un fanfic. 

Mil perdones las muletillas, faltas ortográficas que se encuentren o cositas así, no solemos checar borradores y solo enviamos respuestas, pero está comprensible.

Enjoy.

___________________________

Katsuki Bakugo caminaba junto a otro par de chiquillos de su misma edad con una amplia sonrisa en su rostro. Al frente iba Katsuki mostrando una mirada de determinación única que lo caracterizaba. El chiquillo era todo un pequeño presumido pues a sus escasos 4 años ya sabía lo que significaba pertenecer a una familia bien acomodada y el hecho de ser un "niño rico" le hacía sentir con él derecho de molestar a quienes consideraba inferiores. El pequeño rubio no dejaba pasar ni una sola oportunidad para humillar a quien se le parara al frente convirtiéndolo en un completo niño patán que por si fuera poco, había tenido la suerte de nacer como uno de los tan codiciados Alfa.

Los segundos géneros era algo que poco a poco se estaba quedando atrás, los betas estaban poblando en su mayoría, convirtiéndo a los alfas en seres prácticamente codiciados y admirados al ser cada vez menos los niños que nacían como alfas puros, por otro lado a los omegas se les consideraban raros y defectuosos. Para las necesidades que el mundo tenía un Omega era un ser débil y que debía ser protegido. Un estorbo. Eran aún más escasos que los alfas y solían esconder su segundo género debido al estigma social.

Para Katsuki era divertido molestar a otros niños y burlarse de ellos haciéndolo sentir a él más enaltecido, pero había uno en especial que no y ese era su mejor amigo, Izuku Midoriya, un niño dos años menor que él y quien desde que tenía uso de razón ya estaba a su lado persiguiendole en todo momento como un molesto chicle pegado a la suela de su zapato, admirandolo por absolutamente todo.

El niño era hijo de una amiga de su madre, por lo que desde muy pequeños ya se habían acostumbrado a verse y criarse prácticamente juntos, sin mencionar que eran vecinos.

Katsuki pensaba que Izuku era demasiado torpe y débil para cuidarse él sólo, siempre lo veía llorando y asustado, por alguna razón ese chico le solia sacar a flote un lado protector que katsuki guardaba para con él. Le gustaba molestar al pecoso diciéndole "Deku" ya que su nombre se podía leer de esa forma también pero significaba "inútil" y hacia burla de lo débil que era.

El rubio se reía cada vez que su amigo hacia pucheros al decirle así hasta que fue acostumbrando. Por otro lado el menor siempre solía decirle Kacchan que le parecía tonto y muy infantil pero no decía nada.

Un día mientras paseaban por un pequeño parque cercano a la zona residencial donde vivían miró a otros niños más grandes molestando a Izuku y entonces katsuki sin dudarlo ni un segundo corrió hacia ellos para enfrentarseles pese a la diferencia de edad y tamaño.

Katsuki tenía una regla de oro, adoraba molestar niños pero Izuku era suyo. Solo él podía molestarlo. Cuando esto sucedía el rubiesillo cambiaba por completo y lo defendía y cuidaba de mala gana pero al final de cuentas siempre estaba a su lado.

Katsuki veía al pequeño Izuku como su propiedad y pese a que siempre le decía que era molesto estar cerca suyo siempre lo decía con una sonrisa ladina. Todos los demás niños del barrio sabían que katsuki era el único que tenía el derecho de molestar a Izuku, era una amistad extraña que sólo ellos dos entendían y hasta cierto punto necesitaban. Aunque Katsuki siempre se reía y burlaba de Izuku terminaba dándole un par de consejos o lecciones para que el niño fuese más inteligente o rudo.

"Ya deja de llorar estúpido Deku... Si alguien te pega, regresas el golpe sin miedo ¡¿esta claro?!"

Fue lo que le dijo aquella última tarde mientras limpiaba la sangre de su labio roto y aguantaba un par de lágrimitas que amenazaban con salir por el dolor que este sentía pues aunque había sido una pelea injusta, él la había ganado y como premio personal le arrebato a Izuku una pequeña figura de acción de Allmight un héroe de comics del cual ambos niños eran fans.

Katsuki no olvidaría jamás la cara llena de lágrimas y desesperada de Izuku rogándole que le devolviera su figura a gritos pero no la devolvió la mantenía en el aire con el brazo extendido lejos del alcance del pecoso que intentaba inútilmente de quitársela.

Katsuki planeaba regresarla al día siguiente pero lamentablemente ese día nunca llegó y el muñeco se quedó con él como un recuerdo de aquel único amigo de la infancia que protegía y maltrataba al mismo tiempo. El estúpido deku.

Katsuki había dejado una nota en casa de los Midoriya para verse con él, despedirse y devolverle el muñeco, Su padre, Masaru Bakugo quien era un importante director de una empresa de farmacéuticos había sido transferido a Osaka y no volvería a Shizuoka que era donde vivían. Sin embargo la nota fue arrastrada por el viento y jamás pudo llegar a su destinatario.

Tras una tarde lluviosa en la que Katsuki pasó horas y horas sentado en los columpios del parque sin que deku fuera, su madre tuvo que ir a recogerlo. Ese día Katsuki sintió por primera vez nacer el odio hacia alguien más. Se juro a sí mismo destruir a deku algún dia pero sobretodo jamás volver a confiar en alguien.

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Kansai, Osaka, 13 años después

A pasos fuertes y con las manos en los bolsillos de su pantalón, el joven Katsuki de ahora 17 años, regresaba a casa con un poco de sangre en su pómulo y tierra sobre su rostro, la evidente pelea a golpes estaba bien representada en todo su aura.

Cuando llego a casa y entregó a su madre una hoja maltratada llena de sangre, la mujer alzó el grito al cielo desesperada.

La hoja dictaba la expulsión definitiva del joven de la preparatoria de Osaka por ser la doceava vez que se peleaba con otros alumnos a golpes. Katsuki era un chico problema pero ya solo

le faltaba un año para graduarse y entrar a la universidad.

La mujer estalló en gritos y regaños histéricos que hicieron que su esposo llegara a la sala corriendo. Katsuki por su parte miraba sin importancia a la mujer que ya estaba roja hasta las orejas. Katsuki solo se burló mostrando los dientes de forma despota.

— Vas a morirte de un infarto vieja ya cierra la boca. —

Le dijo de forma grosera haciendo que su madre terminará casi con un colapso nervioso de enojo, se acercó a el para darle una fuerte bofetada.

— ¡¿Ahora que díablos vas a hacer idiota?! Ya te han expulsado de todas las escuelas y el semestre acaba de iniciar, ¿Acaso no piensas en tu maldito futuro? —

Regaño la rubia haciendo reír al cenizo quien se encogió de hombros. Con el paso de los años Katsuki se había vuelto frío, indiferente y el doble de vengativo. Parecía ser que jamás logró reponerse de aquella tarde en que espero bajo la lluvia al pequeño Izuku. Katsuki se volvió mas rebelde y altivo. Nada le importaba mucho menos las reglas.

— Ya estoy harta de ti, nada te importa, te iras hoy mismo de vuelta a Shizuoka, aquí ya ninguna escuela te acepta —

Le dijo la mujer que mantenía el papel arrugado contra sus puños.

— Me da igual, mejor para mi, así viviré solo y haré lo que quiera —

Respondió katsuki con una ceja en alto pero la mujer soltó una fuerte carcajada.

— Estas loco si crees que voy a dejarte vivir solo. Te iras a casa de tus tíos, con tu primo Eijirou 

Sonrió la mujer sabiendo que Katsuki odiaba a sus primos más en especial al idiota de Kirishima Eijirou quien siempre sonreía como estúpido y le decía que todo lo que hacía era varonil y digno de admirar por el simple hecho de ser un alfa. Era un completo dolor de cabeza.

— ¿Por qué mierda no me arrojan a la calle? ¡Prefiero eso, ahora mismo me largo, no los necesito! —

Gruño el joven Alfa dando zancadas pero fue detenido por su padre.

— ¡Katsuki ya basta!, hacemos esto por ti, nos preocupa tu futuro, solo queremos lo mejor para ti —

El alfa se safo del agarre de su padre y lo encaro con enojo.

— Ustedes jamás estaban, solo sabían trabajar, siempre estuve solo así que ¿Cuál es la jodida diferencia? —

Masaru suspiro negando con la cabeza. Ciertamente el alfa paso toda su infancia solo después de que llegaron a esa ciudad. Acompañado solo de una vieja nana que lo cuidaba.

— Si continuas con esto nos veremos obligados a enviarte a un reformatorio, además te quitaremos el 60% de la herencia —

Su madre era muy obstinada, ambos tenían el mismo caracter, Su padre tuvo que intervenir quien también estaba de acuerdo con enviarlo de vuelta a Shizuoka.

Katsuki no tuvo opción, era hijo único, le tocaba una jugosa herencia cuando sus padres murieran, solo eso lo freno de salir a la calle y obedecer de mala gana. Esperaba ansioso cumplir por fin los 20 años para vivir bajo su propio techo y reglas. Aun faltaba un poco para eso pero era una de sus principales metas.

Ya quería vivir solo y poder hacer lo que le diera en gana, meterse a la nariz todo el polvo que quisiera o llevarse a la maldita cama a cuanta prostituta se le antojara y no habría problema. Katsuki era un completo idiota y cuando no estaba en alguna pelea clandestina haciendo dinero a base de sus peleas, se encontraba en alguna fiesta cogiendo hasta el amanecer con mujeres que jamás recordaría y ni le interesaba conocer, bebiendo alcohol hasta perder la razón o drogarse con cuantas sustancias le fuera posible conseguir con un par de contactos que tenía por ahí.

Un par de días después su vuelo a Shizuoka salió justo a las 7 am y como su madre solicitó, fue directo a casa de sus familiares.

Su primer día de clases llegó, Katsuki miraba con desprecio la hoja que el pelirrojo le había entregado en la cual aparecían sus nuevos horarios de clase en uno de los colegios más bonitos de Shizuoka aunque para el cenizo no era más que otro lugar aburrido del cual intentaría sacar provecho. Otra escuela más del montón.

Suspirando tomó la hoja de un solo Jalón y se colgó la mochila lateral que apenas y tenía un par de cuadernos y bolígrafos, no le interesaba ir a estudiar.

Llevaba puesta una chaqueta de cuero negra con un gorro blanco y debajo una playera roja además de pantalones negros ajustados y botines negros, Su aspecto era de un total buscapleitos y aunque Eijirou le había pedido que cambiará su atuendo el alfa lo ignoro por completo, el pelirrojo sólo suspiraba ya sabía del mal genio y pésimo carácter de su primo aún asi, le tenía paciencia ya que ambos irían juntos a la misma escuela y en la misma clase.

Así que salieron con rumbo a la escuela. Afortunadamente en el colegio lo habían aceptado pese a que ya había arrancado el periodo escolar y al tener como compañero a su primo no tendría que socializar con nadie para pedir instrucciones o alguna ayuda. Era lo mejor si no querían que Katsuki les partiera la cara a golpes pero todo se complicó cuando noto que el director le había pedido unirse a alguno de los clubes para llevar a cabo tareas extracurriculares. Había de todo, arte, música, mate-atletas, banda, teatro y los más populares; deportes.

Eijirou estaba en el equipo de Football americano y pensaba que este sería perfecto para el carácter agresivo y explosivo de su primo además de que solían tener preferencia por alfas.

— Anda únete a nosotros... Nos hace falta un Quarter back y tu eres un Alfa dominante y agresivo, es el puesto indicado para ti, se que el entrenador te dejará entrar sin problemas cuando te vea, además el quipo de animadoras que nos apoya es genial, hay muchas chicas ardientes —

Le dijo el pelirrojo mientras caminaban rumbo a los campos de entrenamiento para hablar con el entrenador y que le diera una oportunidad a Katsuki de pertenecer al equipo.

— Que molesto eres, ya callate... Lo haré, me unire a ese puto club si así puedo golpear idiotas a placer. —

Bufo metiendo sus manos a los bolsillos del pantalón.

— Ja claro... ¡Ademas recuerda a las porristas te harás muy popular con ellas! Quizá hasta te haces de alguna novia —

Jugueteo el pelirrojo pero Katsuki soltó una carcajada sonora.

— ¿Novia? Ja, no me jodas, si solo son un montón de coños calientes y mojados para penetrar, no me servirán para otra cosa —

Respondió sonriendo mientras se robaba la mirada de muchas chicas y hasta chicos que lo veían pasar por los pasillos hasta salir al campo de entrenamiento.

Un año después, las miradas de varios se clavaban sobre el nuevo integrante y capitán del equipo de americano y no solo por su excelente físico, o por qué se supo que era un codiciado alfa, si no por que ya corría el rumor de que había sido transferido de otra escuela por mál comportamiento.

Algunos rumores decían que había matado a otro chico abriendole la cabeza a golpes por haberse atrevido a negarle hacer su tarea, otros que había fracturado dos cosillas de un profesor por haberle puesto una nota baja al final de un examen.

Eran muchos los rumores que había sobre el nuevo futbolista. Muchas chicas lo consideraban sexy por verse tan rudo y agresivo además de la forma en que se vestía, siempre de colores oscuros y chaquetas de cuero caras. A Katsuki poco le importaba, el pensaba que era mejor que se hicieran a la idea de que meterse con el no era algo que alguien listo haría y así fue, en un par de meses ya estaba en boca de todos y los demás miembros del equipo rápidamente lo aceptaron como uno de los suyos.

En su primer día de escuela se había ganado la fama de ser un brabucon al molestar a los chicos del club de ajedrez y de la banda de música, para su suerte había otros dos tipos más en el equipo de americano que gustaban de molestar a los nerds de la escuela. Uno de ellos era un chico de cabello negro llamado Sero y otro más alto y fornido de cabello rubio llamado Oshiro.

Katsuki se sentía el rey de ese lugar nunca pensó que hacer notar su presencia seria tan fácil, imagino que se debía a que la mayoría de los estudiantes de ese colegio eran en su mayoría niños de papi obedientes y aburridos, betas y algunos omegas casi contados.

Un día mientras caminaba por el pasillo noto a un par de chicos escuálidos y debiluchos, a uno lo humilló haciéndole un calzón chino mientras que a otro le arrojó al piso sus libros para después pisarlos.

Katsuki quería que todos supieran que el no tenía miedo de infringir las reglas y que podía molestar a quien el quisiera, los directivos lo protegían por qué era "la estrella" de la escuela y quién hasta ahora habla conseguido más trofeos para la escuela que nadie antes.

Cuando un sujeto intentó meterse para frenar los abusos que hacía, katsuki sólo río y de un golpe le sacó todo el aire del estómago dejando al pobre sujeto en el piso jadeando para recuperar oxígeno. En poco tiempo ya casi todo el campus supo de lo que ese rubio era capaz así que a su paso los alumnos se giraban o evitaban verlo a los ojos con el fin de pasar desapercibidos y no ser víctimas del nuevo y popular bakugo katsuki. Por que si... Además de temido era popular por su fisco que asemejaba al de un modelo y su aroma, porte y feromonas de alfa. Tenía un exquisito aroma a caramelo picante con una pizca fresca de naranja. Muchos pensaban que era hijo de alguna modelo o actriz.

Su fuerza era increíble. Había logrado derribar a todos los del equipo a la primera. Además de que su rapidez al correr le había dejado notar que era el indicado para el puesto y esa misma tarde le fue entregada su chaqueta del equipo. De color negro con las mangas naranjas y líneas negras a los costados. Eran los colores del equipo además de tener las siglas del colegio bordadas en la espalda y en el pecho. Junto al número 10, el nombre del equipo "Wolves". Los lobos.

En un solo año el cenizo había pasado a boca de todos y kirishima estaba tan feliz que había decidido invitarle a festejar esa tarde llevándolo a una fiesta de una de las chicas del equipo de porristas. Pero claro que el cenizo se negó. Estaba cansado, y solo deseaba darse un baño y dormir. Ya después tendría tiempo de ir a alguna estúpida fiesta y tirarse a varias tipas como solía hacer en las fiestas clandestinas de la yakuza en Osaka y claro acompañarlo de mucho alcohol y hasta algo de droga.

Un par de días pasaron y Katsuki ya se había acostumbrado a los horarios de clases y al ambiente de aquella escuela. Su popularidad se disparo y ahora siempre recibía los cumplidos y miradas de varias hermosas chicas y hasta uno que otro chico al cual fulminaba con la mirada, se había convertido en el nuevo macho alfa del equipo de Football por lo que ahora Sero, ojiro, kirishima y otro más llamado shinso siempre lo seguían. Parecía como si katsuki tuviera su propio escuadrón de buscapleitos descerebrados que seguían sus órdenes como zombies.

Las clases estaban a punto de comenzar aunque el rubio no le interesaba llegar tarde o siquiera asistir después de todo ya tenía a un pobre diablo haciendo sus tareas a cambio de no quitarle el dinero para sus almuerzos.

Tardó poco en saber que a la escuela le importaba mucho ganar campeonatos para elevar su popularidad y atraer a más alumnos. Entre más alumnos más ingresos y la forma en que la escuela ganaba esos torneos eran mediante los clubes y más en especifico el de americano por lo que no tardó en descubrir que podía haber lo que quisiera y no sería castigado así que pensó en por qué no había pensado unirse en un tonto club en sus anteriores escuelas. Era un jodido paraíso.

Sus ahora "amigos" si es que podía considerarlos así, se fueron cada uno a sus respectivas clases pues no todos estaban en el mismo grado, así que Kirishima y el se dirigieron a su aula correspondiente con calma.

— Creo qué has batido un récord de miradas hoy bro, mira hasta Momo de segundo grado te está mirando, ella es la más linda de la escuela, ¡que suertudo eres! —

Decía Kirishima haciendo un pucherito pero Katsuki solo suspiro y rodo los ojos aunque debía admitir que esa tal Momo no estaba mal, pechos grandes, caderas pronunciadas y lindo rostro, justo su tipo.

Se dirigieron a los casilleros en donde se detuvieron un momento, Katsuki cambiaba su chaqueta de cuero por la del equipo al igual que Kirishima quien tenía su casillero a un lado. Tomó una botella de agua y comenzó a beber de ella mientras cerraba la puerta de un azoton con una mano, de pronto sintió un ligero empujón en su espalda haciendo que soltara la botella de agua salpicandose la chaqueta.

Kirishima miró con horror el rostro que Katsuki hizo mientras se veía a si mismo mojado por el agua. Nunca antes había visto tan furioso al alfa.

— O-Oye Bakugo.. Tranquilo no hagas una locura —

Le dijo kirishima al notar la mirada llena de odio del rubio y su respiración agitarse mientras formaba un puño con la mano.

Todos los que caminaban por ahí se habían detenido al notar lo que pasaba y supieron que ese niño de cabellera verde que había chocado por desgracia con el Quarterback era hombre muerto y miraban expectantes.

Katsuki se giro despacio dispuesto a lanzar un fuerte puñetazo al desgraciado que se le había ocurrido empujarlo. Esperaba lograr tirarle unos cuantos dientes, pero en cuanto se giro freno su ataque y se quedó quieto como roca aunque su rostro no expresaba nada más que una mirada fría y algo sorpresiva.

Pudo reconocerlo, complexión más baja y delgada, ojos grandes y verdes como jades, cabello alborotado y verde y esas molestas y estúpidas pecas.

Ambos se miraron fijamente como si se hubiese detenido el tiempo al par que se escuchaban los susurro de los demás compadeciendose de ese joven que parecía ser de los de nuevo ingreso.

Katsuki se quedó quieto con la mirada bien clavada sobre ese que pensó jamás volveria a ver. Ese niño llorón e inútil que le colmaba la paciencia cuando eran pequeños y quien jamás fue a despedirse de él dejándolo horas esperando bajo la lluvia.

El apodo que tenía de niño sonó de la boca ajena y Katsuki frunció las cejas, nunca antes había sentido tanto odio al oír esas palabras de nuevo. Pará el cenizo su viejo amigo de la infancia no era mas que un traidor y un idiota, así que al oír que le llamaba por su viejo apodo de cariño no evitó sentir náuseas y formar una expresión feroz y enfurecida.

De un solo movimiento le tomó por el cuello de su camisa y lo alzó unos cuantos centímetros en aire aprisionandolo contra los casilleros haciendo sonar el ruido metálico al golpearse el cuerpo del menor contra ellos.

— Joder, mira que tenemos aquí... Cuanto tiempo... Deku de mierda —

Le escupió sin apice de compasión, apretandole el cuello con fuerza haciéndolo jadear. Katsuki quería más... Quería verlo llorar... Quería que sintiera el mismo dolor. Un poco del que el sintió aquella tarde lluviosa. Pero las manos de Kirishima lo detuvieron.

—¡Basta Bro ya dejalo debemos irnos!—

El alfa empujó a eijiro con fuerza.

— ¡Tu cierra la puta boca, no te metas! —

Le grito furioso, todos veían sorprendidos por el repentino cambio del cenizo ahora desprendía temor. Katsuki volvió la mirada hacia el pecoso y sonrió de lado de forma divertida.

—¿Que pasa Deku?.¿No puedes respirar?—

Katsuki sonrió esperando a que el menor comenzará a toser pero un suave aroma dulce llegó a su nariz haciéndole arrugar el entrecejo y entonces lo soltó y le empujó con fuerza al piso para tumbarlo.

— Fijate por donde caminas o no tendré piedad la próxima vez... Idiota... —

Chasqueo la lengua y le dijo con frialdad para entonces pasar por encima de su mochila y seguir su camino a saber donde pues el pelirrojo le grito que la clase era por el otro lado pero Katsuki le ignoro.

Kirishima miró a Izuku en el piso temblando y un nido en la garganta se le formó. Se inclino un poco para darle la mano al tembloroso peliverde que casi pudo jurar pensó que se había orinado en los pantalones.

— ¿Estas bien?. Disculpa a mi primo el puede ser algo... Complicado a veces.. Creo que hoy no se levantó de buen humor. —

Le dijo sonriendo suavemente para entonces irse a su clases dejando al pecoso ahí solo.

Todo había sido visto también por cierto chico bicolor al final del pasillo y quien estuvo a punto de acercarse a defender al pecoso en cuanto noto que el rubio lo molestaba.

Shoto no le tenía miedo a nadie pese a su carácter siempre tranquilo y serio era capaz de golpear a quien fuera por defender a alguien que quería y ese era el caso de Izuku.

Cuando katsuki pasó de su lado le miró de reojo de forma seria y chasqueo la lengua, tenía tantas cosas para decirle pero prefirió no hacer más grande el problema al menos por ese momento. Y volteo a ver de nuevo al pecoso que seguía en el mismo lugar abrazando su mochila recién pisada por katsuki.

Shoto no podía esconderse del menor para siempre así que tras un fuerte suspiro y una gran fuerza de voluntad camino hacia el cabizbajo Izuku y se paro frente a él ofreciéndole la mano.

Varias chicas fans del heterocromo y apuesto príncipe de la Universidad se sorprendieron y hasta hicieron muecas de celos y envidia al notar como el bicolor le daba su mano al pecoso.

Shoto era realmente difícil de ligar. Todos sabían que el no se interesaba en nadie. Y eso lo hacía un misterio deseado por varios, era un Alfa proviniente de una familia muy adinerada.

—Sigues siendo igual de lindo que en la secundaria Midoriya —

Le dijo con voz suave y serena como siempre y entonces finalmente pudo ver como el chico alzaba su rostro encontrándose con su mirada.

Shoto sonrió un poco nervioso. Era su primer reencuentro desde hacia tres años,

cuando shoto estuvo en tercero de secundaria conoció apenas por un par de meses al recién ingresado Izuku, desde el primer momento llamo su atención con esa amable sonrisa y estela de pecas. No tardo en quedar cautivado por esa dulzura invitándolo a salir unos días antes de la graduación pero fue rechazado sin un motivo claro por el pecoso. Después de eso perdió contacto con el hasta hacia un par de semanas que miro que entre los nuevos ingresos del campus se encontraba ese mismo chico que aún seguía llamando su atención.

Había deseado hablarle desde hacía mucho. Tenerlo en su mismo colegio una vez más era como una bendición o capricho del destino. Hacia años que no miraba a Izuku y aún así podía sentir que le seguía gustando con la misma intensidad que antes. Incluso ahora parecía verse mucho más adorable que en la secundaria. Había crecido apenas un poco y seguía teniendo esa cara inocente con grandes ojos y rosadas mejillas llenas de pecas. Su voz también sonaba muy juvenil a comparación de la suya que se había vuelto más grave.

—Parece que el destino me ha dado una segunda oportunidad. —

Le respondió con calma y sonreír, lo miro directamente aunque el chico parecía evitarle la mirada a toda costa lo que le pareció adorable. ¿Acaso era alguna especie de ángel?.

— Ignora a ese idiota de Bakugo Katsuki, es el quarterback y se cree la gran cosa, solo... Trata de no encontrarte con el o con cualquier otro del equipo de americano —

La campana que anunciaba el inicio del día de clases sonó así que miro al menor y suspiro.

—Debo irme, espero poder hablar contigo en otro momento... ¡Nos vemos! —

Le dijo para luego verlo irse con un poco de dificultad, entonces enfrió su rostro y pensó en que ese tipo que lo había lastimado se merecía una sopa de su propio chocolate. Pero no sabía cómo hacerlo. Personalmente se juro proteger a Izuku de los brabucones del colegio.

꧁_____________꧂

Izuku Midoriya se trataba de un infante tranquilo, hasta cierto punto ingenuo. Para su corta edad siempre estuvo rodeado de otros niños mayores, al tratarse de menor recurrentemente le tocaba lo más bajo en su jerarquía, por no mencionar que también se desglosó un segundo género como omega, que para su edad no entendía porque era malo.

En una época donde los beta dominaban y eran muy escasos los otros géneros. Ser alfa era una proeza, dando un marcaje de actitudes natas de liderazgo, fuerza y dominancia, en cambio, los omegas llegaban a ser tratados como una carga, escuálidos, sumisos e incapacitados para muchos trabajos. Izuku seguía sin entender que había de malo cuando él podía hacer todo lo que sus amigos podían, pero conforme fue creciendo se dio cuenta.

Los otros niños estiraban, se hacían más grandes y fuertes, él se quedaba abajo, cosa que fue blanco de burlas y agresiones, ahí fue cuando entendió por las advertencias de su madre que mejor no dijera que es omega, ya que la sociedad les daba mucho rechazo.

Lastimosamente Izuku se fomentó en un círculo social donde era normal las agresiones, burlas, comentarios pasivo-agresivos a su persona, le parecía cotidiano y sabía lidear con ello en su mayoría.

Tenía un amigo del vecindario que practicamente crecieron juntos, al ser un par de años mayor le otorgaba unos ojos de admiración por todo lo que hacía. Si jugaban varios niños en el parque, en cualquier juego, 'Kacchan' solía ganarlo, el nombre que Izuku le decía para ser más fácil la pronunciación. Katsuki siempre le corrigió hasta que llegó al punto en que aparentemente desistió y permitió ser llamado así.

Una amistad un tanto peculiar entre ellos, Katsuki solía fastidiar a Izuku con frecuencia con esos comentarios despectivos y una sonrisa burlesca, incluso cambiandole el nombre a Deku, no obstante, cuando otros trataban de entrar en la jugarreta de burlarse o fastidiar al pecoso era defendido por Katsuki.

Izuku era muy llorón, facilmente era intimidado por otros con empujones y desprecios, allí era cuando Katsuki tomaba acción en defenderlo y reclamar que no fastidiaran a Deku. Era cuando el menor con un llanto y agradecimiento admiraba más a Katsuki, su valentía para interferir o ignorar la diferencia de edad con otros y pelear.

La admiración por Katsuki fue creciendo, aprendiendo y escuchando sus consejos para defenderse, jugaron a menudo hasta que en un momento dado uno de sus juguetes favoritos fue arrebatado y no devuelto a pesar de sus ruegos. Izuku se fue con un mal sabor de boca a casa esa tarde.

En casa de los Midoriya solo se veía a la madre Inko y su pequeño hijo Izuku, ya que el padre viajaba mucho por sus negocios. Una triste mañana el llamado a puerta de personas con trajes formales de la compañía donde laboraba el padre, llevaban la lamentable noticia que un transporte tuvo percance de una colisión en carretera, las personas que iban en el coche perdieron la vida, entre ellos Hisashi Midoriya.

Inko quedó devastada apenas manteniendose de pie, ya que eran un matrimonio joven que esperaba ser próspero. Su pequeño hijo asomó del pasillo preguntando con curiosidad que le sucedía para llorar así. Ese dia acudieron a la ceremonia luctuosa en Nara, el lugar natal de Hisashi, quedandose varios días con la abuela.

Izuku estaba muy triste, el entorno lúgubre y deprimente en que se rodeó y saber que no volvería a ver a su padre solo lo hacían llorar más. Cuando volvió a la capital con su madre esperaba unas palabras de aliento por parte de Kacchan, sin embargo, ya no volvió a verlo. Como si no hubiera sido suficiente perder a su padre, el destino le arrebató también a su mejor amigo.

Katsuki no volvió a presentarse en las tardes del parque a jugar, acudió varias veces a tocar la puerta de la casa donde vivía, pero nadie la atendía. Su madre le explicó que los Bakugo se habían mudado. Izuku quedó muy desalentado por saberlo, de haber sabido que sería la última vez que se verían el menor hubiera preferido no discutir con lloriqueos o berrinches tratando de arrebatarle la figura y simplemente regalarla con una agradable despedida.

Inko tuvo que mantener su lugar por ambos, viuda y madre soltera bajo la pensión que la compañía de su esposo le otorgó por el incidente y un trabajo de medio tiempo para tomar dinero extra, fue así como crió a Izuku.

Sabía que el pecoso era omega desde temprana edad, pero conforme pasó el tiempo se fueron marcando más sus características. Con rasgos delicados en el rostro, complexión pequeña y delgada, caderas ensanchadas y el suave aroma de cedro y manzanilla.

Debido al estigma de los omegas no era algo que podía anunciar y lo mejor era ser discretos con el tema. Regularmente los omegas usaban unos parches color piel en el cuello para atenuar sus feromonas, siempre llevando supresores en caso de cualquier emergencia en su mochila.

Izuku creció sabiendo como manejar un perfil bajo, así no atraería problemas. Siempre fue un alumno tranquilo y ejemplar, evadía cualquier circunstancia que le llevaran a estar cerca de zonas riesgosas, hasta que un día su primer celo se acercaba, su olor era más pronunciado, algunos estudiantes alfas de su aula se percataron y descubrieron que era un omega, siendo rodeado por bravucones que lo insultaban fue salvado por un alumno de grados mayores, un chico de cabello bicolor que bajo las advertencias a los otros lo dejaron en paz, fue ahí que conoció a Shoto Todoroki.

A diferencia de la mayoría, Shoto no alardeaba de ser un alfa, era bastante indiferente de los ojos de admiración que le daba el resto. Era muy discreto y solo actuaba cuando lo ameditaba, como el momento en que encontró a Izuku siendo hostigado por otros.

Por la diferencia de edad fueron pocos meses en que congeniaron, a la hora de entrada o de salida de la secundaria, entablaron un agradable amistad. Izuku se sentía agusto siendo tratado como igual por un alfa, hasta que un día Shoto se confesó, veía con unos ojos más allá de amistad a Izuku.

Era la primera vez que el omega afrontaba algo como una confesión, tan directa y tan formal. Fue sumamente dificil rechazarlo sin romperle el corazón, simplemente no se sentía listo, Shoto no era mal partido pero no podía obligarse a quererlo como el bicolor esperaba.

Luego de ese rechazo la relación entre ellos no fue usual, Izuku se volvió algo evasivo y tímido, por más que Shoto trataba de mantener la amistad, hasta que llegó la graduación y el alfa dejó la secundaria. No volvió a verlo y se sintió culpable, considerando que Shoto se hartó de sus intentos.

Izuku pasó sus años de secundaria como un estudiante ejemplar, así como siendo parte del equipo de atletismo. Bajo mucho rigor y entrenamiento pudo alcanzar una condición donde podía abarcar varios metros de carreras, saltos, lanzamientos, pruebas combinadas, en torneos donde omegas se enfrentaban a omegas era inigualable. Ganó varias medallas.

Cuando entró a la preparatoria, desde el primer día su madre siempre le recordó que tuviera mucho cuidado, no olvidara ocultar su olor y siempre llevar supresores consigo para cualquier emergencia, Izuku resoplaba afable y algo cansado de conocer el mismo protocolo.

Era otro instituto completamente diferente a la secundaria, era enorme a causa de abarcar también los campus universitarios colindantes, facilmente uno de perdía por allí. La primer semana era guiado por un intento de croquis para ubicar su salón, por fortuna tuvo la dicha de reencontrarse con Asui Tsuyu, una compañera de secundaria quien compartiría también algunas clases allí.

—Compartimos tres clases juntos, ¡Qué bien! —Dijo Izuku con entusiasmo de comparar los horarios con Tsuyu.

—En tres días se abrirán las convocatorias para las clases extracurriculares de los clubs, ¿entrarás alguno? —Preguntó curiosa ladeando la cabeza. Izuku curvó sus labios asintiendo la cabeza.

—Por supuesto, ya deberías saberlo, buscaré el equipo de atletismo.

—Ya lo imaginaba, eras muy bueno en secundaria.

El campus era enorme, tener una cara familiar por ahí atenuaba el nerviosismo de un sitio tan conglomerado. Cuando se dio la fecha de las convocatorias, varias personas, sobretodo los de nuevo ingreso atiborraron las pizarras donde estaban colgadas las hojas con formularios. Los club de deporte eran los más demandados, futbol, baloncesto, beisbol, entre otros.

En medio de la abrumadora multitud Izuku se deslizó con un bolígrafo en mano para alcanzar la lista de atletismo en la pizarra. Los formularios estaban cada vez más escasos y entre empujones logró escribir su nombre y grado en la lista de papel, casi fue empujado a salir por otros.

—¿Lo lograste?

Dijo Mineta Minoru, un amigo que recientemente había hecho en clases.

—Sí, ¿por qué solo aquí está lleno? —Dijo Izuku acomodando su cabello y mirando a la loca multitud en la pizarra.

—Los puestos en deportes son los más buscados, en cambio otros los de lectura, ajedrez o repostería... —dijo Tsuyu mirando hacia unos metros donde había otra pizarra con personas, pero en menos cantidad y mucho más ordenados.

La chica acercó pensativa para anotarse en el club de repostería, pero se quedó dubitativa, por otro lado Mineta con duras penas alcanzó para anotarse en el club de lectura.

—No esperaba que te gustara la lectura, Mineta-kun —susurró Izuku con cierto asombro. Mineta rio bajito.

—Mi ingenuo Midoriya, entre las letras vienen los mejores escenarios, entre ellos incluyen la lectura erótica —refunfuñó con cierto orgullo, Tsuyu le observó con una ceja en alto.

Una semana después se darían los llamados a las personas en los clubs para su entrevista y demostración de interés.

Desde temprana hora Izuku caminó por los pasillos hacia su casillero para dejar unos libros. Como acostumbraba para no dar marcaje a sus rasgos de omega solía portar vestimentas holgadas y grandes, en ese momento llevaba una sudadera beige, pantalón de mezclilla y unos zapatos rojos.

Para su mal hábito, estaba caminando mientras leía un pequeño cuaderno de notas, repasando algunos ejercicios de calentamiento para su próxima audición en el equipo de atletismo, se supone que sería esa tarde.

Su cara plantó un golpe contra una amplia espalda que le hizo detenerse y tirar su cuarderno

—Ow... —Quejó algo aturdido sobandose la nariz —disculpamente, estaba distraído...

Se dio cuenta del agua tirada con una botella de plástico en el suelo, el omega hizo una mueca preocupado.

—Ah... Cielos ¿Te mojaste? Tengo un pañuelo en la mochila, tan solo dame un momento —pidió mientras ladeaba la mochila en su hombro para empezar a buscar.

Al percibir al sujeto girarse cedería el pañuelo, sin embargo, el tiempo se le detuvo al darse cuenta de quien se trataba. No podía creerlo.

Era Katsuki Bakugo, su amigo de la infancia que tenía más de una decada sin saber de él. Era muy alto, con su distinguible cabello rubio y ojos escarlatas, por supuesto que se trataba de él.

Los labios de Izuku curvaron con duda y un alivio conmovedor removió su estómago haciendo que tratara de suavizar su sonrisa.

—¿Kacchan? Kacchan cuanto tiempo, ¡me da tanto gusto verte!

Enfatizó con un tono emocionado, seguía sin creer que lo volvería a ver, había escuchado por su madre que la familia Bakugo se había mudado a Osaka por cuestiones de trabajo.

—¿Cómo has estado? Dime que ha sido de ti.

Izuku no podía ocultar lo feliz que hacía ese reencuentro, en su infancia Katsuki era alguien que admiró y estimó bastante, la nostalgia removió conmovida en su mente.

Sin embargo, se percató que la dicha no era mutua, percibió a Katsuki congelado y una fría mirada acechadora. Con un frenético movimiento fue tomado del cuello y siendo estampado contra los casilleros a su espalda, Izuku jadeó ahogado por la sorpresa.

Por lo mencionado Katsuki también lo reconoció, incluso le escupió ese nefasto apodo de inutil.

Toda la felicidad inicial de Izuku culminó cuando sintió que se ahogaba, sus manos trataron de alcanzar el antebrazo del otro, pero un pelirrojo se adelantó diciendole que se detuviera.

Izuku entró en crisis, estaba más que asustado por lo que su cuerpo empezó a dar esos cimientos de omega, como empezar a temblar o agudizar el desplome de feromonas que ni siquiera los parches en el cuello lograban camuflajear. Su aroma reconocía el de un omega aterrado, amargo y temeroso.

El rostro de ira y rencor en Katsuki apenas logró mirarselo

entre su vista nublada por los lágrimas de pánico. La ayuda era nula, puesto que el pelirojo facilmente fue rechazado con un empujón y la clara advertencia de que no entrometiera.

—Ka...chan...

Apenas logró balbucear con un claro signo de súplica para que lo soltara. Como si el cielo le hubiera escuchado también sus ruegos Katsuki lo soltó abruptamente dejandolo caer sentado al suelo, entre la tos descontrolada mientras sujetaba el cuello el omega sintió la mirada de desprecio que tenía por el mayor, quien pisó la mochila y se retiró por el pasillo.

Ese no fue el reencuentro soñado que tuvo, Katsuki actuó con una horrible agresión y un extraño odio en su mirada, un rencor que no se explicaba el por qué.

Con la palma limpió bruscamente las lágrimas que estuvieron por caer, segundos después una voz además de una mano extendida para ayudarle a levantar le hicieron tomarle caso.

—Estoy bien... —mintió, estaba hecho un mar de nervios, pero al darse cuenta de la disculpa giró completamente a ver al pelirrojo. —¿Es tu primo...?

Recibió una afable sonrisa de despedida de ese chico e Izuku se quedó varado en el pasillo, donde los demás también tomaron su rumbo al ver que espectaculo donde Katsuki molería a golpes a un nuevo no se llevó a cabo.

"Tenemos años sin vernos y pareciera que me odia, aunque su primo dice que es así todo el tiempo..."

Miró a la dirección en que Katsuki se retiró y suspiró cabizbajo, segundos después se agachó a recoger su mochila y sacudirla, así como su cuaderno de apuntes.

Recordó la silueta del rubio, sin duda había crecido mucho, era más alto que él y ni se diga de su fuerza, logró levantarlo con un solo brazo. Izuku se llevó la mano a la tela de su ropa en el cuello nervioso de recordar la brusca posición.

Desalentado también recogió el pañuelo que pretendió darle a Katsuki para secarse, después de todo por su culpa se había mojado con la botella de agua.

Una voz suave dirigiendose hacia él lo sacó de sus pensamientos culposos y su rostro descolocó con sorpresa.

—¿Todoroki-kun? —Balbuceó con una sonrisa nerviosa.

Era facilmente reconocible Shoto por sus características, de cabello bicolor y ojos también heterocromáticos, además del fuerte aroma predominante de eucalipto y café. Los reencuentros fueron inesperados esa mañana.

—Ha pasado tiempo, desde que te graduaste de secundaria... ¿Estás en la universidad? —Susurró con sorpresa y mejor ánimo.

Shoto había crecido bastante a la estatura de que le recordaba, así como su voz más grave y facciones un poco más maduras, era un distinguible alfa que provocaba suspiro de colegialas.

Al escuchar que tenía una segunda oportunidad del destino, Izuku supo a que se refería, inevitablemente evadió su mirada fuera del alfa de manera cohibida. Era terriblemente malo para rechazar pero tampoco quería abusar de la generosidad de Shoto, quien siempre fue tan bueno con él.

Miró por última vez el camino por donde Katsuki se retiró, notando la indicación de Shoto de que ignorara al rubio.

—¿Kacchan está en el equipo de futbol americano? —Repitió con algo de sorpresa, ahora que recordaba la chamarra que lleva tenía el logo de la escuela y el nombre de su equipo.

La clara advertencia de que se alejara de todos los jugadores en general del equipo de futbol provocó a Izuku arrugar en el entrecejo curioso de motivo, pero Shoto estuvo en esa misma escuela, tuvo la oportunidad de conocerlos también.

—Supongo que ya sé a que te refieres... —musitó decaído de recordar las veces que fue hostigado en secundaria cuando se supo que era omega.

Shoto parecía ir con prisa, así que Izuku también se despidió de él con una agradable sonrisa deseandole suerte en sus clases, también el emprendió a su salón.

En un rato libre entre clases estaba pensativo jugando con un lapicero entre sus dedos, Mineta notó su gesto.

—¿Estás nervioso por la audición? —preguntó poniendo las manos en la mesa de Izuku para llamar su atención.

—No, no realmente... Solo que hace unas horas me encontré con... —pausó reconsiderando lo que diría.—¿Ustedes han escuchado de Katsuki Bakugo de tercer año?

Tsuyu que estaba en la mesa conjunta ladeó el rostro tratando de recordar, pero pronto negó la cabeza, por otro lado, Mineta hizo un gesto desagrable.

—Ese tipejo está en boca de todos, ni es la gran cosa —escupió con desdén.

—¿Qué quieres decir? —Preguntó Tsuyu.

—Es el capitán del equipo de futbol americano, es alfa y atractivo, están en boca de todas las chicas, me tiene enfermo —carraspeó amargo de recordar cuando intentó acercarse a chicas de grados superiores en un intento de coquetear, pero fue nulo. —Creo que no tiene novia, por eso es tan insoportable con tantas pretendiendo ese puesto.

Eso llevó a Izuku reir en sus adentros de imaginar ese gracioso escenario, no le parecía inusual que Katsuki fuera tan popular y tuviera un puesto tan importante.

—¿Qué te hace reir? El tipo es un patán, hace unos días lo vi molestando a unos chicos en los gimnasios.

Regañó Mineta, cosa que hizo al pecoso desaparecer su sonrisa.

—No creo que sea tan malo, tal vez esté pasando por un momento estresante... —intentó defender Izuku conociendo como era Katsuki de niño. Mineta lo miró con desaprobación y Tsuyu alzó los hombros.

—Si yo fuera tú, mejor lo evado lo más posible, somos el tipo de personas que esa manada de tarados buscan molestar —insistió Mineta.

Izuku suspiró apoyando su mejilla a su cabeza reconsiderando la idea de acercarse, ya era la segunda advertencia que le daban el día de hoy.

Al finalizar las clases era el momento en que iniciarían las audiciones para los clubs. Fue con sus amigos hacia el tablero en busca de su nombre para ver el horario que le correspondía, sin embargo, por más que buscaba en la lista de atletismo su nombre no estaba a ninguna hora.

—No lo entiendo... ¿Acaso me rechazaron sin siquiera conocerme? —Susurró Izuku buscando nuevamente mientras señalaba con el dedo al descender en los nombres.

—Oh, me tocó en 15 minutos —indicó Tsuyu con animosidad.

Mineta giró hacia el tablero y abrió los ojos con sorpresa al ver el título.

—¿Porristas? ¿Qué no te irías a repostería?

—Cambié de opinión a último minuto —dijo la chica con una sonrisa cómplica, aunque poco a poco desapareció confundida —, Midoriya, ¿no entrarías a atletismo? ¿Por qué tienes tu turno después del mío?

—¿Eh?

Balbuceó Izuku aproximando a ese segmento del tablero, su nombre estaba ahí: Midoriya Izuku a las 3:30 PM.

—¡¿Qué rayos hago en la lista para ser animador?! —Reclamó sorprendido verificando que era su nombre una y otra vez.

—Tal vez te equivocaste de hoja cuando te anotaste, recuerda que había mucha gente.

—Oye no es tan malo, estar cerca de las porristas... ¿Cómo no se me ocurrió? —Insistió Mineta más feliz que Izuku.

Izuku se llevó una mano para cruzar su cabeza hacia atrás, tenía un rostro complejo en ansiedad.

—Esto es un error... Yo iba a entrar a atletismo...

—En cualquier caso, todo lo deberás resolver con la capitana del equipo y aclararle tu equivocación —dijo Tsuyu tratando de animarlo.

No tenía otra opción, así que acompañó a Tsuyu hacia el gimnasio donde se llevaba a cabo la audición, Mineta para matar el tiempo (además de ver lindas chicas) decidió acompañarlos.

El gimnasio era amplio y techado, había muchas colchonetas en el suelo y un par de mesas con lo que parecía ser el jurado para aceptar a los novatos. Izuku trató de adelantar el turno, pero fue mal visto por los demás así que no le quedó más remedio que esperar a su hora correspondiente. Mineta estaba en las bancas dandole ánimos a sus amigos y dándose un gusto mirando a las chicas.

Las porritas veteranas tenían tres pruebas, la inspección del candidato o candidata en su físico, no podían aceptar a alguien que careciera de condición, que pudiera realizar ejercicios con riesgo como piruetas, acrobacias o cargar a otros con equilibrio, y por último carisma, ¿cómo ser porrista sin eso? Debía encajar en el equipo.

Tsuyu no era la mejor, pero estaba en disposición de aprender, por lo cual bajo algunas practicas fue aceptaba. El siguiente turno era de Izuku quien acercó nervioso jugando con sus dedos contra su abdomen, la capitana miraba la lista para ver el nombre, era una chica de tercer año de cabello castaño, ojos achocolatados y lindas mejillas sonrosadas, se llamaba Uraraka Ochako.

—Siguiente —insistió al notar la tardanza del pecoso.

—Ah... Yo...

—Eres Izuku, ¿no? Queremos ver que puedes hacer, también hablanos de ti —mencionó Ochako marcando su nombre por su asistencia en la lista.

El chico pasó saliva por su garganta y puso las manos al borde de la mesa.

—Perdona, fue un error estar aquí, si pudieras quitarme de la lista para poder ir...

Mencionó con timidez. Ochako tenía los ojos en las hojas hasta que enfocó a las manos de Izuku, y pronto lo analizó a pesar de llevar esa ropa holgada, alzó una ceja con ligera sorpresa.

—¿Fuiste animador en secundaria?

—No, yo estaba en atletismo... —respondió con una risa nerviosa.

Ochako parpadeó con cierto asombro, miró de reojo a sus compañeras en la mesa, Mina Ashido, Toru Hagakure de segundo año. Ambas asintieron la cabeza.

—¡Que oportuno, necesitamos animadores varones, son pocos los que se atreven a venir ya que prefieren deportes más agresivos, pero ser porrista es igual de emocionante!

Exclamó la chica de cabello rosa levantandose de un salto y plasmando las manos en la mesa con ruido.

—No, no, yo... No quería acudir aquí... Lo siento, no quiero ilusionarlas —negó con los brazos nervioso de ver las tres chicas mirarlo con entusiasmo.

—¡Estoy segura que lo harás bien, intentalo! —insistió Hagakure.

—Atletismo no es muy diferente de ser animadora, si te equivocas nadie te juzgará, ¿por qué no haces una demostración? —dijo Ochako con una afable sonrisa.

Izuku estaba indeciso, su problema radicaba en que no sabía decir precisamente no, miró a las porristas uniformadas y posteriormente a su espalda a Tsuyu y Mineta en las gradas que hicieron signos aprobatorios. Suspiró resignado y retomó a la castaña.

—¿Qué hay que hacer?

—¿Por qué no intentas dar una pirueta de un giro?

Izuku plasmó una reacción insegura, nunca había hecho algo como eso. Pronto un rubio llamado Aoyama Yuga salió de su lugar en el equipo y caminó hacia un espacio libre demostrando un ejemplo con gracia. Lo hacía ver fácil.

Reconsideró la idea cuando se estaba quitando la sudadera para no estorbarle, Ochako se dio cuenta que no estaba errada a lo que suponía, el pecoso tenía buena complexión a pesar de ser delgado, tenía cierta tonificación por su antecedente de atletismo.

Respiró profundo tratando de relajarse y pronto acudió en intentar hacer la demostración, corrió unos metros para tomar impulso y llevó sus manos al suelo para dar un giro terminando nuevamente de pie canalizando su equilibrio para no caerse. Eso fue suficiente para la capitana que dio un par de aplausos.

—Eso no estuvo mal, puedes ajustarte fácilmente a la escuadra, ¡únete!

Izuku seguía inseguro, esto no era lo que inicialmente quería hacer.

—Siempre es bueno ampliar sus fronteras, intenta esto —dijo la capitana dando un guiño.

Entre tantos club que habia, arte, teatro, música, coro, otros más relajados, pensó varias veces en considerar otro medio en caso de que atletismo no fuera suficiente. El equipo de porristas parecía agradable, en su mayoría eran mujeres pero también había otros hombres.

—Esta bien... —determinó más convencido suavizando el rostro. Las chicas saltaron entusiasmadas.

—¡Grandioso, bienvenido! Somos la escuadra animadora de los Wolves, el equipo de fútbol. Solemos entrenas aquí o en el campus, dependiendo de quien gane el gimnasio —bromeó Ochako.

El rostro de Izuku quedó perplejo, había descartado ese detalle de que eran animadores de un equipo, en este caso el de fútbol, el mismo que le dijeron que se mantuviera al margen.

Se llevó una mano al cabello preocupado, aunque no estarían directamente juntos, tal vez así podría entender que le había sucedido a Katsuki en todos estos años.

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Aclaro que somos total BkDk, pero debemos tomar algo de TdDk para la trama, je.

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