Intruso
Ser rechazado siempre fue algo que al alfa no le afectaba a excepción de cuándo a Izuku se trataba. Ya estaba acostumbrado al rechazo del Omega después de tantos intentos que culminaron en fracaso, reconquistarlo o mínimo entablar una amistad ya lucía imposible. Que más daba escuchar de nuevo esa misma frase.
"No quiero nada con él"
A pesar de ya haberlo escuchado varias veces atrás, seguía sintiendo una punzada en el pecho al escucharlo directamente de la voz de Izuku. A prisa salió del hospital con un semblante amargo, regresó a la oficina a terminar su jornada laboral, había un caos en la empresa gracias a un solo día de su ausencia, aun así no se arrepentía. Había abierto los ojos al fin a aceptar que debía olvidarse de Izuku de una vez por todas, ahora solo debía pensar en sí mismo y en su pequeño hijo. ¿Por qué debía seguir preocupándose por Izuku cuando él ya le había dejado en claro su sentir? Para ese Omega no existía nadie más que Shoto así que ya no tenía por qué seguir ilusionándose con él, haciéndose daño, el alfa había decidido ponerse a él mismo en primer lugar en vez de Izuku. Había estado priorizando al Omega en todo, incluso por encima de su empresa y aprender la lección le había salido muy caro en todos los sentidos.
Esa tarde mientras terminaba su turno recogió los papeles desordenados de su escritorio, así como también un bolígrafo que guardó en el cajón del mismo. Al abrirlo se percató de algo brillante al fondo, entonces lo recordó. Allí estaba otro recuerdo más de lo idiota que era al seguir aferrándose a su pasado y a su primer amor. Metió la mano alcanzando aquella pequeña pieza de joyería. El anillo de promesa de hace años, con la gema verde incrustada en medio. Lo giró entre sus dedos observando el titileo del brillo de aquella gema y el oro blanco que parecía casi nuevo. Realmente no lo uso más que un par de veces.
— Supongo que debo deshacerme de esto también, al menos me darán una buena cantidad en la casa de cambio —
Murmuró resignado guardando el anillo en la bolsa de su saco antes de retirarse de la oficina tras apagar su computadora. Observó el escritorio vacío cerca del suyo, solo había algunas pertenencias del Omega que supuso que jamás serían recogidas de vuelta. Suspiró saliendo de la oficina y miró a Setsuna apagando también su equipo.
—Katsuki, ¿Quieres ir a cenar? Hace rato que no salimos a ningún lado, creo que te hace falta un buen trago. —
La voz de Setsuna le hizo alzar la mirada, ella le veía con una sonrisa suave mientras acomodaba su saco, últimamente estaba empezando a hacer mucho más frío. Habían pronosticado caídas de nieve en los siguientes días.
— Quizá otro día... Quiero volver a casa con mi hijo —
Indicó el alfa para continuar con su camino tras despedirse de la Omega que solo infló la mejilla insatisfecha por no lograr convencer al alfa de salir con ella ni a cenar.
— Bueno... Otro día será, de todas maneras, Izuku ya no está aquí para estorbar —
Chasqueo la lengua mientras acomodaba su bolso al hombro dispuesta a retirarse también. Extrañaba su vida cómoda saliendo con el alfa al menos cada quince días. Todo se había arruinado desde la aparición de Izuku. La chica mantenía la esperanza de que ahora que el menor estaba más lejos. Finalmente podría ponerle las manos encima al CEO.
Minutos más tarde, Katsuki finalmente llegó a casa con una rebanada de pastel dentro de una caja de cartón muy linda, no se le había olvidado que le había prometido al pequeño que le llevaría pastel cuándo regresara, también había comprado algunos cambios de ropa nuevos para el niño, tenía en mente el detalle de que no se había traído nada de sus cosas, el aroma de comida casera inundó sus fosas nasales al entrar apenas al recibidor del gran departamento de lujo.
— Huele a estofado y quizás fideos... —
Pensó quitándose el calzado y la gruesa gabardina dejándola en el perchero, se colocó las sandalias y avanzó por el pasillo encontrándose con Mitsuki en la cocina con un delantal puesto.
—Ah bienvenido Katsuki, la cena está casi lista, les dejaré bastante para que Nobu-chan y tú coman cómodamente —
Avisó la rubia con un gesto afable que hizo al alfa alzar una ceja. Sonrió ladino con burla.
— ¿Y desde cuándo preparas la cena con tanto cariño, vieja? ¿Dónde está mi verdadera madre? —
Cuestionó en falsa molestia acercándose a ver el sartén con el estofado hirviendo. Un golpe en la coronilla de la cabeza con la cuchara de madera fue lo que se ganó a cambio de su comentario haciéndolo gruñir.
— Cállate, deberías agradecerme, mi adorable nieto necesita comer bien, si no les dejo algo seguramente lo alimentaras con comida rápida o poco saludable como ese pastel que traes allí —
Regañó la mujer haciendo al rubio maldecir rodando los ojos.
— ¿Dónde está Nobu? —
Cuestionó aun sobando el golpe en su cabeza pero la voz del infante le respondió a la pregunta. El pequeño parecía gritar molesto por algo desde la sala. El alfa acudió de inmediato encontrándose al cachorro haciendo una rabieta a Masaru.
— ¡¡Quiero ver a mi mami!! ¡¡Quiero irme a mi casa!! —
El chiquillo estaba acostado en el sofá pataleando con fuerza, Masaru solo estaba sentado al frente con una mueca preocupada que iluminó al ver a Katsuki entrar a la sala.
— ¡Al fin llegaste!, Nobu está desesperado —
Le dijo Masaru aprovechando para irse de allí dejando solos al alfa y al cachorro.
— ¿Por qué tanto alboroto? —
Nobuyuki al verlo rápidamente se incorporó y bajó la mirada, había algo en Katsuki que lo hacía sentirse un tanto intimidado, como si lo fuese a regañarlo de pronto.
— Quiero irme a casa... Estoy aburrido aquí. No hay juguetes, ni libros de colorear —
Dijo con un puchero desviando la mirada del alfa quien sólo suspiró llevándose la mano al entrecejo. Era cierto, se había traído al cachorro incluso con la misma pijama que tenía de ese día, no se trajo nada de él, ni sus juguetes, ni su ropa y obviamente no había nada en el departamento que sirviera para que el menor se distrajera más que la consola de videojuegos que seguramente sería complicada de usar para el niño. Además de que solo tenía juegos difíciles.
—Quiero ver a mi mami... quiero irme ya —
El niño hizo un puchero aún mayor, reteniendo las lágrimas que querían salir. Era completamente normal que extrañara a su madre, después de todo el niño no conocía otro ambiente más que el de su casa con Izuku. Estar lejos de él y sus cosas tan de repente, debía ser hasta cierto punto traumático para el cachorro ya habían pasado dos días enteros lejos de su madre.
— No puedo llevarte con él, aún sigue enfermo, está en el hospital pero ¿Qué crees? Ya le di tu dibujo, le gustó mucho —
Se inventó la excusa, aunque no estaba del todo errada. El niño abrió sus ojos amplios cambiando su semblante por completo a uno más alegre.
— ¡¿En serio? ¿Viste a mi mami?!, ¡¡¿Que dijo de mi dibujo?!! ¿Cuándo iremos a casa? —
El bombardeo de preguntas fue acompañado de un pequeño cachorro que saltó en su lugar con emoción. El alfa suspiro tomando asiento a su lado. ¿Cómo decirle que ya no vería más a su madre durante un buen tiempo? Lo más difícil... ¿Cómo le iba a decir que él era su padre biológico y partir de ese día viviría allí? Era complicado, por dónde quiera que lo veía, solo podía imaginar una rabieta de Nobuyuki.
— Bueno, el doctor dijo que tendrá que quedarse en el hospital unos días... Pero pronto podrás verlo... No sé cuándo. Pero pronto. No te preocupes —
Trato de explicar convenciendo a medias al menor quien desilusionado volvió a echarse al sofá con un puchero.
— ¿Al menos puedo ir a mi casa por mis juguetes? No hay nada divertido aquí —
Cuestionó en un ruego infantil que hizo al alfa reír.
— Te compraré juguetes nuevos, todos los que tú quieras y más bonitos, mañana iremos a la juguetería cuando regrese del trabajo, pero debes portarte bien... nada de berrinches con tus abuelos —
— No quiero juguetes nuevos. Quiero los míos, quiero mi muñeco de All Might —
Katsuki suspiró con la poca paciencia que le quedaba.
— Si sigues haciendo rabietas no te daré pastel ni la ropa nueva que te compré... —
Amenazó el alfa haciendo al cachorro abrir sus ojos con sorpresa y cerró la boca casi por arte de magia, asintió completamente convencido al oír las sorpresas que le esperaban y como consecuencia distrayéndose de su rabieta inicial.
— Eso, vamos a cenar. Luego te daré el pastel y te enseñaré la ropa, muévete "pulga" —
Le dijo juguetón dándole la mano al niño quien no dudo en seguirlo, esa noche fue curiosa, jamás imaginó que cenaría con sus padres y su propio hijo juntos sin ningún tipo de discusión. Era como estar en un raro sueño. Al terminar la cena sus padres se marcharon con la promesa de volver al día siguiente para continuar cuidando a Nobuyuki al menos hasta que el alfa terminara de arreglar todo el asunto de la custodia y los juicios.
El niño no paraba de admirar la bonita ropa que el alfa le había comprado. Entre ellos algunas chaquetas para el frío y un par de nuevas y cómodas pijamas. Ambos tomaron una ducha y nuevamente el cachorro le pidió al rubio dormir en su habitación a lo que él no se negó. Katsuki estaba doblando la ropa que había usado ese día, hurgando en los bolsillos para sacar las cosas que a veces olvidaba dentro. Allí encontró de nuevo aquel anillo que había guardado en el bolsillo del saco esa tarde, lo colocó en la mesita de noche. Nobuyuki lo observaba desde su lugar en la cama ya envuelto entre los gruesos cobertores de pelo alto, sus grandes ojos rojos enfocaron curiosos la joya en el mueble.
— Es igual al de mi mami —
Mencionó curioso haciendo que el alfa le mirara con una ceja en alto.
— ¿De qué hablas? — Cuestionó mientras acudía a la cama también para acomodarse.
— Mi mami tiene uno igual, pero con una piedra roja —
El alfa abrió los ojos con sorpresa, por un momento creyó que el niño hablaba del anillo de matrimonio del Omega, aquel que Shoto le dio, ese que él mismo le vio todo el tiempo en su dedo anular pero no recordaba que tuviese piedras de ningún tipo, era una mera argolla lisa de oro, la mención de la gema roja era lo único que hizo al alfa confundirse.
— ¿Ah, sí? ¿Te ha contado algo sobre él? —
Cuestionó incrédulo de imaginar que se trataba del anillo que era pareja del suyo. Después de tantos rechazos dudaba que el Omega conservara el anillo. Aunque después de notar que aún tenía su vieja ropa. Quizá era posible. El pequeño negó con un dedo sobre su labio reflexionando.
— No, pero lo vi, lo guarda en el joyero de su habitación, ¿Por qué tienes uno igual? —
Mencionó de manera inocente. El alfa arrugó el entrecejo, no recordaba haberlo visto el día que fue a ayudar al pecoso, aunque en realidad no hurgó en sus pertenencias más que en la ropa que tuvo que mover para hacer el nido.
— Eso es por qué... — Se quedó pensando, ¿Que podía decirle al cachorro al respecto? — Fue antes de que nacieras, se lo regalé por qué era un día especial — mencionó sin dar mucho detalle. El cachorro ladeó el rostro con más curiosidad.
—¿Esta en el calendario? — pregunto expectante. El alfa arrugó el entrecejo.
— ¿Cuál calendario? —
— El que mi papá hizo, apuntó todas las fechas importantes para que yo las recordara. En especial mi cumpleaños y el de mamá —
Respondió con toda la normalidad del mundo, el alfa no supo que decir a eso, era como si Shoto supiera que iba a irse pronto de la vida del Omega y el menor. Cómo si hubiese dejado todo listo en caso de que el falleciera. Torció los labios en una mueca incómoda. Debía admitir que Shoto era alguien muy precavido, algo en lo que el rubio había trabajado durante esos años pero aun así sentía que no llegaba a ese nivel.
Al día siguiente, la rutina se repitió, los abuelos del cachorro llegaron puntuales a cuidarlo unos cinco minutos antes de que el alfa saliera al trabajo, les indicó que llevaran al niño al centro comercial para comprarle juguetes nuevos a lo cual accedieron entusiasmados, parecía como si sus padres estuviesen disfrutando de tratar a Nobuyuki como debieron hacerlo con él. Reparando heridas del pasado con esa nueva oportunidad de crianza siendo abuelos.
Ese día en la empresa hubo mucho trabajo, sin Izuku como su asistente era Setsuna la que nuevamente le ayudaba con la apretada agenda, con el cliente perdido y la mala valoración del nuevo producto, el estrés era palpable en todo el edificio, el alfa no paró en todo el día entre reuniones y supervisando otros departamentos para cerciorarse que todo marchara en orden, su oficina estaba infestada con su aroma acompañado de una sensación pesada de feromonas tensas, apenas y había tenido tiempo de salir a comer algo a la cafetería de la empresa. Mientras bebía un café de máquina empezó a perderse en sus pensamientos.
"¿Estará bien?"
Ver el café caliente entre sus manos le hizo recordar el termo que Izuku siempre le daba, ciertamente extrañaba ese detalle pero en especial la compañía. Su oficina se sentía tan lúgubre en un silencio total que solo era opacado por el tecleo de sus manos.
"Ya no es mi problema... Él eligió a Shoto y siempre lo hará. Me lo ha dejado claro yo no soy importante para él"
Suspiró resignado y terminó su comida con desgano, cuándo regresó del almuerzo se percató de inmediato de algo que llamó su atención. Al entrar a la oficina había una suave y apenas notable estela de feromonas que reconoció perfectamente.
"¿Izuku?"
Pensó arrugando el entrecejo, el aroma estaba un poco más marcado en su silla, rápido se acercó al escritorio que era del Omega, aún seguía allí, fue entonces que se dio cuenta que las cosas que Izuku había dejado ya no estaban.
— ¿Midoriya Izuku vino a mi oficina? —
Cuestionó saliendo directamente con Setsuna. La chica sobresalto por el tono fuerte y alto con el que el alfa habló.
— Si, hace un momento estuvo aquí, solo vino a recoger sus cosas, ya entregó la carta de despido, que bueno, ¿no? Así ya no causará más problemas por aquí. Ya hay un par de postulantes para el puesto de asistente —
Informó la Omega recogiéndose el cabello detrás de la oreja. Katsuki no dijo nada solamente regresó a la oficina con un rostro frío que incómodo a la chica.
"¿Por qué diablos no me avisó que vendría?"
Molesto el alfa retomó su lugar en el escritorio para continuar su trabajo. Minutos después se relajó pensando en que el Omega no tendría por qué avisarle de nada. En especial después de haber quedado en tan malos términos, lo más probable era que ni siquiera deseaba verlo. Por su parte se sentía molesto aún con él, pero más que nada, no tenía idea de que decirle si lo veía. Ya no sabía cómo tratarlo, había agotado sus opciones.
Horas más tarde Setsuna llamó a su puerta, le entregó el teléfono móvil de su escritorio.
— Tienes una llamada importante, es el Sr. Hakamada, no lo quiero hacer esperar —
Dijo la chica en susurro tapando la bocina del aparato. El alfa de inmediato tomó el teléfono e hizo una señal a la chica para que se retirara.
Una vez a solas atendió la llamada, llevándose la sorpresa de que el hombre estaba dispuesto a darles una segunda oportunidad para invertir en sus productos. Katsuki conmocionado por el extraño cambio de opinión del accionista, agradeció con entusiasmo.
— No lo defraudaremos, nuestro nuevo producto ha sido evaluado con grandes expectativas por el resto de inversionistas, sin duda será un buen lanzamiento —
Aseguró el alfa con una sonrisa ladina tras el teléfono.
— Lo sé, tu asistente ya me explicó todo, debo admitir que en un inicio no pensaba aceptar pero después de como estuvo insistiéndome toda la mañana me terminó por convencer —
Katsuki arrugó el entrecejo confundido.
— ¿Mi asistente? ¿Se refiere a la señorita Setsuna? —
—¿Tienes dos asistentes? Fue un chico de cabello rizado quien vino está mañana, muy terco por cierto, no dejaba de rogar que les diera una segunda oportunidad. Me explicó que fue culpa suya el no haber podido tener nuestra reunión. Supongo que ya debe estar de vuelta en tu oficina. Dile que me agende lo más pronto posible para firmar los contratos, esperaré por su llamada —
Tras despedirse, el alfa se quedó meditabundo observando a la nada. En definitiva, supo que se refería a Izuku pero lo que no entendió fue el por qué el Omega haría algo como eso. Se suponía que ya había ido por sus cosas. Ya no era parte de la empresa y no tenía por qué hacer tal cosa.
— ¿Qué diablos estás haciendo Izuku? Él dijo que le rogaste. ¿Por qué harías algo así? —
No tenía sentido alguno, lo único que el alfa podía hacer era tratar de llamarle al menor para aclarar eso, sin embargo, decidió no hacerlo. Estaba en la fase de contacto cero, se quedaría con la duda durante un buen tiempo, sin más continúo trabajando con una sensación ansiosa.
"Es el fin... Ya renunció, se llevó sus cosas. No volverá aquí nunca más"
Pensó con una extraña sensación, como un grito retenido en su pecho que lo ahogaba poco a poco. Era tan confuso. La persona por la que pasó noches en vela, por quien lo dio todo, ahora lo odiaba. Ambos habían exprimido todo lo que les quedaba de esperanza.
Esa noche al llegar a casa las cosas tampoco habían mejorado del todo con el cachorro.
El pequeño no dejaba de llorar y patalear a todo pulmón en la sala, exigiendo ver a su mamá con un angustiado llanto que sus abuelos no podían calmar pese a que le llevaron juguetes nuevos y bocadillos. Nada hacía que el cachorro pudiese distraerse de esa agobiante sensación que culminaba en la necesidad de ver a su madre.
— Tienes que llevarlo con Izuku-kun, aunque sea un rato. Necesita verlo, apenas logramos que se distrajera un rato viendo la televisión. No quiso salir a comprar juguetes, mencionó que quería los suyos —
Sugirió Mitsuki preocupada por el pequeño que no dejaba de gimotear aventando todo lo que le daban en una rabieta desesperada que estaba poniéndole los nervios de punta al alfa. No sabía cómo tratar con niños en esas situaciones.
— La cita en el juzgado de lo familiar es dentro de una semana. Hasta entonces ninguno debería ver a Izuku, la última vez solo discutimos y todo fue una mierda —
Mencionó Katsuki sobándose el entrecejo con los ojos cerrados, estresado por oír el llanto del niño.
— No creo que Nobu-chan pueda esperar tanto, debes llevarlo a ver a Izuku-kun al menos un rato para que se calme, de paso pueden traerse los juguetes que tiene en su antigua casa—
Mitsuki no dejaba de ver al cachorro sollozar, el pobre ya tenía la nariz y parpados irritados de tanto llorar y frotarse con las manos para limpiarse las lágrimas. El alfa no quería llevar al cachorro con Izuku, estaba seguro que si lo hacía él ya no lo dejaría irse y terminarían en otra pelea hiriente que incluso podría poner en peligro al infante. Aun así, el llanto de su hijo le calaba en los huesos como una llamada de atención que su lado alfa no podía ignorar. Sabía que el cachorro amaba a su madre y no entendía nada de lo que ocurría en realidad más que estaba "enfermo".
— Supongo que no tengo opción. Si Izuku lo retiene, de todos modos tendrá que darme la custodia en la corte dentro de una semana.—
No tenía por qué perder, sus abogados ya estaban listos para el juicio. Todo apuntaba a su favor. Quizá debía dejar a Nobuyuki estar con su madre unos días antes del juicio. Después de todo una vez pasado ese día, ya no se verían seguido. Era su último acto de piedad hacia el Omega. Suspiró y se acercó firme hacia el cachorro quien lo miró entre lágrimas.
— Ya basta, mañana te llevaré a ver a tu mamá y de paso vamos por tus juguetes, pero deja de llorar —
Le indicó inclinándose a la altura del pequeño quien ante las palabras del alfa asintió con mayor tranquilidad limpiándose los restos de fluido nasal y lágrimas. El resto de la noche fue más tranquila después de eso, una vez que se quedó a solas con el pequeño jugaron un rato con un par de juegos de mesa que Mitsuki había traído, cenaron y finalmente fueron a la cama. El alfa estaba acostado con los brazos detrás de su cabeza, la TV estaba encendida en uno de esos canales infantiles. Nobuyuki estaba a su lado, en la caricatura se veía un episodio donde el protagonista festejaba el cumpleaños de su papá. Nobu parecía atento a lo que sucedía, pero hizo un ligero puchero cuando el hijo abrazó a su padre.
Los gestos no pasaron desapercibidos por el alfa.
— Nobu, ¿Extrañas a tu papá? —
El menor asintió, de manera instintiva, Katsuki se acercó extendiendo su brazo para rodear al pequeño, sorprendió de notar como el se acurrucó en su costado abrazándose a su torso como buscando sentirse protegido.
—Yo podría... — la voz del alfa sonó tranquila en una forma de calmar al cachorro. —Yo podría ser tu papá desde ahora — Mencionó llevando su mano a la cabeza del niño dando un par de palmaditas. El niño se quedó callado un momento, pero no se separó de él. Katsuki tomo eso como un "sí".
— Baku-san, ¿Tú quieres a mi mami? —
Cuestionó Nobuyuki atento a la respuesta del alfa. Katsuki por su parte no esperaba esa pregunta, rascó su nuca meditando lo que diría. Mentiría si dijera que no, pero tampoco se sentía ya con el derecho de decir que sí. Lo que sentía hacia Izuku era algo muy complicado. El enojo de la última discusión aún prevalecía un poco pero aún así, no podía engañarse del todo. Seguía preocupado y pensando en él de alguna manera.
— Es... Difícil de explicar, la manera en que queremos los adultos es algo que los niños no pueden entender, hasta que sean mayores —
— ¿Entonces no lo quieres? —
— Yo no dije eso —
El cachorro parecía analizarlo con la mirada.
— ¿Lo quieres como yo quiero a mi figura de All Might? —
—Tal vez, ¿Por qué estás tan interesado en eso? —
El pequeño sonrió y ya no dijo más, tan solo acurrucó a su lado buscando el calor y protección de una figura paterna como solía hacerlo con Shoto. El alfa se preguntó qué clase de cosas estaría tramando el cachorro. A pesar de su corta edad ya le había demostrado lo listo que era.
Al día siguiente ya tenía decidido salir un par de horas temprano para llevar a Nobuyuki a casa de Izuku, Setsuna solo lo miró con una ceja en alto cuando le anuncio que debía irse antes.
— Espera, ¿No vas a capacitar a tu nuevo asistente? Te lo presento, su nombre es Saito —
Mencionó la Omega señalando a un joven que estaba de pie a su lado. A Katsuki casi se le va el alma al ver al chico, a simple vista pensó que era Izuku por un instante, hasta que lo miró mejor. El parecido era demasiado a excepción de que en ese chico el color verde era nulo, así como las pecas tan distintivas en Izuku. El chico lo saludó con formalidad y una clara voz nerviosa.
"¿Qué clase de broma es esta? ¿En qué estaba pensando Setsuna al contratar a este tipo?"
Su molestia fue clara, ni siquiera quería un nuevo asistente tan pronto, mucho menos que fuera tan parecido a Izuku como si de una mala broma se tratara.
—Bueno, tengo que retirarme ya, encárgate de eso por favor, empieza con explicarle lo que debe hacer, sé que lo harás bien. Hasta mañana —
Indicó el alfa con una falsa sonrisa que borró en cuanto se alejó de ambos. Algo no le dio buena espina con eso pero que más daba. Todos se habían enterado del despido de su asistente, era de esperar que le buscaran un reemplazó rápido.
Cuando Katsuki regresó a casa, Nobuyuki ya estaba más que listo esperándolo con un abrigo, bufanda y un gorro, afuera hacía mucho frío. El alfa solo llevaba una gabardina gruesa encima de su traje formal y una bufanda.
— ¡Mira! ¿Crees que le guste? —
El pequeño le mostró un dibujo a medio hacer en una hoja de rayas que arrancó de alguna vieja libreta que tenía en el armario. En el dibujo había tres figuras, uno claramente era Izuku, en medio estaba Nobu y al otro extremo Katsuki. Ambos adultos lo llevaban de la mano bajo un enorme sol con una cara sonriente. Abajo estaba escrito con una letra muy mal hecha la frase "te queremos mami". Katsuki suspiró con una leve sonrisa ladina.
— Es una mierda, no sabes dibujar, "pulga" —
Bromeó haciendo al niño inflar las mejillas. El alfa carcajeó y tomó de la mano al niño para salir del departamento.
— Estoy bromeando, te quedó bien... Seguro le gustará —
El pequeño recuperó su sonrisa y ambos se dirigieron hasta el auto en el estacionamiento del edificio. El niño caminaba de su mano dando pequeños saltos de alegría. Estaba feliz de que por fin podría volver a ver a su madre. Por otra parte, Katsuki estaba inseguro de si debía llamarle al Omega primero para avisarle, pero el simple hecho de tener que hablar con él le causaba una sensación incomoda. Decidió que sería mejor llegar con el factor sorpresa.
Al llegar al viejo edificio departamental, se dirigieron directo a la puerta de Izuku no sin antes ser observados por el guardia del edificio, Katsuki se dio cuenta que lo miró con desconfianza quizás por qué no vivía allí, pero reconoció al cachorro por ende no les dijo nada. El niño estaba más que emocionado, corría por las escaleras siendo regañado por el alfa que le advertía que fuera más despacio o podría caerse. Al estar frente a la puerta el alfa tragó saliva. Rogando por qué no volviese a haber otra pelea más. Desconocía por completo lo que Izuku pensaba de él ahora. Seguramente ahora sí que lo odiaba, con todos los antecedentes, era lo más lógico de creer.
Tocaron la puerta, una, dos, tres veces y nadie atendió.
— ¡¡Mami!! ¡¡Abre soy yo!! —
Gritó el chiquillo tratando de asomar por dónde pudiese en la puerta, era extraño que nadie abriera lo que llevo al alfa pensar en el peor de los escenarios.
"¡¿Y si colapsó de nuevo?!"
Su mente empezó a imaginar cosas, como a Izuku nuevamente débil en la cama incapaz de siquiera moverse o en el peor de los casos incluso sin vida. Eso lo tensó por completo.
— Debo llamar a emergencias —
Murmuró sacando el teléfono imaginando lo peor, pero Nobuyuki le tomó de la mano enseñándole una llave plateada y pequeña que había sacado debajo de una maceta al borde del barandal del pasillo.
— Pero que demon-... ¿De dónde sacaste eso? —
Cuestionó tomando la llave entre sus manos. Nobuyuki señaló la maceta.
— Mi mami siempre guarda una llave allí. Dijo que en cualquier situación volviera a casa y abriera con ella. —
Le dijo con entusiasmo rogando al rubio que abriera la puerta rápido. El alfa sin esperar más introdujo la llave y abrió. El niño entró corriendo llamando a su mamá por todas partes. El alfa entro más despacio pero igual de atento, buscando al Omega con la mirada. El aroma de Izuku estaba presente en el aire.
El niño recorrió la sala, la cocina y el baño en cambio el alfa acercó despacio a la habitación. La abrió con cierto temor de encontrarse al Omega al borde de morir como la última vez que pisó ese lugar pero para su alivio, no había nadie en la cama más que el nido que seguía igual a como recordó haberlo dejado el día de la discusión. Eso le dio un poco de alivio. Siguieron buscando al Omega hasta confirmar que definitivamente no estaba en casa.
Había algo de sobras de comida en la estufa y parecía estar un poco más ordenado que la última vez. Katsuki miro con cierta culpa la fotografía de Shoto algo arrugada y sin marco en la repisa junto a las fotos de los padres del Omega. El recuerdo de la discusión volvió, el sonido del cristal rompiéndose hizo eco y la figura de ambos peleando en el pasillo se manifestó frente a él como si de fantasmas se tratara hasta que la voz de Nobuyuki lo hizo volver a la realidad.
— Mami no está, ¿Se fue al cielo con papá? Me prometió que no me iba a dejar —
Nobuyuki tembló con un puchero al borde de las lágrimas. Katsuki suspiró, deseando poder decirle con seguridad donde estaba el Omega pero ni él lo sabía. No tenía idea de dónde estaba. Quizá aún seguía en el hospital pero lo descarto al recordar que había ido a la oficina el día anterior. Todo apuntaba que estaba bien, o al menos eso quería creer.
— Él debe estar bien, tal vez salió de compras, volveremos otro día, por ahora ve por tus juguetes —
—Si Baku-san, deja esto en su habitación mientras voy por All Might —
Le pidió el menor entregándole el dibujo al alfa quien asintió. Miró al niño ir a su habitación y el aprovechó para entrar de nuevo a la habitación del omega buscando algún indicio de su paradero. Se suponía que ya no debía preocuparse por él ni importarle si estaba bien o no pero simplemente no podía solo ignorarlo.
Miró de nuevo la habitación de Izuku, su aroma era fuerte, olía a sus feromonas pero no tanto como para opacar el aroma del nido. Se acercó a la cama y dejó el dibujo sobre el mueble de noche sin embargo algo llamó su atención, observó un pequeño joyero al lado de la lámpara. Recordó que el cachorro le había mencionado que Izuku tenía un anillo igual al suyo en el joyero de su habitación. Supuso que se trataba de ese.
Con curiosidad suspiró y tomo el joyero entre sus manos, al abrirlo sus ojos abrieron amplios al percatarse de que estaba allí, era el anillo de pareja que le había dado a Izuku años atrás. Estaba como nuevo. Completamente bien cuidado dentro de ese joyero.
— No se deshizo de él... Lo guardó todo este tiempo... ¿Por qué? Se supone que me odiaba —
Giró el anillo mirándolo cuidadosamente, no tenía ni un solo rasguño. Sentía su pecho una punzada extraña. Sus iris desviaron a una caja de cartón que estaba allí mismo, entreabierta y dejando ver algo que al alfa le pareció lejanamente familiar. Al abrirla noto con aún mayor sorpresa la vieja nota que le dio a Izuku, esa donde lo citó aquella tarde para despedirse y decirle adiós, así como también pudo reconocer cierta rosa envuelta en papel plástico.
Recordó haberla tirado antes de subir al avión. Izuku si había ido al aeropuerto.
— Si fue... Quizá llegó tarde... Pero si fue...—
Sus labios dibujaron una leve sonrisa melancólica mientras observaba la delicada rosa con los pétalos ya secos y frágiles.
—¡¡Estoy listo Baku-San!! —
Anunció Nobuyuki asomando desde el marco de la puerta y observando curioso al alfa quien rápido dejó las cosas en la caja y olvidó regresar el anillo en su lugar dejándolo afuera del joyero por el susto que el dio el niño. Regresó el con una sensación extraña atorada en el pecho.
No era como aquella vez cuando era cachorro, viviendo un malentendido que le hizo crecer con resentimiento. Sabía que Izuku nunca fue a verlo porque su nota jamás llegó y ahora su nota llegó y el fue. ¿Realmente iba a dejarlo despedirse? ¿Qué hubiese pasado si ambos hubieran alcanzado a verse esa tarde en el aeropuerto?
¿Cómo sería su presente ahora de haberse visto y hablado? No entendía por qué tenía esas cosas si se suponía que lo odiaba tanto, que para él solo existía su alfa Shoto. Tenía muchas preguntas que jamás tendrían respuesta, pero estaba seguro de que quizá Izuku si tuvo la intención de perdonarlo antes de irse de Shizuoka.
Al día siguiente el alfa acudió a las oficinas con un semblante cansado, había tenido dificultades para dormir esa noche al estar dándole vueltas en la cabeza las mismas preguntas respecto a Izuku. Había guardado su vieja ropa, el anillo, la nota y la rosa, no tenía sentido alguno con lo que Izuku siempre decía. "No siento nada por él" "no busco estar con él". Las palabras de Izuku fueron claras varias veces. ¿Qué sentido tenía guardar cosas de su ex si no sentía nada por él? Cualquiera las habría tirado a la basura.
Cansado y hasta de mal humor se desempeñó las primeras horas en el trabajo hasta que a las 10 de la mañana tuvo que ir a una importante conferencia. Su nuevo asistente, que era muy incómodo de ver a su perspectiva, le había avisado con tiempo esa mañana al llegar, así como también el alfa ordenó que el escritorio del asistente estuviese ahora afuera de su oficina. Ya no quería a nadie más allí invadiendo su espacio, el único al que se lo permitió fue a Izuku.
Cuando la conferencia acabó, ya pasaba del medio día, sentado en una banca de la cafetería el alfa saco el teléfono para revisar alguna otra cosa pendiente por hacer. Sin embargo, notó en las notificaciones una que llamó de inmediato su atención era un mensaje de texto de Izuku. Arrugó el entrecejo y abrió el mensaje sin perder ni un segundo. Su pecho latió con mayor fuerza al saber que Izuku estaba allí y que lo esperaba en la terraza del edificio para hablarle de algo importante que desde luego el alfa no tenía idea de que sería. Sin embargo, el mensaje decía que estaría solo hasta las dos de la tarde. Al ver la hora en la esquina de su teléfono, se dio cuenta que ya eran las 2:10 p.m
— Mierda —
Rápido se puso de pie y salió casi corriendo de la cafetería llamando la atención de los que estaban allí, de inmediato subió al elevador pulsando con rapidez el botón que lo llevaría al último piso del edificio. Los segundos se le parecieron horas. Al llegar subió las escaleras que daban paso a la puerta de la terraza y rápidamente la abrió, estaba algo agitado por la velocidad que había tomado en acudir. Esperando poder encontrar a Izuku aún allí, rápidamente lo buscó con la mirada hasta que lo encontró a unos metros de distancia. Había sido un ligero alivio también, después de no haberlo encontrado en su casa la noche anterior la duda de dónde estaba o si estaba bien no lo había dejado en paz.
Sus miradas cruzaron un instante en el que fue suficiente para que Katsuki se percatara de una sensación distinta en Izuku, había algo suave en el brillo de sus ojos. Algo que no había visto en todo el lapso que llevaban desde que se reencontraron, esta vez no sintió ese rechazo con el que lo vio la última vez en su casa. Se acercó despacio siempre con algo de precaución. Izuku se había vuelto difícil de leer. Sus acciones eran a veces un tanto impredecibles.
Al estar más cerca fue entonces que Izuku empezó a hablar. La mención de haber ido por su finiquito y haber sido rechazado para verlo por el asistente lo hizo suspirar cansado. No sabía cómo responder exactamente. Ni a él le agradaba ese nuevo asistente.
—La agenda de hoy era ocupada... Solo hace su trabajo, aunque realmente no fui yo quien decidió contratarlo —
Se aseguró de dejar en claro ese detalle. La conversación se sentía algo incómoda, después de todo, habían sido cosas hirientes las que se gritaron la última vez que se vieron, no podían solo ignorar ese hecho también. La duda de que era lo que Izuku quería decirle que era tan importante era lo que más le interesaba. Ante la pregunta de cómo estaba el cachorro el alfa suspiro de nuevo un tanto incómodo.
— Él está bien, mis padres lo cuidan durante el día. Son sus abuelos después de todo — Respondió directo — ¿Eso es lo que me querías decir que era tan importante? —
Cuestionó con una ceja en alto, pero sin sonar molesto, más bien preocupado. Hablar era difícil, sentía una extraña brecha entre ambos ahora.
Su pregunta fue respuesta a medias, la mención de haber recibido los documentos de la demanda de custodia hizo al alfa arrugar ligeramente el entrecejo y más cuando un sobre amarillo le fue ofrecido. El alfa solo pudo pensar en que podría tratarse de alguna contra demanda o algún papel judicial que complicaría aún más las cosas.
— ¿Qué es esto? —
Cuestionó dudando de extender la mano para tomar el sobre. El Omega respondió que se trataba de todos los documentos de Nobuyuki. Katsuki abrió sus ojos ampliamente, sorprendiéndose por ello. Si Izuku le estaba entregando directamente los papeles del cachorro solo significaba que estaba accediendo a darle la custodia total sin pelearla en juicio.
Extendió su mano tomando el sobre mientras seguía escuchando a Izuku, diciéndole que tenía el derecho de estar con su hijo pero sobre todo disculpándose por haberle dicho que se alejara del cachorro en un inicio. Todo apuntaba a que Izuku estaba en negación sobre todo en lo que se trataba de ellos mismos. Esa relación tan breve pero profunda que tuvieron en la preparatoria.
Con la mirada en el sobre amarillo sellado escuchó la voz de Izuku fragmentar, rogando por dejarle ver al cachorro seguido y reconociendo que no estaba en el mejor de los estados para cuidar de él. Katsuki arrugó ligeramente el entrecejo con una sensación asfixiante y extraña. Alzó la mirada hacia el menor notando las lágrimas brillantes que asomaron por sus verdes ojos. Mismas que fueron limpiadas de inmediato.
"Pero... Esto no es separarte hasta que estés mejor, estás separándote definitivamente del cachorro. Tonto, ¿Realmente entiendes eso?"
Pensó sin dejar de verlo en silencio, su alfa interior se sentía ansioso, fuera de los problemas que ambos tenían, su naturaleza le exigía acercar a limpiar aquellas lágrimas, apaciguar la preocupación del Omega de alguna manera, estaba luchando contra sus propios impulsos.
Escuchó con atención como el menor le narraba a la perfección lo que a Nobuyuki le gustaba, su comportamiento con varias cosas de las que él no tenía ni idea. Lo conocía como la palma de su mano, algo que él estaba muy lejos de lograr apenas y estaba empezando a conocerlo mejor. Sabía bien de su cariño por la figura de All Might pero desconocía el 90% de las cosas que Izuku le estaba informando, era sorprendente solo podía darse cuenta de que tan buena madre era Izuku al saber tanto sobre el cachorro. Prestó atención a todo hasta que lo último que le dijo le hizo hacer una mueca extrañada.
"No quisiera que le dijera mamá a nadie más"
— ¿Mamá? ¿A qué te refieres con eso? —
Cuestionó confundido por esa petición, hizo un gesto aún peor cuando escuchó a Izuku decirle que pensaba que estaba interesado en Setsuna. Si bien, en algún punto tuvo la idea de salir con ella ahora ya no había nada de ese interés y había sido incluso antes de reencontrarse con el omega. No había forma de que el pecoso se enterara de eso.
—Te equivocas...— quiso decirle, pero al oír que había sido la misma Setsuna quién le dijo que había sido invitada a salir por él y hasta haberlo rechazado hizo al alfa arrugar el entrecejo con molestia y sobre todo confusión. ¿Qué diablos había estado diciéndole Setsuna todo este tiempo a sus espaldas? ¿Cómo es que Izuku se había enterado que Setsuna sabía de su relación en el pasado? Ahora tenía un poco más de sentido el por qué ella le había preguntado en el hospital si estaba interesado en él. Ella siempre fue muy reacia a aceptar a Izuku. Varias veces le trató de decir que no era confiable tal como esa vez en que le pidió revisar el expediente médico del Omega.
—Yo jamás le hable a detalle de nosotros. Únicamente le dije que fuimos pareja antes ya que ella descubrió que tenía un hijo. No le dije nada más. —
Respondió meditabundo con ese gesto abstracto. Miró al pecoso cuando hizo mención del por qué ella tenía en su posesión una imagen. Una que fue sacada de alguna página de internet. La única foto que el alfa podía asumir al seguir escuchando a Izuku fue la fotografía que causó la ruptura entre ellos, pero era imposible, la foto había sido borrada del blog de la escuela nadie más podía haberla conseguido con facilidad después de tanto tiempo o eso creía.
"¿Ella lo amenazó con llamar a servicios infantiles? Imposible... Setsuna no haría eso"_
Pensó apretando los puños con enojo al oír que ella había ido directamente al Omega a decirle que no tenía la condición de cuidar a un cachorro, ni de tener el puesto de asistente. Tal parecía que Setsuna se había involucrado mucho más de lo que se imaginaba. Ella a quien creía su mejor amiga y su mano derecha. Lo había traicionado fríamente, se había reído de su confianza diciendo a saber que tanto a Izuku. Apretó los labios ahogando un gruñido molesto, pero sobre todo la decepción de que nuevamente no debía confiar en nadie. La creía su amiga, pero ahora se daba cuenta de que no era más que una Omega con una insana obsesión, se sentía entristecido y molesto, todo al mismo tiempo.
Suspiró negando con la cabeza y llevándose los dedos al tabique nasal, tratando de aminorar el enojo que sentía por saber lo que Setsuna hizo. Escuchó a Izuku hablar de nuevo cambiando de tema hacia el niño, indicándole que seguiría con su embarazo también. Las emociones eran tan fuertes que no se dio cuenta de que la temperatura estaba cada vez más fría de no ser por el tono rojizo en la punta de la nariz del menor.
— Si, supongo que tu abogado ya debió contactar al mío... Ellos se encargarán de eso —
Respondió apenas observando al Omega extendiendo su mano despacio hacia él buscando estrecharla. Katsuki no supo cómo reaccionar. Tenía tanto en la cabeza en ese momento. Suspiró mirando a Izuku a los ojos quien para su sorpresa le agradeció por haberle salvado la vida. Algo completamente inesperado. Después de la última conversación que tuvieron lo que menos esperaba era una disculpa.
El gesto contraído del alfa relajó al escuchar esas palabras, acompañadas de saber que su nido estaba siendo de ayuda para el menor pero sobre todo no esperaba oír que había sido Inko quien en un inicio lo obligó a aceptar a Shoto como alfa para salvarse en el primer embarazo. No había sido Shoto quien se aprovechó como creyó todo ese tiempo.
Aquella disculpa sincera había facilitado mucho más las cosas. Katsuki finalmente se sintió seguro para estrechar la mano de Izuku, tomó su palma con la suya intercambiando un leve calor y cerrando un ciclo de heridas que ambos tenían inconclusas.
El Omega se disculpó por compararlo con Shoto aquella noche, asegurando que ambos los amó de distinta manera. Su pecho latió fuerte al oír ese apodo infantil y cariñoso que solo Izuku le decía. "Kacchan". Había sido como colocar una bandita sobre una herida. Katsuki solo dibujó una leve sonrisa caída mientras separaban del enlace en sus manos. Sentía como si un peso fuera retirado de su espalda.
Sus ojos se centraron en el rostro rojizo de Izuku quien concluía con la conversación asegurando que fue su subconsciente quien llamo a su alfa aquella vez. Katsuki podía recordar que había sido él a quien llamó, varías veces fue un "Kacchan". Jamás un "Shoto". ¿Eso significa que para Izuku su alfa seguía siendo él y no Shoto? Quiso preguntarle, pero el Omega se despidió sugiriendo entrar para no enfermarse mientras avanzaba por el lugar.
Katsuki sintió pánico, había tantas dudas, tantas cosas que quería preguntarle apenas reaccionó corriendo hacia el Omega alcanzándolo cuando estaba por llegar al elevador.
— ¡Espera! —
Su mano alcanzó a detener a Izuku del brazo. Lo giró hacia él para verlo a los ojos. Estaba ansioso, respirando rápido y aún con algo de nieve sobre sus hombros. Quería decir tanto, pero su boca no pudo decir lo que realmente quería.
— ¡Lo de Setsuna... Ella te mintió! ¡Fui yo quien la rechazó, nunca le he pedido salir más allá de cenas amistosas o de trabajo! —
Le gritó agitado necesitaba dejarle bien claro a Izuku eso.
— No sé qué tanto más te dijo o te hizo creer pero voy a asegurarme de resolver este malentendido, hablaré con ella al respecto —
Le indicó soltándolo despacio, suspiró negando levemente con la cabeza para calmarse.
— Gracias por los documentos, Nobu no deja de preocuparse por ti a diario así que trata de cuidarte bien, él está en buenas manos no tienes de que preocuparte—
Le dijo con un aire más suave y amable, se alejó despacio para avanzar un poco más por las escaleras.
— Respecto a lo de ese día... No podía dejarte morir, jamás me lo hubiera perdonado, muchas personas te necesitan, no solo Nobuyuki. ¿Entiendes eso? —
Lo miró a los ojos con una leve sonrisa decaída, era algo difícil hablar pero al menos sentía un poco más de confianza.
—Nos vemos Izuku, suerte con el embarazo. No vuelvas a caer enfermo, a la mínima señal llama al número de emergencias, o a mi si lo prefieres... Sé que mis feromonas te ayudan así que si lo necesitas hazlo saber... Eres la madre de mi hijo después de todo, si algo te pasa el mocoso se pondrá como loco—
Con ese mensaje final en medio de una leve risita se despidió, le hizo una reverencia sutil. Hubiese deseado seguir hablando, pero no podía sin aclarar algunas cosas antes, estaba seguro que no sería la última vez que vería a Izuku, pero por ahora no iba a dejar a Setsuna salirse con la suya sin consecuencias, sabía que Izuku no le mentiría pero también debía percatarse por su cuenta de lo que ella decía a sus espaldas. Ella había sido su mejor amiga en esos últimos años, en quien más confío al grado de haber estado a punto de pedirle ser su novia, se sentía tan asqueado de sentir esa sensación de decepción y frustración. Parecida a la que sintió cuando era niño y que creyó que su mejor amigo lo había abandonado.
Lo primero que hizo fue acudir a su oficina buscando a Setsuna en su lugar de trabajo, pero fue el asistente quien le indicó que ella estaba en su hora de comida. Rápidamente acudió a la cafetería en donde la miró sentada en una de las mesas cercanas a la entrada junto a Ibara y otras chicas de recursos humanos. Se acercó a ellas sin que se percataran de su presencia.
— ¿Entonces fue a la oficina del CEO? —
Cuestionó Ibara con curiosidad mientras mordía su sandwich. Setsuna sonrió divertida.
— Ajá, pero no lo dejamos entrar a esperarlo, hubieran visto su cara, fue la mejor parte —
Se burló la Omega con cinismo.
—Debe entender cuál es su lugar, no permitiré que el muy idiota se acerque a Katsuki de nuevo, él ya tuvo su oportunidad. Además... Katsuki ya está perdiendo el interés en él, ¿Supieron lo último que paso? —
Las chicas asintieron.
— Por su culpa hubo muchos problemas, entre el CEO y tú tuvieron que resolverlo todo. Era un dolor de cabeza ese Omega — Ibara rascó su nuca suspirando al recordar el estrés que aún prevalencia un poco por el descuido de Izuku.
— Si, ¿pero no fue el CEO quien acudió a ayudarlo? Ese día él también desapareció. Si no le interesara Izuku no hubiera hecho eso —
Dijo otra de las chicas, Setsuna negó de inmediato.
— No realmente, al día siguiente Katsuki ordenó su despido y yo misma le entregué los papeles a Izuku, estaba en el hospital, pero había algo más, leí todo lo que había en el sobre que me dio: Una demanda de custodia total —
Las chicas se sorprendieron por lo que la Omega decía. Les había contado lo que sabía de Nobuyuki a ellas a pesar de que el alfa le había pedido que guardara el secreto.
— Quiere quitarle al niño... ¿Saben lo que eso significa? Que el idiota esta finalmente fuera de mi camino, Katsuki será mío al fin y ni siquiera tuve que amenazarlo de nuevo —
Setsuna se río con fuerza sintiéndose victoriosa. Las chicas rieron más discretas.
— Aun sigo sin creer que alguien con la talla del CEO haya salido y tenido un hijo con alguien como él, quiero decir... ¿Que diablos le vio? El chico es un completo perdedor, tú eres mucho mejor partido Setsuna-san —
Alardeó Ibara, la otra chica acercó chocando el hombro de Setsuna con el suyo.
— Enséñanos la fotografía de nuevo, ¿de verdad pensabas subirla al blog de la empresa para hacerlo quedar mal si se le seguía insinuando al CEO? —
—Claro, incluso pensaba llamar a servicios infantiles para denunciarlo anónimamente pero ya Katsuki se adelantó con la orden de la custodia —
Setsuna sonrió maliciosa sacando su teléfono y buscando la imagen en la galería, esa que había encontrado en el blog días atrás. Las chicas rieron al unísono al verla con atención acercando cada una al costado de Setsuna.
— Sigo sin creer que lo marcó, que envidia...— Dijo la tercera chica.
— De verdad que es gracioso ver esto, ¿En qué estaba pensando el CEO? — Menciono Ibara llevándose la mano a la boca ahogando una risita.
— Supongo que tenía malos gustos — dijo Setsuna, las tres empezaron a reírse sin percatarse del alfa acercándose detrás de ellas.
—Si, que gracioso, ¿no? —
La voz grave del alfa sonó tras las chicas quienes de inmediato se tensaron y se giraron a sus espaldas.
— ¡Katsuki! —
Anunció Setsuna con un rostro repleto de pánico y vergüenza, el teléfono resbaló de sus manos al intentar apagar la pantalla cayendo a los pies de Katsuki quien se inclinó para tomarlo. Setsuna de inmediato se acercó a tratar de quitárselo, pero era demasiado tarde, el rubio había escuchado y visto todo. Las tres estaban completamente en shock por haber sido descubiertas en especial Setsuna que no pudo ocultar los nervios.
—No es lo que parece, Katsuki — balbuceó tratando de escudarse, Katsuki chasqueó la lengua y sonrió ladino con una ceja en alto. Sintió furia, esa misma que no lo invadía desde que estaba en la preparatoria.
—Ah, yo creo que si — la voz grave del rubio y el aura pesada que empezó a desprender llamó la atención de todos alrededor.
— ¿Por qué mierda tienes está fotografía? ¡¿De dónde la sacaste?!—
El grito del alfa hizo que todos observaran incluso los cocineros en la barra atendiendo. Era como si todo se hubiese pausado a su alrededor.
—Yo... la encontré en un blog, por casualidad— La voz de Setsuna sonaba temblorosa y sumisa. — Te juro que no iba a hacer nada con ella — volvió a escudarse, pero el alfa negó.
—Ah claro, solo ibas a subirla en el blog de la empresa y la usaste cómo amenaza para alejarme a Izuku junto a otro montón de mierda —
Setsuna hizo una mueca de horror al igual que sus amigas que solo se miraron entre sí encogidas de hombros.
— ¿Nos escuchaste? —
La chica no cabía en el pánico que la estaba llenando por dentro. Jamás se había percatado de que Katsuki estaba cerca. Había hablado de más sin cuidado alguno, gloriosa por su supuesta victoria contra Izuku. Un grave error que le costaría muy caro. Katsuki se quedó en silencio un instante, lo que había escuchado lo había dejado sin aliento. Le costaba aceptar que su amiga, alguien en quien había confiado, había estado mintiéndole y amenazando a Izuku a sus espaldas.
— Lo escuché todo — respondió tajante.
Setsuna se puso pálida y dio un paso atrás, como si esperara que Katsuki la atacara en cualquier momento.
— Yo solo, él no te merece... Ya tuvo su oportunidad y arruinó la mía, no tiene derecho de estar contigo de nuevo — comenzó a decir tomando al alfa del brazo, pero el alfa no la dejó terminar. Miró a la chica con desprecio y arrancó su mano de su brazo dejando a la chica con un rostro más que roto e incrédulo. Ella no podía maquinar que estaba sucediendo.
— ¡¿Quién carajo te crees para decidir con quién debo estar?! ¡¡Tu retorcido juego de mierda se acabó!! — Su voz era fuerte y peligrosa, llena de furia. — Eres una maldita sin vergüenza ... — Se río, una risa amarga y sarcástica, pero también llena de ira. — Siempre fuiste una mentirosa manipuladora, has estado trabajando a mis espaldas para alejar a Izuku y le mentiste sobre mí, no puedo creer que de verdad confíe en ti. —
Setsuna no lo soportó más, no tenía escapatoria, había sido completamente descubierta, comenzó a llorar desesperada pero Katsuki no se apiadó de ella. Estaba demasiado enfadado, demasiado herido. Arrojó el teléfono al suelo y lo pisó haciéndolo trizas. Esa fotografía era un amargo recuerdo y quería deshacerse de ella, odiaba la idea de que incluso años después aún siguiera siendo un problema y continuara arruinando todos sus planes o intentos de reparo.
—¡Lo siento, por favor perdóname! Yo lo hice porque me gustas, ¡te amo! No quería que ese omega te alejara de mí, ¡Estábamos tan bien antes de que él apareciera y lo arruinara todo! —
Setsuna rogó entre lágrimas frente a todos. Frustrada y desesperada casi al borde de ponerse de rodillas, pero el alfa no le tendría compasión. Le dolía verla así de alguna manera pero ya no estaba dispuesto a perdonarla ni a confiar en ella por el solo hecho de imaginar a Izuku estresado.
— Amenazarlo con separarlo del niño, mentirle sobre mí, incluso consideraste en publicar esa mierda para hacerlo quedar mal. Hurgaste en mi pasado, traicionaste mi confianza y heriste a alguien muy importante para mí. No te lo voy a perdonar —
Todos estaban más que atentos a la discusión y al llanto de Setsuna. Les parecía tan sorprendente. Después de todo, creían que esos dos iban a salir tarde o temprano.
— ¿Sabes que es lo peor? Creí que eras mi amiga, pero ahora veo tu verdadera naturaleza —
Katsuki se dio la vuelta y se alejó, dejándola sola y llorando. No miró atrás, no se apiadó de ella. Sabía que nunca podría perdonar a Setsuna por lo que había hecho. Había traicionado su confianza y lastimado a alguien que Katsuki ama. No había perdón para eso.
— Estás despedida, retírate de mi empresa y lárgate de mi vida, no quiero volver a verte Setsuna —
Sentenció creando sorpresa al unísono de todos los espectadores.
— Y no te atrevas a acercarte a Izuku de nuevo —
Se aseguró de dejarle en claro eso. Todos miraron a la tambaleante chica llena de lágrimas en el rostro. Corrió a alcanzar al alfa hasta afuera de la cafetería.
—¡No, por favor no me despidas! Te lo ruego, lo siento, lo siento. Yo solo hice todo eso por amor. No pensé bien las cosas. Por favor, déjame quedarme a tu lado —
Katsuki empujó su agarre para zafarse de ella. Suspiró cansado y aún molesto.
— Discúlpate con Izuku — Ordenó.
— ¿Eh? — la Omega no podía creer lo que Katsuki le pedía.
— Si te disculpas con él, te dejaré conservar tu trabajo pero escúchalo bien, nuestra amistad se acabó. — fue firme en su decisión — No serás más mi secretaria, ni estarás cerca de mí, estarás en otra área, es lo único que profesionalmente puedo ofrecerte, en lo personal no deseo saber más de ti. Así que tú decides, eso o serás despedida —
Sentenció dándole fin a ese asunto, conservar o no el empleo ya dependería de ella pero su relación ya no iría más allá de simples conocidos. No volvería a confiar en ella nunca más, admitía que ella hacía un excelente trabajo como su secretaria, pero podía buscar a alguien más.
Sin importarle lo que pasara con ella regresó de nuevo a la oficina con un semblante tenso. El chisme no tardó en ser esparcido por toda la empresa. El CEO había despedido y gritado a su secretaria frente a todos. Aumentando el rumor de que era alguien frío y muy estricto. Al alfa eso no le importó.
El resto del día se fue rápido, cuando salió de la oficina y no vio a Setsuna allí, únicamente al asistente, poco le importo saber que ocurrió con ella así que volvió a casa con un tremendo dolor de cabeza, tenía tantas cosas en la cabeza, había sido un día largo y estresante, ya se había tomado un par de aspirinas pero ni eso había logrado ayudarlo del todo a dormir.
Se levantó en medio de la madrugada para beber algo de agua, su departamento era enorme y le parecía aún más durante las noches en medio del silencio y la oscuridad. Para su sorpresa Nobuyuki no estaba en la cama así que rápido empezó a buscarlo. Lo encontró en la sala jugando con sus viejos juguetes un tanto desanimado.
— ¿Qué haces despierto? ¿Tampoco puedes dormir? —
Cuestionó acercándose con el niño quien lo miró con sorpresa y se encogió de hombros.
— Extraño mucho a mi mami, solía contarme un cuento antes de dormir o cantarme. —
Mencionó moviendo el viejo juguete de All Might de arriba a abajo. Katsuki suspiró observando el semblante decaído del cachorro, fue entonces que entendió que haber separado al cachorro de su madre era un error. Cómo le había dicho Mitsuki; Nobu era un niño pequeño, acostumbrado a un entorno con una sola persona. Sacarlo de allí era cambiar su mundo por completo. Una pelea por custodia era absurda, cualquiera diría que él lo hacía solo por afectar a su expareja o por mero capricho, aunque la situación era más compleja que eso.
— ¿Te gusta estar aquí conmigo? —
Cuestionó y el cachorro asintió levemente.
—Si, tu casa es bonita y tienes muchas cosas. Los abuelos me caen bien, pero ¿Podemos traer a mi mami aquí también? —
El alfa sonrió levemente, que petición tan inocente, rascó su nuca sintiéndose culpable y resignado. No importa cuánta ropa, juguetes o cosas le diera al cachorro, este seguía pensando únicamente en su madre. El dinero no compraba el amor. Eso lo tenía muy claro desde hace mucho
"Ojalá pudiera, sería jodidamente increíble"
Acarició la cabeza del pequeño mientras observaba el tremendo parecido entre ambos y luego prestó atención al sobre amarillo sobre la mesita de centro. Ese que Izuku le dio al mediodía. Recordó la manera en que el Omega se dispuso a renunciar a su propio hijo con lágrimas en los ojos y una tristeza que fue inútil de ocultar. ¿Por qué había hecho eso? Era obvio que el menor amaba a su cachorro. Aun así accedió a darle la custodia completa.
Empezó a sentirse como un villano, alguien que solo estaba separando a un niño de su única familia, era su hijo sí, pero ni siquiera se sentía como un buen padre.
"Por más que lo intente, él ya tiene su vida y su familia, soy su padre biológico pero jamás seré su padre real separándolo así de su entorno"
Negó con la cabeza suspirando y empezando a tomar una decisión de la que no estaba del todo seguro.
"Te quiero Nobu, pero no es justo que te obligue a ser mi hijo"
Suspiró resignado, se suponía que él ya había cambiado, ya no era ese alfa egoísta y altanero de la preparatoria. Claro que aún tenía uno que otro remanente, pero ya no era ese Alfa inmaduro e irresponsable. Pensó también en la discusión que tuvo con el Omega. Había reaccionado por mero impulso pero había sido muy duro con él también.
Todo estaba mal. Estaba cansado de equivocarse siempre.
— Nobu, te llevaré con tu mamá ahora mismo, prepara tus cosas —
Le dijo al menor con una sonrisa melancólica. El chiquillo sorprendió por escuchar eso hubiese sido como haberle recargado la energía. De inmediato se puso de pie con una sonrisa amplia y corrió a empacar sus cosas en una maleta que el alfa le había comprado días atrás.
Mientras el menor hacia eso el alfa se debatió en llamar a Izuku para avisarle pero ya pasaba de la media noche y seguramente ya estaba dormido, entonces pensó en que sería mejor darle la sorpresa, cuando despertara el Omega vería al cachorro con él además tenía cierta pena de verlo. Ya no estaban en malos términos como tal, pero se seguía sintiendo una sensación extraña entre ambos, acudió a su habitación buscando algo que recordó tenía guardado y quería llevarle.
Minutos más tarde cuando el cachorro volvió con sus cosas ya listas el alfa le ayudó acomodar algunas también cómo la ropa nueva que le había comprado.
— Antes de llevarte debes aprender a llamar a emergencias, tu mamá puede llegar a volver a sentirse mal así que tú debes ser el hombre de la casa. ¿Entiendes? —
Le indicó el alfa, el niño asintió dispuesto a aprender. Prestó mucha atención a como el alfa le mostraba como llamar al número de emergencia y lo que debía decir cuando atendieran la llamada. Era simple, tres dígitos que el niño memorizo rápidamente. Mientras iban en el auto seguían repasándolo. Cuando llegaron al fin al edificio del Omega bajaron con todas las cosas y subieron por el viejo ascensor.
— Entonces repasemos una última vez —
Pidió el alfa. El niño asintió entusiasmado.
— Tocó el dibujo del teléfono, luego 911 y el color verde, cuando respondan digo mi dirección y nombre y que necesito ayuda para mi mami —
—Así es, que listo eres, ¿Recuerdas que haremos ahora mismo verdad? — Cuestionó llevándose el dedo a los labios en un gesto de complicidad. El niño asintió divertido.
— Entramos sin hacer ruido para no despertar a mi mami, en la mañana me levanto, lo sorprendo y le doy esto —
El cachorro mostró el sobre amarillo que llevaba por dentro sus documentos y una pequeña nota escrita por el alfa dónde le indicaba que le estaba regresando al cachorro y además revocaría la demanda se custodia dejándosela a él. Tal y como estaba todo antes de volver a reencontrarse.
Con la llave escondida en la maceta, ambos entraron nuevamente al departamento con mucho cuidado de no hacer ruido. Avanzaron despacio iluminando con la lámpara del teléfono del alfa. El entusiasmo de Nobuyuki era evidente queriendo reírse pero hizo su mejor esfuerzo para mantenerse callado. El alfa asomó a la habitación de Izuku, allí logro verlo dormido en la cama con calma y suspiró aliviado de encontrarlo allí. Hizo un gesto con su mano al cachorro dándole a entender que avanzara hasta su habitación y al entrar dejó la maleta en el suelo y ayudó al niño a acostarse en la cama.
— Está dormido, sigue el plan y ya sabes que hacer, en la mañana lo sorprendes. Ahora duerme también tú —
Le susurró muy bajito al cachorro quien de manera obediente asintió agradeciéndole por haberlo traído a casa y se acomodó mejor entre las sábanas y cobertores, era una noche helada. Todo el día anterior había nevado. Se quedó junto al niño hasta que este se quedó dormido y entonces sacó de la maleta aquello que había guardado para llevarlo.
— Descansa Nobu, supongo que ya no te veré tan seguido... Cuídate mucho y también cuida a Izuku —
Pidió en un último susurro antes de darle un suave beso sobre la frente al niño. Salió de la habitación cerrando la puerta con cuidado y en sus manos había un marco blanco para foto de madera fina con vidrio. Avanzó por el pasillo despacio hasta llegar a la sala donde vio por última vez el altar con la foto de Shoto y los padres del Omega.
—Aquí estás... —
Murmuró tomando la foto algo doblada y maltratada del alfa bicolor, con cuidado la colocó sobre el marco nuevo y la puso en la repisa. Lo observó por un instante meditabundo y se acercó a la foto con una mezcla de tristeza y gratitud. Comenzó a hablar, como si estuviera escribiendo una carta a esa persona fallecida.
— Shoto, no sé cómo podré agradecerte todo lo que hiciste por ellos. Cuidaste a mi hijo como si fuera tuyo y siempre estuviste allí para Izuku. Maldita sea, eres el verdadero héroe, no yo —
Empezó a hablar bajito, en un susurro que pensó que solo el podía escuchar. Ya no tenía más resentimiento hacia ese Alfa. Izuku le aclaro que no se había aprovechado de él. Lo único que hizo fue salvarlo. De no ser por Shoto, ni Izuku ni su hijo estarían vivos.
— Tu bondad y generosidad por los demás son algo que siempre admiré y envidié, no podía ser como tú y te odiaba por eso. —
Suspiro viendo la imagen del bicolor, tan sereno y tranquilo como siempre. Con ese gesto suave pero maduro.
— Me siento culpable al pensar en cómo te traté en el pasado, cómo te desafié y te hice sentir, pero tú nunca te rendiste, siempre estuviste dispuesto a ayudar y a amar a Izuku, ahora entiendo que solo buscabas protegerlo y no te culpo. —
Bajó la mirada frustrado y se llevó las manos a los bolsillos de la gabardina que llevaba puesta.
— Cuando mi hijo nació, estuviste allí para ayudar a Izuku y encargarte de ambos, eso es algo que no cualquiera hace. Los apoyaste en momentos difíciles, y siempre estuviste dispuesto a escuchar y aconsejar, Nobu tiene eso de ti. Aunque es mi hijo se parece más a ti que a mí... tu presencia sus vidas fue un regalo. —
Dibujó una leve sonrisa negando con la cabeza.
— Es estúpido hablarle a una fotografía, pero sí de alguna manera logras escuchar lo que digo, quiero que sepas que lamento todo lo que te hice en el pasado, te respeto y te agradezco por todo, es una mierda que estés muerto por qué ahora tu legado está creciendo en el vientre de Izuku, también estás presente en nuestro hijo, pero al menos siéntete tranquilo de que ellos están bien —
Suspiró cansado pero con un peso menos en su pecho.
— Gracias por todo Shoto, por ser un rival, un apoyo para Izuku y un padre para Nobu. Gracias por haber sido tú mismo, un Alfa increíble y admirable, espero que puedas perdonarme y que puedas ver que he cambiado, que he aprendido a apreciar y amar a los demás como tú siempre lo hiciste —
Dijo por último haciendo una reverencia respetuosa hacia la fotografía de aquel alfa mientras juntaba sus manos a la altura de su rostro.
—Descansa en paz —
Tras la reverencia suspiro con un semblante más tranquilo, estaba dispuesto a hacer las cosas bien, había dejado a Nobu, renunciaría a su paternidad con tal de que esté fuera feliz con su madre. De igual forma haber sacado todo lo que tenía en el pecho hacia Shoto había sido liberador.
Ya no sentía más culpa o resentimiento. De ahora en adelante solo se enfocaría en buscar su propia felicidad. Tal como Izuku le dijo hacía muchos años en un viaje en ferry.
Se dio media vuelta dispuesto a irse y con ello dejar en paz a esos dos. Aún seguía sin saber si haberse reencontrado con Izuku había sido el destino o una casualidad, pero agradecía haberlo podido ver una vez más, olerlo y escucharlo y sobre todo haber podido conocer al menos un poco a su hijo. Ya con eso se sentía más que bendecido, después de todo no todos tenían la suerte de volver a toparse en la vida a su primer amor.
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La sensación de tranquilidad era vaga, se supone que debía estar satisfecho por actuar de la forma más clara y madura posible. La pesada decisión de dejar a Nobuyuki fuera de su cuidado dolía, pero era necesario.
Continuaba su camino por el pasillo con intención de apretar el botón del ascensor, eso hasta que un llamado a su espalda exigiendo que esperara y el fortuito agarre en el brazo que le hizo dar media vuelta lo dejó perplejo.
―¿Qué sucede? ―Cuestionó un poco intimidado por el repentino alcance.
Apreció a Katsuki con un gesto titubeante y exaltado, como si todo lo que dijo había sido algo fuera de lo que especuló. Por alguna razón, toda esa posición de ambos le hizo recordar la vez en que su mundo cambió al enterarse de la apuesta. El alfa lo había tomado en una posición similar para frenarlo en un intento de explicar las cosas, pero Izuku solo le propinó una fuerte bofetada. Esta vez no debía llegar lejos.
Al escuchar como Katsuki le aclaró las cosas con Setsuna sus ojos abrieron un poco más, al igual que sus cejas se elevaron.
―Pero... Ustedes siempre están muy cerca... ―balbuceó nervioso, oír a Katsuki gritar así lo dejó desconcertado por esa necesidad de aclaración.
Probablemente fue producto de su autosabotaje, pero el omega los recordaba muy allegados, compartiendo tiempo libre, incluso Setsuna le dijo que siempre le regalaba flores. Despacio separó del agarre y quedó frente al rubio, dándose cuenta de la determinación que ostentó por encontrar el meollo del asunto.
Izuku se acarició un par de rizos encima de su oreja con nerviosismo vigente, sobre todo por oir el agradecimiento de cederle la documentación de Nobuyuki y que estaba en buenas manos, así que no debía preocuparse. Era muy fácil decirlo, pero para alguien que todo el tiempo estuvo cuidando de su cachorro era complicado establecer. Aun así, asintió la cabeza afirmando confiar en sus palabras.
―Dale mis saludos, que estoy mejor... Debe estar preocupado porque la última vez que me vio no estaba tan bien... ―recordó con vergüenza el deplorable estado en que Nobuyuki lo vio en cama, inerte y débil.
Conocer que Katsuki no estaba arrepentido de ir a ayudarlo y no dejarlo morir era un suspiro de alivio, tenía miedo de que por todos los estragos que hizo con su ausencia un día en la compañía complicara más las cosas.
"Muchas personas te necesitan, no solo Nobuyuki, ¿entiendes eso?"
No, realmente no lo entendía. Solo elevó sus hombros resignado al considerar que ese cachorro era el único, pero después de la mención del embarazo pudo expandir más la necesidad de otros consigo. Se llevó una mano a palpar su vientre aun plano.
―Ya no subestimaré mi estado.
Respondió sosegado al tema de su embarazo, no obstante, ante la indicación de cualquier malestar llamara a emergencias o incluso al alfa le provocó un sonrojo culpable por lo obvio que era su gusto por las feromonas de cítrico y picante en Katsuki. Su nido estaba con ellas, incluso encima llevaba una ligera estela.
―Lo tendré en cuenta... ―Su voz tembló cohibido por aceptar su ayuda en otra oportunidad. ―Hasta luego, Baku-... Katsuki.
Dijo con mayor confianza, al menos en decirle por su nombre esta vez, sin tanta formalidad absurda, después de todo ya no era su jefe en el corporativo.
Descendió solo por elevador con ese extraño sabor de boca, sentía que estaba haciendo las cosas adecuadamente esta vez, pero aun no le parecía suficiente. Las palabras de Shoto en la carta le recalaban aun en su pecho:
"Decide honestamente lo que quieres por tu cuenta".
―Lo que quiero ya no está a mi alcance.
Susurró con derrota para sí mismo mientras recargaba un hombro en el elevador, volvió a mirar la palma de su mano con la que estrechó la mano de Katsuki en la terraza.
Aun tenía cosas por hacer antes de volver a su hogar, a pesar de la condiciones del clima fue hacia el cementerio donde estaba el sepulcro de Shoto Todoroki, limpió un poco la nieve que estaba acumulando e intentó poner unos inciensos que no duraron mucho por la nevada. Se inclinó frente a la lápida de piedra mirando atentamente el nombre grabado en ello.
Rio un tanto nervioso e inclinó la cabeza con signo de disculpa.
―Si no hubiera sido un cabezota y leído esa carta mucho antes... Todo sería diferente. Lo lamento.
Había poca gente recurriendo ese pasillo de lápidas con sus difuntos, todos iban acompañados. Izuku era el único que iba solo.
―Aun no sé que nombre ponerle a nuestro bebé. Nobu-chan estaba emocionado y confundido por convertirse en hermano mayor, tarde o temprano se conocerán pero no vivirán juntos.
A su cabeza llegó el portaretrato destruido de Shoto, una mueca incómoda lució en sus labios no muy orgulloso de lo que ocasionó con sus palabras.
―¿Tu crees que debí darle oportunidad? Ya no es el problemático chico de esa vez, pero... Mentiría si dijera que no me da miedo ser engañado... A pesar de que ya aclaramos todo...
Susurró con un puchero inseguro, haciendo círculos de forma ansiosa en la nieve con el índice.
―Dijo que me ayudaría con el embarazo, pero no sé si llegará a aceptar un cachorro ajeno... ―suspiró con desgano―, no quiero llegar al punto en tener que elegir un alfa o mi bebé.
Escuchó las risas de un infante que iba con un par de adultos, tal vez sus padres, notó como el hombro lo levantó en sus hombros para cargarlo y retirarse tomado de la mano con su pareja. El semblante en su rostro relajó con una tibia sonrisa devolviendo a ver la lápida.
―Nunca te lo dije, pero fuiste un ángel para mí. Siempre quisiste reparar las cosas de una u otra forma, nunca permitiste que me estancara... Me encantaría que todos vieran eso de ti, sobre todo Kacchan, aunque fue imposible, eran como agua y aceite...
Seguramente Katsuki estaba harto de oir siempre de Shoto en boca de Izuku, fue muy claro de lo aborrecido que tenía hasta desquitarse con su fotografía en el altar. Tal vez debió contarle la verdad detrás de todo lo que Shoto dejó en esa carta, pero mencionarlo en la terraza fue con pinzas al conocer lo mal que se llevaron.
Alzó la cabeza para ver el cielo nublado con la continua nevada, suspiró una vez más poniéndose de pie.
―Ya me tengo que ir. El doctor dijo que no me exponga al frío, sin alfa que pueda mantenerme cálido es malo... ―exclamó incómodo rascando su cabellera cerca de la nuca―, vendré después.
En la tarde y antes de volver a casa fue a una tienda de conveniencia a comprar víveres ya que estaba la alacena vacía. Volvió con una bolsa de papel llena de comida sosteniendola en un brazo. Iba llegando al complejo de departamentos y se percató que alguien iba saliendo. Reconoció que se trataba de Setsuna Tokage, iba con una cara larga con las manos en los bolsillos de su abrigo.
La chica también se percató de Izuku y esperó que acercara a la acera para no estar bajo la nieve.
Por un momento, Izuku creyó que fue para notificarle malas noticias, tal vez le pasó algo a Nobuyuki, pero era extraño ya que apenas hace unas horas había hablado con Katsuki y le dijo que estaba bien.
―¿Qué haces aquí, Setsuna-san? ―Cuestionó con precaución, recordando sus amenazas y también la aclaración del alfa con ella.
La chica encogió de hombros con la misma cara larga. Izuku percató que había cierta irritación en sus ojos, como si hubiera estado llorando antes.
―Por un momento creí que era falsa tu dirección, estuve buen rato tocando tu puerta ―exclamó arrugando el entrecejo. ―Hace frío, ¿vamos a quedarnos aquí o vas a dejarme pasar?
Exigió impaciente y poco tolerable al frío, lo percibió por el vaho gélido de su aliento, como omega entendía la mala condición para el clima también, pero algo también le volvía a ser prudente y posesivo con su casa. No iba a dejar que un omega entrara a la calidez de su hogar y oliera las agradables feromonas del alfa en su nido.
―No ―respondió inmediatamente Izuku―, lo que sea que viniste a decirme dilo aquí y ahora.
Un tic discreto se formuló en una de las delgadas cejas de Setsuna y chasqueó la lengua por la arrogancia percibida.
―Cómo sea... ―dijo cruzando los brazos― Katsuki ya no quiere-... Él... saber de esa foto le molestó bastante... Nunca me había gritado así.
Mencionó con una mueca decaída y su voz tambaleante. Izuku parpadeó con asombro, sabía bien que fotografía mencionaba, no ocupaba detalles.
―Si no hubieras llegado... Tarde o temprano nosotros ―reclamó con una voz áspera, apretó sus brazos contra el pecho, aunque poco después su voz suavizó al borde de fragmentarse y descendió los brazos a los costados―. Me esmeré en que me mirara y aun así... Realmente la rechazada fui yo, nunca tuvo intenciones de buscar algo conmigo, ni con nadie... Su círculo solo eran sus padres y yo.
El entrecejo de Izuku arrugó un poco, al igual que la bolsa de papel en su lateral. Katsuki ya habia sido claro con eso en la terraza, de que todo el tiempo fue él quien no buscó nada con la mujer más allá de una amistad y colegas de trabajo. Setsuna rio por lo bajo con resignación.
―Debió ser duro para él, ¿no? Que su omega le rechace y cambie por otro, tanto como para que se estanque en ello toda su vida. Eres horrible.
Dijo con un toque empático con el alfa, sin embargo eso no le gustó al pecoso.
―No sabes nada de nosotros ―susurró Izuku de forma lúgubre.
―Claro, claro ―dijo con sarcasmo―, ahora también puedes estar tranquilo sin el peso del cachorro contigo, lo desechaste como al padre, después de todo ya estás esperando otro hijo con la sangre del alfa que sí amaste-...
El rostro de Izuku calentó molesto por ello, no dejó que terminara su frase y la silenció con una bofetada. Respiró agitado y con la mano al aire temblando de furia.
―No tienes la menor idea... De lo difícil que fue separarme de mi hijo como para que digas eso. No reemplacé a nadie.
Reclamó con la mirada brillosa en lágrimas con impotencia, miró su mano irritada por el impacto y el frío. Molesto por lo fácil que olvidó el último contacto que tuvo con Katsuki al reemplazarlo con esa bofetada a la omega.
Setsuna por su parte estaba con el rostro ladeado y parte del cabello al frente, se llevó una mano a tocar su mejilla rojiza por el impacto, sorprendida por eso. No esperaba esa reacción de alguien que siempre lució tan nervioso y manipulable en la oficina.
―Tal vez esté solo, sin empleo, ni mi hijo, pero quien me genera más lástima eres tú. Si solo viniste a eso subiré a mi hogar, retírate ahora.
Sentenció dando media vuelta para ir al pasillo con el elevador.
―Lo siento... ―dijo Setsuna apenas audible.
Eso detuvo a Izuku, regresando unos pasos algo confundido por creer que oyó mal.
―¿Qué dices?
―Lamento todo lo que te hice y eso. De mentir con Katsuki, de la sugestiva idea de apartar a tu hijo por tus malos antecedentes médicos, intentar sabotear tu trabajo. Por todo.
El gesto de Izuku estaba abstracto de notar la reverencia de Setsuna con él.
―Él habló contigo esta tarde, ¿verdad?
Cuestionó dudoso, pero estaba certero que Katsuki le dijo que aclararía las cosas con Setsuna de una vez por todas. La chica asintió aun cabizbaja.
―Como te dije, ya no quiere saber de mí, pero al menos me dijo que si aclaraba las cosas contigo... Podía quedarme con el trabajo. Puede que quiera deshacerse de mí, pero reconoce que hago un buen trabajo.
―Sí, reconozco también que mantuviste el entorno en tan importantes juntas sin el CEO, cuando estuvo atendiendo mi crisis...
Setsuna hizo un puchero con recelo de solo imaginar la nauseabunda idea de lo que tuvo que hacer Katsuki.
―Si es así, más te vale que le digas que vine a hablar contigo ―reiteró irguiendo y ajustando su bolso en el hombro, se iba a retirar pero recordó algo más―, por cierto, me debes otro teléfono.
Despidió por fin dando media vuelta y saliendo del estacionamiento del complejo de edificios. Izuku se quedó confundido con eso último.
Al llevar al nivel de su departamento abrió la puerta, encendió la iluminación. Imaginando a Nobu en la sala jugando o corriendo entusiasmado a recibirlo.
―Estoy en casa.
Dijo a su soledad retirandose los zapatos y el abrigo en la entrada, fue hacia la cocina a guardar los víveres que había comprado. Sacó las cosas una por una de la bolsa de papel, hasta que tuvo varias cosas en la barra se dio cuenta de algo que pasó desapercibido, en una mano llevaba unos cartones de jugo con pajita, como los que normalmente daba a Nobuyuki en su mochila para llevarlo a la guarderia, en la otra estaban unos snacks que regularmente le daba al cachorro en las tardes. Su hábito aun estaba con que el niño todavía estaba ahí. Suspiró con desaire.
―Se lo llevó sin nada más lo que llevaba puesto... Tal vez debería decirle que venga por las cosas de Nobu-chan, solo le di la documentación.
Dejó las cosas aun en la barra y fue a la habitación del cachorro, todas las cosas seguían ahí a excepción de un par de juguetes. Izuku hizo un puchero poco convencido, preguntandose como estará Nobuyuki abordando un cambio tan radical, sin su madre o el padre con el que siempre creció.
―Es pequeño y maleable, puede que se adapte pronto... ―susurró intentando relajarse de la ansiedad que le surgía por desconocer como la estaba pasando Nobuyuki.
Esa noche como era de esperar solo hizo cena para sí mismo, tenía el televisor encendido solo para tener algo de ruido y no sentirse tan solo, pero estaba con muy poco apetito picando el curry con arroz que apenas había dado unos bocados.
Sin trabajo o compañía en ese departamento ya estaba especulando que los días serían tan largos y tediosos. Un reflejo nauseabundo lo hizo saltar de su asiento y dirigirse al baño por las ganas de vomitar repentinas, eso terminó por erradicarle todo el apetito. Intentó mantenerse tranquilo, incluso tomó una larga ducha de agua caliente, siempre con el hincapié del médico en que debía mantenerse cálido en todo momento.
Se puso ropa cómoda, una pijama de pantalón y camisa mangas largas, por último puso un poco de orden en la casa como terminar de acomodar las compras y limpiar la cocina. Todo lo estaba llevando bien, no había problemas o complicaciones como antes, el entorno estaba aclimatado con las agradables feromonas de alfa, sobre todo desde su habitación.
Al echarse en cama, restregó medio rostro en las prendas que rodeaban y convertían en un maravilloso nido. Rezaba porque perdurara, pero era cruda la realidad de que en unas semanas el nido se opacaría del aroma. Sin estímulos del alfa se volvería un frígido nido, ya había sufrido dos veces la pérdida del nido, aun así, había acordado que cuando eso sucediera iría a la terapia de feromonas, por más que eso fuera decepcionante, no quería despegarse de su preciosa posesión en las feromonas del alfa.
Entrecerró los ojos adormilado en un suave parpadeo se dio cuenta de una hoja que sobresalía de una vieja caja que aun no había movido del mueble del tocador. Se levantó con duda para checar de que se trataba, notando un dibujo que facilmente reconoció su autor, pero el dibujo no era algo que recordaba de los varios que tenía guardados en una carpeta en el cajón. Analizó con atención los garabatos y las apenas legibles letras.
―"Mami... Baku-san... Yo..." ―susurró las palabras debajo del dibujo.
Pasó la yema de sus dedos por el trazo del menor que estaba entre las otras dos personas a su lado tomandolo de la mano. Una sonrisa diluida y resignada surgió en sus labios.
―¿Aun no le dices, Kacchan? ―Musitó con una ironía en su tono, que Nobuyuki le dijera "Baku-san" le hizo asumir que aún no revelaba que era el verdadero padre biológico.
Puso el dibujo en la mesa acomodando la caja en otro lugar, en lo que estaba ajustando las cosas del mueble vio la pequeña cajita de alhajero, sacó de entre los accesorios el anillo de promesa, lo admiró en silencio recordando que lo encontró la última vez afuera de donde habitualmente lo recordaba.
Estaba seguro que lo había sacado Katsuki, pero tampoco le hizo mención de ello en ningún momento que se vieron ese día. Con algo de desilusión lo volvió a guardar en su lugar concluyendo que el alfa olvidó también lo que significó en algún punto, no lo culpaba, ya que él lo hizo.
Volvió a echarse en la cama arropándose con el grueso cobertor y restregándose en la ropa imbuida de las feromonas ajenas. Le costó mucho, pero pudo conciliar el sueño con eso, como si todas sus preocupaciones esfumaran por solo ese aroma. Se estaba condicionando bastante a ello.
Horas más tarde algo instintivo lo despertó a mitad de la noche, estaba en oscuridad con solo la ligera sombra que daban los muebles por los faroles de la vía pública por su ventana. El barandal del balcón ya estaba con una capa de nieve y la temperatura esa muy baja.
Cerró los ojos nuevamente intentando retomar el sueño pero un ruido fuera de su habitación le hizo arrugar el entrecejo adormilado, consideró que fue producto de su imaginación pero nuevamente oyó un ruido que le hizo esta vez despertarse completamente.
Debajo del cobertor lo jaló temeroso mirando hacia la dirección de la puerta cerrada. Vivía solo, ¿quién podría ser? Incluso comenzó a recapitular si cerró la puerta con seguro, había un intruso en su casa.
"¿Un ladrón?"
Pasó saliva de forma áspera por su garganta, de manera lenta se levantó de la cama sin apartar la vista de la puerta alerta de cualquier otro sonido. Tanteó la mesita conjunta buscando su teléfono y llamar a la policía, también le cruzó por la mente Katsuki, entonces, recordó que lo había dejado en la barra de la cocina cuando estuvo acomodando su mandado y haciendo la cena. Lo único que pudo tomar de allí era una pequeña lámpara que desconectó y enrolló el cable para convertirlo en su arma de mano.
Con su agarre tembloroso acercó muy despacio hacia su puerta, tomó el picaporte moviéndolo con sumo cuidado de no hacer ruido y salir. Desde luego que tenía miedo, pero no podía quedarse hecho bolita debajo del cobertor sin hacer nada. Jaló despacio la puerta apenas abriéndola unos centímetros procurando mirar por esa pequeña brecha en la oscuridad intentando orientarse en que lugar de su casa estaba el intruso.
Nuevamente oyó un sonido bajito de algún objeto dejarse en una de las mesas, por la distancia reconoció que era donde está el altar de sus difuntos, apretó aun más la lampara en sus manos dispuesto a salir y emboscarlo, estaba con una adrenalina temerosa encima.
Sin embargo, todo intento de salir esfumó al oir la grave voz que lo dejó paralizado al reconocerla.
"Esa voz... ¿Kacchan?"
Asomó por la puerta entreabierta buscando su silueta al fondo del pasillo donde estaba el altar, por la luz que acudía por las cortinas traslucidas enfocó más en la alta silueta de cabello puntiagudo.
"¿Qué está haciendo aquí? Es medianoche"
Le resultaba inquietante esa visita inesperada, el como entró y por qué eran sus principales incógnitas.
Pretendió abrir toda la puerta y cuestionarle directamente que estaba sucediendo, pero frenó su mano al escucharlo hablar, era una voz bastante baja pero gracias al absoluto silencio del entorno el omega logró entenderlo, sobre saltó un poco al oír la mención de Shoto.
Se recargó a la pared prestando más atención a la voz de Katsuki, por un momento pensó que le diría cosas desagradables como en la escuela cuando ambos chocaban palabras, pero no fue así. Estaba dándole las gracias.
"El retrato que rompió con la fotografía de Shoto-kun..."
Pronto carburó a donde estaba dirigiendo con precisión esas palabras, la vieja y algo maltratada foto de Shoto Todoroki estaba allí, aun no le había puesto otro marco de retrato.
"Éramos rivales, competíamos en todo, sobre todo en obtener el cariño de Izuku, al final fuiste tú el que ganó"
Esa frase apretó el pecho de Izuku con una sensación difícil de interpretar. Recordó que en la carta de Shoto mencionaba algo similar hacia Katsuki de ganar su corazón, ambos llegaron a su propia conclusión. El pecoso era el que verdaderamente tenía la verdad a eso y no lo había encarado.
"Yo era un idiota que no sabía cuidar lo que era importante... lo aprendí a la mala, perdí a mi Omega y viviré arrepentido el resto de mi vida"
El entrecejo de Izuku arrugó mirando a la nada en su oscuridad de la habitación. Todo lo que memoró cuando terminó con Katsuki fue infernal en su transición esos días antes del partido final, el ignorarlo, evadir sus búsquedas al considerarlo mentiroso, todo se volvía más nítido en su cabeza.
"El lazo... fue lo más horrible de perder."
Al oír su agradecimiento por proteger tanto a él como a Nobu su faceta relajó y dibujó una sutil sonrisa por la mención de que su hijo tenía hasta cierto carácter de Shoto al saber oír y aconsejar. Negó con la cabeza un poco divertido de eso, por más relajado y bien portado que podría ser el niño conocía el otro lado de la moneda cuando se volvía un caprichoso posesivo. Aparentemente Katsuki desconocía aun eso de su hijo.
Cruzó los brazos aun recargado a la pared prestando atención todavía, hasta que llegó a captar una mención de su actual embarazo, eso fue lo que le hizo sobre saltar nuevamente. Nervioso por saber la verdad del alfa a su estado en cinta. No hubo mucho indicio, solo que le parecía desalentador que su legado creciera en el vientre del omega y no se hubiera enterado.
Izuku tampoco sabía que pensar al respecto, Shoto nunca fue específico si quería tener un cachorro biológico, después de todo era muy complicado el tema de linaje con él y su familia. Pero, cualquier alfa quisiera tener hijos de su propia sangre, ¿no?
Por un ligero despertar pudo escuchar una conversación bastante íntima, se sintió bastante indebido pero no era para mucho a comparar a Katsuki allí. Dio un suspiro inseguro.
"No odia a Shoto-kun como creí, tampoco le guarda resentimiento por lo que pasó... Y aparentemente a mí tampoco"
Miró de reojo a su cama y posteriormente hacia la dirección donde estaba el mueble con el alhajero, apenas era visible en esa tenue oscuridad que rescataba la ventana del balcón.
"Tan solo revela lo que sientes"
Las palabras de Shoto en esa carta recalaron fuertemente con eco en su mente. Con un puchero quiso armarse de valor y afrontar lo mejor posible esa situación, no podía solo pasarlo desapercibido. Ahora mismo le daba incluso más miedo que antes de enterarse de quien era el invasor.
Dejó la lámpara con cuidado en el mueble y respiró hondo tratando de permanecer tranquilo. Jaló la puerta y salió al margen de su habitación.
―Kacchan ―llamó con suavidad desde su perímetro―, ¿qué haces aquí?
Se percató del desliz incómodo por ser atrapado allí, ante la pregunta de porque estaba despierto fue que le llevó a elevar los hombros negando un poco la cabeza.
― Logré escuchar algo, y pues vivo solo... Por un momento consideré el... ―pausó su comentario al estar a punto de decir que iba a llamarlo. ―Como sea, si estás aquí... Nobu-chan te dijo de esa llave que dejé en caso de emergencias, ¿verdad?
Realmente no se le ocurría otra forma en que hubiera allanado tan fácilmente, su hijo era el único que conocía esa llave que había dejado en la entrada en caso de necesitarla.
―¿Le pasó algo?
Por un momento surgió un miedo paranoide de imaginar al alfa estar allí tan tarde, de solo imaginar que vino a notificarle algo malo de Nobuyuki le hizo arrugar el entrecejo preocupado. Con cierta resignación y reclamo en arruinar una sorpresa el alfa le señaló la puerta de la habitación del menor, Izuku acercó al sitio abriéndola, sus ojos ampliaron aturdido de reconocer el pequeño bulto arropado en la cama.
Empujó un poco más brusco la puerta para adentrar en la oscuridad y verificarlo, era Nobuyuki plácidamente dormido. Un remolino de añoro lo invadió por verlo luego de días, lucía bien como Katsuki le dijo esa tarde. Acarició el cabello rubio despejando un poco la frente dándole un tierno beso.
Se percató del sobre amarillo que estaba el mueble conjunto a la cama del menor, ese mismo que le había dado en la tarde con toda la documentación legal e importante. La tomó en su mano dudoso de imaginar la causa, necesitaba cerciorarlo.
Salió una vez más al pasillo cerrando la puerta tras de sí, siendo más sigiloso y así evitar despertar al menor. Reformuló su pregunta:
―¿Qué hacen los dos aquí tan tarde?
Su gesto descolocó al oír la respuesta con claridad, Katsuki cancelaría la demanda de custodia total, le dejaría a Nobuyuki como antes.
Izuku estuvo inerte en su lugar procesando eso, totalmente incrédulo de ese cambio radical de las cosas. Sus ojos miraron hacia la mesita cercana al alfa donde estaban las fotografías, la pobre iluminación del entorno por la ventana de cortinas traslucidas en el pasillo y la luz del teléfono de Katsuki fueron suficientes para darse cuenta que estaba otro retrato con la fotografía de Shoto.
―Vas a dejar a Nobu-chan... ¿conmigo?
Abrió el sobre confirmando que estaba toda la documentación del menor, pero no era todo, también una pequeña hoja con una nota con letra del alfa, logró leerla acercando a la ventana, confirmando esas intenciones de que estaba devolviendo a Nobuyuki sin querer pelear la custodia para dejar todo como estaba inicialmente.
―Entonces... ¿esta es la sorpresa que arruiné por despertarme?
Debería estar feliz o al menos agradecido por ese gesto de que no se quedaría solo en su embarazo con su hijo mayor ahí, pero algo en todo eso le generó un amargo sabor en la lengua.
―¿Por qué siempre haces esto? Dejas una nota y te vas de mi vida...
Musitó arrugando un poco el papel que llevaba en mano con algo de frustración. Curiosamente, era la tercera vez que sucedía algo así.
Miró la fotografía de Shoto en ese nuevo marco en el altar, sus palabras recalaron una vez más en su pecho por recordar al bicolor pedirle decidir y hacer lo que quisiera.
―No fue mi intención oírte... Pero estás equivocado en algo.
Dijo negando la cabeza levemente, con un golpeteo ansioso en su pecho por su corazón temeroso. Se sentía como la primera vez que iba a confesarse en el atardecer del ferry, con miedo al rechazo.
―Realmente adoro a Shoto-kun, pero incluso él reconoció que mi corazón perteneció a otra persona. Estuve mucho tiempo intentando enterrar este sentimiento hasta olvidarlo, pero simplemente... No lo logré y solo me convertí en un terco que intentó forzar algo que creía correcto.
Dejó el gran sobre amarillo en la mesa con cuidado mirando con nostalgia las imágenes allí, su mano recorrió hacia el marco nuevo de Shoto ajustándolo con cuidado en su lugar correspondiente antes de ser arrojado al suelo por la última discusión.
―Tengo más nítidos mis recuerdos de la vez que me ayudaste... ―susurró con un sutil sonrojo por el montón de besos y arrumacos que tuvieron, incluso su cuerpo aun tenía unas marcas de ello y no dudaba que el rubio también. ―Como omega... Estuve sumamente feliz de que mi alfa llegara... Kacchan, siempre has sido el alfa ideal para mí.
Confesó llevándose las manos a su cuello con vergüenza y unos ojos brillantes con el cúmulo de lágrimas. Su corazón también quería llorar y desahogar todo lo que estuvo reprimiendo.
―Desde que supe de la apuesta hace años he tenido miedo de equivocarme y desbordar mis sentimientos otra vez, me asusta confiar en las personas, por eso... Cuando te volví a ver en ese lugar... Estaba bloqueando muchas cosas que vivimos, pero Shoto-kun también me abrió los ojos, hizo todo lo que tuvo a su alcance para que nos volviéramos a ver.
Acarició con las yemas de sus dedos las marcas en su nuca, la de Shoto que estaba desapareciendo su lazo y la antigua cicatriz de su primera mordida, sus ojos acumularon más lágrimas.
―Dolió mucho perderte... Por más que quise sellar lo que siento por ti, ver a Nobuyuki solo me daba realidad de que era imposible. Estuviste presente de una u otra forma, por más que lo intenté no pude olvidarte completamente.
Una mano acudió inmediato limpiar la lágrima que intentó derramarse por su mejilla y gimoteó controlando su sollozo.
―Eres mi alfa ideal. Kacchan, te amo mucho.
Declaró con su corazón sintiéndose al borde de explotar si no lo soltaba, la pesadez de esas palabras fue liberador decirlas luego de tanto tiempo.
―Te amo. Te amo. Te amo. Te amo.
Dijo una y otra vez apretando con fuerza sus ojos procurando no llorar, pero las lágrimas derramaron aun así.
―Amo el nido que me hiciste, amo nuestro cachorro, amo lo mucho que cuidaste de mi todas estas semanas... Sobre todo cuando te enteraste de mi embarazo...
Abrió despacio los ojos con miedo de afrontarlo, pero debía hacerlo adecuadamente en ese momento tan crucial. Lo notó al frente, con ese gesto único y esa mirada escarlata que le provocaba suspiros de cualquier ámbito.
―Tienes todo el derecho de congeniar con Nobu-chan, si te vas... Sería perder a su papá de nuevo, pero tampoco quiero forzarte en aceptar a mi bebé, uno que no es tuyo.
No quería perder a ninguno, ni a Katsuki ni a su embarazo, deseaba a ambos.
Fue entonces que recordó sus últimas palabras de esa tarde cuando despidieron frente al ascensor.
"No vuelvas a caer enfermo, a la mínima señal llama al número de emergencias, o a mi si lo prefieres... Sé que mis feromonas te ayudan así que si lo necesitas hazlo saber..."
Sus manos pronto encaminaron a la gabardina de Katsuki con intención de que no alejara, evadió la vista con angustia por darse cuenta de lo caprichoso que se estaba comportando, pero como omega solo quería su alfa.
―Dijiste que te llamara si necesitaba ayuda... Iba a hacerlo cuando desperté pensando que era un ladrón hasta que supe que eras tú ―su voz tambaleó nervioso así como sus manos temblaron aferrados a las prendas. ―Me cuesta mucho conciliar el sueño con este frío a pesar de estar en gruesos cobertores en el nido. Hiciste que me levantara, mi cuerpo volvió a enfriar y no podré dormir otra vez, además el nido... necesita más feromonas...
Susurró cabizbajo con el sonrojo acentuado en su rostro por darse cuenta que las palabras salían más rápido de su boca antes de carburar su desesperada petición.
―¡Por favor hazte responsable y duerme conmigo! ―demandó alzando la vista para mirarlo al rostro con un semblante firme aunque duró poco por el bochorno de afrontar esos ojos rojos―, po-por favor...
Su gesto suavizó, así como su voz por no poder afrontarlo tan severo, se sintió acobardado y sumiso como las veces que le dijo quedarse a dormir con él cuando estaba paranoico por los yakuza.
―Quédate esta noche, necesito un alfa en mi nido. Que me haga sentir seguro, sentir correspondido... Por lo menos una noche, por favor...
Dijo con un suplicio final alzando los brazos para rodearlo en un fuerte abrazo por el torso buscando el calor y sus feromonas como la vez en que despertó al mínimo estímulo en cama cuando fue su crisis.
―No solo es instinto omega en busca de mi alfa, soy yo completamente. Tu Deku quiere que te quedes.
Confesó con total naturalidad, sus manos apretaron la gabardina a la espalda del alfa con una ansiedad de su calor corporal y estar juntos nuevamente. Por fin había desglosado todo lo que estuvo reprimiendo, debía correr el riesgo en busca de esa felicidad que Shoto le insistió en que buscara por su cuenta.
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Hey, feliz año 2025 :)
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