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Crisis

Tener un cachorro, si bien podía considerar una bendición también llevaba sus contras. Tuvo muchas cosas en su cabeza en su primer embarazo, cuando nació Nobuyuki no estaba con mentalidad de volver a pasar por algo así, sorprendentemente Shoto tampoco le hizo hincapié en querer criar más cachorros cuando se unieron. Quizás solo hacía comentarios esporádicos de como imaginaría un hijo de ambos, pero conociendo la mala condición de Izuku no quiso que volviera a sufrir, como médico conocía el riesgo que llevaba consigo el volverlo a embarazar.

Una sonrisa liviana llevaba en la cara, le orgullecia mantener algo que testificara a Shoto, ese tramo en que procuró mantenerlo de pie y feliz, fueron años extraños pero alegres en su modo.

Por otro lado, debía lidiar con esa etapa y completamente solo. Suspiró caminando por el pasillo hacia el mueble donde tenía un pequeño altar de sus queridos difundos. Miró a sus padres, cosa que le hizo suavizar el semblante al imaginar que reacción llevarían por tener un nieto o nieta más. Posteriormente dirigió a mirar el retrato de Shoto, con esa mirada al frente con ese gesto sereno que normalmente llevaba, levantó el cuadro con ambas manos y observó con detenimiento las facciones del alfa bicolor: ojos relajados y heterocromáticos, cabello bicolor.

—Esta vez se parecerá a ti, supongo... —bufó delineando con la yema de los dedos el perfil de Shoto. —Espero que al menos tenga algo mío...

Negó la cabeza con una risa entre dientes por recordar a Nobuyuki, no tenía ningún rasgo físico para decir que sacó algo de Izuku. Los genes de Katsuki fueron los que dominaron completamente.

Dio un suave beso a la foto dejandola de nuevo en su lugar y volvió a la sala donde estaba su hijo gabarateando en un cuaderno con crayolas.

—¿Cuándo va salir mi hermano? —Preguntó de inmediato al ver a Izuku tomar asiento cercano a su lugar.

El peliverde rascó su cabeza incómodo de que probablemente Nobuyuki estaría insistente con preguntas de ese tipo.

—Todavía falta un tiempo, meses...

—Entonces marcalo en el calendario de la cocina como hacía papá para las fechas importantes —remarcó señalando hacia la barra.

—Cariño, es que aun no sé que fecha será. No te impacientes, ya llegará —dijo rodeando al pequeño rubio en un brazo que extendió por su cuello. —Serás un gran hermano mayor, ¿verdad?

Nobuyuki asintió con firmeza sin soltar su cuaderno garabateado.

En algún momento debía avisar del embarazo en el trabajo para dar permisos y ciertos criterios, no obstante tuvo un cosquilleo por recordar que se trataba de su jefe, o más bien quien lo era. Miró de reojo a Nobu que estaba tranquilo en sus asuntos, recordó la promesa que le hizo al alfa de comenzar a tantear el tema con su cachorro.

Por más que le incomodara reconocer, Katsuki era su padre biologico, era como si intentara tapar el sol con un dedo. Si el quería tener una custodia compartida le sería muy contraproducente negarsela. Hizo un puchero, ¿por qué debía enterarse a esas alturas? Su misión fue intentar borrar cualquier rastro del alfa en su vida, ahora imaginar esa cercanía no solo por trabajo, sino por lidiar en compartir a su cachorro.

—Nobu-chan, ¿extrañas a tu papá? —cuestionó acariciando su cabellera rubia, sintió la pequeña cabeza asentir en silencio generandole una punzada triste en su pecho, no era el único que sufría la ausencia en ese lugar. —Papá no puede volver... pero, ¿qué opinas de conocer más personas? Claro, además de este bebé.

—¿De quién hablas? ¿Va venir alguien?

—No. Solo que... Hay alguien, que quisiera pasar más tiempo contigo.

Era más dificil de lo que pensó, pero debía tomar iniciativa a eso que estuvo procrastinando.

—¿Es amigo tuyo? ¿Quién es? Si es bueno entonces está bien.

Izuku alargó una mueca en labios sin saber que responder, no se le ocurría que buenas características podría dar de Katsuki, a su mente solo llegaban desastrosos momentos hostiles y groseros. ¿Realmente sería prudente acercar a Nobuyuki a alguien así? Podía percibirlo más maduro y serio, al menos en lo laboral, ¿pero sabría lidiar con un cachorro? Por más que Izuku se lo replanteaba no miraba un entorno así.

"Nobu-chan se torna insolente cuando algo no le agrada, no creo que se tengan paciencia..."

Arrugó el entrecejo con frutación de no ver una buena conclusión, la custodia compartida no era algo que le gustaría aceptar, le daba miedo ceder a su hijo con alguien que lo lastimó tanto en el pasado.

"Él es grotesco, es agresivo... Solo tiene esa cara larga la mayor parte del tiempo. No es amable..."

Pero eso no era del todo cierto, en su cabeza oscilaron memorias de momentos en que el alfa logró ser tan atento y cuidadoso con él. Una parte que aparentemente Izuku solo le conoció, pero... ¿Y si solo fingió todo eso como el buen actor que fue por la apuesta? No quería volver arriesgarse, sobretodo si presentaba a Nobu con él. Recordaba la mala relación que tuvo con Shoto, ¿y si le contaba cosas malas del bicolor? Podría llenarle la cabeza de feas ideas a esa inocente mente infantil. Le costaba mucho confiarle a Katsuki lo más importante de su vida, que era su hijo.

—Él es un poquito... serio, tal vez no quiera jugar, pero hablar... No lo sé... —balbuceó silenciando sus propias respuestas. No tenía nada certero de Katsuki.

Nobuyuki hizo un gesto desalentado por eso.

—Suena a alguien muy aburrido, ¿por qué quiere conocerme alguien así? ¿Es un señor?

—Sí, trabaja conmigo.

—Entonces es amigo tuyo, está bien.

Dijo trazando garabatos en el papel sin mirar a Izuku, quien lucía con cierto alivio, al menos pudo corregir un poco el no hablar mal de Katsuki.

El pecoso se puso de pie para ir por un vaso de agua, pero detuvo en el mueble donde tenía las flores que recibió hace unos días. Las rosas ya estaban con ciertos petalos marchitos pero en su mayoría estaban aun frescas por el agua que les cambiaba a diario. Por alguna razón, eso le generó un motivante en retomar su conversación con mayor seguridad, así que volvió hacia el sofá con Nobu.

—Esa persona también es fan de All Might, cuando tenía tu edad jugabamos mucho con ese juguete y teniamos más mercancía, incluso un día prometimos ir a America a conocerlo —dijo con una sonrisa suave y nostálgica—. Odio admitirlo, pero era un llorón y los niños solían ser abusivos conmigo, pero esa persona me defendió muchas veces.

Nobuyuki giró su cabeza curioso hacia su madre por ese comentario.

—¿Se conocen desde niños?

Izuku se acomodó nuevamente con el niño a su lado empezando a contar cada vez más de su viejo amigo de la infancia, el como vivían tan cerca que era muy frecuente que ambos jugaran en un parque cercano a casa. Pero solo eso, no explicó que un día desapareció y no lo volvió a ver a hasta años después en un reencuentro desastroso lleno de rencor injustificado.

Cuando llegó la noche y había acostado a Nobu, Izuku se quedó un rato más en el sofá individual con las traslucidas cortinas que ondeaban del fresco viento de otoño a su espalda. Tanteaba las rosas con sus dedos, curioso del ramo que estaba en el frasco de cristal con agua en la mesita.

—Que tipo de reacción tendrá cuando sepa de mi embarazo...

Se replanteó de muchas maneras el contarle, estaba la posibilidad de que respondiera indiferente lo cual era lo más normal, después de todo a un alfa normalmente no le interesaría un omega preñado por otro. Shoto fue su única excepción, tal vez orientado por Inko, pero aun así siempre se presentó para ayudar al pecoso en sus recaídas.

En la mesita también llevaba el folleto que le dio el doctor, un panfleto informativo de lo indispensable que era tener presente las feromonas de alfa en un embarazo omega, y en caso de la ausencia debía apegarse con alguien para soportarlo. Había una lista de alfas que se dedicaban a eso, su foto y perfil para contactar. A Izuku le dio repelus considerar esa idea, no quería otro alfa.

A pesar de que intentó hacer un nido ahora a consciencia de su embarazo, sacando varias prendas del bicolor del armario y cajones los tenía en cama con un gesto frustrado. Todo olía limpio al jabón líquido con el que lavaba la ropa, el aroma de Shoto era mínimo.

—No quiero hacer terapia de feromonas con un extraño... Puedo soportarlo, esta vez no me despegué de mi alfa por voluntad, puedo hacerlo.

Se afirmó apretando las prendas contra su pecho con cierta angustia, no se sentía agusto sin un nido provechoso que le brindara esa seguridad por el mar de feromonas. Entonces recordó la oficina donde estaba laborando, el sitio tenía un abrumador olor del alfa dominando el entorno, se volvió un sitio que le costaba cada vez más despegarse.

—Si le pido prestado un poco de su ropa, ¿se molestaría?

Inmediato se mordió la lengua molesto de lo que acababa de decir, se llevó las prendas de Shoto al rostro ahogando un grito iracundo por lo que consideró. ¿Qué tan tonto se oía que le gustaría hacer un nido con las cosas de su exnovio para un cachorro que ni sería suyo?

—Esto ni le corresponde, no lo aceptaría.

Balbuceó entre la ropa afligido de lo imposible, simplemente era ridículo. Tal vez como novios llegó a quedarse con mucha ropa de él, a escondidas tomaba ropa sucia para quedarsela, el alfa hizo vista gorda de eso, pero era porque ambos compartían un lazo y una relación romántica. Ahora no se acercaban nada a eso.

"Lo dijo, mi vida ya no es de su incumbencia, no se trata de mí; solo quiere conocer a Nobu-chan..."

Recogió el teléfono para ponerlo a cargar a un lado, pero se dio cuenta que tenía un mensaje de texto, al notar que el remitente era "CEO Bakugo-san". Respingó nervioso, como si sus pensamientos hubieran sido tan fuertes como para manifestar indicios del alfa.

"Izuku, te espero mañana puntual, buenas noches descansa bien"

Su mirada abrió un poco más, aturdido del mensaje. Por un momento creyó que le pediría algún mandado o le trajera algo que requería para mañana, pero solo le deseaba buenas noches. Sus labios deformaron en una temblorosa sonrisa, esa atención fue suficiente para subirle el ánimo.

"¿Deberías responderle? Fue hace dos horas... Será absurdo y podría molestarse"

Suspiró resignado dejando el teléfono conectado y se acurrucó en la gran cama solo entre ese burdo intento de nido con ropas de su difunto alfa. Sin el aroma necesitado, aun así, ese mensaje le había generado un bienestar adecuado para poder dormir.

Al día siguiente sonó su típica alarma para despertar, entonces comenzó a prepararse tanto para ir al trabajo con esos trajes formales de ejecutivo y también a su hijo para acudir a la guardería. Buscaba obtener unos buenos tiempos para sus trayectos y horarios bien regulados ahora que sabía de su estado.

Una vez que dejó a Nobuyuki fue al edificio corporativo. Había poco personal al ser muy temprano todavía, subir el ascensor solo era relativamente cómodo, más no era lo que buscaba. Su cuerpo iba apresurado para por fin llegar a su área de trabajo, una vez que abrió la puerta doble tomó una fuerte bocanada de aire con alivio, no era porque estaba agitado, era porque buscaba un poco de esa feromonas.

"Rayos, no es suficiente aún"

Desde luego que tras el fin de semana con la ausencia del alfa su aroma estaba más blando de lo regular. Cerró la puerta tras de sí y acudió con prisa hacia el escritorio más grande dejando el café que le prometió todos los días, incluso ahí aprovechó para tomar asiento unos minutos en la cómoda silla de cuero del CEO. El solo imaginarlo sentado en el mismo lugar, sobre sus piernas o colgado en un abrazo en su cuello buscando mimos le provocó morderse la lengua. Se sentía ansioso de buscar el cobijo del alfa.

"Si le digo de mi embarazo... Incluso luego de todo lo que le he dicho. No lo aceptaría, además él ya están interesado en alguien más, sería un insulto para Setsuna-san."

Sus caminos bifurcaron hace años. Izuku procuró avanzar con otro alfa, formar una familia estable para su cachorro, así como Shoto le invitó y dio apoyo para eso. Lo justo era que Katsuki hiciera lo mismo, no debía generar malos entendidos.

"No estropees a Katsuki"

Las palabras con una sutil amenaza de la mujer hicieron un zumbido en sus oídos y una mueca culposa por reconsiderar la idea de tomar prestado un poco de las feromonas del alfa para su embarazo. Todo era culpa de su instinto omega, ¿por qué seguían tan arraigados a su primer alfa? Se supone que ya lo había superado.

—No importa lo que digan, puedo hacerlo. Sé que puedo, no necesito otro alfa...

Se dijo con determinación dirigiendo una mano encima del traje para tantear su vientre, quería confiar en su fuerza de voluntad para mantener su embarazo con lo poco que conservaba de Shoto. Su mente había olvidado toda advertencia a causa de erradicar cualquier trauma que sufrió en su tortuoso primer embarazo, separarse de su primer nido carente de aroma y llorar por su alfa hasta debilitarlo, no lo recordaba.

Tenía suficiente tiempo para instalarse en la oficina, además de encender su computador se tomó la molestia de también la del CEO. Regresó a su escritorio al percibir que ya sería hora en que Katsuki llegaría.

Verlo abrir la puerta y escuchar sus pisadas le hicieron bombear el pecho con emoción, el golpe de feromonas de alfa era algo que deseó desde el fin de semana.

—¡Buen día Bakugo-san! Tu café está en el escritorio y me tomé la molestia de iniciar todos los programas pendientes de tu computadora, así no perderás tiempo cuando llegues en eso.

Saludó con formalidad y un entusiasmo radiante, fue nuevamente hacia el escritorio del alfa para dejar unos archivos que requería leer antes de ser entregados en otra área. Sin embargo, le tomó desprevenido un comentario que mencionó, la descripción de la argolla dorada que llevaba en su dedo anular. La sonrisa de Izuku desvaneció, solo un poco, tornándose nervioso.

—Ah... Gracias, fue... fue un regalo de mi esposo...

Respondió con un extraño balbuceó, inevitablemente llevó su mano al pecho ocultando el dorso con la otra mano. El anillo con el que Shoto le propuso formalidad a su relación, vivir juntos y mudarse a Osaka, lo llevaba la mayoría del tiempo, a veces incluso olvidaba quitárselo para dormir, pero que Katsuki haya sido tan observador en ese accesorio... Fue más incómodo de lo que creyó.

Retrocedió unos pasos y desvió la vista hacia otro ángulo fuera del CEO. Es verdad, Shoto. Era su alfa, o al menos lo fue hasta su último respiro, era amarga su pérdida, pero lo peor es que se dio cuenta de como lo estaba apartando tan fácil con un simple estímulo de su olfato por feromonas de otro alfa.

También por ese comentario, consideró que el rubio probablemente le dio a conocer el lugar que ambos tenían. No había una relación más allá de lo laboral.

"Me dejé llevar por tan poco... No es mi alfa, estas feromonas no son para mí, ni para mí bebé..."

Arrugó un poco el entrecejo desilusionado, se sentía de lo peor. No era como que estuviera desesperado por un alfa, pero se trataba de Bakugo Katsuki, la persona que en un momento de su vida creyó que era su destinado, el alfa por el que se entregó con tanto amor y devoción en tan poco tiempo. El mismo alfa que le hizo caer en una cruda realidad de lo cruel que podía ser amar sin límites e ignorar cualquier advertencia.

Oír su comentario respecto a que le daría un aumento por quedarse más tiempo de lo que su horario tenía le provocó fruncir los labios con discreción. Esa no era la recompensa que quería, solo deseaba estar en ese entorno con feromonas deliciosas en la oficina más tiempo.

—Te lo agradezco, pero solo me gusta terminar todo mi trabajo. Ya sabes, apenas me estoy adaptando como tu asistente... —susurró evasivo de dar el verdadero pretexto.

Aun no encontraba el momento adecuado para decirle de su embarazo, reconsideró que debería anunciarlo cuando los síntomas estuvieran más fuertes o tuviera dificultades en su desempeño.

Fue así que empezó con su día dando el itinerario del alfa. Un inicio de semana atareado donde en parte agradeció para mantenerlos ocupados y en parte distanciados solo enfocados en su trabajo.

Hubo un momento en que estando en su escritorio mientras estiraba frustrado sus mechones en una mano mientras escribía con la otra como administrar las siguientes reuniones y ajustar sus citas le hizo mirar de reojo al alfa. Aun seguía revoloteando la idea de su embarazo aunque intentara olvidarlo en el trabajo.

"Dijo que si le hubiera dicho de mi estado en cinta en la escuela habría vuelto... A pesar del desastre que hicimos, el como se fragmentó todo... Él... hubiera vuelto."

Mordió su labio con una queja interna, no era como si realmente se hubiesen necesitado. Ambos estaban allí de forma íntegra sin otros inconvenientes, no fue tan grave tener un embarazo sin el alfa. Eso determinó queriendo aclarar sus ideas, quería encajar como una daga contundente de que no necesitaba a Bakugo Katsuki más.

Continuó con la mañana operando con regularidad, recordando a Katsuki sus pendientes, acomodando archivos. No era tan pesado como imaginó, además de que ese ambiente le ayudaba bastante a regularse con las feromonas de alfa.

Al llegar la hora de su almuerzo tomó sus cosas y retiró hacia el comedor. Ya era habitual verlo ir con una caja de bento hecha por él mismo, la comida de allí no le parecía tan buena como antes, ahora lo sabía que era por su embarazo.

Masticando despacio y tomando su tiempo en su lugar miró su teléfono solo para cerciorar que no tenía ningún pendiente más por la agenda de Katsuki. Mientras masticaba notó a Setsuna, Ibara y otras chicas en otra mesa lejana también almorzando. Recordaba que el rubio regularmente almorzaba con Setsuna, sin embargo, últimamente solo veía a la chica acompañada de sus amigas.

"Ahora que lo pienso, ya no lo he visto venir almorzar al comedor de aquí."

Suspiró picando el arroz blanco en un compartimiento de la caja, había escuchado los primeros días que normalmente el CEO no se veía por ahí, aunque fue más normal para Izuku percibirlo, hasta que hace pocos días dejó de hacerlo.

Un vago recuerdo de que eran tan unidos a la hora del almuerzo en la escuela surgió, así como dejarle usar su chaqueta de cuero del equipo de futbol. Una tibia sonría se dibujó en su rostro con nostalgia. A pesar de que le molestaba admitirlo, fueron lindos momentos esos.

Sin embargo, estaba esa horrible herida que apenas logró cicatrizar al enterarse de la apuesta. Todo eso lo arrinconó a considerar una buena actuación hipócrita por parte del alfa para ganar dinero y vengarse de él.

Nuevamente miró a Setsuna, llevaba esa joyería que le presumió ser un regalo en una fantástica cita romántica con Katsuki en una de sus muchas proposiciones. Luego recordó que la omega conocía varios aspectos que Izuku prefería no mostrar a luz de nuevo, como esa fotografía o su trastorno postembarazo con el lazo roto.

Con el apetito destrozado solo levantó su comida que dejó a medias y salió del comedor. Tras asearse fue hacia la oficina esperando encontrar a Katsuki, pero su sorpresa fue grata al ver que estaba desolado el lugar.

—¿Salió a comer fuera del edificio?

Acercó al escritorio del alfa levantando el termo que se sentía ligero y vacío. No estaba su saco en el respaldo de la silla tampoco. Suspiró rascando su nuca un tanto ansioso, no tenía nada agendado como para salir a esa hora, ¿a dónde se había ido?

—Bueno, tampoco es como que me incumba su vida personal... —murmuró tratando de afirmar indiferencia.

Fue a su espacio de trabajo, una vez se sentó acarició su vientre ahora consciente de que alguien estaba creciendo. Aun seguía debatiéndose en como anunciar su embarazo allí, ¿debería esperar un poco más? O tal vez cuando sienta mucha carga de trabajo y no lo tolere. Le daba mucha ilusión tener otro cachorro aunque no fuera en las mejores condiciones, sin su alfa.

Pasaron cerca de 30 minutos cuando la puerta del lugar fue abierta con un empuje brusco, cosa que le hizo sobresaltar en su lugar mientras escribía en una agenda de mano todo lo que tenía en digital de las próximas reuniones.

—¿Qué pasó?

Cuestionó incrédulo de verle ese semblante sombrío y preocupado, Katsuki tenía algo por comunicarle, pero tal parece no tenía el modo de hacerlo. Mirarlo dar vueltas en el mismo lugar con los brazos cruzados le generó un mal presentimiento.

—En serio, ¿estás bien? ¿por qué vuelves así?

Insistió sin tener respuesta por segundos, no estaba gustándole el dominio de las feromonas dominantes perturbadas, estaban desequilibrando su entorno.

Hubiera preferido no insistir. Cuando le afrontó si estaba en cinta el gesto de Izuku descolocó sorprendido.

—¿Cómo es que lo sabes? —Su entrecejo arrugó inquieto de especular el como. Solo lo sabía su médico y su hijo, el primero dudaba pero el segundo...

Cuando Katsuki respondió que fue Nobuyuki quien se lo contó fue la mecha suficiente para hacer que Izuku levantara de su lugar completamente indignado.

—¡¿Fuiste con él?! Te dije que sería yo quien hablaría primero con Nobu-chan, habíamos llegado a ese acuerdo. ¡No puedes solo llegar con él y presentarte!

Gruñó completamente molesto por saber que lo estaba viendo a sus espaldas. Claro, ahora entendía porque Katsuki desaparecía en los horarios de almuerzo o lo había ordenado hacer mandados absurdos lejos de la compañía. Realmente se sentía fastidado.

—¡¿Qué tanto le has estado diciendo?! —Encaró rodeando el escritorio para acercarse a Katsuki—, ¿Por qué estás tan insistente hacia él? Es un niño, de que no toleras, ¿lo olvidas?

Comenzaba a creer que Katsuki solo hacía eso por el mero hecho de divertirse en fastidiar al omega. Eso hasta que le recriminó también que alguna vez le dijo que jamás lo abandonaría. Apretó los labios y sus puños a los costados sin punto intermedio para responderle a eso.

"¿Por qué tendría que haberme quedado con un mentiroso?"

Agachó la vista al suelo sin saber cómo hacer que Katsuki dejara de acercarse a Nobu, había abusado de su confianza, de un ingenuo niño que solo hablaba sin medir las consecuencias de sus palabras. ¿Qué tanto le ha contado el cachorro de su vida cotidiana?

Dio ligeros temblores en sus hombros con frustración, se sentía indignado por esas visitas a escondidas con el cachorro, pero también esa reacción inicial con la que le dijo de su embarazo. De alguna manera, eso era algo que temía ver, la reacción del CEO a su condición, aunque ni siquiera entendía el por qué.

Relajó un poco, aturdido de escuchar que no le había dicho que era su padre y solo se acercaba como un amigo. Citó las palabras de su hijo al decirle que los dulces finos eran regalados por su nuevo amigo.

—Eras tú...

Balbuceó aun sorprendido, pero eso no quitaba el hecho de que fue a visitarlo sin su autorización.

El cambio de tema fue retomando a su embarazo, la forma en que Katsuki le señaló el abdomen le hizo llevar sus manos rápidamente a cubrirlo como un reflejo de protección.

—Sí estoy en cinta, Nobu-chan dijo la verdad, tengo poco más de dos meses... ¡Aun así esto no te concierne! —expulsó a la defensiva.

Katsuki estaba aferrado en decir que sí era su problema, recalcando que su trabajo afectaría en el rendimiento, en la vida de Nobu y sobretodo al propio omega que era la madre de su hijo. Izuku quedó paralizado de oírlo.

—El trabajo... aun puedo tolerarlo, estoy bien con eso. Nobu-chan está feliz de que será hermano mayor, tampoco hay nada malo en mí.

Intervino con un tartamudeo intentando defender que todo iba de maravilla, sin embargo, Katsuki atacó con la pregunta de que iba a hacer. Hasta le pareció indignante que considerara que dudó.

—Desde luego que voy a tenerlo, y no necesito terapia de feromonas. No quiero otro alfa además del mío. Deja de cuestionarme, ya sabes mi embarazo y es todo lo que debes saber.

Determinó queriendo mantener una postura seria, no obstante, ante el comentario implícito pero tan obvio de que abortara le generó un dañó tan ruin en su interior. Era predecible, pero aun así seguía siendo decepcionante.

"Lo sabía. Sabía que no lo aceptaría..."

Pensó con tristeza descartando completamente una ingenua idea de considerar que Katsuki sería condescendiente de su embarazo. Que quizás... podría ayudarle de alguna forma, no tanto como Shoto, pero al menos una que otra prenda le darían apoyo.

Su gesto estaba dolido con un puchero que no podía evitar. No podía deshacerse de lo único que quedaba de la persona que lo ayudó, que le brindó tanto amor hasta su último momento, quien solo veló por su bienestar. Amó a Shoto tanto como pudo, le estaría agradecido pro todo y ese embarazo era evidencia de ello.

—No me de desharé del embarazo —exclamó con una mano todavía en su vientre y el ceño fruncido en su cara—, me las arreglaré por mi cuenta, no necesito otro alfa o una tonta terapia de feromonas. Ya pasé por esto antes.

Retrocedió unos pasos hasta golpear su cadera al escritorio, ahora percibía a Katsuki como una amenaza, ¿qué clase de comentario hostil era ese, que él mismo lo llevaría a terminar su embarazo a una clínica?

—Si lo que te preocupa es mi rendimiento en el trabajo no tienes que preocuparte, puedes revocar mi posición al mínimo fallo —reclamó seguro de no ceder, aunque sus rodillas temblaban un poco intimidado por el aroma dominante y frustrado del alfa.

Lo intentó, de verdad que intentó mantener esa postura contundente y segura de su decisión, pero al oir resignado a Katsuki que hiciera lo que deseara pero que mínimo le pidiera a Inko ayuda le hizo fragmentarse. El alfa no tenía idea.

Izuku ya no pudo más, un gimoteo salió de sus labios así como las lágrimas que tanto intentó retener derrumbaron por sus mejillas pecosas.

—No está... —respondió en un débil hilo de voz—, mamá murió hace tiempo... No está nadie más...

Su lado omega se sintió tan vulnerable, solo quería dejar de sentirse tan expuesto a ese abrumador miedo por la inseguridad. La oficina estaba con densas feromonas que no le ayudaban a desvanecer su malestar, empezó a llorar con más impulso, pronto se llevó una mano al rostro tratando de limpiar sus lágrimas de forma ruda con el dorso.

—Solo tengo a Nobu-chan...

Lamentó culposo de mostrar ese lado lábil con el alfa. No quería sentirse así frente a él, solo lo hacía actuar de una manera que lo haría arrepentirse después. Anhelaba un abrazo, las palabras de que todo saldría bien por el alfa, pero solo tuvo gritos molestos de que se deshiciera del embarazo desde que volvió. Ya le daba miedo expresarse nuevamente.

Con cierto pánico miró la mano de Katsuki sujetarle el hombro y lo jaló despacio hacia él en un extraño acercamiento. Izuku recargó parte del rostro en medio de su torso tratando de apaciguar sus gimoteos tristes.

—Quiero tener a mi bebé, no vuelvas a decirme algo tan horrible...

Suplicó con esa voz fragmentada entre sus sollozos. Permaneció unos minutos en ese lugar exponiéndose a las feromonas de Katsuki directamente, eso lo había ayudado a relajar su llanto y el mal sabor de boca por esa discusión. Su paz llegó cuando oyó a Katsuki decirle que tuviera al cachorro, solo eso necesitaba oír.

Se sintió helado cuando Katsuki le dio espacio por fin, quería conservarse un rato más en el calor de ese particular abrazo, incluso quería más. Solo estaba siendo rodeado hasta alcanzar en el hombro, deseaba más apego pero no podía nada más lanzarse a él.

Separó un poco procurando evitar el empaparle la corbata y el saco con sus lágrimas, asintió la cabeza despacio ante el incómodo silencio que hubo después de la conclusión.

—Voy a tener a mi bebé...

Volvió a afirmar su idea, con o sin su aprobación lo haría, a pesar de que la voz del alfa ablandó al verlo llorar y sus feromonas también suavizaron en el entorno provocando en Izuku un efecto agradable. Sin embargo, eso no desechaba la impresión de rechazo que tuvo al inicio con el embarazo, sabía la verdadera naturaleza de Katsuki para ser indiferente.

Regresó a su puesto en el escritorio frotando con más cuidado su rostro para limpiar el rastro de lágrimas. Sus párpados estaban irritados y sus mejillas húmedas. Retomó en su trabajo con ese semblante decaído.

"Soy un tonto por creer que podría ayudarme. No lo necesito, no necesito de otro alfa"

Esporádicamente dirigía miradas discretas hacía el lugar de Katsuki, no estaba seguro de que cruzaba por su cabeza ahora. Debía ser incómodo tener a un omega en cinta en un espacio tan personal como esa oficina.

Algunas horas pasaron hasta que llegó el momento de salida de Katsuki. Izuku permanecía en su asiento tratando de enfocarse en el monitor hasta que notó el termo ser devuelta en una orilla del escritorio, pero no fue todo, también había un par de barras de chocolates que le provocaron un liviano suspiro por lo obvio. El alfa fue quien le estuvo regalando las golosinas finas al cachorro.

Izuku estiró el brazo alcanzando una de ellas, notando la envoltura era la misma que estuvo encontrando en la mochila de Nobuyuki, no dijo nada, no quería volver a discutir. Se concentró en monitor tecleando hasta que escuchó que si le apetecía uno lo tomara también, por esos probables antojos del embarazo. Giró con una ligera sorpresa hacia el alfa.

—Gracias, pero no será necesario. Me genera nauseas... —confesó con una reverencia formal y solo los guardó en la mochila en uno de sus cajones para llevarselos al niño. No estaba de acuerdo en darle tanto dulce, pero se los entregaría.

Al volver a casa con el cachorro, el pequeño corrió dentro dirigiendose a su habitación, sin embargo Izuku le frenó llamando su atención.

—Aguarda, Nobu-chan.

Llamó con voz seria dejando las llaves en la mesa de recibidor y ladeó su mochila para abrirla, entonces mostró una barra de chocolate, Nobuyuki levantó las cejas sorprendido pero pronto alegró de imaginar que se la entregaría, la recibió gustoso abriendo la envoltura para darle un bocado.

—Tu amigo... Se llama Katsuki, ¿verdad?

Cuestionó poniendose de cuclillas para estar a su altura, el menor se quedó con la barra a medio camino de su boca, descolocado por el comentario, después de todo se suponía que era un secreto entre el adulto y él.

Izuku notó el gesto inquieto de Nobu con culpa, y suspiró agitandole el cabello rubio.

—¿Por qué no me dijiste que tu amigo era mi jefe? El mismo que vimos en el parque.

—Porque él dijo que sería un secreto, además sabe que no me dejas comer dulces, así que... No debía decirte nada.

—Claro... —Susurró con clara molestia en su cara por darse cuenta que Katsuki le estaba enseñando a ocultarle las cosas. —¿Por qué le dijiste que estás esperando un hermano?

—¿No podía contarlo? —Cuestionó preocupado dando una mordida por fin a la barra. Izuku deslizó su mano por su rostro con un suspiro cansado.

—No es eso... Solo que, yo le contaría después. Tú no tienes la culpa de nada —animó limpiando con la yema del pulgar un poco de chocolate del mentón.

"Si no de tus padres y su compleja relación"

—¿Qué te ha contado? —Insistió inquieto de las cosas que hablaría con Katsuki.

—No mucho, solo juega conmigo, me da dulces y me pregunta como estoy.

Ante eso, Izuku suavizó el gesto más relajado por saber que en eso no le mintió. Katsuki no le había contado nada crítico al menor.

Horas más tardes, ya había acurrucado a Nobu en la cama tras bañarlo y la cena. Estaba cansado, pero no había terminado con sus pendientes hoy. Estaba de pie y de brazos cruzados frente a su cama, mirandola con analisis mientras ladeaba la cabeza poco convencido. El nido que tenía hecho no le terminaba de dar aprobación, eran las ropas de su alfa pero su aroma carecía, no tenía la fragancia de eucalipto y café de Shoto.

Resopló con desgano tomando un pantalón del colchón y lo olfateó, no tenía aroma más allá del detergente con el que lavaba la ropa. Arrugó el entrecejo entristecido, por más que intentaba, el aroma de su alfa había desvanecido en gran parte del hogar.

Le recorrió un escalofrío y saltó a la cama enterrandose en la ropa con ansiedad, apretando la tela entre sus manos frustrado de no sentirse a gusto.

—A este paso... voy a necesitar la terapia de feromonas, no quiero... No voy a depender de un extraño...

La terapia de feromonas consistía en alfas voluntarios que se dedicaban a darles un espacio sano, cálido y adecuado en sus nidos a omegas en cinta sin alfa. No quería hacer algo así.

La imagen de Katsuki Bakugo rondó por su mente y negó la cabeza para borrarlo. Estaba seguro que sería un insulto para Shoto, además, Katsuki tenía otras prioridades ahora, él mismo se lo dijo, solo quería el bienestar de su cachorro biológico y probablemente esa omega que pretendía. Izuku sentía no encajar.

Dio muchas vueltas en cama intentando dormirse, hasta que con cansacio luego de un rato estaba por fin conciliando el sueño, no obstante, su teléfono encendió vibrando con escandalo en la mesa donde lo dejó cargando. Con los ojos entre abiertos, estiró un brazo para alcanzarlo y llevarlo a su oreja, ni siquiera se fijó en el registro de la llamada.

—¿Diga...? —Balbuceó con una jaqueca que le hizo masajear una sien.

El sueño nuevamente se le esfumó al reconocer la voz ronca y arrastrada al otro lado de la línea, pero al oir ese apodo le hizo ampliar la vista: Deku. Hacía años que no lo escuchaba.

En ningún momento del trabajo o sus discusiones le había llamado así, y consideró que ya no lo tomaría más para mencionarlo, fue un completo error. Tampoco parecía que hablara por trabajo, ni siquiera era horario laboral, eran medianoche.

—¿Qué es lo que te duele? ¿Tuviste una contusión?

Preguntó con ingenuidad ante las quejas de dolor que le decía la voz arrastrada del alfa.

—¿Necesitas ayuda? ... ¿Hola?

Insistió por varios segundos sin tener más respuesta. La llamada terminó dejandolo con mil incógnitas. ¿Qué fue todo eso? Consideró la idea de devolver la llamada, pero erradicó la idea.

—Seguro se equivocó, pero... dijo Deku...

Una mueca insegura seguía en sus labios con un puchero debatiendose que hacer. Devolvió la llamada pero el teléfono sonaba con línea muerta, como si se hubiera apagado. Se acurrucó en la cama con el móvil en mano dispuesto a responder de nuevo si le llamaban, pero no volvió a suceder.

Al día siguiente llegó a la oficina con una aparente normalidad, aunque tenía presente lo que pasó a medianoche. El asiento del CEO estaba vacío, nuevamente llegó más temprano que el alfa.

Pasó una hora, el termo con café seguía en el mismo lugar donde se lo dejó. Nadie más había entrado a la oficina, fue raro no verlo llegar aun.

La agenda comenzó a saturarse con los pendientes que aun no se empezaban. Algunas personas comenzaron a conglomerarse en la entrada de la oficina. Izuku salió nervioso de ver a la gente impaciente con documentos o reuniones pendientes que debían estar por comenzar. Setsuna trató de calmarlos, en un momento giró con el pecoso que estaba en la puerta.

—¿Qué pasó con Katsuki? —Cuestionó tajante y con cierta molestia del desastre matutino.

—No lo sé...

Respondió Izuku afligido, eso provocó en la chica alzar una ceja exceptica, no pasaría la oportunidad para darse la razón.

—Eres su asistente personal, ¿cómo no vas a saberlo? Dios, sabía que el puesto era muy grande para ti, pero no creí que tanto.

Izuku se sentía incompentente y lamentablemente lo estaba demostrando ahí con la inactividad que tenían esa mañana arrinconando los pendientes con los siguientes de la hora.

—Yo los atenderé, Bakugo-san recibirá todas las notificacines después —afirmó levantando el brazo para llamar la atención de los demás.

No podía hacer mucho sin la firma o autorización del CEO, así que solo esmeró en tomar atención de los contribuyentes y colaboradores para reagendar o anotar las decisiones que tomaría el líder para los productos. Solo quería que la tensión en la entrada menguara.

Tras despachar al último fuera de la oficina, suspiró y miró el escritorio del alfa, se estaba preocupado.

—Tal vez sí tuvo un accidente... ¿Y si está grave? —Balbuceó perturbado de las ideas que su cabeza estaba formando.—Debería ir a buscarlo a su casa, ¿dónde vivirá?

Tomó su teléfono para llamarlo mientras mordía su pulgar pertubado de que tal vez seguiría mandandolo a buzón, sin embargo, al marcar notó la puerta abrirse con Katsuki casi arrastrando los pies.

—¿Qué ocurrió? No llegaste a tu hora, la gente llegó a por ti, no sabía que decirles... Estuve a punto de ir a... A buscarte...

Mencionó acercándose al escritorio con el alfa que se echó en su silla con un gruñido en queja.

—Pe-pero si no te estoy gritando... —susurró con un volumen más bajito por el reclamo. —¿Estás... bien?

Indagó precavido mirando como el mayor se cubría el rostro de la luz del foco del techo. La respuesta de que tenía una resaca le hizo parpadear con sorpresa. No recordaba a Katsuki tan apegado al alcohol, llegó a beber, pero nunca excesivo para llegar a ese estado.

Inevitablemente lo asimiló con Shoto, el bicolor si llegó un par de ocasiones pasarse con el alcohol. Rascó su cabello incómodo analizando a Katsuki.

—Entonces, ¿anoche me llamaste ebrio?

Cuestionó con un volumen bajito para no molestarlo, se acercó poniendo una mano en el escritorio estudiando la reacción de Katsuki, por su respuesta no recordaba nada y parecía ser verdad. Lo mejor era no darle un momento bochornoso, ya era suficiente con llegar tarde y con esa resaca.

—No, no dijiste nada. Solo balbuceos que no entendí, no te preocupes por eso ya.

Suavizó el rostro acercando su mano disimuladamente a tomar el termo con café y apartarlo del escritorio, estaba descartado de las bebidas de Katsuki por ahora a causa de su condición.

—Las cosas fueron un desastre sin ti, las cosas se ajustaron con tus citas y encargos, pero por lo pronto será mejor que descanses para mejorarte. Luego te pasaré tu itinerario.

Se dio cuenta de la ropa que llevaba y poco humor que tuvo para ir a la oficina. Lucía hasta cierto punto desarreglado a lo que acostumbraba de verlo siempre con trajes y corbatas.

Dando media vuelta salió de la oficina cerrando despacio la puerta tras de sí, pronto varias personas conglomeraron acercándose.

—Bakugo-san ya volvió, ¿puede atendernos? —Cuestionó uno de los agendados que estaba atrasado en horario.

—¿Cuándo va firmar los documentos que le enviamos?

Las personas insistieron rodeando a Izuku que apenas lo dejaron caminar por el pasillo. El pecoso negó y alzó las manos al nivel de su pecho tratando de calmar a la multitud.

—Por ahora el CEO está indispuesto, con gusto atenderé todo yo esta mañana y más tarde él lo gestionará, ¿de acuerdo? Tan solo fue un pequeño atraso en lo planeado, más todo sigue estable.

Reprochó Izuku intentando sonar razonable y amable. Las personas acataron su sugerencia entregándole el papeleo y cosas pendientes que tenían que ir con el CEO, posteriormente fue hacia una máquina expendedora de bebidas que estaba en el comedor, insertó un billete y sacó dos botellas de suero. Era lo más adecuado para una resaca en lugar de café.

Con el sobre de documentos en un brazo y las botellas en el otro lado volvió a la oficina dejándolas en el escritorio con una afable sonrisa.

—Bébelo, te hará sentir mejor. ¿Ya tomaste algo para el dolor de cabeza? Si te sientes mal yo me encargaré de todo por aquí, después te informaré de los adelantos.

Regresó a su lugar a trabajar en silencio y responder quizás un par de llamadas, trató de no interrumpir a Katsuki lo menos posible. Además, tenía pendiente terminar su presentación con los nuevos accionistas de ese periodo.

Ya era más de mediodía, continuaba en la computadora terminando las notas pendientes hasta que escuchó la mención de Katsuki en que dejara eso y fuera a comer. Izuku solo negó la cabeza.

—En un momento, solo... Debo terminar esto.

Exclamó plenamente concentrado en el monitor que no se percató de Katsuki acercándose peligrosamente a su lugar y detenerle las manos del teclado al tomarlas con dureza. Iba a reclamar el por qué lo interrumpía, pero al girar el cuello se dio cuenta de lo cercano que estaba el rubio a su lado, tanto que el aliento golpeó su mejilla.

—Aun no tengo hambre... —tartamudeó bajando la vista para evadirlo, aunque un tic surgió en su ceja al oír que debía comer mejor por su condición y evitar el estrés. —En serio, estoy bien. No es como si fuera demasiado esto...

Apartó las manos del agarre con un movimiento brusco y a la menor oportunidad de espacio se levantó para alejarse del rubio, las feromonas del alfa estaba poderosas golpeando su nariz.

—Si tanto insistes... Entonces vuelvo en un rato —sujetó su mochila sacando su bento y retiró de la oficina con un gesto complejo.

"¿Qué rayos le pasa? Si tengo tanto trabajo es porque él atrasó las cosas. No puedo evitarlo si soy su asistente personal"

Hizo una queja mordiente con el rubor en sus pecas yendo hacia el comedor, miró por encima de su hombro hacia atrás y suspiró.

"Estoy seguro que ni siquiera desayunó por esa resaca, está peor que yo"

Fue a comer con ese pensamiento incómodo de que Katsuki estaba con el estómago solo con suero y analgésicos. Cuando volvió a la oficina con la caja vacía en su servilleta miró una hoja que dejó Katsuki en su escritorio.

—¿Qué es esto?

Eran las mismas tareas que normalmente hacía, pero estaban significativamente recortadas, eran menos de la mitad de lo que hacía. Miró hacia Katsuki con un gesto complejo y confundido, que le respondiera que era para reducirle el estrés para que el cachorro naciera sano le provocó más confusión.

"¿Por qué te estás preocupando por mi bebé? Si ayer estabas insistente en que lo abortara... ¿Qué pretende?"

Tanta benevolencia de Katsuki lo incomodó, se negaba a confiar en él a ciegas como antes, no quería volver a cometer el error de ser lastimado por la persona que más amó alguna vez. Si le estaba recortando sus trabajos era para tener mejor rendimiento en los demás, o eso suponía.

—Estás subestimándome, puedo con mi trabajo normal, realmente estoy bien —quejó arrugando el entrecejo indignado. —No tienes que poner una carga en ti, ni en la secretaria de la oficina...

La amenaza de Setsuna en que "no arruinara a Katsuki" estaba presente, ¿qué iba a considerar la chica si tenía más carga de trabajo que no le correspondía a ella o al alfa? Izuku quería demostrar que podía con el peso de su puesto, esa mañana fue el claro ejemplo en que supo lidiar con los imprevistos. Sin embargo, Katsuki estaba terco en reducirle el trabajo, y como su jefe no podía quejarse más.

A la hora de salida, levantó sus cosas a punto de salir, pero fue detenido por el agradecimiento del alfa por procurarlo esa mañana en que descansara de su resaca.

—No es nada. Solo... Estoy haciendo mi trabajo.

Respondió con formalidad y seriedad para retirarse, sin embargo, recibió una palmada en su cabeza que le dejó paralizado con sorpresa. Sufrió un agradable escalofrío por el elogio del alfa que le removió las entrañas, muchas veces en la escuela cuando fue su pareja tuvo significativos momentos en que lo trató de esa forma. Más no era todo, también le despidió recordando el mantenerse bien descansado y comer bien.

Izuku no respondió, solo asintió la cabeza separando para acelerar el paso y salir de allí. Apretó las correas de su mochila a la espalda con una mueca temblorosa e insegura.

"Suena como un alfa, preocupado por su omega..."

Con la cabeza hecha un lío fue a la guardería a recoger a Nobuyuki, el cual de forma inusual salió con un nulo entusiasmo, lucía decaído llamando la atención de su madre quien pronto se inclinó a revisarlo.

—¿Te sientes mal, cariño? —Interrogó revisando su frente por si traía fiebre o algo. Nobu solo negó afligido.

—Mi amigo no vino hoy... Lo estuve esperando todo el tiempo. No llegó.

Respondió con un puchero recargando con su madre. Izuku por otro lado, ya sabía a quien se refería, miró de reojo hacia lo alto del edificio de donde bajó al otro lado de la avenida. Ahora sabía que era Katsuki Bakugo de quien se refería y su motivo fue por la resaca.

—¿Se miran todos los días?

Nobuyuki asintió tomando la mano de Izuku para caminar.

—Siempre venía un rato a jugar conmigo desde que lo conozco, pero hoy no llegó. ¿Le pasó algo? ¿O está enojado conmigo porque te enteraste que es él?

Izuku notó la preocupación por el cachorro con el alfa, debía animarlo aunque sea un poco.

—Tal vez solo tuvo más trabajo, él... está bien.

—¿De verdad?

Exclamó dudoso, pero al ver a Izuku afirmar con seguridad quiso contagiarse de eso.

Los siguientes días en la oficina tuvo una extraña atención a lo mínimo con Katsuki, además de que le recortó el trabajo no lo dejaba hacer tareas sencillas, como levantar una pequeña caja con papeles al archivero, negándole inclinarse a recoger papeletas que cayeron o estar mucho tiempo sentado o de pie. Podía jurar que hasta sentía que le contaba las respiraciones, Katsuki estaba demasiado atento a todo lo que hiciera, era demasiada atención la que tenía.

Una tarde que estaba terminado los detalles de la siguiente conferencia con la presentación chasqueó la lengua un par de veces molesto de no lograr exportar los archivos. Rascó su cabeza con frustración de no encontrar el motivo hasta que oyó la sugestiva mención de si necesitaba ayuda.

—No puedo exportar la presentación, no me deja y solo marca error.

Explicó notando al rubio acercarse, sin embargo, su voz calló de golpe al sentir el peso cercano su asiento, así como el calor con deliciosas feromonas de alfa. El pecoso quedó en blanco y rígido siendo su mano la que tomaba el mouse siendo dirigida por la del alfa a guiarlo a una opción para que dejara de marcarle error la presentación.

"Hoy no está usando colonia, solo son sus feromonas..."

Agradeció mentalmente teniendo tanta cercanía al hombro del CEO, envidiando el saco rico en aroma que portaba. Como le gustaría tener eso en su cama para su nido.

Intentó prestar atención al monitor con sus palabras, pero al oir su queja de la presentación le generó una mueca indignada.

—Yo la veo bien, si le pongo el logo de la empresa se verá cargada en todas las presentaciones. Los colores son claros y legibles.

Escudó inflando una mejilla incómodo de la idea de volver a editar la presentación que le llevó toda la mañana.

—Y tú, ¿por qué no puedes ver las cosas a mi perspectiva?

Reprochó a su pregunta inicial, pero al sentir como Katsuki acercaba más con la idea de mostrarle desde su ángulo le generó una tensión en el ambiente extraña, se sentía filosa más no desagradable. Sintió la piel erizar y pasó saliva disimuladamente.

Su pecho bombeaba rápido y nervioso por el golpe del aliento a su piel, le daba miedo girar hacia Katsuki y que sus rostros se encontrasen, ya que no sabía que pasaría. Naturalmente debía hacer un desencaje entre ellos por sus circunstancias, pero no era del todo así, era una tensión llena de feromonas de cortejo que Izuku encinta estaba por buscar más de eso. Sus manos apretaron en el mouse y el teclado.

Con el rostro acalorado y alivio (pero también decepción) oyó como accedió a dejar su presentación en ese estado, que ya estaba aprobada y la enviara al correo. Se llevó una mano a cubrir su boca y nariz, asintió silencioso a la notificación de que saldría a comer. Al quedarse solo por unos segundos fue que se tomó la dicha de bajar la guardia por fin.

—Se acerca tanto, ¿acaso no considera que yo...? No, sí lo sabe perfectamente. Lo hace para fastidiarme, es típico de él...

Refunfuñó con vergüenza y molestia, sus mejillas seguían rojas por estar correspondiendo tan fácil al alfa en ese encuentro cercano.

En unos momentos en que estuvo hurgando en su mochila se percató de algo que llevaba y no debería, estaba una funda de productos de limpieza como un peine, el cepillo de dientes con una tacita de plástico que normalmente la guardaba en la mochila de Nobuyuki. Esa mañana había cometido el error de ponerlas en su mochila en lugar de su hijo.

Miró un momento el reloj de pared, tenía tiempo para salir de edificio rápido a la guardería. Nadie lo notaría si esa oficina se quedaba sola cinco minutos.

Al llegar a la entrada de la guardería la atención Kinoko, una de las maestras de prescolar que lo reconoció de inmediato.

—Hola Midoriya-san, ¿qué te trae por aquí tan temprano? ¿Vienes a ver a Nobu-chan también?

—¿También? —Susurró extrañado y alzó una ceja, pronto retomó su motivo—, es que olvidé por los productos de limpieza personal a Nobu-chan en su mochila, ¿puedo entrárselos?

—Claro pasa, su mochila está colgada con las demás.

Indicó con confianza la castaña dándole paso por la puerta y guiándolo por la colorida zona pintada con animales lindos y arcoíris por doquier. Se percató que la sala principal donde estaban mesitas para los cachorros estaba vacía.

—¿Y los cachorros?

—Es la hora en que están en el patio de juegos, ¿quieres que lo llame?

Izuku negó a la sugerencia, realmente solo iba a dejar la estuchera con las cosas de Nobuyuki. Acercó a las mochilas reconociendo la del menor y la abrió para dejar las cosas sin problema. No obstante, antes de retirarse asomó con curiosidad por el largo cristal hacia el patio de juegos. Estaban los niños jugando en los juegos, una cancha con pelotas pero no reconocía a Nobu entre ellos, eso hasta que oyó su risa y giró un poco hacia un extremo del patio.

Se llevó una sorpresa al ver como el cachorro era llevado en los hombros de Katsuki. Lo supo de mala manera, pero ya conocía esas visitas furtivas a ver al cachorro. Hizo una amarga mueca en labios incómodo de esto, sin embargo también percibió la sonrisa emocionada del menor siendo llevado mientras extendía los brazos al aire con una risa feliz.

Recargó un hombro a la pared analizando ese escenario, no estaba seguro de que asumir con esto. Nobuyuki lucía tan... Feliz. Increíblemente Katsuki lo estaba tratando muy bien a sus ojos.

—Bakugo-san es un hombre muy ocupado, seguramente no tiene tiempo para tratar con su hijo ni siquiera fuera del horario laboral, así que aprovecha para venir a pasar unos minutos con él todos los días.

Reveló Kinoko al percibir a Izuku mirar tanto tiempo por la ventana.

—¿Ah, sí? ¿Juega mucho con Nobu-chan? —Musitó Izuku, levantó una mano a tocar con las yemas el cristal hacia la dirección donde estaban ellos dos.

—Hablan mucho también, en el periodo que he trabajado aquí es el único que ha invertido su tiempo en querer checar a su cachorro así. Es un buen padre, ¿no crees?

Izuku no respondió, solo analizó la sonrisa de ambos que estaban jugando y dando vueltas en el jardín. Tan radiantes y tan puras en felicidad.

Volvió a la oficina con el recuerdo de la custodia compartida encima, no habían tocado todavía ese tema pero ya no debería tardar en hacerlo.

"Luce como si realmente... Le gustase ser padre."

Cerró la puerta tras de sí con un suspiró analítico, ¿cómo le diría a Nobuyuki que Bakugo Katsuki era su padre? Shoto era quien tomó ese título todo el tiempo, no podía arrebatárselo.

Acercó al escritorio de Katsuki buscando entre sus cajones la copia de la custodia que debía compartir, la leería nuevamente para intentar idealizar que era una buena idea, pero al abrir el primer cajón solo encontró bolígrafos y otras cosas de oficina, al procurar cerrarlo notó un destello en la oscuridad que le hizo pausar, removió unas cosas sacando del fondo un objeto pequeño.

Se trataba de un anillo que le parecía familiar, uno con una pequeña joya esmeralda de adorno.

"Se parece al que tengo en casa pero tiene otra piedra encima..."

Sentó en el margen del escritorio analizando el anillo en su palma intentando recordar, estaba seguro que esos dos tenían algo que ver pero no lograba asumir de que era. Con curiosidad se lo puso en su índice, evidentemente le quedaba más grande. Al mirar el dorso de su mano también notó la argolla de matrimonio que llevaba, así que intercaló llevando el anillo con la pequeña piedra esmeralda al dedo anular también, un poco arriba de su argolla.

"Este anillo simboliza una promesa que quiero hacerte, sé que no soy el más romántico, ni el más cariñoso, pero-..."

Con un poco de shock se quitó el anillo grande devolviendo al fondo del cajón nervioso. Se puso de pie inquieto, con miedo de recordar si era el mismo anillo gemelo que su mente estaba visualizando.

"No, él no tendría porque guardar esas cosas. La tiene olvidada como yo, de seguro ni recuerda que está eso ahí."

Suspiró cansado de poner a su mente a sobre pensar esas cosas. Minutos después Katsuki volvió, entonces el menor recordó lo que sucedió en la guardería con los dos rubios jugando felices en el patio, le acechó con curiosidad verlo ir a su lugar.

Ante la cara confusa con su pregunta de qué le pasaba para mirarlo así, Izuku llevó las manos recargando a su escritorio en el respaldo.

—No es nada... —respondió como si fuera algo irrelevante, pero pronto suavizó su gesto con una sonrisa— Solo que fui a dejar algo a la guardería. Te vi jugando con Nobuyuki a los avioncitos.

Indicó relajado, no era algo alarmante ya, pero al percibir a Katsuki evasivo y hasta algo avergonzado se llevó una mano al rostro tratando de aminorar una risita. Debía reconocer que era lindo ver a Katsuki atento con el cachorro, pero también intentando lucir tan estoico y serio le pareció gracioso. No podía creer lo adorable que llegó a considerar eso.

—Lo estás malcriando, no solo con los dulces, ¿tienes idea de lo triste que se pone si no vas un solo día a visitarlo?

Incitó con una mirada entrecerrada aun con ese tono de voz lúcido, tal vez no era malo considerar una custodia compartida.

Su momento divertido culminó ante el cambio de tema de que no estaba comiendo bien, que lo había notado en la cafetería. Izuku se sintió inquieto por darse cuenta de lo observador que fue el rubio.

—Tampoco debo forzarme a comer, no me da apetito, y como no hago ajetreada actividad física no es tan severo esta vez.

Esta vez...

Su primer embarazo en las primeras semanas fue una tortura por estar en el equipo de animadores, haciendo acrobacias y calentamientos severos que lo orillaron a más de una vez caer en colapso. Incluso Katsuki fue testigo un par de ocasiones, ninguno de los dos sabía del embarazo en ese momento. Ahora no tenía tanto trabajo pesado.

Recibió en el escritorio un frasco con suplemento multivitamínico para el embarazo así como una bolsa de snack. Izuku alzó una ceja. ¿Por qué estaba siendo tan cuidadoso con él? No le correspondía hacer nada de eso, no tenía nada que ver con su único acercamiento que era el cachorro mayor y el trabajo. Ese embarazo ciertamente no le correspondía a Katsuki lidiar con él.

—No me voy a desmayar, no seas tan... Cuidadoso conmigo —murmuró bajito revisando el frasco. —Aun así, gracias por ello.

Los días continuaron hasta que se dio la fecha relevante de la conferencia de presentación a los accionistas. Izuku llegó lo más formal con traje, zapatos limpios con parte de su frente en la sien derecha visible en su peinado con la maraña de rebeldes rizos verdes.

Estaba meditabundo recordando la presentación que daría, estuvo anoche ensayando frente a su espejo con Nobuyuki sentado a su espalda en la cama llevando una sonrisa juguetona tratando de dar ánimo a su madre.

—Todo estará bien, solo debo mostrar el producto, saciaremos dudas y terminará.

Murmuró para sí mientras estaba acomodando las sillas donde estarán los espectadores. Fue poniéndoles una botella de agua en la mesa para cada uno hasta que entre las que llevaba en brazo resbaló con el margen hasta caer al suelo y derramar.

—Demonios, lo siento... No se mojó nada solo el suelo —cercioró que el mantel blanco de la mesa estuviera seco.

Buscó servilletas para secar con nerviosismo, comenzó a tornarse inquieto. ¿Qué tal si sucedía algo así? Si se tropezaba o balbuceaba sin entender lo que quería dar a conocer. La indicación de que se concentrara por parte del CEO solo lo hizo forzar a intentarlo, pero no era suficiente.

—¿Y si lo arruino? Tal vez diga algo mal o confunda a los accionistas explicando la ponencia...

Era de esas situaciones donde llegó a sentirse impropio de estar en ese lugar. Estaba con nervios porque ya faltaba cada vez menos tiempo para que acudieran los demás a la sala de conferencias.

Katsuki se escuchaba seguro de lo que haría, como ya estar acostumbrado a esas situaciones y saber lidiar con ellas. Izuku asintió mientras ayudaba a secar con el alfa.

—No puedo evitar estar nervioso, serán personas muy importantes las que vendrán y si fallo la compañía estaría en problemas.

Sorprendentemente fue guiado a sentarse, las manos le seguían temblando ansioso de imaginar arruinar todo. Katsuki intentó calmarlo, incluso dijo que lo ayudaría con eso. Antes de cuestionarse que haría cuando se posicionó en su espalda, sintió las pesadas manos caer en ambos hombros. Izuku estaba tenso por la intimidante presencia en su espalda, pero con el movimiento en sus hombros con un masaje le hizo comenzar a calmarse, los músculos dejaron de estar tan tensos y relajó descendiendo los hombros en un claro indicio de que continuara.

—Solo no quiero fallarte. No quiero fallar a la compañía... —suspiró adormecido sintiendo lo estímulos de la voz a su oreja incitándolo a que lo haría bien.

Ese masaje de hombros con el radiante aroma del alfa revoloteando le estaba haciendo un sitio óptimo para tomar una siesta. Cabeceó un poco hasta que el teléfono del alfa sonó activando sus sentidos.

—Estoy mejor... gracias... —balbuceó acercando una mano acariciar su cuello, una sensación hormiguiente apareció allí por el masaje. Se dio cuenta de lo cuidadoso que fue Katsuki para no acercarse allí a tocar.

Inclinó hasta el frente pensativo de lo fácil que Katsuki lo había calmado, como si supiera exactamente lo que debía hacer para eso.

Al terminar la conferencia de presentación todo terminó con la exitosa aceptación del nuevo producto. Izuku fue hacia Katsuki con una sonrisa entusiasta de notar la sonrisa de orgullo en el alfa por haberlo hecho tan bien.

Los siguientes minutos estuvieron atendiendo a los invitados con sus dudas y ovaciones. Izuku estuvo todo el tiempo al lado del alfa como su asistente personal que era. Uno de los accionistas era un alfa, lo pudo percatar por su aroma a feromonas diferente al que estaba acostumbrado pero igual era agradable su esencia similar al petricor. El alfa era galante y cortés, pero sorprendió a Izuku por la petición de charlar unos minutos ellos dos; si lo que quería era saciar dudas del producto era Katsuki el más adecuado a eso, pero por educación y no dejar mal la situación iba a ceder de no ser por un primer sutil codazo que recibió en su hombro que le dejó estático.

Miró de reojo hacía Katsuki que negó la idea y pospuso para después. Aun así, el otro alfa estaba insistente en que sería rápido, eso hizo a Izuku ceder en no complicar las cosas.

—Está bien, será rápido. Regreso en unos minutos contigo, Bakugo-san.

Remarcó Izuku declinando el quedarse con esa áspera mirada del rubio en que no fuera. No había nada de malo, solo era parte de su responsabilidad por la conferencia, no podía solo rechazar las charlas con los accionistas.

Caminó unos metros acompañando al alfa con una distancia pertinente mientras miró de reojo por encima de su hombro hacia atrás, por la cara de Katsuki seguía sin dar buen visto a eso.

—Estoy seguro que el nuevo producto será un éxito si es como lo planteaste en la ponencia —llamó el castaño con las manos enlazadas a su espalda mientras caminaba, pronto encaró a Izuku—, eres bueno para convencer a la gente, ¿te lo han dicho?

—No... no me lo habían dicho señor Soul... —dijo leyendo el gafete que llevaba en un cordón en su cuello. Era de los accionistas del extranjero.

—Está bien, puedes llamarme Rody. La última vez que vine no estabas, ¿eres nuevo? —dijo con una galante sonrisa al ver que Izuku asintió—, Bakugo a veces no recibe las llamadas directamente, ¿me podrías dar un número donde contactarte a ti ese caso? Todo sería menos complicado así.

Izuku rio ante la sarcástica mención de Katsuki, ya que no estaba del todo seguro de que fuera real eso. Siempre vio al rubio atender llamadas y mensajes rápidamente, claro, a excepción de cuando estuvo ebrio, pero era ejemplar en eso. Aun así, no le vio lo malo como su asistente de dar apoyo en esas cosas por lo que iba a mencionarle su número, pero prontamente una mano intervino entre su distancia con el castaño haciéndolo retroceder. Era Katsuki.

Fue una interrupción abrupta con el pretexto de que no tenían tiempo de atender dudas, desde ese momento pudo olfatear las feromonas intimidantes y posesivas del alfa que le hizo arrugar el entrecejo extrañado. Hacía mucho que no percibía algo como eso. Sin dar más explicaciones fue tomado de la mano siendo jalado para salir de la sala de conferencias, Izuku apenas pudo hacer un gesto de despedida agachando la cabeza con el castaño que dejaron atrás.

Casi iba con los pies arrastrados por la prisa con la que era guiado hasta el ascensor en dirección a la oficina del CEO. Entre ese tramo logró ver a Setsuna en la sala también, ¿acaso había pasado algo entre ellos dos? Lucía molesto. No tuvo el valor de preguntar en su camino, además de que no quería verse impertinente con otros presentes.

El silencio fue incómodo hasta que Katsuki aclaró la garganta para elogiarlo por su presentación. Izuku ladeó la cabeza extrañado pero también sumiso por las feromonas pesadas del alfa. Todo tuvo sentido cuando le mencionó que no tendría por qué sonreír así a cualquiera

"Pareciera qué... ¿Está celoso?"

No tenía motivos para estarlo, ni siquiera eran pareja, no tenían un lazo ya, solo era una relación de trabajo. Nada más. ¿O acaso pensó que podría darle una vacante más agradable con ese accionista? Ya no tenía idea de que cruzaba por su mente.

—Gracias, sin ti no hubiera podido hacer bien esa presentación.

Refirió con una voz accesible y tranquila, al menos lo intentó. No quería indagar en eso último que le dijo. Los segundos silenciosos volvieron hasta que miró hacia abajo con el calor vigente rodeándole una extremidad.

—Oye... Ya puedes soltarme la mano —susurró bajito y con un sutil sonrojo por percibir la atención de los demás en el ascensor.

Los días continuaron con una atención sumamente exagerada de Katsuki hacia él. Siempre le preguntaba como se sentía, si ya había comido o descansado. La mañana que llegó a la oficina y encontró otra silla más cómoda para él le hizo parpadear aturdido y girar hacia el alfa que estaba en su lugar con una plácida sonrisa engreída y satisfecho de la reacción.

—Si estoy tomando las cápsulas de suplemento de que me distes. No te he tenido inconvenientes, realmente estoy bien. Deja de tocar el tema de mi embarazo, ¿podemos empezar a trabajar?

Reprochó con vergüenza de la insistencia de Katsuki a su alrededor. Su vientre ya estaba un poco más hinchado, pero el traje todavía le permitía ocultarlo. Katsuki seguía siendo el único de la compañía que sabía de su estado.

Después de la comida le llamó para ceder unos sacos y camisas en las manos del menor que lo miró confundido, por un momento creyó que necesitaría llevarlos a la tintorería, pero al oír que dijo que se podía quedar con eso le hizo colorarse del rostro hasta las orejas apenado.

—¡N-no voy a llevarme esto! ¡Deja de darme tanta atención! Estoy lidiando perfectamente bien, no tienes que preocuparte, rindo con el trabajo y tengo energía. Ya basta.

La pregunta de cuando iría a su siguiente cita al médico a su control prenatal le hizo responder que la siguiente semana, pensó que sería para agendar la mañana que esté ausente pero Katsuki de inmediato dijo que también iría. Izuku apretó la ropa en manos con más vergüenza.

—¡¿Qué?! ¡No! No tienes por qué ir, tienes citas pendientes ese día con el contador de finanzas y la junta con los gerentes distribuidores al mediodía.

De forma insolente y casual Katsuki le reprochó el por qué no podía acompañarlo, si lo que temía era que viera su abdomen que no se preocupara, ya lo había visto sin ropa en otras ocasiones de su pasado. Izuku explotó avergonzado.

—¡Ya, pero no tienes que decir eso en voz alta! No tienes ninguna obligación de ir conmigo, esto algo que yo debo llevar con mi...

Pausó pronto de no poder decirlo correctamente "con mi alfa", Izuku no tenía ya alguien para decirle así. Suspiró tratando de calmarse y dejó la ropa encima del escritorio, no llevaría esas cosas a casa por más que le gustaría, no debía acoplarse con Katsuki y ensamblarlo en el puesto vacío de alfa que tenía para el embarazo.

Continuó con el trabajo y esa extraña sensación incongruente. Katsuki se sentía como ese faltante que portaba. Estaba teniendo bastante acercamiento, pero nada lucía malicioso o malintencionado, ¿qué iba a ganar con eso? Si era para que le firmara la custodia compartida pues estaba teniendo sus puntos, pero fuera de ello nada más.

Antes de que terminara su horario laboral supo de mal tiempo que habría, desde la mañana había amenaza de lluvia por el otoño fresco y húmedo que descendió las temperaturas y los árboles los hizo naranjas.

—Ya me retiro. Nos vemos mañana —despidió recogiendo sus cosas y saliendo de la oficina.

Debía darse prisa y pasar a una tienda de conveniencia a comprar un paraguas, si se daba prisa y recogía a Nobu podría ir a la que está cerca de la estación. Sin embargo, sus planes no estaban yendo bien cuando cruzó la calle a la guardería comenzó una ligera llovizna que le hizo apresurar.

Por fortuna con Nobuyuki desde un inicio había dejando un impermeable para cualquier circunstancia. El pequeño estaba bien abrigado y cubierto saliendo a recibir a su madre. Iba apresurarse con el menor agarrado de la mano para ir a la estación, sin embargo, antes de cruzar nuevamente la calle fue interceptado con un auto que se detuvo frente a ellos.

Al ver que se abrió la puerta de copiloto notó a Katsuki al volante diciendo que él los llevaría. Izuku alzó una ceja y desencajó su mandíbula. Todo indicaba que el alfa hacía oídos sordos a la insistencia que no estuviera tan observador y cuidadoso con él.

—¡Nobu-chan! —Llamó con un tono un poco molesto por ver como el menor accedió fácil a subir al auto.

Notar como se instaló a la parte de atrás por la indicación de Katsuki le hizo suspirar y negar la cabeza. Miró hacia el cielo gris con la llovizna que ya estaba empapándolo. Estaba cansado de decirle que no fuera tan fijado en su embarazo, pero esta vez lo dejó pasar por el hecho de que estaba el cachorro ahí. Lo más seguro es que fue para que el menor no enfermara también, así que dio prioridad a eso.

Con un gesto incómodo se puso el cinturón de seguridad y dio la dirección de su hogar. No dijo mucho en el camino, solo escuchó a su cachorro feliz de estar paseando en un bonito auto. Izuku solo miró a la ventana a su lado como esa empañada por la humedad del exterior a contraste de ahí, que además, como era de esperar tenía el fuerte aroma del alfa impregnado en el interior.

Al llegar al complejo de departamentos bajó a Nobu y sus cosas, miró al interior del auto con un rostro serio que poco después ablandó.

—Gracias por traernos. Hasta luego Bakugo-san.

—¡Adiós, Baku-san! —Dijo con más energía el niño tomado de la mano de Izuku. Ambos notaron el auto retirarse.

Cuando adentraron a su departamento Izuku dejó las llaves en la mesa ladera del recibidor y se retiró los zapatos, se llevó una mano recorriendo el rostro exhausto. Nobuyuki lo percibió de inmediato.

—Mami... ¿te sientes mal?

Izuku solo miró a la dirección del menor con una reacción aturdida sin saber que responder a esa pregunta, solo empezó a retirar los zapatitos del menor también y a retirarle el abrigo.

—Estoy bien, ¿por qué preguntas eso?

—Es que te ves diferente cuando estás cerca de Baku-san, más serio.

A pesar de que estaba fascinado por el recorrido en el auto con la lluvia, los momentos en que Nobuyuki asomó al frente notó a Izuku tenso, como si reprimiera algo, no sabía explicar eso inusual que percató en su madre.

—No es nada, anda, vamos a hacer la cena y mirar un rato la televisión.

Quiso cambiar de tema rápidamente dándole empujoncitos al menor para entrar más allá del recibidor. Preparó la cena para ambos y posteriormente se quedó un rato en el sofá con el menor que miraba alguna película animada. No era que le disgustaba compartir esos momentos, pero la película le hizo cabecear un par de veces hasta que se quedó dormido. Unos minutos después sintió unos piquetes en la mejilla pecosa que le hizo abrir los ojos adormilado, al girar de reojo para indagar vio una melena rubia ceniza que provocó un sobresalto nervioso hacia el lado contrario, además de un signo de arrebato apartando bruscamente la mano de Nobu de su rostro. Al darse cuenta que era su hijo y no quien pensó inicialmente se arrepintió por ese reflejo.

—Lo siento, me asustaste —disculpó recogiendo la mano del menor para sobarla a pesar de que el manotazo no fue tan fuerte.

Al niño le pareció irrelevante ese golpe, pero sí inusual.

—¿Por qué no te vas a dormir si tienes sueño?

Izuku rio bajito e irónico de la propuesta del menor de 4 años.

—¿Y dejarte a tu suerte? No puedo hacer eso.

Nobuyuki hizo un puchero inconforme por no dejarlo estar solo mirando la televisión, pero además de eso, Izuku tenía más cosas antes de irse a la cama, como planchar su vestuario y preparar las cosas para mañana. Estaba cansado, pero no podía dejar las cosas así.

Empezó a preparar su bento para llevar mañana también, sin embargo, en un momento de impertinencia dirigió la mano a la arrocera caliente intentando moverla y haciendo que se quemara parte de la mano. Maldijo bajito dirigiéndose al grifo de la cocina a poner la mano en agua fría. El ruido de la arrocera caer hizo a Nobuyuki ir la cocina y notó el arroz en el suelo.

—Mami...

—¡No te acerques Nobu-chan, es peligroso!

Reprendió de inmediato levantando la mano sana en señal de que dejara de caminar en la entrada de la cocina, no deseaba que resbalara o algo peor. La quemadura no era grave pero sí muy dolorosa, fue hacia el botiquín que tenía en la alacena empezando a tratarse la herida aplicando un ungüento y una venda alrededor de la mano. Intentó cerrarla en puño pero por el vendaje le imposibilitaba. Con esfuerzo inclinó a limpiar el desastre que hizo levantando el arroz en un recogedor, el menor se asomaba con timidez y preocupación desde un margen de la entrada, tenía presente la orden molesta de Izuku en que no pisara el lugar y él era obediente.

—¿Te duele? —Cuestionó bajito llamando un poco la atención del pecoso que le daba la espalda mientras limpiaba.

Izuku giró el cuello para visualizar al menor, otorgó una apacible sonrisa alzando su mano en señal de que todo estaba controlado.

—Un poco, ¿ves? Ya me curé, mañana estará bien —dijo con ánimos de retirar el semblante preocupado en Nobuyuki. —Por estas cosas es que te digo que siempre tengas cuidado al estar en la cocina.

—¿Y si vamos al doctor?

Insistió acercándose despacio a mirar el vendaje más atento cerciorando lo que decía.

—No pasa nada, cariño. Solo fue una pequeña quemadura, eso lo puedo curar solo.

Nobuyuki quiso confiar en él, pero había algo extraño que percibía en Izuku y no sabía describir. Lucía más distraído, más cansado e incluso el tono de su piel estaba un poco pálido.

Al día siguiente cuando fue a entregar a su hijo a la guardería acudió al aula directiva para regular las mensualidad del servicio. No obstante, cuando iba a entregar la cuota de ese mes la directora lo miró extraña y empujó el sobre hacia el peliverde.

—¿Acaso no lo sabía? El servicio de guardería de Nobuyuki Midoriya ha sido cubierto por su padre.

—¿Perdón? —Balbuceó Izuku confundido, considerando que no oyó bien.

—Sí, Nobuyuki-kun tiene su cuota pagada para los próximos doce meses. Incluso su padre donó una gran cantidad de juguetes para los niños.

Cercioró la mujer mayor mostrando el monitor de su computadora con la ficha de identificación del pequeño rubio que tenía rellenado la mensualidades del próximo año completo.

—Me sorprende que su pareja no lo haya mencionado, supongo que con tanto trabajo que tiene el joven CEO se le puede escapar contar esas cosas.

Izuku no quiso corregir lo dicho por la anciana y solo recogió el sobre metiéndolo a su saco con un gesto abstracto.

—No, no me lo dijo...

Miró de reojo hacia donde estaba Nobuyuki dejando sus cosas colgadas con el resto de mochilas. Izuku arrugó el entrecejo, no molesto por eso, pero estaba un tanto sorprendido y era difícil asumir como el alfa estaba acoplando en ese puesto y ni siquiera se estaba dando cuenta.

Salió de la guardería mirando el suelo por donde caminaba y las manos a sus bolsillos yendo hacia el edificio de trabajo.

"Está siendo demasiado amable, ¿será por Nobu-chan? ¿Realmente le interesa tanto la custodia como lo dice?"

Una parte de él quería ceder en firmar, Katsuki se estaba mereciendo ese derecho de ejercer su paternidad, pero también le daba un cierto miedo. La desconfianza en dejar que las cosas fluyeran por tan bien que lucía. Lo que la vida le estuvo enseñando es que por más perfecto que las cosas fueran, siempre surgiría lo peor para hacerle añicos su felicidad. Una vez que llegas a la cima la caída es más dolorosa.

Estaba tan sumido en sus pensamientos sobre analizando el hablar de la custodia que no se percató de sus pasos.

—¡Oye! ¡Ten más cuidado!

Exclamó alguien tomando su brazo para jalarlo y retroceder. Izuku casi cae, pero su atención despertó al ver a los autos pasar la calle a velocidad constante.

—El semáforo peatonal sigue rojo, fíjate a la próxima.

La gente que estuvo esperando el cruzar lo miraron con extrañeza y hasta cierto punto preocupados por lo distraído que lucía el omega, quien solo hizo un gesto de reverencia con disculpa y agradecimiento quedándose en el borde esperando cruzar. Sudo helado por imaginar que casi fue arrollado. Eso lo dejó pensando más... Si le pasaba algo malo, ¿Qué pasaría con Nobuyuki? No tenía familia, ni allegados que pudieran apoyarle. Fue entonces que la propuesta de la custodia compartida fue más clara.

Al llegar a la oficina iba aun cabizbajo, Setsuna por cortesía lo saludó como todos los días al verlo pasar, sin embargo, al no recibir respuesta quedó extrañada.

—Buenos días.

Insistió nuevamente con una voz más severa para llamar su atención con algo de indignación por no ser correspondida en primera instancia.

—Ah, sí... Buen día —respondió Izuku adentrando a la oficina. La chica quedó perpleja por la insolencia y descortesía. Definitivamente ese sujeto no está catalogado para su puesto tan relevante, era la primera impresión que daba del CEO.

Dentro de la oficina dejó el termo con café que habitualmente ponía encima del portavaso del escritorio del alfa. Pocos minutos después el rubio llegó también

—Buenos días, Bakugo-san —saludó con un suspiro anormal en sus palabras.

Llevaba un gesto melancólico encima y con unas ligeras ojeras en su mirada. Katsuki le preguntó si había dormido, Izuku alzó los hombros en señal de un afirmativo vago.

—Antes de empezar a trabajar, quiero hablar de algo más contigo... —musitó bajó y aun indeciso de la decisión

Al levantar su diestra acomodar un poco su cabello con ese tic inquieto fue que el alfa se percató del vendaje en la mano, preguntó inmediato que es lo que había pasado.

—No es nada, anoche solo me quemé en la cocina, pero de lo que quería hablar era...

Ni siquiera terminó su frase cuando el alfa acercó y sin previo aviso tomó la mano del menor extendiéndola para mirar si había sido grave o que tan grande fue. Izuku arrebató la mano llevándola a su abdomen, ya estaba un poco más voluble pero aun podía disimularlo en el traje de saco.

—En serio estoy bien, tengo otro tema que tratar contigo, es sobre la custodia compartida.

Exclamó enfriando la mirada, eso también llamó la atención en Katsuki que lo acechó esperando su comentario.

Izuku se quedó con la boca abierta un par de segundos, todavía inseguro de ceder y comenzado temblar sus hombros. ¿Realmente dejaría a Nobuyuki congeniar directamente con él? Ni siquiera conocía las condiciones que vivía el rubio, seguramente bien acomodadas en un bonito lugar por el puesto que tiene allí, pero ¿era adecuado para un menor? Recordó las veces en que encontró en casa de Katsuki droga, bebida y las visitas de mujeres antes de que comenzaran una relación, también los sitios de mala muerte que salía de velada. No podía estar seguro de que esas cosas fueron complemente erradicadas.

—Te daré la respuesta la otra semana, ¿de acuerdo? Ya empecé a hablar de Nobu-chan contigo...

A último momento se arrepintió de ceder la firma, primero debía dar sus investigaciones de como es que vivía Katsuki para dejarlo llevarse a Nobuyuki de vez en cuando.

—No tienes que ser tan bueno conmigo para que firme el acuerdo de custodia, solo... Solo concéntrate en Nobu-chan.

Refirió caminando hacia su puesto de trabajo para iniciar con la jornada laboral y cerrar la conversación allí, pero antes de eso recordó algo.

—Ah... Me acaba de decir la administradora de la guardería que pagaste las mensualidades de nuestro hijo un año.

Un extraño sabor de boca surgió al decir "nuestro", porque Nobuyuki realmente lo era, un producto de su amor... El algún momento de su vida. Debía admitir que no era amargo decirlo.

—Te agradezco, pero... Hubiera preferido enterarme por ti primero.

Suspiró tomando asiento en su silla del escritorio con ese ambiguo comentario. Si bien se refería a lo de la guardería, no era la primera vez que Katsuki hizo algo y no prefirió contarle. Como fue con la cruel apuesta.

Era incómodo teclear y usar el mouse con el vendaje, no estaba acostumbrado, pero logró adaptarse de alguna manera. En los momentos en que se tomaba un descanso aprovechaba para acariciar su pequeño vientre con cuidado, recordando que ahora había alguien creciendo allí.

Se dio la hora de salida tras un extenuante día. Izuku estiró los brazos al techo mientras movía el cuello de un lado a otro, estar sentado llegaba a cansar también.

En lo que estaba tomando sus cosas Katsuki preguntó si no quisiera que los volviera a dejar en su hogar, Izuku negó sutil la cabeza.

—No es necesario, hoy no está lloviendo. Nos vemos la próxima semana.

Iba a salir antes de la oficina, pero Katsuki le llamó nuevamente mencionando que si necesitaba algo no dudara en llamarlo. El omega sonrió incómodo.

—Si Nobu-chan se siente fastidiado de estar en casa puede que yo...

Katsuki le interrumpió diciendo que no solo le llamara por el cachorro, sino por su él también y su condición, cosa que provocó en Izuku arrugar el entrecejo alejado de ceder, solo devolvió su vista a la salida.

—Hasta el lunes, Bakugo-san. Ten buen fin de semana.

Se sintió muy extraño todo ese momento de despedida, apretó las manos a las correas de la mochila dispuesto a negar, pero no pudo ser directo esta vez. Era realmente llamativa la idea de que Katsuki estuviera con él más allá del tiempo que compartían en el trabajo.

Últimamente no solo sentía más somnoliento, distraído o cansado. Ni siquiera era por el trabajo excesivo, Katsuki le redujo bastante las tareas de su puesto y extendió sus horarios de descanso en oficina.

En los días de descanso se debatió muchas veces en la oportunidad de mandarle un mensaje o llamarlo, pero, ¿qué le diría? No podía ser absurdo y buscar un tema de conversación como el clima o que estaba haciendo. Se sentía bastante ansioso su casa. Esos dos días fuera de la oficina le dieron severo a su sistema hormonal en el embarazo.

El nido con las prendas de Shoto cada vez era más y más ineficiente, el aroma desde un inicio fue débil y no logró anclarse como hubiese deseado. Por más que Izuku se restregaba en la ropa no lograba estar agusto.

El domingo estuvo en gran parte del día echado en casa sin hacer los quehaceres, si acaso se levantó a preparar algo de comer en unas cuantas ocasiones e indagar que jugaba o veía en la televisión.

En la noche no pudo dormir, se sentía sofocado en la cama así que varias veces se levantó a tomar un poco de aire en el balcón, sentado en el pequeño sofá cercano con la fresca corriente del aire otoñal. Izuku se sentía un poco culpable de esa abrumadora sensación y no paraba de acariciar su vientre.

—Lo lamento, no me siento lo suficiente y a veces cruza por mi cabeza que quizás... No te merezco...

Masculló con un gimoteo que liberó lágrimas, estaba bastante sentimental y frustrado de esa sensación de soledad que el embarazo sin alfa le generaba.

A la mañana siguiente, ya estaba el sol iluminando esa misma ventana con las cortinas traslucidas. Izuku estaba en cama debajo del montón de ropa y sus sábanas. Nobuyuki abrió la puerta de la habitación entrando con la pijama aun puesta y el cabello marañado.

—Mami, ¿no irás al trabajo?

Preguntó el pequeño frotando un ojo, se había dormido algo tarde por el descuido de Izuku de no llevarlo a la cama y se quedó hasta tarde mirando dibujos animados fuera de su horario de sueño. No recibió respuesta y acercó más a la cama gigante mirando un bulto en el medio.

—Mami ya es tarde —insistió subiendo a la cama y gateando hasta alcanzar donde estaban los hombros de Izuku y comenzó a agitarlo, pero seguía sin respuesta. —¿Mami?

Descubrió el edredón de encima encontrándose al omega hecho un ovillo rodeado de la ropa, seguía con los ojos cerrados sin ningún estímulo.

—¡Vamos despierta! ¡Mami tengo hambre!

Voceó más alto intentando ese truco, ya que Izuku saltaba a la cocina a preparar comida siempre que decía eso, pero eso no funcionó.

Nobuyuki acercó al rostro pecoso picando su mejilla con el índice, intentando que eso funcionara como la última vez, pero no había respuesta. Izuku no se movía en absoluto.

—¡ABRE LOS OJOS!

Dijo con mayor desespero el menor comenzado a preocuparse de que nada servía. Le perturbaba verlo así, nunca había presenciado algo como eso.

Los párpados de Izuku abrieron muy poco, apenas asomando sus iris verdes de reojo hacia el menor que le daba pequeños golpes en el hombro.

"¿Qué me pasa? No puedo moverme, no escucho casi nada, tengo mucho frío..."

La tez de Izuku estaba sumamente pálida, los dedos de sus manos se movían en temblores finos intentando levantarse, pero no podía moverse en absoluto. Su cuerpo había llegado al límite de lo que podía tolerar sin un nido sano y las feromonas de alfa. Pese a lo bien tratado que fue en la oficina con feromonas de alfa, descansos, alimentación y suplementos para el embarazo, todo eso quedó erradico con el fin de semana sin ese trato.

Izuku se sentía helado a pesar de que estuvo cubierto entre ropa y el cobertor. Sus parpados estaban hundidos con ojeras marcadas de enfermedad y su energía completamente drenada sin el estímulo necesario.

Nobuyuki angustió mucho más por percibir esa faceta lastimera y débil en su madre, algo le decía que no era bueno, que si lo dejaba pasar podía ser algo muy malo. Empezó a llorar angustiado agitando todavía el hombro de Izuku.

—¡Levántate! No puedes quedarte ahí todo el día otra vez, mami.

Dijo en un vano intento de jalar su brazo para ayudarlo a sentarse, pero Izuku estaba lánguido todavía siendo un ovillo en su lugar.

Iba a salir a buscar ayuda, tocar la puerta de los vecinos del piso, pero también recordó lo que algunas veces miró en la televisión de llamar por teléfono al hospital. Gateó hasta la mesita a recoger el teléfono de Izuku con poca batería, ni siquiera lo había puesto a cargar anoche. Miró confundido la pantalla que marcaban más allá de las 11 de la mañana, desconocía que aplicación abrir que no fueran los juegos o que número llamar, pero encima de las notificaciones había varias llamadas perdidas de la misma persona que no supo leer, solo oprimió de nuevo esperando que hubiera acertado.

Frotó su rostro con el antebrazo limpiando con torpeza las lágrimas y fluidos de nasales, miró nuevamente a la dirección donde estaba Izuku sin respuesta. Al oir una vocecita venir del teléfono imitó lo que veía seguido a los adultos hacer y se llevó el teléfono contra la oreja. Ni siquiera dejó terminar a la otra persona en línea sus palabras.

—¿Puedes venir a mi casa? Ayuda a mi mami, no despierta por más que le llamo.

Dijo con un balbuceo asustado más los lloriqueos abrumadores y desesperados por socorro.

—No se mueve de la cama y está helado, por favor ven a casa.

Izuku abrió un poco los ojos otra vez, como si el llanto de su hijo fuera un estímulo de alarma, pero no fue suficiente. Solo alcanzó a verlo con su teléfono en la oreja.

"¿Con quién estás hablando? No escucho más que tu llanto..."

Nuevamente volvió a quedar noqueado sin energía en una abrumadora oscuridad gélida. Su cuerpo sentía dolorosos espasmos que le hizo tomar esa posición de ovillo intentando mantener algo de su propio calor, pero no funcionaba, estaba sumamente pálido y enfermizo.

No tenía noción del tiempo, fue hasta que algo le generó un pequeño centello en esa oscuridad que se fue aclarando. El calor fue tomando postura consigo, además de algo que le hizo arrugar la nariz por el fuerte estímulo.

Sus ojos abrieron un poco más que antes al sentir el calor tocando su frente de una amplia mano que removió su flequillo, cuando su vista aclaró logró distinguir una cabellera rubia ceniza, así como los ojos rubíes que siempre estaban grabados consigo. De sus labios resecos y ásperos salió un jadeo intentando aspirar más de las fuertes feromonas que su instinto reaccionó de forma impresionante por esa memoria motriz.

—¡ALFA! ¡Mi alfa estás aquí!

Con suma desesperación y la poca fuerza que conservaba impulsó en abrazarse contra él, rodeándolo del torso hasta la espalda y sujetando su nuca para no alejarlo.

—No me dejes, no te vayas otra vez, ¡Me haces mucha falta!

Dijo con un lloriqueo que provocó a sus ojos ser acuosos, recargó su rostro en el cuello olfateando directamente la piel que apenas asomaba en ese molesto traje de corbata.

—Te necesito, no me dejes... Tengo miedo...

Exclamó desperado intentando conservarse en ese abrazo como si su vida dependiera de ello, y vaya que lo hacía. Sus intentos estaban en una crisis agravante con la ausencia del nido caliente y lleno de feromonas que lo hacían sentirse a salvo.

El abrazo fue tan fuerte que sus manos apretaron el cabello de la nuca del alfa y la tela del fino saco. No escuchó con claridad lo que había dicho el alfa, pero con sumo esfuerzo lo separó, Izuku quería volver a su torso pero solo tuvo como recompensa el cálido saco perfumado en feromonas que pronto enganchó contra sí, abrazándolo como repuesto y olfateándolo con espesas lágrimas.

Minutos después volvió el alfa consigo, Izuku lo tomó del brazo insistente de que se metiera a la cama a abastecerlo. Su lado omega lloraba por la atención y era evidente por como lo había tomado a reaccionar de una forma caprichosa y demandante olvidando todo conflicto anterior. Su cuerpo solo tenía memoria para lo que fue su primer alfa.

Lo dirigió consigo y abrazo con fuerza, inclinando el rostro en sus pectorales intentando olfatear más y más, pero la camisa y la corbata eran tan estorbosas.

—Necesito más, solo necesito de ti... por favor, por favor... Quiero todo de ti. Mi alfa, huele tan bien... Solo para mí.

Con las manos temblorosas empezó a retirar el nudo de la corbata y desabotonar la camisa apartándola a un lado hasta retirarlas. No arrojaría lejos esas prendas, no, claro que no, las utilizaría para su nuevo nido que requería más y más posesiones del alfa.

Al tener la piel expuesta en el torso apegó la nariz dejando chocar directamente sus respiraciones contra él, su boca se hizo agua y la coloración estuvo llegando a su cuerpo entrando en un cálido entorno.

—Alfa mío... —susurró dando súbitos acercamientos de sus labios robando el calor de la piel del mayor.

Empezó a transformar en besos secos que le recorrieron los pectorales, laterales, los brazos y las clavículas; hasta dar lengüetazos hambrientos, dejando lineas de saliva por donde estaba saboreando sin tener saciedad.

Llegó a su cuello y mentón con los ojos dilatados y llenos de hambruna por el alfa. Sus delgados dedos delinearon el perfil de la mandíbula y balbuceó mudo intentando mencionarlo, hacía tiempo que no cantaba esa palabra boyante y con ternura.

—Kacchan...

Recitó acercando sus labios hasta pegarlos con el alfa y besarlo. El beso se tornó más allá de eso, ambos abrieron la boca saboreando sus lenguas en una danza que sus reflejos recordaban al mínimo estímulo entre ellos.

—Kacchan... Kacchan... Kacchan...

Decía una y otra vez en su beso, como si quisiera descontar todas las veces que estuvo conteniendo de llamarlo así en su vida.

El raciocinio se perdió desde hace bastante en Izuku, y la noción del tiempo también. Las horas pasaron hasta que volvió abrir los ojos con mayor lucidez. La habitación estaba oscura, era de noche.

Su cama se sentía bastante cálida y un aroma dominante estaba bien impregnado en la cama y todo lo que fuera que estuviera ahí, los cobertores, la ropa, el sitio olía bastante fuerte. Estiró un brazo a la mesita de noche buscando su teléfono para checar la hora, pero la madera estaba sin nada encima. En ese caso intentó alcanzar el interruptor de la lámpara, pero una fuerza en su vientre los retuvo en la cama.

Confundido y extrañamente nostálgico de la sensación de fuertes brazos abrazándolo una idea insólita surgió en su cabeza. Giró su cuerpo sobre su eje para indagar, sus ojos se abrieron anonadados de ver a Katsuki dormido en su cama.

"¿Por qué estás aquí?"

Su reacción estaba congelada notando el rostro calmo del alfa sumido en un sueño, con un semblante muy relajado. Muchas preguntas abarcaron en la mente del menor. ¿Qué había pasado? Entró más en shock al darse cuenta que el mayor no llevaba puesto ninguna camisa, estaba con el tórax descubierto. Izuku se miró a sí mismo asustado de imaginar que también llegaría a estar desnudo, pero fue mayor su sorpresa al darse cuenta que llevaba una vieja camisa de Katsuki puesta, de esas que le quedaban grandes y apenas cubrían su trasero. Era una de esas que en el pasado se llevó a escondidas cuando hacía su primer nido y por azares del destino hace unas semanas encontró en una vieja caja de mudanza que estaba olvidada en la parte superior del armario de Nobu.

Su vista estaba adaptando mejor en la oscuridad, apreció ropas diferentes a las que recordó tenía originalmente en su cama. Retorció en el abrazo que lo tenía en cama y por fin pudo alcanzar la lámpara de la mesa para dar mayor iluminación.

Completamente conmocionado quedó de ver que todo lo que estaba en cama eran las viejas ropas de su primer nido, complemente perfumadas en las feromonas del alfa, todo encima de la cama estaba con ello, incluso él mismo.

—¿Qué...? Qué...

Balbuceó en shock alejándose de Katsuki que aparentemente estaba despertando también por el movimiento. Con mayor energía saltó de la cama asustado de no recordar que había pasado precisamente.

—¿Qué haces aquí? ¿Por qué tus feromonas... están en todo?

Se miró a sí mismo con una ligera coloración en sus mejillas, tenía sus piernas completamente visibles con la camisa que apenas cubría su ropa interior.

Descalzó retrocedió unos pasos alejándose de la cama.

—¿Qué pasó con Nobu-chan? ¿Cuánto tiempo he estado así?

En lo que retrocedió su tobillo golpeo con algo que le hizo bajar la vista y percibir un tumulto de ropa en el suelo. Su gesto horrorizó aun más de darse cuenta que eran las prendas de su nido, la ropa de Shoto estaba ahí.

—¡¿Por qué estás en mi casa?! ¡¿Quién te dejó entrar?! ¡¿POR QUÉ TENGO UN NIDO CONTIGO?!

Explotó molesto mirando la cama y un nudo se generó en su garganta colérico de sentir que estaba traicionando a Shoto y sus convicciones. Dirigió las manos como una barrera a su vientre contra Katsuki, desde luego que aun tenía la primera impresión de amenaza con llevarlo a una clínica a deshacerse del embarazo, el rechazo estaba presente aun.

—¡No debiste venir!

Se jaló unos mechones de su cabeza con angustia y recogió unas prendas del suelo con tristeza. El pobre aroma de Shoto había desaparecido completamente, siendo opacado por el de Katsuki.

—¡Te dije que no necesitaba tu ayuda!

Era indignante la sensación de invasión que tenía a su espacio personal. No estaba feliz por ese nuevo nido revitalizante, la decepción los atormentó en su mirada, pero no en Katsuki, sino consigo mismo por lo bajo que había caído para ceder, por más que tenía el trauma de confiar en él, sus instintos solo cedieron en provocar lo que el consideraba un desastre.

"No estropees a Katsuki"

Nuevamente la amenaza de Setsuna sonó en su mente recordando lo allegada que era, ¿qué iba a asumir si se entera que el alfa que la pretende hizo un nido para su ex? Apretó los labios con el semblante más duro que podía.

—¡No te permito volver a entrar a mi hogar! ¡Retírate!

Gruñó con un nudo en la garganta, ¿por qué no podía si quiera darle las gracias? Le daba tanto miedo mostrar signo de debilidad nuevamente con él. A pesar de que su lado omega lloraba por lo que acababa de sentenciar.

Prestó más atención a su entorno, incrédulo que esa fuera su habitación. El aroma del alfa era tan fuerte que no sabía si estar feliz o continuar enojado, pero la idea de allanamiento y sentirse tan cálido por el abrazo con el que despertó le generaba un vértigo sofocante.

En eso, recordó algo mucho más importante. Buscó la hora, por las luces nocturnas de la ciudad sabía que era noche.

—¿Dónde está Nobu-chan? Mi cachorro... ¿qué pasó con él?

Cuestionó alerta caminando hacia la salida de su habitación directo a la que estaba al otro lado del pasillo. Abrió la puerta perturbado de considerar malas cosas, no sabía de Nobuyuki o su paradero, no obstante, detuvo al margen de la puerta con una mano apretando su pecho y un suspiro de alivio por ver al menor en cama dormido tranquilamente. Ver su cobija subir con las respiraciones parsimoniosas le quitó un peso de encima por el estrés naciente de desconocer lo que pasó con él.

Ahora podía afrontar el otro problema sin ese incidente. Cerró la puerta del cuarto del menor con cuidado volviendo a salir y encontrar a Katsuki en el pasillo detrás de él exclamando que estuvo cuidando de ambos.

—No tenías por qué hacerlo. Te dije que no era de tu incumbencia esto...

Masculló frustrado, por más que lo decía parecía que Katsuki nunca escucharía.

—Tú mismo lo dijiste hace días, lo que sea que suceda conmigo no te incumbe. Es MI embarazo, con MI esposo.

Izuku estaba alterado, tenía muchas emociones encontradas, pero la culpa le carcomía por gustar el entorno que se dio en su habitación. Era algo que estuvo deseando, aunque no cedería a sus instintos. No traicionaría las convicciones que formó con su esposo, quien estuvo tanto tiempo tratando de que tuviera la superación de su primera ruptura.

—¡Shoto-kun es mi alfa! O al menos lo fue, no trates de borrarme su presencia.

Miró hacia el fondo del pasillo antes de llegar a la sala, donde tenía esa mesa con el pequeño altar de difuntos, la fotografía de sus padres y el bicolor estaban ahí. Debía seguir ferviente en mantener su postura y no volver a caer en probables malas intenciones.

—Él pudo tomar ese lugar en circunstancias similares, pero nunca saboteó mi nido. ¡No lo hizo! Él jamás me habría impuesto a hacer algo tan ruin como ceder a sus feromonas sin considerar mi opinión. ¡Shoto-kun jamás se impuso, abusando de ser un alfa para tenerme!

Desde luego, el bicolor entró de una forma particular a la intimidad, donde estaba el omega sufriendo la separación de un lazo en el peor momento. El aroma del café y eucalipto nunca fue imponente a someterlo como en ese momento Katsuki lo hizo con sus feromonas en la habitación, quien a pesar de estimularlo a levantar no estaba de acuerdo en cómo sintió que propasó.

—Salvó mi vida, me ayudó a aceptar a Nobu-chan, no le interesó que fuera un cachorro sin parentesco... Lo amó demasiado.

Voceó agitado y con una sensación asfixiante en su pecho intentando seguir hablando. Respiró profundo, al menos lo intentó y con desgarro en su voz lo gritó:

—¡Era un alfa muchísimo mejor que tú, no intentes eliminar su rastro en esta casa! ¡Vete de aquí!

.

.

.


Debo decir que este pov por parte de Izuku era del capítulo anterior, pero como resultaron ser respuestas tan largas me pareció mejor separarlas. 17 k de palabras cada una, no mamen. Ni con mis propias actualizaciones en mis fanfics llego a eso...

Si Izuku les parece un maldito malagradecido, les invito a releer los primeros capítulos para recordar su motivo de terminar así 🤓☝️

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